El poema de Erra
“El poema de Erra, obra escrita en lengua acadia posiblemente en los albores del primer milenio, es un poema único, lleno de acentos épicos, o si se quiere, la expresión de la perplejidad del espíritu humano ante el inexplicable abandono en que la suprema dvinidad deja a la humanidad. Por el poema desfilan hechos históricos, mitos, pueblos, dioses, el dolor, la destrucción y el desasoseigo de las gentes hasta desembocar al fin en una exultante paz y brillante gloria que es concedida de nuevo a la humanidad por la divinidad. He aquí la clave teológica por la que nos conduce su autor Kabti-ilani-Marduk (765-763 a.c.)” (R. Jiménez Zamudio).
Tablilla I: Presentación y personajes. Los Sibitti exhortan a Erra a empuñar las armas (1-19; 39-61)
Rey de todas las moradas, creador de las regiones [del universo],
Herdursanga, hijo primogénito de Enlil, portador del cetro sublime, guardián de las cabezas negras, pastor [de los seres humanos]
Išum, exterminador famoso, cuyas manos están adecuadas para blandir sus terribles armas Y para hacer brillar sus lanzas impetuosas; Erra, el héroe de los dioses se agita en su morada. Su corazón le impele a trabar combate Y así habla a sus armas: “¡Impregnaos con veneno de muerte!” A los Sibitti, héroes sin rival: “¡Ceñíos con vuestras armas!” Y a ti (=Išum) te dice: “Saldré a la estepa. Tú eres la antorcha. Los hombres contemplan tu luz. Tú eres el heraldo. Los dioses [ ]
Tú eres la espada. El exter[minador ]
“¡Erra, levántate! Al abatir el país Cómo resplandece tu espíritu y se alegra tu corazón!” Los brazos de Erra como los de un hombre privado del sueño están cansados. Él se dirige a su propio corazón diciendo: “¿Debo levantarme? ¿Debo seguir descansando? Dice él a sus armas: “Apoyaos sobre las esquinas del desván”. A los Sibitti, héroes sin igual, dice: “Regresad a vuestra morada”. “Hasta que tú (=Išum) no lo despiertes, Erra yacerá en su lecho"
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Una vez que Anu fijó los destinos de todos los Sibitti, Se los confió a Erra diciéndole: “Que caminen a tus flancos. Cuando se te haga insoportable el ruido de los habitantes del mundo Y tu corazón te haya llevado a realizar una destrucción Para dar muerte a las cabezas negras y destruir a las bestias del Sakan, Sean ellos tus terribles armas y marchen a tus flancos”.
Ellos están furiosos y sus armas alzadas. Ellos dicen a erra: “Levántate, ponte en pie. ¿Por qué como un débil anciano permaneces en la ciudad Y como un niño pequeño te quedas en casa?
¿Como quien no sale a la estepa vamos a comer el pan de las mujeres? ¿Cómo si no conociéramos la batalla vamos a temer y temblar?
Salir a la estepa para los jóvenes es como una fiesta. El que en casa permanece, aunque príncipe, no se saciará de pan. Será ridiculizado ante sus gentes y su persona será menospreciada.
¿Cómo podrá extender su mano hacia el que se dirige a la estepa? Aunque sea vigorosa la fuerza del que permanece en la ciudad, ¿cómo y en qué será superior al que sale a la estepa?
El pan abundante de la ciudad no es comparable con la hogaza cocida en las brasas. La dulce cerveza našpu no es comparable con el agua del odre. El palacio situado en una terraza no es comparable con las cabañas del [pastor].
Héroe Erra, ¡sal a la estepa! ¡Haz que resuenen tus armas! Haz tan fuerte tu grito que tiemblen arriba y abajo.
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Erra, a pesar de las palabras de Išum, se decide a hacer la guerra (92-110; 121-123)
El héroe Erra los escuchó. El discurso que pronunciaron los Sibitti le fue grato como suavísimo aceite. Abrió su boca y dijo a Išum:
“¿Por qué, después de haber escuchado, permaneces sentado en silencio? Abre el camino. ¡Voy a tomar mi senda! Toma a los Sibitti, héroes sin igual [ ]
Haz que mi terribles armas marchen a mis costados. Y tú, heraldo mio, ¡marcha detrás de mí!” Al oir esto Išum Išum este discurso suyo oyó. Abrió su boca y dijo [al hér]e E[rra:]
La piedad lo to[mó] y dijo [al héroe Erra:]
“¡Erra soberano! ¿Por qué has planea[do] el mal contra los dioses? Planeaste [con maldad] abatir los países, destruir [sus gentes], sin vol[verte] atrás
Erra a[brió] su [boca y] habló. A Išum [su] heraldo dirige [la palabra]: “Išum, presta atención y escucha mis palabras. En cuanto a las gentes de lugares habitados de cuyo perdón me hablaste, Oh, heraldo de los dioses, sabio Išum, cuyo consejo es bueno, Yo soy el toro salvaje en el cielo, en la tierra soy león. En el país soy el rey, entre los dioses soy el terrible.
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Yo por mi parte, puesto que no temieron mi nombre Y rechazaron la palabra del príncipe Marduk procediendo a su albedrío, Haré que el príncipe Marduk se encolerice; lo sacaré de su mansión y abatiré a las gentes”.
Tras el diálogo entre Marduk y Erra,éste queda con las manos libros para actuar según sus deseos (124-153).
Erra, el guerrero, dirigió su rostro hacia Shuanna, la ciudad del rey de los dioses, Entró en el Esagila, templo de los cielos y de la tierra, y se presentó ante él. Abrió su boca y se dirigió al rey de los dioses en los siguientes términos:
“¿Por qué tu preciosa imagen, atributo de tu soberanía que como las estrellas del cielo están hechida de magnifivencia, ahora está sin brillo? ¿Por qué la corona de tu soberanía que hace resplandecer al Ehalank como al Etemenanki, tiene cubierta su parte frontal?
Abrió su boca el rey de los dioses, y habló. Dirige la palabra a Erra, el héroe de los dioses:
“¡Héroe Erra! En cuanto a la obra que has dicho ejecutar, Hace mucho tiempo que estaba yo airado de modo que me levanté de mi trono y dispuse el diluvio. Me levanté de mi asiento y se aflojó la unión de los cielos y la tierra. Una vez que los cielos se estremecieron, la posición de las estrellas de los cielos se alteró y no pude reintegrarlas en su sitio.
Puesto que el mundo inferior se agitó, el producto del surco escaseó y fue difícil recaudar tributos en adelante. Puesto que se aflojó la unión de los cielos y la tierra, las fuentes de agua escasearon y las crecidas se retiraron. Regresé y vi que era difícil repararlo todo.
El linaje de los vivientes disminuyó y no los hice volver a su anterior situación Hasta que, como un campesino, tomé sus semillas en mis manos. Construí una casa y moré en su interior.
El aspecto de mi preciosa imagen, que durante el diluvio había sido deteriorada, estaba oscurecida. Ordené a Girru hacer resplandecer mis rasgos y purificar mis vestidos. Cuando hizo brillar mi preciosa imagen y hubo dado fin al trabajo para mí
(y) fui coronado con la corona de mi soberanía y regresé a mi lugar, mis facciones se volvieron altivas y furiosa mi mirada.
Las gentes que sobrevivieron al diluvio y contemplaron la ejecución de la obra para mí hecha,
(aunque) alce mis manos para destruirlas, ellas sobreviven; (aunque) tú hayas alzado tus armas para destruirlas, las gentes sobreviven. A esos sabios hice descender al Apsu y no di orden de que regresaran. Cambié el lugar del árbol meshu y del (ámbar) el meshu y a nadie se lo revelé. Ahora, en cuanto a esa obra de la que tú me hablaste, oh héroe Erra, ¿dónde está el árbol meshu, carne de los dioses, atributo del rey del universo?
El árbol puro, sublime ramaje, adecuado a la soberanía, Cuya raíz en el mar, a través de las aguas, se extiende cien horas dobles hasta las profundidades de los infiernos
(y) su copa en altura alzanza el cielo de [Anu].
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Tablilla II. Marduk abandona su templo y el universo se estremece. Erra se dispone a partir hacia la guerra.
Tablilla III. Primeros estragos de Erra. Continúan los estragos de Erra.
Tablilla IV 1-6; 21-45
“Héroe Erra, el nombre del príncipe Marduk tú no has temido. Tú has detestado el vínculo de Dimkurkurra, ciudad del rey de los dioses, vínculo de (todos) los países.
Has mudado tu naturaleza divina y te has hecho igual al hombre. Te has ceñido tus armas y has entrado en su interior. Dentro de Babilonia hablaste como un habinnu, como para conquistar una ciudad. Los habitantes de Babilonia, que como cañas del cañaveral, no tienen guardián, todo ellos se reunieron en torno a ti.
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Tomaste el aspecto de un león y entraste en el palacio. Te vieron las tropas y se vistieron de sus armas. EL corazón del gobernador, vengador de Babilonia, se encolerizó. Como para obtener un botín del enemigo dio una orden a su ejército. Yendo delante del ejército incita a la maldad:
“Tú eres el hombre que hacia esa ciudad voy a enviar. ¡No respetes a ningún dios! ¡No temas a hombre alguno! ¡Da muerte sin miramientos a grandes y pequeños! ¡Lactante o pequeño no dejes a ninguno!
¡Saquearás tú los bienes acumulados de Babilonia!” Las tropas del rey se congregaron y entraron en la ciudad. El dardo es prendido con fuego, la daga, desenvainada. De las tropas kidinnû, protección sagrada de Anu y Daban, alzaste sus armas.
Su sangre, como las aguas de un albañal, hiciste que regara los alrededores de la ciudad. Sus venas abriste e hiciste fluir un río (ensangrentado).
Marduk, el gran señor, lo contempló y exclamó: “¡Ay!”. Su corazón se oprimió. Una maldición implacable tomó asiento en su boca. Hizo un juramento: De las aguas del río no beberá. Teme su sangre y no entra en el Esagila.
“¡Ay de Babilonia!, a la que, como a una palmera, yo había hecho frondosa su copa pero el viento la secó. “¡Ay de Babilonia!”, a la que, como una piña, yo había llenado de granos, pero me sacié de su plenitud. “¡Ay de Babilonia!”, a la que, como un huerto de abundancia, yo había plantado, pero no comí de su fruto. "¡Ay de Babilonia!”, a la que, como un sello de ámbar el meshu yo había puesto en el cuello de Anu. "¡Ay de Babilonia!”, a la que, como una tablilla de los destinos, tomé en mis manos pero a nadie confié.
[Así hab]ló el príncipe Marduk.
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Palabras de Išum (104-107)
“¡Héroe Erra! Tú diste muerte al justo. Al injusto diste muerte. Al que pecó contra ti, diste muerte. Al que contra ti no hubo pecado, diste muerte.
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Proyectos de Erra ante los estragos (114-127)
Y así a tu corazón hablaste, oh héroe Erra: “Al poderoso golpearé y al débil atemorizaré. Al jefe del ejército daré muerte y al ejército ahuyentaré.
Derribaré el gigunû del santuario y el almenaje de la muralla y aniquilaré el sustento de la ciudad. Arrancaré el poste de amarre y la nave irá a la deriva.
Romperé el timón y no podrá arribar a la orilla. Arrancaré el mástil y destrozaré sus enseres. Secaré los senos y el niño no podrá sobrevivir. Taponaré las fuentes y los pequeños canales no podrán llevar las aguas de la abundancia. Debilitaré el mundo inferior y los cielos vacilarán.
Apagaré el divino resplandor de Shulpa´ea y oscureceré las estrellas del cielo. Sea la raíz del árbol cortada y no crezcan vigorosamente sus brotes. Destruiré el fundamento del muro y sus pináculos se estremecerán. Me encaminaré a la morada del rey de los dioses y ya no habrá consejo.
Erra se apacigua y dirige en otra dirección sus acciones (128-151)
El héroe Erra lo escuchó. El discurso que Išum había pronunciado le agradó como aceite de excelsa calidad, y así habló el héroe Erra:
“¡Que no se compadezcan el Mar del Mar, el Subarteo del Subarteo, el Asirio del Asirio, el Elamita del Elamita, el Casita del Casita, el Suteo del Sueto, el Gúteo del Gúteo,
el Lulubita del Lulubita, un país de otro país, una ciudad de otra ciudad, una tribu de otra tribu, un hombre de otro hombre, el hermano de su hermano, sino que entre sí se maten!”
¡Y después surja Acad y abata a todos y a todos ellos gobierne!” El héroe Erra dirige su palabra a Išum, su heraldo: “¡Ea!, Išum, da satisfacción a tu corazón en lo que has dicho!” Išum dirigió su rostro hacia la montaña HI.HI. Los Sibitti, héroes sin igual, cierran filas tras él. El héroe (Erra) llegó a la montaña HI.HI. Alzó su mano y destruyó la montaña. Redujo la montaña HI.HI hasta el suelo.
Arrancó de raíz los troncos del bosque de los cedros. Cuando…… pasó, llega a ser como Išum
………………………..pa]só, llega a ser como un cañaveral.
Aniquiló las ciudades y las convirtió en un desierto. Destruyó las montañas y abatió a sus animales. Perturbó los mares e hizo desaparecer su producto. Cañaverales y juncales asoló y quemó como el fuego. Maldijo al ganado y lo convirtió en barro. Una vez que Erra se apaciguó y hubo ocupa do su morada.
Tablilla V. Erra con sus palabras rinde homenaje a Išum y abre la puerta a la futura prosperidad de Acad (1-38)
Una vez que Erra se apaciguó y hubo ocupado su morada. La totalidad de los dioses contemplaban su rostro. Igigis y Anunnakis, todos ellos, estaban en pie temerosamente. Erra abrió su boca y habló a todos los dioses:
“¡Prestad atención todos vosotros! ¡Escuchad mis palabras! Ciertamente por un pecado anterior yo planeé el mal. Se encolerizó mi corazón y abatí a las gentes. Cual pastor asalariado de un rebaño, saqué de la grey a la oveja guía.
Como un inexperto en plantar huertos, no paré de talar. Como quien debasta un país, no distinguí al justo del malvado. (A todos) abatí. De la boca del león rugiente no pueden arrebatar el cadáver, y cuando uno se encoleriza, ningún otro puede aconsejarle. Sin Išum, mi heraldo, ¿qué habría sucedido?
¿Dónde estaría vuestro proveedor? ¿Dónde vuestro sacerdote?
¿Dónde está vuestra oferta de alimentos? ¡No oleréis más el incienso! Išum abrió su boca y habló. Al héroe Erra dirigió su palabra:
“¡Héroe, préstame atención y escucha mi discurso!” ¡Ea! Ahora apacíguate y pongámonos a tu servicio. En el día de tu cólera, ¿dónde está el que pueda enfrentarse a ti?
Erra le escuchó y resplandeció su rostro.
Como un día resplandeciente brillaron de gozo sus facciones. Entró en el Emeslam y ocupó su morada. Llamó a Išum (y) le manifestó su intención, Impartiéndole órdenes en cuanto a las gentes destruídas de Acad: ”¡Que las gentes del país –ahora escaso- vuelvan a multiplicarse!
Que el pequeño como el grande recorran sus caminos. Que el débil país de Acad abata al poderoso Suteo. Que uno solo conduzca a siete como ovejas. Reducirás sus ciudades a cenizas, su región montañosa convertirás en un desierto.
Su pesado botín transportarás al interior de Shuanna. A los dioses de la ciudad que estén enfurecidos, antendrás a salvo en el interior de sus moradas. A Shakkan y a Nisaba harás descender hasta el país. Harás que las montañas aporten su copiosa abundancia y el mar, su producto. Harás que la campiña que fue devastada, ofrezca su producto.
Que los gobernadores de todas las ciudades traigan sus pesados tributos al interior de Shuanna. Que los pináculos de los templos que fueron destruídos, se alcen a la altura del sofocante Shamash. Que el Tigris y el Éufrates arrastren aguas de abundancia. Que todos los gobernadores en todos los países reconozcan al Proveedor del Esagila y Babilonia.
Doxología final. Origen y valor de la obra (39-61)
Durante innumerables años (entónese) la alabanza de Nergal, el Gran Señor, y del héroe Išum.
Cómo Erra se encolerizó y tomó la decisión de arrasar los países y destruir a sus gentes
(y) cómo Išum, su consejero, lo apaciguó, salvando el resto. De tal poema fue autor Kabti-ilani-Marduk, hijo de Dabibi. En el transcurso de la noche (un dios / Išum) le hizo la revelación
(y) cuando en la mañana lo recitó, nada omitió. Ni una sola línea añadió de más. Erra lo escuchó (y) le agradó. También agradó a Išum, su heraldo. Todos los dioses juntamente con él lo alabaron. Entonces el héroe Erra habló así:
“¿Que en el santuario del dios que ensalce este canto, se acumule la abundancia! ¡y (el dios) que lo rechace, que no huela el incienso!
El rey que mi nombre enaltezca, domine las regiones del mundo. El príncipe que proclame la alabanza de mi heroísmo, no tenga rival. El cantor que lo entone, no morirá por epidemia alguna.
Al rey y al príncipe grata será su palabra. El escriba que lo domine, escapará del país enemigo y será notable en su país. En el santuario de los sabios donde continuamente pronuncian mi nombre, yo abrirá sus oídos.
En la casa donde esta tablilla está depositada, aunque Erra se enoje y los Sibitti perpetren la muerte, la espada de la destrucción no se le acercará y se le garantizará la paz. ¡Sea establecido este canto para siempre y eternamente permanezca! ¡Que todos los países lo escuchen y celebren mi heroísmo! ¡Que las gentes de lugares habitados lo conozcan y exalten mi nombre!”.
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