"No hay decisiones buenas y malas, solo hay decisiones y somos esclavos de ellas." (Ntros.Ant.)

domingo, 22 de julio de 2012

MITOS HEBREOS -NACIMIENTO DE LOS DOCE PATRIARCAS-


MITOS HEBREOS
NACIMIENTO DE LOS DOCE PATRIARCAS


Porque Jacob aborrecía a Lía desde que se la impuso clandestinamente Labán, Dios permitió compasivamente que diera a luz un hijo- Lo llamó Rubén y dijo: "Yahvéh ha mirado mi aflicción y ahora mi marido me amará". Concibió de nuevo y parió otro hijo, diciendo: "Yahvéh ha oído que yo era desamada y me ha dado éste más", y le llamó Simeón. Tuvo un tercer hijo y dijo: "Ahora mi marido se apegará a mí, pues le he parido tres hijos", y por eso le llamó Levi. Dio a luz un cuarto hijo y dijo : "Ahora sí que he de alabar a Yahvéh", y por eso lo llamó Judá.
Y cesó de tener hijos. Raquel, viendo que no daba hijos a Jacob, estaba celosa de su hermana y dijo a Jacob: "Dame hijos o me muero". Jacob le preguntó airado. "¿Por ventura soy yo Dios, que te ha hecho estéril?" Raquel suplicó: "Al menos ruega por mí como Abraham rogó por Sara". Él volvió a preguntar: "¿Pero harías tú lo que hizo Sara y pondrías a una rival en mi lecho?" Raquel contestó: "Si son los celos los que me mantienen estéril, toma a mi sierva Bala y reconoce como míos a los hijos que ella dé a luz".
En consecuencia, Jacob llevó a Bala a su lecho, y cuando Bala dio a luz un hijo, Raquel exclamó: "Dios me ha hecho justicia, me ha oído y me ha dado un hijo"; y por eso lo llamó Dan.
Bala parió un segundo hijo y Raquel dijo: "Lucha de Dios he luchado con mi hermana y la he vencido"; y por eso le llamó Neftalí.
Viendo Lía que había dejado de tener hijos, tomó a Zelfa su esclava, y se la dio por mujer a Jacob. Cuando Zelfa dio a luz un hijo, Lía exclamó: "¡Qué buena fortuna!"  y le llamó Gad. Parió Zelfa un segundo hijo, y dijo Lía: "Por dicha mía, pues los hijos me han hecho feliz" y le llamó Aser. En adelante Jacob durmió solamente con Raquel y Lía aprendió a odiarla enconadamente.
Pero Raquel sentía un temor constante de que la enviaran de vuelta a Padán-Aram por ser estéril y allí la reclamara su primo Esaú.
Sin embargo, un día, durante la siega del trigo, Rubén, el hijo de Lía, cuidaba al asno de Jacob cuando halló en una barranca unas mandrágoras. Estas raíces mágicas se parecen a los miembros inferiores de un hombre; la flor tiene color de llama y en la oscuridad emite extraños rayos parecidos a relámpagos.
Crecen en el valle de Baaras, que se halla al norte de Maqueros en Judá, y pueden no sólo aumentar la atracción de una mujer para su marido, sino también curar su esterilidad. Las mandrágoras se resisten ferozmente a la mano que las arranca, a menos que se vierta sobre ellas sangre de la menstruación o la orina de una mujer; aún así es segura la muerte si se las toca. Los recolectores de mandrágoras hacen un surco alrededor de la planta hasta que sólo las puntas de su raíz quedan asidas a la tierra; luego atan a ella un perro con una cuerda y se alejan. El perro los sigue, desarraiga la planta y muere inmediatamente, lo que satisface el espíritu vengativo de la mandrágora.
Como Rubén no reconoció las hojas fétidas y lanceoladas de las mandrágoras, ató a ellas inocentemente su asno y se alejó.
El asno no tardó en arrancar las mandrágoras, que lanzaron un grito horripilante, y cayó muerto. Rubén llevó las plantas a su madre Lía, para mostrarle qué era lo que había matado al animal; pero Raquel le salió al camino y le arrancó las mandrágoras de las manos. Rubén se echó a llorar fuertemente y Lía acudió y le preguntó qué le pasaba. "¡Ella me ha robado mis hombrecitos!", contestó Rubén sollozando. "¡Devuélveselos inmediatamente!", ordenó Lía a Raquel. "No, no — respondió Raquel, llorando también—. Estos hombrecitos serán mis hijos, pues Dios no me ha dado otros". Lía gritó: "¿Te parece poco haberme quitado el marido, que quieres también quitarme las mandrágoras de mi hijo?" Raquel suplicó: "Dame esas mandrágoras y Jacob se acostará contigo esta noche". Lía no se atrevió a despreciar ese ofrecimiento, y al oír el rebuzno del asno de Jacob cuando volvía a casa del campo al anochecer, corrió a su encuentro y le d i j o : "Tienes que compartir mi lecho esta noche, pues te he comprado por unas mandrágoras de mi hijo".
Jacob accedió de mala gana y Lía volvió a concebir y le dio un quinto hijo. Y dijo Lía: "Dios me ha pagado mi merced por haber dado mi sierva a mi marido", y le llamó Isacar. Dios premió lo que había hecho Lía no por lujuria, sino para aumentar las tribus de Israel. Decretó que los hijos de Isacar poseyeran siempre un conocimiento peculiar del estado del tiempo y de la astronomía.
Luego Raquel ralló y comió las mandrágoras, y por fin dio a luz un hijo. Lo llamó "José" y dijo: "Dios ha quitado mi afrenta.
Que me añada Yahvéh otro hijo".
Lía parió un sexto hijo y d i j o : "Dios me ha dado un buen don; ahora mi marido morará conmigo, pues le he dado seis hijos", y le llamó Zabulón. Después dio a luz una hija, a la que llamó Dina.
Benjamín nació muchos años después, durante el regreso de Jacob de Padán-Aram. Había llevado sus rebaños y esposas a través de Betel y poco antes de llegar a Efrata sintió Raquel los dolores del parto. Cuando, tras un día o más, apareció por fin su hijo, la partera le d i j o : "Ánimo, que también éste es hijo".
Raquel, agotada por los dolores del parto, murió murmurando: "Sí, en verdad, él es el hijo de mi desgracia". Y lo llamó Benoni, Pero Jacob lo llamó "Benjamín", que significa "hijo de mi mano derecha". Lamentando no poder enterrar a Raquel en la caverna de Macpela, Jacob la enterró en el camino de Efrata, que es Belén, y alzó sobre la tumba un monumento, que todavía subsiste en las cercanías de Rama.
Todos los doce patriarcas, con excepción de José, tuvieron hermanas mellizas con las que luego se casaron. Benjamín tuvo dos. La única hija de Lía,
Dina, no tuvo mellizo varón. Jacob se habría divorciado de Lía, pero ella le dio tantos hijos que se sintió obligado a ponerla por lo menos al frente de su harén.
Algunos dicen que para conmemorar el hallazgo de las mandrágoras por Rubén, su tribu llevaba siempre un maniquí en su estandarte- Otros dicen que Raquel no comió esas raíces —lo que habría sido hechicería—, sino que se las entregó a un sacerdote; y que Dios le recompensó con dos hijos por haber resistido una tentación tan fuerte.

sábado, 21 de julio de 2012

MITOLOGIA INCA -MANCO CAPAC Y MAMA OCLLO-


MITOLOGIA INCA
OTROS PRECURSORES DEL IMPERIO
MANCO CAPAC Y MAMA OCLLO


Entre los grandes mitos está el de Manco Capac y su hermana/esposa Mama Ocllo, formando otra gran leyenda sobre los precursores del imperio inca. Manco Capac y Mama Ocllo son -en este mito- la primera pareja de pobladores sagrados de la tierra, los primeros incas que se establecen en ella. Dice la leyenda que surgieron al mundo de aquí por la pacarina privilegiada del lago Titicaca, en cuya isla fueron puestos por la mano de Uira Cocha, de acuerdo con lo que le había ordenado su padre, el dios del Sol. Los dos hermanos se unieron en matrimonio, abriendo de este modo el ritual de los matrimonios del Inca con su hermana Coya; Manco Capac se dedicó a fecundar la tierra con un bastón de oro que Uira Cocha le había dado, y haciendo crecer las nuevas plantas, iba creando beneficios para la raza de los pobres mortales, para quienes también iba dando forma a los ríos y arroyos, hacía brotar árboles y pastos y construía ricas habitaciones en las que pudieran vivir con decencia: mientras, Mama Oclla se dedicaba a hacer su gran tarea. ya que era ella quien iba enseñando a las mujeres las artes e industrias que les permitieran sacar todo el provecho posible a las riquezas que su hermano producía; así, haciendo prodigios, la real pareja llegó hasta un lugar en el que, con su mágico bastón de oro, señaló el centro del imperio, la futura ciudad de Cuzco (Cosco, el centro). Pero hay distintas versiones de la llegada al mundo de Manco Capac: una de ellas, en la que se mezcla el relato de Manco Capac y Mama Oclla con el de los hermanos Ayar, hace que Manco Capac aparezca junto a otros tres seres bien distintos; ya no son ellos, los dos hermanos, quienes van a estar en solitario al frente de la creación del Imperio del Inca.

viernes, 20 de julio de 2012

MITOLOGIA MAYA -EL TUNKULUCHU-


MITOLOGIA MAYA 
LEYENDAS Y CUENTOS MAYAS 
El Tunkuluchú

Una iniciativa de la Universidad de Guadalajara y Fielding Graduate University


Había una vez en una época lejana, un lugar lleno de magia y color llamado El Mayab donde vivía una ave pequeña, que era seria y respetuosa además muy inteligente, llamada el tunkuluchú, que era considerado el más sabio del reino de las aves. Por esta razón, los pájaros de este grandioso lugar muy a menudo iban a visitarlo cuando algo les pasaba, para pedir alguno de sus sabios consejos y por esto todos lo admiraban y lo querían.
Un día, el tunkuluchú recibió una carta, en la que se le invitaba a una fiesta.
¡Qué gran alegría me han invitado a una fiesta en el palacio del reino de las aves creo que será bueno asistir!
Aunque no le gustaban los festejos, en esta ocasión decidió asistir, pues no podía rechazar una invitación de la realeza. De esta manera se tomo el día libre para prepararse.
¡Me daré una ducha, y me pondré mi mejor traje para estar presentable – dijo el tunkuluchú.
Cuando llegó la noche, partió hacia el castillo real, al llegar a la fiesta, entró por la puerta principal que era muy alta, miró que era un lugar lleno de brillo y colores, ahí se encontraban las aves más bellas del reino, con sus mejores atuendos, sus alas brillantes donde todos iban y venían con gran elegancia.
¡Muy buenas noches estimado tunkuluchú pase usted! – dijo el guardián del palacio.
Adentro se notaba la alegría por todos los rincones del palacio; cuando caminaba por el pasillo principal los invitados se asombraron mucho al verlo, pues era la primera vez que el tunkuluchú iba a una reunión como esta.
¡Hola querido tunkuluchú, que gran alegría tenerte aquí! – decían los invitados.
De inmediato el rey ave le dijo – tunkuluchú siéntate junto a mí, come y toma todo lo que puedas.
Pero el tunkuluchú no estaba acostumbrado al licor y apenas bebió unas copas, y al pasar las horas el tunkuluchú se emborrachó. Lo mismo les pasó a los demás invitados, que en un momento convirtieron la fiesta en un lugar de silbidos y risas escandalosas.
De entre todas las aves había una en particular era el chom, uno de los más chistosos del reino, quien adornó su cabeza pelona con flores y se reía cada vez que tropezaba con alguien. En cambio, la chachalaca, que siempre era muy ruidosa, se quedó callada. Cada ave quería ser la de mayor gracia, y sin querer, el tunkuluchú le ganó a las demás. Estaba tan borracho, que le dio por decir chistes mientras danzaba y daba vueltas en una de sus patas, sin importarle caerse a cada rato.
En eso estaban, cuando pasó por ahí un maya conocido por ser de veras latoso. Al oír el alboroto que hacían los pájaros, se metió a la fiesta dispuesto a molestar a los presentes.
Hola a todas las avecitas ¿cómo se la están pasando? ha llegado el invitado de honor, YO.
- Dijo el maya.
Y el maya comenzó a reírse de cada ave, pero pronto llamó su atención el tunkuluchú. Sin pensarlo mucho, corrió tras él para jalar sus plumas, mientras el mareado pájaro corría y se resbalaba a cada momento.
Espérame lindo pajarito, no te voy a hacer nada, solo quiero una cuantas plumitas.
Mientras el maya continuaba riendo, arrancó una espina de una rama, buscó al tunkuluchú; y empezó a picarle las patitas. Aunque el pájaro las levantaba una y otra vez, lo único que logró fue que las aves creyeran que le había dado por bailar y se rieran de él cada vez más.
- Jajajaja, baila tunckuluchú, baila.
Fue hasta que el maya se durmió por la borrachera que dejó de molestarlo. La fiesta había terminado y las aves regresaron a sus nidos; algunas se reían al recordar el tremendo ridículo que hizo el tunkuluchú.
El pobre pájaro sentía coraje y vergüenza al mismo tiempo, pues ya nadie lo respetaría luego de ese día.
Entonces, decidió vengarse de la crueldad del maya. Estuvo días enteros en la búsqueda del peor castigo.
¡Tengo que encontrar la manera de vengarme, esto no va a quedar así, decía el tunkuluchú!
Era tanto su rencor, que pensó que todos los hombres debían pagar por la ofensa que él había sufrido. Así, buscó en sí mismo alguna cualidad que le permitiera desquitarse y optó por usar su olfato.
-¡Oh… ya se voy a ir al todas las noches al cementerio, hasta que aprender a reconocer el olor de la muerte; esto será bueno para mi venganza!-
Desde ese momento, el tunkuluchú se propuso anunciarle al maya cuando se acerca su hora final. Así, se para cerca de los lugares donde huele que pronto morirá alguien y canta muchas veces. Por eso dicen que cuando el tunkuluchú canta, el hombre muere.

domingo, 15 de julio de 2012

ORACULOS SIBILINOS JUDIOS Y CRISTIANOS


Oráculos Sibilinos judíos y cristianos
(fragmento)(1) 


Por Antonio Piñero


La enorme fama de la Sibila en todo el mundo antiguo, aceptada por todos, incluido los cristianos fieles, como autentica reveladora de oráculos divinos, hizo que los judíos primero, y luego los cristianos, falsificaran estos oráculos con fines de propaganda religiosa. El motivo de fondo de esta falsificación era claro: hasta la suprema profetisa de los paganos es una defensora del Dios único y de sus adoradores y doctrina.
En la antigüedad hubo muchas Sibilas (se han contabilizado por lo menos diez, con nombres diversos), pero la que más fama adquirió fue la de Cumas, ciudad de la campania italiana, a unos 16 km. De Nápoles. Allí, en una cueva o antro de una montaña cercana, daba a conocer la profetisa los oráculos del dios Apolo. Otras Sibilas famosas fueron la Tiburtina o la de Eritrea.
Los diversos libros conservados de estos oráculos falsos son de diversa procedencia geográfica –el Egipto helenizado, Israel/Palestina, Siria, Asia Menor- y de diversa época: desde el siglo I a. de C. hasta otros del siglo IV y V. El más antiguo de estos textos parece ser el Libro III que reúne oráculos del siglo I a. de C.
El interés teológico de los falsificadores sibilistas, junto con la propaganda a favor del monoteísmo, fue la proclama de la necesidad de conversión a ese Dios único, insistiendo sobre todo en las grandes catástrofes y castigos que conlleva un proceder contrario. El fin del mundo –que se piensa muy cercano-está también a menudo presente en estos versos.

(1) Lamentablemente por el momento me es imposible publicar el texto completo como siempre fue mi proceder, pero dado la importancia de esta obra, juzgue conveniente hacerlo así. 
Espero que el lector sepa comprender y valorizar el texto ofrecido. – Sergio (Nuestros Antepasados)

Libro II (fragmento)
En el momento en que Dios hizo cesar el omnisciente canto, después de mis numerosas súplicas, en ese instante depositó de nuevo en mi pecho la muy gozosa vos de divinas palabras.
Entonaré estas profecías mientras todo mi cuerpo esté lleno de estupor, pues ni siquiera sé lo que digo, pero Dios me ordena que todo lo proclame.
Mas cuando sobre la tierra se produzcan seísmos, devastadores rayos, truenos y relámpagos, lluvias y también añublo en la tierra, el enloquecimiento de los chacales y de los lobos, matanzas y aniquilamientos de hombres, de mugientes vacas, de domésticos cuadrúpedos, de acémilas aptas para el trabajo, y de cabras y ovejas, a continuación la tierra, abandonada en su mayor parte, se tornará baldía a causa del descuido, y escasearán los frutos. Los hombres libres serán vendidos entre la mayoría de los mortales, y los templos serán profanados. Entonces llegará después de eso la decima generación de mortales, cuando el Dios que sacude la tierra y que despide relámpagos rompa el fervor de los ídolos, agite al pueblo de Roma, la de las siete colinas, y su gran riqueza perezca abrasada en inmenso fuego por la llama de Hefesto […]

Libro III (fragmento)
Altitonante, bienaventurado ser celestial que habitas el lugar edificado sobre los querubines, te suplico, haz que por un instante deje de anunciar mis profecías llenas de verdad, pues ya está fatigado mi espíritu dentro de mí.
Mas ¿Por qué de nuevo mi corazón se agita y mi ánimo, por látigo azotado, se ve forzado dentro a anunciar mis palabras a todos? He aquí de nuevo proclamaré todo cuanto Dios me ordena anunciar a los hombres […].
Una señal muy clara te revelaré para que comprendas cuando llegará el fin de todo sobre la tierra:
Será en el momento en el que en el cielo estrellado se vean por la noche espadas hacia poniente y hacia levante,  y al punto también una nube de polvo se abalance desde el cielo sobre la tierra toda y desaparezca todo el brillo del sol al mediodía, y los rayos de la luna sean entonces visibles, y cuando de repente caigan sobre la tierra gotas de sangre y de las piedras como señal.
Y cuando en una nube veáis un combate de infantes y jinetes como una cacería de fieras, semejante a las brumas.
Entonces será el fin que Dios, que el cielo habita, dará a la guerra.
Mas es preciso que todos hagan sacrificios al Gran Rey.
Tras dejar los muros babilónicos de Asiria, por aguijón enloquecida, he venido a revelar con mis profecías a todos los mortales las indicaciones de Dios, como fuego enviado contra la Hélade, de suerte que profetice para los mortales los enigmas divinos.
Y los mortales de la Hélade dirán que soy de otra patria:
Impúdica nacida en Eritrea. Estos dirán que soy la enloquecida y mendaz Sibila, hija de Circe y de padre desconocido.
Mas cuando todo suceda, entonces os acordaréis de mi y ya nadie me llamará loca, sino profetisa del Dios todopoderoso.

Libro IV (fragmento)
Escucha, pueblo de Asia altiva y de Europa, por mi boca de variado sonido, todas las verdades que me dispongo a profetizar por mandato de nuestro gran Dios, no como reveladora de oráculos del falso Febo […], sino de Dios todopoderoso, al que no plasmaron las manos de los mortales en forma de imágenes mudas de piedra pulida […].
Los necios, dirigiendo a los justos resoplidos de su mofa y risa con insensateces intentarán atribuirles cuantos malévolos y perversos actos cometan ellos, pues la raza humana entera es lo más engañoso que existe. Mas cuando llegue ya el juicio del mundo y de los mortales que Dios mismo llevará a cabo al juzgar a la vez a impíos y a piadosos, entonces enviara  a los primeros al fuego  bajo las tinieblas, y entonces comprenderán cuán grande impiedad cometieron. Pero los piadosos permanecerán sobre la fértil tierra, porque Dios les concederá a un tiempo espíritu, vida y gracia. Todo esto se cumplirá sin duda en la decima generación […]. Mas cuando ya todo se transforme en ceniza y ascuas, y Dios haga descansar también al fuego inextinguible, igual que lo prendió, entonces Dios dará forma de nuevo a los huesos y cenizas de los hombres, y de nuevo hará que se levanten los mortales, como antes eran. Y entonces tendrá lugar el juicio en el que Dios mismo será de nuevo juez del mundo. A cuantos por impiedad pecaron, otra vez la tierra amontonada sobre ellos los ocultará, el lóbrego Tártaro y las profundidades horribles de la Gehenna.
Y cuántos son piadosos de nuevo vivirán sobre la tierra, porque Dios le concederá a un tiempo espíritu y gracia por su piedad. Entonces todos se verán a sí mismos al contemplar la gran luz del sol.
¡Bienaventurado el hombre que en ese tiempo llegue a existir sobre la tierra!

Libro V (fragmento)
Habrá en los últimos tiempos, cuando la luna se extinga, una guerra que extenderá su locura por el mundo, basa en la astucia con engaños.
Llegará desde los límites de la tierra el varón matricida, fugitivo y albergando en su mente aventurados proyectos.
Destruirá toda la tierra, todo lo dominará, y todos sus pensamientos serán más cuerdos que los de todos los mortales […].
Desde occidente se extenderá una gran guerra sobre los hombres, y correrá la sangre por las vertientes hasta los ríos de profunda corriente.
De Macedonia la cólera se verterá por la llanura; traerá una alianza para el pueblo, pero para el rey la destrucción.
Y entonces una brisa invernal soplará sobre la tierra, y la llanura de nuevo se llenará de guerra mala.
Fuego desde las llanuras celestiales lloverá sobre los mortales, fuego y sangre, agua, rayos, oscuridad, noche celestial, destrucción en la guerra y tinieblas para cubrir las matanzas; a todos matarán, a los reyes y a los mejores hombres.
Así se terminará con la dolorosa destrucción de la guerra,
Y ya nadie con su espada luchará, ni con hierro, ni tampoco con flechas, porque no les estará permitido.
Paz logrará el pueblo sabio, el que sobrevivió, en la maldad probado, para que luego se regocijara.

Libro VII (fragmento)
¡Ay de ti, mísera Rodo! Por ti la primera, por ti lloraré.
Serás la primera de las ciudades, la primera que perecerás, de hombres privada y carente de recursos.
¡Delos, tú emprenderás la navegación, y sobre el agua, inestable estarás!
¡Chipre, algún día te destruirán las olas del verdoso mar!
¡Sicilia. Te incendiará el fuego ardiente que caerá sobre ti!
Hablo del agua de Dios, temible e invasora; Noé será el único de entre los hombres que escapará fugitivo.
La tierra flotará, los montes flotarán, y también flotará el éter; agua será todo y en las aguas todo perecerá.
Pero se detendrán los vientos y habrá una segunda era […].
Pero en el tercer lote, del ciclo de años de la tercera ogdóada, se verá de nuevo otro mundo.
Y entonces el terrible olor a azufre se extenderá en derredor anunciando la muerte, cuando aquellos perezcan entre tinieblas y plagas. Entonces creará El la mente pura de los hombres y restaurará tu raza como antes fue.
Ya nadie trazará profundo surco con curvo arado; los bueyes no hundirán en la tierra el hierro enderezador; ya no habrá sarmientos ni espigas, sino que todos a una comerán con blancos dientes el maná cubierto de rocío.
Con ellos estará también Dios, que les enseñará, igual que a mí, miseria. Pues ¡cuantas malas acciones cometí antes […].
¡Ojalá me lapidéis! ¡Si, lapidadme todos!
Pagaré así mis culpas y pondré mis ojos fijos en el cielo.

Libro VIII (fragmento)
Alguna vez, altiva Roma, caerá sobre ti desde lo alto el mismo golpe celestial, doblada tu cerviz la primera, serás arrancada de tus cimientos, el fuego te consumirá entera, yacente sobre tus propios fundamentos; tu riqueza se perderá, y los lobos y las zorras habitarán tus ruinas.
Entonces te quedarás totalmente desierta, como si nunca hubieras existido.
¿Dónde estará tu Paladio? ¿Qué clase de dios te salvará? […].
Mas cuando se sucedan en ti, en la molicie acostumbrada, tres veces cinco reyes, que hayan esclavizado el mundo de oriente hasta occidente, existirá un caudillo de cabeza cana, de nombre cercana  al del mar, que visitará el mundo con pie veloz, proporcionará dones, tendrá oro abundantísimo, reunirá aun más plata de sus enemigos  y, tras despojarlos, emprenderá el regreso.
Participará en todos los misterios de los mágicos recintos impenetrables, designará a su hijo dios, suprimirá todos los cultos, abrirá a todos desde el principio los misterios que conducen al error […].
Mas cuando la décima generación penetre en la morada del Hades, grande será después el poder de una mujer, para la que Dios mismo hará que surjan importantes calamidades, cuando, coronada, haya conseguido honores de reina; un año entero tendrá la mitad de su duración.
El sol, con exhaustiva carrera, brillará incluso de noche, y las estrellas abandonarán lo bóveda celeste.
Entre los zumbidos de un fuerte huracán convertirá la tierra en yermo; tendrá lugar la resurrección de los muertos; la carrera de los cojos será muy veloz, los sordos oirán, los ciegos verán, hablarán los que no hablaban y todos disfrutaran de vida común y de riqueza.
La tierra será de todos por igual, sin estar dividida por muros y cercados; producirá algún día frutos más abundantes, y dará fuentes de dulce vino, de blanca leche y de miel.
Mas cuando Dios haga cambiar los tiempos y transforme el invierno en verano, entonces se cumplirán todos los designios.

Libro XII (fragmento)
Vamos, ahora escucha de mí lo que voy a decir sobre la época de los latinidas, llena de lamentos […].
Cuando el astro brillante, en todo igual al sol, desde el cielo aparezca al mediodía, entonces a escondidas llegará la Palabra del Altísimo para traernos su carne a semejanza de los mortales. Más con su ayuda se acrecentará el poderío de Roma y de los gloriosos latinos.
Y luego el propio gran rey morirá por obra de su particular destino, después de traspasar a otro su poder real.
Después de este, otro hombre, vigoroso lancero, reinará […].
En aquellos momentos reinarán sobre los violentos romanos dos soberanos, hombres rápidos en hacer la guerra; uno ostentará el numero setenta, el otro será de la tercera cifra.
Y entonces el toro de alta cerviz, escarbando con sus pezuñas en la tierra y levantando polvo con sus dos cuernos, causará numerosos males al reptil de piel oscura, que al arrastrarse hará un surco con sus escamas.
Y a continuación el mismo morirá.
Tras él llegará de nuevo otro ciervo de hermoso cuernos, hambriento, que irá por los montes ansioso de llenar su vientre de animales venenosos; entonces vendrá, enviado por el sol. Un león terrible y temible, con aliento de abundantes llamas.
Entonces en verdad, con grande e impúdica audacia, este a su vez matará al ciervo veloz de hermosa cornamenta, a la enorme fiera venenosa y temible, que continuos silbidos lanza, y al macho cabrío, de oblicuo caminar, y la gloria lo acompañará.
El sano, incólume, inaccesible, reinará sobre los romanos y los persas perderán su poderío.
Mas ahora, Soberano rey del mundo, Dios, haz cesar el canto de mis versos.

Libro XIV (fragmento)
Hombres, ¿Por qué en vano, como si fuerais inmortales, a pesar de la brevedad de vuestro poderío, tenéis sentimiento en exceso altivos, y todos queréis reinar sobre los mortales, sin comprender que Dios mismo aborrece el afán de dominio […].
Prefiriendo todos los mantos de purpúreo tejido, y no ansían más que guerras, lamentos y matanzas.
Breve destino les dará Dios inmortal, que en el éter habita:  los aniquilará y en distintos lugares los matará […].
Y luego con el paso circular de largos años habrá épocas de gran calma; mas luego tendrá de nuevo Egipto una segunda guerra, y habrá una batalla naval, pero no conseguirán la victoria.
¡Desdichados! Se producirá la muerte de la insigne ciudad, y el despojo de las guerras tendrá lugar no por largo tiempo.
Y entonces los hombres que comparten los limites de una gran extensión de tierra, huirán acobardados, y se llevarán a sus canoso padres; y de nuevo tendrán enfrentamientos con el hijo, y obtendrán una gran victoria; matarán a los judíos, hombres capaces de soportar la guerra […].
¡Ay, cuantos guerreros nadarán alrededor de las olas! Pues muchos yacerán  sobre las arenosas riberas; sus rubias cabezas caerán bajo los alados egipcios; entonces es cuando irán tras la sangre mortal  de los árabes.
Mas cuando los lobos se unan con juramentos de fidelidad a los perros en una isla rodeada por el mar, entonces tendrá lugar el levantamiento de torres, y los hombres habitarán la ciudad que mucho sufrió, pues ya no existirá el engañoso oro ni la plata, ni la posesión de la tierra ni la esclavitud llena de esfuerzos, sino que el  gozoso pueblo tendrá un solo amor y un solo modo de vida.
Todo será común e igual y única la luz de la vida.
En la tierra la maldad se hundirá en el mar divino.
Y entonces estará cerca la cosecha de los mortales: sobre ellos se extenderá la poderosa necesidad de que esto se cumpla.
Entonces no podrá decir ningún caminante al encontrarse con otro que alguna vez se extinguirá la raza de los mortales, aunque vayan pereciendo.
Y entonces el pueblo santo tendrá en su poder los cetros de toda la tierra, por todos los siglos junto con sus vigorosos padres.

Traducción  de Emilio Suárez de la Torre

lunes, 9 de julio de 2012

APUNTES 25 - LOS ANTIPAPAS-


Los Antipapas
Antipapas reconocidos por la Iglesia Católica



San Hipólito (217-235)
Fue un escritor de la iglesia cristiana primitiva. Al parecer fue elegido como el primer antipapa en 217, pero murió reconciliado con la Iglesia el 235 como un mártir, por lo que ahora es honrado como un santo. El misterio que envuelve a la persona y los escritos de Hipólito, uno de los más prolíficos escritores eclesiásticos de los primeros siglos, fue desvelado un poco por primera vez a mediados del siglo XIX por el descubrimiento de su Philosophumena, asumiendo que este trabajo sea obra de Hipólito.

Novaciano (251)
(Frigia, ¿? - † 258) fue un sacerdote romano y antipapa en la época del papa Cornelio desde 251 hasta 258, fecha de su muerte. Algunos lo llaman o lo identifican con Novato, pero otras fuentes, dicen que Novato era un presbítero de origen cartaginés.
Novaciano habría nacido en Frigia a mediados del siglo III y en 248 se trasladó a Roma, donde se convirtió al Cristianismo. Fue el primer teólogo en utilizar el latín como idioma de sus textos.
Descontento con la elección de Cornelio, no reconoció su autoridad. Se hizo nombrar por tres obispos como papa, por lo que se constituyó en antipapa, y dio origen a la doctrina conocida como novacianismo que niega la absolución de los lapsos y afirma que la Iglesia no tiene poder para dar la paz a los que renegaron de la fe en la persecución y a los que cometieron algún pecado mortal.
El enfrentamiento de ambas posturas provocó que Novaciano se hiciera nombrar por tres obispos como papa y fundara la Iglesia de los puros (katharoi) que perduraría hasta el siglo VII. Esto hizo que se convocara un sínodo en otoño de 251 en el que se condenó y excomulgó a Novaciano.
Tras dicho concilio y ser declarado antipapa, fue desterrado de Roma y murió en 258, martirizado en el período del emperador Valeriano I (253-260). Sus restos fueron llevados a Roma por sus discípulos.
Su doctrina fue perdiendo adeptos hasta desaparecer en el siglo VII.
Novaciano escribió Tractatus de Trinitate entre otros escritos.
El y sus seguidores fueron excomulgados por el papa Cornelio, siendo considerado hereje por la Iglesia Católica. San Cipriano, San Ambrosio y San Paciano impugnaron su doctrina

Félix II (335-365)
(Roma, ¿? - † Porto, 22 de noviembre de 365), antipapa de la Iglesia Católica entre 355 y 365, aunque durante la Edad Media figuró entre los papas considerados legítimos.
Arcediano de la iglesia de Roma, al decretar el emperador Constancio II el destierro del papa Liberio en 355 por negarse este a condenar a Atanasio, fue consagrado pontífice por tres obispos arrianos y aunque fue reconocida por el clero romano, no consiguió el apoyo del pueblo que siguió fiel al papa desterrado.
En 357, el desterrado Liberio condena las ideas de Atanasio en el denominado Formulario de Sirmio logrando con ello que el emperador Constancio II le permita regresar a Roma con la intención de que la Iglesia estuviese gobernada tanto por Liberio como por Félix. No obstante tras el retorno de Liberio, en 358, el pueblo romano rechazo la bicefalia de la Iglesia y se decantó por Liberio obligando a Félix a abandonar Roma y refugiarse en Porto donde fallecería. No consta que sufriera martirio alguno.

Ursino (366-367)
Antipapa de la Iglesia Católica entre 366 y 367.
De origen romano, era diácono de la Iglesia romana cuando se negó a reconocer al papa elegido Dámaso I y se autoproclamó obispo de Roma en 366. El emperador Valentiniano reconoció a Dámaso y desterró a Ursino a Colonia en 367, por lo que San Dámaso quedó como sumo pontífice, y, aunque posteriormente Valentiniano les permitió volver a Milán, dos meses más tarde les prohibió totalmente volver de nuevo a Roma o su entorno. De esta forma, los partidarios del antipapa se reunieron en Milán junto a los arrianos y continuaron pretendiendo su sucesión y persiguiendo a Dámaso hasta la muerte de Ursicino. De esta forma, los partidarios del antipapa lanzaron una acusación de adulterio que fue presentada contra Dámaso en el 378 en la corte imperial pero fue exonerado, primero, por el propio Emperador Graciano y después por un sínodo romano de cuarenta y cuatro obispos qué además excomulgó a los acusadores.
A la muerte de Dámaso I en 384 intentó nuevamente asumir el papado, pero el emperador Valentiniano II lo desterró en forma perpetua en 385.

Eulalio (418-419)
(ha. 380 – † ha. 450). Antipapa de origen romano en oposición al Papa Bonifacio I entre el 27 de diciembre de 418 y el 3 de abril de 419.
A la muerte del papa Zósimo, el clero romano se dividió al elegir al que habría de ser su sucesor ya que mientras una parte de ellos eligieron a Bonifacio I un grupo de diáconos descontentos apoyados por Simaco, el prefecto de Roma, optó por elegir al diácono Eulalio.
Al no solucionarse el conflicto entre los dos bandos, se requirió al emperador Flavio Honorio para que mediase en la disputa. El emperador convocó un sínodo, convirtiéndose con ello en el primer emperador que intervino activamente en una elección papal. La presencia de los aspirantes en Roma y los conflictos que en la ciudad provocaron los partidarios de uno y otro hicieron que el sínodo no llegara a una decisión por lo que el emperador ordenó la celebración de un segundo sínodo ordenando que ambos candidatos se alejaran de Roma. Este segundo sínodo confirmó en el trono papal a Bonifacio I.
Eulalio aceptó la decisión del sínodo retirándose a Nepi de donde, posteriormente, bajo el pontificado de Celestino I, fue nombrado obispo, ejerciendo dicha dignidad hasta su muerte.

Lorenzo (498; 501-505)
También conocido como Laurentius o Laurencio (460 - 508), fue un antipapa de la Iglesia Católica entre 498 y 506.
Lorenzo, sacerdote de origen romano, era arcediano de la basílica de Santa Prassede en Roma, cuando fue elegido papa por una parte del clero romano simpatizante de Bizancio, el 22 de noviembre de 498, el mismo día en que había sido consagrado papa san Símaco, de quien es considerado antipapa, y consagrado en Santa María la Mayor. Lorenzo recibió el apoyo del emperador Anastasio I y del rey ostrogodo Teodorico el Grande.
La instalación de Lorenzo como papa en el Palacio de Letrán provocó un cisma en el seno de la Iglesia Católica que duró cuatro años. Sin embargo, los partidarios de Lorenzo, entre los que se encontraba el senador Festus, mantuvieron el cisma. Ambos pretendientes al papado acudieron a Teodorico para que éste decidiera. Previamente, Lorenzo había lanzado acusaciones criminales sobre Símaco. Teodorico, quien temiendo la influencia bizantina sobre Lorenzo, le retiró su apoyo y se decidió por Símaco. Tras someterse Lorenzo a la decisión tomada y abdicar en 499, retiró sus acusaciones, y ese mismo año Símaco ofreció a Lorenzo la diócesis de Noceria, en la Campania, obispado que ejercería hasta su muerte.
Las acusaciones de Lorenzo fueron desechadas por el concilio reunido el 23 de octubre de 501, año en que Lorenzo intentó nuevamente ejercer el papado. En 505 un concilio lo depuso nuevamente por lo que abdicó definitivamente.

Dióscuro (530)
De origen griego nacido en Constantinopla fue antipapa de Bonifacio II.
Había sido elegido por parte del clero romano el 22 de septiembre de 530, al mismo tiempo que era elegido el papa Bonifacio II, pero murió el 14 de octubre del mismo año. Hasta ese momento ostentaba el título de diácono.
Con su muerte, sus electores reconocieron como papa a Bonifacio II por lo que se evitó que el cisma prosperase.

Teodoro (687)
Fue un antipapa, opuesto a los papados de Conón y Sergio I. Teodoro gobernó en el 687, con otro antipapa, Pascual. Ambos tuvieron que ceder su puesto al siguiente papa elegido: san Sergio I.
Tras la muerte de Conón, Pascual fue apoyado por el clero, mientras que Teodoro lo fue por los militares. Tras la elección de Sergio, ambos fueron proclamados, si bien Teodoro renunció a sus pretensiones al saber que Sergio había sido confirmado por el exarca de Rávena.

Pascual (687-692)
Fue un antipapa que gobernó en el 687, elegido como contraposición a otro antipapa, Teodoro. Pascual llegó a ser por breve tiempo antipapa del papa Sergio I, ante quien finalmente cedió su puesto.

Constantino II (767-769)
Nacido en Nepi, fue antipapa desde el 29 de junio de 767 al 6 de agosto de 768, durante el pontificado de Esteban III.
Tras la muerte del papa San Pablo I, el duque de Nepi aprovecha para provocar una insurrección armada y proclamar como papa a su hermano, un laico que tomará el nombre de Constantino II.
Al ser laico, fue ordenado antes de ser consagrado Papa, circunstancia nada inusual en la época, pero que será el motivo por el que un tribunal eclesiástico lo deponga el 6 de agosto de 768. Después de ser depuesto se le arrancaron los ojos y confinado a un monasterio, donde más adelante fallecería.
Se designa como sucesor a un sacerdote romano llamado Felipe que renuncia al día siguiente.

Felipe (768)
Fue antipapa durante un solo día, el 31 de julio de 768.
En verano del 768, un grupo de notables conducidos por el primicerio Cristóbal y una guarnición que había enviado Desiderio de Lombardía logró apoderarse del impostor, Constantino II (antipapa), le sacaron los ojos y lo encerraron en un convento.
Desiderio, aprovechó entonces la ocasión para nombrar a Felipe, que tenía sobre Constantino la ventaja de ser monje. Lo entronizaron en el Palacio de Letrán, pero ese mismo día fue depuesto. No se resistió y regresó al convento de San Vito. Seguidamente los francos eligieron a Esteban III, sacerdote siciliano que tenía asegurado su reconocimiento por parte de los sucesores de Pipino el Breve: Carlos y Carlomán.

Juan (844)
Juan VIII o simplemente Juan, Antipapa de la Iglesia Católica durante el año 844.
Tras la muerte del papa Gregorio IV el archidiácono Juan es proclamado papa de una forma ilegítima, pero contando con el apoyo del pueblo romano, mientras que la nobleza eligió en su lugar al papa Sergio II, un romano de nacimiento noble. La oposición fue suprimida, y el papa Sergio II intervino para salvar con vida al antipapa. Juan es considerado un antipapa por la Iglesia.

Anastasio (855)
El antipapa Anastasio III, llamado Anastasio el Bibliotecario, nació hacia 815 y murió en 879. Fue antipapa en 855, enfrentado a Benedicto III. El sucesor de éste, Nicolás I, nombró a Anastasio canciller pontificio, puesto que desempeñó como uno de los más brillantes redactores. Se le atribuye parte de la redacción del Liber Pontificalis. Es uno de los personajes relacionados con la supuesta suplantación de la papisa Juana.

Cristóbal (903-904)
Fue un antipapa, (Roma, ¿?-906). Depuso al Papa León en 903, al año siguiente fue depuesto por el Papa Sergio III. El Papa Sergio III mandó degollar a León V en 903 y mandó estrangular a Cristóbal en el 906.
Hay quienes afirman que era un papa legítimo, y aunque no fue entronizado como papa según las prácticas usuales, algún tiempo después fue reconocido como papa. Estuvo incluido en la mayoría de las listas modernas de papas hasta mediados del Siglo XX. Hoy la Iglesia Católica lo considera un antipapa.

Bonifacio VII (974-985)
Fue un antipapa que ocupó el trono pontificio de forma ilegal en dos ocasiones, en 974 y entre 984 y 985. Fue considerado por sus coetáneos como un «monstruo».
Primer papado
En el año 974, durante el pontificado de Benedicto VI, aprovechando la muerte del protector de este, el emperador Otón I, el patricio romano Juan Crescencio nombra papa al cardenal diácono Francone Ferruchi que adopta el nombre de Bonifacio VII.
En esta primera etapa sólo gobernó la Iglesia durante seis semanas, el tiempo que tardó el conde Sicco de Spoleto en llegar a Roma en calidad de representante del nuevo emperador Otón II y obligar a Bonifacio a huir de la ciudad y refugiarse en Constantinopla, donde se llevó consigo parte del tesoro de la Iglesia. No obstante en ese breve período hizo estrangular al papa legítimo, Benedicto VI. Tras su huida es elegido nuevo Papa Benedicto VII, quien excomulga al antipapa Bonifacio como una de sus primeras medidas.
Segundo papado
Bonifacio permanecerá en Constantinopla durante diez años hasta que, en 984, aprovechando la muerte de Otón II y que su sucesor, Otón III, tiene apenas tres años de edad, regresa a Roma y con la complicidad de Crescencio II, hijo del citado Juan Crescencio, encarcela al papa que entonces regía los destinos de la Iglesia, Juan XIV, y vuelve a ocupar el solio pontificio casi durante un año.
El papa legítimo, Juan XIV, falleció de hambre durante su encarcelamiento, por lo que Bonifacio VII está considerado como el asesino de dos papas.
Bonifacio VII falleció asesinado el 20 de julio de 985, siendo su cadáver mutilado y arrastrado por las calles romanas hasta terminar expuesto a los pies de la estatua de Constantino

Juan XVI (997-998)
(De nombre Juan Filigato ). ( Rossano (Italia), ¿? – † Fulda (Alemania), 1013). Antipapa de 997 a 998.
Nacido en los territorios bizantinos del sur de Italia, fue capellán de Teófano, la madre del emperador Otón II hasta que, tras actuar como legado imperial en Italia, fue nombrado abad de Nonantula, y posteriormente, tutor del hijo de emperador, el futuro Otón III.
Nombrado obispo de Piacenza, fue enviado a Constantinopla con la misión de concertar el matrimonio de Otón III. Al regresar a Roma, el papa Juan XV acababa de fallecer y había sido elegido, impuesto por el emperador pero con el rechazo de la nobleza y el pueblo romano, Gregorio V.
Cuando el emperador, que había acudido a Roma para ser coronado por Gregorio V, abandonó Italia, la nobleza romana, encabezada por Crescencio II, eligió y sentó en la silla de San Pedro a Juan Filigato.
El nombramiento del antipapa Juan XVI hizo que, en 998, el emperador Otón III volviera, al frente de su ejército, a Roma donde tras restaurar a Gregorio V, capturó al antipapa y ordenó que le arrancaran los ojos, le cortaran la lengua, las orejas y la nariz y luego lo paseó, montado en un asno, por las calles de Roma. Después de esa humillación lo deportó al monasterio de Fulda en Alemania donde falleció en 1013.
Aunque Juan XVI ha sido siempre considerado como un antipapa y nunca como un papa legítimo, el siguiente papa que adoptó el nombre de Juan no utilizó el numeral "XVI" sino que pasó a usar el nombre de Juan XVII.

Gregorio (1012)
A la muerte del papa Sergio IV en el mes de mayo de 1012, Gregorio se opuso a la elección de Benedicto VIII como nuevo pontífice romano, y se hizo proclamar "papa", al parecer por una pequeña facción. Inmediatamente fue expulsado de Roma dirigiéndose hasta Alemania a pedir ayuda al rey Enrique II el 25 de diciembre de 1012. El rey le prometió que el caso sería estudiado detalladamente según lo determinase la Ley Canónica y la costumbre romana. Mientras se solucionaba el problema, lo despojó de los símbolos y ornamentos papales que llevaba consigo y le ordenó que dejara de actuar como papa legítimo. Desde aquel momento Gregorio desaparece de la Historia

Benedicto X (1058-1059)
(De nombre Juan Mincio ). ( Roma (Italia), ¿? – † 1073 ó 1080). Antipapa de 1058 a 1059.
Obispo de Velletri y pariente de los condes de Túsculo, fue elegido papa a la muerte de Esteban IX con el nombre de Benedicto X.
Su elección no contó con la aprobación de todo el colegio cardenalicio ya que parte del mismo se opuso a la misma al alegar que se había producido mediante precio (simonía); por lo que los disconformes se reunieron con el cardenal Hildebrando, futuro papa Gregorio VII, que no había participado en la elección por encontrarse en ese momento en Alemania, y procedieron a elegir en la ciudad de Siena, en diciembre de 1058, como sucesor de Esteban IX al obispo de Florencia, Gerhard de Borgoña, quien adoptó el nombre de Nicolás II.
Nicolás II, camino de Roma, celebró en Sutri un sínodo en el que depuso y excomulgó a Benedicto X quien se vio obligado a huir de la ciudad santa; aunque siguió reclamando sus derechos hasta que, tras varias derrotas militares de sus partidarios, se vio obligado a dejar de considerarse papa.
Tras su renuncia fue encarcelado hasta su muerte de la que no se tiene noticia cierta, aunque los historiadores la fijan en 1073 ó 1080.

Honorio II (1061-1072)
De nombre Pietro Cadalus nació en Verona hacia 1009 y fue antipapa de 1061 hasta el año de su muerte (1072).
A la muerte de Nicolás II, los consejeros de Enrique IV, entonces con once años de edad, considerando que, según lo establecido en la Constitutio Lotharii y en el Privilegium Ottonianum, el emperador tenía derecho a que toda elección papal contara con su aprobación, respondieron a la elección de Alejandro II, nombrando al entonces obispo de Parma, Pietro Cadalus, que tomará el nombre de Honorio II.
Honorio perdió pronto, en 1062, dicho apoyo, al sufrir Inés, la madre de Enrique IV y regente durante la minoría de edad de su hijo, un golpe de estado por el que se vio obligada a ceder la regencia a los arzobispos Anno de Colonia y Adalberto de Bremen que dieron la espalda al antipapa.
Posteriormente en un concilio celebrado en Mantua, en 1064, Alejandro II logró la destitución y excomunión de Honorio.
No obstante, Honorio se retiró a Parma donde se mantuvo en su demanda a la silla papal hasta su fallecimiento en 1072.

Clemente III (1080; 1084-1100)
Guibert o Wibert de Ravenna (c. ) fue antipapa desde el 25 de febrero de 1080 hasta su muerte. Nació en Parma y tenía relación familiar con los Marqueses de Canossa.
Siendo clérigo, fue designado como canciller imperial de Italia por la Emperatriz Agnes en 1057, posición que mantuvo hasta 1063. En 1058 participó en la elección del papa Nicolás II pero con su muerte en 1061, se asoció con el partido imperial de antirreforma Transpadino para establecer a Cadalous de Parma como el antipapa Honorio II opositor del papa Alejandro II.
Sin embargo, debido a las campañas de Godofredo III, duque de la Baja Lorena, el arzobispo Anno de Colonia y San Pedro Damián, la iglesia rechazó a Honorio II y reconoció a Alejandro II; probablemente como resultado de esas actividades, la emperatriz Agnes lo relevó del cargo de canciller imperial de Italia.
Los siguientes nueve años permaneció con un perfil bajo, pero aparentemente continuó cultivando contactos dentro de la corte de Alemania, para 1072, el emperador Enrique IV, lo nombró arzobispo de la sede vacante en Rávena. Y, aunque el papa Alejandro II era reacio a confirmar este nombramiento, fue convencido por Hildebrando para hacerlo, quizá como un acuerdo pacificador. Guibert tomó entonces un juramento de alianza hacia el Santo Padre y sus sucesores siendo por esto colocado en Rávena en 1073.

Teodorico (1100)
Antipapa entre 1100 y 1101.
Los seguidores del fallecido antipapa Clemente III, de forma secreta entronizaron al obispo de Albano, como sucesor de Clemente III en la antigua Basílica de San Pedro, con el nombre pontifical de Teodorico, pero más adelante sería forzado a abandonar Roma y traído ante el papa Pascual II, quien lo condenó, lo declaró antipapa, y lo envió al monasterio de La Cava, en Salerno. Allí moriría meses más tarde en 1102, según el epitafio que se conserva en la cripta del monasterio.
Fue sucedido en el cargo por el antipapa Alberto en 1102.

Alberto (1102)
Fue antipapa de 1101 a 1105.
Fue elevado de forma ilegítima al trono de San Pedro en enero de 1101, con el apoyo del Emperador Enrique IV, para reemplazar a Teodorico y así oponerse al papa Pascual II.
Alberto al igual que Teodorico (en el 1100 al 1102) y posteriormente Silvestre IV intentaron en vano mantener una rebeldía en contra de Pascual II, papa desde 1099, incluso después hasta que Enrique IV les quitó su apoyo, puesto que quería la paz.

Silvestre IV (1105-1111)
(Roma, ¿1050?- ¿?). Su nombre de nacimiento fue Maginulfo. Fue elevado a antipapa por los aristócratas romanos en noviembre de 1105 en reemplazo de Alberto (antipapa), en oposición al papa legítimo Pascual II. Renunció en 1111 una vez que Pascual II le otorgó al Emperador Enrique V el privilegio de las investiduras.

Gregorio VIII (1118-1119)
(Limousin, ? - Salerno, agosto de 1137) fue antipapa durante un breve período en la primera mitad del siglo XII, del 10 de marzo de 1118 al 22 de abril de 1121.
Su nombre verdadero era Mauricio Burdino (Maurice Bourdin en francés), era natural de Aquitania. Educado en Cluny, Limoges y finalmente en Castilla, habiéndose hecho diácono de la Sede de Toledo.
Debido a su conexión con la Orden de Cluny, se hizo un legado papal perfecto para la Península Ibérica, que recientemente había adoptado el rito romano como versión oficial del catolicismo, en vez del viejo Rito mozárabe, que fue considerado como herético. Así, se hizo obispo de Coímbra en 1099, aunque su actividad no lo había dejado permanecer mucho tiempo en su diócesis, viejo foco de la cultura mozárabe.
Fue en peregrinación a Tierra Santa durante cuatro años, siendo hecho, a su regreso arzobispo de Braga (1109). En esa situación, próximo al conde Enrique de Borgoña, fue uno de los principales agentes de la reorganización eclesiástica del Condado Portucalense.
En 1114, Mauricio se envolvió en una disputa con el arzobispo primado de Toledo, Bernardo (que era al mismo tiempo legado papal tal como él), clamando ambos por la primacía entre las diócesis de Hispania, por lo que fue llamado a la Santa Sede donde fue repreendido por el Papa Pascual II.
Pero, su posición tuvo algunos partidarios entre la Curia Romana, y en 1116, cuando el emperador Enrique V del Sacro Imperio Romano Germánico invadió Italia para oponerse al Papa en la Querella de las Investiduras, el Papa envió a Mauricio al frente de una delegación dirigida al emperador, mientras Pascual y la Curia se desplazaban para Benevento, en el Sur de Italia.
Maurício acabaría por traicionar su posición y abrazar la causa del emperador. Enrique entró en Roma un domingo de Pascua (23 de marzo de 1117) haciéndose coronar solemnemente por Maurício. Con esto, el Papa Pascual II excomulgó a Enrique y retiró a Mauricio de los cargos que ocupaba, incluyendo el de arzobispo de Braga.
Pascual II murió el 24 de enero de 1118, siendo sucedido después de la reunión del cónclave, por el Papa Gelasio II, en Marzo de ese mismo año. Enrique, sabiendo que el nuevo papa estaba también contra su política, se dirigió a Roma, pero Gelasio, avisado, huyó para Gaeta y rechazó encontrarse con el emperador para discutir cualquier asunto relacionado con la reforma gregoriana.
Como reacción, los cardenales afectos al emperador (los gibelinos) declararon nula la elección de Gelasio, y proclamaron al contrario Mauricio como Papa, con el nombre de Gregorio VIII (10 de marzo). Gelasio, en Capua, excomulgó tanto a Enrique como al antipapa Gregorio (7 de abril).
Después de la muerte de Gelasio, Calixto II fue elegido Papa el año 1119, el nuevo Papa intentó llegar a un acuerdo con el emperador, el llamado Concordato de Worms o Pacto Calixtino (1122).
Calixto regresó a Roma y Gregorio huyó, refugiándose en Sutri; allí lo fueron a buscar las tropas papales, cercando la ciudad durante ocho días hasta que sus ciudadanos entregaron al Antipapa (abril de 1121). Este fue después llevado preso a Roma, y encarcelado en sucesivos monasterios. En esa situación vendría a morir en un monasterio en Salerno, en agosto de 1137.

Celestino II (1124)

Anacleto II (1130-1138)
Su nombre de nacimiento fue Pietro Pierleoni, (?-25 de enero de 1138) fue un antipapa que reinó del 1131 hasta su muerte.
Pietro, de ascendencia judía (solo 1 de sus 8 bisabuelos fue judio: su bisabuelo paterno Benedictus (quizas Baruch en hebreo que se había convertido al cristianismo y se caso un una mujer de linaje noble), nació en la poderosa familia romana de los Pierleoni, hijo del cónsul Pier Leoni. Como hijo segundo y ambicioso, fue destinado a la carrera eclesiástica. Estudió en París y entró en la abadía benedictina de Cluny. Más tarde fue para Roma y desempeñó diversos cargos importantes. En el 1130 el Papa Honorio II estaba apunto de morir y Pierleoni estaba determinado a sucederle, aunque eso le costara enormes sobornos. A pesar del apoyo de los habitantes y de las familias más nobles de la ciudad, los enemigos políticos de Pierleoni le cortarían los proyectos y obligaron al cardenal Gregorio Papareschi a presentarse candidato. Este acabó por ser electo papa Inocencio II, pero la facción de los Pierleoni no aceptó el resultado y lo proclamó Anacleto II. Ambos hombres fueron coronados papa el 23 de febrero, comenzando así el cisma.
Los papas permanecieron en Roma y Anacleto intentó ganarse el apoyo de la población gastando enormes cantidades en presentes y fiestas exuberantes. Los gobernantes de Europa, y en especial Lotario II, el emperador, apoyaban a Inocencio II, dejando a Anacleto con pocos partidarios poderosos. Los más importantes de estos últimos eran un duque, Guillermo X de Aquitania, lo cual hubo decidido apoyar al antipapa contra el consejo de sus propios obispos y el influyente Rogelio II de Sicilia, cuyo título de "Rey de Sicilia" Anacleto hubo aprobado poco después de ascender al trono papal.
Debido al fuerte apoyo de Rogelio a Anacleto, Inocencio se vio forzado a dejar Roma y a ir a vivir en Pisa, mientras Anacleto ocupaba Roma. Bernardo de Claraval era el más elocuente partidario de Inocencio II y convenció a todos los partidarios de Anacleto a pasarse al lado de Inocencio después de la muerte de aquel, lo que puso fin al cisma, en 1138. Inocencio II pudo entonces regresar a Roma y gobernar sin oposición. El papa convocó rápidamente el Concilio de Letrán II en el 1139 y reiteró las enseñanzas de la Iglesia contra la usura, la boda de los clérigos, y otros problemas.
Aunque la familia Pierleoni hubo declarado lealtad al Papa, Giordano, hermano de Anacleto, se hizo el líder de la Comuna de Roma, oponiéndose activamente a los sucesores de Inocencio en la década siguiente.

Víctor IV (1159-1164)
Antipapa de la Iglesia Católica de Roma, entre 1159 y 1164.
Nacido con el nombre de Octaviano u Octavianus: Ottaviano Crescenzi Ottaviani di Monticelli en la península Itálica, designado para suceder a Anacleto II (el que nació bajo el nombre de Pietro Pierleoni y falleció el 25 de enero de 1138, fue un Antipapa que gobernó desde 1131 a hasta su muerte, en un cisma contra disputada presurosa elección del Papa Inocente II), gobernó la Iglesia dos meses, ya que no obtuvo reconocimiento formal y amplio; siendo obligado a abdicar el trono de San Pedro. Murió en Lucca el 20 de abril de 1164. Fue Sacerdote Cardenal de Santa Cecilia antes de ser elegido como antipapa Gibelino en 1159, siguiendo a la muerte del Papa Adriano IV y de la elección de Alejandro III. Su elección fue apoyada por el Emperador Barbarossa.
Fue descrito por John de Salisbury como elocuente y refinado, pero pequeño y parsimonioso. Al ser enviado con el Cardenal Jordan de Santa Susana como legado papal para convocar a Conrad III de Alemania a Italia para ser coronado Sacro Emperador Romano, se involucró en un altercado con su co-legado y, en las palabras de Salisbury, "hizo de la Iglesia un hazmerreir."

Pascual III (1164-1168)
Antipapa de la Iglesia Católica de Roma entre 1164 y 1168.
De nombre Guido, nació en Cremona. Fue designado reemplazante de Víctor IV, con el apoyo de Federico I Barbarroja, para oponerse al papa Alejandro III, falleció tras cuatro años de pontificado y fue sucedido por el antipapa Calixto III.

Calixto III (1168-1178)
Fue Antipapa de septiembre de 1168 al 29 de agosto de 1178.
Nacido con el nombre de Giovanni, era abad de Stuma. Era también un gran partidario, de Federico I Barbarroja, y también apoyó al Antipapa Víctor IV, que lo hizo cardenal.
Fue nombrado sucesor del Antipapa Pascual III por un pequeño número de cardenales cismáticos. Calisto representó fundamentalmente, una maniobra de Federico I para presionar al papa Alejandro III, y disponía de un apoyo territorial limitado. Residía en Viterbo.
Federico, por conveniencia política, después de su derrota en la Batalla de Legnano, pasó a apoyar Alejandro III en la Paz de Venecia de 1177, y denunció su antigua posición el 29 de agosto de 1178. Calixto aceptó la situación, sometiéndose a Alejandro III ese mismo día. Vino a ser nombrado rector de Benevento, donde falleció pocos años más tarde.

Inocencio III (1179-1180)

Nicolás V (1328-1330)
(Corvara, Abruzos, Italia, hacia 1260 - Aviñón, 1333), antipapa de 1328 a 1330.
Nacido como Pietro Rainalduccio, fue entronizado como papa Nicolás V por obra del emperador alemán Luis IV de Baviera, en oposición a Juan XXII, quien lo había excomulgado, acusándolo de brujería.
Su pontificado duró dos años, tras los cuales se sometió a su rival, pasando a vivir en la misma ciudad desde la que aquél reinaba, Aviñón, donde murió poco después

Gran Cisma de Occidente

Clemente VII (1378-1394)
No debe confundirse con Clemente VII (papa).
Roberto de Ginebra (1342 - 16 de septiembre de 1394) fue elegido al papado por los cardenales franceses que se oponían a Urbano VI, de esta manera convirtiéndose en el primer antipapa del Cisma Occidental, con el nombre de papa Clemente VII.
Era el hijo de Amadeo III, conde de Ginebra, de la Casa de Ginebra, y nació en Ginebra. Fue ordenado obispo de Thérouanne en 1361, arzobispo de Cambray en 1368, y cardenal en 1371.
En 1377, mientras servía como legado papal, personalmente dirigió las tropas prestadas al papado por John Hawkswood para reducir la pequeña ciudad de Cesena en el territorio de Forlì, que había obtenido recientemente su independencia de los territorios pontificios; allí supervisó la masacre de 4000 civiles, una atrocidad para las reglas de la guerra de por entonces, lo que le ganó el título del carnicero de Cesena.
Desde 1305 hasta 1377 los papas residían en Aviñón, Francia. En 1378, el a la sazón papa Gregorio XI, a instancias de Catalina de Siena, había decidido intentar el regreso del papado a Roma. Aunque pronosticó que el experimento sería un fracaso, poco después de su llegada murió. El derecho canónico indicaba que el nuevo papa debía ser electo en el lugar donde el antiguo papa había muerto, así que el nuevo papa sería elegido en Roma. Una muchedumbre romana se reunió y amenazó con violencia contra los cardenales si no salía elegido un italiano como Pontífice. Como cardenal, Roberto de Ginebra votó para elegir al arzobispo Bartolomeo Prignano de Bar (que no era cardenal) como papa Urbano VI el 8 de abril de 1378.
Urbano VI, por su lado, estuvo en desacuerdo con el colegio cardenalicio desde el inicio de su pontificado. Roberto y trece cardenales franceses formaron una coalición que buscaba reemplazar a Urbano al declarar que su elección fue inválida, ya que el cónclave había sido celebrado bajo la amenaza de violencia de parte de una muchedumbre, y por esto realizaron otra elección en la cual Roberto fue elevado al papado en Fondi el 20 de septiembre de 1378. Francia, Escocia, Castilla, Aragón, Navarra, Portugal, Dinamarca, algunos estados alemanes, Noruega, y los territorios de los Saboya lo reconocieron como papa, pero los italianos no, apoyando el papado opuesto de Urbano VI. Roberto consecuentemente fijó su sede en Aviñón, como Clemente VII, y cedió la mayor parte de los Estados Pontificios a Luis II de Anjou.
Con Roberto de Ginebra se inició el Gran Cisma de Occidente, la segunda de las grandes escisiones dentro de la Iglesia Católica, que duraría hasta 1417. La legitimidad del papado de Aviñón fue grande, aún entre teólogos y religiosos de renombre; Pierre d'Ailly, Philippe de Maizieres, Jean Gerson, Nicholas of Clemanges, san Vicente Ferrer, el beato Pedro de Luxemburgo y santa Colette de Corbie, entre otros, defendieron el derecho de Clemente. Con la reunificación del papado en Roma por el Concilio de Constanza, se fijó a posteriori que la línea de Aviñón se consideraría no canónica.

Benedicto XIII (1394-1423)
Nacido Pedro Martínez de Luna y Pérez de Gotor, (Illueca, Zaragoza, 1328 - Peñíscola, Castellón, 1423), más conocido con el apelativo del Papa Luna, papa en la obediencia de Aviñón, cardenal desde diciembre de 1375. Actualmente considerado como antipapa.
Nacido en Illueca, localidad de la Provincia de Zaragoza, en el Reino de Aragón, era miembro de la familia Luna, una de las principales familias aragonesas, emparentada con arzobispos y reyes. Empezó la carrera militar, como era tradición con los segundones de las casas importantes, pero luego pasó, como también era tradición, a la iglesia. Estudió leyes en la Universidad de Montpellier, en la que más tarde fue profesor de derecho canónico.
Nombrado cardenal por el papa Gregorio XI en los turbulentos años de la sede de Aviñón, acompañó al pontífice cuando, a instancias de Santa Catalina de Siena, éste volvió a Roma. El papa Gregorio XI falleció durante los preparativos para su vuelta a Aviñón, huyendo de los conflictos y revueltas en Roma.
Obligados por el pueblo de Roma, que irrumpió en el cónclave tirando una puerta y que amenazó con cortarles la cabeza, la mayoría de los cardenales votaron al futuro Urbano VI. Tras la llegada de los restantes cardenales que no habían podido acudir a Roma a tiempo, se consultó a don Pedro sobre la legitimidad del cónclave y con los datos aportados canónicamente se entendió que no había sido legal, puesto que se había votado, no por convicción, sino por miedo. Se eligió a Clemente VII, que volvió a Aviñón. Don Pedro de Luna fue legado de este pontífice durante 16 años.

Alejandro V (1409-1410)
O Pietro de Candia (Creta, 1340 - † Bolonia, 3 de mayo de 1410). Antipapa de 1409 a 1410.
Nació en Creta cuando la isla pertenecía a Venecia. Tras ingresar en la orden Franciscana realizó estudios en las universidades de Oxford y París, en esta última se encontraba cuando, en 1378, se produjo el Cisma de Occidente.
La Iglesia no considera en la actualidad a Alejandro V como un papa legítimo, aunque dicha postura no ha sido históricamente uniforme como lo demuestra el hecho de que el siguiente papa que adoptó el nombre de Alejandro, Rodrigo Borgia, utilizó el numeral VI.
Favorable al papa Urbano VI, se estableció en Lombardía donde en 1386, apoyado por Giangaleazzo Visconti, se convierte en obispo de Piacenza, pasando después a dirigir las diócesis de Vicenza (1387) y Novara (1389), para finalmente ser nombrado arzobispo de Milán en 1402 y cardenal en 1405.
Convencido de que había de acabar con el cisma, huyendo de Lucca, donde Gregorio XII había recluido al colegio cardenalicio, será uno de los cardenales que convocaron el Concilio de Pisa, lo que hará que Gregorio lo prive de su arzobispado y de su dignidad de cardenal.
En este concilio, el 26 de junio de 1409, Pietro Philargi fue elegido Papa, adoptando el nombre de Alejandro V y convirtiéndose en el tercer papa que pretendía gobernar los destinos de la Iglesia junto con Gregorio XII y con Benedicto XIII al negarse estos a abdicar.
Su pontificado se extendió durante diez meses. Fijó su residencia en Bolonia donde falleció, posiblemente envenenado, el 3 de mayo de 1410.
Fue sucedido por el antipapa Juan XXIII de quien se dice lo envenenó para poder sucederlo en la silla.

Juan XXIII (1410-1415)
(Procida, 1370 - † Florencia, 22 de diciembre de 1419), antipapa de la Iglesia Católica durante parte del así llamado Cisma de Occidente entre 1410 y 1415. Acabó sus días como Arzobispo y Cardenal de la Santa Iglesia Romana obedeciendo a Martín V como sucesor de San Pedro.
Es el tercero de los antipapas de ese cisma. Se le ha descrito como una persona ambiciosa, mundana, nada espiritual ni preparada para asuntos espirituales y sí como un codicioso político. "Es indudables, señala Luis Suárez, especialista en historia medieval, que tales exageraciones no pueden ser admitidas como fidedignas"1
Nacido como Baltassare Cossa, en el seno de la noble familia de los Cossa, en su juventud inició la carrera militar que abandonaría para dedicar su vida a la Iglesia iniciando la carrera eclesial como canónigo en Bolonia ciudad en la que se doctoró en derecho canónigo en 1389.
En 1402 fue nombrado cardenal por el papa Bonifacio IX pasando al año siguiente a actuar como legado papal en la Romaña.
En mayo de 1408, ante la negativa del papa Gregorio XII a reunirse con el papa de Avignon, Benedicto XIII, para poner fin al Cisma de Occidente, el cardenal Baltassare Cossa será uno de los siete cardenales de la curia romana que de acuerdo con otros cardenales de la curia aviñonense, propondrá la celebración de un concilio en Pisa con el objetivo de deponer a ambos papas y elegir uno nuevo.
El Concilio de Pisa, celebrado en 1409, decretó la deposición de los dos papas reinantes y eligió a Alejandro V, pero al no lograr la renuncia de los papas depuestos, la Iglesia se vio gobernada simultáneamente por tres papas, el romano Gregorio XII, el aviñonense Benedicto XIII y el pisano Alejandro V.
En 1410, a la muerte de Alejandro V, los cardenales pisanos nombran sucesor al cardenal Baldassare Cosa que adoptará el nombre de Juan XXIII para lo cual fue ordenado sacerdote el 24 de mayo y consagrado papa al día siguiente. Ese mismo año tomó partido por el rey Segismundo de Hungría que se había declarado a si mismo rey de los romanos en septiembre (y en 1419 coronado rey de Bohemia, así como en 1433 será electo emperador del Sacro Imperio Romano Germánico por los Príncipes alemanes).
Como papa apoyó, en la disputa por el reino de Nápoles, a Luis de Anjou frente a Ladislao I que era partidario del papa Gregorio XII. En 1411 Luis de Anjou y Juan XXIII se dirigieron a Roma al frente de un ejército y derrotaron a Ladislao I en la Batalla de Roccasecca. Sin embargo la vuelta de Luis a Francia hizo que Ladislao se rehiciera militarmente y obligará a Juan XXIII a negociar con él llegando ambos a un acuerdo por el que el papa le retiraba la excomunión que había lanzado contra él, le otorgaba el reino de Nápoles y reconocía la conquista de Sicilia, mientras que Ladislao abandonaba la causa de Gregorio XII y reconocía a Juan como papa legítimo.
Obedeciendo una resolución del Concilio de Pisa, Juan XXIII convocó un concilio que habría de reunirse en 1412 en Roma y que sólo logró la condena de los escritos de John Wickliffe.
En 1413 las relaciones entre Juan XXIII y Ladislao I se deterioraron hasta tal punto que éste invadió los territorios papales, obligando a Juan a huir con sus cardenales y refugiarse en Florencia, donde contó con la protección del emperador Segismundo a cambio de la convocatoria de un nuevo concilio que acabara con el cisma y que habría de celebrarse en Constanza en 1414 bajo la presidencia de Juan XXIII.
El 4 de noviembre de 1414 se inicia el Concilio de Constanza y, a pesar de estar presidido por Juan XXIII, pronto empieza a tomar un rumbo contrario a la pretensión de éste de ser nombrado único pontífice de la cristiandad. Por ello decide huir de Constanza el 20 de marzo de 1415. Interceptado fue devuelto al concilio donde, el 29 de mayo, fue obligado a abdicar y tras ser acusado de asesinato, violación, sodomía e incesto, fue excomulgado y encarcelado durante tres años. Tras la elección por el concilio de Martín V como nuevo pontífice, fue liberado y tras prestar obediencia al nuevo papa, este le nombró, en 1419, obispo de Frascati falleciendo ese mismo año. Está enterrado en Florencia, dentro del Baptisterio, en un monumento fúnebre obra de Donatello.

domingo, 8 de julio de 2012

MITOS HEBREOS -LA BENDICION ROBADA-


MITOS HEBREOS
LA BENDICIÓN ROBADA

POR ROBERT GRAVES y RAPHAEL PATAI


Isaac envejeció y quedó ciego. Como tenía ya ciento veintitrés años de edad, sintió que la muerte se le acercaba y llamó a Esaú a su tienda. "Hijo mío —le dijo—, toma tus armas, tu aljaba y tu arco, y sal al campo a cazar, y me haces un guiso como sabes que a mí me gusta, y me lo traes para que lo coma, y después te bendiga antes de morir." Rebeca, que había oído las palabras de Isaac, llamó a Jacob tan pronto como Esaú se perdió de vista, y le d i j o: “He oído a tu padre hablar a Esaú, tu hermano, y decirle: Traéme caza y prepáramela, para que la coma y te bendiga delante de Yahvéh antes de mi muerte. Ahora, pues, hijo mío, obedéceme y haz lo que yo te mando. Anda, vete al rebaño y tráeme dos cabritos gordos, para que yo haga con ellos a tu padre un guiso como a él le gusta, y se lo lleves a tu padre, y lo coma y te bendiga antes de su muerte". Contestó Jacob a Rebeca, su madre: "Mira que Esaú, mi hermano, es hombre velludo y yo soy lampiño, y si me toca mi padre apareceré ante él como un mentiroso, y traeré sobre mí una maldición en vez de la bendición". Su madre le tranquilizó: "Sobre mí tu maldición, hijo mío; pero tú obedéceme. Anda y tráemelos".
Jacob obedeció. Rebeca preparó el guiso, vistió a Jacob con las mejores ropas de Esaú y le cubrió las manos y el cuello con las pieles de los cabritos. Puso el guiso y el pan que había hecho en manos de Jacob, y éste se los llevó a su padre y le d i j o : "Padre mío". "Heme aquí, hijo mío", contestó Isaac. "¿Quién eres, hijo mío?" Y le contestó Jacob: "Yo soy Esaú, tu hijo primogénito. He hecho como me dijiste. Levántate, pues, te ruego; siéntate y come de mi caza, para que me bendigas". Isaac le preguntó: "¿Cómo tan pronto hallaste, hijo mío?' Y Jacob le respondió: "Porque hizo Yahvéh, tu Dios, que se me pusiera delante". Dijo Isaac a Jacob: "Anda, acércate para que yo te palpe, a ver si eres o no mi hijo Esaú". Jacob se acercó a su padre, que le palpó y d i j o : "La voz es la voz de Jacob, pero las manos son las manos de Esaú". Y no le conoció, porque estaban sus manos velludas como las de Esaú, y se dispuso a bendecirle. Todavía le preguntó: "¿De verdad eres tú mi hijo Esaú?" Y él contestó: "Yo soy". Entonces dijo Isaac:
"Acércame la caza para que yo coma de ella, hijo mío, y te bendiga".
Jacob se la acercó e Isaac comió, y le dio también vino y bebió- Luego dijo Isaac: "Acércate y bésame, hijo mío", y Jacob se acercó y le besó; y en cuanto olió la fragancia de sus vestidos le bendijo, diciendo: "¡Oh, es el olor de mi hijo como el olor de un campo al que ha bendecido Yahvéh! Déte Dios el rocío del cielo y la grosura de la tierra y abundancia de trigo y mosto.
Sírvante pueblos Y prostérnense ante ti naciones; sé señor de tus hermanos y póstrense ante ti los hijos de tu madre, Maldito quien te maldiga y bendito quien te bendiga, Tan pronto como Isaac terminó su profecía Esaú volvió de su cacería afortunada con el guiso que había hecho y que llevó a su padre y le d i j o:
"Levántese mi padre y coma de la caza de su hijo para que me bendiga"- Isaac le preguntó: "¿Quién eres tú?" Esaú contestó: "Soy tu hijo primogénito, Esaú". Isaac se quedó pasmado y volvió a preguntar: "¿Quién es entonces el que me ha traído la caza y he comido de todo ello antes que tú vinieras, y le he bendecido, y bendito está?" Al oír Esaú las palabras de su padre rompió a gritar y a llorar amargamente y le d i j o : "Bendíceme también a mí, padre mío". Isaac le contestó: "Tu hermano ha venido con engaño y se ha llevado la bendición".
Esaú dijo: "¿No es su nombre Jacob? Dos veces me ha suplantado: me quitó la primogenitura y ahora me ha quitado mi bendición.
¿No tienes ya bendición para mí?" Isaac respondió: "Le he hecho señor tuyo, y todos sus hermanos se los he dado por siervos; le he atribuido el trigo y el mosto.
A t i , pues, ¿qué voy a hacerte, hijo mío?" Esaú insistió: "Bendíceme también a mí, padre mío". Y entonces Isaac volvió a profetizar:
Fuera de la grosura de la tierra será tu morada y fuera del rocío que baja de los cielos.
Vivirás de tu espada y servirás a tu hermano; mas cuanto te revuelvas romperás su yugo de sobre tu cuello.
Concibió Esaú contra su hermano Jacob un odio profundo por lo de la bendición que le había dado su padre, y se dijo en su corazón: "Cerca están los días de duelo por mi padre; después mataré a Jacob, mi hermano".
Algunos dicen que Dios envió un ángel para que retuviera a Esaú en el desierto mientras Rebeca preparaba el guiso e Isaac comía hasta hartarse. Cada vez que Esaú mataba un venado, dejaba su cuerpo en tierra e iba a cazar otro, el ángel resucitaba al animal y lo dejaba escapar. Y cada vez que Esaú mataba un ave, le cortaba las alas y continuaba la cacería, el ángel hacía que huyese volando; así, al final, Esaú sólo pudo llevar a Isaac carne de perro.
Otros dicen que, aunque Jacob obedeció a su madre a causa del quinto mandamiento, aborrecía el engaño al que se le obligaba; las lágrimas fluían de sus ojos y en su corazón rogaba a Dios que le evitase esa vergüenza; y dos ángeles le apoyaban.
Pero, como Rebeca era profetisa, sabía que Jacob tenía que pasar por esa prueba y d i j o : "¡Ten valor, hijo mío! Cuando Adán pecó, ¿no fue maldecida la Tierra, su madre? Si es necesario le diré a tu padre que yo he actuado porque conozco las maldades de Esaú". Pero Jacob no le mintió a Isaac, pues sólo d i j o:
"Soy tu primogénito", lo que era verdad, pues había comprado la primogenitura de Esaú.
Otros dicen que los vestidos de Esaú que le puso Rebeca eran los que Dios había hecho para Adán y Eva y ahora le correspondían legítimamente a Jacob, e Isaac reconoció su fragancia paradisíaca.
Sin embargo, cuando descubrió el engaño de que había sido objeto, se enojó y habría maldecido a Jacob, pero Dios le advirtió: "¿No dijiste 'Maldito quien te maldiga y bendito quien te bendiga?" En consecuencia, Isaac le dijo a Esaú: "Mientras Jacob sea digno de que le sirvan, debes servirle. Pero cuando deje de obedecer la Ley de Dios, rebélate y hazle tu sirviente".

MITOS HEBREOS -TRUEQUE DEL DERECHO DE PRIMOGENITURA-


MITOS HEBREOS
TRUEQUE DEL DERECHO DE PRIMOGENITURA

POR ROBERT GRAVES y RAPHAEL PATAI


Hizo un día Jacob un guiso, y llegando Esaú del campo, muy fatigado, dijo a Jacob: "Por favor, dame a comer de ese guiso rojo, que estoy desfallecido". Por esto se le dio a Esaú el nombre de Edom. Contestóle Jacob: "Véndeme ahora mismo tu primogenitura". Respondió Esaú: "Estoy que me muero; ¿qué me importa la primogenitura?" "Júramelo ahora mismo", le dijo Jacob; y juró Esaú, vendiendo a
Jacob su primogenitura. Dióle entonces Jacob pan y el guiso de lentejas; y una vez que comió y bebió, se levantó Esaú y se fue, sin dársele nada de la primogenitura.
Algunos excusan la aparente falta, no sólo de amor fraterno, sino también de humanitarismo común de Jacob. Dicen que él sabía que Esaú acababa de tender una emboscada al rey Nimrod —quien todavía vivía a la edad de doscientos quince años— y que lo había asesinado, pues cada uno de ellos estaba celoso por la fama del otro como cazador. Fue la larga persecución de Esaú por los vengativos compañeros de Nimrod la que lo puso en aquel aprieto- Jacob, ciertamente, compró el derecho de primogenitura de Esaú con la aprobación de Dios, porque hasta que la Tienda de la Asamblea se levantó en el desierto siglos después, sólo el primogénito de cada familia podía ofrecer sacrificios, y Jacob se preguntó: "Este malhechor, colocado ante el altar de Dios, ¿será bendecido por Él?" Además, Esaú
accedió fácilmente a vender el derecho de primogenitura por temor a que lo mataran en el altar por haberse burlado de la resurrección de los muertos, Otros dicen que Esaú exigió también a Jacob una gran cantidad en oro, porque su derecho de primogenitura le otorgaba una parte doble en la herencia de Canaán; y que después habría repudiado la venta si Jacob no le hubiera hecho jurar por temor a su padre Isaac, a quien quería tiernamente, y si Miguel y Gabriel no hubiesen sido testigos de su firma del convenio.
Esaú mostraba a Isaac un amor ejemplar; todos los días le llevaba carne de venado y nunca entraba en su tienda sino con vestidos de fiesta. Por eso fue recompensado cuando Josué entró en Canaán y Dios prohibió a los hijos de Israel que atacaran a sus primos edomitas, diciéndoles: "Debo reconocer cómo honró a su padre'. En verdad, Esaú disfrutó de una gran prosperidad durante toda su vida.

domingo, 1 de julio de 2012

MITOLOGIA INCA -LA REBELION DE LOS HUMANOS-


MITOLOGIA INCA
LA REBELION DE LOS HUMANOS


Como en casi todos los mitos más elaborados de la creación del hombre, el desagradecimiento es el único pago a la bondad infinita que recibe el buen dios de sus criaturas Universo por Uira Cocha no podía ser menos, y a su llamada nadie de los recién nacidos a la luz acude. El dios se encuentra solo y entristecido en el sitio Cacha, con la triste realidad de la desobediencia de sus hijos. La evidencia es irrefutable y la fórmula obligada para dar a entender quién manda sobre el mundo ha de venir en forma de una devastadora lluvia de fuego, una acción de castigo y de purificación, que sirve tanto para recordar el poder del Ser Supremo, como para llevar al buen camino a los soberbios humanos. La lluvia de fuego que sale de las entrañas de la tierra a través de los volcanes de Cacha hace cundir oportunamente el temor entre los estúpidos humanos, evitándoles así que se hagan merecedores de más y mayores castigos a su ceguera, pues los hombres, al ver que su insensata y torpe conducta les ha llevado a la destrucción de su maravilloso entorno, abundase perdido con ella la recién creada vida vegetal y animal, incluso poniendo en peligro su propia y reciente existencia, ahora se vuelven totalmente arrepentidos de sus faltas hacia el benefactor dios Uira Cocha para pedirle clemencia, implorándole también su perdón sin altivez, con sentida humildad. El buen dios se contenta con comprobar que se ha logrado aquella deseada vuelta al buen camino de sus criaturas, y termina de darles su muy especial lección de modestia, puesto que han podido comprobar cómo lo que recibieron gratuitamente puede perderse también por la sola voluntad del dios creador. Ya con los humanos agrupados en torno suyo, se dirige a un lugar que se llamará Cosco (el centro, la posterior Cuzco), en donde establecer el Inca Uira Cocha su primer reinado, pero dando a un ser humano, a uno de los arrepentidos hombres, el mando de la primera ciudad y el centro del primer imperio que existe sobre el planeta, y este primer jefe, el primer Inca directamente designado por la divinidad es el legendario Allca Huisa, quien será asimismo el generador de la larga y poderosa estirpe de los incas.