MITOLOGIA
LOS TRABAJOS DE HERCULES
LOS TRABAJOS DE HERCULES
Creta, tres generaciones antes de la guerra de Troya. Minos, hijo adoptivo de Asterio, el rey de Creta, recibe de su moribundo padre el cetro del reino. Y decide gobernar solo, provocando la rebelión de sus hermanos, también herederos legítimos del trono.
Minos explica que se trata de un privilegio concedido por el Olimpo. Pues por ser hijo verdadero del gran Zeus (Júpiter, quien lo engendrara en la hermosa Europa) está bajo la protección del Olimpo, y el poder del mundo le pertenece.
Y aún más, afirma Minos: todo lo que pide a los Inmortales le es inmediatamente concedido.
Para probarlo, le pide a Poseidón (Neptuno) que haga salir un toro del mar, prometiendo al dios que, a cambio del favor concedido, le sacrificará el hermoso animal.
Neptuno escucha el pedido de Minos: hace surgir de las aguas un toro blanco. Pero, encantado por la extraordinaria belleza del bovino, Minos acaba por no sacrificarlo. Neptuno se irrita. Resuelve vengarse. Enloquece al toro, que se lanza a recorrer sin rumbo las calles de las ciudades de Creta, arrojando fuego por las narices y despertando el terror en los corazones. El hermoso animal dejó de ser un presente divino: se transformó en una peligrosa amenaza para Minos y para el pueblo.
Reducir al monstruo es el séptimo trabajo que Euristeo ordena a Hércules.
En las calles de la capital de Minos, Cnosos, vacías de gente y llenas de miedo, el héroe, con su fuerza y su astucia, aprisiona al toro que salió de las aguas y lo lleva a Micenas.
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