LIBRO
DE LOS JUBILEOS (Parte II de IV)
Traducción de la versión etiópica
-Caps. XII al XXIII -
12 1 En el sexto septenario, en su séptimo año, dijo Abrán a Tare:
-Padre.
Este respondió:
-Heme aquí, hijo mío.
2 Prosiguió Abrán:
-¿Qué auxilio y utilidad nos reportan estos ídolos que adoras y ante los que te prosternas? 3 No tienen espíritu, ya que son mudez y extravío de la mente. No los adores. 4 Adora al Dios del cielo, que hace bajar el rocío y la lluvia sobre la tierra. El hace todo en ella, ha creado todo con su voz, y de él procede toda vida. 5 ¿Por qué adoráis a quienes carecen de espíritu y son obra de manos? ¡Los lleváis sobre vuestros hombros, sin que os proporcionen más ayuda que la gran pérdida de los que los hacen y el extravío de las mentes de los que los adoran! No los adoréis.
6 Respondió su padre:
-Yo también lo sé, hijo mío; pero ¿qué puedo hacer con este pueblo que me ordena servirlos? 7 Si les digo la verdad, me matarán, pues sus espíritus están apegados a su adoración y alabanza. Cállate, hijo mío, no sea que te maten.
8 Abrán dijo lo mismo a sus dos hermanos, que se enojaron con él y
se calló.
9 En el jubileo cuadragésimo, en el segundo septenario, en el séptimo año, tomó Abrán por esposa a una mujer llamada Sora, hija de su padre. 10 Su hermano Arán tomó también mujer en el año tercero del tercer septenario, que le parió un hijo en el año séptimo de este septenario, al que llamó Lot. 11 También su hermano Nacor tomó mujer. 12 En el año treinta y dos de la vida de Abrán, es decir, a sus cuatro septenarios y cuatro años fue de noche y quemó el templo de los ídolos con cuanto había dentro, sin que nadie lo supiera. 13 Fueron ellos de noche y quisieron salvar a sus dioses del fuego. 14 Arán se lanzó a salvarlos: se prendió fuego y ardió en el incendio, muriendo en Ur de los caldeos ante su padre, Tare, y allí lo sepultaron. 15 Entonces Tare salió de Ur de los caldeos con sus hijos para ir a la tierra del Líbano y al país de Canaán y se estableció en Harrán. Abrán moró con su padre, Tare, en Harrán durante dos septenarios.
Dios se revela a Abrahán
16 En el sexto septenario, en su año quinto, Abrán se quedó de noche, a comienzos del séptimo mes, a observar los astros desde la tarde a la mañana y ver cuál sería el curso del año con respecto a lluvias. Estaba él solo, sentado, observando, 17 cuando sintió en su corazón una voz que le dijo: «Todas las constelaciones de los astros, del sol y la luna están en manos del Señor, ¿por qué las he de estudiar? 18 Si quiere, hará llover mañana y tarde, y si lo desea, no dejará caer nada: todo está en su mano». 19 y oró aquella noche así:
-Dios mío, Dios Altísimo, sólo tú eres Dios para mí. Tú has creado todo, y obra de tus manos es cuanto existe. Yo te he elegido a ti como mi divinidad. 20 Sálvame de los malos espíritus que dominan los pensamientos de los hombres; no me descarríen de ti, Dios mío, y haz que mi descendencia y yo no erremos nunca desde ahora por siempre.
21 Añadió:
-¿Debo volver a Ur de los caldeos, quienes me buscan para que vuelva a ellos, o bien permanecer aquí, en este lugar? Indica el camino recto a tu siervo, para que lo siga y no camine en el extravío de mi mente, Dios mío.
22 Al terminar de hablar y de orar, Dios le envió su palabra por medio de mí:
-Ven de tu tierra, de tu linaje y de la casa de tu padre a la tierra que te mostraré, y te haré un pueblo grande y numeroso. 23 Te bendeciré y engrandeceré tu nombre; serás bendito en la tierra, y por ti serán benditos todos los pueblos de la tierra. A los que te bendigan, bendeciré; a los que te maldigan, maldeciré. 24 Seré tu Dios y el de tus hijos, nietos y toda tu descendencia. No temas desde ahora en adelante para siempre: yo soy tu Dios.
25 y me dijo el Señor Dios: «Abrele la boca y los oídos, que entienda y hable la lengua clara», pues había cesado de ser la lengua de los hombres desde el día de la confusión. 26 Le abrí la boca, los oídos y los labios y comencé a hablar con él en hebreo, la lengua de la creación. 27 Tomó Abrán los libros de sus padres, que estaban escritos en hebreo, los recopió y comenzó a aprenderlos desde entonces. Yo le explicaba todo lo que le era inaccesible, y los aprendió en los seis meses invernales.
28 En el año séptimo del sexto septenario habló Abrán con su padre y le comunicó que se iba de Harrán para ir a la tierra de Canaán, a verla y volver a él. 29 Le dijo su padre, Tare:
-Ve en paz. Que el Dios eterno guíe tu camino; el Señor esté contigo, te guarde de todo mal y te conceda compasión, misericordia y gracia ante quienes te vean; no te sojuzguen todos los hombres haciéndote mal.
Ve en paz, 30 y si ves una tierra grata a tus ojos para morar en ella, ven y llévame a tu lado. Llévate contigo a Lot, hijo de tu hermano Arán, como hijo tuyo, y que el Señor esté contigo. 31 Deja a tu hermano Nacor conmigo, hasta que vuelvas con bien y vayamos todos juntos contigo.
Viaje de Abrahán: Canaán y Egipto
13 1 Abrán partió de Harrán hacia la tierra de Canaán, llevándose a su mujer, Sara, y a Lot, hijo de su hermano Arán. Llegó al país de Siria, marcho hasta Siquén y se detuvo junto a una alta encina. 2 Observó que la tierra era agradable sobremanera, desde la entrada de Emat hasta donde está la alta encina. 3 Le dijo el Señor:
-A ti y a tu descendencia daré esta tierra. 4 Construyó un altar allí y ofreció en él un holocausto al Señor, que se le había revelado. 5 Luego partió al monte que tiene Betel a occidente y Hai a oriente, y plantó allí su tienda. 6 Vio que la tierra era muy extensa y buena; brotaba en ella de todo: vides, higueras, granados, robles, encinas, terebintos, olivos, cedros, cipreses y palmeras; había toda clase de árboles silvestres y agua en los montes. 7 Bendijo a Dios, que lo había sacado de Ur de los caldeos y traído a esta tierra. 8 Fue el año primero del séptimo septenario, al comienzo del primer mes, cuando construyó por primera vez el altar en este monte e invocó el nombre de Dios con estas palabras: «Tú eres mi Dios, Dios eterno». 9 Y ofreció sobre el altar un holocausto al Señor, para que estuviese con él y no lo abandonase en todos los días de su vida.
10 Partiendo de allí fue al sur y llegó a Hebrón, que habia sido construido entonces, y allí permaneció dos años. Fue luego a tierras del sur, a Balot, y hubo hambre en la tierra. 11 Entonces Abrán fue a Egipto, en el año tercero del septenario, y vivió allí cinco años antes de que le fuese arrebatada su mujer. 12 Tanis de Egipto había sido construida entonces, siete años después de Hebrón. 13 Luego, cuando el faraón arrebató su mujer, Sora, a Abrán, el Señor lanzó sobre aquél y toda su casa un castigo terrible, a causa de Sora, mujer de Abrán. 14 Este fue honrado con la posesión de muchas ovejas, vacas, asnos, caballos, camellos, siervos y esclavas, mucha plata y mucho oro, y también su sobrino Lot tuvo posesiones. 15 El faraón devolvió a Abrán su mujer, Sora, y lo hizo salir de suelo egipcio. Se fue Abrán al lugar donde había plantado antes su tienda, al lugar del altar que tiene Hai a oriente y Betel a occidente, y bendijo al Señor, su Dios, que lo hizo volver con bien.
Ataque de Codorlahomor a Sodoma. Cautividad de Lot
16 En el jubileo cuadragésimo primero, en el tercer año del primer septenario, volvió Abrán a este lugar y ofreció en él un holocausto, invocando el nombre del Señor: «Tú, Señor, Dios Altísimo, eres mi Dios por los siglos de los siglos». 17 Luego, en el año cuarto de este septenario, se separó de él Lot, y moró en Sodoma. Los hombres de esta ciudad eran muy pecadores, 18 y Abrán se dolió de corazón, porque se había separado de él su sobrino, ya que no tenía hijos. 19 Fue este año cuando Lot fue hecho cautivo. El Señor dijo a Abrán, después de separarse de él su sobrino,
en el año cuarto de este septenario:
-Alza tus ojos, desde donde estás hacia el norte, sur, este y oeste 20 pues toda la tierra que veas te la daré a ti y a tu posteridad perpetuamente y haré tu descendencia como las arenas del mar. Aunque alguien pudiera contar sus arenas, no así tu descendencia. 21 Levántate, camina por la tierra a lo largo y a lo ancho y mírala toda, pues a tu descendencia la daré.
Abrán fue a Hebrón y moró allí. 22 Ese año llegaron Codorlahomor, rey de Elam; Amrafel, rey de Sennaar; Arioc, rey de Larsa, y Tadal, rey de gentiles, y mataron al rey de Gomorra. El rey de Sodoma se dio a la fuga, cayendo muchos heridos en el valle de Siddim, en el Mar Muerto.
21 Capturaron Sodoma, Adma y Seboím, apoderándose también de Lot sobrino de Abrán, con todas sus posesiones, y fueron hasta Dan. 24 Llegó un fugitivo y contó a Abrán que su sobrino había sido tomado cautivo. 25 Entonces movilizó a los siervos de su casa ... [sobre Abrán y su descendencia los diezmos de las primicias del Señor, pues el Señor había establecido como norma perpetua que lo dieran a los sacerdotes que le servían, para que lo poseyeran perpetuamente. 26 Esta ley no tiene límite de tiempo, pues está establecido para siempre que den al Señor los diezmos de todo: cereales, vino, aceite, bovinos y ovinos; 27 todo esto fue
concedido a sus sacerdotes para comer y beber en regocijo ante él]. 28 Llegó a él el rey de Sodoma y, prosternándose, dijo:
-Señor nuestro, Abrán, haznos gracia de las personas que has liberado, mas sea tuyo el botín.
29 Le respondió Abrán:
-Ante Dios Altísimo juro no tomar ni un cardel, ni una correa de zapato de cuanto es tuyo, no vayas a decir: «Yo enriquecí a Abrán» sino sólo el sustento de los siervos y la parte de los hombres que fueron conmigo, Aner, Escol y Mambré: ellos tomarán su parte.
Promesa de Dios a Abrahán
14 1 Después de esto, en el año cuarto de este septenario, al comienzo del tercer mes, habló el Señor a Abrán en sueños:
-No temas, Abrán, porque yo soy tu protector; tu recompensa será muy grande.
2 Respondió:
-Señor, Señor, ¿qué me vas a dar, cuando sigo sin hijos? El hijo de Maseq, el hijo de mi esclava, Damasco Eliezer, me heredará, pues a mí no me has dado descendencia.
3 El Señor añadió:
-No te heredará éste, sino que de tus entrañas saldrá el que te herede.
4 Lo sacó afuera y le dijo:
-Mira al cielo y contempla las estrellas, si puedes contarlas.
5 Miró al cielo y contempló las estrellas.
Le dijo Dios:
-Así será tu descendencia.
6 Confió Abrán en Dios, y se le reputó en su haber como acto de justicia.
7 Le habló otra vez:
-Yo soy el Señor que te saqué de Ur de los caldeos para darte la tierra de Canaán en posesión perpetua; yo seré tu Dios y el de tu descendencia.
8 Respondió Abrán:
-Señor, Señor, ¿cómo sabré que heredaré?
9 Le dijo:
-Toma un becerro de tres años, un cabrito de tres, una oveja de tres, una tórtola y una paloma. . .
10 Tomó todo esto a mediados de mes, mientras estaba en la encina de Mambré que está cerca de Hebrón. 11 Construyó allí un altar y degolló todo aquello derramando la sangre sobre el altar. Dividió todo en mitades, que colocó unas frente a otras, pero sin despedazar las aves. 12 Descendían aves a las presas, pero Abrán las repelía y no les dejaba tocar nada. 13 Cuando se puso el sol, invadió a Abrán un gran estupor, y lo sobrecogió un oscuro terror. Una voz le dijo:
-Has de saber que tu descendencia emigrará a tierra extraña, y los sojuzgarán y atormentarán cuatrocientos años. 14 Pero yo castigaré al pueblo al que sirvan, y después saldrán de allí con muchas posesiones; 15 tú irás en paz adonde están tus padres y serás sepultado con buena vejez. 16 En la cuarta generación volverán aquí, pues no habrá acabado el pecado
de los amorreos hasta entonces.
17 Se despertó de su sueño y se levantó cuando se había puesto ya el sol. Aparecieron entonces una llamarada y un horno humeante, y una llama de fuego pasó por las presas.
Alianza de Dios con Abrahán
18 En aquel día hizo el Señor la alianza con Abrán. Le dijo:
-Daré a tu descendencia esta tierra, desde el Nilo hasta el gran río Eufrates, el cineo, el ceneceo, el cadmoneo, el fereceo, Rafaím, el heveo, el amorreo, el cananeo, el gergeseo y el jebuseo.
19 Terminó aquel día, y Abrán hizo el holocausto de las presas, las aves, su ofrenda de frutos y libación, y lo consumió todo el fuego. 20 En aquel día hicimos alianza con Abrán, como la que habíamos hecho en este mes con Noé: Abrán renovó su festividad y norma perpetuamente.
21 Abrán se alegró y comunicó esto a su mujer, Sora, confiando en que tendría descendencia; pero ella no paría.
Nacimiento de Ismael
22 Sora aconsejó a su marido, Abrán:
-Ve a Agar, mi sierva egipcia, tal vez pueda darte descendencia de ella.
23 Abrán escuchó las palabras de su mujer, Sora, que le dijo:
-Hazlo.
Tomó, pues, Sora a Agar, su sierva egipcia, y se la dio como mujer a su marido, Abrán. 24 El fue a ella, que concibió y le parió un hijo, al que llamó Ismael, en el año quinto de este septenario, que era el año ochenta y seis de la vida de Abrán.
La fiesta de las primicias. La circuncisión
15 1 En el año quinto del cuarto septenario de este jubileo, a mediados del tercer mes, hizo Abrán la fiesta de las primicias de la recolección del trigo. 2 Hizo una nueva ofrenda además de la ofrenda del grano a1 Señor: un novillo, un carnero y una oveja en el altar como holocaustos del Señor, e hizo holocausto de la ofrenda y libación sobre el altar, junto con incienso. 3 El Señor se apareció a Abrán y le dijo:
-Yo soy Dios omnipotente, seme agradable y sé perfecto; 4 estableceré mi alianza entre tú y yo y te haré crecer mucho.
5 Abrán cayó de bruces, y el Señor le habló:
-He aquí mi norma contigo: te haré padre de muchos pueblos, 7 y ya no te llamarás Abrán. Desde ahora y por siempre tu nombre será Abrahán, pues te he constituido padre de muchas naciones, 8 engrandeciéndote mucho y dándote naciones: de ti saldrán reyes. 9 Otorgo ml alianza a ti y a tu posteridad por siempre, como norma perpetua, para ser tu Dios y el de tu descendencia; 10 (a ti y a tu descendencia daré ) la tierra a la que emigraste, el suelo de Canaán, que poseerás perpetuamente, y yo seré vuestro Dios.
11 Añadió el Señor a Abrahán:
-Guardad mi alianza, tú y tu descendencia. Circuncidad a todos vuestros varones cortando vuestros prepucios; sea señal perpetua de mi ley entre vosotros y yo. 12 A los ocho días de nacido, circuncidad a .todo varón en vuestra estirpe, hijo de la casa o comprado por oro, también a los hijos de extranjeros que adquiráis que no sean de vuestra descendencia:
13 sea circuncidado el hijo de tu casa y el adquirido por oro. Quede mi alianza en vuestra carne como norma eterna. 14 Todo varón incircunciso, cuyo prepucio no sea circuncidado al octavo día, sea persona excluida de su estirpe, pues habrá quebrantado mi alianza.
15 Volvió a hablar el Señor a Abrahán:
No llames ya a tu mujer Sora, pues. su nombre será Sara. 16 La bendeciré y te daré de ella un hijo, al que bendeciré. Se convertirá en pueblo, del que saldrán reyes de naciones.
Dios anuncia el nacimiento de Isaac
17 Abrahán cayó de bruces, se regocijó y dijo en su corazón: «¿Podrá un centenario engendrar un hijo, y Sara, que tiene noventa años, parir?».
18 Dijo Abrahán al Señor:
-Bueno sería que viviese Ismael ante ti.
19 Respondió el Señor:
-Sea; pero también Sara te parirá un hijo, al que llamarás Isaac:
con él y con su descendencia haré mi alianza perpetua. 20 En cuanto a Ismael, también te he escuchado. Lo bendeciré, haré crecer y multiplicaré mucho: engendrará doce príncipes, y lo pondré al frente de un gran pueblo.
21 Pero haré mi alianza con Isaac, que te parirá Sara por estos días el
próximo año. 22 El Señor terminó de hablar con él, y ascendió de su lado. 23 Abrahán hizo como le dijo el Señor: tomó a su hijo Ismael y a todos los nacidos en su casa, así como a los adquiridos por oro, y circuncidó la carne de losmiembros de todos los varones que había en su casa. 24 En aquel mismo día fue circuncidado Abrahán; todos los hombres de su casa tanto los nacidos en ella como los adquiridos por oro, hijos de extraños fueron circuncidados con él. 25 Esta es ley perpetua para todas las generaciones; no hay circuncisión temporal, ni cabe pasar un solo día de los ocho, pues es norma establecida eternamente y escrita en las tablas celestiales. 26 Todo
nacido a quien no se corte la carne del miembro en el octavo día no será hijo de la ley que el Señor pactó con Abrahán, sino hijo de corrupción; en él no estará la señal de pertenencia al Señor. Está destinado a la ruina y a desaparecer de la tierra y a ser desarraigado de ella, pues habrá violado la alianza con el Señor. 27 Todos los ángeles de la faz y todos los ángeles santos tienen esta naturaleza desde el día de su creación; a la vista de los ángeles de la faz y de los ángeles santos santificó a Israel para que estuviera con él y con sus santos ángeles. 28 Ordena tú a los hijos de Israel que guarden la señal de esta alianza para siempre como norma perpetua,
para que no sean desarraigados de la tierra. 29 Este mandato queda establecido como señal de alianza para que lo observen perpetuamente todos los hijos de Israel. 30 El Señor no ha acercado a sí a Ismael, sus hijos y hermanos, ni a Esaú, ni los ha elegido por ser hijos de Abrahán; los conoció, pero ha elegido a Israel para que sea su pueblo, 31 lo ha santificado y congregado entre todos los humanos. Muchos son los gentiles y muchas naciones hay, todas suyas, sobre las cuales dio poder a los espíritus para apartalas de él, 32 pero sobre Israel no dio poder a ningún ángel ni espíritu, pues él solo es su soberano. El los guarda y reclama de manos de sus ángeles y sus espíritus y de manos de cualquier súbdito suyo; él los guarda y los bendice para que sean suyos y él sea suyo desde ahora y por siempre. 33 Ahora te diré que los hijos de Israel renegarán de esta norma y sus hijos no se circuncidarán según esta ley. Dejarán parte de la carne de la circuncisión al circuncidar a sus hijos, y los hijos de Beliar dejarán a sus hijos sin circuncidar, como nacieron. 34 Gran cólera del Señor habrá contra los hijos de Israel, porque dejaron su alianza y se apartaron de su mandato. Le han irritado, han blasfemado contra él al no cumplir la norma de esta señal, pues se hicieron como gentiles; dignos de ser apartados y desarraigados de la tierra. No tendrán, pues, perdón ni remisión de este pecado y error eternamente.
Teofanía de Mambré
16 1 Al principio del cuarto mes nos aparecimos a Abrahán en la encina de Mambré; hablamos con él y le hicimos saber que se le daría un hijo de su mujer, Sara. 2 Esta se rió, pues oyó que hablábamos de eso con Abrahán y la reprendimos. Entonces, temerosa, negó que se hubiera reido de tales palabras. 3 Le adelantamos el nombre de su hijo, según lo establecido y escrito en las tablas celestiales, Isaac, y que, cuando volviéramos a ella en el espacio de algún tiempo habría ya concebido.
Castigo de Sodoma y Gomorra
5 En este mes ejecutó el Señor su sentencia contra Sodoma, Gomorra, Seboím y todos los confines del Jordán. Los quemó con fuego y azufre y los exterminó hasta este día. Ya te he relatado todas sus acciones, propias de perversos pecadores: mutuamente se profanaban, cometiendo fornicación e impureza en su carne sobre la tierra. El mismo castigo que a Sodoma
dará el Señor a todo lugar donde se cometa Impureza como la de Sodoma: castigará igual que condenó a ésta. 7 Pero a Lot lo salvo, pues el Señor recordó a Abrahán, y lo sacó del cataclismo. El y sus hijas, sin embargo cometieron tal pecado sobre la tierra como no lo había habido desde los días de Adán hasta entonces, pues aquel hombre yació con sus hijas. 9 Y quedó ordenado y grabado en las tablas celestiales contra toda su descendencia que fueran apartados y desarraigados, dándoles el castigo de Sodoma y no dejándole en la tierra semilla humana alguna en el día del juicio.
Nacimiento de Isaac
10 En este mes emigró Abrahán de Hebrón y fue a morar entre Cades y Sur, en los montes de Gerara. 11 A mediados del quinto mes, partió de allí y moró en Bersabee. 12 A mediados del sexto mes, visitó el Señor a Sara, cumpliéndole lo que le había dicho. 13 Ella concibió y parió un hijo en el tercer mes, a mediados del mismo; por los días en que le había dicho el Señor a Abrahán en la festividad de las primicias de la mies nació Isaac. 14 Abrahán circuncidó a su hijo al octavo día, siendo el primero en ser circuncidado según la alianza que se había establecido para siempre. 15 En el año sexto del cuarto septenario llegamos junto a Abrahán en Bersabee
y nos aparecimos a él, según habíamos dicho a Sara que volveríamos a ella cuando ya hubiera concebido un hijo. 16 Volvimos el séptimo mes y la hallamos encinta. Bendijimos a Abrahán y le dijimos cuanto le había sido ordenado: que no moriría hasta engendrar todavía seis hijos propios y que los vería antes de morir, pero que en Isaac alcanzaría nombre y descendencia. 17 Toda la descendencia de sus hijos serían naciones, contadas como tales, pero de los hijos de Isaac habría uno que sería descendencia santa y no sería contado entre las naciones. 18 Suya sería la suerte del Altísimo, habiéndole correspondido estar entre los poseídos por Dios, para que toda su descendencia sea del Señor, pueblo heredero entre todos los pueblos, reino sacerdotal y pueblo santo. 19 Y continuamos nuestro camino, informando a Sara de cuanto le habíamos dicho a él:
ambos se regocijaron mucho.
Institución de la fiesta de los Tabernáculos
20 Levantó allí un altar al Señor, que lo había liberado y lo consolaba en su tierra de inmigración, e hizo una gran fiesta de regocijo en este mes durante siete días cerca del altar que había construido en Bersabee.
21 Levantó chozas para él y sus siervos en esta festividad, siendo el primero que celebró la fiesta de los Tabernáculos sobre la tierra. 22 En estos siete días, Abrahán ofreció diariamente en el altar un holocausto al Señor de dos bueyes, dos carneros, siete ovejas y un cabrito, para hacer con ello
expiación de sus pecados por sí y por su descendencia. 23 Como ofrenda saludable sacrificó siete carneros, siete cabritos, siete ovejas y siete machos cabríos, con sus ofrendas de frutos y libaciones, produciendo con toda su grasa en el altar un holocausto selecto de agradable aroma al Señor. 24 Mañana y tarde hacía quemar aromas de incienso, gálbano, estoraque, nardo, mirra, espiga y costo; los ofrecía, machacados puros, juntos, en partes iguales. 25 Celebró la fiesta durante siete días, regocijándose con todo su corazón y toda su alma, él y todos los de su casa, sin que hubiese con él ningún extraño ni incircunciso. 26 Bendijo al Creador, que lo había hecho de su estirpe, pues lo había creado según su divina complacencia. Abrahán supo con certeza que de él saldría un vástago de justicia para las generaciones del mundo, y santa semilla que sería como el que todo lo creó. 27 Bendijo a su Creador con alegría, y llamó a esta fiesta, fiesta del
Señor, regocijo aceptable a Dios Altísimo.
28 Lo bendijimos eternamente con toda su descendencia por siempre, pues hizo esta fiesta en su momento, según el testimonio de las tablas celestiales. 29 Por eso se estableció en ellas para Israel que celebrasen con regocijo la fiesta de los Tabernáculos durante siete días, en el séptimo
mes, como festividad agradable al Señor por ley perpetua para siempre, en todos los años. 30 Este precepto no tiene límite de días, pues quedó establecido perpetuamente para Israel que la celebren y permanezcan en chozas, colocándose guirnaldas en la cabeza y recogiendo palmas y ramas de sauce del río. 31. Abrahán cogió ramos de palmera y frutos de buenos árboles; y cada uno de los días ceñía el altar con ramas, siete veces por la mañana, alabando y dando gracias a su Dios en este regocijo.
Expulsión de Agar e Ismael
17 1 En el año primero del quinto septenario de este jubileo fue destetado Isaac. Abrahán preparó un gran convite en el tercer mes, el día en que fue destetado su hijo Isaac. 2 Ismael, hijo de Agar la egipcia, estaba en su sitio ante su padre, Abrahán, que se alegró y bendijo al Señor porque veía a sus hijos y no había muerto sin ellos. 3 Se acordó de las palabras que le había dicho Dios el día en que Lot se separó de él. Se alegró mucho, pues el Señor le había dado descendencia sobre la tierra para heredarla y bendijo a boca llena al Creador de todo.
4 Sara vio a Ismael, que jugaba y bailaba, mientras su padre experimentaba gran regocijo. Tuvo celos de aquél y dijo a Abrahán:
-Echa a esa esclava y a su hijo, pues el hijo de ésa no ha de heredar con mi hijo Isaac.
5 Estas palabras sobre su esclava y su hijo, para que los apartara de sí, fueron penosas para Abrahán. 6 Pero el Señor le dijo:
-No tengas pesar por el niño y la esclava. Obedece y obra conforme te ha dicho Sara, pues en Isaac te daré nombre y descendencia. 7 Al hijo de esta esclava lo pondré al frente de un gran pueblo, pues es de tu linaje.
8 Abrahán se levantó de mañana, tomó unos panes y un odre de agua, se los cargó a Agar y al niño, y los despidió. 9 Anduvieron errantes por el desierto de Bersabee; el agua del odre se terminó, el niño tuvo sed y cayó sin fuerzas para andar. 10 Su madre lo cogió entonces, lo tendió bajo un olivo y fue a sentarse frente a él como a un tiro de flecha. Se dijo: «No he de ver la muerte de mi hijo», y sentándose se echó a llorar. 11 Entonces le dijo el ángel de Dios, uno de los santos:
-¿Por qué lloras, Agar? Levántate, toma al niño y llévalo de la mano, pues el Señor ha escuchado tu palabra y ha mirado al niño.
12 Le abrió los ojos, y vio un pozo. Fue, llenó el odre de agua, dio de beber a su niño y, poniéndose en marcha, anduvo por el desierto de Farán.
13 El niño creció y se hizo arquero, y el Señor estuvo con él. Su madre le tomó por esposa a una muchacha de Egipto, 14 que le parió un hijo, al que llamó Nebayot, pues se dijo: «Cerca estuvo el Señor de mí cuando lo invoqué».
El diablo tienta a Abrahán
15 En el séptimo septenario, en su primer año, en el primer mes, en este jubileo, el doce de este mes, se dijo en los cielos de Abrahán que era fiel en todo lo que se le ordenaba. Dios lo amaba, pues había sido fiel en la adversidad. 16 Llegó el príncipe Mastema y dijo ante Dios:
-Abrahán ama a su hijo Isaac y lo prefiere a todo. Dile que lo ofrezca en holocausto sobre el altar y verás si cumple esta orden. Entonces sabrás si es fiel en todo tipo de pruebas.
17 Sabía el Señor que Abrahán era fiel en las tribulaciones, pues lo había probado en su tierra con la miseria, lo había probado con riqueza de reyes, con su mujer, cuando le fue arrebatada, con la circuncisión y con Ismael y su esclava Agar, cuando los despidió. 18 En todo cuanto lo probó lo halló fiel, sin que su espíritu se impacientara ni retrasara el cumplimiento de nada, pues era fiel y amante de Dios.
Sacrificio de Isaac. Bendición de Abrahán
18 1 Dijo el Señor a Abrahán:
-Abrahán, Abrahán.
El respondió:
-Aquí estoy.
2 Dios le dijo:
-Toma a tu hijo amado, Isaac, vete a la tierra alta y ofrécelo en sacrificio en un monte que te indicaré.
3 Levantándose de mañana, cargó su asno, tomó consigo a dos siervos y a su hijo Isaac, partió leña para el sacrificio y llegó al sitio en tres días, divisándolo en lontananza. 4 Llegó a un pozo y dijo a sus siervos:
-Quedaos aquí con el asna. El niño y yo seguiremos y, cuando hayamos terminado la adoración, volveremos a vosotros.
5 Reuniendo la leña del sacrificio, se la cargó a su hijo Isaac, tomó él mismo el fuego y el cuchillo, y fueron ambos juntos hasta aquel lugar.
Ó Dijo Isaac a su padre:
-Padre.
Respondió éste:
-Aquí estoy, hijo mío.
Añadió Isaac:
-Aquí hay fuego, cuchillo y leña; pero ¿dónde está la oveja para el holocausto, padre?
7 Respondió Abrahán:
-El Señor proveerá la oveja del holocausto, hijo mío.
Se acercó al lugar en el monte del Señor, 8 levantó el altar, puso la leña sobre él, ató a su hijo Isaac, lo colocó sobre la leña, encima del altar, y tendió la mano hacia el cuchillo para degollar a Isaac.
9 Entonces yo me puse ante él y ante el príncipe Mastema. Dijo el Señor:
-Dile que no abata su mano contra el niño ni le haga nada, pues ya veo que es temeroso de Dios.
10 Lo llamó el Señor desde el cielo:
-¡Abrahán! ¡Abrahán!
El respondió turbado:
-Heme aquí.
11 Añadió Dios:
-No pongas tu mano sobre el niño ni le hagas nada; ahora sé que eres temeroso del Señor, pues no me has negado a tu hijo primogénito.
12 El príncipe Mastema quedó confundido. Abrahán alzó sus ojos y vio un carnero enredado por sus cuernos en la espesura. Fue Abrahán, lo cogió y lo ofreció en holocausto, en lugar de su hijo. 13 Y Abrahán llamó a aquel lugar «Dios ha visto», como se dice ahora, «Dios ha visto (en el
monte)>>, que es el monte Sión. 14 El Señor llamó a Abrahán nuevamente por su nombre, desde el cielo, del mismo modo que había hecho que nos apareciéramos a él para hablarle en nombre del Señor. 15 Le dijo:
-Por mí mismo juro, pues has cumplido esta orden y por mi causa no has compadecido a tu hijo primogénito, al que amas, que te bendeciré y multiplicaré tu descendencia como los astros del cielo y las arenas de la orilla del mar. Tu descendencia heredará las ciudades de tus enemigos
16 y por ella serán benditos todos los pueblos de la tierra, por cuanto escuchaste mi voz. He hecho saber a todos que me eres fiel en cuanto te ordeno. Ve en paz.
17 Abrahán volvió junto a sus esclavos. Se marcharon y fueron juntos a Bersabee, donde moró Abrahán. 18 Celebraba él esta fiesta todos los años siete días, con regocijo, llamándola fiesta del Señor, por los siete días en que había ido y vuelto con bien. 19 Así está escrito y establecido
para Israel y su descendencia en las tablas celestiales: que celebren esta fiesta siete días con regocijo festivo.
Muerte de Sara
19 I En el año primero del primer septenario del jubileo cuadragésimo segundo volvió Abrahán a morar frente a Hebrón, que es Cariat Arbé, durante dos septenarios. 2 En el primer año del tercer septenario de este jubileo se cumplieron los días de vida de Sara, que murió en Hebrón, 3 y Abrahán fue a llorarla y sepultarla. Lo probábamos para ver si se resignaba su espíritu y no se impacientaba con palabras. Fue hallado paciente también en esto y no se alborotó, 4 pues con resignación de espíritu habló a los heteos, para que le diesen un lugar donde sepultar a su
difunta. 5 El Señor le concedió gracia ante todos los que le vieron. Abrahán suplicó con mansedumbre a los heteos, que le dieron el campo de la cueva de Macfela, frente a Mambré ---que es Hebrón-, por cuatrocientas monedas de plata. 6 Aunque ellos le insistían con ruegos: «Te lo damos gratis», él no lo aceptó, sino que pagó el precio íntegro del lugar en plata.
Se prosternó nuevamente ante ellos, fue y enterró a su difunta en la cueva de Macfela. 7 Los días de vida de Sara totalizaron ciento veintisiete años, o sea, dos jubileos, cuatro septenarios y un año: ésta fue toda la vida de Sara. 8 Y ésta fue la décima prueba que pasó Abrahán, siendo
hallado fiel y de paciente espíritu. 9 No dijo una palabra acerca de lo que le había dicho el Señor sobre aquella tierra, que se le daría a él y su descendencia, sino que pidió un lugar donde poder enterrar a su difunta, pues fue hallado fiel y fue inscrito como el amigo del Señor en las tablas
celestiales.
Nacimiento de Esaú y Jacob
10 En el cuarto año tomó para su hijo Isaac una mujer llamada Rebeca, hija de Batuel, hijo de Nacor, hermano de Abrahán. 11 El tomó una tercera mujer, llamada Cetura, de las nacidas en su casa, pues Agar había muerto antes que Sara. 12 Le parió seis hijos: Zamrán, Jesán, Madián,
Madán, Jesboc y Sué, en dos septenarios.
13 En el sexto septenario, en el año segundo, Rebeca parió a Isaac dos hijos: Jacob y Esaú. Jacob era barbilampiño y hombre recto, mientras que Esaú era áspero, hirsuto y montaraz; Jacob, por el contrario, solía quedarse en las tiendas. 14 Crecieron los muchachos, y Jacob aprendió a
escribir; no así Esaú, pues era hombre montaraz, cazador, que aprendió a luchar y cuyas ocupaciones eran todas recias. 15 Abrahán prefería a Jacob, e Isaac a Esaú. 16 Abrahán vio las obras de Esaú y supo que en Jacob tendría nombre y descendencia. Llamó a Rebeca y le mandó acerca de Jacob, al ver que también ella lo prefería a Esaú, 17 lo siguiente:
-Hija mía, guarda a mi nieto Jacob, pues él ocupará mi lugar en la tierra como bendición para la humanidad y orgullo para toda la descendencia de Sem. 18 Sé que el Señor lo elegirá como pueblo escogido de cuantos hay sobre la faz de la tierra. 19 Pero mi hijo Isaac prefiere a Esaú,
aunque yo veo que tú amas verdaderamente a Jacob. 20 Auméntale aún más tu favor, y estén tus ojos en él amándole, pues será nuestra bendición sobre la tierra desde ahora y por todas las generaciones del mundo. 21 Ten valor y regocíjate por tu hijo Jacob, pues lo amo más que a todos mis hijos. Eternamente será bendito, y será tal su descendencia que llene toda la tierra: 22 si alguien pudiera contar la arena del suelo, podría contar también su descendencia. 23 Cualquier bendición que me haya concedido el Señor a mí y a mi descendencia, sea para Jacob y la suya perpetuamente.
24 Sea bendito en su descendencia mi nombre y el de mis padres, Sem, Noé, Henoc, Malaleel, Enós, Set y Adán, 25 los cuales sirven de cimiento al cielo, de apoyo a la tierra y de renovación a todas las luminarias sobre el firmamento.
Abrahán bendice a Jacob
26 Luego llamó a Jacob, a la vista de su madre, Rebeca, lo besó y bendijo:
27 -Hijo mío, Jacob, amado, preferido de mi alma, Dios te bendiga desde lo alto del firmamento y te dé todas las bendiciones que otorgó a Adán, Henoc, Noé y Sem, y que todo cuanto me ha enumerado y dicho que me daría lo haga inherente a ti y a tu descendencia por siempre, mientras siga el cielo sobre la tierra. 28 No tengan poder sobre ti ni tu descendencia los espíritus de Mastema para alejarte del Señor, tu Dios, desde ahora y por siempre. 29 Que el Señor Dios sea tu padre, y tú, su hijo primogénito y su pueblo perpetuamente. Ve, hijo mío, en paz. 30 Y ambos se alejaron juntos de Abrahán. 31 Rebeca amó a Jacob con todo su corazón y toda su alma, mucho más que a Esaú; pero Isaac amaba a Esaú más que a Jacob.
Recomendaciones de Abrahán a sus descendientes
20 1En el jubileo cuadragésimo segundo, en el primer año del séptimo septenario, llamó Abrahán a Ismael y sus doce. hijos, a Isaac y sus dos hijos y a los seis hijos de Cetura y sus descendientes. 2 Les ordeno guardar el camino del Señor, haciendo Justicia, amandose los unos a los otros y siendo tales entre los hombres que se condujese cada uno de ellos con justicia y rectitud sobre la tierra. 3 Que circuncidasen a sus hijos, según la alianza hecha con ellos, no apartándose a derecha ni izquierda de los caminos que nos ordeno el Señor. Que os guardéis de toda fornicación e impureza del mismo modo que dejamos entre nosotros toda impureza y
fornicación. 4 Si comete fornicación una mujer o hija vuestra, quemadla al fuego; así no fornicarán siguiendo. sus ojos y sus corazones. Y les ordenó que no tomasen mujer de las hijas de Canaan, pues su descendencia sería desarraigada de la tierra.
5 Les contó el castigo de los gigantes y el de Sodoma, el que sufrieron por su maldad, fornicación, impureza y corrupción mutua. 6 Guardaos también vosotros de toda fornicación e impureza y de toda contaminación de pecado, para que no deis vuestro nombre a maldición, vuestras vidas a escarnio, ni vuestros hijos a destrucción por la espada; para que no seais malditos como Sodoma ni sea vuestro resto como el de los hijos de Gomorra.
7 Yo os exhorto, hijos míos: amad al Dios del cielo y seguid todos sus mandamientos; no vayáis tras sus ídolos ni sus impurezas; 8 no os hagáis ídolos de fundición ni esculpidos, pues son vanos y no tienen ningún espíritu; son obra de sus manos, y en nada confían los que a ellos se encomiendan: no los adoréis ni os prosterneis ante ellos. Adorad al Dios Altísimo, prosternaos ante él siempre y esperad de él en todo momento.
Obrad recta y justamente ante él, para que os dirija, os conceda su misericordia y os haga bajar la lluvia mañana y tarde. Bendiga el todas las obras que hagáis en la tierra bendiga tu alimento y tus aguas, el fruto de tu vientre y de tu tierra, tus rebaños de bueyes y de ovejas. 10 Y seréis
bendición sobre la tierra; se deleitarán en vosotros todos los pueblos y bendecirán a vuestros hijos en mi nombre, para que sean benditos como yo. 11 Repartió dones a Ismael y a sus hijos y a los hijos de Cetura, y los apartó de su hijo Isaac, al que dio todo. 12 Se fueron juntos Ismael, sus
hijos, y los hijos de Cetura y sus hijos, y habitaron desde Farán hasta la entrada de Babilonia, en toda la tierra de la parte oriental, frente al desierto. 13 Se mezclaron unos con otros, quedándo1es el nombre de árabes e ismaelitas (hasta este día).
Ultimas prescripciones de Abrahán a Isaac
21 I En el año sexto del séptimo septenario de este jubileo llamó Abrahán a su hijo Isaac y le dio órdenes y recomendaciones:
-He envejecido, no sé qué día voy a morir y estoy harto de días.
2 Tengo ya ciento setenta y cinco años. Durante todos los días de mi vida he recordado al Señor y he procurado con todo mi corazón hacer su voluntad y seguir rectamente todos sus caminos. 3 Mi alma aborreció los ídolos, (desprecié a los que los servían y puse todo mi empeño) en guardar y poner por obra la voluntad del que me creó. 4 El es un Dios vivo y santo, más fiel y justo que todos, en quien no cabe acepción de persona ni cohecho, pues es un Dios justo que hace justicia en todos los que violan sus mandamientos y rechazan su alianza. 5 Tú, hijo mío, guarda sus
mandamientos, ley y gobierno; no vayas tras las abominaciones ni tras ídolos esculpidos o de fundición. 6 No comáis ninguna sangre de animal, bestia o volátil sobre la tierra. 7 Si sacrificas una víctima para holocausto saludable y aceptable, degollad1a derramando su sangre sobre el altar.
Haz holocausto de toda la grasa de la ofrenda en el altar, añade harina amasada con aceite y una libación de vino; harás holocausto de todo junto sobre el altar de ofrendas, como aroma grato al Señor. 8 Colocarás la grasa de la ofrenda saludable sobre el fuego en el altar; la grasa de encima del vientre y la de los intestinos y los dos riñones. Apartarás toda la grasa que hay sobre ellos y sobre los lomos junto con el hígado y los riñones.
9 De todo ello harás holocausto de grato aroma, aceptable ante el Señor, con su ofrenda de frutos y libación, en grato aroma, como alimento que se ofrece en holocausto al Señor. 10 Comerás la carne ese día y el siguiente antes del atardecer del segundo día. Que todo sea comido y no quede
nada para el tercero, pues Dios no lo aceptará, ya que no es selecto ni se debe comer. Cuantos lo coman, echan sobre sí una culpa, pues así lo hallé escrito en el libro de mis primeros padres, en las palabras de Henoc y en las palabras de Noé. 11 En todas las ofrendas pondrás sal: no se omita la sal de alianza en ninguna de tus ofrendas al Señor.
La leña del sacrificio
12 Observarás, en la leña de la ofrenda, no introducir otra madera que no sea ésta: ciprés, abeto, almendro, pino, pino piñonero, cedro, sabina, palmera, olivo, mirto, laurel, el cedro llamado enebro y bálsamo. 13 Utiliza sólo esta leña bajo el holocausto, sobre el altar, una vez examinado su
aspecto: no pongas madera rajada o ennegrecida, sino sólida y limpia, sin ningún defecto, perfecta y de planta joven; no pongas madera vieja que haya perdido su olor, pues ya no tiene olor como antes. 14 Fuera de estas maderas no pongas ninguna atra, pues su olor es distinto, y el olor de su aroma no sube al cielo. 15 Guarda este mandamiento y cúmp1elo, hijo mío, para que seas recto en todas tus obras.
Pureza ritual y general
16 En todo momento sé puro en tu carne: lávate con agua antes de ir a hacer la ofrenda al altar; lávate las manos y los pies antes de acercarte al altar y, cuando termines la ofrenda, vuelve a lavarte las manos y los pies. 17 No aparezca sobre vosotros ninguna sangre en vuestras ropas:
guárdate, hijo mío, de la sangre, guárdate mucho, cúbrela con tierra. 18 No comas sangre, pues es espíritu: no comas sangre. 19 No aceptes dádiva alguna por sangre humana; no se derrame en vano, sin juicio, pues aquella sangre que se derrama culpa a la tierra, y ésta no puede purificarse
de sangre humana sino con la sangre del que la derramó. 20 No aceptes dádiva ni regalo por sangre humana: sangre por sangre; así serás acepto al Señor Dios Altísimo, pues él es protector del bueno: te guardará de todo mal y te salvará de toda muerte. 21 Hijo mío: veo que las obras del
género humano son malas y pecaminosas, que todos sus actos son impureza, abominación e inmundicia, pues no hay justicia entre ellos. 22 Guárdate de seguir sus caminos y pisar sus huellas; no caigas en mortal perdición ante Dios Altísimo, no sea que te oculte su rostro, te haga caer en manos de tu culpa y te extermine a ti de la tierra y a tu descendencia de bajo el cielo, desapareciendo tu nombre y tu posteridad de toda la tierra. 23 Abstente de todas sus acciones y de toda su impureza, guarda la norma del Dios Altísimo, haz su voluntad y sé recto en todo. 24 El te bendecirá en todas tus obras, hará brotar de ti un retoño justo en la tierra por todas sus generaciones, y mi nombre y el tuyo no serán silenciados nunca bajo el cielo. 25 Ve, hijo mío, en paz; que el Dios Altísimo, Dios mío y tuyo, te fortifique para hacer su voluntad, bendiga a toda tu descendencia y su posteridad por todas las generaciones con toda bendición justa, para que seas bendición en toda la tierra. 26 y salió de su presencia gozoso.
La fiesta de las primicias o Semanas
22 1 En el primer septenario del jubileo cuadragésimo cuarto, en el segundo año, el año en que moriría Abrahán, salieron Isaac e Ismael de Bersabee a celebrar la festividad de las Semanas, la fiesta de las primicias, con su padre, Abrahán, quien se regocijó porque llegaron sus dos hijos.
2 Las propiedades de Isaac en Bersabee eran muchas; iba, examinaba su hacienda y volvía junto a su padre. 3 En aquellos días fue Ismael a ver a su padre, y llegaron ambos juntos. Isaac degolló una víctima para holocausto y la ofreció en el altar levantado por su padre en Hebrón. 4 Ofreció
un sacrificio saludable y preparó un convite gozoso ante su hermano Ismael. Rebeca hizo una oblea fresca de trigo nuevo de las primicias de los frutos de la tierra y se la dio a su hijo Jacob, para que la ofreciera a su abuelo, Abrahán, y éste la comiese y bendijera al Creador de todo antes de morir. 5 Isaac mismo mandó también por mano de Jacob la ofrenda saludable a Abrahán, para que comiese y bebiese.
6 Comió Abrahán, bebió y bendijo al Dios Altísimo, que creó los cielos y la tierra, que hizo toda sustancia de la tierra y la concedió a los hombres para comer, beber y bendecir a su Creador:
7 -Gracias te doy ahora, Dios mío, porque me has mostrado este día: tengo ya ciento setenta y cinco años, viejo de cumplidos días, todos los cuales fueron para mí de salud. 8 La espada del enemigo no prevaleció contra mí en nada de lo que diste a mí y a mis hijos en todos los días de
mi vida hasta hoy. 9 Dios mío, sean tu misericordia y tu paz sobre tu siervo y la descendencia de sus hijos, para que sean tu pueblo elegido, tu herencia entre todos los pueblos de la tierra, desde ahora por siempre perpetuamente.
Abrahán bendice a Jacob
10 Llamó a Jacob y le dijo:
-Jacob, hijo mío, el Dios de todo te bendiga y fortifique para obrar justicia y hacer su voluntad ante él. Escójate a ti ya tu descendencia para que seáis el pueblo de su herencia según su voluntad, perpetuamente. Tú, hijo mío, Jacob, acércate y bésame.
11 Acercándose, lo besó y le dijo:
-Bendito es mi hijo Jacob y todos sus hijos en el Señor Altísimo por todos los siglos. El Señor te dé una descendencia justa y santifique hijos tuyos por toda la tierra: sírvante las naciones y prostérnense ante tu descendencia todos los gentiles. 12 Sé fuerte ante los hombres: cuando domines a toda la descendencia de Set, serán justos tus caminos y los de tus hijos; seréis un pueblo santo. 13 El Dios Altísimo te dé todas las bendiciones con que me bendijo a mí, a Noé y a Adán: que reposen tales bendiciones en el santo vértice de tu descendencia por todos los siglos de los siglos hasta la eternidad. 14 Purifíquete de toda mancha e impureza, pero donando todas tus culpas y extravíos inconscientes; fortifíquete, bendígate y concédate heredar toda la tierra. 15 Renueve su alianza contigo, para que seas el pueblo de su heredad eternamente, y sea él Dios tuyo y de tu descendencia en verdad y justicia por todos los días de la tierra.
16 Hijo mío, Jacob, recuerda mis palabras y guarda los mandamientos de tu padre, Abrahán. Apártate de los gentiles, no comas con ellos,.no hagas como ellos, ni les sirvas de compañero, pues sus acciones son 1mpuras, y todos sus caminos inmundicia, abominación y horror: 17 sacrifican víctimas a los muertos, adoran a los demonios, comen en los cementerios; todas sus acciones son vanas y falsas. 18 No tienen mente con qué pensar ni ojos con qué ver lo que hacen: ¡Cómo yerran cuando dicen a la madera: «Tú eres mi dios», y a la piedra: «Tú eres mi señor y liberador», siendo así que no tienen mente! 19 Hijo mío, Jacob, que el Dios Altísimo te ayude, que el Dios de los cielos te bendiga y te aparte de su impureza y de todos sus yerros. 20 Guárdate, hijo mío, Jacob, de tomar mujer entre las hijas de Canaán, pues toda su descendencia está destinada a exterminio en la tierra. 21 Por culpa de Cam erró Canaán, y toda su descendencia
y posteridad desaparecerán de la tierra; no habrá de ella quien sea salvo el día del juicio. 22 Todos los que adoran ídolos e incurren en maldición no tendrán ninguna esperanza en la tierra de los vivos, pues descenderán al seol e irán a lugar de suplicio. No quedará de ellos recuerdo sobre la tierra; tal como fueron arrebatados de la tierra los hijos de Sodoma, así lo serán cuantos adoran ídolos.
23 No temas, hijo mío, Jacob, ni te turbes, hijo de Abrahán: el Dios Altísimo te guardará de la ruina y te salvará de todo camino equivocado. 24 Esta casa que me construí para poner sobre ella mi nombre en la tierra te ha sido dada a ti y a tu descendencia perpetuamente. Se llamará casa de Abrahán, dada a ti y a tu linaje perpetuamente, pues tú construirás mi casa y alzarás mi nombre ante Dios: perpetuamente se mantendrá firme tu linaje y tu nombre en todas las generaciones de la tierra. 25 Terminó así de darle órdenes y bendecirle, 26 y se echaron ambos juntos en el mismo lecho, durmiéndose Jacob en el seno de su abuelo Abrahán, que lo besó siete veces, regocijándose en él sus entrañas y su corazón. 27 Lo bendijo con todo su corazón, añadiendo:
-El Dios Altísimo, Dios y Creador de todo, fue el que me sacó de Ur de los caldeos para darme esta tierra en heredad perpetua y para que estableciera el santo linaje. Sea bendito el Altísimo perpetuamente.
28 Y bendijo así a Jacob:
-Sean sobre mi hijo, en el que se regocijan todo mi corazón y todas mis entrañas, tu clemencia y abundante gracia, así como sobre su descendencia perpetuamente. 29 No lo dejes, ni lo descuides desde ahora hasta siempre; estén tus ojos abiertos sobre él y su descendencia, guardándolo, bendiciéndolo y santificándolo como pueblo de tu heredad. 30 Bendícelo con todas tus bendiciones desde ahora por todos los días de la eternidad y renueva tu alianza y compasión con él y su linaje con toda tu voluntad por todas las generaciones de la tierra.
Muerte de Abrahán
23 1 Y colocó dos dedos de Jacob sobre sus ojos, bendijo al Dios supremo, se cubrió el rostro, estiró los pies y se durmió en sueño eterno, reuniéndose con sus padres. 2 A todo esto, Jacob yacía en su seno, sin advertir que su abuelo Abrahán había muerto. 3 Despertó Jacob de su
sueño cuando Abrahán estaba ya frío como el granizo. Le dijo:
-Padre, padre.
Pero él no replicó; entonces se dio cuenta Jacob de que había muerto.
4 Levantándose de su seno, corrió a decírselo a su madre Rebeca. Esta fue a Isaac todavía de noche y se lo dijo. Ambos fueron juntamente con Jacob, que llevaba una lámpara eh la mano, y encontraron a Abrahán, que yacía muerto.5 Isaac cayó sobre el rostro de su padre y lo besó entre
lágrimas. 6 Cuando corrió la voz por la casa de Abrahán, su hijo Ismael se puso en marcha, y llegó junto a su padre, Abrahán. Lloraron por él Ismael y toda la casa de Abrahán con grandes gemidos. 7 Sus hijos, Isaac e Ismael, lo sepultaron en la cueva de Macfela, junto a su mujer, Sara, haciendo duelo por él cuarenta días todos los hombres de su casa, Isaac, Ismael, todos sus hijos y todos los hijos de Cetura en sus lugares, hasta cumplirse los días de luto por Abrahán.
La edad de los hombres y la fidelidad a Dios
8 Había vivido tres jubileos y cuatro septenarios: ciento setenta y cinco años, terminando sus días como anciano de cumplida edad. 9 Las vidas de los antiguos habían sido de diecinueve jubileos, pero después del diluvio comenzaron a menguar de esta cifra, envejeciendo rápidamente y
acortándose sus vidas a causa de las muchas enfermedades y su mala conducta.
Abrahán constituyó una excepción. 10 El, por el contrario, fue perfecto en toda su conducta para con el Señor y grato por su justicia todos los días de su vida, pero no cumplió cuatro jubileos de vida, hasta el punto de que envejeció a la vista de tanta maldad y se hartó de sus propios días. 11 Todas las generaciones que surjan desde este momento hasta el día del gran juicio envejecerán rápidamente, antes de cumplir dos jubileos, y ocurrirá que el discernimiento abandonará sus espíritus y se disipará todo su saber. 12 En esos días, si un hombre vive un jubileo y medio, dirán de él que vivió mucho, siendo la mayor parte de sus días de dolor, aflicción y tribulación, no de salud. 13 Azote tras azote, herida tras herida, tribulación tras tribulación, malas noticias tras malas noticias, enfermedad tras enfermedad y todo tipo de castigos: enfermedad, cataclismo, nieve, granizo, hielo, fiebre, frío, espasmos, hambres, muerte, espada, cautiverio y toda penalidad y dolor. 14 Alcanzarán a la mala generación que peca en la tierra, cuyas obras son impuras, fornicación, abominación y horror. 15 Dirán entonces: «Los antiguos fueron longevos hasta los mil
años, y éstos buenos, mientras que nuestra vida, cuando se vive mucho, es de setenta o a lo sumo ochenta, y éstos malos, sin gozar de ninguna salud la vida de esta generación».
Renovación de Israel
16 En esa generación habrá hijos que reprendan a sus padres y mayores por pecados, iniquidades, palabras y grandes faltas. Les recriminarán por haber abandonado la ley que el Señor pactó con ellos y que habrían de guardar, cumpliendo todos sus mandamientos, su norma y preceptos, sin apartarse a derecha ni izquierda. 17 Pues todos han obrado mal, toda boca habla iniquidad, todas sus acciones son inmundas y nefandas, todos sus caminos abominación, impureza y ruina. 18 La tierra perecerá a causa de todas sus acciones; no habrá simiente, vino ni aceite, pues todo será negado a causa de sus obras, y todos perecerán juntos: animales, bestias,
aves y todos los peces del mar a causa de la malicia de los hijos de los hombres. 19 Lucharán unos contra otros, el joven contra el viejo, el viejo contra el joven, el pobre contra el rico, el humilde contra el poderoso, el vasallo contra el señor, a causa de la ley y la alianza, pues habrán olvidado
los mandamientos, la alianza, la festividad, el mes, el sábado, el jubileo y todo juicio. 20 Se alzarán en combate con arco y espadas para hacerlos volver al camino, y no volverán hasta derramarse mucha sangre de unos y otros por tierra. 21 Los que escapen no volverán desde su maldad al camino de la justicia, pues son todos movidos por la avaricia y la riqueza, se quitan todo mutuamente. Invocan el nombre grande, pero no con verdad y justicia, y profanan el santo de los santos con su impureza y con la desolación de su abominación.
22 Gran castigo habrá contra las obras de esa generación de parte del Señor, que los entregará a la espada, a juicio, cautiverio, rapiña y consunción. 23 Suscitará contra ellos a los pecadores de los gentiles, que no les tendrán piedad ni misericordia, ni respetarán a nadie, ni anciano ni joven,
pues son peores y capaces de más maldad que todos los hijos de los hombres.
Causarán turbación en Israel e iniquidad contra Jacob; mucha sangre será derramada sobre la tierra, sin que haya quien recoja los cadáveres ni los sepulte. 24 En esos días gritarán, clamarán y orarán para salvarse de manos de los pecadores gentiles, pero no habrá salvador. 25 Las cabezas de los niños se blanquearán de canas, el niño de tres semanas parecerá anciano de cien años y se arruinará su constitución con tribulación y dolor.
Bendiciones mesiánicas
26 En esos días, los niños comenzarán a examinar las leyes y a estudiar los mandamientos, volviendo al camino de la justicia. 27 Irán multiplicándose y creciendo las vidas de esos hombres, generación tras generación y día tras día, hasta que se acerquen sus vidas a los mil años y a muchos años de muchos días. 28 No habrá anciano ni quien se canse de vivir, pues todos serán niños e infantes; 29 pasarán todos sus días en salud y gozo, y vivirán sin que haya ningún demonio ni ningún mal destructor, pues todos sus días serán de bendición y salud. 30 Entonces curará el Señor a sus siervos, que se alzarán y verán gran paz. Se dispersarán sus enemigos, y los justos verán y darán gracias, regocijándose por los siglos de los siglos viendo en el enemigo todo su castigo y maldición. 31 Sus huesos descansarán en la tierra, su espíritu se alegrará sobremanera, y sabrán que existe un Señor que cumple sentencia y otorga clemencia a los centenares y miríadas que lo aman. 32 Y tú, Moisés, escribe estas palabras, pues así está escrito y registrado en las tablas celestiales como testimonio de perpetuas generaciones.
Gracias por esta maravillosa publicacion, estaba buscando la segunda parte del libro de los jubileos
ResponderEliminarMuy interesante. Saludos
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