"No hay decisiones buenas y malas, solo hay decisiones y somos esclavos de ellas." (Ntros.Ant.)

sábado, 2 de mayo de 2009

LOS HIMNOS DE QUMRAN - 1QH - (Qumrán)

LOS HIMNOS DE QUMRÁN (1QH)
(Qumrán)
por M. Jiménez F. Bonhomme

HIMNO 1

COL. I

[Yo te doy gracias, Señor…].
5 Fuente del poder, grande en el consejo. Tus misericordias son innumerables.
6 Tu celo es terrible. Eres tardo en la ira, al juzgar; justo en todas tus acciones.
7 En tu sabiduría cimentaste las generaciones eternas. Aun antes de crearlas, conocías ya sus obras
8 desde la eternidad. Porque todo se hace según tu beneplácito y nada se puede conocer sin tu voluntad.
9 Todo espíritu salió de tus manos. Tú hiciste brotar el germen de vida. Le marcaste su camino y un sendero para todas sus acciones. Extendiste los cielos para tu gloria.
10 Creaste cada ser según tu agrado, los espíritus poderosos sujetos a sus normas.
11 Antes que vinieran a ser mensajeros de santidad, espíritus eternos en su dominio, los iluminaste según tu misterio.
12 Las estrellas tienen cada una su sendero y los vientos sus ímpetus arrebatados;
13 los relámpagos cruzan vertiginosos el cielo. Cada cual tiene su camino. Tú creaste la tierra como un monumento.
14 El mar, los abismos, lo que en ellos existe, tú los has sacado de la nada para mostrar tu abundancia.
15 Tú estás en todo. Lo edificaste todo según tu voluntad.
16 Al hombre le confiaste el mundo entero –épocas de eternidad– para que él domine sobre todos los seres.
17 Los distribuiste en sus propios lugares, les limitaste sus fronteras, para épocas precisas. Pero el juicio tiene ya su día marcado y tú lo pronunciarás sobre todo el universo.
18 Piensan ellos que la paz conseguida ha de durar; pero su paz es la de los que pactan.
19 Su dominio será dividido, sus generaciones como raíces que se pierden a la deriva. Diagnosticas con precisión.
20 Todo lo que era posible presagiar, antes de que nada sucediera, estaba ya en tu palabra. Sin ti nada se hará.
21 Todo eso comprendí gracias a la revelación que me diste. Mis oídos abriste a los misterios y mis ojos a las cosas maravillosas; mas ¿quién soy yo?
22 Nada más que criatura fabricada con arcilla, amasada en el agua, salida de la matriz –fuente de la menstruación–, en el crisol de la iniquidad, en el molde del pecado. Tú aumentaste mi herencia a la medida de tu ternura.
23 ¿Qué diré que no te sea ya conocido?, ¿qué podría hacerte oír que no te haya sido ya dicho?
24 Todo fue anotado en tu presencia, todo fue grabado con el cincel que perenniza para los fines de eternidad. Al servicio de los que observan los ciclos exactos, de los que cuentan los años, de los que esperan las fechas precisas.
25 Nada puede estar oculto a tu mirada. ¿Cómo puede el ser humano defenderse de su pecado?; ¿cómo podría tomar a honra el defender su iniquidad?
26 ¿Cómo puede el convicto de culpa apelar todavía contra el juez insobornable? Solamente tú ¡oh Dios! sabes hasta qué punto las obras son justas y la verdad lo es de verdad.
27 En cambio, las acciones de los hombres son imperfectas, transgresoras, falsas.
28 Lo que la lengua dice, al fin y al cabo está movido por el espíritu que tú creaste; por eso tú conoces las palabras en su fuente y catas la autenticidad y el valor del fruto de sus labios. Tú trazas una línea, como con plomada de albañil, para los decires [de los hombres].
29 A aquel que se hace sordo a tus exigencias lo sujetas con la dureza de tu brazo. No te faltan cordeles ni metros para medir los espíritus, para mensurar sus planos.
30 Para dar a conocer tu gloria y que resplandezcan tus misterios inefables. Para que tu Nombre sea glorificado en la boca de todos.
31 Para que te conozcan y alaben por los tiempos todos. Porque tú,
32 en tu misericordia, con la fuerza de tu amor, le diste poder al hombre frente al extorsionador y para resistir al que trata de imponer la iniquidad. A causa de eso resplandece mejor tu fuerza en todas tus criaturas y en los hechos asombrosos con los que manifiestas tu potencia.
33 Ellos habrán de oír, claro que sí. Ellos, los pretendidos sabios, los impetuosos, los que acumulan intrigas y esclavizan al pueblo.
34 Los llamados «justos» cesarán de ofrecer holocaustos y no se mostrarán magnánimos con los pobres. Tú no dejes de tu mano a los débiles. Los de corazón duro nada de esto podrán comprender.
35 Oíd, sabios, los que buscáis el conocimiento, los que no sabéis esperar: tratad de ser más firmes, aumentad la fuerza.
36 Justos: alejad de vosotros toda injusticia. Vosotros los que habéis escogido el camino perfecto: ¡proteged al pobre!
37 Sed lentos en la ira. No descuidéis ningún precepto de su justicia. Sus obras son fidelidad. Los malvados jamás comprenderán esto.
38 Los violentos rechinan los dientes […].

HIMNO 2

COL. II

1 … …
2 [El impío abandonó] la alianza de redención [resbalando por el declive hacia las obras del mal].
3 Puesto que tú colocaste espíritu de verdad y de justicia
4 en todos los vivientes, levantas el barro seco y agrietado con las expresiones de tu voz.
5 [Defiendes…] en todos los lugares habitados a aquellos cuyo espíritu tiembla en presencia del malvado,
6 cuyo corazón vacila […].
7 Infundes prontitud en la lengua para responder al que habla con labios incircuncisos. Libras el alma atormentada por los hombres audaces, de sentina.
8 Diste firmeza a mis pies en el camino recto para que no transija jamás con el mal.
9 Me haré como un cepo para los pecadores y al mismo tiempo fuerza saludable para los que se quieren liberar del pecado. Pareceré a los sencillos astuto; a los débiles, absolutamente firme. Me colocaré bien a la vista,
10 [aun con peligro de ser objeto] de desprecio y vergüenza por parte de los traidores. El secreto de la verdad y del entendimiento está en los que tienen el valor de caminar en la integridad. Seré, para [castigar] el crimen de los malvados, como la confesión de los labios violentos: los blasfemos.
11 Los blasfemos rechinan sus dientes contra mí. Soy objeto de burla para los pecadores.
12 Ruge contra mí la asamblea de los malvados. Se enfurecen como la tempestad del océano.
13 Sus olas áridas salpican cieno y fango. Pero tú me has puesto como una bandera justa para los elegidos, has hecho de mí un intérprete lleno de sabiduría de los misterios maravillosos. Yo sirvo de prueba a los que quieren seguir la verdad.
14 Por mí se juzgan los que buscan la rectitud. Soy un hombre que deslinda los seguidores del error.
15 Fuente de paz para todos los que conocen la verdad. Se indignan al oírme los que gustan de contemporizar.
16 Todos los hombres falsos maquinan, rugen contra mí como rugen los océanos. Sus pensamientos son como insidias diabólicas.
17 Hunden en la fosa la virtud del hombre en cuya boca tú has puesto la doctrina,
18 en cuyo corazón pusiste inteligencia para que abran una fuente de conocimiento para los buenos. Ellos la han abandonado buscando labios impuros.
19 Se satisfacen con la lengua extranjera de un pueblo que no entiende. Se pierden en el camino que otros siguen.

HIMNO 3

20 Yo te doy gracias, Señor, porque me colocaste en la vida como joya en un estuche.
21 Porque me cubriste con tu protección contra todos los lazos que me eran puestos para lanzarme a la sepultura. Hombres violentos atentaron contra mi vida. ¡Pero yo me apoyaba
22 en tu alianza! Ellos, horda de mentirosos, banda de Belial, no saben que fuiste tú el que me trajo aquí; que en tu
23 bondad tú me salvarás. Pues tú eres quien dirige mis pasos. Si ellos me
24 atacan es porque tú lo permites. Tú te manifiestas glorioso en la destrucción de los impíos, muestras tu poder en mi favor
25 delante de los hijos de los hombres. ¡Sí! Mi seguridad descansa en tu misericordia. Yo dije: Cuando los atrevidos organizaran contra mí sus huestes y me rodearan
26 con todos sus aparatos de guerra; cuando llegaran a tirar sin descanso sus flechas y la llama de sus lanzas –fuego que devora los árboles–; cuando el clamor de sus gritos fuera
27 como el estruendo de los océanos en tempestad, como el diluvio, como una tormenta arrasadora capaz de aniquilar una muchedumbre de hombres, nada de eso me importaría. Hasta las estrellas levantan
28 su imprudencia y su vanidad cuando se proponen realizar sus pésimos designios. En cambio yo, mientras mi corazón fluía como agua, mi alma se robustecía en tu Alianza.
29 Me habían tendido una red: ¡que sea su pie el que caiga en ella! Trampas pusieron para aprehenderme: ¡que en ellas sean atrapados! Mi pie permaneció firme en tu sendero.
30 Bendeciré tu nombre aun lejos de su asamblea.

HIMNO 4

31 Yo te doy gracias, Señor, porque fijaste tu mirada en mí y me protegiste contra la saña de los intérpretes de la mentira,
32 contra la horda de seductores. Tú salvaste la vida del pobre, a quien ellos se proponían hacer perecer,
33 derramando su sangre a causa de tu servicio; pero no sabían que mis pasos eran dirigidos por ti.
34 Ellos me lanzarán al desprecio y al oprobio por boca de todos los que procuran el embuste.
35 Tú, ¡Dios mío!, tú socorriste al pobre,
36 hiciste al débil fuerte contra el poderoso. Tú me libraste de la mano de los prepotentes,
37 no permitiste que perdiese yo el ánimo cuando era blanco de sus ultrajes.
38 La falsedad de los hipócritas no fue suficiente para que abandonase yo tu servicio. Sus insidias no desviaron mi constancia,
39 ni su liviandad la sabiduría de mi corazón.

HIMNO 5

COL. III

3 Yo te doy gracias, Señor, porque has hecho brillar sobre mí tu rostro
4 […] a ti en la gloria eterna con todos […]
5 […] tu boca […] y tú me libraste de [la fosa].
6 Has salvado mi alma. Ellos me odiaban e hicieron de mi vida como una nave que yace en la profundidad del mar;
7 como una ciudad fortificada frente a sus enemigos. Estaba presa de angustia como una parturienta en parto primerizo, cuando de pronto le llegan los dolores
8 y un tormento atroz se hace sentir en ella, haciendo contorsionarse a la que está encinta como lo que crepita en el horno. Los hijos son llegados a los pujos de la muerte.
9 La que se hallaba encinta de un hombre estaba atormentada por sus vehementes dolores, pues entre sus angustias daba a luz un varón, y de entre las penas del Sheol venía a la luz,
10 del horno de la que estaba encinta, un consejero admirable por su poder, y un varón salía incólume de las angustias. Sobre la que está encinta se precipitan ya todos
11 los empujes y los tormentos agudos. En el momento en que nacían los hijos, el espanto cubría a las que estaban encintas. En el momento en que se le daba a luz llegaban juntas todas las amarguras
12 al seno de la que estaba grávida. Y la que esperaba una serpiente estaba sumergida en duras penas, y los ataques del abismo se desencadenaban con amenazas tremendas. Vacilaban
13 los fundamentos del muro, como una nave sobre la superficie del mar; tronaban las nubes con tremendo ruido, y todos los que yacían en el polvo
14 estaban como los que recorren los mares, porque había sido aniquilada
15 toda su sabiduría por el agitarse de las aguas y el bramar del abismo y el surgir de las olas y el mugir de las mareas.
16 Las olas del mar resonaban con espanto; parecía que se abrían el Sheol y el Abaddón. Todas las flechas de la fosa
17 le acompañaban y hacían oír sus silbidos. Se abrían las puertas del Sheol por obra de las intrigas de la serpiente.
18 Las puertas de la fosa se cerraban detrás de la que estaba encinta de la iniquidad, y los batientes eternos detrás de los espíritus de la serpiente.

HIMNO 6

19 Yo te doy gracias, Señor, porque me salvaste del foso. Y de las profundidades del Abaddón
20 me hicieron saltar a la eterna altura. Yo camino por la senda recta […] interminable […]. Yo sé que resta una esperanza,
21 para aquel que plasmaste de la arcilla, de llegar a la asamblea eterna. Tú purificaste el espíritu perverso de una muchedumbre de pecados. Tú lo colocaste en las
22 filas del ejército de los santos. Lo hiciste entra en la comunión de la asamblea de los hijos del cielo. Atribuiste al hombre un destino de eternidad, con los espíritus
23 de ciencia, para alabar tu nombre en su compañía, para narrar tus maravillas al contemplar tus obras. Yo, vaso
24 de arcilla, ¿quién soy? Si estoy amasado en el agua, ¿cuál es mi valor, cuál mi fuerza? Yo, que habitaba en el reino de la impiedad,
25 que estaba destinado a compartir la suerte de los réprobos, espíritu de ruin, que caminaba desconocido por entre grandes tribulaciones y desventuras. Pruebas eran lo único que me salía al encuentro.
26 Se abrirán enormes fosas –grietas como trampas–, se prepararán anzuelos de impiedad, redes de condenados abarcarán espacios enormes sobre las aguas.
27 Partirán en vuelo todas las flechas del abismo. No errarán su blanco. Herirán mortalmente, sin dejar esperanza alguna. El cordel del juicio
28 caerá sobre los condenados, sobre los abandonados al fruto de la cólera; la efusión del furor, sobre los desprotegidos. [Sucederá] cuando llegue el tiempo de ira
29 para todo Belial; cuando se cierren los grilletes de muerte, sin escapatoria posible; cuando los torrentes de Belial cambien con lava los cursos de las aguas. El fuego devorará a todos los que de ellas bebieren. Aniquilará todos los árboles que estuvieren en sus márgenes, por verdes y frondosos que sean.
30 El fuego consumirá las profundidades de la tierra. Su extensión, hasta perderse de vista, será únicamente yermo.
31 Se refundirán las bases de las montañas, las raíces de las rocas se licuarán como brea. Camina el fuego devorador hasta el gran océano.
32 Los torrentes de Belial se precipitan en el Abaddón hasta colmarlo. Las profundidades del mar mugen; sus olas son enormes, gigantes, pero de sangre.
33 La tierra grita por la catástrofe que se abate sobre el mundo. Los conspiradores gritan: ¡Triunfo! Todos los habitantes de la tierra deliran,
34 se tambalean en medio del desastre.
35 Dios hace sonar su voz poderosa. Su santa habitación se cimbra con las fulguraciones centelleantes de su gloria. El ejército de los cielos levanta su voz. Los cimientos del mundo tiemblan y vacilan. La guerra de los
36 fuertes del cielo flagela al mundo, azote que no cesará hasta que la eternal destrucción se vea cumplida. Así será el fin.

HIMNO 7

37 Te doy gracias, Señor, porque me diste un baluarte sólido.
38 contra todos mis destructores y todos […] los […] me protegerás de las calamidades que sacudirán […]
39 nadie entrará […]

COL. IV

… … … …
3 […] Tú colocaste mis pies en la roca
4 para caminar hacia una senda eterna. Mis senderos ¡tú los escogiste!

HIMNO 8

COL. IV

5 Yo te doy gracias, Señor, por haber inundado de luz mi rostro. Tu Alianza como una aurora.
6 Yo te busco fielmente; en tu alborada resplandeces delante de mí.
7 Pero, ¡ay!, a otros de tu pueblo los propaladores de mentira los engañan con sus imposturas. Los intérpretes del error los despintan. Ellos –seducidos– corren a su perdición.
8 Sus obras no son más que locuras. En cambio, a mí me desprecian, no tienen en cuenta aun cuando claramente tu poder se manifiesta en mí.
9 Me expulsaron de mi tierra como a un pájaro de su nido. Todos mis amigos y familiares se alejaron de mí, me trataron como fuente de basura.
10 En cambio, los videntes falsos, los dueños del saber mentiroso, pimpollos de Belial, buscaron alterar la doctrina,
11 aquella que tú grabaste en mi corazón. Diseminando entre el pueblo palabras de engaño, sustrajeron la bebida de la ciencia, que estaba al alcance de los sedientos. Los emborracharon con licor entorpecedor para aprovecharse de su embriaguez, para que cayesen en el delirio;
12 pretendían en sus fiestas prenderlos en sus redes. Pero tú, Dios, a carcajada batiente te ríes de los planes de Belial. Tu voluntad se realiza de todos modos, tu designio fue establecido para siempre; en cambio, los proyectos de Belial son de réprobos.
13 Ellos son simplemente calculadores. Cuando te buscan es por su interés, no por tu verdad. Sus planes brotan de una raíz de absintio y de veneno.
14 Arrastrados por la dureza de su corazón, caminan a tontas. Pretenden encontrarte en medio de sus ídolos. Continúan tomando como guía justamente lo que ya los está llevando a la ruina.
15 pretenden encontrarte guiándose por la palabra de los profetas de mentira, de esos que no hacen otra cosa que proferir desvaríos, con labios balbuceantes, en una lengua extranjera.
16 Hablan a tu pueblo; pretenden con su astucia desvalorizar tus gestas. No quisieran oír tu voz ni dar oídos
17 a tu palabra. Frente a la evidencia dijeron: ¡No es cierto! De tu camino patente [afirmaron]: ¡No es así! ¿Qué respuesta les darás, mi Dios?
18 Con tu poder los castigarás, sus crímenes e idolatrías recibirán su merecido, en sus propias trampas caerán. ¡Apóstatas de tu alianza!
19 Aniquilarás con tu veredicto a los seductores. Ya no será posible encontrar un falso vidente.
20 En tu firme determinación no hay titubeos ni lamentos. En tu presencia permanecerán para siempre los que son objeto de tu amor. Los que caminan por la senda de tu corazón,
21 no sufrirán mengua jamás. Yo, que me apoyo sólo en ti, me levantaré para hacer frente a los que tratan de conculcarme. Mi mano se erguirá contra los que me escarnecen.
22 Porque no querían admitir que tú manifestabas tu poder en mí. Claro que sí, con fuerza mostrarás en mí tu luz perfecta.
23 […].
24 No se avergonzarán los rostros de los que, siguiendo mi llamada, se afiliaron a tu Alianza. Los que me obedecen avanzan por el camino de tu corazón,
25 toman su lugar en la asamblea de los santos. A su causa le darás el triunfo decisivo. Con insofisticable claridad harás aparecer la verdad. No permitirás que los réprobos los extravíen.
26 Cuando tramen hacerlo infundirás en tu pueblo desconfianza de ellos. Los usarás como instrumentos de destrucción para el juicio,
27 para arrasar a los transgresores de tu palabra. Por medio de mí has iluminado el rostro de muchos, y los hiciste crecer hasta llegar a ser innumerables. A mí me has hecho conocer tus misterios maravillosos.
28 En tu designio admirable manifestaste en mí tu poder. Realizaste maravillas en presencia de muchos, para tu alabanza y para que
29 todos los vivientes conozcan tus proezas. ¿Qué ser humano es capaz de esto? ¿Qué criatura de arcilla tendrá el poder de realizar tus prodigios? Al contrario, ella yace en la iniquidad
30 desde el seno materno y hasta la vejez permanecerá en una infidelidad culpable. Yo sé que no pertenece al hombre la justicia. No es propia del hijo de Adán la perfección
31 del sendero. Son del Dios altísimo todas las obras de justicia. El camino del hombre es constante sólo en virtud del espíritu que Dios ha formado en él,
32 para hacer perfecta la senda de los hijos de Adán, para que con la rectitud de su conducta conozcan el vigor de su obra y la abundancia de su misericordia hacia todos
33 los hijos de su beneplácito. El temor y la angustia me invadieron, se despedazaron todos mis huesos, mi corazón se derretía como cera delante del fuego.
34 Mis rodillas se escurrían –como agua que se desliza por la ladera– al acordarme de mis culpas y de la infidelidad de mis padres. En el tiempo en que los impíos se habían levantado contra tu Alianza
35 y los malvados contra tu palabra, yo dije: Es a causa de mi transgresión que he sido abandonado y arrojado lejos de tu pacto. Pero cuando me acordé de la fuerza de tu mano y al mismo tiempo
36 de la abundancia de tus misericordias, reconquisté vigor y fuerza, me levanté, mi espíritu se hizo fuerte para resistir la aflicción.
37 Me apoyé en tus benevolencias y en tu ternura sin fin. Tú cancelas la iniquidad y purificas la culpa.
38 No para el hombre [de contemplar] lo que has hecho, pues tú has creado al impío y al justo.
39 Me fortificaste con tu pacto […],
40 [permaneceré] en tu presencia, pues tú eres la verdad y todas tus obras son rectas.

COL. V

1 Tu perdón es abundante, tu misericordia bien rica.
2 … … … … …
3 […] cuando conocí esto […]
4 en tu querer y en el juicio de todos aquellos que [te buscan].

HIMNO 9

5 Te doy gracias, Señor, porque no me abandonaste cuando estaba en el exilio entre un pueblo extranjero; porque no me has juzgado según mi culpabilidad,
6 ni me abandonaste en manos de las malvadas intenciones de mi corazón. Levantaste mi vida arrancándola de la fosa. Me habías abandonado en medio
7 de los leones, destinados a los hijos de la culpabilidad. Leones que despedazan los huesos de los poderosos y beben la sangre de los fuertes. Me abandonaste en un destierro
8 entre la multitud de pescadores que extienden las redes sobre el mar. Entre cazadores, buscados por hijos de la iniquidad. En tamaño apuro, con tu misma ciencia fui enseñado.
9 En mi corazón fortificaste el secreto de la verdad. Esta es la fuente del pacto para aquellos que los buscan. Tú cerraste la boca de los cachorros del león
10 cuyos dientes son como espada, sus colmillos como aguda lanza. Veneno de serpientes son todos sus planes, todas sus intenciones se dirigen a chupar la sangre. Para eso se han puesto en acecho.
11 Pero no han podido lanzar contra mí sus tarascadas porque tú, Dios mío, me habías escondido de los ojos de los hombres, para preservar tu ley hasta el tiempo prefijado.
12 Entonces me revelaste tu salvación. En angustia no me abandonaste. Escuchaste mi grito de auxilio.
13 Cuando gemía escuchaste el murmullo de mi miseria. Arrancaste el alma del pobre en la angustia de la cueva de los leones, que afilan sus dientes como espada.
14 Pero tú, Dios mío, trabaste sus dientes para que no pudiesen rasgar el alma del humilde y del necesitado. Enfundaste su lengua
15 como espada en vaina para que no pudiesen herir a ninguno de tus siervos. Mostraste tu poder delante de los hijos de Adán; realizaste maravillas
16 para el pobre. Lo vertiste en el crisol para purificarlo en el fuego, como se refina la plata en el horno donde soplan los artesanos purificándolo siete veces.
17 Los impíos del pueblo se agitaban clamando tormentos contra mí; todo el día se afligía mi alma.
18 Pero tú, Dios mío, transformaste el huracán en brisa ligera. Has librado el alma del pobre como el pastor arranca la presa
19 de las garras de los leones.

HIMNO 10

20 Bendito seas tú, Señor, porque no abandonaste al huérfano
21 ni descuidaste al necesitado; porque tu poder es inagotable y tu gloria
22 no tiene límites. Guerreros maravillosos son tus ministros y el pueblo de los humildes es como el estrado de tus pies. La alabanza que viene de ellos te es muy agradable. Ellos
23 se preocupan de la justicia; tratan de levantar a todos los pobres, los que tú amas, para liberarlos de la opresión. A causa de eso yo he venido a ser enemigo de todos, objeto de contestación
24 y de discusión para mi prójimo, de celos y de cólera para cuantos participan en el Pacto; objeto de murmuración y de crítica para todos mis familiares y para cuantos comen de mi pan.
25 Contra mí han levantado el calcañal. Con labios perversos hablan de mí todos aquellos que pertenecían a la Alianza. Los mismos hombres que antes me seguían se han rebelado.
26 Murmuran a mí alrededor, a causa del misterio que tú has escondido en mí. Ellos me han calumniado entre los hijos de destrucción, dando motivo para que tú te mostrases grande en mí.
27 A causa de su culpabilidad les escondiste la fuente de la inteligencia y el secreto de la verdad. Ellos no tramaban en su corazón más que destrucciones. Meditaban proyectos de Belial.
28 Soltaron una lengua mentirosa para regar veneno de serpientes que florecen entre espinas. Son como reptiles en el polvo que lanzan fuego; como serpientes pequeñas
29 contra las cuales no valen encantamientos. Esto se volvió dentro [de mí] un dolor incurable, una llaga maligna en las entrañas de tu siervo; hasta el punto de hacerlo casi vacilar en su espíritu
30 y de quitarle todas sus fuerzas. Ya no podía estar más de pie. Me hirieron en las callejuelas donde no podía encontrar refugio cuando me perseguían; no había lugar de escape.
31 Compusieron cantos al son del arpa, a propósito de mi penar. Con instrumentos de cuerda narraron sus críticas; entre el ruido y la alegría se gloriaban de mis penas y de mis angustias.
32 Como con dolores de parturienta, mi corazón gemía dentro de mí. Me vestí de luto. Mi lengua se pegó al paladar, mis huesos se quebraron, mi corazón desfalleció.
33 Se derramó lleno de amargura. La luz de mi rostro se cubrió de densa oscuridad. Mi esplendor se transformó en tinieblas. Pero tú, Dios mío,
34 ampliaste al infinito mi corazón mientras ellos creían poder aumentar sin límites mi dolor y trataban de sumergirme en tinieblas mortales. Yo comía mi pan entre suspiros,
35 lágrimas sin fin eran mi bebida. Mis ojos se velaron de tristeza; mi alma, en amargura diariamente.
36 El dolor me envuelve, la vergüenza cubre mi rostro. Mi pan se cambió en conflicto, mi bebida en riña que penetra hasta mis huesos
37 para hacer vacilar mi espíritu y aniquilar mi vigor. Siguiendo sus secretos pecaminosos emparejan sus culpas con las obras de Dios. Fui ligado con cuerdas
38 que no se pueden romper, con cadenas que no se quiebran; encerrado dentro de un muro fortificado con amarras de hierro y puertas de bronce.
39 Mi prisión es semejante al abismo sin fin.
40 Las cuerdas de Belial envuelven mi alma con un laberinto sin salida.

COL. VI

1-2 … … …
[…] 3 mi corazón empantanado en el desprecio, en manos de una rebelión lanzada al límite, en un exterminio sin piedad.
4a Pero tú, Dios mío, abriste mi oído para que pueda conducirme según las normas de aquellos que enseñan la justicia.

HIMNO 11

4b Te doy gracias, Señor, porque libraste mi alma
5 de la asamblea de vanidad y del consejo de la violencia. Me introdujiste en tu reunión y no en la culpabilidad.
6 Supe había esperanza para los que se convierten de su rebeldía y abandonan el pecado,
7 para los que caminan por el sendero de tu corazón sin iniquidad. Me consolaré de las murmuraciones del pueblo y del tumulto de los poderosos cuando se asocien contra mí,
8 porque bien sé que pronto levantarás a los sobrevivientes de tu pueblo y al resto de tu herencia; los purificarás para vivan sin culpa.
9 Las obras de tu verdad y de tu benevolencia inspirarán tu comportamiento para con ellos. Con inmensa misericordia y abundante perdón los llevarás al conocimiento de tu palabra.
10 Según la rectitud de tu verdad, los establecerás en el consejo de tu gloria. Por amor tuyo has hecho todo esto, para glorificar,
11 para extender tu amor entre todos los hombres de tu consejo, en medio de los hijos de Adán; para narrar a las generaciones eternas tus maravillas; medito tus obras
12 sin fin. Todas las naciones conocerán tu verdad, todos tus pueblos tu gloria, porque has derramado tu conocimiento y esplendor
13 en medio de todos los hombres. No habrá más intermediario entre los hombres de tu consejo. En la compañía de los ángeles estarán delante de ti.
14 […] Se convertirán [muchos] por obra de tu palabra gloriosa. Serán tus príncipes en la porción de los elegidos.
15 […] Un germen eterno. Ahí crecerá el «renuevo» para el follaje de la plantación eterna y extenderá su sombra sobre toda [la tierra].
16 Sus raíces se extenderán hasta las profundidades del abismo, hasta los ríos del Edén […] sus frutos serán [cosecha] inmensa […].
17 […] Se extenderá en todo el mundo sin límites hasta el Sheol […]. La fuente de luz se transformará en un manantial
18 eterno, sin fin. En sus llamas ardientes se consumirán [todas las iniquidades]. Vendrán a ser como fuego que devora a todos los hombres culpables hasta la destrucción.
19 Los que habiéndose adherido a mi Alianza se pierdan en la seducción, no serán considerados en la justicia.
20 Tú, Dios mío, les ordenaste obtener ganancias fuera de sus sendas, en el camino por donde el incircunciso y el impío y el violento no transitan.
21 Se desviaron del camino de tu corazón, [cayeron] presas de destrucción. Como consejero de Belial
22 está su corazón […] en [la reunión] de impiedad, envueltos en la culpa. Yo como navegante en una nave [abandonada]
23 a la furia del mar. Sus olas y sus mareas rompían contra mí; [me azotaba] un viento de perdición, [andaba] desconcertado, sin rumbo. No había brisa que me consolase,
24 ni sendero por donde dirigir mi camino sobre la superficie del mar. El abismo repetía el eco de mi angustia. Llegué hasta las puertas de la muerte.
25 Fui como el que penetra en una ciudad fortificada y se atrinchera dentro de una alta muralla hasta alcanzar la liberación […]. [Me apoyo] sólo en tu verdad, Dios mío, porque
26 eres tú quien coloca el fundamento sobre roca y la estructura firme, a plomo, como justicia y en perfecto equilibrio. Pusiste piedras escogidas para una construcción bien
27 sólida que no tiene nada que temer de temblores y que da seguridad a cuantos a ella se acogen. Ningún adversario podrá entrar en ella. Sus puertas tendrán batientes fortísimos que no podrán
28 ser forzados, sujetos con cadenas que no se podrán romper. No podrán penetrar ahí las bandas de asoladores a pesar de sus poderosas armas de guerra. Al contrario, serán destruidas todas las espadas
29 que para la guerra usan los impíos. En ese tiempo la espada de Dios acelerará el día destinado para el juicio, y todos sus hijos se levantarán para exterminar la impiedad.
30 Desaparecerán todos los hijos de culpabilidad. Ya no existirán más […].El héroe blandirá su arco y romperá al asedio,
31 no se prolongará en una duración sin fin […].Por las puertas eternas saldrán las armas de guerra e irán de una extremidad a otra de la tierra […].
32 [Condenación] para el instinto culpable. Será pisoteado […] hasta el exterminio. No se dejará resto de él. No hay esperanza para su enorme número,
33 ningún refugio para sus hombres de guerra, ya que [la victoria] es del Dios de la Alianza.
34 Los que yacen en el polvo levantarán el estandarte y los mortales roídos por gusanos alzarán bandera. Los rebeldes serán exterminados
35 en los combates y los que hacían restallar el látigo destructor no entrarán en la fortaleza.
36 [Les será] imposible atravesar el muro ni romper la armadura […].

HIMNO 12

COL. VII

1 Yo callé como un cordero.
2 Mi brazo fue arrancado de mi torso y de sus ligamentos; mi pie estaba sumergido en el pantano y mis ojos velados para no ver el
3 mal; mis orejas, cerradas para no oír homicidios; mi corazón, estupefacto delante del plan malicioso que venía de Belial. Cuando se manifestaba
4 su manera de ser, se sacudían los fundamentos del edificio y mis huesos se separaban. Mis entrañas se conmovían como una nave en la furia de la tempestad.
5 Mi corazón temblaba frente a la destrucción; me sentía perdido, todo era para mí causa de confusión, y motivo de ruina su pecado.

HIMNO 13

6 Te doy gracias, Señor, porque me has sostenido con tu fuerza, y tu espíritu
7 santo has derramado en mí para que no vacile. Me has robustecido frente a los jueces de impiedad. A pesar de sus maquinaciones,
8 no has permitido que perdiese el ánimo. Ni que desistiese de tu Alianza. Antes al contrario, has hecho de mí una torre sólida, un muro elevado. Has establecido en una roca
9 mi edificio y sobre fundamentos eternos mis simientes. Todos mis muros han sido consolidados con columnas fuertes que nada podrá sacudir.
10 Tú, Dios mío, los has puesto como una hojarasca ante el consejo de santidad. Has hecho estable mi corazón en tu pacto y mi lengua en tus enseñanzas.
11 No hay palabras en la boca del espíritu destructor. Ninguna respuesta se le ocurre a tu lengua. Para los hijos de culpabilidad:
12 mudez. Son labios mentirosos. En el juicio condenarás a todos mis agresores. Seré yo vertiente divisoria entre el justo y el malvado.
13 Pues tú conoces el carácter de cada acción, disciernes la veracidad de cada respuesta. Mi corazón por ti está tranquilo;
14 con la fuerza de tu verdad aseguras mis pasos en los difíciles senderos de la justicia, a fin de que yo pueda caminar delante de ti hasta la región de la vida
15 por los senderos de la gloria, del triunfo que no aminora jamás.
16 Tú conoces el carácter de tu siervo [en ti me apoyo] … (Texto incierto)
17 […] para buscar refugio en tu fuerza, pues en el hombre no hay apoyo para mí;
18 no hay esperanza de ser liberado [de los opresores]. Palinodia […].Yo me apoyo en tu verdad. En la abundancia de tu ternura espero. Tú haces florecer
19 la vida y desarrollarse el nuevo brote. Las yemas [del viñedo] de ti sacan su fuerza. En tu rectitud puede uno confiar.
20 En tu pacto yo me apoyo, a lo que dices me adhiero. Me has designado padre para los hijos de benevolencia;
21 pedagogo para los que son capaces de hablar. Tendieron su boca como un lactante hacia los pechos de la madre, como un niño en el seno
22 de aquellas que los nutren. Potenciaste mi fuerza contra los que me amenazaban. Dividiste el grupo de los que se confabulaban contra mí.
23 Los fautores de mentira eran contra mí como la paja contra el viento. Mi fuerza apretaba como cerco de hierro [la garganta] de los inicuos. Tú, Dios mío, me diste esa fuerza, apoyaste mi espíritu.
24 En lo alto resplandece con la luz del Sabbat para tu gloria.
25 Sí, porque tú eres para mí la luz de eternidad que resplandece en el edén que creaste.
26 Acaso aún […] ya […].

HIMNO 14

Te doy gracias, Señor, porque fuiste mi maestro para la verdad.
27 Me hiciste conocer tus maravillosos misterios, tu bondad inclinada hacia el hombre débil, la muchedumbre de tus misericordias para los que aún tienen corazón perverso.
28 ¿Quién entre los dioses es como tú, Señor; quién como tú veraz? ¿Quién saldrá justificado delante de ti, en el juicio? No hay nadie
29 que pueda responder a tu enjuiciamiento; cada gloria es un soplo, nadie puede resistir a tu ira. Todos los hijos
30 de la verdad serán admitidos a tu presencia por tu perdón, purificados de sus pecados por tu bondad oceánica, por tus misericordias ilimitadas,
31 para hacerlos estar en tu presencia siglos y siglos. En tu casa, Dios eterno, donde hay senderos abiertos,
32 para siempre nadie camina fuera de ti. ¿Qué es el hombre, débil, soplo ligero,
33 para comprender tus obras maravillosas si tú no le enseñas?

HIMNO 15

34 Te doy gracias, Señor, porque no permitiste que mi suerte cayera del lado del vacío. No está escrito mi nombre en la reunión de los hipócritas.
35 Al contrario: entre los que con esfuerzo buscan luchar en tus caminos, los que en tus perdones, en la abundancia de tus misericordias, se apoyan para corregir
la rectitud de sus juicios
36 […] vendidos […] impenitentes.

COL. VIII

1 … … …
2 […] estableciste tu justicia para siempre para que no … … … … … …

HIMNO 16

4 Te doy gracias, Señor, porque desde una tierra seca me llevaste a donde manan los arroyuelos, a lugares de fuentes que no se acaban, a la orilla de estanques de riego.
5 Un jardín en el desierto plantaste: cipreses, olmos, troncos fuertes. Tu esplendor. Árboles
6 de vida junto a un manantial misterioso se levantan entre las plantas acuáticas. Entre ellos brotará como un germen la plantación eterna.
7 Sus raíces correrán hacia las profundas corrientes de humedad, los troncos absorberán por ellas las aguas vivas,
8 participarán de la corriente eterna. Junto a la fuente, entre las varas, pacerán todas las bestias de la floresta. Por entre troncos se abrirán nuevos caminos
9 y senderos. Sus ramas servirán a todos los pájaros. De los juncos acuáticos las aves levantarán el vuelo, de entre sus frondas se alzarán.
10 ¿Quién será este que extenderá sus raíces a las corrientes? ¿Quién hará brotar el germen de santidad, los plantíos de verdad?
11 Quedará escondido de modo que ya no se pensará en él. No será conocido su misterio, permanecerá sellado. Pero tú, ¡oh Dios!, protegiste su futuro en el misterio de tus héroes fuertes,
12 entre los espíritus de perfección y en el torbellino de las llamas del fuego. Entre tanto, nadie se acercará al manantial de vida, a la fuente de la que brota santidad,
a las plantaciones eternas.
13 No se beberá y no producirá fruto; la fecundidad de las nubes les será negada, porque ha sido vista, pero no reconocida,
14 ha sido considerada, pero no creída, la fuente de la vida, el arroyo perenne.
15 Quedé como tierra surcada por ríos devastadores, me inundaron de fango.
16 Pero tú, Dios mío, has puesto de nuevo palabras en mí, como lluvia de otoño, para todos los que tienen sed y como fuente de aguas vivas que no silenciarán jamás. Abrirse han los cielos
17 con lluvias sin fin; caerán sobre los pastizales, secos, agostados, aguas abundantes para todo ser vivo.
18 [Los árboles] darán sombra a los pájaros y a las bestias.
19 Los inicuos, como plomo, irán al fondo de las aguas impetuosas.
20 Serán presa del fuego, resecados. Pero la plantación fructífera crecerá en la fuente eterna para ser un edén de delicias.
21 Por mí abriste sus manantiales y les diste medida estable al nivel de sus aguas. Para sus árboles, plantados en claros, al sol.
22 para que no se sequen, para que su follaje se expanda, espléndido. Pongo toda la fuerza de mis manos para excavar
23 sus canales. Por eso sus raíces se hunden en las rocas irrompibles. Hasta la tierra se apoya, se apoya su tronco. En pleno estío
24 conservan su verdor. Pero si yo retrajese mis manos sería todo como una salina,
25 sus troncos como espinazos escuálidos, sus canales se ensolverían de costras de barro, [sus peces,] pobres parásitos, sus troncos secos, retorcidos, junto a los cauces.
26 Sus frutos se volverían selváticos. Su follaje se secaría por el estuante ardor. Ya no habría paso para las aguas […]. Temblores, malarias, llagas abiertas.
27 Así yazgo como ser abandonado, carezco de fuerza. Mis heridas se agrandan
28 con amargura, con dolor, sin mitigación. Mi corazón, hecho añicos. Triturado dentro de mí. Como los que descienden al Sheol,
29 con los muertos voy como a la deriva… Mi espíritu llegó al borde del abismo. Mi alma desfallece de día y de noche, sin reposo.
30 En mis huesos se derrama fuego derretido, su llama me devora a lo largo de los días
31 aniquilando mis fuerzas, más allá de todo aguante. Consume mi carne, hasta que se cumpla lo que contra ella ha sido decretado.
32 Olas me cubren. Me ahogo. Atraído hacia dentro y hacia fuera con violencia, experimento mi impotencia. Desaparece como cera derretida el vigor de mi hombría, sólo queda pusilanimidad […] destrozo […]. Las profundidades del océano mugen; sus olas son enormes, gigantes, pero de sangre.
33 La tierra grita por la catástrofe que se abate sobre el mundo. Los conspiradores gritan: ¡Hurra! Todos los habitantes de la tierra deliran,
34 se tambalean en medio del gran desastre. Dios hace tronar su voz poderosa. Su santa habitación címbrase con las fulguraciones
35 centelleantes de su gloria. El ejército de los cielos levanta su voz. Los cimientos del mundo tiemblan y vacilan. La guerra de los
36 fuertes del cielo flagela al mundo. Azote que no cesará hasta que la eternal destrucción sea cumplida. Así será el fin.

HIMNO 17

COL. IX

2 Mis ojos no se cierran en la noche,
3 [… ni puedo vivir] sin misericordia. [Me consumo] en la cólera violenta con ardor […] con destrucción.
4 [Me sumerjo] en las olas de la muerte. En el lecho donde yazgo como en el infierno, impreco, lamento, lloro.
5 Mis ojos, en lágrimas, como irritados por el humo del horno. Mis lágrimas como torrentes de agua. Mis pupilas se consumen implorando el reposo.
6 Mi espíritu escapa lejos, lejos; no lo encuentro. Mi vida se ha hecho errabunda: de la ruina a la desolación, del dolor a la herida, de la angustia
7 a la calamidad. Y, sin embargo, mi alma se siente inundada en tu grandeza, en lo profundo de mi ser comprendo que no me rechazas.
8 En el correr preciso del tiempo, mi alma se pierde en la anchura de tu amor.
9 Lanzaré denuestos al que trata de anularme, injurias a los que buscan mi fin. Declararé injustos a mis jueces. En cambio, reconoceré la rectitud de tu juicio
10 porque conozco lo que eres y sé que mejor me conoces tú a mí. Me complazco en mi pequeñez; sólo espero en ti sin límites.
11 Pusiste una súplica en la boca de tu siervo. No hubo rechazo ni desaliento para mi vida, no se fue tu paz lejos de mí, ni siquiera llegué a pensar en tu abandono.
12 Golpe tras golpe [he soportado] y no ha medrado mi esperanza. Sostuviste mi espíritu, aumentaste en mí sus muros. Tú conoces mi anhelo,
13 mi angustia y mi consuelo. Tu perdón es como bálsamo, Mi arrepentimiento se extiende hasta mi falta primera.
14 Desde la hondura de tu bien brota siempre una esperanza, desde la potencia de tu fuerza se deriva para mí la confianza; nadie es justo de por sí.
15 En tu presencia nadie es inocente cuando tú lo examinas. Un hombre podrá ser declarado justo por otro hombre; también podrá ser llamado sabio por otro hombre igual que él, ser declarado glorioso
16 por otra criatura hecha igualmente de arcilla. En espíritu es declarado fuerte por otro igual que él
17 pero en comparación contigo nadie vale nada. Sólo tú eres glorioso sin límites, estás más allá de toda medida; tu sabiduría, tu fidelidad, son infinitas.
18 [Un abismo] para los que se separan de ella; pero, gracias te sean dadas, a mí me tienes cerca de ti,
19 no alejas de mí tu ternura. Harás palidecer a tus enemigos cuando ya se gloriaban
20 de haber hecho de mí una piltrafa, un desecho.
21 […] a mi [no puedes destruirme] […] porque eres bueno [conmigo]. No prevalecen. Mis pies no cayeron en los hierros de la trampa.
22 Hombres de rostros enrojecidos combaten contra mí. Calamidad contra mis detractores
23 porque tú eres mi Dios; desde la alborada tú juzgas mi causa. Si me castigaste fue por un designio misterioso de tu saber.
24 Velada está para mí tu verdad hasta el momento preciso en que tú te revelas. ¿Qué es tu corrección para mí?: gozo y algazara desde lo hondo;
25 mis llagas: salud; el tiempo de desprecio cuando estoy en manos de los que me odian: corona de gloria. Mi eterno flaquear: fuerza.
26 Verdad. En tu saber me hago sabio, en tu gloria resplandece mi luz. Porque desde el seno de las tinieblas un luminar
27 se encendió para mí. Curaste mi llaga, sanaste mi herida, fuerza maravillosa extendida hacia mi titubear.
28 Espacio abierto dentro de mi angustia. Tú, Dios mío, mi refugio, mi fortaleza,
29 mi roca, mi apoyo, mi ciudadela, protección contra toda adversidad.
30 Eres liberación segura; en el germen de mi padre me conociste;
31 desde el seno de mi madre cuidaste de mí. Tuyos eran los pechos donde mamé, dentro de tu misericordia fluía mi alimento. Me nutrió en el vientre materno.
32 Desde mi juventud me has iluminado con tu sapiencia y con tu juicio, me has sostenido incólume con tu verdad. Con tu espíritu santo, ¡oh deleite!, me has guardado hasta el último momento.
33 Dices siempre no a mi mentira, Tu «Shalom» es un refugio para mi alma; mis andares se acompasan con tus perdones; muchedumbre de misericordia me rodea, cuando tu juzgar desciende al hontanar de mi ser;
34 hasta que mi pelo encanezca sólo tú serás mi sostén.
35 Porque en realidad mi padre no me conoció, mi madre me abandonó a ti. Tú eres padre para los que se adhieren a la verdad; tu gozas en ellos
36 como una madre que se inclina sobre su lactante, como un padre que nutre al hijo en sus piernas, como el que tiene cuidado de lo suyo, como el que reconoce a su criatura.

HIMNO 18

37 Te doy gracias, Señor, porque has mostrado tu fuerza un número incontable de veces […] en mi colocaste los pensamientos

COL. X

1 […] de tu corazón […].
2 Nada sucede fuera de tu voluntad,
3 nadie intuye la profundidad de tus deseos; pues ¿qué es el hombre? ¡Nada! Apenas un poco de arcilla
4 modelada, polvo que al barro ha de volver. ¿Cómo podría merecer ser instruido en tus maravillas y en lo hondo de tus secretos?
5 Yo, polvo y ceniza, ¿qué cosa puedo intentar fuera de tus deseos? ¿Qué alcanzo a diferenciar
6 sin comparar con tus dictados? ¿Cómo puedo tener valor si no es en tu fuerza? ¿Cómo puedo hurgar en las cosas si no es que susurras
7 tus bisbiseos dentro de mí? ¿Qué cosa puedo decir si no eres tú quien compulsas mis labios? ¿Cómo puedo responder si no me obsequias con tu pujanza?
8 Tú, el mayor de todos los dioses, Rey de todas las dominaciones, Señor de todo espíritu, dueño de toda criatura.
9 Sin ti nada se realiza, nada se ha conocido sin que tú se lo apuntes. Fuera de ti no hay nada.
10 Frente a ti nadie es fuerte, nada vale frente a tu gloria, tu poder está más allá de tu medida.
11 ¿Quién puede alzarse altanero frente a tus obras maravillosas?, ¿quién tendrá la pretensión de resistir a tu inviolabilidad?
12 ¿Qué es lo que ya está volviendo al polvo para poner a prueba tu fuerza?
13 Si sólo para desbordar tu plenitud has creado todas las cosas.

HIMNO 19

14 Bendito seas, Señor, Dios de las misericordias, rico en benevolencia, porque me hiciste conocer todo.
15 Tus maravillas no se deben callar ni de día ni de noche.
16 Mi alma se siente acogida en el regazo de tu amor.
17 Hasta ahora me apoyo en tu fuerza […].
18 Nada se hace sin tu querer […]. En tu exigencia no hay titubeo,
19 no hay suceso que escape a tu conocimiento.
20 Yo estoy identificado con tu verdad, en mi conocer llevo por dentro tu esplendor.
21 Trataré de narrar como los entiendo los prodigios infinitos en que se despliega tu bondad, la abundancia de tu misericordia.
22 Tu perdón sube hasta posarse en él mi esperanza. Me has metido en tu forja, me has dado mi forma.
23 No puedo ser atraído por la ganancia codiciosa ni soy como guarida para el secreto e instinto carnal.
24 El grupo poderoso de los prepotentes alza el cuello y mira con desdén a los demás por la abundancia de su grano, vino, aceite,
25 de sus ganados, de sus depósitos. Tú, en cambio, me has puesto a mí como árbol a la orilla de las aguas,
26 árbol de abundante follaje, de ramos extensos; árbol con fruto de vida para los hijos de Adán, nutrido abundantemente en tus raíces.
27 A los hijos imagen de tu ser les diste el conocimiento para siempre y según este conocer serán honrados
28 uno más que otro; así para el hijo de Adán se multiplicará su herencia.
29 honrado será por su conocimiento profundo más y más. Tu siervo detesta hasta el fondo a la generación injusta
30 y en la posición de los tercos no se complace mi corazón; mi espíritu exulta en tu pacto y en tu verdad.
31 Se llena de delicias todo mi ser, florezco como un lirio; mi corazón así se abre junto a la fuente eterna.
32 Mi salvación está en lo alto: los soberbios tienen frutos vanos que desde que dejaron de ser flor estuvieron siempre vacíos.
33 Mi corazón se cimbró en un bramido de pavor; mis sentimientos fueron desgarrados. Un gemido bramé, como el trueno que hace eco por los barrancos.
34 Su sonido se propagó hasta las hendiduras del Sheol. Temía hasta lo hondo cuando temía tu juicio.
35 Sobre los grandes el proceso, sobre los santos poderosos [de arriba].
36 El juicio sobre todas tus obras es justicia.

COL. XI

1 La causa del miedo […] la aflicción crece [… me detengo]
2 en la meditación de mi espíritu.

HIMNO 20

3 Te doy gracias, mi Dios, porque has obrado maravillas en tu pobre criatura, ¡vil muñeco de arcilla! Manifiestas en ella el poder de tu brazo, siempre más y más.
4 ¿Quién soy yo para que te pongas a comunicarme tus secretos? Me has dado la inteligencia de tus obras.
5 En mi boca pones alabanzas, en mi lengua el elogio de tus labios. Con gozo quiero cantar tu poder, meditar tu misericordia
6 todo el día. Bendeciré tu nombre, contaré tus grandezas a los hijos de Adán.
7 Mi alma se complace en la abundancia de tu bondad. Yo sé que tu boca pronuncia siempre la misma palabra. Tu mano [ejerce] la misma justicia y tu pensamiento
8 [se extiende] a todo lo conocido. En tu vigor se encierra la fuerza de todo lo que existe. Tu gloria resplandece en tu cólera, en tus juicios que son castigos,
9 [como también] en tu bondad, en la inmensidad de tus perdones. Tu compasión [es] para todos los hijos de tu amor. Por eso los instruyes en tus secretos,
10 los haces instruidos en tus maravillosos designios. Para que tu gloria no se empañe, purificas al hombre de sus transgresiones. Para que se santifique,
11 arrancas de él todo lo detestable. Toda corrupción, toda acción culpable para que se incorpore a los fieles y tenga
12 la misma suerte de los santos. Elevas del polvo al gusanillo mortal fortificándolo en la alternativa entre el espíritu del bien y el del mal. Lo iluminas para tu conocimiento
13 para que llegue a ti asociado al ejército eterno, a los espíritus iluminados siempre renovados,
14 los que siempre duran, los que saben de la dulzura de la asamblea.

HIMNO 21

15 Te doy gracias, Dios mío. Te exalto, Roca mía. por tu obrar estupendo.
16 Pues me hiciste conocer el secreto de tu vida.
17 Me has revelado tus maravillas. Yo las contemplo, [me deleito] en tu complacencia.
18 Sé que es tuya la justicia y que en tu benignidad está la salvación, [en tu ira] la destrucción, sin mengua de tu misericordia.
19 De mí brotó una fuente de luto, de amargura. Ningún tormento me fue perdonado.
20 ¡Ay!, ¡he podido conocer en mí cuánto tiende el hombre a lo mortal!, [al polvo], al pecado, a la aflicción,
21 a la angustia de la culpa; este sentir penetra en mí, como algo filoso, hasta mis huesos. Me sumerjo en el tormento del dolor.
22 Suena la cítara de lamentos luctuosos, los cantos fúnebres, lamentaciones de amargura, hasta el exterminio de la iniquidad, hasta acabar toda herida y toda enfermedad.
23 Entonces entonaré la cítara de la alegría, la lira del gozo, la flauta dedicada a la alabanza.
24 ¡Quién podrá contar tus maravillas derramadas entre todas las criaturas! […]
25 Que toda boca te alabe para siempre, que te bendigan por tus dones todos juntos al unísono.
26 Solamente goces de júbilo, no habrá más lloro ni lágrima. Fin a la iniquidad. Tu verdad resplandecerá.
27 Para la gloria perpetua la paz será eterna.
28 Bendito seas, que das a tu siervo inteligencia, conocimiento, discernimiento de tus maravillas, para enumerar la abundancia de tu dulzura.

HIMNO 22

29 ¡Sé bendito, Dios de la misericordia y de la gracia, por tu clemencia, por la riqueza de tu ser, por la multitud
30 de tus bondades en todas tus obras! Alegra con el don tuyo el alivio de tu reino.
31 Purifícame en tu justicia, pues que espero en tu bondad, tengo confianza en tu benevolencia;
32 con tus perdones me libraste de mis penas, me confortaste en el tormento, pues me apoyo en tus misericordias.

HIMNO 23

33 Bendito seas, mi Señor, porque has hecho estas cosas y pusiste en la boca de tu siervo
34 suplicante [esto] que mi lengua balbucea: ¡Qué es lo que has hecho por mí!
35 He tenido la fuerza […]
36 y tú tienes en tus manos […].

COL. XII

1 Dilata todo mi ser […]
2 dame la seguridad de lo santo de tu casa. Quietud en mi tienda, ¡salvación!
3 Alabaré tu nombre en medio de aquellos que te temen;
4 con cantos y alabanzas me postraré suplicando continuamente, de generación en generación,
5 del oriente al ocaso en los cielos, todos los días, según el ritmo regular del luminoso gigante. Cuando cae la noche
6 y se acaba la luz y las tinieblas comienzan ya a dominar –tiempo nocturno–, yo me espacio [en la oración] hasta que llega la mañana
7 y las tinieblas se evaporan en la luz y se retiran a su morada. Sale la noche, entra el día continuamente para todos.
8 Los astros del tiempo miden los ciclos y los períodos establecidos.
9 La medida de sus signos [del Zodíaco] con toda su influencia se suceden en el orden que Dios mismo les ha dado. Dan testimonio de lo que es y de lo que será.
10 No tienen fin. Sin ese decir [de Dios] no hay nada. Dios, que todo lo sabe,
11 lo estableció. Junto a él nadie más existe. Yo, que soy el discípulo, te conozco, Señor mío, por el espíritu
12 que tú mismo has puesto en mí. Con atención oí tus secretos maravillosos. En virtud del Espíritu Santo
13 ahondaste en mí el conocimiento del misterio de tu sabiduría. Lo inacabable de tu poder
14 lo ha revelado, según la abundante misericordia y el celo purificador.
15 El resplandor de tu gloria será una luz sin fin.
16 No [habrá] más impiedad ni engaño
17 […] desolación. Porque ya no habrá […]
18 ni destrucción. Porque en tu presencia mi tormento.
19 Nadie es completamente justo en tu presencia.
20 El hombre entendido en todos tus misterios para responder prontamente […]
21 en tu exigencia; para descubrir tu bondad, pues […]
22 te conocerán, llegado el momento exultarán en tu gloria […] en conformidad de […] y según tu inteligencia
23 te acercarás a ellos. Conforme a tu poder te servirán según tus divisiones,
24 sin transgredir jamás tus palabras. En cuanto a mí [qué importa] ¡si al fin soy polvo y nada más!,
25 fuente de iniquidad, desnudez absoluta, montón de barro amasado en agua, habitación de
26 las tinieblas. Que vuelva al polvo la criatura de arcilla. Sí; cuando llegue el momento volverá al polvo,
27 de donde fue sacada. ¿Qué cosa responderá el polvo?, ¿cómo podrá comprender?,
28 ¿cómo podrá resistir frente al que lo castiga?
29 ¿Podrá levantarse frente a la eternal altura, a la fuente sin principio de la gloria, al manantial mismo de todo conocimiento?
30 Ni aun los gigantes del espíritu pueden describir tu gloria.
31 Nadie puede responder a tu castigo, porque tú eres justo. ¡Nadie como tú! Pues, en verdad, ¿qué es el que por fuerza tiene que regresar al polvo?
32 He callado, ¿Qué cosa debo decir sobre eso? Apenas llego a hablar de lo poco que sé. Una criatura de arcilla, ¿cómo puede ser justa? ¿Y qué responderé si no me instruyes?, ¿qué diré
34 si no lo revelas antes a mi corazón? ¿Cómo puedo yo caminar derecho en el camino si tú no afirmas mis pies?,
35 ¿cómo pueden mis pasos estar firmes si tú no los afianzas?,
36 ¿cómo puedo alzarme si tú [no me levantas?].

HIMNO 24

COL. XIII

1 Desde siempre tú eres el Santo [el otro].
2 En las maravillas de tus misterios […]
3 Mostraste tu mano […] por medio de tus obras. En ellas […].
4 Obras de verdad.
5 Para la condescendencia eterna […] para todos; para la totalidad de la ruina […].
6 Una gloria eterna, un gozo perpetuo en sus edificaciones
7 Las que tú has establecido.
8 Todas las cosas las adjuntas al ejército de los espíritus y a la asamblea de tus santos.
9 Está en tus manos todo lo que existe: la tierra y todo lo que contiene, los mares con lo que bulle en sus abismos.
10 Los tienes bajo tus ojos perpetuamente, pues los has establecido desde antes de la eternidad.
11 Las obras describen tu gloria, resaltan tu poder, porque les has hecho ver lo que nadie antes había visto, creando
12 cosas nuevas, cambiando lo que había antes, instaurando lo que será eterno.
13 Porque tú, Señor, subsistes para siempre. Has hecho entrar en los misteriosos planes de tu inteligencia estos sucesos para manifestar tu adorable ser. En verdad, ¿cuánto supera todo esto lo que el miserable ser carnal puede comprender?
14 ¿Cómo podemos pretender entrar en tus grandes y maravillosos secretos? ¿Qué cosa es el nacido de mujer entre todas tus gigantescas obras?
15 ¿Qué es un polvillo amasado en agua, una basura de pecado, una vergonzosa desnudez
16 dominada por un espíritu perverso, que si se empeña en la iniquidad ahí se queda despreciado, como monumento para las generaciones futuras?
17 Sólo con tu ayuda graciosa el hombre es justificado, salvado de veras por tu abundancia,
18 glorificado sólo por tu esplendor. Su gozo en el Shalom eterno […].

HIMNO 25

COL. XIV

1 [… que se encuentre en tu pueblo]
2 […] como hombre firme en la verdad
3 […] de mucha misericordia. Fuente de espíritus purificados […].
4 Aquellos que se han fortificado hasta el tiempo de tus juicios.
5 Tú afirmas tus estatutos para hacer
6 [brillar] tu santidad por generaciones eternas y ayudar
7 a los hombres de tu visión.

HIMNO 26

8 Te doy gracias, Señor, porque en mi corazón has puesto inteligencia
9 para que yo sea fortificado contra la impiedad; para que pueda bendecir tu nombre;
10 para que sepa escoger lo que de veras amas, odiar lo que detestas en
11 el hombre. Pues en conformidad con los espíritus del
12 bien y del mal son sus acciones. Eres tú quien me lo hace saber, ya que
13 por tu benevolencia he entrado en tu Alianza. Por medio del espíritu de santidad me vas metiendo en tu entender y
14 cuanto más camino, más me enciendo en contra de los que obran lo malo; en contra de los hombres de mentira. Todos los que de veras están junto a ti no se levantan contra lo que sale de tu boca.
15 Los que te conocen no pueden odiar tus palabras, porque eres justo; tus elegidos tienen que ser fieles. Toda injusticia está
16 destruida por ti para siempre. Tu justicia se mostrará a los ojos de todas tus criaturas.
17 Yo sé lo que es malo ante tus ojos. Lo sé confrontándolo con la abundancia de tu largueza hacia mí. Con juramento me he prometido a mí mismo jamás pecar contra ti.
18 No lo haré. En esto estoy firme. Hay gente que cree en mí (lit. «de mi consejo»). Yo los he traído a la comunidad,
19 según el grado de conocimiento de cada uno. Amaré a cada cual según su don recibido, según su participación en la herencia. No voy a adular al malvado. No conservaré regalos de los impíos.
20 No venderé la verdad por la riqueza ni me [apartaré] de tus juicios por don alguno. En la mediad en que cada uno esté cerca de ti,
21 lo amaré. En la medida en que se aleje de ti, lo detestaré.
22 No entraré en consejo con los hombres de Belial porque se separaron de tu pacto.

HIMNO 27

23 Te doy gracias, Señor, por la grandeza de tu fuerza y la eterna y renovada donación de tu riqueza. ¡Qué grande es tu misericordia,
24 que perdona al que se aleja del pecado! Juzgas la iniquidad de los impíos, amas a los que dan con generosidad
25 de corazón. Odias la injusticia, Yo, tu siervo, he sido favorecido con el espíritu de conocimiento
26 para detestar la maldad. Te amaré generosamente, con todo mi corazón,
27 recordando las misericordias que vienen solamente de tu mano.

HIMNO 28

COL. XV

9 Señor, todos los días
10 te amaré, con total entrega, con todo el corazón, con toda el alma. He purificado [mi corazón para alejarme]
11 de todo lo que has condenado. [He decidido] adherirme a los «grandes»
12 para ya nunca abandonar tus decretos. Con tu iluminación he comprendido, sí, que no puede el
13 hombre por sí mismo purificar sus senderos ni consolidar sus caminos. Sé que en tu mano está el destino de cada espíritu y que cada uno de sus [pasos] lo has
14 determinado aun antes de haberlo creado. ¿Cómo podría alguien cambiar tu palabra? Tú creaste
15 al justo. Desde el seno lo afirmaste, lo estableciste según tu beneplácito en el ámbito del pacto para que se encaminase por tus senderos. Quisiste tener misericordia de él;
16 en la muchedumbre de tus misericordias [dispusiste] darle salvación eterna, ¡librástele de toda angustia! Paz perfecta para él. Hiciste surgir
17 su cuerpo para la gloria. A los impíos desde el seno materno los señalaste para el exterminio en tu favor.
18 Porque caminan por el mal camino; desprecian tu pacto. Abominaron tu Ley. No hallaron gusto en lo que habías ordenado.
19 ¡Eligieron exactamente lo que aborreces! Ahora deben llevar sobre sí el peso de tus justos juicios
20 a los ojos de todas las criaturas. Signo para las generaciones eternas, para que todas conozcan tu gloria, tu
21 gran fuerza. ¿Qué es la carne para que pretenda conocer tus misterios? Siendo polvo, ¿cómo consolidar sus pasos?
22 Tu formaste el espíritu, [vigilas] también mi actividad; de ti procede el camino de todo viviente.
23 Yo sé que no hay riqueza que iguale la verdad. Yo sé que los has escogido entre todos.
24 Ellos te servirán para siempre. Tú no aceptas dones inicuos, ni recibes recompensa por las obras de los malos,
25 porque tú eres un Dios de verdad. Destruyes toda injusticia. [El mal] no habrá de existir más en tu presencia. Yo sé
26 que de ti viene toda justificación.
… … … … … … … … … … … … … … …
31 Tú harás a los hombres volver a la gloria de Adán.

HIMNO 29

COL. XVI

… … … … … … … … … … … … … … … … … …
2 [Yo te doy gracias, Señor, porque me has hecho comprender] por tu espíritu santo
3 la plenitud de tu bondad. He comprendido que todo el universo, los cielos, la tierra, resplandecen con el brillo de tu gloria.
4 Por tu voluntad haces permanente compañía al hombre, tu entrega durará para siempre.
5 Hay un lugar adecuado al hombre. Tú se lo señalaste, para que ahí se pueda conservar firme en tus juicios.
6 Porque yo conozco todas estas cosas; proclamo un albergue lejos de mí. Querer disimular [con eso] mis transgresiones [sería una falta]. [Lo que deseo] es buscar tu espíritu de verdad.
7 Enardeciéndome en tu espíritu santo. Adhiriéndome a la lectura brillante de tu Alianza […], sin hinchazón, sin inhibición. Mi corazón chisporrotea en el amor de nombre.

HIMNO 30

8 Bendito seas, Señor, autor del universo, manantial de vida, poderoso en las obras. ¡Tuyo es el multiplicarse de la creación! Gracias porque has decidido usar conmigo
9 de benevolencia y favorecerme con la cosecha de tus misericordias y con la riqueza de tu gloria. Sólo a ti pertenece la justicia, pues tú eres el que sin esfuerzo haces todo.
10 Trato de purificar mi cuerpo porque sé que tú has puesto una señal en el espíritu justo. Descarto todo atropello. Odia tu siervo toda clase de injusticia.
11 Sé bien que nadie es justo fuera de ti. Por eso comparezco tranquilo delante de ti, [apoyado] en el espíritu que has derramado en mí.
12 Compagino tus bondades tratando de efectuar tus deseos. Purificándome con el espíritu de santidad. Me acerco a ti, en tu beneplácito, atraído por tu inmensurable ternura, [siempre]
13 […] conmigo […] en tu amor […] en la parte que has escogido para los que te aman […] para los que observan tus preceptos y puedan estar en tu presencia para siempre.
14 Tu siervo [buscará] participar en el espíritu de todas sus obras.
15 […] Que no cavile ninguna transgresión fuera de tu Alianza […]. Porque […]
16 gloria […] [Señor] misericordioso [abundante] en tu compasión y perdón […] Aquel que perdona la iniquidad
17 y grande indulgencia para los que observan los preceptos […] y se convierten de corazón y con integridad
18 para servirte y para dar cumplimiento a lo que es bueno delante de tus ojos. No apartes tu rostro de tu siervo y no [rechaces] al hijo de tu sierva.
19 Y yo confiaré en tu palabra […].

HIMNO 31

COL. XVII

1 Los pequeños, sin medida […]
2 manifiestan su ciencia […el mal]
3 que devora […que sale de]
4 un lugar árido [… inhóspito]
5 entrando en lucha improvisamente […]
6 el rigor de tu espíritu lo busca,
7 arrojará el precepto de un espíritu [de fortaleza]
8 en los apuros […]
9 a causa de las cosas escondidas que no han podido conseguir.
10 A causa del juicio y de los pensamientos de impiedad […],
11 a causa del juicio […] para purificar a tu siervo de todas sus transgresiones […]
12 como has dicho por medio de Moisés […] la transgresión y el pecado expiando la infidelidad
13 [conmoverás] los cimientos mismos de las montañas […] y el fuego devorará hasta lo hondo del Sheol [… si faltan]
14 tus juicios […] a todos lo que te sirven con fe para que su posteridad perdure delante de ti todos los días […] y suscitarás […]
15 arrojando lejos todas [sus iniquidades] y haciéndoles partícipes
16 de toda la gloria de Adán y de la muchedumbre de generaciones…

HIMNO 32

17 [Yo te doy gracias, Señor], por los espíritus que has puesto en mí. [Quisiera encontrar] respuestas en mi lengua para narrar tus justas acciones y la longanimidad
18 de tus juicios. [Cantaré] las obras poderosas de tu derecha y los perdones de mis pecados anteriores. Suplicaré
19 [por mis pecados] y por la perversidad de mis obras, por la perversión de mi corazón. Me he comprometido con la iniquidad. [He caminado] fuera de tus consejos. No me he adherido […].
20 Sólo a ti pertenece la justicia y a tu nombre la eterna bendición. Según tu justicia redimes a tu siervo
21 [serán destruidos los impíos]. Yo entendí que haces perfecto el camino de los que escogen seguir la sabiduría.
22 [Salvas] al que se inclina a pecar contra ti, con la humillación y por medio de correcciones dolorosas […] a tu corazón […].
23 […] A tu siervo [le impides] pecar contra ti y vacilar en tus caminos, [le das fuerza] para que resista y permanezca en tu agrado,
24 en los caminos rectos, en todo lo que tú amas, lejos de todo lo que tú desprecias y haciendo el bien delante de tus ojos [… por tu amor]
25 dentro de mí porque mi espíritu busca el de tu siervo […].

HIMNO 33

26 Yo te doy gracias, Señor, porque has derramado sobre mí tu Espíritu Santo. Me purificaste de [de toda iniquidad].
27 [Me afirmaste] en tu Alianza. De lo humano me guardaré […]. ¿Quién me encontrará?
28 Todos aquellos que buscan, todos aquellos que aman […] desde la eternidad para siempre […].

COL. XVIII

1 Tú estableces la luz,
2 la luz que centellea para siempre
3 Porque contigo está la luz sin fin y
4 has abierto el oído hecho de lodo,
5 [elevando] el ánimo de tu siervo, que busca la firmeza
6 perpetua para siempre […]. Tus maravillosos [secretos] brillen
7 a los ojos de todos los que oyen tus palabras. Me sostuviste con tu mano poderosa
8 para guiarme con la fuerza de tu derecha.
9 No escondas tu mano a tu pueblo, para que todo el que se adhiera al pacto
10 esté para siempre delante de ti. [Un manantial] abriste en la boca de tu siervo
11 y en su lengua has grabado [tus mandatos], para que al comprenderlos él mismo los haga perceptibles a los hombres, para que interprete esto
12 a los humildes como yo. Abriste el seno para hacer salir la criatura de arcilla. Los caminos, las culpas
13 del nacido de mujer […] a causa de sus obras. Atrajiste hacia la fuente de verdad a la criatura que tú has cosechado con tu poder
14 para que ella misma sea mensajera de tu paz, anunciando la buena nueva a los pobres, según tus misericordias,
15 [llevándolos a beber] a la fuente de [santidad], consolando a los de espíritu contrito o a los afligidos, con gloria eterna.
16 Aquel que nació de mujer [… se gloría].
17 En tu justicia [… anuncia esto]
18 a los que no vieron semejantes cosas […].
19 [¿Cómo lo podré conocer] si tú mismo no revelas esto a mis ojos?
20 ¿Cómo puedo oír eso si tú no lo hacer sonar en mis oídos? Me he quedado de una pieza al saber que ha sido comunicada al oído incircunciso la Palabra.
21 En el corazón del hombre [se ha mostrado tu verdad]. Me he dado cuenta de que es por tu misma voluntad, Dios mío, que te mueves a realizar todo esto.
22 ¿Qué es el hombre [para que tú realices en él] todas estas maravillas? ¡Cómo te has mostrado fuerte en tus designios! ¡Cómo has establecido todo esto para tu gloria!
23 Tú creaste el ejército de [los espíritus], conocimiento para narrar a los hombres tus gestas y los mandatos establecidos
24 para el nacido [de mujer]. [Permanezco] en tu Alianza […] contigo […] al corazón de polvo a fin de que se protejan
25 [de todo mal] y huyan de los engaños, del criterio falso, conforme a tus misericordias.
26 Yo soy una criatura de barro; mi corazón, de piedra: ¿por qué he de ser juzgado si no he tenido nada que ver con esto?
27 Pues [en tus designios] maravillosos pusiste en mis orejas de polvo tus decretos eternos. Sí, ¡esculpidos en el corazón de piedra!
28 Lo hiciste regresar para introducirlo en la Alianza contigo y hacerlo perseverar
29 [en tu pacto], en permanencia eterna, a la luz de una aurora perpetua.
30 En períodos determinados de paz.
31 Yo soy una criatura de polvo […]
32 abriré … … … … … … … … … … … … … … …

FRAGMENTOS DE HIMNOS

Frag. I

1 […]. En los altos cielos
2 […] él es maravilloso, mas ellos no podrán […].
3 […]. Ellos no llegaron a conocerte, yo sí que te he conocido.
4 […]. Al polvo. Yo soy un hombre inicuo envuelto en […].
5 […] culpabilidad, impiedad […]. Yo, en los tiempos determinados para la cólera […]
6 […]. Lo mostrarás triunfante, en medio de los tormentos
7 […] porque aún hay esperanza para mí […]
8 […]. Yo, criatura de arcilla, ¿en quién me apoyo?
9 […] quien va hacia la verdad […]
10 […] retroceden […]. Yo, cuando llegue la hora, sabré resistir […]
11 […] en el puesto en que me has colocado porque
12 […] el hombre que has hecho [… del polvo para…] regresar […]. En ellos […].

Frag. II

… … … … … … … … … … … … … … … …
3 […] en la tierra y en las de tus hijos y los hijos de tus hijos […]
4 […] para alabar y honrar tu majestad […]. ¿Yo qué cosa soy?, del polvo sacado […]
5 […]. Para tu gloria me has hecho […], concediéndome la abundancia de tus benevolencias […]
6 […]. Siempre me acompañarán los intérpretes […] de […] hasta la liberación […] los que deciden la verdad […]
7 […] pues qué cosa es […] o la criatura como un poco de ceniza en tu mano […]
8 […] de arcilla en tu beneplácito, me has examinado con mayor cuidado que con el que se examinan las piedras preciosas […]
9 […] en el [polvo] derramaste el espíritu de santidad […]
10 […] en el […] en comunión con los hijos del cielo […]
11 […]. Sin regreso has determinado el camino de las tinieblas […]
12 […]. Revelaste la luz
13 […]. Derramaste […] para expiar la culpa […] para
14 […] aquellos que están firmes en tu ejército […]
15 […] en tu presencia […] pues que consolidas la verdad […]. Que me has consolidado […].
16 Cosas suceden a tu siervo […] por […].
17 Esperaré en tu benevolencia todos los días de […].
18 No me abandonaré en el tiempo marcado […].
19 En tu gloria […].

Frag. V

… … … … … … … … … … … … … … … …
2 […]. Los dispersas […] de su lugar […]
3 con la asamblea de todos los santos, con acciones maravillosas […],
4 con espíritus de impiedad […] los arrojas afuera […]
5 no existirán más, no encontrará su lugar […]
6 los espíritus impíos que abruman a los oprimidos
7 para las generaciones eternas orgullo […] impiedad […],
8 que su duelo se prolongue hasta el exterminio delante de todas las criaturas […]
9 tus bondades para conocer tu gloria […]
10 el oído de tu verdad. Tú me abriste el oído carnal
11 en tu corazón […] hiciste comprender al hombre que ha llegado el tiempo del testimonio […]
12 a los habitantes de la tierra […] en la tierra para que […]
13 tinieblas juzgarás para declarar […]
14 sin haber dispersado a la santidad […] bendición.

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