MITOS HEBREOS
EL SACRIFICIO DE ISAAC
POR ROBERT GRAVES y RAPHAEL PATAI
Dios se le apareció a Abraham en Berseba y le d i j o : "Toma a tu hijo y subid juntos a una montaña que yo te indicaré en la tierra de Moriá". Abraham preguntó: —Señor, tengo dos hijos. ¿Cuál de ellos tiene que ir conmigo? —Tu único hijo- —Señor, cada uno es el hijo único de su madre.
—Lleva al hijo que amas.
—Señor, amo a los dos.
—Lleva al hijo que amas más.
—Señor, ¿qué debo hacer en la tierra de Moriá? —Ofrece un holocausto en mi altar, —¿Soy un sacerdote para ofrecer sacrificios? —Yo te consagraré mi Sumo Sacerdote y tu hijo Isaac será el sacrificio.
Abraham se levantó temprano, aparejó su asno y, tomando consigo dos mozos y a Isaac su hijo, partió la leña para el holocausto y se puso en camino para el lugar que le había dicho Dios.
Al tercer día alzó Abraham sus ojos y vio de lejos el lugar. Y dijo a sus sirvientes: "Quedaos aquí con el asno; yo y el niño iremos hasta allí, y después de haber adorado, volveremos a vosotros".
Y tomando Abraham la leña para el holocausto, se la cargó a Isaac, su hijo; tomó él en su mano el fuego y el cuchillo y siguieron ambos juntos.
Isaac d i j o : "Llevamos el fuego y la leña, pero la res para el holocausto, ¿dónde está?" Y Abraham le contestó: "Dios se proveerá de res para el holocausto, hijo mío". En la cima de la montaña Abraham erigió un altar de piedra y dispuso sobre él la leña, ató a su hijo y lo puso sobre el altar, encima de la leña. Pero cuando tomó el cuchillo una voz le gritó desde el cielo: "¡Abraham, Abraham!" Y él contestó: "Heme aquí, señor". La voz volvió a gritarle: "No extiendas tu brazo sobre el niño y no le hagas nada, porque ahora he visto que en verdad temes a Dios, pues por mí no has perdonado a tu hijo, tu unigénito".
Alzó Abraham los ojos y vio tras sí un carnero enredado por los cuernos en la espesura; los sacrificó en vez de Isaac y llamó al lugar Yahvé-yiré, que quiere decir Yahvéh me ve.
Dios juró por Su Nombre que multiplicaría su descendencia como las estrellas del cielo y como las arenas de las orillas del mar, porque le había obedecido sin vacilar. Abraham e Isaac volvieron adonde estaban sus sirvientes y todos juntos fueron a Berseba.
Algunos dicen que esos sirvientes eran Ismael, el hijo de Agar, y Eliézer de Damasco, y que Ismael le dijo a Eliézer cuando estaban solos: "A mi padre le han ordenado que sacrifique a Isaac. ¡Ahora seré su heredero!" Eliézer le replicó:
"¿Tu padre no expulsó a Agar a pedido de Sara y así te desheredó? Seguramente me legará todos sus bienes a mí, que le he servido fielmente día y noche desde que me convertí en su siervo".
Cuando Abraham subía al monte Moriá el ángel caído Samael se le apareció en la forma de un hombre entrado en años y humilde y le dijo: "¿Puede la orden de que mates al hijo de tu ancianidad provenir de un Dios de misericordia y justicia? ¡Te han engañado!" Abraham conoció a Samael a pesar de su disfraz y lo ahuyentó; pero reapareció en la forma de un joven hermoso que dijo en voz baja a Isaac: "¡Hijo desdichado de una madre desdichada! ¿Fue para esto para lo que ella esperó tu nacimiento durante tanto tiempo y tan pacientemente? ¿Por qué tu estúpido padre ha de matarte sin motivo? ¡Huye mientras estás todavía a tiempo!"
Isaac repitió esas palabras a Abraham, quien maldijo a Samael y lo envió a paseo.
En la cumbre del monte Moriá, Isaac consintió voluntariamente en morir y dijo: "¡Bendito sea el Dios Vivo que me ha elegido hoy en holocausto ante Él!"
Además entregó a Abraham piedras para que reconstruyera el altar roto que se alzaba allí; lo había erigido Adán y utilizado sucesivamente Abel, Noé y Sem.
Luego dijo: "Átame fuertemente, padre, para que no rehuya el cuchillo y haga tu ofrenda inaceptable para Dios. Luego lleva las cenizas y díle a mi madre Sara: Esto atestigua el sabor dulce de la carne sacrificial de Isaac”.
Después de sacrificar al carnero, Abraham rogó: "Cuando Tú exigiste la vida de mi amado hijo, ¡oh Señor!, yo podía haber exclamado airado: 'Ayer mismo me prometiste que él me daría una gran descendencia; ¿debo ahora quemar su cuerpo exangüe en Tu altar?' Sin embargo, permanecí como sordo y mudo. En consecuencia, te ruego que si mis descendientes obran mal alguna vez Tú también
reprimas tu ira, y que cada año, cuando se arrepientan de sus pecados y el cuerno del carnero suene en el primer día del séptimo mes, recuerdes como até a mi hijo y, levantándote del Trono del Juicio, te sientes en el Trono de la Misericordia".
Isaac pasó los tres años siguientes en el Paraíso; o, según dicen algunos, en la casa de Sem y Éber, donde estudió la Ley de Dios. Pero antes asistió al entierro de su madre Sara, quien, cuando se dirigía a Hebrón para tener noticias de él, oyó que se había salvado y murió de alegría, pues Samael le había asegurado que su hijo ya había sido sacrificado.
Sobre el sacrificio de Isaac, Mircea Eliade hace un interesante apunte en su obra "El mito del eterno retorno". Los primogénitos, en general en todas las culturas, las llamadas primicias, solían estar consagrados a las divinidades, por lo que en principio la orden de Yahvé no es inusual. Lo novedoso que ve Eliade es la escena es el componente de "fe", incluso podríamos decir de "sumisión": lo que importa no es ya tanto el sacrificio en sí en un culto "do ut des", lo vital es el cumplimiento de la voluntad de Dios, la intención del acto más que el acto en sí.
ResponderEliminarPor otra parte, Isaac es "el hijo de su ancianidad", es común que los hijos tardíos sean especialmente queridos y tengan una especial significación. Es lo mismo que vemos en el himno homérico a Deméter, así Metanira le dice a la diosa, cuando ésta está disfrazada:
"Críame a este niño que tardío, inesperado, me concedieron los inmortales."
También tardío e inesperado fue Isaac, y, en cierta forma, José, nacido de Raquel cuando casi se daba por sentado que era estéril, pero también al final Yahvé "se acordó de ella".
Gracias Izumi!!!, por enriquecer e ilustrarnos, me encanta tu participación, es muy útil.
ResponderEliminarSaludos cordiales y un fuerte abrazo.
sera el sereno eso es matar y un padre que mata a su hijo solo por que una deidad se lo pide es la prueva de hasta donde llega el fanatismo, yo como padre me huviera sacrificadi a mi mismo
ResponderEliminar