MITOS HEBREOS
ISMAEL
POR ROBERT GRAVES y RAPHAEL PATAI
Al cabo de diez años de matrimonio Sarai, la esposa de Abram, creyéndose estéril, le ofreció a su esclava egipcia Agar como concubina. Abram, que tenía ochenta y cinco años de edad, aceptó el regalo. Cuando Agar concibió y Sarai se quejó a Abram de que ella la despreciaba, él respondió: "Mira, en tus manos está tu esclava; haz con ella como bien te parezca". Sarai le tomó la palabra
y atormentó a Agar tan cruelmente que huyó. Dios, disfrazado de ángel, la encontró junto a la fuente del desierto entre Cades y Berid, en el camino que sale de Sur, y le preguntó: "Agar, esclava de Sarai, ¿de dónde vienes y adonde vas?" Y le respondió ella: "Voy huyendo de Sarai, mi señora". Dios le dijo que volviera y sufriera en silencio, prometiéndole que sería madre de una raza de guerreros. Y continuó: "Has concebido y parirás un hijo, y le llamarás Ismael, porque ha
escuchado Yahvéh tu aflicción. Será un onagro de hombre; su mano contra todos, y las manos de todos contra é l , y habitará al oriente de todos sus hermanos".
Agar se d i j o : "¿No he visto también aquí al que me ve?" y le dio el nombre de Atta-El-Roi. Luego volvió a su señora y dio a Abram un hijo, al que llamó Ismael.
Muchos años después, cuando Sarai dio a luz a Isaac, el hijo de su ancianidad, vio que el hijo de Agar se burlaba de su hijo Isaac y dijo a Abram:
"Echa a esa esclava y a su hijo, pues el hijo de una esclava no ha de heredar con mi hijo, con Isaac".
Muy duro se le hacía eso a Abram por causa de su hijo, pero le dijo Dios:
"No te dé pena por el niño y la esclava; haz lo que te dice Sarai, que es por Isaac por quien será llamada tu descendencia.
También al hijo de la esclava le haré un pueblo, por ser descendencia tuya".
Abram se levantó temprano, dio a Agar un pan y un odre de agua y la envió, con Ismael en brazos, al desierto de Berseba.
Cuando se acabó el agua del odre, Agar puso a Ismael bajo un arbusto y fue a sentarse a la distancia de un tiro de arco, diciéndose: "No quiero ver morir a mi hijo". Mientras ella lloraba, un ángel oyó que Ismael invocaba el nombre de Dios y dijo: "No llores más, Agar. No temas, que ha escuchado Yahvéh la voz del niño que aquí está. Levántate, toma el niño y cógele de la mano, pues he de hacerle un gran pueblo". Y abrió Dios los ojos de Agar, haciéndola ver un pozo, adonde fue y llenó el odre de agua, dando de beber al niño. Dios cuidó a Ismael, quien vivió en
adelante en el desierto de Farán. Agar lo casó con una egipcia llamada Meribá, porque era aficionada a la pendencia; aunque otros la llaman Isa, una moabita.
Algunos dicen que, irritada por la presunción de Agar, Sarai la sacó del lecho de Abram, le arrojó los zapatos a la cara y la aojó, de modo que el primogénito de Agar, una niña, murió al nacer. También hacía que Agar la siguiera, con baldes y toallas, a la casa de baños. Luego aojó a Ismael, quien creció tan débil y mustio que ya no podía caminar. Por eso, cuando Abram despidió a Agar, ésta tuvo que llevar a Ismael a la espalda, aunque ya tenía diecisiete años, o tal vez veinticinco; y sufriendo una sed tan ardiente que el odre de agua quedó pronto vacío.
Algunos absuelven de toda culpa a Sarai, alegando que Ismael, cuando era niño, disparó una flecha contra Isaac, pero le erró; y más tarde erigió un altar a un dios falso, adoraba a ídolos, cazaba langostas, se acostaba con rameras y violaba vírgenes.
Además Ismael se burlaba de los que le decían que Isaac recibiría la doble parte del primogénito después de la muerte de Abram y preguntaba: "¿No soy yo el primogénito?".
Otros dicen que cuando Dios dejó que fluyera una fuente en el desierto para salvar la vida de Ismael, sus ángeles ayudantes protestaron: "Señor del Universo, ¿por qué salvas a quien dejará que Tus hijos elegidos mueran de sed?"
Dios preguntó: "¿No me honra ahora?" Ellos replicaron: "Todavía vive honradamente".
Dios dijo: "Yo juzgo a cada hombre como es al presente, no como será".
Otros niegan la idolatría y la mala vida de Ismael. Dicen que Abram, muchos años después de la expulsión de Agar, dijo a Sarai: "Anhelo visitar a mi hijo Ismael". Sarai exclamó: "¡No vayas, mi señor, te lo suplico!" Sin embargo, viendo que Abram estaba decidido a hacer el viaje, le hizo jurar que no desmontaría del camello cuando llegara a la tienda de Ismael, para que su corazón
no se volviera contra Isaac.
Abram se dirigió al desierto de Paran y alrededor del mediodía encontró la tienda de Ismael, pero ni él ni Agar estaban en ella, sino solamente Meribá, su esposa, y algunos hijos pequeños.
Abram preguntó: "¿Dónde está Ismael?" y Meribá le contestó: "Ha ido de caza". Abram, manteniendo su promesa a Sarai, no desmontó del camello. "Dame algo de comer, hija —le dijo a Meribá—, pues el viaje me ha debilitado." Meribá le contestó: "No tenemos agua ni pan". No quiso dejar la tienda, ni mirar a Abram, ni preguntar su nombre, pero en cambio pegó a sus hijos pequeños y denigró al ausente Ismael. Abram, muy disgustado, ordenó a Meribá que se le acercara, y luego, todavía montado en su camello, le dijo: "Cuando vuelva tu marido, dile: Un
anciano de tal y cual aspecto ha venido desde la Tierra de los Filisteos en tu busca.
No le he preguntado su nombre, pero le he informado de tu ausencia. Entonces ha dicho: Aconseja a tu marido que deseche esta clavija de la tienda y haga otra ".
Dicho eso, Abram se fue. Cuando volvió Ismael, Meribá le comunicó el mensaje y él comprendió que ella había negado a su padre la hospitalidad.
Obedeció a Abram divorciándose de Meribá y casándose con otra esposa, Patuma, parienta de su madre.
Tres años después Abram volvió a visitar la tienda de Ismael.
Patuma corrió a su encuentro y le dijo: "Lamento que mi señor Ismael haya salido de caza. Entra, come algo y espera su regreso, pues tienes que estar cansado del viaje". Abram respondió: "No puedo desmontar, pero te ruego que me des agua para aplacar mi sed". Patuma le dio el agua y le instó a que comiera pan, lo que él hizo de buena gana, bendiciendo a Ismael y también a Dios.
Abram le dijo a Patuma: "Cuando vuelva Ismael, díle: 'Un anciano de tal y cual aspecto ha venido desde la Tierra de los Filisteos en tu busca. Y ha dicho:
Asegura a tu marido que la nueva clavija de la tienda es excelente y no dejes que la deseche”.
Cuando recibió el mensaje Ismael comprendió que Patuma había tratado a su suegro con el respeto debido; y poco después llevó a ella, sus hijos, sus rebaños y camellos a visitar a Abram en la Tierra de los Filisteos, donde pasaron muchos días; y su casa prosperó".
Ismael se encontró con Isaac sólo una vez más: cuando enterraron juntos a Abram en la caverna de Macpela en Hebrón.
Antes de morir Ismael a la edad de ciento treinta y siete años tuvo doce hijos, que fueron Nebayot, Quedar, Abdel, Mabasam, Masema, Duma, Masa, Adad, Tema, Jetur, Nafir y Quedma.
Cada uno de ellos llegó a ser príncipe y cada uno tenía una aldea desde la que los suyos emprendían sus andanzas.
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