"No hay decisiones buenas y malas, solo hay decisiones y somos esclavos de ellas." (Ntros.Ant.)

domingo, 27 de febrero de 2011

MITOLOGIA SUMERIA -LA SEÑORA DE LA MAÑANA-


MITOLOGIA SUMERIA
La señora de la mañana


Por Samuel Noah Kramer y Diane Wolkstein
Traducción de Ofelia Iszaevich


¡Consejera honorable, Ornamento del Cielo, Júbilo de An!
Cuando el dulce sueño ha finalizado en la alcoba,
Tú apareces como brillante luz del día.
Cuando todas las tierras y la gente de Sumeria se reúnen,
Aquellos que duermen sobre los tejados y aquellos que duermen cerca de las murallas,
Cuando entonan tus alabanzas, y te traen sus inquietudes,
Tu estudias sus palabras.
Tu rindes un cruel juicio contra el malhechor;
Destruyes al perverso.
Ves con ojos amables al íntegro;
A ése le das tu bendición.
Mi Señora mira con dulce sorpresa desde el cielo.
El pueblo de Sumeria en procesión ante la sagrada Inanna.
Inanna, la Señora de la Mañana, es radiante.
Yo entono tus alabanzas, sagrada Inanna.
La Señora de la Mañana es radiante sobre el horizonte.

miércoles, 23 de febrero de 2011

MITOLOGIA SUMERIA -LA SEÑORA DEL ATARDECER-


MITOLOGIA SUMERIA
La señora del atardecer




Por Samuel Noah Kramer y Diane Wolkstein
Traducción de Ofelia Iszaevich

Al final del día. La Estrella Radiante, la Gran Luz que llena el cielo,
La Señora del Atardecer aparece en los cielos.
El pueblo de todas las tierras eleva sus ojos hacia ella.
Se purifican los hombres; se lavan las mujeres.
El buey en su yugo muge en su honor.
Las ovejas remueven el polvo en su redil.
Todas las criaturas vivas de la llanura,
Las criaturas de cuatro patas del altiplano,
Los lozanos jardines y huertos los juncos verdes y los árboles,
Los peces de la profundidad y las aves de los cielos –
Mi Señora los apresura a sus lugares de descanso.
Las criaturas vivas y el pueblo numeroso de Sumeria se arrodillan ante ella.
Los elegidos por las ancianas preparan grandes platones de comida y bebida para ella.
La Señora se refresca en la tierra.
Hay una gran alegría en Sumeria.
El joven hace el amor con su amada.
Mi Señora mira en dulce sorpresa desde el cielo.
El pueblo de Sumeria en procesión ante la sagrada Inanna.
Inanna, la Señora del Atardecer, es radiante.
Yo canto tus alabanzas, sagrada Inanna.
La Señora del Atardecer está radiante sobre el horizonte.

domingo, 20 de febrero de 2011

MITOLOGIA -PROTEO SUFRE EL YUGO DE NEPTUNO-


MITOLOGIA
Proteo sufre el yugo de Neptuno


Aceptar la soberanía de Neptuno afligía profundamente a Proteo, otros de los viejos del mar. No le era fácil aceptar el yugo de los Olímpicos, después de haber reinado tanto tiempo sobre las aguas con sus padres –Océano y Tetis- otrora poderosos Titanes.
Pero Proteo está obligado a reconocer a Neptuno como señor de las aguas. Su tarea, en el nuevo orden, consiste en apacentar los rebaños de focas pertenecientes al soberano: es el boyero del mar.
Todos los días, el viejo Proteo sale con las focas para descansar en la playa, a la sombra de unas rocas. Los animales, por su parte, se echan mansamente junto a él.
Esa es la hora en que los mortales juzgan oportuno consultar a Proteo. Pues saben que posee el don de la adivinación, la capacidad de revelar las disposiciones del Destino.
Proteo, sin embargo, no quiere revelar a los hombres las cosas venideras. Siempre que tratan de aproximársele con la intensión de interrogarlo, el viejo huye, o amedrenta a la gente transformándose incansablemente en diversos animales peligrosos y feos.
Algunos, sin embargo, están tan ansiosos por saber qué les reserva el futuro que no perciben el aspecto de animal feroz que ha asumido Proteo. Y continúan impasible frente a él, esperando la predicción que le aclarará el enigma de la existencia.
A éstos, como premio por la paciencia y el coraje, Proteo acaba revelándoles los misterios y haciéndoles conocer su destino.
(Fue así como el rey Menelao consiguió saber cómo sería posible volver a Esparta, después de la sangrienta guerra de Troya.)

jueves, 17 de febrero de 2011

MITOLOGIA SUMERIA -LA SAGRADA-


MITOLOGIA SUMERIA
La sagrada


Por Samuel Noah Kramer y Diane Wolkstein
Traducción de Ofelia Iszaevich

El pueblo de Sumeria en procesión ante ti.
Toca los dulces tambores – ala.
El pueblo de Sumeria en procesión ante ti.
Digo “¡Salve!” a Inanna, ¡Gran Señora del Cielo!
Toca el tambor sagrado y los tímpanos.
El pueblo de Sumeria en procesión ante ti.
Digo “¡Salve!” a Inanna, Gran Señora del Cielo!”
Toca el arpa sagrada y los tímpanos.
El pueblo de Sumeria en procesión ante ti.
Digo “¡Salve!” a Inanna, ¡Primogénita de la luna!
Los prostitutos peinan su cabello.
Decoran sus nucas con pañuelos multicolores.
Se engalanan con los mantos de los dioses sobre sus hombros.
El hombre y la mujer virtuosos marchan ante ti.
Sostienen el arpa que mitiga a su lado.
Los que siguen llevan el cincho de la espada.
Empuñan la lanza en sus manos.
El pueblo de Sumeria en procesión.
Las mujeres adornan su lado derecho con ropajes de hombre.
El pueblo de Sumeria en procesión ante ti.
Digo, “¡Salve!” a Inanna, ¡Gran Señora del Cielo!
Los hombres adornan su lado izquierdo con ropajes de mujer.
El pueblo de Sumeria en procesión ante ti.
Digo, “¡Salve!” a Inanna, ¡Gran Señora del Cielo!
El pueblo compite con riatas de salto y cuerdas coloridas.
El pueblo de Sumeria en procesión ante ti.
Digo, “¡Salve!” a Inanna, ¡Primogénita de la Luna!
Los hombres jóvenes, quienes portan aros, cantan en tu honor.
Las doncellas y las sacerdotisas de los grandes peinados caminan en tu honor,
Portan la espada y el hacha de doble filo.
Los sacerdotes kurgarra que ascienden elevan sus espadas en tu honor.
El sacerdote, que cubre su espada con sangre, rocía sangre,
Rocía sangre sobre el trono y la sala de la corte.
¡El tambor tigi, el tambor sem, y el pandero ala resuenan!
En los cielos la Sagrada aparece sola.
Mi Señora mira con dulce sorpresa desde el cielo.
Ella mira con dulce sorpresa toda la tierra
Y al pueblo de Sumeria, tan numeroso como ovejas.

miércoles, 16 de febrero de 2011

MITOLOGIA SUMERIA -PODEROSA TEMPESTAD ATRONADORA-


MITOLOGIA SUMERIA
Poderosa tempestad atronadora



Por Samuel Noah Kramer y Diane Wolkstein
Traducción de Ofelia Iszaevich


Orgullosa Reina de los Dioses Terrestres, Suprema entre los Dioses Celestes,
Poderosa Tempestad Atronadora, viertes tu lluvia sobre toda la tierra y todo el pueblo.
Tú haces que el cielo truene y la tierra tiemble.
Gran Sacerdotisa, ¿quién puede aliviar tu corazón acongojado?
Resplandeces como el relámpago sobre las tierras altas; lanzas tus teas a través de la tierra.
Tu mandato ensordecedor, silbando como el Viento del Sur, desgaja las grandes montañas.
Pisoteas al desobediente como un toro salvaje; cielo y tierra tiemblan.
Sagrada Sacerdotisa, ¿quién puede aliviar tu corazón acongojado?
Tu grito aterrador que desciende de los cielos devora a sus víctimas.
Tu mano trémula hace que el calor del medio día revolotee hacia el mar.
Tu acecho nocturno de los cielos hiela la tierra con su brisa sombría.
Sagrada Inanna, las riveras de los ríos se desbordan con las crecidas olas de tu corazón...
En el séptimo día cuando la luna creciente llega a su plenitud,
Te bañas y rocías tu cara con agua bendita.
Cubres tu cuerpo con las largas vestimentas de lana de la realeza.
Te amarras el combate y la batalla a tu costado;
Los atas a un cincho y los dejas reposar.
En Eridu recibiste los me del Dios de la Sabiduría,
El Padre Enki te obsequió los me en su recinto sagrado en Eridu.
Él puso la realeza y la divinidad en tus manos.
Subes los escalones de tu trono sublime.
Te sientas en él en toda tu majestad
A tu lado, Dumuzi, tu amado esposo.
Los dioses de la tierra, deseando oír su destino, vienen ante ti.
Ante ti, los dioses de cielo y tierra se arrodillan.
Las criaturas vivientes y la gente de Sumeria vienen ante ti.
Atrapas con tu mirada al pueblo de Sumeria,
Y queda preso en tu sagrado yugo.

martes, 15 de febrero de 2011

MITOLOGIA SUMERIA -LA SAGRADA SACERDOTISA DEL CIELO-


MITOLOGIA SUMERIA
La sagrada sacerdotisa del cielo


Por Samuel Noah Kramer y Diane Wolkstein
Traducción de Ofelia Iszaevich


Digo, “¡Salve!” a la sagrada que aparece en los cielos!
Digo “¡Salve!” a la Sagrada Sacerdotisa del Cielo!
Digo “¡Salve!” a Inanna, Gran Señora del Cielo!
¡Antorcha Sagrada! ¡Llenas el cielo de luz!
¡Aclaras el día al amanecer!
Yo digo “¡Salve!” a Inanna, Gran Señora del Cielo!
¡Majestuosamente abrumadora Señora de los Dioses Annuna!
¡Llenas los cielos y la tierra de luz!
Yo digo “¡Salve!” a Inanna, Primogénita de la Luna!
Poderosa, majestuosa, y radiante,
Brillas resplandeciente en la tarde,
Aclaras el día al amanecer,
Te yergues en los cielos como el sol y la luna,
Se conocen tus portentos tanto arriba como abajo,
Por la grandeza de la sacerdotisa sagrada del cielo,
¡A ti, Inanna, yo te canto!

domingo, 13 de febrero de 2011

MITOLOGIA -NEREO, EL SABIO VIEJO DEL MAR-


MITOLOGIA
Nereo, el sabio viejo del mar


Sentado sobre las olas del mar. Océano contempla pensativo el infinito azul de las aguas. Ahora no es más rey. Poseidón (Neptuno), el poderoso olímpico, es quien gobierna el elemento liquido del mundo.
Pero Océano no está triste: todavía recibe la veneración de los mortales, principalmente cuando planean alguna gran expedición marítima y precisan de especial protección.
Además, el fecundo dios tiene tantos hijos, ha esparcido tan profundamente su semilla en la naturaleza, que no siente el poder perdido.
Uno de sus hijos, Nereo, el viejo del mar, que naciera de la unión de Océano y Gaia (Tierra) –o, mejor, del amor de Ponto (el Mar) y Gaia la Tierra)- se ocupa de acrecentar el número de las criaturas del mundo que antes constituyera el dominio de Océano.
Nereo desposó a Doris, una oceánida, y con ella engendró cincuenta hijas: las cincuentas Nereidas, Ninfas del mar (el Mediterráneo).
Alegres y ágiles, gustan de pasear sobre las aguas, montadas sobre el lomo de los veloces delfines. Son hermosas, con su piel rosada y sus cabellos entrelazados con sartas de perlas. Son leves, cuando con pasos precisos y armoniosos danzan para encantar a la multitud de pobladores del mar. Toda una platea de peces, delfines e hipocampos salen a la superficie para disfrutar mejor del espectáculo.
Desde el fondo del mar, Nereo y Doris aplauden también el paso de las Nereidas y su cortejo de Tritones.
Y Océano, al verlas, sonríe orgulloso de sus cincuenta nietas; en esos momentos no le parece tan triste haber perdido el imperio de las aguas que le arrebatara Neptuno, dios que no es, como él, marino de pura cepa.

viernes, 11 de febrero de 2011

MITOLOGIA SUMERIA -EL RETORNO-


MITOLOGIA SUMERIA
El retorno


Por Samuel Noah Kramer y Diane Wolkstein
Traducción de Ofelia Iszaevich

Se elevó un lamento en la ciudad:
“Mi Señora llora amargamente a su joven esposo.
Inanna llora amargamente a su joven esposo.
¡Ay su esposo! ¡Ay su joven amor!
¡Ay su morada! ¡Ay su ciudad!
Dumuzi fue capturado en Uruk.
No se bañará más en Eridu.
No se enjabonará más en el recinto sagrado.
No tratará a la madre de Inanna como a su propia madre.
Ya no cumplirá su dulce faena
Entre las doncellas de la ciudad.
Ya no competirá con los jóvenes de la ciudad.
Ni elevará su espada más alto que los sacerdotes kurgarra.
Grande es el dolor de quienes se enlutan por Dumuzi.”
Inanna lloró por Dumuzi:
“Se ha ido mi esposo, mi dulce esposo.
Se ha ido mi amor, mi dulce amor.
Mi amado ha sido llevado de la ciudad.
O, ustedes, moscas de la llanura,
Mi amado desposado me ha sido arrebatado
Antes que pudiera envolverlo con un sudario adecuado.
El toro salvaje ya no vive.
El pastor, el toro salvaje no vive ya.
Pregunto a las colinas y los valles:
‘¿Dónde está mi marido?’
Les digo:
‘Ya no puedo llevarle comida.
Ya no puedo servirle bebida.’
El chacal yace en su lecho.
El cuervo habita en su corral.
¿Me preguntan sobre su chirimía?
El viento ha de tocarla para él.
¿Me preguntan sobre sus dulces cantos?
El viento los ha de cantar por él.”
Sirtur, la madre de Dumuzi, lloró por su hijo:
“Mi corazón toca la chirimía del duelo.
En un tiempo mi muchacho paseaba tan libre por la llanura,
Ahora está cautivo.
En un tiempo Dumuzi paseaba tan libre por la llanura,
Ahora está preso.
La oveja entrega a su borrego.
La cabra entrega a su cabrito.
Mi corazón toca la chirimía del duelo.
¡O llanura traicionera!
En el lugar donde él una vez dijo
‘Mi madre preguntará por mí,’
Ahora no puede mover sus manos.
No puede mover sus pies.
Mi corazón toca la chirimía del duelo.
Quisiera ir con él,
Quisiera ver a mi niño.”
La madre caminó hacia el lugar desolado.
Sirtur caminó hacia donde yacía Dumuzi.
Miró al toro salvaje asesinado.
Lo miró a la cara. Dijo:
“Mi niño, el rostro es el tuyo.
El espíritu ha huído.”
Hay duelo en la morada.
Hay dolor en las cámaras interiores.
La hermana vagaba por la ciudad, llorando por su hermano.
Geshtinanna vagaba por la ciudad, llorando por Dumuzi:
“¡O mi hermano! ¿Quién es tu hermana?
Yo soy tu hermana.
¡O Dumuzi! ¿Quién es tu madre?
Yo soy tu madre.
El día que amanecerá para ti también amanecerá para mí.
El día que tú veas yo también veré.
¡Yo hallaré a mi hermano! ¡Yo lo reconfortaré!
¡Yo compartiré su destino!”
Cuando ella vio el dolor de la hermana,
Cuando Inanna vio el dolor de Geshtinanna,
Le habló con suavidad:
“La morada de tu hermano ya no existe.
Dumuzi fue arrebatado por los galla.
Yo te llevaría donde él,
Pero no conozco el lugar.”
Entonces apareció una mosca.
La mosca sagrada rodeaba el aire sobre la cabeza de Inanna y dijo:
“Si yo te dijera dónde está Dumuzi,
¿Qué me darías?”
Inanna dijo:
“Si me dices,
Te permitiré frecuentar las cervecerías y las tabernas.
Te permitiré residir en medio de la conversación de los sabios.
Te permitiré residir en medio de los cantos de los trovadores.”
La mosca habló:
“Levanta tus ojos hacia las orillas de la llanura,
Levanta tus ojos hacia Arali.
Ahí encontrarás al hermano de Geshtinanna,
Ahí encontrarás al pastor Dumuzi.”
Inanna y Geshtinanna fueron a las orillas de la llanura.
Encontraron a Dumuzi llorando.
Inanna tomó a Dumuzi de la mano y dijo:
“Irás al inframundo
La mitad del año.
Tu hermana, por que así lo ha pedido,
Irá la otra mitad.
En el día en que seas llamado,
Ese día serás tomado.
El día en que Geshtinanna sea llamada,
Ese día tu serás liberado.”
Inanna puso a Dumuzi en manos del eterno.
¡Sagrada Ereshkigal! ¡Grande es tu fama!
¡Sagrada Ereshkigal! ¡Entono tus alabanzas!

sábado, 5 de febrero de 2011

MITOLOGIA SUMERIA -EL SUEÑO DE DUMUZI-


MITOLOGIA SUMERIA
El sueño de Dumuzi


Por Samuel Noah Kramer y Diane Wolkstein
Traducción de Ofelia Iszaevich


Su corazón se llenó de lágrimas.
El corazón del pastor se llenó de lágrimas.
El corazón de Dumuzi se llenó de lágrimas.
Dumuzi tropezaba a través de la llanura, llorando:
“¡O llanura, eleva por mí un lamento!
¡O cangrejos en el río, duélanse!
¡O ranas en el río, llámenme!
¡O mi madre Sirtur, llora por mí!
Si ella no encuentra los cinco panes,
Si no encuentra los diez panes,
Si no conoce el día de mi muerte,
Tu, O llanura, dile, díselo a mi madre.
En la llanura, mi madre verterá lágrimas por mí.
En la llanura, mi pequeña hermana se lamentará.”
Se tendió a descansar.
El pastor se tendió a descansar.
Dumuzi se tendió a descansar.
Cuando yacía entre brotes y juncos,
Soñó un sueño.
Despertó de su sueño.
Tembló por su visión.
Aterrado, se talló los ojos.
Dumuzi exclamó:
“Traigan...tráiganla...traigan a mi hermana.
Traigan a mi Geshtinanna, mi hermanita,
Mi escriba conocedora de las tablillas,
Mi cantante que sabe muchas canciones,
Mi hermana que conoce el significado de las palabras.,
Mi sabia mujer que conoce el significado de los sueños.
Debo hablar con ella.
Debo contarle mi sueño.”
Dumuzi hablo con Geshtinanna, y dijo:
“¡Un sueño! Mi hermana, escucha mi sueño:
Los juncos se elevan a mi alrededor; los juncos se espesan a mi alrededor.
Una única caña creciente tiembla por mí.
De un junco que crece gemelo, primero uno, luego el otro,
Es extirpado.
En un soto boscoso, el terror de los altos árboles se eleva a mi alrededor.
Vierten agua sobre mi sagrado corazón.
El fondo de mi mantequera se desprende.
Mi copa se cae de su clavija.
Mi cayado de pastor ha desaparecido.
Un águila atrapa a un borrego del corral.
Un halcón atrapa a un gorrión sobre la barda de juncos.
Mi hermana, tus cabras arrastran sus barbas de lapislázuli sobre el suelo.
Tus borregos rascan la tierra con patas dobladas.
La mantequera yace silente, no hay leche que se vierta.
La copa yace en añicos; no hay más Dumuzi.
El corral se entrega a los vientos.”
Geshtinanna dijo:
“Mi hermano, no me cuentes tu sueño.
Dumuzi, no me cuentes tal sueño.
Los juncos que se elevan sobre ti,
Los juncos que se engrosan a tu alrededor,
Son tus demonios, que te persiguen y atacan.
El junco solitario que tiembla por ti
Es nuestra madre; ella llevará luto por ti.
El junco que crece gemelo, del cual, primero uno, luego el otro,
Es extirpado, Dumuzi,
Es tú y yo; primero uno, luego el otro, será extirpado.
En el soto boscoso, el terror de los altos árboles que se eleva a tu alrededor
Son los galla; ellos descenderán sobre ti en el corral.
Cuando el fuego se apague sobre tu corazón sagrado,
El corral se convertirá en la morada de la desolación.
Cuando el fondo de tu mantequera se desprenda,
Serás aprehendido por los galla.
Cuando tu copa se caiga de su clavija,
Caerás al suelo, sobre las rodillas de tu madre.
Cuando tu cayado de pastor desaparezca,
Los galla causarán que todo se marchite.
El águila que atrapa al borrego en el redil
Es el galla que te arañará las mejillas.
El halcón que atrapa al gorrión sobre la barda de juncos
Es el galla que trepará la barda para llevarte.
Dumuzi, mis cabras arrastran sus cuentas de lapislázuli por el polvo.
Mi cabello se arremolinará en el cielo por ti.
Mis borregos rascan la tierra con las patas dobladas.
O Dumuzi, laceraré mis mejillas de dolor hacia ti.
La mantequera yace silente; no se vierte leche.
La copa yace en añicos; ya no hay Dumuzi.
El corral es entregado a los vientos_____”
Apenas hubo dicho estas palabras
Cuando Dumuzi exclamó:
“¡Mi hermana! ¡Rápido, sube la colina!
No vayas despacio con pasos nobles.
¡Corre, hermana!
Los galla, odiados y temidos por los humanos,
Vienen en barcos.
Cargan madera para atar las manos;
Cargan madera para atar el cuello.
¡Corre, hermana!”
Geshtinanna subió la colina.
El amigo de Dumuzi fue con ella.
Dumuzi gritó:
“¿Los ves?”
El amigo gritó:
“Ahí vienen;
Los galla grandes que cargan madera para atar el cuello,
Vienen por ti.”
Geshtinanna gritó:
“¡Rápido, hermano!
Esconde tu cabeza en el pastizal.
Tus demonios vienen por ti.”
Dumuzi dijo:
“Mi hermana, no reveles a nadie mi escondite.
Mi amigo, no reveles a nadie mi escondite,
Me esconderé en el pastizal.
Me esconderé entre las pequeñas plantas.
Me esconderé entre las grandes plantas.
Me esconderé en las zanjas de Arali.”
Geshtinanna y el amigo de Dumuzi respondieron:
“Dumuzi, si revelamos tu escondite,
Que nos devoren tus perros,
Tus perros negros de pastoreo,
Tus perros majestuosos de realeza,
¡Que nos devoren tus perros!”
Los pequeños galla dijeron a los grandes galla:
“Ustedes, galla, que no tienen madre ni padre,
Ni hermana, hermano, esposa ni hijo,
Ustedes que revolotean sobre cielos y tierra como celadores,
Que se cuelgan al lado del hombre,
Que no muestran preferencias,
Que no distinguen el bien del mal,
Dígannos,
¿Quién ha visto jamás el alma de un hombre amedrentado
Vivir en paz?
No busquemos a Dumuzi en la morada de su amigo.
No busquemos a Dumuzi en la morada de su cuñado.
Busquemos a Dumuzi en la morada de su hermana, Geshtinanna.”
Los galla aplaudieron gozosos.
Fueron a buscar a Dumuzi.
Llegaron a la morada de Geshtinanna. Exclamaron:
“¡Muéstranos dónde se encuentra tu hermano!”
Geshtinanna no habló.
Le ofrecieron el obsequio del agua.
Lo rechazó.
Le ofrecieron el obsequio del grano.
Lo rechazó.
Le acercaron el cielo.
Le acercaron la tierra.
Geshtinanna no habló.
Le desgarraron sus ropas.
Le vertieron alquitrán en su vulva.
Geshtinanna no habló.
Los pequeños galla dijeron a los grandes galla:
“¿Quién ha conocido, desde el principio de los tiempos,
A una hermana que revele el escondite de su hermano?
Vamos, busquemos a Dumuzi en la morada de su amigo.”
Los galla fueron con el amigo de Dumuzi.
Le ofrecieron el obsequio del agua.
Él lo aceptó.
Le ofrecieron el obsequio del grano.
Él lo aceptó.
Dijo:
“Dumuzi se escondió en el pastizal,
Pero yo no conozco el lugar.”
Los galla buscaron a Dumuzi en el pastizal.
No lo encontraron.
El amigo dijo:
“Dumuzi se escondió entre las plantas pequeñas,
Pero yo no conozco el lugar.”
Los galla buscaron a Dumuzi entre las plantas pequeñas.
No lo encontraron.
El amigo dijo:
“Dumuzi se escondió entre las plantas grandes,
Pero yo no conozco el lugar.”
Los galla buscaron a Dumuzi entre las plantas grandes.
No lo encontraron.
El amigo dijo:
“Dumuzi se escondió en las zanjas de Arali.
Dumuzi cayó en las zanjas de Arali.”
En las zanjas de Arali, los galla atraparon a Dumuzi.
Dumuzi empalideció y lloró.
Exclamó:
“Mi hermana me salvó la vida.
Mi amigo me causó la muerte.
Si el hijo de mi hermana se pierde en las calles,
Que el niño sea protegido – que el niño sea bendecido.
Si el hijo de mi amigo se pierde en la calle,
Que se pierda – que el niño sea maldito.
Los galla rodearon a Dumuzi.
Ataron sus manos; ataron su cuello.
Golpearon al esposo de Inanna.
Dumuzi elevó sus brazos al cielo, a Utu, el Dios de la Justicia,
Y exclamó:
“O Utu, tú eres mi cuñado,
Soy el marido de tu hermana.
soy quien llevó comida al recinto sagrado.
Soy quien llevó obsequios nupciales a Uruk.
Besé los labios sagrados,
Y bailé sobre las rodillas sagradas, las rodillas de Inanna.
Convierte mis manos en manos de gacela.
Convierte mis pies en pies de gacela.
Permíteme escapar de mis demonios.
Permíteme huir a Kubiresh!”
El compasivo Utu aceptó las lágrimas de Dumuzi.
Convirtió sus manos en manos de gacela.
Convirtió sus pies en pies de gacela.
Dumuzi huyó de sus demonios.
Escapó a Kubiresh.
Los galla dijeron:
“¡Vayamos a Kubiresh!”
Los galla llegaron a Kubiresh.
Dumuzi huyó de sus demonios.
Escapó hacia Belili la vieja.
Los galla dijeron:
“¡Vayamos con Belili la vieja!”
Dumuzi entró en la morada de la vieja Belili. Le dijo:
“Anciana. No soy cualquier mortal.
Soy el esposo de la diosa Inanna.
Sírveme agua.
Esparce harina para que yo coma.”
Después que la mujer sirvió el agua
Y esparció harina para Dumuzi,
Abandonó la casa.
Cuando los galla la vieron salir, entraron en la casa.
Dumuzi escapó de sus demonios.
Huyó al corral de su hermana, Geshtinanna.
Cuando Geshtinanna encontró a Dumuzi en el corral, lloró.
Llevó su boca cerca del cielo.
Llevó su boca cerca de la tierra.
Su pena cubrió el horizonte como una vestidura.
Se laceró los ojos.
Se laceró la boca.
Se laceró los muslos.
Los galla treparon la barda de juncos.
El primer galla golpeó a Dumuzi en una mejilla con un clavo cortante.
El segundo galla golpeó a Dumuzi con el cayado de pastoreo.
El tercer galla quebró el fondo de la mantequera,
El cuarto galla tiró la copa de su clavija,
El quinto galla destruyó la mantequera,
El sexto galla gritó:
“¡Levántate, Dumuzi!
Esposo de Inanna, hijo de Sirtur, hermano de Geshtinanna!
¡Levántate de tu falso sueño!
¡Tus ovejas fueron capturadas! ¡Y tus borregos!
¡Y tus cabras! ¡Y tus cabritos!
¡Despójate de la corona sagrada de tu cabeza!
¡Despójate de las vestimentas de me de tu cuerpo!
¡Que tu cetro real caiga al suelo!
¡Despójate de las sandalias sagradas de tus pies!
¡Desnudo, vienes con nosotros!
Los galla capturaron a Dumuzi.
Lo rodearon.
Ataron sus manos. Ataron su cuello.
La mantequera estaba silente. No había leche para verter.
La copa estaba quebrada. Ya no había Dumuzi.
El corral fue entregado a los vientos.

viernes, 4 de febrero de 2011

MITOLOGIA -PASION Y VIOLENCIA UNEN A PELEO Y TETIS-


MITOLOGIA
Pasión y violencia unen a Peleo y Tetis


Tal vez como homenaje a la esposa de Océano, la más hermosa de las Nereidas recibió también el nombre de Tetis.
Era tan fascinante su belleza que sedujo a numerosos corazones divinos. Entre otros, por ella suspiraban como si fuesen comunes mortales, Apolo, Poseidón (Neptuno), y hasta el mismo gran Zeus (Júpiter).
De todos sus enamorados, la nereida prefiere a Zeus. No por bello y fuerte –pues Apolo y Poseidón también lo eran-, sino por reinar sobre los dioses y los hombres. Ambiciosa, Tetis rechaza a los demás pretendientes y decide desposarse con el señor del Olimpo.
Pero el oráculo de Delfos deshace sus esperanzas de compartir el poder del mundo: predice que el hijo que nacería de la unión de Tetis y Zeus, se rebelaría contra su padre y llegaría a destronarlo.
Esta revelación hace que el soberano de los dioses sofoque su amor y entregue a la bella nereida, como esposa, al mortal Peleo.
Enfurecida por la decisión de Zeus, Tetis rehúye como puede el asedio del novio que le han impuesto. Para atemorizarlo, llega a asumir el aspecto de las fieras y los monstruos y, también, de llamaradas que amenazan devorar el mundo.
Peleo, entretanto, continua fiel y apasionado. Pacientemente, espera que la amada le sonría y le conceda un poco de cariño.
Los sufrimiento de Peleo conmueven al centauro Quirón, sabio consejero de dioses y mortales. La espera no conquistará a Tetis, le dice al novio enamorado. En un caso así, mejor es usar la energía.
Envalentonado por los concejos de Quirón, Peleo sale rumbo a la gruta donde la nereida acostumbra reposar. Con un rápido gesto, Peleo la abraza. La nereida se despierta, asustada, se debate, tratando de huir. Pero no lo consigue. Entre violencia y pasión, la hija de Nereo concibe al héroe Aquiles.
Después, en una fiesta memorable, a la que concurren todos los dioses del Olimpo, la hermosa Tetis, esa Tetis la joven, que recibiera el nombre de su abuela, la diosa oceánica, desposa al mortal Peleo.