"No hay decisiones buenas y malas, solo hay decisiones y somos esclavos de ellas." (Ntros.Ant.)

viernes, 17 de agosto de 2012

MITOS HEBREOS -RECONCILIACION DE JACOB Y ESAU-


MITOS HEBREOS

RECONCILIACIÓN DE JACOB Y ESAÚ

POR ROBERT GRAVES y RAPHAEL PATAI


Alzó Jacob los ojos y vio venir hacia él a Esaú con cuatrocientos hombres.
Había repartido sus hijos entre Lía, Raquel y las dos siervas, poniendo al frente a estas dos con sus hijos, después a Lía con los suyos y en último lugar a Raquel con José.
Él se puso delante de todos y se postró en tierra siete veces antes de llegar a su hermano.
Esaú corrió a su encuentro, le abrazó, cayó sobre su cuello y le besó. Ambos lloraban de alegría. Luego preguntó: "¿Quiénes son estos que traes contigo?' Jacob le contestó: "Son los hijos que Dios ha dado a tu siervo; y éstas, mi señor, son sus madres". Todos se aproximaron y se postraron ante Esaú, quien preguntó:
"¿Qué pretendes con todos esos hatos que he ido encontrando?" "Hallar gracia a los ojos de mi señor". Esaú replicó: "Tengo mucho, hermano mío; sea lo tuyo para t i " .
"No, te ruego —respondió Jacob—, si es que he hallado gracia a tus ojos, acepta de mi mano el presente, ya que he visto tu faz como si viera la de Dios, y me has acogido favorablemente. Acepta, pues, el presente que te hago, pues Dios me ha favorecido y tengo de todo".
Tanto insistió, que aceptó Esaú y le d i j o : "Pongámonos en marcha; yo iré delante de t i " . Jacob le respondió: "Bien ve mi señor que hay niños tiernos y que llevo ovejas y vacas que están criando, y si durante un día se les hiciera marchar apresuradamente todo el ganado moriría. Pase, pues, mi señor delante de su siervo, y yo seguiré lentamente al paso de los rebaños y de los niños hasta llegar a Seír". Dijo Esaú: "Dejaré, pues, contigo una parte de la gente que llevo". Pero Jacob respondió: "¿Y para qué eso si he hallado gracia a los ojos de mi señor?" Esaú volvió a Seír y Jacob partió para Sucot, y se hizo allí una casa y apriscos para sus ganados; por eso se llamó Sucot aquel lugar.
Algunos dicen que el mensaje de Jacob a Esaú fue: "Así habla tu esclavo Jacob: que mi señor no crea que la bendición robada me ha sido de provecho.
Labán, durante los veinte años que le serví, me engañó una vez tras otra, escatimándome el salario, aunque yo trabajé fielmente. Pero Dios, en su misericordia, por fin concedió bueyes, asnos, rebaños, esclavos y siervas a tu servidor. Ahora vengo a Canaán con la esperanza de que mi señor me perdone cuando oiga este relato humilde y verídico".
Se dice que Esaú respondió a los mensajeros desdeñosamente: "Los hijos de Labán me han hablado de la ingratitud de vuestro amo Jacob: que robó ovejas y ganado mediante la hechicería, y luego huyó sin despedirse, raptando a mis primas Lía y Raquel como si fueran prisioneras de guerra. La información no me sorprende, pues así fue como vuestro señor me trató a mí también hace mucho tiempo.
Entonces yo sufrí en silencio, pero ahora saldré con gente armada y le castigaré como merece".
Algunos dicen que cuando los hermanos se encontraron se sintieron impulsados por un verdadero afecto; que Esaú perdonó a Jacob cuando se besaron y abrazaron; y que el mismo afecto se puso de manifiesto entre los numerosos primos hijos suyos. Sin embargo, otros dicen que cuando Esaú se echó al cuello de Jacob trató de morderle la vena yugular, pero el cuello se puso duro como el marfil y embotó los dientes de Esaú, que rechinaron con una rabia impotente.
Dios reprobó a Jacob por haber llamado a Esaú "mi señor" y a sí mismo " tu esclavo". También d i j o : "Al comparar el rostro de Esaú con el Mío has profanado lo que es santo". Jacob respondió: "¡Señor del universo, perdona mi culpa! Por la paz adulé al Malvado, para que no nos matase a mí y los míos". Dios exclamó:
"Entonces, por tu vida, confirmaré lo que has dicho: en adelante Israel será esclavo de Edom en este mundo, aunque su señor en el otro. Y, porque tú llamaste a Esaú "mi señor" ocho veces haré que ocho reyes reinen en "Edom antes que surja uno que gobierne a Israel!" Y así sucedió. Los ocho reyes de Edom fueron Bela, hijo de Beor; Jobab, hijo de Zaraj; Husham; Adad, hijo de Badad; Semla; Saúl; Baaljamán, hijo de Acbor, y Hadar.
Jacob dio a Esaú perlas y piedras preciosas, así como rebaños de ovejas y vacas, pues sabía que ninguna virtud hay en las riquezas obtenidas en el exterior y que esos presentes serían devueltos a sus descendientes. Vendió lo que quedaba y, amontonando el oro, preguntó a Esaú: "¿Quieres venderme tu parte de Macpela por este montón de oro?" Esaú accedió y Jacob se dedicó a adquirir más riqueza en la bendita tierra de Israel.
Jacob profetizó también: "Edom oprimirá a Israel durante siglos, pero al final todas las naciones del mundo se levantarán y le quitarán una tierra tras otra, una ciudad tras otra, hasta que, rechazado a Bet Gubrin, encuentre al Mesías de Israel en acecho. Huyendo de allí a Bosrá, Edom gritará: '¿No has puesto a Bosrá aparte, oh Señor, como una ciudad de refugio?' Dios asirá a Edom por el cabello y responderá: '¡El vengador de sangre debe destruir a su matador!', e inmediatamente Elias lo matará, salpicando la vestimenta de Dios con la sangre de Edom".

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