"No hay decisiones buenas y malas, solo hay decisiones y somos esclavos de ellas." (Ntros.Ant.)

domingo, 28 de marzo de 2010

SANSU-ILUNA

Sansu-iluna
(1749-1712 a.C.)


Con el sucesor de Hammurabi, la primera dinastía de Babilonia mantiene su hegemonia incontestada en toda Mesopotamia, a pesar de que en su noveno año se alude a la amenaza casita. Esta inscripción revela la actividad constructora y defensiva del rey, cuya titulatura manifiesta un universalismo claro.

Cuando Anum y Enlil, los reyes del cielo y de la tierra, volvieron gozosamente sus ojos hacia Marduk, el hijo primero de Ea, le hubieron dado la soberanía sobre las cuatro regiones, concedido un nombre augusto entre los Anunakku (designación colectiva de los dioses de un panteón local), afirmado para él los fundamentos de Babilonia, como los del cielo y de la tierra; entonces Marduk, el dios supremo de su país, dios creador de la sabiduría, me ha dado a mí, Samsu‑iluna, rey conforme a su deseo, la totalidad del país a gobernar; me encargó solemnemente hacer reposar a su país en pastos seguros y conducir siempre en la paz a la población.
Yo, Samsu‑iluna, el rey fuerte, rey de Babilonia, rey que se hace obedecer por las cuatro regiones, gracias a mi propia fuerza y a mi inteligencia, he construido la fortaleza de Dimat‑Enlil para Ninmah (uno de los nombres de la gran diosa-madre), la madre que me ha creado; la fortaleza de Pada para Adad, que viene en mi ayuda; la fortaleza de Lagaba para Sin, el dios que me ha creado; la fortaleza de Yabasum para Lugal‑asala (uno de los dioses del círculo de Nergal, el dios de los infiernos), que magnificara mi realeza; la fortaleza de Gula‑duri y la fortaleza de Usi‑ana‑Erra para Nergal, que abate a mis enemigos. Estas seis fortalezas que había constuido Sumu-la-Ilum, mi gran antepasado, mi quinto abuelo, que se vinieron abajo a causa de su vejez, en el espacio de dos meses moldeé sus ladrillos, los construí magnificamente y elevé la obra como una montaña.
He consolidado las bases de la totalidad del pais. De Babilonia he hecho el nombre famoso, la he exaltado en las cuatro regiones. El temor de la luz de mi realeza recubre los confines del cielo y de la tierra. Por todo lo cual, los dioses me dirigen su mirada afable. Me han acordado en el presente vivir una vida que se renueva cada mes como Sin, gobernar para siempre en paz a las cuatro regiones, cumplir como un dios los deseos de mi corazón, obrar cada dia, alta la cabeza, en la alegría y la felicidad.
(Sollberger y Kupper, 1971, 220‑221)

No hay comentarios:

Publicar un comentario