"No hay decisiones buenas y malas, solo hay decisiones y somos esclavos de ellas." (Ntros.Ant.)

martes, 29 de noviembre de 2011

APOCALIPSIS DE SEDRAC


Apocalipsis de Sedrac
(fragmento)(1)

Por Antonio Piñero



El presunto autor de este apocalipsis, Sedrac o Sadrak, nos es conocido solamente por el capítulo 3 del Libro de Daniel. Ese texto nos cuenta como el rey babilonio Nabucodonosor, tras conquistar Judea, había deportado a los mejores judíos a Babilonia. Allí algunos de estos exiliados se habían adaptado bien a la nueva situación, tanto que el rey encargó el gobierno de la provincia de Babilonia a tres judíos: Sadrak, Mesak y Abed Negó. Pero estos se negaron a adorar una estatua de oro erigida por el rey, por lo que fueron acusados de desobediencia e impiedad. El rey aceptó la denuncia y arrojó a los tres judíos a un horno de fuego, del que fueron milagrosamente librados por Dios. Al observar el milagro, el rey Nabucodonosor cree de algún modo en el Dios de Israel y publica un edicto para que al menos de le respete.
Pero todo esto es ficticio y del tal Sadrak/Sedrac nada se sabe, pues no se conserva dato histórico alguno de él. Se duda, por tanto, que existiera en realidad.
El presente apocalipsis, atribuido a este personaje, es en su forma actual una reelaboración cristiana de época bizantina (hacia el siglo V o VI) de un producto literario anterior fuertemente judío, probablemente del siglo II d. de C.

(1) Lamentablemente por el momento me es imposible publicar el texto completo como siempre fue mi proceder, pero dado la importancia de esta obra, juzgue conveniente hacerlo así.
Espero que el lector sepa comprender y valorizar el texto ofrecido. – Sergio (Nuestros Antepasados)


Apocalipsis de Sedrac

Sedrac elevado al tercer cielo. Diálogo con Dios.

Y oyó Sedrac en sus oídos una voz invisible:
-Atiende, Sedrac, puesto que quieres y deseas conversar con Dios y pedirle que revele lo que quieres preguntar.
Dijo Sedrac:
-¿Qué, mi Señor?
Le respondió la voz:
-He sido enviado hasta ti para elevarte al cielo.
El dijo:
-Yo deseaba hablar cara a cara con Dios, pero no soy capaz, Señor, de subir hasta los cielos.
Entonces, extendiendo sus alas, lo tomó y lo subió hasta los cielos, hasta el mismo resplandor; lo dejó en el tercer cielo y puso en él el resplandor de la divinidad.
Y el Señor le dijo:
-Bienvenido seas, mi amado Sedrac. ¿Qué acusación tienes contra el Dios que te ha creado, puesto que decías: Yo quería hablar a Dios a la cara?
Respondió Sedrac:
-Si. Ciertamente el hijo tiene una acusación contra el padre. Mi Señor, ¿Por qué creaste la tierra?
Le dijo el Señor:
-Por el hombre.
Replicó Sedrac:
-Y ¿Por qué hiciste el mar? ¿Por qué sembraste todo bien sobre la tierra?
Respondió el Señor:
-Por el hombre.
Le dijo Sedrac:
-Si hiciste todas estas cosas, ¿Por qué lo destruyes? […]. Tu educación es castigo y fuego, y estos son amargos, mi Señor. Mejor le sería al hombre si no hubiese nacido […].

El tentador y el abandono del ser humano por parte del Creador.

Sedrac le dijo:
-Por tu voluntad fue desviado Adán, Señor mío. Tú ordenaste a tus ángeles adorar a Adán, pero aquel que era el primero de los ángeles desobedeció tu decreto y no lo adoró, y tú lo arrojaste porque desobedeció tu decreto y no se acercó a la hechura de tus manos. Si hubieras amado al hombre, ¿Por qué no diste muerte al diablo, el artífice de la iniquidad? […]. Ten piedad, Señor, y elimina los castigos; si no, recíbeme también a mí con los pecadores. Si no tienes piedad de los pecadores, ¿Dónde está tu piedad, dónde tus buenas entrañas, Señor?
Le respondió Dios:
-Sábete que todo lo que le ordené podía cumplirse bien […]. Pero él, habiendo recibido mis dones, se convirtió en extraño, adúltero y pecador. ¿Qué padre, dime, que ha dado la herencia a su hijo, y tomando este el dinero y abandonando al padre se marcha y se convierte en un extraño y se pone al servicio de un extraño, y el padre, al ver que el hijo lo ha abandonado no se ensombrece en su corazón, y saliendo el padre toma su dinero y aleja a aquel de su gloria porque ha abandonado a su padre? ¿Cómo es que yo, el Dios admirable y celoso, le he dado todo, y él tomándolo se ha convertido en adúltero y pecador? […].
Le respondió Sedrac:
-Es cierto que contra tu voluntad, Señor, pecó el hombre digno de lastima. Pero […] ¿Cómo dijiste, Señor, no devolváis mal por mal? Yo sé que la mula traicionera es irracional entre los cuadrúpedos; no hay otro como ella. Pero con la brida la dirigimos donde queremos. Tú tienes ángeles; envíalos para proteger, y cuando el hombre se dirija hacia el pecado, sujeta uno de sus pies y no caminará a donde quiere.

El ser humano es responsable del mal

Dios dijo a Sedrac:
-Si sujeto el pie del hombre, este dirá: “No me hiciste un regalo en el mundo”. Pero yo lo he dejado a su voluntad porque lo he amado. Por eso he enviado mis ángeles justos para que lo guarden noche y día.
Dijo Sedrac:
-Sé, Señor, que entre todas tus criaturas amaste al hombre el primero […]. Solo te pido que libres al hombre del castigo (pues de otra forma yo mismo estoy yendo al castigo), y que yo no me separe de nuestra raza.

Resistencia de Sedrac a entregar su alma. Antes de morir intercede por los
pecadores

Dijo Dios a su Hijo Unigénito:
-Ve, toma el alma de mi amado Sedrac y déjala en el paraíso.
El Hijo Unigénito dijo a Sedrac:
-Entrégame el depósito que colocó nuestro Padre en el seno de tu madre en tu santo lugar de morada desde el embrión.
Respondió Sedrac:
-No te daré mi alma.
Le dijo Dios:
-Entonces, ¿para qué he sido enviado yo y he venido aquí, y tú me pones excusas? Pues yo he recibido orden de mi Padre de que, sin dudar, tomo tu alma; por tanto, dame tu alma muy querida […].
Sedrac, tras oír todas estas cosas y afectarse por el recuerdo de la muerte, se sobresaltó mucho y dijo a Dios:
-Dame, Señor, un poco de salud para que clame, pues he oído que las lagrimas pueden mucho y se obtiene gran curación del pobre cuerpo de tu criatura.
Y clamando y lamentándose empezó a decir: “Oh extraordinaria cabeza, adorno celeste, oh luz solar del cielo y tierra […]. Oh manos bien suavizadas, bien amaestradas, cansadas por el esfuerzo, mediante las cuales se alimenta el cuerpo… Oh dedos embellecidos y adornados de cosas de oro y de plata. También grandes obras se llevan a cabo por los dedos” […].
Cristo le dijo:
-Detente, Sedrac, ¿hasta cuándo vas a estar llorando y quejándote? El paraíso se ha abierto para ti y, habiendo muerto, vivirás.
Le dijo Sedrac:
-Todavía te hablaré una vez más, Señor, mientras estoy vivo antes de morir, y no desoigáis mi petición […]. Si un hombre vive ochenta años, o noventa o cien, y los vive en pecado, y de nuevo se convierte y vive en penitencia, ¿con cuántos días perdonarás sus pecados?
Dios le dijo:
-Si se convierte tras vivir los cien u ochenta, haciendo penitencia tres años y da fruto de justicia y le llega la muerte, no me acordaré de todos sus pecados.
Sedrac le dijo:
-Muchos son tres años, mi Señor. Quizás llegue su muerte y no cumpla su penitencia. Ten piedad, Señor, de tu imagen y compadécete, porque tres años son muchos.
Dios le dijo:
-Si tras cien años vive un hombre y se acuerda de su muerte, y confiesa delante de los hombres y yo lo encuentro, después de un año perdono todos sus pecados.
Dijo de nuevo Sedrac:
-Por tu gran compasión, de nuevo ruego por tu criatura: mucho es el año para que no le llegue su muerte y lo lleve inmediatamente.
Le dijo el Salvador:
-Te propondré una cosa, Sedrac, mi amado; después me preguntarás tú: si el pecador hace penitencia cuarenta días, no recordaré yo todos los pecados que cometió.

Intercesión de Miguel

Y dijo Sedrac al arcángel Miguel, que estaba presente:
-Escúchame, poderoso protector, y ayúdame a interceder para que Dios tenga piedad del mundo.
Cayendo ambos sobre sus rostros rogaron a Dios y dijeron:
-Señor, enséñanos como es conveniente y con qué penitencia se salvará el hombre, o con que trabajo.
Dijo Dios:
-Con penitencia, súplicas, oficios litúrgicos, lagrimas a raudales y ardientes gemidos. ¿No sabes que mi profeta David se salvó por las lágrimas…? Sabes, Sedrac […], que hay algunos que han sido bautizados con mi bautismo y hechos partícipes de mi divino oficio, y llegan a estar desesperados de la última desesperación y no van a arrepentirse. Yo los aguardo con mucha compasión y mucha misericordia y bendición para que hagan penitencia. Pero algunos hacen lo que odia mi divinidad y no escucharon al sabio que afirmaba diciendo: “De ninguna manera justificamos al pecador”. ¿No sabes que está escrito que los que se hayan arrepentido no verán el castigo? Mas algunos no escuchan a los apóstoles, ni mi palabra en los Evangelios, y entristecen a mis ángeles. Ciertamente en mis asambleas y oficios litúrgicos no imploran a mi ángel, y no están en mis santas iglesias; y si están no adoran con temor y temblor, sino que repiten con grandilocuencia palabras que no acepto yo ni tampoco mis ángeles.

Compasión de Dios en el último momento

Sedrac dijo a Dios:
-Señor, solo Tú eres el que no tiene pecado y mucha compasión, el que se apiada y compadece de los pecadores; pero tu divinidad dijo: “No he venido a llamara a justos sino a pecadores a penitencia”.
Dijo el Señor a Sedrac:
-¿No sabes, Sedrac, que el ladrón en un instante fue salvado al convertirse? ¿No sabes que mi apóstol y evangelista en un instante fue salvado? Pero los pecadores no se salvan, porque sus corazones son como piedra quebradiza. Estos son los que caminan por caminos de impiedad y se pierden con el Anticristo.
Dijo Sedrac:
-Mi Señor, también dijiste: “Mi divino espíritu penetrará en los pueblos que no teniendo ley cumplen lo de la ley”. Lo mismo que el ladrón, el apóstol y evangelista, y los demás que entraron en tu reino, Señor mío, así también acoge a los que en lo último pecan contra ti, Señor, porque la vida está llena de penalidades y contradicciones.
Dijo el Señor a Sedrac:
-He hecho al hombre con tres etapas: Cuando es joven, por su juventud pasé por alto sus tropiezos; de nuevo, cuando es hombre, aguardé su conversión; y de nuevo, cuando envejece, lo espero para ver cómo hace penitencia.
Dijo Sedrac:
-Señor, tu sabes y conoces todo esto; solo compadécete de los pecadores.
Le dijo el Señor:
-Sedrac, amado mío, he prometido compadecerme incluso por debajo de cuarenta días, hasta veinte, y cualquiera que recuerde tu nombre no verá el lugar de castigo, sino que estará con los justos en un lugar de refrigerio y de descanso; y si alguien copia este libro admirable, no le será contado su pecado por los siglos de los siglos.

Muerte de Sedrac y ascensión al paraíso

Dijo Sedrac:
-Señor, y si alguien celebra un acto litúrgico en honor de tu siervo, líbralo, Señor, de todo mal.
Y luego añadió:
-Ahora toma mi alma, Señor.
Y el Señor tomó a Sedrac y lo puso en el paraíso con todos los santos. A Él sea la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.

Traducción del griego de Gonzalo Aranda Pérez

sábado, 26 de noviembre de 2011

MITOLOGIA MAYA -NANAHUATZIN-



MITOLOGIA MAYA
LEYENDAS Y CUENTOS MAYAS

NANAHUATZIN

ADAPTACIÓN MARKO CASTILLO



Los dioses se reúnen para planear un nuevo día, deciden que uno de ellos debe sacrificarse para llevar el sol a cuestas. Designan a Tecucíztécatl, dios hermoso y rico, y a Nanahuatzin, el dios buboso para que sean los encargados de tan preciada misión. Los dos preparan sus ofrendas, ayunan mientras los otros dioses preparan el fuego de la “roca divina”. Tecuciztécatl ofrenda objetos preciosos, obsidiana, puntas de oro que simulan espinas del maguey, ramas de coral que simbolizan su sangre, incienso, jade y piedras. Nanahuatzin ofrenda cañas, plantas medicinales, ocote y sangre que saca de su cuerpo que hieren verdaderas puyas de maguey. Cada uno hace penitencia en el monte que les han construido (las pirámides del sol y de la luna). A media noche los dioses se reúnen alrededor del fuego divino y esperan. Tecuciztécatl se adorna con rica capa y penacho con las divinas plumas de quetzal. Piden a Tecuciztécatl que se lance al fuego, al intentarlo, tiene miedo. Tantea tres veces sin poder. Así que llaman a Nanahuatzin, le ordenan que se arroje a las llamas. Lo hace decidido, sin vacilar.
La actitud de Nanahuatzin hace reflexionar a Tecuciztécatl quien se avergüenza de ser cobarde y se tira al fuego. En esos momentos un águila baja a la hoguera y un ocelote brinca a las cenizas cuando casi se apagan. Es la razón por la que el águila tiene plumas negras y el ocelote manchas.
Los dioses esperan a que salga el sol en algún lugar del cielo. Llega de oriente, se pinta de rojo y da calor y luz. Este sol esplendoroso es Nanahuatzin. Después llega Tecuciztécatl. Los dioses se preguntan; ¿qué hacer con dos soles que brillan igual? Uno de ellos toma un conejo y lo arroja al rostro del segundo astro que queda opaco y se convierte en la Luna.

jueves, 24 de noviembre de 2011

EL POEMA DE ATRAHASIS O DEL MUY SABIO (texto completo)





EL POEMA DE ATRAHASIS O DEL MUY SABIO


(texto completo)


Por Jean Bottero y Samuel Noah Kramer





"Es para mí un orgullo y un gran honor presentar este poema, que se publica por primera vez en la Web en forma completa y en castellano. Un trabajo realizado con placer y con mucho esfuerzo.
Este texto fue tomado del libro que lleva como título el primer verso del Poema del Muy Sabio (Atrahasis): “Cuando los dioses hacían de hombre”, cuyos autores son los eruditos Jean Bottero y Samuel Noah Kramer."















Sergio Omar Marco




“Muy sabio” es una traducción del término acadio (que también aparece escrito como Atar-hasis y Atam-hasis).
El manuscrito más antiguo de esta obra está firmado y datado y su copista (su autor, evidentemente, se desconoce) respondía al nombre de Kasap-Aya (o Nur-Aya, pues el primer signo cuneiforme no es unívoco) y llevó a cabo su trabajo bajo el reinado del cuarto sucesor de Hammurabi, Ammi-saduqa (1646-1626 a. C.). Es muy probable que el poema haya sido creado durante el siglo anterior.
Dicho poema no es una traducción del sumerio, ni tampoco un nuevo arreglo de una obra pensada y redactada en dicha lengua; todo, en ella, pone de manifiesto que se trata de una composición original, típicamente paleobabilonia.
El poema fue dado a conocer a través de los restos de una de las copias descubierta entre los escombros de la Biblioteca de Assurbanipal (668-627 a. C.).
Pero sólo en 1956 el asiriólogo danés J. Laessoe al poner en orden los fragmentos encontrados, demostró que estábamos ante el “Génesis” más antiguo que se conoce y que, desde un punto de vista religioso, abarcaba toda la “historia” primitiva de la humanidad, desde el momento en que ésta salió de las manos de su creador hasta el final del Diluvio y el inicio del “tiempo histórico”.
Se pudieron reconstruir, aproximadamente, las dos terceras partes del poema, que en su versión más antigua contaba exactamente con “1245 líneas”, de acuerdo con el cómputo cuidadosamente señalado al final de su copia por el diligente Kasap-Aya.
Esta obra todavía presenta muchos pasajes que resultan terriblemente arduos y complejos o enigmáticos, tanto en sí mismos como por culpa de las lagunas que los rodean. Actualmente podemos dar por segura tanto la comprensión del conjunto de dicho texto como la de la mayoría de sus episodios.
Se ha perdido irremediablemente, al menos hasta hoy, pasajes enteros del poema. Esta dificultad, sin embargo, se puede superar en algunos casos: cuando se trata de una de esas numerosas y habituales repeticiones de tiradas enteras de versos o cuando se recurre a formulas estereotipadas que, si bien no permiten restituir los paralelos perdidos, si, al menos, tanto en lo que precede como en lo que sigue al texto conservado, nos permite adivinar bastante bien la trayectoria del mismo.
Conocemos al menos tres o cuatro reediciones que, en lo que respecta a la línea argumental del relato y a su contenido general e incluso, en más de una ocasión, con relación a su contenido puntual, no siempre coinciden en los detalles y que reflejan, cada una de ellas, el espíritu o el gusto de su autor y de su época. Se trata de una situación molesta y lamentable, mucho más si tenemos en cuenta que ninguna de ellas está completa y que no tenemos más que fragmentos.






EL POEMA DE ATRAHASIS O DEL MUY SABIO


(texto completo)







Antes de la creación del hombre


Las dos “clases” originales de dioses


I) – 1-Cuando los dioses (hacían) de hombres,
Tenían que trabajar y estaban atareados:
Su tarea era considerable,
Su trabajo pesado, su labor infinita.
5-¡Pues los grandes Anunnaku, a los Igigu,
Imponían una séptuple prestación de trabajos!
El padre de todos ellos, Anu, era su rey;
Enlil, el valiente, era su soberano;
Ninurta, su [encar]gado,
10-Y Ennugi, su capataz,
Tras llegar a un acuerdo (?),
Los grandes dioses habían echado a suertes lo que le correspondía a cada uno:
Anu subió al Cielo,
Enlil tomó, como dominio la Tierra (?),
15-[Y el cerrojo que enc]erraba (?) el mar
Se entregó a Enki, el Príncipe (?),
[Cuando Anu] subió al cielo,
[Los dioses (?) del] Apsu descendieron hasta allí:
[Fue entonces cuando los Anunnaku] celestes
20-[Impu]sieron a los Igigu [su prestación de trabajos]


El trabajo de los Igigu


[Y estos dioses] (tuvieron) que excavar [los cursos de agua]
[Y abrir los canales] que vivifican la tierra-
[Los Igigu] (tuvieron) que excavar [los cursos de agua]
[Y abrir los canales] que vivifican la tierra.
25-[Así, ellos abrieron] el curso del Tigris,
[Y des]pués, [el del Éufrates].


27-32: casi perdidos por completo; se conservan algunas palabras, al final del verso, que nos indican que a lo largo de estas líneas proseguían los grandes trabajos preliminares. Un fragmento de la edición asiria (K. 8562 del Museo Británico, cuya continuación se verá más adelante) parece añadir en este punto cuatro versos acumulativos destinados a reforzar el carácter penoso e infinito de dichas tareas:


(a) [Durante cien (?) años] se entregaron a la tarea –
[Durante quinientos (?) años] se entregaron a la tarea –
[Durante novecientos (?) años] se entregaron a la tarea –
[Durante mil (?) años] se entregaron a la tarea –
33- [Después de haber acumulado (?)] todas las montañas,
[Hicieron el recuento de los años] trabajados,
35- [Después de haber organizado (?)] el gran pantano meridional,
[Hicieron el recu]ento [de los años] trabajados,
[¡(Durante) dos mil q]uinientos años, y más,
Habían, día y noche,
Soportado [esta pesada car]ga!


Agotados, protestan por su excesivo trabajo


[Ellos, entonces, comenzaron a des]potricar y a quejarse,
40- [Lamentan]do[se] de sus labores de excavación (?):
“¡Vayamos a ver al encargado, [nuestro jefe],
Para que nos libre de nuestra [pesa]da tarea!
Al valiente soberano de los dioses,
[Ven]id, vayamos a sacarlo de su casa –
45- [A Enlil (el valiente), el so]berano de los dioses,
[Ven]id, vayamos a sacarlo de su casa!”
[Entonces…] abrió la boca
[Y se dirig]e a los dioses, sus hermanos:
“[…], el encargado de tiempos pasados (?)…


50-56: debían de contener la continuación de la arenga dirigida por este dios (cuyo nombre no conocemos) a los Igigu para hacer que dejasen de trabajar. Uno o dos fragmentos de inicios del I milenio, pertenecientes a los fondos del Museo Británico (K. 10082 y K. 6325), de 7 u 8 líneas, no aportan nada destacable a dicho pasaje:


II) – 57- “¡Al valiente sobera[no] de los dioses,
Venid, vayamos a sacarlo de su casa.
¡A Enlil [(el orgulloso), el so]berano de los dioses,
60- Ve[nid], vayamos a sacarlo de su casa!
¡Ea!, declarad la guerra:
Añadamos la batalla al combate (?).”
Los dioses escucharon su súplica
Y quemaron su utillaje,
65- Arrojaron sus azadas al fuego,
66s- Y a las llamas sus capazos.
Después, agrupados, marcharon
A la puerta del santuario de Enlil el valiente.


Planteo entre los Anunnaku


70- ¡De noche, en mitad de la vigilia
Y, a espaldas del dios, se cercó el palacio –
De noche, en mitad de la vigilia
Y, e espaldas del dios, se cercó el Ekur!
Pero Kalkal, sabiendo lo que sucedía, hizo que lo cerraran:
75- El maneja el cerrojo y vigila [la puerta].
Después, Kalkal, despierta a [Nuska],
Mientras se escuchaba el alboroto [de los Igigu];
Y Nuska despierta [a su se]ñor,
[Al que] saca de su lecho:
80- “¡[Tu pal]acio está rode[ado], mi Señor!
¡El camba[te se ha ex]tendido hasta tu puerta! –
¡Tu palacio está rodeado, oh Enlil!
¡El combate se ha extendido hasta tu puerta!”
Enlil ordenó que se trajesen las armas a su casa,
85- Después abrió la boca
Y se dirigió a Nuska, su paje:
“¡Nuska, levanta una barricada ante tu puerta!
90- ¡Toma tus armas y ponte a mis órdenes!”
¡Nuska levanta una barricada ante tu puerta,
Toma sus armas y se puso a las órdenes de Enlil!
Después, el abrió la boca
Y se dirigió a Enlil el valiente:
“¡Mi Señor, tu rostro está verdoso!
95- ¡Oh Enlil, tu rostro está verdoso!
Son tus propios hijos, ¿Qué temes?
Envía a buscar a Anu, que [se] le haga descender
Y que también se traiga a Enki [ante t]u presencia!”


Se reúnen en consejo de guerra


El, entonces, manda a buscar a Anu, al que [se] hace descender,
100- Y también se lleva a Enki [an]te su presencia.
Anu, el rey del [Ci]elo, presidia (la reunión),
Y el rey del Apsu, Enki, lo escuchaba [todo (?)],
Mientras se [sen]taban los grandes Anun[naku],
Enlil se puso de pie: se a[bría] el debate.
105- Enlil, habiendo abierto, entonces, la boca,
Se dirige a [los gra]ndes [dioses]:
“¿Ellos se ha[n rebela]do contra mí?
¡Pues bien, me batiré…!
¡Oh dioses!, ¿Qué es lo que han visto mis ojos?
110- ¡El combate se ha extendido hasta mi puerta!”
Anu abrió entonces la boca
Y se dirige a Enlil el valiente:
“(Si quieres saber) la razón (?) por la que los Igigu
Han asediado tu puerta,
III) – 115- Que Nuska salga [a preguntarla (?)]:
[Encárgale que cumpla esa] misión
Ante tus hijos!”


Misión conciliadora ante los Igigu


Enlil, [entonces], ab[rió] la boca
Y se dirige a [Nuska, su paje]:
120- “Nuska, descorre el cerrojo de [tu puerta],
Co[ge] tus armas,
Y vete, ante [todos esos dioses] agrupados,
A postrarte, levánta[te],
[Y repite] nuestras [palabras]
“¡Me envían Anu, [vuestro padre]
125- Y vuestro soberano, [Enl]il [el valiente];
[Ni]nurta, vuestro encargado,
Y vuestr[o] capataz, [En]nugi!
Ellos os quieren decir: ¿Quién [va],
Entonces, a combatir?
¿Quién saldrá a [batal]lar?
130- ¿Quién [osará] hacer la guerra?”


131-133: se han perdido y, con ellos, el final del discurso dictado a Nuska.


134- [Nuska, ante todos esos] dioses [agrupados],
Repite, entonces, literalmente, [las palabras de Enlil]:
“¡Me envían Anu, vuestro [pa]dre,
[Vuestro soberano]. Enlil [el valiente];
[Ni]nurta, [vuestro encargado],
Y [vuestro capataz, En]nugi!
140- [Ellos os quieren decir]: “¿Qu[ién va entonces a com]batir?
¿Qu[ién saldrá a batal]lar?
¿Qui[én osará hacer la gu]erra?”


143-146: destruidos, contenían el final del discurso de Nuska y las primeras palabras de la respuesta del portavoz de los Igigu (sin duda el mismo que, anteriormente, los había incitado a la revuelta), cuya respuesta prosigue del siguiente modo:


147- “Hemos puesto (todo) nuestro [esfuerzo (?)]
En esta ex[cavación (?)]:
¿[El] traba[jo excesivo] nos ha matado!
150- ¡[Nuestra] car[ga] era demasiado pesada, [el trabajo era infinito]!
Esta es la razón que (?) [a los dioses al] comp[leto]
Nos ha llevado [a quejarnos contra Enlil]!”
Nuska volvió [, entonces, a coger sus armas]
Y se march[ó a informar a Enlil (?) de estas palabras]:
155- “¡Mi señor, [tú] me [enviaste] a […].
Yo partí […]
Y repetí, literalmente, tus palabras!
[Y esto fue lo que ellos me respondieron (?)]:
“[Nosotros] to[dos, los di]oses [al completo],
160- [Hemos decidido (?)] batirnos.
Hemos puesto (todo) nuestro [esfuerzo (?)]
En esta excavación (?):
¡El t[rabajo] excesivo nos ha matado!
Nuestra [car]ga era [demasiado pesada], este trabajo era infernal!
Esta es la razón que (?) a los dioses [al c]ompleto


Desconcierto de Enlil y de los dioses ante el fracaso de Nuska


165- [No]s ha [llevad]o a quejarnos contra Enlil!”.
Al escuchar este discurso,
Enlil [de]rramó lagrimas
Y, tras ello,
Se diri[ge a] Anu, el v[aliente]:
170- “Alteza, contigo en el Cielo […”]


171-188: perdidos en la tablilla de Kasap-Aya. Sin embargo, (b), un fragmento de inicios del I milenio perteneciente a los fondos del Museo Británico (K. 7109 +), conserva probablemente, al menos ad sensum:


(b) 1´”Alteza (?), contigo en el Cielo
Conserva (?) tu autoridad y haz uso de ella (?):
¡Mientras los Anunnaku se sientan en tu presencia,
Haz comparecer a uno (de estos) dios(es)
Y que sea condenado al castigo supremo!”
5´Pero Anu abr[ió] la boca
[Y se di]rige a los dioses, sus hermanos:
“¿Por qué los [cul]pamos?
¡Su carga era pesada, su trabajo inf[inito]!
[Cada di]a […]
10´[Su grito de auxilio] era [cosa se]ria:
[Nosotros no (les) o]ímos dar voces…




La creación del Hombre


Ea propone un plan de salvación: crear sustitutos para los dioses desfallecidos


Otro fragmento, procedente, también, del Museo Británico, pero de fecha más antigua y casi contemporáneo del texto de Kasap-Aya: (c) (BM 78257), presenta una versión ligeramente diferente: la llamada a la indulgencia no la realiza Anu sino Ea, quien rápidamente propone un plan de salvación:


(c) 1´Ea, habiendo [abierto] la boca,
Se dirige a los dioses, [sus her]manos:
“¿Por qué los [culp]amos?
¡Su tarea era pesada, [su labor infinita]!
5´Cada día […]
Su grito de auxilio era cosa ser[ia…].
Pero existe [un remedio para esta situación (?)]:
Dado que [Belet-ili, la Matriz], está aquí,
Que fabrique un prot[otipo de hombre]:
10´¡Será él quien car[gue] con el yugo [de los dioses (?)]-
[Quien ca]rgue con el [y]ugo [de los Igigu (?)]:
[Será el Hombre quien cargue] con su [traba]jo!


La versión “asiria”, representada por (a), el fragmento ya citado anteriormente (I: 27-32): K 3339 +, nos permite conocer un episodio que puede ser introducido en este momento del relato: en él, los dioses supremos buscan al instigador de la revuelta.


(a) 5´”En presencia de los Anunnaku, reunidos en sesión,
Y de Belet-ili, la Matriz,
¡Hace comparecer a uno (de esos) dios(es)
[Y se le mata (?)]!”
Anu, habiendo entonces abierto la boca, se dirige a Nuska:
“¡Nuska, descorre el cerrojo de tu puerta! Toma tus armas […(?)]
10´(Una vez) llegado a la reunión de los grandes dioses (!),
Inclínate […después vuelve a ponerte de pie (?)]
Y diles: “[…]
Me envían Anu, vuestro padre,
Vuestro soberano, Enlil el valiente;
Ninurta, vuestro encargado,
[Y vuestro capataz Annugal (?)]
15´¿Quién es instigador del combate, [el jefe bélico],
El dios que ha empezado la [lucha],
Llevando [el conflicto] hasta mi casa,
Hasta tal punto que la gresca
Ha llegado a mi puerta?”.
Nuska, tras oír estas palabras, toma sus armas […]
20´(Una vez) llegado a la reunión de los grandes dioses (!),
[Se inclina…, luego se pone de pie (?)]
Y les dice: “[…]
[Me envían] Anu, [vuestro padre],
[Vuestro soberano, En]lil el valiente;
[Ninurta, vuestro encargado,
Y vuestro capataz (?)] Annugal.
25´¿Quién es el instigador del combate, [el je]fe bélico,
[El dios que ha em]pezado la lucha,
[Llevando el conflicto hasta la cas]a de Enlil…


En este punto se recupera el texto de Kasap-Aya:


188- […]
“Dado que Be[let-ili, la Mat]riz, está aquí,
190- ¡Ella será quien dé a luz (?) y produzca
Al Hombre para asegurar el trabajo de los dioses!”
Interpelando, entonces, a la diosa, ellos preguntaron
A la sabia mujer de los dioses, a la experta Mammi:
“¿Serás tú la matriz que produzca a los hombres?
195- ¡Pues bien! ¡Fabrica el prototipo humano:
Que él cargue con nuestro yugo!-
¡Que él cargue con nuestro yugo, impuesto por Enlil!-
¡Que el hombre asuma el trabajo asignado a los dioses!”
Pero Nintu, habiendo abierto la boca,
Replica a los grandes dioses:
200- “¡No puedo hacerlo sola, por mí misma;
Pero, con la ayuda de Enki,
La operación sí que es posible!
Solo él puede “puri[fi]carlo” todo:
Que él me entregue la arcilla y yo lo llevaré a cabo”


Pormenores del proyecto de Enki


Enki, entonces, abrió la boca
205- Y se dirige a los grandes dioses:
“El primero, el séptimo o el decimoquinto día del mes,
Decreto que se lleve a cabo una lustración con baño.
Entonces, se inmolará un dios,
Antes de que (?) los dioses sean purificados mediante la inmersión.
210- Con su carne y su sangre,
Nintu mezclará la arcilla:
De este modo el dios y el hombre estarán asociados,
Reunidos en la arcilla,
¡Y, a partir de este momento, nosotros estaremos ociosos (?)!
215- ¡Gracias a la carne del dios
Habrá en el Hombre un “alma”,
Que lo presentará siempre vivo después de su Muerte.
Esta “alma” estará allí para guardarlo del olvido!”
219- Y los grandes Anunnaku,
220- Que asignan los destinos,
218- Al unísono respondieron: “¡Sí!”.


Realización del modelo humano de acuerdo con el proyecto de Enki


221- El primero, el séptimo o el decimoquinto día del mes
Enki decreta, por tanto, una lustración con baño,
Y el dios We, que tenía el “alma”,
Es inmolado en plena asamblea.
225- Con su carne y con su sangre
226- Nintu mezcla la arcilla,
-Para que se uniesen el dios y el hombre,
Estuviesen reunidos en la arcilla-
(Estos dos versos fueron olvidados por el copista)
227- Y para que así, des[de este momento], (los dioses) [estuviesen ociosos] (?),
V) Gracias a la carne del dios
hubo también en el Hombre un “al[ma]”,
Que lo presentaría siempre vivo después de la muerte.
230- Esta “alma” [estaba allí] para guardarlo del olvido!
Después de que Enki hubiese amasado esta arcilla,
Llamó a los Anunnaku, los grandes dioses,
Y a los Igigu convertidos, ellos también,) en grandes dioses,
Que escupieron sobre la arcilla.
235- Después, [Ma]mmi abrió la boca
[Y se di]rige a los grandes dioses:
[“¡El tr]abajo que me habías encargado,
Ya lo he realizado!
Habéis inmolado a ese dios con su “alma”,
240- Y yo os he librado de vuestra pesada tarea,
Imponiendo vuestra labor al Hombre.
Cuando vosotros concedáis a los Hombres
El rumor de la pululación
¡Yo soltaré vuestra cadena y seréis “libres”!”
Una vez que ellos oyeron este discurso,
245- Corrieron a abrazarle los pies:
“Hasta ahora, decían, te llamábamos Mammi:
Que, a partir de este momento, tu [no]mbre
Sea Señora de Todos los Dioses (Belet-kala-ili)!”
Instrucción de la reproducción de los hombres
Entonces, entraron en la sala de los destinos
250- Enki el príncipe (?) y la experta Mammi


251-270: perdidos. Un fragmento de la Biblioteca de Assurbanipal, (d) (K. 7816 +, también del Museo Británico), describe así los acontecimientos:


(d) 8- Habiendo sido reunidas las matrices,
Ea amasa la arcilla ante la mirada de Nintu,
10- Quien repite la fórmula
Que Ea, sentado ante ella, le dictaba.
Cuando ella terminó dicha fórmula,
Separa catorce pedazos de pasta,
Coloca siete a su derecha
15- Y los otros siete a su izquierda:
Después levanta entre ellos una pared de ladrillo


El manuscrito neo-asirio (a), ya citado anteriormente, nos ofrece la continuación del relato:


(a) 10´[…] cortaba los cordones umbilicales.
De las catorce matrices
Reunidas por la sabia experta:
Siete produjeron machos
Y las otras siete hembras.
15´Ante la Matriz divina, hacedora de destinos,
Se las empareja
Y se las reúne dos a dos.
Y, así, Mammi traza
Las reglas (del parto) de los seres humanos:
“En la habitación en que se tiende,
Encamada, la parturienta,
Tendrá que estar durante siete días la pared de ladrillo.
20´Se deberá rendir honores a la Señora de los dioses,
A Mammi la experta.
La comadrona estará alegre
En la habitación de la encamada parturienta.
Y, cuando ella haya dado a luz,
La joven madre permanecerá en el lecho, de acuerdo con su voluntad…


271-278: tomamos, en este caso, estos ocho versos de un fragmento paleobabilonio del Museo Británico, (f) (BM 92608), que parece reproducir, con bastante fidelidad, el texto de Kasap-Aya.


(f) 271- […]
[…] los senos de (cada) mujer
[…] la barba
[…] las mejilla de (cada) hombre
275- […] y fuera,
Cada marido y cada esposa […]
Ahora bien, una vez reunidas [las mat]rices,
Nintu [se detuvo]:
[Ella co]ntaba los meses de embarazo
280- Hasta que en la sala de los destinos
Se anunciaba el décimo.
VI) Llegado el décimo mes,
Ella desenvainó el “bastón” (?) y descubrió (?) el bajo vientre (?):
¡Su rostro brillaba de alegría!
Después se cubrió la cabeza
285- Y se comportó como una comadrona:
Se ciñó los lomos,
Pronunció una bendición,
Trazó una línea de harina
Y levantó en el lugar una pared de ladrillo, (diciendo):
“¡Yo la produje, yo la hice con mis manos!
290- ¡Que en la casa de la “consagrada”
La comadrona esté alegre!
Allí donde una parturienta dé a luz,
O donde una joven madre aborte por sí misma,
La pared de ladrillo deberá permanecer durante nueve días,
Durante los cuales, en honor de Nintu la Matriz
295- Y de Mammi […], será mencionada
Es ella quien […] la matriz
Y quien dispondrá la estera
Y cuando se dirija al lecho para dar a luz,
Se separarán el mar[ido y la mu]jer.
300- Pero, cuando se vuelvan a –re-unir,
Istar estará alegre en la cámara [nupcial (?)].
El regocijo [dura]rá nueve días,
Y se invocará a Istar bajo el nombre de Ishara…


305-327: íntegramente perdidos y sin que se conozca ningún paralelo. Es evidente que, una vez iniciado el movimiento de las generaciones humanas, los hombres se dedicaban, con empeño, al trabajo y así comenzaba esta parte del texto:




La “Historia primitiva” de la humanidad:


a)- Las primeras plagas


328-336: sólo se conservan algunas palabras (la columna VII comienza en el verso 334) que nos dejan entrever que los primeros seres humanos se organizaban y comenzaban a realizar su tarea:


El trabajo y el éxito de los hombres


337- Ellos fabricaron picos y azadas nuevos,
Después construyeron grandes diques de riego
Para satisfacer el hambre de los hombres
Y el deseo [de los dioses]


340-351: nueva laguna. En estos versos, sin duda, se informaba sobre los logros y la prosperidad de los hombres.


Y sus inconvenientes


352- [No habían pasado] mil doscientos años
[Y el territorio se había ampliado]
Y la población multiplicado.
El pa[ís, como un to]ro, alzaba tanto la voz
355- Que [el ruido] molestó al dios soberano


Molesto por el ruido, Enlil quiere diezmarlos mediante una plaga


[Cuando Enlil escuchó] su rumor,
[Se dirigió a] los grandes dioses:
“El rumor de los humanos [ha llegado a ser demasiado fuerte]:
¡No consigo dormir [a causa de dicho alboroto]!
360- ¡[Ordenad, por tanto,] que sufran la epidemia!


361-363: perdidos, anunciaban el inicio de la plaga y sus primeros desastres.


Intervención del Muy Sabio


Hab[ía], sin embargo, [cierto individuo Muy Sabio],
Devoto de Enki y mu[y hábil,]
Que podía conversar co[n su dios],
Quien, gustosamente, lo tenía [como interlocutor.]
El Muy Sabio abrió, entonces, la boca
Y se dirigió a [su] señor:
370- “¿Cuánto tiempo [va a durar esta epidemia? (?)]
¿Por cuánto tiempo padeceremos esta peste?”


Respuesta e instrucciones de Enki


Enki abrió la boca
Y se dirigió a [su] servidor:
-”Convoca en tu casa a los ancianos y diles- (olvidado por el copista)
“¡Ancianos, escuchadme!
375- […] en el palacio (?) […]
[Orde]nad que los heraldos públicos pro[cla]men
Con gran estrépito por el país:
¡No rindáis mas honores a vuestros dioses!
¡Ni imploréis más a vuestras diosas!
380- Y sólo frecuentad a Namtar:
¡Sólo a él ofrecedle vuestros platos cocinados!
El aceptará gustoso esas ofrendas
Y, confuso por culpa de tantos presentes,
Suspenderá su acción maléfica!”.


Rápidamente llevadas a la práctica por el Muy Sabio


385- Siguiendo estas instrucciones, el Muy Sabio
Reunió en su casa a los ancianos
Y, [habiendo ab]ierto la boca,
Se dirigió a ellos:
“¡Ancianos, escuchadme!
VIII) 390- […] en el palacio (?) […]
[Ordenad] que los heraldos públicos proclamen
[Con gran es]trépito por el país:
[“¡No rindáis mas honores] a vuestros dioses!
[¡Ni imploréis má]s vuestras diosas!
395- Y sólo [frecuen]tad a Namtar:
¡Sólo [a] él [ofrecedle vuestros paltos cocinados]!
El aceptará gustoso esas ofr[endas]
Y, confuso por culpa de tantos presentes,
Suspenderá su acción maléfica!”
400- Obedeciendo esta or[den, los an]cianos
Construyeron en la ciudad
Un santuario para Namtar
Y ordenaron [que los heraldos públicos] proclamasen
[Con gran es]trépito [por todo el país]
405- “[¡No] rindáis [más] honores a [vuestros d]ioses!
[¡Ni] imploréis más [a vuestras diosas]!
Y sólo frecuen[tad a Namtar]:
¡Sólo a él [ofrecedle] vuestros paltos cocinados!”
El [acep]tó gustoso esas ofrendas
410- [Y, con]fuso por culpa de tatos presentes,
[Suspen]dió su acción maléfica:
Así [se pus]o [fin a la epidemia]
Y de nuevo [prosperaron (?)].


414-415: los dos últimos versos de esta tablilla se han perdido.


Con la prosperidad vuelve a comenzar el ruido


II/I) 1- No habían pasado mil doscientos años
Y el territorio se había ampliado
Y la población multiplicado.
El país, como un toro, alzaba tanto la voz
Que el ruido molestó al dios soberano.


Y, en esta ocasión, Enlil les envía la sequia y la hambruna


5- Cuando [Enl]il escuchó su rumor,
Se dirigió a los grandes dioses:
“El rumor de los humanos ha llegado a ser demasiado fuerte:
¡No consigo dormir a causa de dicho alboroto!
¡Cortadle, por tanto, los víveres
10- Y que escaseen las plantas alimenticias!
¡Que Adad reduzca las lluvias a la nada,
Y que, en la tierra, la crecida
No se llegue a originar!
¡Que el viento (cálido) llegue a
15- Tostar el suelo!
¡Que las nubes se amontonen,
Pero sin derramar la más mínima gota!
¡Que los campos disminuyan su producción!
¡Que Nisaba “cierre su pecho”!
20- ¡Que ellos no disfruten de más alegr[ía]
Y que […] reducido/a a humo!”


22s: el resto de la columna –alrededor de 30 versos- se ha perdido. A lo largo de estos versos se tenía que narrar: a) la sequía y la hambruna anteriormente señaladas; b) una nueva petición del Muy Sabio a Enki; c) las instrucciones de éste para poner fin a la plaga. El texto de Kasap-Aya, muy lleno de lagunas, se puede completar, en parte, gracias al fragmento (g), descubierto en Nippur, otra copia de la misma edición antigua, perteneciente al Museo de Estambul y que figura con la signatura Ni 2552+.


El Muy Sabio hace que se cumplan las órdenes de Enki


(g) II) 5- [“¡Ancianos, escuchadme!]
[… el palacio (?)…]
[Ordenad a los heraldos públicos que proclamen]
Con gr[an estrépito por todo el país]:
“¡No rind[áis más ho]nores a vuestros dioses!
10- ¡Ni imploréis más a vuestras [dio]sas!
Y sólo [honra]d a Adad:
¡[Só]lo [a él] ofrecedle vuestros platos cocinados!
El aceptará gustoso [esas ofrendas]
Y, confuso por culpa de tantos presentes,
15- Suspenderá su acción maléfica:
Por la mañana él hará que llovizne
Y por la noche, a escondidas,
Condensará el rocío,
De tal modo que los campos, en secreto,
20- Recuperen su producción!”
Se construye, entonces, en la ciudad, un santuario dedicado a Adad
Y se ordena a los heraldos públicos que proclamen
Con gran estrépito por todo el país:
“¡No rindáis más honores a vuestros dioses!
25- [¡Ni] imploréis más a vuestras diosas!
Y sólo honrad a [Adad]:
¡Sólo a él [ofrecedle] vuestros platos cocinados!”
El [acep]tó gustoso esas ofrendas
Y, [co]nfuso por culpa de tantos presentes,
30- [Sus]pendió su acción maléfica:
Por la mañana hizo que lloviznase
Y por la noche, a escondidas,
[Cond]ensó el rocío,
[¡De tal modo que los campos, en se]creto,
Recuperaron su producción!
35- Así se puso fin a [la sequía/la hambruna (?)]
Y, de nuevo, […] su […]


36s: el final de la columna –alrededor de quinde versos- ha desaparecido. La continuación, hasta la columna VII, sólo está atestiguada, de manera muy incompleta, por el fragmento paleobabilonio anteriormente citado ((g)/Ni 2552+). Gracias a la continuación del relato y a algunas de las palabras sueltas que se conservan podemos restituir la siguiente secuencia de acontecimientos: 1) la humanidad, liberada, recupera al mismo tiempo su prosperidad y su estrépito; 2) Enlil, irritado, como siempre, por dicho alboroto, decide en esta ocasión repetir, con más intensidad, la plaga anterior, la sequía/hambruna, en vez de dar paso a una nueva; 3) con esta finalidad, hace adoptar a los dioses una resolución y confía la estricta vigilancia de cada una de las dos partes del mundo interesadas en este conflicto a uno o dos dioses: el cielo a Anu y a Adad y la tierra al propio Enlil en persona, con el fin de que, a partir de este momento, se controle hasta la más mínima humedad capaz de poner fin a los efectos de la sequía; 4) ante dichas medidas nada se podía hacer. De ahí la continuación del relato:


Desesperación del Muy Sabio


III) 4- (El Muy Sabio) se pasaba los [dí]as llorando,
Tras haber traído, por la mañana,
(Material) para preparar fumigaciones […]
8+10- Prestaba [atención] a sus sueños
11- [Y, constantemente, en] el santuario de su dios,
12-14- Permanecía [postrado (?)], llorando…


15-35: los escasos restos de estas líneas que se conservan permiten deducir que el Muy Sabio, por si mismo o, sin duda, siguiendo los consejos de su dios, se entregaba a la realización de una serie de operaciones de exorcismo, contando, quizá, con “el Rio” para que se llevase las causas del mal que asolaba a los hombres. Enki escuchaba esta súplica y, al parecer, ordenaba participar a los Lahmu, unos monstruos acuáticos o marinos, de un modo que desconocemos. Este proyecto, sin embargo, se debía de ver interrumpido y no se llegaba a dar ningún remedio eficaz para la plaga: de tal modo que, en el momento en que se recupera el texto, al inicio de la columna IV, se ve cómo ésta dobla sus efectos.


La sequía empeora


IV) 1- Arriba […]
Mientras que, abajo, la crecida
No se o[riginaba]
Ya no nacía nada del seno de la tierra
5- Las plantas ya no nacían […];
Ya no se veía a nadie […].
Las para[deras] de hierba (?) se secaban;
¡La llanura se cubría de Sali[tre]!


Y la hambruna también


Durante el primer año se comieron las res[ervas];
10- Durante el segundo año se vaciaron los graneros;
Cuando lle[gó] el tercer año,
Todas los rasgos estaban alterados por causa de la inanición.
Era como si [las caras] estuviesen cubiertas de malta (¡?),
Y, a fuerza de tomar un color plomizo (?)[…],
15- Los ros[tros] parecían marchitos.
Todos caminaba, fatigados, po[r las calles],
Contrayendo sus largos hombros



18s: la continuación, en principio mutilada, ha perdido alrededor de treinta líneas. La parte conservada de los primeros versos de la columna V nos impide llegar a apreciar el curso de los acontecimientos. Sin embargo, parece que Enki, convencido quizá por las plegarias de su servidor, hace que intervengan una serie de agentes y de circunstancias sobre los que nada sabemos, atenuando asé, en cierta medida, el hambre. De ahí las críticas realizadas por Enlil:


Reproches de Enlil a Enki


V) 13´¡Lle[no] de cólera [contra los Igigu]!
“[Todos nosotros], dijo, los grandes Anun[naku],
15´Aceptamos, unánim[emente, un compromiso]:
¡Anu [y Adad] vigilarían [las regiones de arriba],
Y yo, yo, vigilaría la tier[ra, aquí abajo].
Después, Enki [intervino]
[Para liberar a los hombres], soltando sus cade[nas]
20´Y permitiéndoles [una rica producción]!”
[…]


Enlil convoca, para reñirles, a los cómplices de Enki


Y Enlil, habiendo [abierto una vez más] la boca
[Se dirige] a Nuska, su paje:
“¡Que sean traídos aquí los dos cómplices (?)
25´Y que sean pre[sentados] ante [mí]!”
Se les hizo entrar, entonces,
Y, dirigiéndose a ellos [Enlil] el valiente
Les dijo: “[To]dos [nosotros], los grandes Anunnaku,
Aceptamos unánimemente un compro[miso]:
30´¡Anu y Adad vigilarían las regiones d[e arriba],
Y yo, yo, vigilaría la tierra, a[quí abajo]!
Después, inter[viniste] tú,
[Para liberar a los hombres, soltando sus cadenas
Y permitiéndoles una rica producción]!


34´s: otra gran laguna; se han perdido las 15 últimas líneas de la columna V y las 35 primeras de la VI. La continuación del relato nos permite deducir que se habría reunido una asamblea plenaria de los dioses, sin duda convocada por Enlil, quien, harto de ver fracasar sus planes, quería, en esta ocasión, acabar definitivamente con los hombres, enviándoles el mayor de los cataclismos: el Diluvio. En el momento en que el texto se recupera, ante dicha asamblea y pensando, evidentemente, en Enki y en sus cómplices, Enlil recuerda sus órdenes, que, hasta el momento, habían sido vanas:


Enlil recuerda sus órdenes, ridiculizadas hasta el momento


36´¡Adad [hizo que] sus lluvias [volviesen a caer]
Y [el verdor] cubrió de nuevo las praderas,
Mientras [el cielo (?)] aparecía cubierto
De nubes cargadas de agua!
“¡No, no alimentéis más a los hombres!
40´¡No le proporcionéis más grano!”


Enki se ríe de las faenas que le gastó a Enlil o de las que le prepara


Pero, en su rincón (?),
En plena asamblea de los dioses, le entró la risa –
En su rincón,
[En plena as]amblea de los dioses, a Enki le entró la risa


45´-48´: prácticamente perdidos en su totalidad. Enlil reacciona ante esta falta de respeto:


Enlil reitera sus reproches a Enki


49´”Todos [nosotros], los gran[des Anunnaku],
[Aceptamos] unánimemente [un compromiso]:
51´¡Anu y Adad [vigi]larían las regiones de arriba,
[Y y]o, yo, vigilaría la tierra, a[quí abajo]!
Entonces, interviniste tú,
[Para lib]erar a los hombres, soltando sus cadenas
55´Y permitiéndoles una rica producción!
[…]


VII: 1-30: faltan. Aquí vuelve a comenzar el texto de Kasap-Aya, cuyo contenido aparece duplicado en el fragmento paleobabilonio (g) que nos ofreció el contenido de las últimas columnas. Entre tanto, Enlil debió de dar a conocer su decisión de provocar el Diluvio exterminador. Los dioses discuten esa medida en su presencia.


Enki, tras recordar que había creado a los hombres en beneficio de los dioses, se opone al Diluvio


30´[“De este modo yo os liberé de vuestra pesada carga,]
[Imponiendo] vuestra la[bor a los hombres].
Vosotros, entonces, [les conc]edistéis el rumor (de la pululación).
Después, incluso, de haber inmolado [a un dios]
(Para concederles) el “al[ma]”;
¿Y ahora, [reu]nidos, ord[enaís]
35´[Su eliminación (?)]?
¿Legaréis a dec[idir]
Su vuelta a la n[ada]?
(Vosotros habéis decidido). ¡Hagamos que, en este sentido, preste juramento (!)
Enki, el príncipe (?)!”
40´Y Enki, ab[riendo] de nuevo la boca,
Se dirige (otra vez) a los di[oses, sus hermanos]:
“¿Por qué me queréis ligar con un juramento?
¿Acaso puedo yo alzar la mano contra [mis] cri[aturas]?
Y ese Diluvio del que hab[láis],
45´¿Qué es? ¡Yo [lo ignoro]!
¿Soy yo quién [lo] tiene que producir?
¡No, ésa es tarea [de Enlil]!
¡Que se él, él, quien tome la decisión [y dé las órdenes]:
Y, entonces, que Sullat y [Hanis]
50´Partan [encabezando] (el fatal cortejo);
Que Ner[gal arranque] los soportes de las compuertas celestes;
Que [Ninurta] vaya
A hacer que se desbor[den las presas de aquí arriba]!


54´s: nueva fractura de una treintena de líneas, una o dos al final de la columna VII y el resto al inicio de la VIII. Final de la discusión, antes de la decisión final.


Se decide el Diluvio


VIII) 34- Los dioses tomaron, entonces, la decisión final:
¡Una faena bien malvada jugada por Enlil a los hombres!


b) – El Diluvio


El Muy Sabio recurre a Enki, que le responde por medio de un sueño que él, rápidamente, explica de manera indirecta


III) 1- [El Muy Sabio] abrió, entonces la boca
[y se dirige] a su señor:


3-10: se han perdido; en ellos estaban incluida la súplica del héroe. Enki, decidido a oponerse a los efectos aniquiladores del Diluvio, envía a su servidor un sueño premonitorio:


11- [El Muy Sabio] abrió [entonces] la boca
[Y se dirige] a su señor:
“¡Explícame el sentido [de este sueño],
Para que comprenda su contenido
Y acepte las consecuencias!”
15- Y [Enki], habiendo abierto la boca,
Se dirige a su servidor:
“Dices que quieres comprender [este sueño]
19- ¡Pues bien, recuerda exactamente
18- El mensaje que aquí te entrego!:
20- “¡Pared, escúchame bien!
¡Empalizada, recuerda todo lo que te voy a decir!
¡Derriba tu casa para construirte un barco!
¡Abandona tus bienes,
Para salvar tu vida!
25- El barco que tienes que construir
[…] con los lados iguales –
[…]
¡Téchalo, para que, al igual (que sucede con) el Apsu,
30- El sol no vea su interior!
¡Estará cerrado por todos los lados,
Y su equipación deberá ser sólida
Y su calafateado grueso y resistente!
Después, yo haré que lluevan


La espera del Diluvio


35- Profusión de pájaros y canastos de peces!”
¡Enki, entonces, abrió la clepsidra y la llenó,
Ajustándola para la llegada del Diluvio, siete días después!
Una vez que el Muy Sabio hubo recibido estas instrucciones,
Reunió a los ancianos
40- Y, habiendo abierto la boca,
Se dirige a ellos:
“Mi dios [ya] no está [de acuerdo] con el vuestro
¡Enki y Enlil están enfadados!
¡Ello me obliga a abandonar [vuestra ciudad (?)],
45- Pues soy dev[oto de Enki]!
Así, se ha deci[dido] lo siguiente:
Por ello, [no] permaneceré más tiempo en [vuestra ciudad],
[Mis pies] no pi[sarán por más tiempo]
El territorio de Enlil,
¡Pero yo […] con los dioses y […]!
50- [¡Así] se ha decidido!”


51s: el final de la columna I (5 líneas) y las 9 primeras de la II están totalmente destruidas. En ellas, sin duda, se describía la continuación de las órdenes de Enki.


Ejecución de las órdenes de Enki


II) 10´Los ancianos […]
Los carpint[eros con sus doladeras],
Los mimbre[ros provistos de sus mazas de piedra],
[Los más pequeños traían] betún,
Los más pobres [el equipamiento]


15´-29´: desconocemos la continuación de los preparativos, narrada en las tres líneas siguientes. Finalmente, se aprecia como el Muy Sabio comenzaba a cargar el barco:


30´Todo el [oro] que tenía,
Toda [la plata] que tenía,
[A los animales] “puros” (?) […]
A los más gordos (?) […],
Los captura y los embar[ca].
35´[Pájaros] emplumados del cielo,
Rebaños […]
Bi[chos…] de la estepa
[A todos,] él los emba[rca].
Y, […] cuando la luna [desapa]reció (?),
40´Invita a los suyos a un banquete […],
[…],
Después de haber embarcado a su familia.
[Se com]ió, entonces, copiosamente
[Y se bebi]ó abundantemente.
45´El, sin embargo, no dejaba de entra y de salir,
Sin llegar nunca a sentarse o a ponerse en cuclillas,
El estaba así de desesperado y de mareado.


El Diluvio


Después, el tiempo cambia de aspecto
Y Adad resonaba entre las nubes.
50´Tan pronto como se escuchó el gruñido del dios,
Se añadió betún para obturar la escotilla,
Y, apenas se había cerrado ésta,
Adad atronó entre las nubes,
Mientras un viento furioso, con un primer golpe,
55´Rompía las amarras y soltaba el barco.


56´s: al parecer, han desaparecido una o dos líneas del final de la columna II y las tres o cuatro primeras de la III.


III) 5- […] la tempestad
[…] enganchados (?) […]
[Anzu arañaba] el cielo,
[Con] sus [ga]rras.
[¡La tempestad golpeaba] la tierra,
10- Interrumpiendo su rumor [igual que (se rompe un cacharro)]!
¡Y, [desencadenado] el Diluvio,
Transcurre la maldición
[Al igual que la guer]ra sobre los hombres!
¡Nadie veía ya a nadie:
Nada resultaba discernible en esta carnicería!
15- [El Dil]uvio mugía como un toro,
E, [igual que] un águila [que ch]illa,
El viento [aullaba].
Las tinieblas eran [profundas],
El sol había desaparecido.
[Las personas (?) morían (?)] como moscas.
20-22 […]


Actitud de los dioses durante el Diluvio


23- […] el estruendo del Diluvio
Asustaba (?), incluso, a los dioses.
25- ¡E[nki] había perdido la razón,
[Al ver (?)] como eran arrancados sus hijos
[An]te sus ojos!
[Nin]tu, la gran señora,
Ponía de manifiesto [su ho]rror en sus labios,
30- Mientras los Anunnaku, los grandes dioses,
[Segu]ían débiles por culpa del hambre y la sed.
Ante este espectáculo, la diosa estalla en sollozos,
La comadrona divina. Ma[mmi], la experta:
“¡Que desaparezca este día (, gritaba,)
35- Que regrese a las tinieblas!
Pero, ¿Cómo yo, en la asamblea de los di[oses],
He podido, junto con ellos,
Enlil, mediante un discurso tan hábil
40- Como el de la famosa Tiruru,
Ha convertido mis palabras en vanas!
Sin embargo, yo, en persona,
He escuchado la llamada de socorro de los hombres:
¡Mi progenie, sin que yo haya podido hacer nada,
45- Ha ido cayendo como moscas!
¿Cómo voy a seguir quedándome aquí,
Ahogados mis gritos, en este lugar de luto?
Voy a subir al Cielo
Para no permanecer por más tiempo
50- En esta funesta residencia (?).
Allí arriba se ha trasladado Anu, nuestro jefe (?),
Y los dioses, sus hijos, que escucharon su llamada,
Después de haber decidido, de manera desconsiderada, el Diluvio
¡Y (haber) condenado a los humanos a esta hecatombe!”


55: perdido, al igual que las tres líneas siguientes, las primeras de la columna IV.


IV) 4- Así se lamentaba (también) Nin[tu…]:
“¡Cómo! ¿se ha producido, entonces, [este Diluvio (?)]?
Los hombres han llenado el mar
Igual que se llena el rio de pequeñas moscas.
¡Como trozos de madera, helos aquí amontonados sobre la playa! –
¡Como trozos de madera arrojados, helos aquí, apilados sobre la orilla!
10- Al verlos, yo derramaba lágrimas:
¡Ahora, ya acabé de lamentarme por ellos!”
¡El llanto calmó su corazón!
Así gemía Nintu,
Suspirando (?) sin emoción (?),
15- Y los dioses, con ella, se lamentaban por la tierra.
Harta de desesperación,
La diosa tenía ganas de beber cerveza:
Allí donde ella estaba, llorando,
Estaban también ellos, como corderos
20- Apretujados alrededor de un abrevadero,
Con sus labios secos por causa de la angustia,
23 + 22- Y titubeantes por causa de la inanición.


El Diluvio se prolonga


(Durante) siete días y siete no[ches]
Prosiguieron la borrasca, la batiente lluvia y [el Diluvio]
Allí donde […]
Fue abatido […]


29-53: se ha perdido el final de la columna, salvo algunos pocos signos ininteligibles.


V) 1-29: igual que en los versos anteriores. A lo largo de este pasaje tenían lugar los siguientes hechos: 1) el Diluvio termina; 2) el barco debió de abordar la cumbre en la que hace escala; y, quizás, 3) el Muy Sabio envía pájaros para saber dónde podía desembarcar (tal como lo veremos hacer más adelante. S25)


El Muy Sabio desembarca y, de inmediato, ofrece una comida a los dioses.


30- [El desperdiga] a los cuatro vientos
[Toda la carga del barco.]
Después sirve [una comida sacrificial (?)]
Para satisfacer la alimentación de los dioses,
¡[Aspirando] el buen olor, [los di]oses
35- Se agruparon alrededor del banquete, [como mosc]as!


Quejas de Nintu contra Enlil


[Pero, una vez que] lo habían consumido,
[Nin]tu se puso de pie
Y, ante todos, se quejó:
39s “Anu, jefe nuestro, ¿desde dónde llega (esto) hasta nosotros?
¿Y Enlil? ¿Ha participado, así pues, él en el banquete,
El, que desconsideradamente decidió el Diluvio
Y condeno a los hombres (a padecer) esta catástrofe,
Mientras vosotros tomabais, con él,
Esa decisión final?
45- ¡Actualmente, los rostros de los hombres
Han desaparecido entre las tinieblas!”
Después, acercando (la mano) al gran collar de “moscas”
Que Anu [le] había […], ella dijo:
“¡Mi destino era, así pues,
Estar desesperada por su culpa!
50- ¡Que Anu me saque de mi desamparo
Y me ilumine el rostro!
¡Hasta la mañana, yo quiero […]
VI) 1- En […]!
¡Que [estas] “moscas”
Formen un collar de lapislázuli en [mi] cuello,
Para recordarme, siempre, estos días [funestos (?)]!”


Enlil se enfurece al constatar que lo han engañado


5- Pero, cuando En[il el valiente] vio el barco,
Se encolerizó con los Ig[igu], (y exclama)
“Todos nosotros, los grandes Anunnaku,
Habíamos decidido, en conjunto, prestar un juramento (se trata del juramento secreto relacionado con el Diluvio S19).
¿Por qué, entonces, un ser vivo
Ha escapado a la destrucción?
10- ¿Cómo ha sobrevivido un hombre a la carnicería?”
Anu, entonces, abrió la boca
Y se dirige a Enlil el valiente:
“¿Quién, además de Enki,
Habrá podido hacer esto?
15- ¡Yo [por mi parte (?)], no he revelado nuestro propósito (?)!”


Enki se declara responsable


Pero [Enki] abrió la boca
[Y se dirige] a los grandes dioses:
“¡Si, yo lo hice en contra de la voluntad de todos vosotros!
[Yo s]alvé a un ser vivo […]
20-23: […]
¡Cálmate, [oh Enlil…],
La pena que tú decidas, [al (verdadero) culp]able
Le deberá ser infligida,
A cualquiera que haya desobedecido tus ordenes!”


27-38: perdidos. En ello Enki hacía hincapié en que quizás había tenido razón al salvar a la raza humana. Y, sin duda, los dioses (tras una intervención de Nintu (?)) decidían, entonces, conceder al Muy Sabio, superviviente del Diluvio, la inmortalidad, después de haber preservado, a partir de ese momento, el futuro de los humanos. Ignoramos si es Enki o Nintu quien expresa su satisfacción al final de la laguna.


39- “Ellos tuvieron a bien decidir […],
¡[Yo, yo he cal]mado mi ánimo!”


Ultimas medidas tomadas por Enki para evitar en el futuro la superpoblación


[Enlil] abrió la boca
[Y se di]rige a Enki el príncipe (?):
“¡Bien. Llama a Nintu, la Matriz,
Y reflexionad los dos en la asamblea!”
45- [Enki] abrió, entonces, la [bo]ca
[Y se dir]ige a Nintu, la Matriz:
“¡Oh divina [Mat]riz, tú que estableces los destinos,
Impón, entonces, a los hombres la muerte
49-51: […]
VII) 1- Además, la triple (?) ley que se aplicará a los hombres:
Entre ellos, además de mujeres fecundas,
También habrá (otras) infecundas;
Entre ellos actuará con rigor la funesta Demoniesa,
Para rapar a los bebés
5- De las rodillas de sus madres;
¡Instituye, igualmente, las mujeres consagradas:
Ugbabtu, entu e igisitu,
Con su veto particular
Que les prohíbe ser madres!


9-41: han desaparecido íntegramente, sin que se pueda, siquiera, llegar a imaginar su contenido.


VIII) 1-8: igual que en la laguna anterior.


9- ¡Cómo, a pesar [del Diluvio] deci[dido] por nosotros,
10- El Hombre ha sobrevi[vido a la carnicería]!
¡Por ti, oh soberano de los [grandes di]oses,
Siguiendo [tus] instrucciones,
Yo presenté este com[bate],
15- ¡Este can[to],
Que, tras haberlo escuchado, los Igi[gu]
Exaltan tu grandeza!
19- ¡Oídme, entonces, cantar
18- El Diluvio universal!


***A diferencia de los que sucede en las dos primeras partes del relato, del que sólo conservamos algunos fragmentos en los manuscritos más recientes, contamos, dentro de esta misma documentación, con grandes fragmentos que nos informan sobre los restantes episodios principales de nuestro mito: la historia antigua del hombre, las primeras plagas y, posteriormente, el Diluvio. Con el propósito de ver, de la mejor manera posible, cómo la obra “original”, de la que hemos dado cuenta hasta el momento, pudo posteriormente ser retomada, más o menos adaptada, vuelta a escribir, aumentada e incluso, en algún caso, cercenada, resulta mucho más conveniente, como ya indicamos más atrás, ofrecer a partir de ahora la traducción, continuada, de todos estos fragmentos.


(e)- Se trata del pasaje más extenso, perteneciente a la Biblioteca de Assurbanipal (668-627) y depositado en el Museo Británico con la signatura K.3339 + (con anterioridad hemos ofrecido ya la traducción de algunos pasajes).


Enlil desea diezmar a los hombres mediante la epidemia por culpa de los inconvenientes derivados de la prosperidad de aquéllos


IV) 1- [No habían transcurrido mil doscientos años]
Y el territorio ya había sido amplia[do]
[Y la población multiplicada].
Pero el rumor molesta a Enlil:
Con todo ese alboroto no conciliaba el sueño.
El, entonces, tocó a asamblea
5- [Y se di]rige a los dioses, sus hijos:
“El rumor de los humanos se ha hecho muy fuerte:
estoy molesto,
Y [con (todo) este alboroto] soy incapaz de conciliar el sueño.
¡[Ord]enad, por tanto, que sobre ellos caiga la epidemia,
10- [Para que] Namtar [dism]inuya su rumor!
¡Que soplen contra ellos, como una tempestad,
[Enf]ermedades, fiebres, epidemias y pestes!”
[Ellos], entonces, [ord]enan que cayese la epidemia,
Para que Namtar disminuyese el tumulto
De los hombres:
15- Y soplaron contra ellos, como una tempestad,
[Enf]ermedades, fiebres, epidemias y pestes.


El Muy Sabio y la intervención de Ea


[Pero el] destino de un hombre, llamado el Muy Sabio,
Era vigilado por Ea, [su señor]:
Pues si él no […] con él,
20- Su dios, Ea, (gustosamente) le tomaba por interlocutor.
El Muy Sabio abrió entonces la boca, toma la palabra
[Y se dirige] a Ea, su señor:
“Los hombres se quejan, mi señor Ea:
¡[El m]al enviado por vosotros consume la tierra!
25- Señor Ea, las gentes murmuran:
¡[El mal] enviado por los dioses consume la tierra!
Dado que vosotros nos habéis creado,
¡[Alej]ad, por tanto, de nosotros enfermedades, fiebres, epidemias y pestes!”
[Ea abrió la boca, to]ma la palabra
Y se dirige al Muy Sabio:
30- “[Ordenad] que los heraldos públicos [proclamen]
Con gran estrépito por todo el país:
“[No rindáis más honores a vuestros dioses,]
Ni imploréis más a vuestras diosas,
Simplemente, practicad el culto de [Namtar]:
[Sólo a él presentadle] vuestras ofrendas alimenticias,
Sólo a él [llevadle vuestros platos cocinados (?)],
35- [Y bendecidlo sólo a él (?)].”
¡[Entonces, confuso (?) a causa de tantos] presentes,
El suspenderá su acción maléfica!”
[Enlil], entonces, tocó a asamblea
Y se dirige a los dioses, sus hijos:


La plaga se detiene, pero Enlil, todavía molesto, envía la sequia


“Así pues, no les causéis más […]
¡Y, sin embargo, lejos de disminuir,
[Los hombres] son más numerosos que antes!
40- ¡Su rumor me molesta
Y con (todo) ese alboroto no puedo conciliar el sueño!
¡Cortad, entonces, los víveres a los hombres
Y que escaseen sus plantas alimenticias!
¡Que Adad, arriba, modere sus lluvias;
45- Que, abajo, bloquee los cursos de agua,
Y que no se origine la crecida!
¡Que los campos disminuyan su producción:
Que Nisaba “cierre su pecho”,
Que se sequen las verdes (?) praderas
Y que la extensa llanura se cubra de salitre!
¡Que la tierra “dé vuelta” a su seno,
Para que de él no salgan más verduras,
Ni crezcan los cereales!
50- ¡Así sobre los hombres caerá una maldición,
Las matrices, trabadas, no portarán más niños!”
Los dioses, entonces, cortaron los víveres a los hombres
Y sus plantas alimenticias escasearon.
Adad, arriba, moderó sus lluvias;
55- Y bloqueó, abajo, los cursos de agua,
Y la crecida no se originó.
Los campos disminuyeron su producción: Nisaba “cerro su pecho”,
Las verdes (?) praderas se secaron,
Y la extensa llanura se cubrió de salitre.
La tierra “dio vuelta” a su seno
Y no salieron de él más verduras,
Ni crecieron los cereales.
60- Así cayó sobre los hombres una maldición,
Las matrices, trabadas, no portaron más niños.
V) 2- ¡Mientras [Ea, con sus monstruos,]
1- Guardaba el cer[rojo que cerraba (?) el mar],
[Adad], arriba, [moderaba sus lluvias],
Aba[jo], bloqueaba los cursos de agua
[Y la crecida no se originaba].
5- Los cam[pos] disminuyeron [su producción]:
Nisaba [había “cerrado su pecho”],
Las verdes (?) praderas se habían secado,
Y la extensa llanura se ha[bía cubierto de sal]itre.
La tierra había “dado la vuelta” a su s[eno,
Y, así, de él no nacían más verduras,
Ni crecían los cereales]!
[Había caído] una maldi[ción] sobre los hombres,
Las matri[ces, trabadas, ya no porta]ban más niños.
10-11: […]


La hambruna empeora


[Cuando] llega [el segundo año
Se vacían] los graneros;
[Cuando] llega [el tercero,
Todos los rasgos] habían cambiado por culpa [de la inanición;
15- Cuando llega el cuarto],
(Las personas) ocupaban [cada vez menos espacio:
(Con) sus anchos hombros] contraídos,
[Ellos deambulaban, agobiados], por las calles;
[Cuando llega el quinto],
Las hijas no dejaban [entrar] a sus madres,
[Y las madres no a]brían ya [la puerta a sus hijas –
20- Las hi]jas controlaban el pedo de sus madres,
Las madres [el de sus hi]jas;
[Cuando llega el sexto año,
Se sirvió] a las hijas como comida
Y a los [hijos como pitanza]!
Los […] estaban llenos de […]:
[Una casa] devoraba a la otra.
25- Era (como) si [los rostros] estuviesen cubiertos [de malta (!?)
A las personas sólo les quedaba] un hi[lo] de vida.


Nueva intervención de Ea a petición del Muy Sabio


[Pero el desti]no del hombre llamado el Muy Sabio,
Era vigilado por [E]a, s[u dios]:
¡Pues si él no […] con él,
30- [Su dios], Ea, lo tomaba (gustosamente) por interlocutor!
Ahora bien, el Muy Sabio [deja de frecue]ntar a su dios
E instala su lecho a orillas del río,
Mientras todos los cursos de agua estaban secos.
VI) 1- [Cuando llega] el [segundo] año
[Se vacían los graneros];
Cuando lle[ga el tercero],
Todos los rasgos habían cambiado por culpa [de la inanición];
Cuando lle[ga] el cuarto,
(Las personas) ocupaban [cada vez me]nos espacio:
5- (Con) sus anchos [hombr]os contraídos,
Ellos deambulaban, agobiados, por las calles;
Cuando llega el quinto,
Las hijas no dejaban entrar a sus madres,
Y las madres no abrían, ya, la puerta a sus hijas –
Las hijas contr[olaban] el peso de sus madres,
[Las madres] el de las hi[jas];
10- Cuando llega el sexto año,
Se sirvió [a las hijas] como co[mida]
Y a los hijos como pitanza!
Los […] estaban llenos de […]:
Una casa d[evoraba] a la otra.
Era (como) si los rostros estuviesen [cubiertos] de malta (!?)
15- ¡A las personas sólo [les quedaba] un hilo [de vida]!
La misión que […] habían recibido […],
Entraron […],
[…] las instrucciones del Muy Sabio:
“Señor, el país […],
20- Que sólo se le […] un signo…


21-25: perdidos, antes del final del fragmento de tablilla.
El relato quizá continuaba en un pequeño trozo, separado de esta última, en el que solo se lee el principio de cinco líneas:


24s: ininteligibles.


26- Después de que […]
¡Yo descenderé al Apsu para permanecer cerca de ti!
El primer año […]


(h)- otro fragmento, más reciente (posterior al 500), procedente del mismo museo (BM 39099).


Enlil molesto por el alboroto


Rev.) 1- [Enlil abrió la boca, tomó la palabra]
Y se diri[ge a los dioses, sus hijos:
“¡El rumor de los hombres] se [ha vuelto a hacer demasiado fuerte,]
Con (todo) [su] alb[oroto] no p[uedo conciliar el sueño]!
Ordenad, por tanto, que [Anu y Adad]
Vigilen [las regiones celestes];
5- (Que) Sin y Nergal [, entre los dos, (vigilen) la tierra],
Y el cerrojo que cier[ra (?) el mar],
Que lo guarde Ea co[n sus monstruos (?),]
Y ordenad que Anu y [Adad]
Vigilen las regiones [celestes];
(Que) Sin y Nergal, en[tre los dos,] (vigilen) la tierra;
10- Y que el cerrojo que cierra (?) el mar,
Lo guarde Ea con [sus] monstruos (?).”


Nueva petición del Muy Sabio


Entretanto el Muy Sabio, él, […]
Siempre llorando […]
Presentaba las ofrendas […]
15- Mientras los canales […]
Y la noche estaba en calma (?) […]


17-44: (fin de la columna) perdidos, con excepción de algunas palabras sueltas o del inicio de otras al principio de cada verso; resulta imposible restaurar el contexto. Se diría que, en un principio, el Muy Sabio, de noche, en la orilla del río, bajo la supervisión de Ea y siguiendo sus consejos, lleva a cabo un ceremonial, posiblemente un exorcismo. Después, Ea parece satisfacerlo y manda a uno de sus “monstruos” (¿quizás un lab[mu]?), no sabemos en concreto con que finalidad, si bien parece, con toda verosimilitud, que para socorrer a los hombres.


II) 1- […]


Reproches de Enlil a Ea


“¡[Yo ordené] que Anu y Adad
Vigilasen las regiones ce[lestes];
(Que) Sin y Nergal (vigilasen), entre los dos, la tierra;
[Y (que) el cerrojo que cierr]a (?) el mar;
5- [Lo guardases t]ú, con tus monstruos (?)!
¡[Sin embargo, tú has ayu]dado a los hombres a prosperar todavía más!”
[…] el vasto mar
Repitieron a Ea el mensaje de [En]lil:
“¡[Yo orden]é que Anu y Adad
Vigilasen las regiones celestes;
10- (Que) [Sin y Nergal] (vigilasen), entre los dos, la tierra;
[Y (que) el cerrojo que cie]rra (?) el mar
[Lo gua]rdases [tú] con tus monstruos (?)!
¡[Sin embargo], tú has ayu]dado a los hombres a prosperar todavía más!”


Ea se disculpa


[Ea] abrió la [boca], tomó la palabra
15- [Y se dirige] a los mensajeros de Enlil:
“[En verdad] tú habías ordenado
Que -Anu y-(el copista olvidó el nombre de Anu) Adad vigilasen las regiones celestes;
(Que) [Sin y Ne]rgal (vigilasen), entre los dos, la tierra;
[Y (que) el cerrojo que cie]rra (?) el mar
[Lo guar]dase [yo] con mis monstruos (?).
20- [Pero cuando…] se me escaparon […],
3600 (medidas) de peces [-…],
[Otros tantos peces normales…]
[Y…] peces [-…], que yo había separado:
¡Todo esto desapareció
A consecuencia de una rotura [del cer]rojo del mar!
[Después de haber re]ñido (?) a los Guardianes del mar,
25- Les impuse […] como castigo.
[Y] (tras) haber[los] castigado una primera vez,
Les impuse, [de nuevo], otra pena!”
[…] recibi(ero)n este mensaje,
[Y, tras haber cruzado (?)] el vasto mar,
30s- [Fu(er]o)n a repetirse[lo] a Enlil el valiente:
“¡[En verdad] tú habías ordenado
Que Anu y Adad vigilasen las regiones celestes;
(Que) [Sin y Ne]rgal (vigilasen), entre los dos, la tierra;
[Y (que) el cerrojo que cie]rra (?) el mar
35- Lo guardase [y]o con mis monstruos (?)!
Pero cuando […] se me escaparon,
3600 (medidas) de peces [-…],
Otros tantos peces normales […]
[Y…] peces [-…], que yo había separado:
¡Todo esto desapareció
A consecuencia de una rotura [del cer]rojo (del mar)!
40- Después de haber reñido (?) a los Guardianes del mar,
Les impuse […] como castigo.
Y (tras) haberlos castigado una primera vez,
Les impuse, de nuevo, otra pena!”


Enlil decide entonces hacer prestar juramento a todos los dioses a propósito del Diluvio


[En]lil abrió entonces la boca, toma la palabra
45- Y se dirige a la asamblea de los dioses al completo:
“¡Venid todos a prestar juramento con respecto al Diluvio!”
En primer lugar se hizo jurar a Anu;
Después juró Enlil y, con él, sus hijos


La continuación se ha perdido.


(i)- Un tercer fragmento de tablilla, procedente también del mismo museo (BM 98977 + 99331) y de la misma época que el anterior, nos permite conocer uno o dos episodios más del relato, pero de acuerdo con una presentación diferente.


El Muy Sabio pregunta a Ea por el amenazante Diluvio


Anv) 1)- “¡Señor Ea, te he oído entrar:
[He e]scuchar unos pasos parecidos a los tuyos!”
[Y el Muy Sabio] se inclina, se postra,
Después se vuelve a poner de pie (ante Ea),
Y volviendo a abrir [la boca], (le) dice:
5- “[Señor], te he oído entrar:
[He escucha]do unos pasos parecidos a los tuyos; -
[Señ]or [Ea], te he oído entrar:
[He escucha]do unos pasos parecidos a los tuyos!
[…] siete años
10- ¡Tu […] ha hecho morir de sed (?) a los desgraci[ados]!
[…] –fractura reciente-: ¡yo he visto tu cara!
¡Enséñame, por tanto, cuál es tu [plan (?)]!”
[Ea] abrió la [bo]ca, tomó la palabra
[Y se diri]ge a la pared de cañas:
15- “[¡Empalizada, oh empalizada!] ¡Pared, pared!
Escucha, [empalizada…]


17s: Se desconoce la cantidad de versos que figuraban en la parte inferior del anverso de la tablilla.


Se inicia y se desencadena el Diluvio


Rev) 1- […]
[El s]itúa […]
[Y, una vez de]ntro, obtura [la escotilla].
Entonces, el huracán –fractura reciente- (el copista señala la existencia, en este punto, de una laguna ocurrida a consecuencia de una fractura reciente del manuscrito que reproduce). Provoca la temp[estad].
5- Adad cabalgaba a los cuatro vientos sus mulos:
¡Viento del Norte, viento del Sur, viento del Este, viento del Oeste!
Soplaban borrascas, aquilones y ráfagas.
Se precipitaba el viento malo… y los demás
-fractura reciente- tras él se abalanzaba el viento del Sur
10- Y silba el viento del Oeste.
[…] iba […]
El carro de los dioses […]
[Aso]la, flagela, levanta [la tierra (?)].
Ninurta [avan]zaba,
[Dejando desbordar] los embalses celestes.
15- Nergal arrancaba los pun[tales de las compuertas del cielo].
Con sus garras, [An]zu ara[ñaba] el cielo.
[…] el país: ¡él rom[pía] el ánimo (?) como si fuese un cachorro!
Y el Diluvio apareció […]
¡La maldición pasa sobre los hombres [como una garra]!
20- Anu […] el estrépito del Diluvio
[…] hacía temblar, incluso, a los dioses.
A una orden suya, le trajeron a sus hijos
[…] todo lo necesario.


La continuación ha desaparecido.


(j)- Un pequeño fragmento, más antiguo (sin duda de la segunda mitad del II milenio), depositado con la signatura CBS 13532 en el Museo de Filadelfia, añade a lo que ya sabemos algunos aspectos de interés. Sólo se puede descifrar su reverso, a pesar de estar bastante estropeado:


Instrucciones de Ea con relación al barco salvador


Rev) 2- “Explicaré […]
[…] se apoderará, de un golpe, de todos los hombres.
[…] antes de que aparezca el Diluvio,
5- Todos los […] serán reunidos […]
Construye un gran barco […]
Su estructura deberá ser de excelentes cañas:
¡Será un navío llamado “Salva vidas”!
Téchalo sólidamente.
[Dentro de ese barco], una vez que lo hayas construido,
10- ¡[Embarca…] animales salvajes, pájaros del cielo!
Amontónalos […] …”


(k)- Fragmento todavía más reciente (primera mitad del I milenio), perteneciente al Museo Británico, signatura DT 42. Se trata de un fragmento de tablilla del que sólo es legible su anverso.


Instrucciones de construcción y carga del barco


2- “[…] como circulo.
De arriba abajo. [el calafateado] debe de ser espeso.
[…] llena de estopa, herméticamente, [la carena (?),
5- Después espera] el momento en que yo [te] indicaré.
Entonces, entra [en el barco] y tira de la esco[tilla],
Después de haber [cargado] en él tu trigo, tus bienes, [tus] riquezas,
A t[u mujer], a tu familia, a tu parentela, a tus artesa[nos],
[A animales] salvajes, grandes y pequeños:
¡A todo aquello que se alimente de hierba,
10- [Y que yo te en]viaré: ellos te esperarán ante tu casa!”
[El Muy] Sabio, habiendo, entonces, abierto la boca, toma la palabra
[Y se dir]ige a Ea, su señor:
“¡Pero yo [nunc]a he construido un barco [… (?)]!
Dibújame el plano en el [sue]lo,
15- Y, cuando lo haya visto, sabré [construirlo]!”
[E]a dibuja, entonces, [el plano] en la tierra:
“[Haré] todo lo que me has ordenado, mi Señor!”


Todos estos fragmentos nos ponen de manifiesto, implícitamente, la existencia de diferentes reediciones sucesivas del Poema del Muy Sabio. Existen, sin embargo, tres o cuatro piezas más cuyo vínculo con dicha obra es mucho más laxo, más indirecto. Es preciso que demos cuenta de ellas (de pronta publicación en este Blog), pues, en cierto modo, no son más que una simple repetición, ya de toda su extensión o sólo del episodio final del Diluvio.




***

domingo, 20 de noviembre de 2011

MITOS HEBREOS -CAIN Y ABEL, EL FRATICIDIO-


MITOS HEBREOS

CAIN Y ABEL
EL FRATRICIDIO


POR ROBERT GRAVES y RAPHAEL PATAI




Caín ofreció a Dios un sacrificio de los primeros frutos, en tanto que su hermano Abel un cordero primogénito. Cuando Dios aceptó la ofrenda de Abel pero rechazó la otra, la cara de Caín se puso negra de ira. Dios le preguntó: "¿Por qué estás enfurecido y por qué andas cabizbajo? ¿No es verdad que, si obraras bien, andarías erguido, mientras que, si no obras bien estará el pecado a la puerta?
Cesa, que él siente apego a t i , y tú debes dominarle a él".
Dios aceptó la ofrenda de Abel y rechazó la de Caín con buen motivo, pues en tanto que Abel había elegido el mejor cordero de su rebaño, Caín sólo había puesto en el altar unas pocas semillas de lino. Además, respondió a la reprensión de Dios con un grito que todavía repiten los blasfemos: "¡No hay ley ni juez!" Cuando poco después encontró a Abel en un campo le d i j o : "No hay mundo futuro, ni recompensa para los justos, ni castigo para los malhechores. Este mundo no fue creado con misericordia, ni es gobernado con compasión. ¿Por qué otra causa ha sido aceptada tu ofrenda y rechazada la mía?" Abel respondió sencillamente: "La mía fue aceptada porque amo a Dios; la tuya fue rechazada porque le odias". Entonces Caín golpeó y mató a Abel.
Algunos dicen que la disputa se produjo al ser dividida la Tierra entre los hermanos; todo el territorio fue adjudicado a Caín, y todos los animales, las aves y los reptiles a Abel. Ambos convinieron en que ninguno de ellos reclamaría las posesiones del otro. Pero tan pronto como quedó concluido el pacto, Caín, que cultivaba un campo, le dijo a Abel que sacara de él a sus rebaños.
Cuando Abel le replicó que sus animales no perjudicarían la labranza, Caín tomó un arma y le persiguió vengativamente a través de la montaña y del valle, hasta que lo alcanzó y lo mató- Otros dicen que Caín dijo irrazonablemente: "La tierra en que estás es mía. ¡Elévate en el aire!" y Abel le contestó: "Tus ropas están tomadas de mis rebaños. ¡Quítatelas!" O que Caín propuso a Abel: "Dividamos la Tierra en tres partes. Yo, el primogénito, me quedaré con dos, y tú con la
restante". Como Abel no quiso aceptar menos que la mitad, Caín d i j o : "Acepto, pero la montaña en que haces los sacrificios debe estar en mi mitad". Como esa montaña era el Monte Sagrado de Jerusalén, donde, a su debido tiempo, Abraham haría su alianza con Dios y Salomón le erigiría un templo, Abel juzgó a Caín indigno de tal lugar.
Otros sostienen que los hermanos se pelearon por el amor de la primera Eva, a la que había creado Dios para que fuera la compañera de Adán, pero había sido rechazada. O que, cuando los hermanos estaban ya en condiciones de casarse, Adán le dijo a Eva: "Que Caín tome a Qelimath, la hermana melliza de Abel, y que Abel tome a Lebhudha, la hermana melliza de Caín". Pero Caín deseaba casarse con su melliza, que era más bella, aunque Adán le advirtió que eso sería
incesto, e hizo que cada uno de los hermanos ofreciera sacrificios a Dios antes de tomar la novia que se le había asignado. Cuando la ofrenda de Caín fue rechazada, Satán le indujo a matar a Abel por amor a Lebhudha.
Algunos dicen que Caín atrajo a Abel a campo raso y allí lo golpeó repetidamente con un garrote, hasta que Abel, que yacía impotente en tierra, gritó:
"¡No me mates, hermano; pero si tengo que morir, aplástame con una piedra de un golpe!" Caín hizo eso. O que Caín, como si hubiese sido una víbora, mordió a Abel mortalmente.
Según otros, Abel, el más fuerte de los dos, tenía a Caín a su merced- Dios incitó a Abel a que lo matara, diciendo: "¡No perdones la vida a ese malhechor!. Pero cuando Caín lloró y gritó: "¡Hermano, perdóname! Sólo estamos los dos en el mundo, ¿y que dirán nuestros padres si me matas?", Abel, misericordiosamente, lo soltó. Entonces Dios d i j o : "¡Como le has perdonado,
tendrás que morir tú mismo!" Inmediatamente Caín se levantó, arrancó una caña afilada y, como no sabía dónde estaban los órganos vitales, hirió a Abel en todas partes, comenzando por las manos y los pies. Otros dicen, sin embargo, que Caín había visto cómo Adán mataba un toro y, en consecuencia, cortó el cuello de Abel con una espada.
El alma de Abel escapó de su cuerpo, pero no podía refugiarse en el Cielo, adonde ninguna otra alma había ascendido todavía, ni en el Abismo, adonde ninguna otra alma había descendido; en consecuencia, se quedó revoloteando por las cercanías.
Su sangre burbujea y hierve en el lugar en que fue derramada.
En toda la vecindad no crecen todavía la hierba ni los árboles.
Más tarde Dios preguntó a Caín: "¿Dónde está tu hermano Abel?" Caín contestó: "¿Soy acaso el guardián de mi hermano? ¿Por qué Él que vigila a todas las criaturas me pregunta eso, a menos que Él mismo proyectara el homicidio? Pero si Tú no hubieras preferido su ofrenda a la mía yo no lo habría envidiado.
Yo nunca había visto ni oído hablar de un cadáver. ¿Me advertiste que si lo golpeaba moriría? Mi pesar es una carga demasiado pesada para sobrellevarla".
Entonces Dios le maldijo, diciendo: "¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano está clamando a mí desde la tierra". Sin embargo, Dios no había hecho la señal para que los hermanos interrumpiesen su lucha y permitió que Caín asestara a Abel un golpe mortal. Por eso las últimas palabras de Abel fueron: "¡Mi Rey, pido justicia!".
Dios, habiendo percibido algo parecido al arrepentimiento en el corazón de Caín, lo dejó vivir, aunque como un proscrito.
A dondequiera que iba la tierra se estremecía bajo sus pies y los animales salvajes temblaban. Al principio trataron de devorarlo, pero él se echó a llorar y suplicó misericordia, y en ese momento comenzó un Sabbat y se vieron obligados a desistir. Algunos dicen que Dios hizo que brotara un cuerno de la frente de Caín, lo que lo protegió contra la venganza de los animales. Otros afirman que Dios lo afligió con la lepra; o que inscribió en su brazo una marca, que era una advertencia
contra cualquier tentativa de vengar a Abel.
Adán, quien poco después se encontró con Caín, se quedó asombrado al verlo vivo. "¿No mataste a tu hermano Abel?", preguntó. Caín respondió: "Me arrepentí, padre, y fui perdonado", Golpeándose el rostro, Adán exclamó: "¡Tal es el poder del arrepentimiento y yo no lo sabía!".
Dios impuso a Caín siete castigos peores que la muerte misma, a saber: un cuerno vergonzoso que le brotaba de la frente; el grito "¡Fratricida!" que repetían las montañas y los valles; una perlesía que lo sacudía como la hoja de un álamo; un hambre voraz que nunca se saciaba; la decepción en todos sus deseos; una perpetua falta de sueño; y la orden de que ningún hombre lo protegiera ni matara.
Según un relato, Caín, quien no sabía que Dios ve y sabe todo, cavó una tumba y ocultó en ella el cadáver de Abel. Según otro, dudaba acerca de lo que debía hacer hasta que Dios envió dos aves, una de las cuales mató a la otra y luego la enterró.
Caín siguió ese ejemplo. Otros más dicen que huyó, dejando a Abel donde había caído; y, cuando Adán y Eva encontraron el cadáver, comenzaron a llorar desesperadamente, mientras el perro del rebaño de Abel mantenía la guardia contra las aves y los animales que se alimentan de carroña. Por fin vieron un cuervo que enterraba a su compañera muerta, señal que informó a Adán qué era lo que Dios requería de él".
Otros opinan que la Tierra, aunque bebió la sangre de Abel, no quiso aceptar su carne, y tembló con tanta violencia que casi se tragó también a Caín.
Cada vez que trataba de enterrar el cadáver, la Tierra lo vomitaba, hasta que por fin exclamó: "¡No recibiré otro cuerpo hasta que la arcilla con la que fue formado Adán me haya sido devuelta!" Al oír eso, Caín huyó y Miguel, Gabriel, Uriel y Rafael colocaron el cadáver sobre una roca, donde permaneció muchos años sin corromperse. Cuando murió Adán, esos mismos arcángeles enterraron los dos cuerpos en Hebron el uno junto al otro, en el campo mismo del que Dios había tomado el polvo para crear a Adán. Pero el alma de Abel no encontraba todavía
descanso: sus fuertes lamentos se oyeron en el Cielo y en la Tierra durante siglos, hasta que Caín, sus esposas y sus hijos estuvieron todos muertos.
Después del nacimiento de su primogénito Enoc, Dios permitió a Caín que descansara de sus andanzas y edificara una ciudad, a la que dio el nombre de su hijo. Luego fundó otras seis ciudades: Mauli, Leeth, Teze, lesea, Celeth y Tebbalh; y su esposa Themech le dio otros tres hijos: Olad, Lizaph y Fosal; así como dos hijas: Citha y Maac.
Pero Caín no había cambiado. Seguía satisfaciendo su lujuria, se enriquecía mediante la rapiña, enseñaba malas prácticas y vivía con lujo. Su invento de los pesos y las medidas puso fin a la inocencia de la humanidad. Caín fue también el primer hombre que colocó piedras limítrofes alrededor de los campos y que construyó ciudades amuralladas en las que obligaba a los suyos a
establecerse.