MITOLOGIA
Himno común a los Dioses
(Proclo)
Oídme, oh Dioses, vosotros que gobernáis el timón
De la sagrada sabiduría, y que, encendiendo en las
Ánimas de los hombres la llama del deseo del retorno,
Las atraéis hacia los Inmortales, dándoles,
Por las indecibles iniciaciones de los himnos,
El poder de evadirse de la oscura caverna
Y de purificarse. ¡Oídme, poderosos liberadores!
Concededme, por la comprensión de los libros divinos
Y disipando la tiniebla que me rodea, una luz
Pura y santa a fin de que pueda comprender con claridad
Al Dios incorruptible y también al hombre que yo soy.
Que un Daimon perverso jamás,
Asediándome de males, me retenga,
Eternamente cautivo en oleaje del olvido,
¡Alejándome de los Dioses!
Que jamás, una expiación aterradora,
Me encadene en la prisión de la vida (del cuerpo)
Cayendo mi alma en las heladas olas de la generación
Y en las que no quisiera errar demasiado tiempo!
Oídme, vosotros, oh Dioses, soberanos de deslumbrante sabiduría,
Revelad al que se apresura en el sendero ascendente
Del retorno, los santos éxtasis y las iniciaciones
¡Que residen en el corazón de las sagradas palabras!
Traducción: Josep Soler
***
PROCLO de Bizancio
Proclo nació en Bizancio en el año 410. Luego de estudiar en Alejandría con el filósofo griego Olimpiodoro, se estableció en Atenas. Allí fue discípulo de Plutarco y Siriano, miembros de la Academia, escuela de la que él mismo sería luego director y que por entonces estaba muy influenciada por el paganismo y la magia. Murió en Atenas en el año 485.
Proclo enfrentó la pretensión del cristianismo —que se presentaba como única religión verdadera— conformando un sistema neoplatónico que integraba los aportes de las religiones antiguas y de la ciencia y la filosofía griegas. Su síntesis reservaba a Platón el lugar de mayor relevancia, pero no por eso dejaba de integrar elementos propios del aristotelismo y del estoicismo.
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