MITOS HEBREOS
MUERTE DE ABRAHAM
Abraham murió a la edad de ciento setenta y cinco años.
Sus hijos Isaac e Ismael lo sepultaron junto a su esposa Sara, en la caverna de Macpela.
Había elegido ese lugar de entierro porque cuando los tres ángeles lo visitaron en Mambré y él corrió a matar un ternero, éste huyó a refugiarse en la oscuridad de la caverna. Siguiéndole de cerca, Abraham se encontró con Adán y Eva acostados el uno junto al otro como si durmieran; unas candelas ardían sobre
ellos y una dulce fragancia llenaba el aire.
No mucho antes de la muerte de Abraham, Isaac e Ismael celebraron la Fiesta de los Primeros Frutos con él en Hebrón y ofrecieron sacrificios en el altar que él había erigido allí. Rebeca coció tortas con maíz recién cosechado y Jacob las llevó a Abraham, quien, mientras comía, daba gracias a Dios por su felicidad.
También bendijo a Jacob, advirtiéndole que no se casara con una cananea y, al mismo tiempo, le legó la casa de las cercanías de Damasco llamada todavía la "Casa de Abraham". Luego se acostó, se acercó a Jacob y le dio siete besos en la frente, después de lo cual utilizó dos de los dedos de Jacob para cerrar sus propios ojos, se los cubrió con una colcha, se estiró y murió tranquilamente.
Jacob se durmió en el pecho de Abraham, hasta que, cuando despertó unas horas después, lo encontró frío como el hielo. Anunció la muerte a Isaac, Rebeca e Ismael, todos los cuales se lamentaron en voz alta y poco después enterraron a Abraham en la caverna, donde lo lloraron durante cuarenta días. Dios había acortado en cinco años la vida de Abraham para que pudiera morir sin enterarse de las maldades de Esaú.
Sin embargo, algunos dicen que Abraham luchó con la muerte no menos vigorosamente que Moisés posteriormente, pues cuando Miguel fue en busca de su alma insistió audazmente en ver antes el mundo entero. En consecuencia, Dios ordenó a Miguel que dejara a Abraham recorrer los cielos en un carro tirado por un querubín, para que satisfaciera así su deseo, pero Abraham seguía negándose a morir.
Entonces Dios llamó al Ángel de la Muerte y le d i j o : "Vamos, Muerte cruel, oculta tu ferocidad, vela tu pestilencia y, revestida de juventud y gloría, desciende y tráeme a mi amigo Abraham", Abraham recibió al ángel hospitalariamente, pero, sospechando que aquel joven bello podía ser la Muerte, le pidió que mostrara su verdadero aspecto. La Muerte lo hizo. Abraham se desmayó horrorizado y murmuró cuando recobró el sentido: "¡Te pido en nombre de Dios que vuelvas a ponerte tu disfraz!" La Muerte obedeció y dijo engañosamente: "Ven, amigo, toma mi mano y deja que la lozanía y la fuerza vuelvan a t i " . Asió los dedos que le tendió Abraham y por medio de ellos le sacó el alma, que Miguel envolvió en un pañuelo divinamente tejido y llevó al cielo.
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