"No hay decisiones buenas y malas, solo hay decisiones y somos esclavos de ellas." (Ntros.Ant.)

sábado, 5 de diciembre de 2009

LOS CONCILIOS ECUMENICOS - DE VIENNE -

LOS CONCILIOS ECUMENICOS
De Vienne (1311 d.c.)


Papa Clemente V. Por la cuestión de los templarios. Decidió la supresión de la Orden de los Templarios.
Condenación de los errores de los Begardos sobre la perfección espiritual.- El alma es verdadera y esencialmente forma del cuerpo.
Juan Wickleff, inglés; y Juan Huss, bohemio, pueden considerarse como los precursores del luteranismo que había de aparecer un siglo más tarde. Ambos se rebelaron abiertamente contra Roma, promovieron y defendieron pertinazmente graves errores doctrinales; fueron apoyados por las esferas más influyentes de sus respectivos pueblos, que detestaban la injerencia de la autoridad romana en sus asuntos eclesiásticos.
Todo ello puede conceptuarse como un nacionalismo político que busca también la independencia en la esfera religiosa.

Magisterio del C.E de Vienne XV ecuménico (abolición de los templarios) Errores de los begardos y beguinos

(sobre el estado de perfección)

(1) El hombre en la vida presente puede adquirir tal y tan grande grado de perfección, que se vuelve absolutamente impecable y no puede adelantar más en gracia; porque, según dicen, si uno pudiera siempre adelantar, podría hallarse alguien más perfecto que Cristo.
(2) Después que el hombre ha alcanzado este grado de perfección, no necesita ayunar ni orar; porque entonces la sensualidad está tan perfectamente sujeta al espíritu y a la razón, que el hombre puede conceder libremente al cuerpo cuanto le place.
(3) Aquellos que se hallan en el predicho grado de perfección y espíritu de libertad, no están sujetos a la obediencia humana ni obligados a preceptos algunos de la Iglesia, porque (según aseguran) donde está el Espíritu del Señor, allí está la libertad [2 Cor. 3, 17].
(4) El hombre puede alcanzar en la presente vida la beatitud final según todo grado de perfección, tal como la obtendrá en la vida bienaventurada.
(5) Cualquier naturaleza intelectual es en si misma naturalmente bienaventurada y el alma no necesita de la luz de gloria que la eleve para ver a Dios y gozarle bienaventuradamente.
(6) Ejercitarse en los actos de las virtudes es propio del hombre imperfecto, y el alma perfecta licencia de si las virtudes.
(7) El beso de una mujer, como quiera que la naturaleza no inclina a ello, es pecado mortal; en cambio, el acto carnal, como quiera que a esto inclina la naturaleza, no es pecado, sobre todo si el que lo ejercita es tentado.
(8) En la elevación del cuerpo de Jesucristo no hay que levantarse ni tributarle reverencia, y afirman que seria imperfección para ellos si descendieran tanto de la pureza y altura de su contemplación, que pensaran algo sobre el ministerio (v. l.: misterio) o sacramento de la Eucaristía o sobre la pasión de la humanidad de Cristo.

Censura: Nos, con aprobación del sagrado Concilio, condenamos y reprobamos absolutamente la secta misma con los antedichos errores y con todo rigor prohibimos que en adelante los sostenga, apruebe o defienda nadie...

De la usura
[De la Constitución Ex gravi ad nos]
Si alguno cayere en el error de pretender afirmar pertinazmente que ejercer las usuras no es pecado, decretamos que sea castigado como hereje.

Errores de Pedro Juan Olivi
(acerca de la llaga de Cristo, de la unión del alma y del cuerpo, y del bautismo)
[De la Constitución De Summa Trinitate et fide catholica]


[De la encarnación.] Adhiriéndonos firmemente al fundamento de la fe católica, fuera del cual, en testimonio del Apóstol, nadie puede poner otro [1 Cor. 3, 11], abiertamente confesamos, con la santa madre Iglesia, que el unigénito Hijo de Dios, eternamente subsistente junto con el Padre en todo aquello en que el Padre es Dios, asumió en el tiempo en el tálamo virginal para la unidad de su hipóstasis o persona, las partes de nuestra naturaleza juntamente unidas, por las que, siendo en sí mismo verdadero Dios se hiciera verdadero hombre, es decir, el cuerpo humano pasible y el alma intelectiva o racional que verdaderamente por si misma y esencialmente informa al mismo cuerpo. Y en esta naturaleza asumida, el mismo Verbo de Dios, para obrar la salvación de todos, no sólo quiso ser clavado en la cruz y morir en ella, sino que sufrió que, después de exhalar su espíritu, fuera perforado por la lanza su costado, para que, al manar de él las ondas de agua y sangre, se formara la única inmaculada y virgen, santa madre Iglesia, esposa de Cristo, como del costado del primer hombre dormido fue formada Eva para el matrimonio; y así a la figura cierta del primero y viejo Adán que, según el Apóstol, es forma del futuro {Rom. 5, 14], respondiera la verdad en nuestro novísimo Adán, es decir, en Cristo. Ésta es, decimos, la verdad, asegurada, como por una valla, por el testimonio de aquella grande águila, que vio el profeta Ezequiel pasar de vuelo a los otros animales evangélicos, es decir, por el testimonio del bienaventurado Juan Apóstol y Evangelista, que, contando el suceso y orden de este misterio, dice en su Evangelio: Mas cuando llegaron a Jesús, como le vieron ya muerto, no quebraron sus piernas, sino que uno de los soldados abrió con la lanza su costado y al punto salió sangre y agua. Y el que lo vio dio testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis [Ioh. 19, 33 ss]. Nosotros, pues, volviendo la vista de la consideración apostólica, a la cual solamente pertenece declarar estas cosas, a tan preclaro testimonio y a la común sentencia de los Padres y Doctores, con aprobación del sagrado Concilio, declaramos que el predicho Apóstol y Evangelista Juan, se atuvo, en lo anteriormente transcrito, al recto orden del suceso, contando que a Cristo va muerto uno de los soldados le abrió el costado con la lanza.
[Del alma como forma del cuerpo.] Además, con aprobación del predicho sagrado Concilio, reprobamos como errónea y enemiga de la verdad de la fe católica toda doctrina o proposición que temerariamente afirme o ponga en duda que la sustancia del alma racional o intelectiva no es verdaderamente y por sí forma del cuerpo humano; definiendo, para que a todos sea conocida la verdad de la fe sincera y se cierre la entrada a todos los errores, no sea que se infiltren, que quienquiera en adelante pretendiere afirmar, defender o mantener pertinazmente que el alma racional o intelectiva no es por sí misma y esencialmente forma del cuerpo humano, ha de ser considerado como hereje.
[Del bautismo.] Además ha de ser por todos fielmente confesado un bautismo único que regenera a todos los bautizados en Cristo, como ha de confesarse un solo Dios y una fe única [Eph. 4, 6]; bautismo que, celebrado en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, creemos ser comúnmente, tanto para los niños como para los adultos, perfecto remedio de salvación.

Mas como respecto al efecto del bautismo en los niños pequeños se halla que algunos doctores teólogos han tenido opiniones contrarias, diciendo algunos de ellos que por la virtud del bautismo ciertamente se perdona a los párvulos la culpa, pero no se les confiere la gracia, mientras afirman otros que no sólo se les perdona la culpa en el bautismo, sino que se les infunden las virtudes y la gracia informante en cuanto al hábito [v. 140], aunque por entonces no en cuanto al uso; nosotros, empero, en atención a la universal eficacia de la muerte de Cristo que por el bautismo se aplica igualmente a todos los bautizados, con aprobación del sagrado Concilio, hemos creído que debe elegirse como más probable y más en armonía y conforme con los dichos de los Santos y de los modernos doctores de teología la segunda opinión que afirma conferirse en el bautismo la gracia informante y las virtudes tanto a los niños como a los adultos.

***

SUPRESION DE LA ORDEN DE LOS TEMPLARIOS.
La orden de arresto de los Templarios se realizó el mismo día en toda Francia (13 de Octubre de 1307); Jacobo Molay fue encarcelado la noche de este día 13 en el mismo Castillo del Temple y con él 138 caballeros, al par que fueron embargados todos los tesoros y papeles. El rey hizo publicar los crímenes horribles y pecados contra la Naturaleza de que se les acusaba: Les acusaba de que al entrar en la Orden renegaban de Cristo, de la Virgen y de todos los santos; Cristo no era verdadero Dios, sino un falso profeta que había sufrido la muerte por sus pecados, y que por esto el Templario debía escupir la cruz, pisotearla. Se decía que el candidato y el que le recibía debían tratarse deshonestamente, la sodomía, era pecado el omitirla. Los que al ser recibidos no se querían someter a estas prácticas eran decapitados o encarcelados. El candidato había de jurar enriquecer a la Orden por todos los medios. Un Templario no podía confesarse sino con un sacerdote de la Orden. En lugar del verdadero Dios adoraban al demonio en las reuniones del Capítulo; también adoraban un ídolo de forma de cabeza humana con una gran barba, llamado Bafomet.
Los procesos verbales no hacen mención de torturas, pero declaraciones posteriores de los acusados inducen a creer que sí existieron y que fueron atroces. Santiago Saci declaró más adelante haber visto morir a 24 de sus hermanos durante el interrogatorio. Jacobo de Molay, reconoció haber renegado de Jesucristo y haber escupido a la cruz. La mayoría había de retractarse más adelante de tales confesiones.
Estos interrogatorios de Octubre y Noviembre de 1307 tuvieron una repercusión formidable, y a pesar de todo lo que se ha llegado a decir en su descargo, lo cierto es que la fama de la Orden jamás ha llegado a rehabilitarse por completo
Clemente V mostraba una actitud indecisa, envió mensajeros al rey, recordándole que los Templarios estaban sujetos a la Santa Sede, y que el rey no tenía derecho de apoderarse de sus personas ni de sus bienes. Felipe, viendo descubierto su plan, simuló someterse, prometió entregar a los mandatarios del Papa las personas de los Templarios, pero arrancó del tímido Clemente V la Bula Pastoralis praeeminentae, en la cual ordenaba a todos los príncipes que prendieran a los Templarios y embargaran sus bienes.
A fines de 1307 o a principios de 1308, Clemente V modificó su actitud, pues recibió informes de cómo habían procedido los agentes del rey. Jacobo de Molay y Hugo de Pairaud, retractaron sus confesiones y el gran maestre aconsejó también a los otros prisioneros que hicieran lo mismo. El Papa comenzó a dudar del valor de las pruebas que le habían sido presentadas y reservó a la Santa Sede el fallar en el asunto.
El rey mandó que comparecieran delante del Papa Templarios elegidos, y que renovaron sus confesiones. En la primera quincena de julio el acuerdo con el Papa fue concluido: Clemente V decidió que los procesos contra las personas del Temple serían continuados en cada diócesis por el obispo, dos canónigos, dos dominicos y dos franciscanos, y se podría llamar también a los inquisidores. La administración de los bienes de la Orden fue mixta, y confiada a curadores, nombrados mitad por el rey y mitad por los obispos. El Papa en su Bula Regnans in coelis, había de resolver definitivamente la suerte de la orden del Temple: la hacienda de los Templarios se debía emplear para la Tierra Santa, pero el dinero contante se debía entregar para su guarda al rey de Francia.
El Papa reservó a su tribunal el fallo acerca de los grandes dignatarios del Temple, que hacía siete años se hallaban detenidos en el cárcel de París. Una comisión de cardenales y obispos adictos al rey los condenó a cárcel perpetua. Dos de los condenados, escucharon en silencio la sentencia; pero Chamey y Molay protestaron, reprochándose a sí mismos el haber hecho falsas confesiones de culpabilidad y traicionado a una Orden ciertamente santa. Llegó pronto el rumor a oídos del rey de Francia deliberó con sus consejeros, mandó quemar, a los dos Templarios en una misma hoguera. Molay desde la pira emplazó al Papa y al rey ante el juicio de Dios dentro del término de año. El Papa murió el 20 de Abril de 1314; el rey desde la muerte de Molay, padeció una enfermedad cuyo origen nadie pudo averiguar, y murió el 29 de Noviembre de 1314.
Las comisiones pontificales de investigación tienen mucha importancia para el estudio de la culpabilidad de la Orden. La de París, tiene más interés que las otras puesto que oyó un gran número de testigos, y los hubo que, como Molay, rehusaron declarar algo y esperar a poder hablar más adelante en presencia del Papa. Otros más firmes tomaron parte en la defensa del Temple. Nueve prisioneros presentaron a la Comisión una Memoria, que constituye un brillante testimonio contra los procedimientos seguidos. Gracias a este nuevo estado de ánimo de los defensores de la Orden llegaron a 546.
Todo hacía concebir esperanzas para la Orden, cuando un suceso provocado por la intervención de Felipe, hizo retroceder las cosas. El 11 de Mayo se reunió un Concilio provincial en Sens; 45 Templarios fueron llevados a su presencia, los cuales revocaron sus confesiones como arrancadas por la violencia. Entonces se les dijo: «Vosotros confesasteis que erais herejes, y por la confesión y la penitencia habéis sido recibidos de nuevo en el seno de la Iglesia. Si ahora lo retractáis, la Iglesia no os considera como reconciliados, sino como relapsos en la herejía, y como tales debéis ser quemados». El 12 de Mayo de 1310 se les condujo al suplicio.
La ejecución de estos Templarios infundió el pánico en los restantes que defendían a la Orden, muy pocos Templarios se atrevieron a constituirse en defensor de la Orden. La Comisión dio por terminados sus trabajos el 5 de Junio de 1311.
Se habían hecho también inquisiciones sobre la orden del Temple en los otros países y se empleó a veces el tormento; pero en ninguna parte se cometieron los horrores que en Francia. Con mayor justicia fueron tratados en Portugal y en Alemania.
El 16 de Octubre se 1311 se abrió el Concilio de Viena, el cual debía deliberar sobre la reconquista de Tierra Santa, sobre la reforma de la Iglesia y sobre el proceso de los Templarios. Casi todos los miembros del Concilio declararon que no se podía condenar a la Orden sin haber oído públicamente su defensa.
Felipe el Hermoso probó de nuevo de hacer presión sobre la voluntad del Papa. Pedía la supresión del Temple y que sus bienes sean adjudicados a otra Orden. Puesto que el rey de Francia estaba empeñado en la supresión de la Orden, y el Concilio pedía que se le concediesen defensores, venía a hacerse imposible un proceso en regla. La solución que parecía más aceptable era la de suprimir la Orden.
La decisión se hizo pública el 3 de Abril de 1312. Los motivos fueron que la Orden aparecía públicamente desacreditada, era ya inútil después de la pérdida de los Santos Lugares, el alistamiento de nuevos miembros de la misma resultaba en adelante imposible, y, para evitar que no fueran disipados los bienes de la Orden el Papa adjudicó a los Sanjuanistas los bienes del Temple.
Así terminó la orden del Temple, después de doscientos años de existencia. Felipe afirmó que había entregado a los Templarios, para que la guardaran, una suma de 200.000 libras, y con esto se apoderó el rey del tesoro depositado en el Temple. Las posesiones las entregó a los Sanjuanistas pero hizo tales cuentas por las costas del proceso, por la sustentación de los presos, por las ejecuciones, la administración de los bienes, que los mismos Sanjuanistas quedaron adeudados.


DESVELADO UNO DE LOS SECRETOS DE LA IGLESIA CATÓLICA.
Un pergamino vaticano oculto 7 siglos rehabilita a los Templarios
El Folio de Chinón recoge la absolución de Clemente V a los miembros de la orden.A sus integrantes se les declaró herejes merced a la presión de la corona francesa.
25/10/2007 ROSSEND DOMÈNECH

El tiempo tal vez hace justicia, pero no devuelve la vida. Unos documentos judiciales que permanecieron traspapelados más de siete siglos y que hace seis años fueron descubiertos, por casualidad, en el Archivo Secreto del Vaticano, rehabilitan ahora, en pleno siglo XXI, a los Templarios, una orden religioso-militar --como muchas que existieron durante la Edad Media-- cuyos integrantes acabaron en la hoguera. En Europa habían instalado el primer sistema financiero internacional conocido.
Fueron condenados por herejes, por sodomía, por "besos obscenos" y otros delitos, pero ahora se afirma, con pruebas, que el papa Clemente V nunca dio crédito a esas acusaciones, sino que cedió a las presiones del rey de Francia, Felipe IV, el Hermoso, que amenazaba con un cisma si la Iglesia no le quitaba de en medio a los ricos y poderosos frailes-soldado. El monarca les debía 300.000 florines, pero ambicionaba sobre todo su ingente tesoro, que, con las arcas del Estado francés vacías, necesitaba para pagar la guerra de los Cien Años que libraba contra Inglaterra.
799 EJEMPLARES A 5.900 EUROS Las actas del proceso al que fueron sometidos los Templarios serán presentadas hoy en el Vaticano en un acto que ha despertado curiosidad. La Santa Sede ha editado 799 ejemplares para venderlos a 5.900 euros cada uno. Se titulan Processus contra Templarios y están basados casi exclusivamente en el documento descubierto en el año 2001: un pergamino de 70 centímetros de largo y 58 de ancho conocido como el Folio de Chinón, que debe su nombre al castillo francés donde, en el año 1308, se celebraron los procesos contra los Templarios. Entre los procesados se encontraba el Gran Maestro de la Orden, Jacques de Molay, que ha inspirado a decenas de novelistas.
En la web donde el Archivo Secreto Vaticano ha divulgado el alcance del hallazgo (http://asv.vatican.va/es/doc/1308.htm) se explica que el folio "contiene la absolución impartida por Clemente V al último Gran Maestro del Templo, fraile Jacques de Molay, y a los otros jefes de la Orden, después de que estos últimos hicieran acto de penitencia y solicitaran el perdón de la Iglesia". Así, el Papa los absolvía de unos supuestos delitos que habían confesado bajo tortura de los inquisidores franceses; pero ya era tarde, y Felipe IV impuso al Papa la supresión de la Orden. Se cuenta que en 1885, en Rennes-le-Ch¢teau, fue descubierto el tesoro templario; pero desapareció, se dice que en Escocia o Aragón.

ERRORES DE LOS BEGARDOS

SECTAS DEL LIBRE ESPIRITU
Se designan con este nombre diversos grupos heréticos que aparecen en los s. XIII y XIV principalmente, y se encuentran diseminados por varias partes de los Países Bajos, algunas regiones germanas e italianas y en el norte de Francia. No obstante, las fórmulas «fratres de libero spiritu» o secta «spiritus libertatis» son muy raras en los documentos modernos y contemporáneos. Y es que los hermanos del l. e. no constituyeron una secta en el sentido preciso de la palabra. Se trata más bien de un movimiento místico propagado de las más diversas formas. Por esto es imposible inventariar todas las corrientes que de un modo u otro alimentaron dicho movimiento. Quizá ayude a su mejor comprensión la consideración de las condiciones de la época en que se desarrollan. Son tiempos en que el feudalismo (v.) va perdiendo fuerzas de manera progresiva, para verse sustituido por una nueva clase para quien el concepto y deseo de libertad va tomando cuerpo.
Historia. Podemos afirmar que su origen se remonta a la primera decena del s. XIII, aunque la documentación existente en todo este siglo sobre el particular es muy confusa. Más tarde, bajo diversas denominaciones llamadas corrientemente del I. e., surgen una infinidad de sectas de signo a veces muy diverso. Citemos, a modo de ejemplo, los alumbrados españoles de los s. XV y XVI (V. ILUMINISMO), los libertinos espirituales de Francia y Suiza, del s. XVI, los metodistas o Familits de Inglaterra, surgidos en los s. XVI y XVII o los quietistas de los s. XVII y XVIII (V. QUIETISMO). Pero para centrarnos de algún modo en el tema podemos fechar el nacimiento e influencia de la secta del I. e. entre 1260 y 1400. Todo el s. XIV es mucho más rico en episodios, numerosos y significativos, del movimiento del I. e.
Ya en 1250 S. Alberto Magno (m. 1280; v.) afirma en su Manual que había encontrado begardos heréticos (nótese que la secta viene frecuentemente confundida con los begardos y beguinas (v.) e incluso se la designa con el mismo nombre, como sucedió en el Concilio de Vienne). En el Conc. de Lyon (1245) el obispo Olmutz denunciaba la presencia en su diócesis de agitadores religiosos que toman el servicio a Dios con absoluta libertad rechazando toda orientación proveniente de la Jerarquía. Y Juan Nider, en 1438, los señala como una peste bajo la apariencia de libertad (cfr. Fornicarius, Estrasburgo 1517). La célebre Determinatio de novo spiritu de S. Alberto examina 97 proposiciones heréticas introducidas entre 1270-73 en la diócesis de Augsburgo por dos religiosos. Estos documentos hablan de un novus spiritus.
En 1200 organiza Gerardo Segarelli en Parma una secta llamada de Apostólicos (v.). Fueron condenados en el Conc. de Lyon (1274) y el 14 mar. 1286 renovó dicha condena el papa Honorio IV. Ángel Claremo y Álvaro Pelayo (m. 1349) reconocerán que Segarelli introduce en Italia el spiritus libertatis. Por su parte, Bonifacio VIII, en 1296, condena a una secta cercana a los cátaros (v.) y a las del l. e.; hace referencia a unos hombres y mujeres que se confieren el Espíritu Santo por la imposición de las manos, viven en la promiscuidad, asisten desnudos a las ceremonias religiosas, etc. (cfr. Bullarium, 4,134-135). Sin duda, se está refiriendo a la Congregatio Libertatis de Ottonello Spolete, discípulo de Segarelli.
No obstante, y a pesar de estas insistentes condenas, las sectas no dejaban de propagarse cada vez más. Ubertino de Casale señala en su Arbor vitae crucifixae (1305) la infiltración de doctrinas del I. e. en las comunidades de los franciscanos de Umbría. Entre ellos se encuentra Bentivenga de Gubio, llamado el apóstol, pues fue adepto de Segarelli y a raíz de la supresión de los Apostólicos ingresó en los frailes menores. Pero no por ello dejó de impartir sus doctrinas de una manera soterrada. También algunos grupos de apostólicos, dirigidos por Dulcino de Novara, sucesor de Segarelli, resistieron más de dos años a la fuerte represión a la que se vieron sometidos.
A finales del s. XII y los primeros decenios del XIV florece una literatura, en gran parte anónima, a veces de gran valor poético y cuyos temas principales se basan en las experiencias místicas. Esta literatura llega a convertirse en un vehículo de las doctrinas del ].e. Y en este contexto nos encontramos con el Espejo de las almas sencillas de Margarita Porete. Dicho escrito motivó fuertes polémicas pero el primero que indicó sus errores fue el obispo de Cambrai y en 1309 fue arrestada y procesada su autora por el inquisidor Guillermo de París y por un tribunal de la Sorbona.
El 1 abr. 1311 Clemente V envía a la región de Spoleto al obispo de Cremona como inquisidor de la secta Spiritus libertatis. Y en la bula Dilectus Domini, del mismo Clemente V, nos encontramos con el primer documento oficial donde se menciona el nombre de la secta (cfr. Bullarium, 4,209-214).
Juan XXII promulga los decretos del Conc. de Vienne en 1317-18, mientras que, por su parte, el obispo de Estrasburgo denuncia una especie de manual de I. e.: De novem rupibus spiritualibus y los errores de los que el vulgo llama begardos y los brod durch Gott (los que mendigan el pan de Dios). Juan XXII responde al obispo de Estrasburgo y condena nuevamente a «begardos seu pueros et fratres seu sorores liberi spiritus nominantes». La secta se ve sometida a una nueva ola de represión y tuvo que desperdigarse. Consta que en 1322 un tal Walter Lollard, holandés y uno de los dirigentes de la secta, fue ajusticiado. El maestro Eckhart (v.), antiguo profesor de la universidad de París, y que en 1325 dirige el Studium generale de Colonia, es denunciado por el inquisidor Enrique Wirneburg. Pero Eckhart, convencido de su ortodoxia, apela al Papa y hace confesión pública de su fidelidad a la Iglesia: murió camino de la corte papal de Aviñón cuando acudía a defenderse. Juan XXII condenó 15 de sus proposiciones como heréticas. Muchas de ellas reflejaban la doctrina del I. e.
Así, pues, durante todo el s. XIV continúan propagándose las doctrinas del Le., y, por lo mismo, la represión a la que se ven sometidos sus simpatizantes y adeptos es cada vez mayor. En 1348 y con la ayuda del emperador Carlos IV, organiza Clemente VI la Inquisición (v.) papal con el objeto de reducir a los heréticos. Urbano V se encarga de reforzarla. Asimismo existen documentos de los inquisidores del tiempo que nos muestran gran cantidad de procesos levantados contra los heréticos de Francia (Nicolás Bále), Inglaterra, etc., fechados en 1407.
Es muy importante para el conocimiento de la secta la consulta de los textos que de una manera directa sirvieron para refutar sus doctrinas. Merecen especial mención los nombres de la beata Angela de Foligno (m. 1309; v.) que combate los errores de aquellos que pretendían encontrar en el espíritu de libertad el auténtico camino de la fidelidad a Cristo. Lo mismo hacen Arnaldo de Vilanova, Ángel Clareno en su apasionada Historia septem tribulationum ordinis minorum (1323) y Juan de Ruysbroeck (v.) en L'ornement de notes spirituelles, donde expone de una manera magistral las tesis del l. e. La misma Devotio moderna (v.) se distingue por su combatividad contra estos movimientos. S. Bernardino de Siena (m. 1444; v.) identifica las doctrinas del l. e. con las expuestas en el Espejo de las almas sencillas de M. Porete (Sermo 6, art. 2, c. 2: Opera Omnia, 3, Quaracchi 1956).
También a lo largo de los s. XV y XVI se encuentran manifestaciones esporádicas del I. e. Hacemos especial mención de los alumbrados de Toledo (1512-30) con puntos muy cercanos a los expuestos por M. Porete (cfr. B. Llorca, Die Spanische inquisition und die Alumbrados, 1509-1667, Berlín-Bonn 1934). Y de 1509 a 1650 aparecen en Inglaterra los Mirror of simple Souls.
Doctrina. No es tarea fácil dar una síntesis o visión general de las tesis mantenidas por los movimientos del I. e., pues no encontramos prácticas o costumbres generales ya que dichas comunidades se movían a nivel local, careciendo de una autoridad y organización central. Se sabe que tenían un periodo llamado de «iniciación», que se distinguía por su especial dureza. Sometidos a la obediencia y sumisión de sus maestros, eran obligados a una extrema pobreza y a una asperísima disciplina. Sus oraciones las acompañaban con cantos y danzas, postraciones y algunos momentos de éxtasis más o menos forzados. Rechazaban toda orientación proveniente de la Jerarquía eclesiástica; recibían algunos sacramentos aunque de una manera no muy ortodoxa. Su ascesis podía resumirse en tres puntos: pobreza, desnudez corporal y afán de fenómenos supranaturales. Y de este grado de «iniciación» pasaban a un estado de «perfección», en el cual ya todo les estaba permitido. Entraban en un «estado de inocencia» y de «total identificación con Dios».
Siguiendo la bula de su condenación podemos señalar los siguientes errores: 1) el hombre puede llegar a un estado de perfección en el que ya no puede pecar; 2) quien ha llegado a este estado no tiene la necesidad de ayunar ni de rezar y puede conceder a su cuerpo todo lo que le plazca; 3) no hay que estar sujeto a ninguna obediencia, ni eclesiástica ni civil; 4) el hombre puede alcanzar su dicha última en este mundo; 5) la sóla luz intelectual basta para alcanzar el gozo de Dios; 6) el acto carnal no es pecado si la naturaleza está inclinada a ello; 7) no debe hacerse reverencia al cuerpo de Cristo ni pensar en la Pasión de Nuestro Señor (cfr. Conc. de Vienne, Denz.Sch. 891-899).

JUAN WICKLEFF Y JUAN HUSS
Los errores de Wickleff sobre los Sacramentos y la constitución de la Iglesia, y también los errores de Juan Huss sobre la Iglesia invisible de los predestinados fueron condenados.

PEDRO JUAN OLIVI
(o Pierre Olieu; Sérignam, 1248 - 1298) Teólogo y filósofo francés. Perteneció a la orden franciscana y defendió la corriente rigorista de los que postulaban mayor pobreza en la orden. Fue profesor durante algunos años en el estudio teológico de Santa Cruz en Florencia, y murió en Narbona. Entre sus obras destacan Comentario a las "Sentencias", Quodlibeta, Lectura super Apocalipsim (obra en la que expresa sus esperanzas de reforma de la iglesia y de la orden, y que sufrió varias condenas eclesiásticas) y De signis voluntariis. En el plano filosófico se esfuerza por realizar una síntesis entre las doctrinas aristotélico-tomistas y el agustinismo característico de la escuela franciscana. En gnoseología desconfía de la doctrina agustiniana de la iluminación, y prefiere la solución aristotélico-tomista de la abstracción.

2 comentarios:

  1. tengo que felicitarte Sergio por tener la gentileza de mostrarnos con claridad y sin ambagues esta parte oculkta de los siglos 12, 13, 14, 15, 16,. gracias por la apertura que haces de nuestra mente dormida, postrada con las muletas de
    una historia opficial en la que yo no estoy de acuerdo. me llamo Aberastain.

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  2. Gracias por tus palabras Aberastain, pero no creo merecerlas.
    Lo que si me alegra es tu participación y que consideres importante para vos estas publicaciones.

    Saludos cordiales.

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