"No hay decisiones buenas y malas, solo hay decisiones y somos esclavos de ellas." (Ntros.Ant.)

domingo, 17 de junio de 2012

TESTAMENTO DE MOISES


Testamento de Moisés
(fragmento)(1) 

Por Antonio Piñero





Esta obra, llamada también Asunción de Moisés, contiene una parte que es un apocalipsis. El escrito en su conjunto recoge las palabras de adiós de este personaje, antes de morir, a su sucesor Josué, que sirven como su testamento. En esta alocución Moisés predice la historia de Israel desde la entrada en el país de Canaán hasta el final de los tiempos. El texto se nos ha transmitido incompleto, y hace una insistencia especial en los hechos que van desde el rey Herodes el Grande hasta la quema de una parte del Templo de Jerusalén en la primera revuelta de los judíos (tras la muerte de Herodes en el 4 a. de C.), que acabó trágicamente con la muerte de muchos israelitas a manos de los romanos. Según el autor, tras estos hechos vendrá pronto el fin del mundo.
El análisis del contenido de la obra lleva a la conclusión de que su autor pertenecía a un medio sectario judío con una mentalidad afín  a los esenios, aunque no necesariamente vinculada a la ideología especial de los esenios de Qumrán, que formaron probablemente un grupo aparte dentro de la secta. Este autor está convencido de vive al final de los tiempos.
La obra se debió componer en Israel poco después de los últimos acontecimientos recogidos por ella –hechos presentados como una profecía, naturalmente-. Por tanto, entre los años 7 y 30 de nuestra era.
Aunque se nos ha conservado solo en latín y en un único manuscrito, el texto es una traducción del griego, el cual, a su vez, se remonta a un material semítico en hebreo o arameo.
Lo más original de este “testamento” es que presenta una doctrina escatológica sin mesías. El enviado celestial, que introduce los últimos tiempos, es una figura angélica, y el misterioso personaje que con su recto proceder hace que Dios apresure el final del mundo es un levita, llamado Taxo, que tiene una función mesiánica: es simplemente la figura ideal de un judío piadoso, que cree que en la retribución final divina y que está dispuesto a sufrir incluso el martirio por ser fiel a la Ley y a la alianza con el Dios de Israel.


(1) Lamentablemente por el momento me es imposible publicar el texto completo como siempre fue mi proceder, pero dado la importancia de esta obra, juzgue conveniente hacerlo así. 
Espero que el lector sepa comprender y valorizar el texto ofrecido. – Sergio (Nuestros Antepasados)

La guerra anterior al fin de los tiempos.
Entonces se alzarán contra los justos reyes poderosos que serán llamados sacerdotes del Altísimo, pero realmente obrarán la impiedad desde el santuario santo. Y les sucederá un rey insolente que no será del linaje de los sacerdotes, hombre audaz y descarado que los juzgará como se merezcan. A espada eliminará a los principales de entre ellos y en lugares desconocidos hará desaparecer sus cuerpos, para que nadie sepa dónde están. A ancianos y jóvenes matará sin miramiento. Entonces habrá entre ellos, en el país, un intenso miedo hacia él. Durante treinta y cuatro años los sojuzgará como los habían sojuzgado los egipcios y les impondrá penalidades. Y engendrará hijos que al sucederle dominarán por espacios de tiempos más breves.
A sus regiones llegarán cohortes y un poderoso rey de occidente que los someterá, los llevará cautivos y una parte de su templo a fuego quemará. A algunos crucificará en torno a su colonia.

El final de los tiempos
Tras lo cual llegarán a su fin los tiempos. En un momento terminará el segundo curso, las cuatro horas llegarán […]. Entonces reinarán entre ellos hombres malsanos e impíos, aparentado ser justos. Estos excitarán la cólera del corazón divino, pues serán hombres falsos, contentos de sí mismos, hipócritas en todos sus asuntos y amantes  de banquetes a cualquier hora del día, glotones insaciables. Dicen obrar así por justicia, pero son devoradores de los bienes  de os pobres, que como cazadores reclaman; falaces, que se ocultan para no ser reconocidos; impíos, llenos de iniquidad desde la aurora hasta la puesta del sol; gentes que dicen: “Tendremos festines y abundancia en el comer y beber, nos trataremos como si fuéramos príncipes”. Y aunque sus manos y sus mentes se ocupen de cosas impuras, su boca será grandilocuente, llegando a decir: “No me toques, no sea que me manches en la posición que ocupo”.

La persecución final por el rey de reyes terreno
Y vendrá sobre ellos un segundo castigo y una cólera como no les había sucedido desde el comienzo del mundo hasta aquel momento, en el que se suscitará contra ellos el rey de reyes de la tierra y soberano de gran poderío, que crucificará a quienes confiesen su circuncisión. Y a quienes la nieguen torturará y entregará para que aherrojados sean conducidos a prisión. Y sus mujeres serán ofrecidas a los dioses de los gentiles, y sus hijos pequeños serán operados por puericultores para que les rehagan el prepucio. Y otros entre ellos serán castigados con torturas, fuego y espada, y eran forzados a llevar en público sus ídolos, impuros como son, al igual que quienes los guardan. Y por quienes los torturan serán igualmente forzados a entrar en el lugar secreto para ellos, y con aguijones serán obligados a blasfemar injuriosamente contra la Palabra y, finalmente, contra las leyes y cuanto tengan sobre su altar.

El levita Taxo y sus siete hijos
Entonces en aquel día habrá un hombre de la tribu de Leví, cuyo nombre será Taxo, quien, teniendo siete hijos, les dirá, exhortándolos:
-Mirad, hijos míos, he aquí que ha sobrevenido al pueblo una segunda venganza cruel e impura, repetición inmisericorde y superior a la primera. Pues ¿Qué nación, qué país, o qué pueblo de los impíos respecto al Señor, que cometieron muchas abominaciones, ha sufrido tantos males como los que nos han alcanzado? Ahora, por tanto, hijos míos, escuchadme; ved, pues, y sabed que ni nuestros padres ni sus antepasados tentaron nunca a Dios de suerte que llegaran a transgredir sus mandamientos. Sabéis ciertamente que estos constituyen nuestra fuerza. Esto haremos: ayunemos durante tres días y al cuarto entraremos en una cueva que hay en el campo y muramos antes que transgredir los mandamientos del Señor de los Señores, del Dios de nuestros padres. Pues si hacemos esto y morimos, nuestra sangre será vengada ante el Señor.

Intervención celeste y fin del mundo
Entonces se manifestará su reino sobre toda su creación, entonces el diablo tendrá su fin y la tristeza se alejará con ella. Entonces será investido el Enviado, que en lo más alto se encuentra establecido, y al punto los vengará de sus enemigos. Pues se levantará el Celeste de su trono real y saldrá de su santa morada, inflamado de cólera a favor de sus hijos. Temblará la tierra, hasta sus confines será sacudida, y las altas montañas serán abatidas […]. El sol no dará luz y en tinieblas se tornarán los cuernos de la luna, se romperá y se convertirá toda en sangre, y la órbita de las estrellas se alterará. El mar hasta el abismo se retirará, las fuentes de las aguas cesarán, y los ríos quedarán eternamente secos. Pues el Altísimo eterno se alzará solo, aparecerá para tomar venganza de las naciones y destruirá todos sus ídolos.
Entonces, tu, Israel, serás feliz, montarás sobre cuello y alas de águila, y se consumarán tus días. Te exaltará Dios y te establecerá en el cielo de las estrellas, en el lugar de su morada. Contemplarás desde lo alto y verás a tus enemigos sobre la tierra; al reconocerlos te alegrarás y, dándole gracias, confesarás a tu Creador.
Y tú, Josué, hijo de Nave, guarda estas palabras  y este libro. Pues desde mi muerte y acogida hasta su llegada serán doscientos cincuenta tiempos los que habrán de producirse. Y este es el curso de los tiempos al que se adaptarán hasta que sean consumados. Yo, por mi parte, iré a dormir con mis padres. Así pues, tú, Josué, hijo de Nave, cobra ánimo, pues te ha elegido Dios para ser mi sucesor en la misma alianza.

Traducción del griego de Luis Vega Montaner.

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