El primer Apocalipsis de Santiago
Nag Hammadi
Por Antonio Piñero
El tercer escrito del códice V de Nag Hammadi comienza y acaba con el titulo de Apocalipsis de Santiago, a este se lo designa “primero” para diferenciarlo del escrito siguiente, que porta un titulo idéntico. Este primer Apocalipsis tiene la forma de un “dialogo de salvación” de Jesús con un discípulo –aquí su hermano Santiago- El revelador/iluminador le enseña la gnosis, o verdadero conocimiento, que supera las doctrinas tradicionales del cristianismo “psíquico”, “normal” u “ortodoxo”.
El manuscrito está muy dañado por lo que el texto está incompleto y es a veces poco inteligible.
Este Apocalipsis fue redactado originalmente en griego. Parece relativamente tardío, y pudo haber sido escrito en Egipto hacia fines del siglo III d, de C. en un medio interesado en mostrar la superioridad del espiritualismo gnóstico sobre las creencias “oficiales” u ortodoxas de las comunidades cristianas.
El primer Apocalipsis de Santiago
Encuentro y dialogo de Jesús con Santiago antes de la pasión.
El Señor es el que me ha dicho:
-Atiende, pues, el cumplimiento de mi redención. Te he indicado esto, Santiago, hermano mío, porque no te llamo por azar “hermano mío”. Tú no eres mi hermano de acuerdo con la materia, ni ignoro esto en lo que se refiere a ti, para que si te doy una indicación sepas y entiendas.
“Nada era, salvo El que es. Este es innombrable e indecible. También yo soy innombrable a partir del que es. Igualmente se me ha dado un número de nombres, ambas cosas a partir del que es. Pero yo soy antes que tú. Y ya que has preguntado sobre la feminidad: existía la feminidad, pero no era la feminidad algo anterior. Y ella se ha preparado para sí poderes y divinidades. Pero cuándo he procedido, no existía ella, pues yo soy una imagen del que es. Sin embargo, he manifestado su imagen para que los hijos del que es sepan lo que les es propio y lo que les es extraño. Mira, te revelaré todo en relación con este misterio, pues me aprehenderán pasado mañana. Pero mi redención estará próxima.
Dijo Santiago:
-Rabí, tú has dicho “me aprehenderán”. Yo, por mi parte, ¿qué podré hacer?
Me dijo:
-¡No temas, Santiago! También a ti te aprehenderán. Pero aléjate de Jerusalén. Porque ella es la que da la copa de amargura en todo momento a los hijos de la luz. Es un lugar de residencia de un gran número de arcontes. Pero tu redención se verá libre de ellos […].
Santiago dijo:
-¿Hay, por lo tanto, Rabí, doce hebdómadas y no siete como hay en las Escrituras?
El Señor dijo:
-Santiago, el que ha hablado en esta Escritura no sabía de ella extensamente. Pero yo te revelaré lo que ha provenido del Innumerable. Te daré una indicación sobre su cifra. En cuanto a lo ha provenido del que carece de medida (el dios creador), te daré una indicación sobre su medida.
Santiago, dijo:
-Por lo tanto, Rabí, mira que he sumado su número: son setenta y dos vasos.
Dijo el Señor:
-Estos son los setenta y dos cielos que son sus subordinados. Son las potencias de su poder total. Y ellos se han establecido por sí mismos y son los que se han distribuido por doquier, estando bajo la autoridad de los doce arcontes. El poder inferior de ellos produjo para sí ángeles y ejércitos innumerables […]. Si quieres ahora darles un número, no lo podrás hasta que alejes de ti el razonamiento ciego, esta ligadura que te rodea de carne. Y entonces alcanzarás al que es. Y entonces no serás más Santiago, sino que serás El que es. Y los que son innumerables todos habrán sido todos nombrados.
Santiago dijo:
-Por lo tanto, Rabí, ¿cómo alcanzaré al que es, dado que todos estos poderes y estos ejércitos están armados contra mí?
Me dijo:
-Estos poderes no están armados contra ti, sino que están armados contra otro. Estos poderes están armados contra mí y están armados contra otros poderes […]. Habrá en mi un silencio y un misterio oculto. Sin embargo, me siento temeroso ante su cólera.
Dijo Santiago:
-Rabí, si arman contra ti, ¿no hay reproche? Has venido con conocimiento para amonestar su olvido. Has venido con la memoria para increpar su ignorancia. Pero me he preocupado por ti, porque has descendido en un (mundo de) gran desconocimiento. Pero no has sido contaminado por nada de el. Porque has descendido en el olvido y conservaste la memoria. Caminaste en el barro y no se han manchado tus vestidos, ni has sido enterrado en su lodazal ni te han atrapado. Yo no era como ellos, sino que me he revestido con todo los suyo. Hay en mí como un olvido. Y tengo la memoria de cosas que no son suyas […]. ¿Qué palabra podré pronunciar para escaparme de ellos?
Dijo el Señor:
-Santiago, alabo tu razonamiento y tu temor. Si persistes en esforzarte, no te preocupes por nada mas, salvo por tu redención. Mira, en efecto daré cumplimiento a lo que me ha sido asignado sobre esta tierra como le he dicho desde los cielos. Y te revelaré tu redención.
Dijo Santiago:
-Rabí, ¿Cómo, después de estas cosas, te revelarás de nuevo a nosotros, después que ellos te apresen y que hayas cumplido lo que te ha sido asignado y hayas ascendido hasta El que es?
Dijo el Señor:
-Santiago, después de estas cosas te lo manifestaré todo […]. Y después de esto me manifestaré para amonestar a los arcontes. Y les manifestaré que El es inaprehensible. Si lo aprehenden, entonces se apoderará de cada uno de ellos. Pero ahora me iré. Recuerda lo que te he dicho si se levantan ante ti.
Santiago dijo:
-Señor, me apresuraré como has dicho.
Lo saludo el Señor y dio cumplimiento a lo que era conveniente.
Dialogo de Jesús con Santiago después de la resurrección
Y el Señor se le manifestó. Detuvo, pues, su oración, y lo beso, diciéndole:
-Rabí, te he encontrado. He oído acerca de los sufrimientos que has soportado y he sufrido mucho. Conoces mi compasión. Por este motivo, al reflexionar, no quisiera ver más a este pueblo. Ellos serán juzgados por esto que han hecho. Porque lo que han hecho es contrario a lo que corresponde.
Dijo el Señor:
-Santiago, no te preocupes por mí ni por este pueblo. Yo soy el que estaba en mí. En ningún momento he sufrido en absoluto ni me he afligido. Y este pueblo no me ha hecho ningún daño […]. Puesto que eres un justo de Dios, me has abrazado y me has besado. En verdad te digo: has suscitado una gran cólera y furia contra ti. Pero ha sucedido de este modo para que estos otros existan.
Santiago, empero, era medroso y lloró. Y se afligió mucho. Y se sentaron los doce sobre una piedra.
Le dijo el Señor:
-Santiago, así sufrirás estos pesares, pero no estés triste. Porque la carne es opacada. Ella recibirá lo que para ella se ha establecido […].
Modo de escapar de los arcontes en el ascenso del alma
El Señor le dijo:
-Santiago, mira, te manifestaré tu redención. Si te han aferrado y si has soportado estos sufrimientos, una muchedumbre se armará contra ti para prenderte. Particularmente, sin embargo, tres de ellos se prenderán, los que residen allí como recaudadores. No solo exigen contribución, sino que también atrapan a las almas como despojos. Cuando, por lo tanto, caigas en su poder, uno de ellos, el que en su vigilante, te dirá: “¿Quién eres tú o de dónde eres?”. Le responderás: “Soy un hijo y soy del Padre”. Te dirá: “¿Qué clase de hijo eres y a qué padre perteneces?”. Y le dirás: “Soy del Padre que es preexistente, y un Hijo en el Preexistente”. Cuando llegue a decirte: […] “¿Son cosas ajenas?”. Le dirás: “No son totalmente ajenas, sino que son de Achamot (“hija” del eón Sabiduría), que es la Mujer. Y estas cosas las ha producido cuando hizo descender a esta generación que procede del Preexistente. No son, pues, cosas ajenas, sino que son nuestras. Son nuestras indudablemente, porque la que es su dueña pertenece al Preexistente. Pero son cosas ajenas en tanto que el Preexistente no ha tenido comunicación con ella cuando las produjo”. Cuando igualmente te diga: “¿Adonde irás?”, le dirás: “Al lugar desde sonde he venido, allí volveré”. Y si dices esto, evadirás sus ofensivas […]. Pero yo llamaré al conocimiento incorruptible que es Sabiduría, que existe en el Padre, que es la Madre de Achamot. Carece de padre Achamot y no tiene consorte masculino, sino que es una mujer que proviene de una Mujer. Os produjo sin varón, estando sola y en ignorancia de lo que vive por su Madre, ya que pensaba que existía ella sola. Pero yo clamaré a su Madre. Y entonces se turbarán y censurarán a su raíz y a la generación de su madre […].
Ultimo dialogo con Jesús: Las mujeres, el conocimiento y la masculinización de lo femenino.
Santiago dijo:
-¿Quiénes son estas siete mujeres que han sido tus discípulos?. Y mira que te bendicen las mujeres todas. Yo también estoy admirado como vasos impotentes se han tornado fuertes por una percepción que hay en ellos […]
Dijo el Señor:
-Santiago te alabo […]. Has comenzado, en efecto, a conocer sus raíces desde el comienzo hasta el fin. Arroja lejos de ti toda ilegalidad y estate atento, no vaya a ser que te envidien. Si dices estas palabras de esta percepción, da ánimo a estas cuatro: Salomé y María y Marta y Arsinoe […]. Son primicias de los […] de arriba […] para que se manifieste la potencia de Dios. Lo corruptible ha ascendido hacia lo incorruptible y el elemento de la feminidad ha alcanzado a su elemento de masculinidad […].
Y fue en ese momento inmediatamente y amonestó a los Doce; y arrojó fuera de ellos su satisfacción en lo referente al camino del conocimiento […].
Apocalipsis de Santiago.
(Traducción del copto de Francisco García Bazán)