MITOLOGIA -LOS VORACES CABALLOS DE DIOMEDES-

MITOLOGIA
LOS TRABAJOS DE HERCULES

Los voraces caballos de Diomedes

Bistonia, reino de Tracia. Dominio de Diomedes, soberano cruel que odia a los extranjeros.
Posee cuatro caballos: Podargo (Pódargos: pies blancos o ligeros), Lampo (Lampós: brillante, fogoso, ilustre), Xanto (de Xanthós: amarillo, dorado, de pelo rubio), y Deino (de Deinós: temible, terrible), monstruosos animales que lanzaban fuego por las narices y se alimentaban únicamente de carne humana. De la carne de los forasteros.
Otra vez Euristeo exige a Hércules una prueba de coraje. La tarea consiste en traer a Micenas los caballos de Diomedes.
Hércules llega a Bistonia y ya a la entrada del reino encuentra cadáveres humanos despedazados. Un niño llora al lado del espectáculo trágico. Hércules lo interroga. Aquellos cuerpos putrefactos eran sus padres y hermanos, y eran extranjeros, aclara el niño. Una familia entera aniquilada por el capricho de un monarca feroz y crudamente inhumano.
Hércules siente un odio profundo por Diomedes. Y por sus caballos malditos. Tal vez, en el fondo de su corazón, hasta agradece a Euristeo que le ordenara terminar con esos monstruos furiosos, liberando a centenares de indefensos extranjeros.
Corre al palacio del rey. Espera que salga de paseo con sus caballos. Llamas enormes brotan de las narices de los animales.
Diomedes ríe sin descanso, divertido por la ferocidad de los cuatro monstruos.
De un salto, el héroe se arroja sobre el cruel monarca. Lo estrangula. Y, ya muerto, lo arroja a los caballos, que lo devoran en un instante. Ahora es el turno de Hércules de reír.
Apaciguada su hambre desenfrenada, los caballos son conducidos por las manos del héroe al reino de Euristeo.
En Micenas, el rey los consagra a Hera (Juno), y por primera vez rinde homenaje al valiente Hércules.