MITOLOGIA
El encuentro de Alfeo y Aretusa
Por las tierras de Elida corren las aguas claras del rio Alfeo, el rio que pasa por Olimpia. Vienen de los alto de la montaña de la Arcadia y, al llegar cerca de su desembocadura, se ocultan frecuentemente en el suelo, como si quisieran humedecer, también las entrañas del mundo.
(Antes de ser rio, Alfeo era un cazador intrépido que recorría con su arco y flechas los valles y montañas de la Arcadia)
En el islote de Ortigia, en Siracusa (Sicilia) brota la fuente Aretusa. Burbujeante y clara, produce más agua potable que cualquier otra fuente del planeta.
(Pero antes de ser fuente, Aretusa era una hermosa ninfa, de rubios cabellos y negros ojos, que gustaba pasarse sola por los valles y montañas de la Arcadia)
Dicen que un día –antes de ser respectivamente ríos y fuente- , Alfeo y Aretusa se encontraron. La nereida bañaba su hermoso cuerpo desnudo en las aguas cristalinas del rio. Cuando vio al cazador, percibió en su mirada un relámpago de pasión. Entonces huyó, amedrentada.
Alfeo la persiguió, empujado por el deseo que le atormentaba el alma y hacia estremecer todo su cuerpo.
En su desenfrenada carrera ambos pasaron por valles y montañas y llegaron, a nado, al islote de Ortigia.
Aretusa, exhausta, implora al cazador que no la toque. Pero sus suplicas son vanas. El continúa aproximándose, violento, con la intensión de poseerla.
Como recurso extremo, la nereida invoca entonces el auxilio de su amiga Artemisa (Diana). Inmediatamente la casta diosa de la caza transforma a la fugitiva en fuente, y al perseguidor en rio.
Ni aún así Alfeo desiste de alcanzar a su amada; en su nueva forma entra en la tierra, en la Arcadia, y recorre las profundidades del mar sin mezclarse con las aguas saladas, para finalmente reunir sus aguas con la de la fuente Aretusa, en Ortigia, Siracusa, Sicilia.
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