"No hay decisiones buenas y malas, solo hay decisiones y somos esclavos de ellas." (Ntros.Ant.)

domingo, 18 de marzo de 2018

LOS EVANGELIOS SINOPTICOS -SAN LUCAS-


LOS EVANGELIOS SINOPTICOS
COMENTARIO SOBRE SAN LUCAS
Extracto del libro de Horacio E. Lona: “Evangelios Sinópticos, Introducción. Exégesis. Práctica”
Realizado por Sergio Omar Marco
INTRODUCCION
EVANGELIO
La palabra “evangelio” deriva de un término griego compuesto: “eu” y “angélion”, de la raíz “angelia”, que significa “buena noticia”
El Antiguo Testamento fue escrito en su mayor parte en lengua hebrea. La palabra griega “euangélion” corresponde al término hebreo “b´sorah”. Es curioso que los que vertieron el texto hebreo al griego en la traducción de la así llamada “Setenta” nunca usen “euangélion” en los pocos pasajes donde aparece “b´sorah”, aunque utilicen con frecuencia el verbo correspondiente: “euangelizo”, evangelizar, anunciar una buena noticia.
Esto significa que el uso de “euangélion” en el Nuevo Testamento no puede ser derivado del vocabulario de la LXX, parece también improbable que el Antiguo Testamento, que la utiliza en tan pocas ocasiones, haya influenciado el vocabulario cristiano.

SINOPTICO
“Sinopsis” es un término de origen griego que significa literalmente “visión de conjunto”, “mirada en común”. Los evangelios “sinópticos” han sido llamados así porque se pueden leer en una lectura “paralela”.
Un exégeta alemán, Johann Jacob Griesbach, fue el primero que utilizó el término “synopsis” en un libro con los textos paralelos de los tres primeros evangelios; desde entonces la palabra se ha convertido en un término técnico del lenguaje exegético.

COMENTARIO SOBRE SAN LUCAS
LAS FUENTES
*La escritura
Con un numero de 37 citas explicitas e implícitas, el evangelio contiene una cantidad apreciablemente menor que las 66 citas de Mateo con un volumen de texto mucho más reducido. La cantidad de citas “alusivas” duplica a la de Marcos.
Examinando los textos se advierte una gran diferencia con Mateo, que no se refleja solo en el aspecto cuantitativo, sino también en la relación con sus fuentes. El evangelista asume 17 citas de Marcos y 9 de “Q”.
El autor se sirve de los LXX y revela conocimiento directo del texto.
*El evangelio de Marcos
Como en el caso del evangelio de Mateo, tampoco aquí conocemos las circunstancias en la que el evangelista y su comunidad llegaron al conocimiento del texto de Marcos.
Marcos brinda el esquema histórico fundamental que sirve de soporte ala la composición de Lucas con la inclusión de otras fuentes.
*La colección de dichos de Jesús (“Q”)
El evangelista mantiene en general el orden de los dichos y transmite los 232 vv de “Q” como bloques en tres contextos narrativos: 1) en los comienzos, desde la aparición del Bautista hasta las tentaciones de Jesús. 2) en la secuencia del discurso del llano, la curación del ciervo del centurión y de la pregunta del Bautista y la respuesta de Jesús. 3) en gran parte del itinerario hacia Jerusalén, en temas comunitarios y en el discurso sobre el fin de los tiempos.
La primera mención del Espíritu Santo es propia de Lucas por la importancia del tema del Espíritu en toda su obra. El don del Espíritu Santo es propio de Lucas, como así también el singular “Padre del Cielo”.
*Las fuentes particulares
La cantidad y la riqueza del contenido de las fuentes particulares de Lucas son de una enorme importancia para la comprensión del evangelio. No se puede reconstruir el camino de las fuentes particulares consideradas individualmente, desde sus orígenes hasta llegar ser asumidas por el evangelista. Las fuentes particulares se encuentran a lo largo de todo el evangelio. Miradas en su conjunto las fuentes particulares podrían, por su contenido, conformar un evangelio. En su volumen literario contienen unos 100 vv menos que Marcos. No faltan autores que presentaron la hipótesis de un “Proto-Lucas” como el escrito base al que el evangelista incorporó pasajes del evangelio de Marcos y de fragmentos de “Q”. El resultado de esta fusión el texto actual de Lucas.

Los contenidos transmitidos en las fuentes particulares pueden considerarse en varios casos como rasgos distintivos de todo el evangelio.
LA FIGURA DE MARIA
Uno de los aspectos distintivos del evangelio de Lucas es la importancia de la figura de María y la cantidad de mujeres mencionadas en diversos contextos y cumpliendo distintas funciones. Es muy poco lo que el evangelista encuentra en sus fuentes sobre María.
El nombre de María se menciona solo en los dos primeros capítulos del evangelio, que narran en forma paralela la historia del nacimiento de Jesús y de Juan el Bautista.
Las fuentes particulares ponen en labios de María y de Zacarías himnos de alabanza que confirman la estructura de los primeros capítulos. Los rasgos de María recibido de las fuentes particulares han sido asumidos por el evangelista e incorporados a su visión teológica.

FECHA Y LUGAR DE ORIGEN
Los puntos de referencia para determinar la fecha de origen del evangelio son los mismos  que se han tenido en cuenta al tratar el evangelio de Mateo, la fecha de origen del evangelio de Marcos y de “Q”, y el tiempo presumiblemente necesario para la recepción de estas dos fuentes y su combinación literaria en el evangelio. A esto hay que agregar la recepción de las fuentes particulares.
Si el evangelio de Marcos nace poco tiempo después del año 70, el tiempo de origen del evangelio de Lucas puede ubicarse entre los años 80 y 90.
La disparidad de las opiniones sobre el lugar de origen del evangelio, es lo que pone más en evidencia las dificultades para ofrecer una respuesta convincente. Jerónimo proponía a Acaya basándose en antiguas tradiciones sobre el evangelista, autores modernos varían entre Cesárea, la Decápolis, Asia Menor, Antioquia, Filipos, Éfeso o Roma.

AUTOR Y DESTINATARIOS
*El autor
En el prólogo del libro de los Hechos de los Apóstoles el autor se presenta como el mismo que escribió el evangelio. El destinatario es Teófilo.
Si se quiere caracterizar al autor es poco lo que se puede recabar, a diferencia de los datos sobre Marcos y Mateo, los fragmentos de Papías no dicen nada sobre el evangelista. Recién en las últimas décadas del siglo II encontramos los primeros testimonios sobre el autor. El más antiguo probablemente sea el del Canon Muratori:”el tercer libro del evangelio es según Lucas. Este Lucas, medico, después de la ascensión de Cristo, dado que Pablo lo había tomado consigo como conocedor de las Escrituras, escribió bajo su nombre la opción (de Pablo). Pero él no había visto al Señor en la carne, por eso, de acuerdo a lo que podía alcanzar, comienza a narrar desde el nacimiento de Juan”.
Las tradiciones que transmite Irineo, el obispo de Lión, algo después del 180, son más detalladas. Lucas era un colaborador inseparable de Pablo y agrega pasajes de las cartas en las que se nombra a Lucas. Cita asimismo muchos textos de las fuentes particulares que demuestran que Lucas, el compañero de Pablo, fue el autor del evangelio.
En los prólogos a los Evangelios escritos en contra de Marción (alrededor del 300), también se caracteriza a la persona del autor: “Lucas proviene de Antioquía, en Siria, médico de profesión, discípulo de los Apóstoles y seguidor de Pablo hasta su muerte, servidor intachable del Señor, soltero, sin hijos, murió a los 88 años en Beocia, lleno del Espíritu Santo”.
Todas estas explicaciones es la convicción de que los cuatro evangelios, que originalmente no poseían ninguna información sobre el autor, era de origen apostólico, aunque no fuera en forma directa.
Los muchos pasajes que están presentes solo en el evangelio –las fuentes particulares- no lo hacen más próximo a los acontecimientos narrados, sino que lo acreditan como un tenaz coleccionista de antiguas tradiciones.
De un colaborador de Pablo habría que esperar más afinidades –de contenido y de expresión literaria- con la teología de las cartas del Apóstol.
La ausencia de semitismos y latinismos, favorece la hipótesis de que el autor no era un judeo-cristiano, sino un pagano convertido. Era un hombre con buena formación literaria recibida en marco de la cultura griega.
*Destinatarios
El evangelio señala a un tal Teófilo como el primer destinatario del evangelio. No se puede decir con seguridad si es que Teófilo designa a una persona individual, o si es que se trata de un nombre colectivo que abarca a los creyentes de la comunidad, aunque la segunda es la más probable.
Los destinatarios del evangelio son creyentes que pueden alimentar su fe solo por medio de la tradición que reciben. La aceptación del mensaje supone que los que reciben están convencidos de la verdad. El autor asegura la autoridad de los primeros testimonios al señalar que fueron “testigos oculares” de los acontecimientos. Estos “testigos oculares” garantizan la verdad de la tradición.

APENDICE
LA CRITICA TEXTUAL
Para practicar la crítica textual es necesario tomar como base al texto griego. Se ha impuesto el uso de la edición de Nestle-Aland, esta obra ofrece el resultado de la consideración y valoración crítica de miles de manuscritos griegos y latinos, antiguas traducciones, testimonio de la literatura cristiana de los primeros siglos y leccionarios, que contienen un sinnúmero de variantes en la expresión textual. Ningún investigador podría alcanzar una base de manuscritos tan amplia.

*Principios orientadores en el ejercicio de la crítica textual:
 *Antigüedad de los manuscritos: Es comprensible que los manuscritos más antiguos, los fragmentos del siglo II y III y los códices del siglo IV, posean gran autoridad en la determinación del texto original, pero esa autoridad no es inapelable, porque también ellos dependen de otras versiones anteriores cuya confiabilidad no es segura. Por eso, a pesar de su autoridad, no son un criterio seguro.
 *El testimonio de un gran número de manuscritos: Se basa en un principio cuantitativo que debe tenerse en cuenta. Una forma de lectura aislada es menos probable que una que se apoya en muchos manuscritos de diversos tipos.
 *La determinación de la versión “más difícil”: Comparando dos lecturas de un texto, puede asumirse que la de comprensión más difícil es la original, porque se entiende mejor que alguien haya querido eliminar un pasaje oscuro, a que alguien exprese en forma complicada lo que se entendía sin dificultades.
 *La versión más breve: Un texto breve puede llevar a un copista a intentar complicarlo para volverlo más claro.
 *La versión menos semejante con sus paralelos: En el caso de los evangelios sinópticos hay que preferir las versiones que se apartan de los pasajes paralelos, a aquellos que armonizan con ellos.
 *La versión más extraña al contexto: Una versión que es extraña en el contexto en el que se encuentra, puede estar más cerca del original que aquella que concuerda con él.
 *La versión de expresión deficiente: En este caso es fácil de explicar que un copista haya corregido la deficiencia contenida en el texto original.
A continuación dos ejemplos en los que la aplicación de los principios de crítica textual es relativamente fácil, sin tener que entrar detalles de la tradición manuscrita:
 *El comienzo del Padrenuestro en la versión de Lucas 11,2, según algunos manuscritos es: “Padre”, mientras que según otros es: “Padrenuestro que estas en los cielos”. El texto más breve es el original, porque el otro es un intento de armonizar con Mateo 6,9.
 *En la versión de la Bienaventuranza a los hambrientos en Lucas 6,21, de acuerdo a muchos manuscritos se lee: “Bienaventurados los que tiene hambre ahora”, mientras que unos pocos leen: “Bienaventurados los que tienen hambre”. Se elimina el “ahora” para quitar al texto algo de su tono desafiante y paradójico.


martes, 13 de marzo de 2018

LOS EVANELIOS SINOPTICOS - SAN MATEO -


LOS EVANGELIOS SINOPTICOS
COMENTARIO SOBRE SAN MATEO

Extracto del libro de Horacio E. Lona: “Evangelios Sinópticos, Introducción. Exégesis. Práctica”
Realizado por Sergio Omar Marco
INTRODUCCION
EVANGELIO
La palabra “evangelio” deriva de un término griego compuesto: “eu” y “angélion”, de la raíz “angelia”, que significa “buena noticia”
El Antiguo Testamento fue escrito en su mayor parte en lengua hebrea. La palabra griega “euangélion” corresponde al término hebreo “b´sorah”. Es curioso que los que vertieron el texto hebreo al griego en la traducción de la así llamada “Setenta” nunca usen “euangélion” en los pocos pasajes donde aparece “b´sorah”, aunque utilicen con frecuencia el verbo correspondiente: “euangelizo”, evangelizar, anunciar una buena noticia.
Esto significa que el uso de “euangélion” en el Nuevo Testamento no puede ser derivado del vocabulario de la LXX, parece también improbable que el Antiguo Testamento, que la utiliza en tan pocas ocasiones, haya influenciado el vocabulario cristiano.

SINOPTICO
“Sinopsis” es un término de origen griego que significa literalmente “visión de conjunto”, “mirada en común”. Los evangelios “sinópticos” han sido llamados así porque se pueden leer en una lectura “paralela”.
Un exégeta alemán, Johann Jacob Griesbach, fue el primero que utilizó el término “synopsis” en un libro con los textos paralelos de los tres primeros evangelios; desde entonces la palabra se ha convertido en un término técnico del lenguaje exegético.

COMENTARIO SOBRE SAN MATEO
LENGUAJE Y ESTILO
El dato transmitido por Papías de Hierápolis, de que Mateo redactó en dialecto hebreo los dichos (del Señor), y cada uno los interpretó de acuerdo a su capacidad fue considerada durante mucho tiempo como un indicio de que el lenguaje original del evangelio de Mateo había sido el arameo, y que la versión de los más antiguos manuscritos no contenía el texto original sino su traducción griega. El texto griego que poseemos no es ninguna traducción de un original arameo, sino que es su forma primigenia.
Hay un detalle que lo confirma, Si el texto de Mateo hubiera sido escrito en arameo, habría que esperar que el traductor hubiera conservado, como en Marcos, expresiones hebreas o arameas, añadiendo su traducción griega, lo que sobresale es la tendencia a evitar palabras no griegas. Lo mismo sucede con algunos vocablos latinos; es mejor explicar la tendencia a eliminar los temimos extraños a la lengua griega, que pensar que se trata de un traductor empeñado en depurar cuidadosamente su obra de restos de lengua original.
El evangelista escribe en un griego sencillo, pero correcto.

LAS FUENTES
·       La escritura
El autor de Mateo es el que cita con más frecuencia a la Escritura en su obra. Por “Escritura” entendemos el Antiguo Testamento. Por esta referencia explícita a la “Escritura”, se incluye entre las fuentes del evangelio.
·       Citas de cumplimiento
Están introducidas por la formula “así se cumplió…” o “para que se cumpliera…”
·       Citas argumentativas explicitas e implícitas
En las citas explicitas las palabras de las Escrituras están incorporadas al hilo argumentativo y son introducidas con un breve “está escrito…”, “fue dicho…”, “Dios dijo…”, “Moisés dijo…”aunque hay también formas más extensas, como en Mateo 15,7 “Bien profetizó sobre ustedes Isaías, diciendo…”.
En las citas implícitas el texto de la Escritura está simplemente asumido, sin indicar que es una cita, como si el autor contara con que el lector ya conoce su origen.
Es difícil distinguir entre las citas implícitas y las alusiones a las Escrituras. Si el autor no indica expresamente que cita a las Escrituras, esto se debe probablemente a que no solo conoce exhaustivamente la Escritura, sino también a que piensa con ella y la ha incorporado íntimamente a su lenguaje. Esta  es su manera de hacer teología.
·       El evangelio de Marcos
No sabemos nada acerca de las circunstancias en las que el autor conoció el texto del evangelio de Marcos, ni siquiera sabemos si ese texto es idéntico a la versión transmitida en los manuscritos más antiguos que han llegado a nuestras manos. Es seguro que el texto de Marcos fue altamente apreciado, como lo muestra el hecho de que el autor asumió materialmente gran parte de él en su obra.
Antes de narrar la aparición de Juan el Bautista y de Jesús, siguiendo a Marcos, el evangelista antepone material de sus fuente particulares. En las tres unidades narrativas que siguen: el sermón montano, los diez milagros y el sermón de la misión de los discípulos el autor se parta del texto base de Marcos. En los dos discursos emplea mucho material de “Q”.
·       La colección de dichos del Señor (“Q”)
Tampoco sabemos nada acerca del modo en que el autor conoció e incorporó los contenidos de “Q” en su evangelio.
El material transmitido en una colección de dichos se presta  bien a ser utilizados en la composición de textos en forma de discursos, como es la intensión del autor.
Lo observado a propósito del uso de Marcos en el evangelio de Mateo, puede aplicarse también en el uso de “Q”.
En el proceso de recepción de un texto como “Q” es muy poco limitarse a algunas observaciones sobre el orden de las perícopas (=unidades literarias). Mucho más importante es el problema de la recepción de los contenidos.
·       Las fuentes particulares
También aquí los orígenes plantean cuestiones a las que no podemos dar ninguna respuesta segura.
¿Cuál es el criterio para considerar un texto como “fuente particular”? El hecho de que no este presente ni en Marcos ni en Lucas es un indicio importante, pero no es decisivo en todos los casos.
El llamado “evangelio de la infancia” (Mateo 1-2) se apoya en las “fuentes particulares” de las que dispone el evangelista.

FECHA Y LUGAR DE ORIGEN
La determinación de la fecha de origen del evangelio se apoya en la fecha de origen del evangelio de Marcos y de la recepción de “Q”. La fecha de origen el evangelio de Mateo debe situarse entre los años 80 y 90. Se calcula por lo menos diez años para dar cuenta del conocimiento de Marcos y de “Q” por parte del evangelista. Una fecha posterior al año 90 no puede descartarse, aunque es improbable que se extienda a los comienzos del siglo II.
La opinión dominante acerca del lugar de origen se inclina por Siria, en razón del evangelio esta testimoniado en la Didaché o Doctrina de los Apóstoles, una regla de la comunidad de comienzos del siglo II, cuyo origen se sitúa en Siria.

AUTOR Y DESTINATARIOS
·       El autor  El evangelio es un texto que no nombra al autor en forma explícita. Una vieja tradición que está testimoniada por Papías de Hierápolis, lo adjudica a Mateo, el discípulo de Jesús. A partir del texto mismo es posible reconstruir el proceso que llevo a que Mateo haya sido considerado como el autor del evangelio y que, por lo menos dentro de la iglesia católica, esa opinión se haya mantenido oficialmente hasta comienzos del siglo XX.
Marcos 2,13-17 narra el encuentro de Jesús con Leví, el hijo de Alfeo, que se ganaba la vida como cobrador de impuestos en nombre del poder romano.  ¿Qué fue  de Leví en el tiempo siguiente? El evangelio de Marcos no habla más de él. ¿Cómo se explica este silencio si es que había seguido a Jesús? También el autor del evangelio de Mateo constató el problema y le dio una solución que tuvo muchas consecuencias. La lista de los doce apóstoles transmitida en Marcos 3,18 menciona un Mateo del que después no se dice nada. El evangelista tomó el nombre y sustituyo a Leví, el cobrador de impuestos, por Mateo (Mateo 9.9, y así lo denominó cuando lo citó en la lista de los apóstoles (Mateo 10,3).
¿Por qué hizo este cambio? La respuesta más probable es que, al reemplazar a Leví por Mateo como el cobrador de impuestos llamado por Jesús, el lector sabía que el llamado o había sido en vano. Mateo está en la lista de los doce apóstoles.
Los cuatro evangelios son escritos anónimos. A comienzos del siglo II comienzan los intentos de otorgar un nombre a los autores desconocidos.
De los cuatro nombres elegidos, dos se refieren a personas que siguieron directamente a Jesús: Juan y Mateo; dos se refieren a personas que estaban en estrecho contacto con los apóstoles: Marcos como intérprete de Pedro y Lucas como acompañante de Pablo.
El autor de Mateo conoce muy bien las Escrituras, es capaz de elaborar su mensaje teológico combinando citas bíblicas. Un autor con estas características y aptitudes, ¿pudo haber sido un simple “cobrador de impuestos” antes de ser llamado por Jesús? Todo indicaría que no. La formación teológica y literaria que evidencia el autor del evangelio, no es conciliable con la realidad de un judío que se había puesto al servicio de la ocupación romana. Si el autor del evangelio no es Mateo, el “cobrado de impuestos”, el autor real ¿ha dejado huellas en su obra como para trazar los rasgos básicos de su persona?
Algunos autores piensan que Mateo 13.51-52 no transmite ninguna tradición, sino que es obra del evangelista que, de este modo,  dice algo sobre sí mismo. Sus conocimientos de las Escrituras justifican que sea tenido por un escriba, es decir, un especialista en cuestiones de la Escritura. Si se ha hecho discípulo del Reino de los Cielos esto quiere decir que en algún momento encontró el camino para integrarse a la comunidad cristiana desde donde escribe su obra. La comparación con el dueño de casa que saca de su arca sosas nuevas y viejas, bien puede aplicarse a su labor como receptor de tradiciones sobre Jesús.
·       Los destinatarios   Si hablamos de los destinarios del evangelio no hay que pensar que se trata de la misma relación de comunicación como la de Pablo con respecto a las comunidades a las que envía sus cartas. Por sus características literarias y teológicas el autor era un maestro dentro de la comunidad, ejerciendo una actividad compartida con otros creyentes del mismo nivel. No sabemos cuánto de lo que atribuimos a la redacción del evangelista es exclusivamente su propia contribución o es el fruto del intercambio en una escuela de reflexión cristiana.
La polémica del autor con el judaísmo no es una cuestión personal del evangelista, sino la postura de la comunidad a la representa en sus escrito.

APENDICE
LA CRITICA TEXTUAL
Para practicar la crítica textual es necesario tomar como base al texto griego. Se ha impuesto el uso de la edición de Nestle-Aland, esta obra ofrece el resultado de la consideración y valoración crítica de miles de manuscritos griegos y latinos, antiguas traducciones, testimonio de la literatura cristiana de los primeros siglos y leccionarios, que contienen un sinnúmero de variantes en la expresión textual. Ningún investigador podría alcanzar una base de manuscritos tan amplia.

*Principios orientadores en el ejercicio de la crítica textual:
 *Antigüedad de los manuscritos: Es comprensible que los manuscritos más antiguos, los fragmentos del siglo II y III y los códices del siglo IV, posean gran autoridad en la determinación del texto original, pero esa autoridad no es inapelable, porque también ellos dependen de otras versiones anteriores cuya confiabilidad no es segura. Por eso, a pesar de su autoridad, no son un criterio seguro.
 *El testimonio de un gran número de manuscritos: Se basa en un principio cuantitativo que debe tenerse en cuenta. Una forma de lectura aislada es menos probable que una que se apoya en muchos manuscritos de diversos tipos.
 *La determinación de la versión “más difícil”: Comparando dos lecturas de un texto, puede asumirse que la de comprensión más difícil es la original, porque se entiende mejor que alguien haya querido eliminar un pasaje oscuro, a que alguien exprese en forma complicada lo que se entendía sin dificultades.
 *La versión más breve: Un texto breve puede llevar a un copista a intentar complicarlo para volverlo más claro.
 *La versión menos semejante con sus paralelos: En el caso de los evangelios sinópticos hay que preferir las versiones que se apartan de los pasajes paralelos, a aquellos que armonizan con ellos.
 *La versión más extraña al contexto: Una versión que es extraña en el contexto en el que se encuentra, puede estar más cerca del original que aquella que concuerda con él.
 *La versión de expresión deficiente: En este caso es fácil de explicar que un copista haya corregido la deficiencia contenida en el texto original.
A continuación dos ejemplos en los que la aplicación de los principios de crítica textual es relativamente fácil, sin tener que entrar detalles de la tradición manuscrita:
 *El comienzo del Padrenuestro en la versión de Lucas 11,2, según algunos manuscritos es: “Padre”, mientras que según otros es: “Padrenuestro que estas en los cielos”. El texto más breve es el original, porque el otro es un intento de armonizar con Mateo 6,9.
 *En la versión de la Bienaventuranza a los hambrientos en Lucas 6,21, de acuerdo a muchos manuscritos se lee: “Bienaventurados los que tiene hambre ahora”, mientras que unos pocos leen: “Bienaventurados los que tienen hambre”. Se elimina el “ahora” para quitar al texto algo de su tono desafiante y paradójico.

viernes, 23 de febrero de 2018

LOS EVANGELIOS SINOPTICOS - SAN MARCOS

LOS EVANGELIOS SINOPTICOS
COMENTARIO SOBRE SAN MARCOS

Extracto del libro de Horacio E. Lona: “Evangelios Sinópticos, Introducción. Exégesis. Práctica”
Realizado por Sergio Omar Marco
INTRODUCCION
EVANGELIO
La palabra “evangelio” deriva de un término griego compuesto: “eu” y “angélion”, de la raíz “angelia”, que significa “buena noticia”
El Antiguo Testamento fue escrito en su mayor parte en lengua hebrea. La palabra griega “euangélion” corresponde al término hebreo “b´sorah”. Es curioso que los que vertieron el texto hebreo al griego en la traducción de la así llamada “Setenta” nunca usen “euangélion” en los pocos pasajes donde aparece “b´sorah”, aunque utilicen con frecuencia el verbo correspondiente: “euangelizo”, evangelizar, anunciar una buena noticia.
Esto significa que el uso de “euangélion” en el Nuevo Testamento no puede ser derivado del vocabulario de la LXX, parece también improbable que el Antiguo Testamento, que la utiliza en tan pocas ocasiones, haya influenciado el vocabulario cristiano.

SINOPTICO
“Sinopsis” es un término de origen griego que significa literalmente “visión de conjunto”, “mirada en común”. Los evangelios “sinópticos” han sido llamados así porque se pueden leer en una lectura “paralela”.
Un exégeta alemán, Johann Jacob Griesbach, fue el primero que utilizó el término “synopsis” en un libro con los textos paralelos de los tres primeros evangelios; desde entonces la palabra se ha convertido en un término técnico del lenguaje exegético.

COMENTARIO SOBRE SAN MARCOS
LAS FUENTES
La determinación de las fuentes de las que dispuso en evangelista y que asumió en el texto que presenta, se enfrenta con la dificultad de que no hay un documento anterior que pueda ser tomado como punto de referencia.
¿Qué pasajes pueden considerarse como propios del evangelista? ¿Cuáles son los criterios para distinguir entre una y otra clase de textos?
Frente a estas dificultades los resultados de la investigación están lejos de cualquier forma de consenso. Damos cuenta de dos enfoques.
*El evangelista ha asumido muchas tradiciones. En la terminología clásica, habría que decir que predomina claramente la “tradición” sobre a “redacción” del autor.
*Una posición más radical es la que sostiene que el evangelista ha asumido un “escrito base”.
El problema común a ambos enfoques es que el evangelio en su forma actual es el único texto del que disponemos. Muy poco es lo que se dice sobre el origen y el proceso de formación de la “tradición”. Otros autores prefieren tomar una posición intermedia al problema, en cuanto otorgamos al evangelista un rol moderado en su labor de “redactor”, y adjudican al material tradicional una magnitud apreciable.
Consideramos a los evangelistas como escritores de bajo perfil literario. Sus textos no surgen de ninguna ambición literaria; basta afirmar que ninguno de los evangelistas es testigo directo de los hechos acaecidos durante la vida de Jesús.
Los dos criterios que se han aplicado no dan cuenta del proceso de formación del evangelio.

FECHA Y LUGAR DE ORIGEN
La determinación de la fecha de origen del evangelio depende básicamente de la interpretación de Mc  13. La palabra de Jesús de que no quedará piedra sobre piedra de la grandiosa construcción del templo de Jerusalén (13.2), alude, sin duda, a la destrucción del templo al final de la guerra de los judíos en contra de la dominación romana (66-70).
Si es que el trasfondo histórico del drama apocalíptico descripto en Mc 13 son los acontecimiento en torno a esta confrontación, entonces el evangelio fue escrito poco tiempo después, aunque no se pueda descartar que el texto haga referencia a un fin previsible, pero que todavía no era realidad. En ese caso, habría que contar con un origen en los últimos años de la década del 60. Esta opinión es compartida por muchos autores modernos.
Con respecto al lugar de origen, los pocos indicios al respecto se prestan a distintas interpretaciones, Algunos autores ponen en relación la tradición que atribuye a la obra a Juan Marcos, un colaborador de Pedro. El lenguaje y estilo que son entendidos como la señal lingüística de un origen en Roma o en una región influenciada por la lengua latina. Otros autores suponen a Antioquía o algún otro lugar de Siria, pero los argumentos no son conclusivos. Por eso se ha inclinado a pensar que el lugar de origen fue un lugar en el que se hablaba latín.

AUTOR Y DESTINATARIOS
Papías de Hierápolis es el primero que nombra a Marcos como autor del evangelio. Marcos que fue intérprete de Pedro puso por escrito todo lo que se acordaba, con exactitud. Él no había seguido a Jesús, había seguido a Pedro.
Otra cuestión que no está clara es la identidad de la persona denominada Marcos. ¿Se trata de Juan Marcos, el acompañante de Pablo y de Bernabé en el primer viaje misionero que luego se separa de ellos? El personaje no tiene ninguna relación con Pedro ni con Roma. Pablo nombra a un Marcos como su colaborador. Solo en 1 Pedro 5,13 el autor –que se identifica con Pedro- menciona a un Marcos a quien considera como su hijo, y la carta se presenta como enviada dese Roma.
Al adjudicar el evangelio de Marcos compañero primero de Pablo, y colaborador de Pedro en Roma después. Lo que se busca es unir al autor del evangelio con los testigos más antiguo de la fe para dar al escrito el valor de lo “apostólico”.
¿Se trata de un escrito que originariamente no contenía ningún dato sobre el autor, o este se llamaba Marcos? La segunda posibilidad no se puede descartar, porque el nombre “Marcos” esta testimoniado con frecuencia en inscripciones y en la literatura de ese tiempo, pero esto no tendría valor para la determinación precisa del autor.
Dejando abierta la cuestión dl nombre del autor, es posible reconstruir su perfil en base a los contenidos del texto. Aunque el evangelio contiene muchas tradiciones de origen palestino el autor no pertenece a ese ambiente cultural. La opinión del que el autor proviene del judaísmo helenista es más probable que la de considerarlo como un pagano convertido. Los destinatarios de su escrito son paganos que han llegado a la fe o que se encuentran en un proceso de conversión.

EL FINAL DEL EVANGELIO
En el episodio final el relato de la ida de las mujeres a la tumba en la gran mayoría de las ediciones del Nuevo Testamento se comprobará que hay dos textos que siguen al pasaje citado. Se habla del “doble final de Marcos”.
El “final largo” que es el más conocido y usado en la liturgia católica, combina tradiciones de Mateo y Lucas.
La causa que da origen a estas dos conclusiones es fácil de reconocer. El final que presenta Marcos 16,8 es  abrupto y no corresponde al contenido del pasaje.
El “final breve” soluciona el silencio de las mujeres, las transforma en mensajeras de las palabras del ángel. El “final largo”  no contradice la palabra de 16,8, pero el Resucitado toma la iniciativa y se aparece primero a María Magdalena y luego a dos que iban en camino.
Hay una cuestión que con esta explicación no queda resuelta. Si los dos finales del evangelio son agregados posteriores por motivos comprensibles, ¿Por qué estos textos están impresos  en las ediciones de los evangelios, aunque se los considere apéndices tardíos y no parte integral original del evangelio?
Después del v.14 algunos manuscritos agregan un pasaje que no está presente en los otros testimonios.
Los manuscritos descubiertos en los dos últimos siglos ofrecieron una base mucho más amplia y segura para la constitución del texto. Con respecto al final “corto” y al final “largo” del evangelio de Marcos, el testimonio manuscrito es evidente según los códigos del siglo IV, como el Sinaitico y el Vaticano, junto con muchos otros códigos más tardíos, el evangelio concluye en Marcos 16,8. En ambiente católico se sigue utilizando el “final largo” y se lo incluye en las ediciones del Nuevo Testamento porque se lo considera inspirado, aunque no pertenezca al contenido original del evangelio de Marcos.

APENDICE
LA CRITICA TEXTUAL
Para practicar la crítica textual es necesario tomar como base al texto griego. Se ha impuesto el uso de la edición de Nestle-Aland, esta obra ofrece el resultado de la consideración y valoración crítica de miles de manuscritos griegos y latinos, antiguas traducciones, testimonio de la literatura cristiana de los primeros siglos y leccionarios, que contienen un sinnúmero de variantes en la expresión textual. Ningún investigador podría alcanzar una base de manuscritos tan amplia.

*Principios orientadores en el ejercicio de la crítica textual:
 *Antigüedad de los manuscritos: Es comprensible que los manuscritos más antiguos, los fragmentos del siglo II y III y los códices del siglo IV, posean gran autoridad en la determinación del texto original, pero esa autoridad no es inapelable, porque también ellos dependen de otras versiones anteriores cuya confiabilidad no es segura. Por eso, a pesar de su autoridad, no son un criterio seguro.
 *El testimonio de un gran número de manuscritos: Se basa en un principio cuantitativo que debe tenerse en cuenta. Una forma de lectura aislada es menos probable que una que se apoya en muchos manuscritos de diversos tipos.
 *La determinación de la versión “más difícil”: Comparando dos lecturas de un texto, puede asumirse que la de comprensión más difícil es la original, porque se entiende mejor que alguien haya querido eliminar un pasaje oscuro, a que alguien exprese en forma complicada lo que se entendía sin dificultades.
 *La versión más breve: Un texto breve puede llevar a un copista a intentar complicarlo para volverlo más claro.
 *La versión menos semejante con sus paralelos: En el caso de los evangelios sinópticos hay que preferir las versiones que se apartan de los pasajes paralelos, a aquellos que armonizan con ellos.
 *La versión más extraña al contexto: Una versión que es extraña en el contexto en el que se encuentra, puede estar más cerca del original que aquella que concuerda con él.
 *La versión de expresión deficiente: En este caso es fácil de explicar que un copista haya corregido la deficiencia contenida en el texto original.
A continuación dos ejemplos en los que la aplicación de los principios de crítica textual es relativamente fácil, sin tener que entrar detalles de la tradición manuscrita:
 *El comienzo del Padrenuestro en la versión de Lucas 11,2, según algunos manuscritos es: “Padre”, mientras que según otros es: “Padrenuestro que estas en los cielos”. El texto más breve es el original, porque el otro es un intento de armonizar con Mateo 6,9.
 *En la versión de la Bienaventuranza a los hambrientos en Lucas 6,21, de acuerdo a muchos manuscritos se lee: “Bienaventurados los que tiene hambre ahora”, mientras que unos pocos leen: “Bienaventurados los que tienen hambre”. Se elimina el “ahora” para quitar al texto algo de su tono desafiante y paradójico.


lunes, 28 de noviembre de 2016

QUMRAN - LITERATURA PARA BIBLICA- DICHOS DE MOISES (1Q22)


QUMRAN
LITERATURA PARA-BIBLICA

PSEUDO-MOISES
Dichos de Moisés
1QDichos de Moisés (1Q22)
Texto completo

Por Florentino García Martínez

La “Literatura para-bíblica” vuelve a redactar a su manera el texto bíblico, entremezclándolo y ampliándolo con otras tradiciones muy diversas. Cada una de estas composiciones tiene su punto de partida en determinados textos de la Ley o de los Profetas, pero, a diferencia de la literatura exegética, más que interpretar el texto bíblico lo que hace es expandirlo, ampliarlo con otros materiales.
El origen de cada obra concreta es difícil de precisar. Ciertas composiciones conservan claras muestras de su origen qumrámico; de otras puede afirmarse sin ninguna duda que nacieron fuera de la comunidad qumrámica. De la gran mayoría de obras representadas, sin embargo, es imposible precisar el medio ambiente en el que surgieron o el tipo de lectores al que iban destinadas.


Dichos de Moisés
1QDichos de Moisés (1Q22)
Texto completo

Col. I
1 [Y Dios de dirigió] a Moisés en el año [cuarenta] de la salida de los hijos de Israel de [la tierra de] Egipto, en el undécimo mes, 2 el día primero del mes, diciendo: [Convoca] a toda la congregación, sube al [Monte Nebo] y permanece allí, tu 3 y Eleazar, hijo de Aarón. Vacat. Interpreta [para los jefes de las] familias de los levitas y para todos los [sacerdotes,] y prescribe a los hijos de 4 Israel las palabras de la ley que yo [te] ordené en el Monte Sinaí que les prescribieras. [Proclama] en sus oídos todo 5 exactamente, pues lo [exigiré] de ellos. [toma como testigos] los cielos y la [tierra], pues no amarán 6 lo que yo les he ordenado, a ellos y a sus hi[jos, todos los] días que [vivan sobre la tie]rra. [Pero] yo anuncio 7 que me abandonarán y es[cogerán las iniquidades de las na]ciones, sus abominaciones y sus infamias, [y servirán] a 8 sus dioses que serán para ellos una trampa y un lazo. Trans[gredirán todas las asambleas] santas, el sábado de la alianza, [los festivales] que 9 yo te ordené hoy [observar. Por eso] les golpearé con un gran [golpe] en medio de la tierra por cuya 10 conquista van a atravesar ahí el Jordán Y cuando vengan sobre ellos todas las maldiciones y les golpeen hasta que perezcan y hasta que 11 sean destruidos, entonces sabrán que la verdad se ha cumplido con ellos. Vacat. Y Moisés se dirigió a Eleazar, hijo de 12 [Aarón] y a Josué, [hijo de Nun, diciendo]les: Decid [todas las palabras de la Ley, sin omitir ninguna. ¡Cállate,]

Col. II
1 Israel, y escucha! En este día [te vas a convertir en pue]blo de Dios tu Di[os. Ob]serva [mis preceptos,] mis testimonios, [mis mandamientos] que 2 [yo] te ordeno hoy [cumplir. Y cuando tu cruces el [Jordán] para que te dé ciudades grandes 3 [y buenas,] casas llenas de toda [riqueza, viñas y olivares] que tú no [has plantado, cis]ternas excavadas, que tú no 4 has excavado, y comas y te sacies, [guárda]te de alzar tu corazón y de ol[vidar lo] que yo te ordeno hoy; 5 [pues] es tu vida y tu longevidad. Vacat. [Y se dirigió] Moisés y [dijo a los hijos de Israel: Han pasado cuarenta 6 [años desde el] día de nuestra salida de la tierra [de Egipto, y] hoy Dios, nuestro Di[os, ha hecho salir estas pala]bras de su boca, 7 [todos sus pre]ceptos] ¿Cómo [llevaré yo solo] vuestra carga, [vuestro peso, vuestras dis]putas? 8 [Cuando haya estable]cido la alianza y prescripto el camino [en el que deberéis] marchar, [escoged para vosotros sabios que] os expliquen 9 [a vosotros y a vuestros hi]jos todas las palabras de esta Ley. [Guardaos] mucho, por vuestra vidas, [de observarlas, para que no] se encienda y os alcance la ira 10 [de vuestro Dios] contra vosotros, cierre los cielos de arriba que hacen caer la lluvia sobre vosotros y [las aguas] de de[bajo de la tierra que] os dan 11 [la cose]cha. Vacat. Y [continuó hablando] Moisés a los hi[dos de Is]rael: Es[tos son los manda]mientos [que Dios] os ordena practicar 12 […] … […]

Col. III
1[Cada siete años dejarás la tierra] en reposo, [y el producto del reposo de la tierra te servirá] de alimento, a ti, [a tus animales] y a las bestias del] campo. 2 [… Y lo que] quede será para los po[bres de entre tus hermanos] que se encuentran en la tie[rra. Na]die sem[brará su campo], ni podará [su viña.] 3 [Nadie cosechará su cosecha, ni] recogerá [nada. Guarda] to[das las palabras de] esta alianza 4 [practicándolas,] pues […] para hacer […] Y harás la remisión en ese año. 5 [todo acreedor] que [ha prestado algo a] alguien, o [que posee algo de su hermano,] hará la re[misión a su pró]jimo, pues 6  [Dios,] vuestro [Dios, ha proclamado la remisión. Exigirás restitución] del extran[jero, pero de tu hermano] no exigirás restitución, porque en este año 7 [os bendecirá Dios, perdonándoos vuestros pe]cados …] 8 […] en el año […] del mes de 9 […] en ese día  [… Porque] erraron 10 [en el desierto vuestros pa]dres hasta el día decimo del mes [el[… en el día dé]cimo del mes] 11 Te abstendrás de todo trabajo.] Y en el día décimo del mes, expiarás […] del mes 12 […] tomarán […]

Col. IV
1 en la congregación de los dioses [y en el consejo de los san]tos, y en [… en favor de los hijos de Is]rael y en favor de la tie[rra] 2  [Y to]marás [la sangre, y la] derramarás en la tierra […] 3 […] y será perdonado por ellos [… Y habló] Moisés, [diciendo:] Haced […] 4 […] preceptos eternos para vuestra generaciones […] Y en el día […] 5 […} tomará […] los hijos de Israel […] 6 […] todo lo que […] por todo 7 […] del año […] la persona que […] 8 […] sobre el libro […] el sacerdote […] 9 […] impondrá sus ma[nos …] todo esto 10 […] en el año […] estos 11 […] de los dos … […]

 

lunes, 5 de septiembre de 2016

APUNTES 27 - LOS LIBROS DE LA BIBLIA QUE NO ESTAN EN ELLA -PARTE II-


LOS LIBROS DE LA BIBLIA QUE NO ESTAN EN ELLA
-PARTE II-
Por el P. Ariel Álvarez Valdés*
* Sacerdote, Doctor en Teología Bíblica, Profesor de Teología en la Universidad Católica de Santiago del Estero (Argentina)
 
De vez en cuando se oye hablar de los famosos “libros perdidos” de la Biblia. Son un conjunto de escritos que, al parecer, existían antes de que ésta se compusiera, y en los que se basaron los autores bíblicos para redactar sus obras.
 Sabemos de la existencia de estos libros porque la misma Biblia los menciona. Pero hoy lamentablemente han desaparecido, y resulta imposible saber qué es lo que decían.¿Existieron estos “libros perdidos”? Probablemente sí. El Antiguo Testamento menciona 19 de ellos, en un total de 50 citas bíblicas.
Las Guerras de Yahvé
El primero de los mencionados, y más antiguo de todos, es el llamado Las Guerras de Yahvé (Nm 21,14). Es el único que figura en el Pentateuco. Dice la Biblia que cuando los israelitas marchaban por el desierto hacia la Tierra Prometida, mientras recorrían el territorio al este del mar Muerto, cruzaron el río Arnón. Éste señalaba el límite internacional del país de Moab, enemigo de Israel, de modo que los hebreos atravesaban el vado preocupados y con miedo. Y añade el texto: “Por eso se cuenta en el libro de Las Guerras de Yahvé: «El Protector (es decir, Yahvé) se presentó en la tormenta. Sí, Él ha venido al valle del Arnón. Él desfiló, él se puso al lado de la región de Ar, se instaló en la frontera de Moab»”.
Al contar el cruce del río, el autor bíblico se acordó de este antiguo poema y lo citó, para enseñar cómo Dios está siempre al lado de su pueblo cuando éste debe enfrentar situaciones de riesgo o de peligro.
 El “libro” de Las Guerras de Yahvé sería, pues, una antigua colección de poemas, sobre diversas batallas de los israelitas contra sus enemigos, que proclamaban cómo Yahvé había luchado al lado de ellos. También sería la fuente de otros poemas que aparecen en la Biblia, como la Canción del Mar (en Ex 15,1-18), la Canción de Miriam (en Ex 15,21), la Canción de Moisés (en Dt 32) y la Canción de Débora (en Jue 5).
El Libro de Yashar (o el Libro del Justo)
En las obras que siguen al Pentateuco, conocidas como la Historia Deuteronomista (Josué, Jueces, 1º y 2º Samuel, 1º y 2º Reyes), se citan otros cuatro libros perdidos.
 El primero es El Libro de Yashar (o Libro del Justo, porque yashar en hebreo significa “justo”). Se lo menciona tres veces.
 La primera, en el famoso relato de la batalla de Gabaón, cuando el general Josué, luchando contra una coalición de cinco ejércitos amorreos, logró detener el sol en medio del cielo con la ayuda divina, y así pudo derrotar a sus enemigos a plena luz del día. Dice la Biblia: “Y esto está esto escrito en el Libro de Yashar” (Jos 10,12-13).
 La segunda mención, es el conmovedor lamento de David sobre la muerte del rey Saúl y su hijo Jonatán (en 2 Sm 1,19-27). Según la Biblia, el joven David era íntimo amigo de Jonatán, y su muerte, ocurrida durante la batalla de Gelboé, lo llevó a componer un largo y emotivo poema, que el autor bíblico dice haberlo tomado del Libro de Yashar.
 La tercera y última cita, en realidad no aparece en la Biblia hebrea sino en su antigua traducción griega, llamada la versión de La Setenta. Se trata de un poema atribuido al rey Salomón. Cuando este monarca inauguró el Templo de Jerusalén, pronunció una breve oración: “Tú, Yahve, has dicho que vives en la oscuridad; pero yo te he construido un Templo para que vivas, un lugar donde habites para siempre” (1 Re 8,12-13). La Setenta asegura que este poema está tomado del Libro de Yashar.
 Vemos, pues, que el Libro de Yashar, a diferencia de Las Guerras de Yahvé, no se relacionaba con batallas israelitas sino con personajes de su historia. De hecho, los tres poemas antes citados hacen alusión a tres grandes héroes (Josué, David y Salomón). Por eso se llamaba el Libro de Yashar (o del Justo): porque contenía poemas vinculados a personajes considerados justos o virtuosos en Israel.
El libro de Los Hechos de Salomón
El segundo libro perdido que aparece en la Historia Deuteronomista es el de Los Hechos de Salomón. Después de relatar los acontecimientos más importantes que tuvieron lugar durante su reinado, el autor bíblico termina diciendo: “El resto de los hechos de Salomón, todo lo que hizo y su sabiduría, ¿no está escrito en el libro de Los Hechos de Salomón?” (1 Re 11,41). El historiador bíblico da a entender que se trata de un libro que guardaba los registros oficiales del rey, y que se hallaba en los archivos del palacio de Jerusalén. Supuestamente en ella se basó para componer su relato sobre Salomón, que aparece en 1 Re 3-11.
El libro de Las Crónicas de los Reyes de Israel
 El tercer libro mencionado es el de Las Crónicas de los Reyes de Israel. Es el texto perdido más nombrado de todos. La Biblia lo cita 18 veces. La primera vez que aparece es al final de la vida del rey Jeroboam. Al contar su muerte y sepultura, dice el autor sagrado: “El resto de los hechos de Jeroboam, cómo guerreó y cómo reinó, están escritos en el libro de Las Crónicas de los Reyes de Israel” (1 Re 14,19). Y a partir de aquí, lo mencionará 17 veces más cada vez que termine de contar la historia de un rey de Israel, empleando la misma fórmula. O sea que esas Crónicas fueron la fuente que él empleó para escribir la historia de la monarquía del norte.
El libro de Las Crónicas de los Reyes de Judá
 El cuarto y último libro perdido, que aparece en esta colección histórica, es el de Las Crónicas de los Reyes de Judá. Figura mencionado 15 veces. La primera es al final de la vida del rey Roboam: “El resto de los hechos de Roboam, todo cuanto hizo, ¿no está escrito en el libro de Las Crónicas de los Reyes de Judá?” (1 Re 14,29). Y a partir de aquí, el autor la usará cada vez que termine la historia de algún monarca del reino del sur.
También se mencionan libros perdidos en la llamada Historia Cronista (formada por las Crónicas, Esdras y Nehemías).
 Para componer esta Historia Cronista, los autores tuvieron que recurrir a numerosos textos escritos anteriormente, que les sirvieron de fuente. Algunos de ellos los conocemos, porque terminaron dentro de la Biblia, como el Libro de los Reyes (2 Cro 20,34), o el Libro de Isaías (2 Cro 32,32). Pero hay otros que se han perdido. Estos escritos desaparecidos, mencionados en la Historia Cronista, son 12:
 1) Los Hechos del vidente Samuel (1 Cro 29,29). De aquí se tomaron los datos para escribir la historia del rey David;
 2) Los Hechos del profeta Natán (1 Cro 29,29; 2 Cro 9,29). Proporcionó nueva información sobre el rey David, y también sobre su hijo Salomón, el rey más sabio de Israel;
 3) Los Hechos del vidente Gad (1 Cro 29,29). Sirvió como tercera fuente para escribir los detalles sobre el rey David;
 4) Las Profecías de Ajías de Silo (2 Cro 9,29). Contenía más noticias y referencias acerca del rey Salomón;
 5) Las Visiones del vidente Idó (2 Cro 9,29; 2 Cro 12,15). Aportó nuevos detalles de la vida de Salomón, y también de los reyes Jeroboam (de Samaria) y Roboam (de Jerusalén).
6) Los Hechos del profeta Shemaías (2 Cro 12,15). De él, los autores bíblicos sacaron información para completar la historia del rey Roboam;
 7) Comentario del profeta Idó (2 Cro 13,22). Incluía datos y referencias al rey Abías, famoso por sus dotes de orador, y por haber tenido 14 esposas y 38 hijos;
 8) Comentario del libro de los Reyes (2 Cro 24,27). Aunque tiene el mismo nombre, no es nuestro actual “Libro de los Reyes”, sino un Comentario sobre él, que circulaba. En este libro, el autor habría encontrado información sobre el rey Joás, quien subió al trono a los 7 años, gracias a una revuelta de los sacerdotes de Jerusalén;
 9) La Historia de Ozías, escrita por Isaías (2 Cro 26,22). Era una crónica, atribuida a Isaías, sobre la vida del rey leproso Ozías, a quien tuvieron que llevarlo a vivir en una casa aislada, fuera del palacio real, para que no contagiara al resto de la corte;
 10) Los Hechos de Jozay (2 Cro 33,19). Jozay es un profeta desconocido, nunca mencionado en la Biblia, y a quien se le atribuía una pequeña obrita que contaba episodios del malvado rey Manasés de Jerusalén, quien durante su gobierno introdujo en Judá el culto a los astros, fomentó el horóscopo, construyó altares paganos, y hasta mandó a matar a su hijo para honrar al dios extranjero Molok;
 11) Las Lamentaciones (2 Cro 35,25). No es el actual libro de “Las Lamentaciones”. Aquél otro contenía una serie de elegías compuestas por diversas circunstancias luctuosas, entre ellas, por la muerte de Josías, uno de los reyes más venerados de Jerusalén.
 12) El Libro de las Crónicas (Neh 12,23). No se trata de nuestro actual libro de las Crónicas. Más bien era una lista de nombres, y no una obra narrativa, porque la Biblia se refiere a él diciendo: “Los jefes de familia fueron anotados en el libro de las Crónicas”.
El libro de Las Memorias de Nehemías
Finalmente, en los libros de Los Macabeos se mencionan los dos últimos libros perdidos de la Biblia.
 El primero es Las Memorias de Nehemías (2 Mac 2,13). Allí se contaba cómo, cuando los babilonios destruyeron el Templo de Jerusalén, el profeta Jeremías logró salvar el arca de la Alianza y esconderla en una cueva de las montañas de Transjordania. También contaba que Nehemías había fundado en Jerusalén una biblioteca con textos importantes del judaísmo.
 
El Libro de Las Cartas de los Reyes sobre las Ofrendas
 El segundo es Las Cartas de los Reyes sobre las Ofrendas (2 Mac 2,13), una antigua colección de cartas de los reyes persas a los judíos de Jerusalén, con directivas sobre cómo debían celebrar sus prácticas religiosas en el Templo.
 
Resulta difícil saber si eran “libros” en el sentido moderno de la palabra, o simplemente colecciones orales, y transmitidas de generación en generación por los mismos israelitas.
 Pero aún cuando hubieran sido verdaderos libros, el hecho de que la Biblia los mencione o cite parte de ellos, no significa que automáticamente hayan estado inspirados por Dios, y que debían formar parte de la Biblia.
 Eso lo vemos, por ejemplo, en Las Cartas de los Reyes sobre las Ofrendas. Éste contenía la correspondencia enviada a Jerusalén por los reyes de Persia, cuando los israelitas dependían de ellos. Era, pues, una obra de autores paganos, y mal puede decirse que constituía un libro para incluir en la Biblia.
 Lo mismo ocurre en el Nuevo Testamento. San Pablo, en el discurso que pronunció en el areópago de Atenas (Hch 17,28), cita el libro Fenómenos, del poeta griego Arato (del siglo III a.C.). También en su carta a los Corintios (1 Cor 15,33) menciona la famosa comedia Tais, del escritor ateniense Menandro (siglo IV a.C.). Y la carta a Tito (Tt 1,12) hace referencia a los Oráculos, del poeta cretense Epiménides (siglo VI a.C.). Y eso no significa que la filosofía estoica, o la comedia griega, o la poesía cretense, deban ser incluidas en la Biblia.
Asimismo, si san Lucas menciona que el gobernador Festo escribió una carta al emperador romano acusando a san Pablo de criminal (Hch 25,26), no por eso hay que ir a buscar esa carta para incluirla entre las epístolas del Nuevo Testamento.
 Cuando la Biblia cita un libro antiguo, no es para canonizarlo, ni porque reconozca en él una inspiración divina, sino simplemente para referir una idea que en él había, nada más. Otras veces lo hace para contarnos de dónde tomó el autor el material de su obra. Así, quien compuso el 2º Libro de Los Macabeos nos cuenta que hizo un resumen de una obra mucho más amplia, en cinco volúmenes, escrita por Jasón de Cirene (2 Mac 2,23). Los cinco libros de Jasón se perdieron, pero su resumen ha quedado en la Biblia, y ese resumen se considera inspirado.
 Si los autores bíblicos hubiesen pensado que los libros que mencionaban, así como estaban, eran sagrados, se habrían ocupado en conservarlos completos. Pero el hecho de que tomaran sólo algunas frases o párrafos de ellos, muestra que únicamente consideraron importantes esas secciones, y no todo el libro. Pero una vez que esas frases o párrafos pasaron a la Biblia, ya se consideran inspirados por Dios, porque pasaron a formar parte de un nuevo contexto que sí está inspirado.
Quien estableció qué libros del Antiguo Testamento pertenecen a la Biblia es la Iglesia, inspirada por el Espíritu Santo. Y para tomar tal decisión, la Iglesia se basó en ciertos criterios, como ser: a) el empleo de esos libros por la comunidad hebrea; b) el uso posterior de esos libros por los apóstoles y los primeros cristianos; c) el empleo de esos libros en la Iglesia primitiva.
 Ahora bien, si analizamos estos criterios, veremos que ninguno se aplica a los 19 libros “perdidos”. Porque: a) éstos desaparecieron pronto, y la comunidad hebrea antigua no los consideró parte de sus escrituras sagradas; b) en la época de Jesús ya no existían, y por lo tanto los apóstoles no parecen haberlos conocido, ni haberlos usado; c) la Iglesia primitiva posterior tampoco alcanzó a leerlos ni los empleó como expresión de su fe.
 En consecuencia, ninguno de los 19 libros perdidos ha sido nunca un libro “bíblico”. Y el hecho de que se hayan perdido, no significa que dejaron incompleta a la Biblia.
La Biblia, así como la tenemos hoy, está completa. No solamente contiene todos los libros sagrados heredados del pueblo de Israel, sino que también incluye en su segunda parte la Buena Noticia de Jesucristo, el Hijo de Dios.