"No hay decisiones buenas y malas, solo hay decisiones y somos esclavos de ellas." (Ntros.Ant.)

sábado, 19 de diciembre de 2009

MITOLOGIA -IXION-

MITOLOGIA
Ixión paga sus crímenes en el Tártaro


Deia, hija del rey Deioneo, se casó con Ixión, rey de los Lapitas, pero no vio los regalos que el novio le prometiera.
Llorosa y triste, la princesa fue a quejarse a su padre. Y, apenas la oyó, Deioneo salió, en medio de la noche, enfurecido, rumbo a la casa de Ixión. Entró haciendo ruido y en alta voz preguntó por los presentes prometidos.
El lapita, en silencio, se aproximó al viejo rey y, sin decir palabra, echó un lazo que apretó fuertemente el frágil cuello de Deioneo. Soplaba el viento, y aunque el tiempo era amenazador, la lluvia no llegaba.
Los dos hombres, uno arrastrando al otro, se detuvieron al lado de una hoguera repleta de brasas de carbón. El viento soplaba sobre el fuego y levantaba chispas que chasqueaban en la oscuridad. Nubes negras cubrían el cielo. Y, en esa hora trágica, Ixión empujo a Deioneo sobre las brasas. La lluvia que amenazaba en vano con caer, no llegaría a tiempo.
Nubes negras cubrían la culpa. Una nube era el perjurio; la otra, el sacrilegio. Porque Ixión había caído en el perjurio al negar los regalos que ante los dioses juró entregar. Y había cometido un sacrilegio al matar al padre de su mujer, rompiendo con ese acto la unión sagrada de la familia.
Atormentado por las Erinas, perjuro y sacrílego, Ixión salió a vagar por toda Grecia, en busca de purificación. Pero nadie osaba atenderlo.
Sus largos sufrimientos despertaron la compasión de Zeus, que decidió redimirlo de su culpa y colocarlo de nuevo en el camino de la felicidad. Pero antes quiso probar si estaba arrepentido de su deslealtad.
Las nubes negras no se detuvieron más sobre la cabeza de Ixión. En el cielo, una nube de liberación y amor lo llamaba. La nube tomó la forma de Hera, divina esposa de Zeus.
El lapita, entonces, escaló los aires y se unió a la nube con placer, pensando en poseer a la propia diosa. De ese amor momentáneo y engañoso nacieron los Centauros.
Zeus había sido traicionado; Zeus había sido desafiado nuevamente. Y el traidor y desafiador era uno solo: Ixión. Una tercera nube negra surgió en el cielo, trayendo inscrito el castigo del lapita: pasar la vida de ultratumba en el Tártaro, atado a una rueda de fuego.

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