"No hay decisiones buenas y malas, solo hay decisiones y somos esclavos de ellas." (Ntros.Ant.)

sábado, 24 de noviembre de 2012

HIMNOS A LOS DIOSES -HIMNO A OSIRIS-


HIMNOS A LOS DIOSES
Himno a Osiris de la Estela de Upuathotep

por ÁNGEL SÁNCHEZ RODRÍGUEZ


Son composiciones de carácter poético escritas con la intención de ensalzar a las divinidades. Los dioses en el país del Nilo eran parte esencial del devenir diario ya que la religión estaba íntimamente unida a la vida cotidiana de los pobladores del Egipto Antiguo.

Himno a Osiris de la estela de Upuauthotep
(texto)

Estela de procedencia incierta, quizá de Abidos, con unas dimensiones de 48 x 30 cm. está fechada en la XIII Dinastía. Actualmente se custodia en el Museo de Berlín, catalogada con el nº1.367.

[1] La adoración de Osiris por el noble, príncipe, canciller del Bajo Egipto y supervisor del distrito administrativo [2] Upuauthotep, justificado, engendrado por el príncipe y canciller del dios, Jnumhotep justificado. Dice:
[3] ‘¡Te saludo, Osiris, quien está al frente de los occidentales!, el hijo de Nut, el heredero de Geb, rey [4] de los dioses, quien salió poderoso desde el vientre de su madre y después de haber recibido la corona blanca de su padre, [5] el cetro está en su mano y el cetro ‘dyam’ en su puño; después de haber recibido el flagelo, sus formas son más ensalzadas que las de cualquier otro dios.
[6] ¡Oh señor del temor, aquel cuyo respeto es grande!, ¡Oh señor del resplandor, quien es grande en Nenines [Heracleópolis Magna] cuyos lugares son ocultos en Resetau!.
[7] A quien Dyehuty [Thot] desea ver en su trono [8] de justificado, por cuyo deseo Ra se eleva para ver sus bellezas [9] sobre la tierra y se oculta en vida, del mismo modo, para poder verlo en sus formas de la duat, [10] a quien le colocó sus diademas sobre su gran corona ‘atefu’, las que están en su cabeza, [11] para hacer que el maligno lo tema [12] y que sus camaradas caigan sobre sus caras para él [13] en tanto en cuanto lo ama más que a cualquier dios, este dios, el primogénito de los dioses, el rey del Alto y Bajo Egipto [14] Osiris, justificado.
Que reciba las ofrendas de su templo, tanto las que son colocadas en el suelo como sobre sus altares.
Que respire el aire que viene del exterior mezclado con mirra e incienso.
Que el olor de lo que está asado entre en mi nariz.

sábado, 17 de noviembre de 2012

LA ESTELA POETICA DE THUTMOSE III


Estela Poética de Thutmose III
(poema)
por ÁNGEL SÁNCHEZ RODRÍGUEZ


Es un bloque de granito negro de 1,80 m de altura que procede del templo de Karnak. Actualmente está custodiada en el museo de El Cairo con el número de serie 34.010.

Estela Poética de Thutmose III
(texto)

[1] Dicho por Amón, el señor de los tronos de las Dos Tierras: ‘Bienvenido a mí. Te sientes alegre de ver mi belleza, ¡oh mi hijo, mi protector, Menjeperra, que viva eternamente!
Me elevo a través de tu amor con mi corazón [2] contento por tus hermosas venidas a mi templo y mis manos se unen a tu cuerpo con la protección y vida.
¡Que dulces son tus encantos en mi pecho!, por eso te ennoblezco [3] en mi santuario y me maravillo de ti.
Te doy el valor y la victoria contra todos los países extranjeros y coloco tu poder y tu temor en todas las tierras, y tu pavor en el límite [4] de los cuatro pilares del cielo.
Engrandezco tu respeto en todos los cuerpos, instalo el grito de tu majestad a través de los nueve arcos y los grandes de todos los países extranjeros están en tu puño.
[5] Extiendo mis propias manos y te los junto, después de reunir como cautivos a las tribus de Nubia por decenas de miles y millares y a las del norte por centenares de miles.
[6] Hago que tus oponentes caigan bajo tus sandaliasy que pises a los adversarios y a los descontentos igual que he gobernado la tierra para ti en toda su longitud y toda su anchura con los orientales y los occidentales bajo tu supervisión.
[7] Pisas a todos los países con tu corazón contento pues no existe quien se revuelva en las cercanías de tu majestad cuando siendo tu guía, los alcanzaste y después de cruzar las aguas del río Eúfrates de [8] Naharina envuelto con la fuerza y el poder que te había mandado, escuchan tu grito de guerra metidos en hoyos.
Despojo sus narices del aliento de vida [9], cuando instalo el terror de tu majestad en sus corazones y mi serpiente uraeus, la que está en tu cabeza, los destruye pues provoca la ruina en los que tienen mal carácter, [10] consume a los que están en sus islas mediante su fuego y derriba de un tajo las cabezas de los asiáticos sin que puedan escapar cayendo tambaleados por tu poder.
[11] Hago que tus victorias vuelvan en todas las tierras y que mi uraeus se ilumine en tus siervos sin que exista quien se te rebele en el círculo del cielo y vendrán inclinados portando los tributos sobre sus espaldas [12] para tu majestad como yo he ordenado.
Hago que se debiliten los agresores en tu cercanía después que sus corazones hayan ardido y sus cuerpos queden temblando.
[13] He venido para hacer que pisotees a los grandes de Dyahy, los extiendo bajo tus pies a través de sus países; hago que vean a tu majestad como el señor de los rayos y que brilles en sus caras como mi imagen.
[14] He venido para hacer que pisotees a los que están en Asia, que golpees las cabezas de los asiáticos de Rechenu; hago que vean a tu majestad equipada con tus insignias cuando recibes las armas de combate sobre el carro.
[15] He venido para hacer que pisotees la tierra oriental, que pises a los que están en las regiones de Tanecher y para hacer que vean a tu majestad como la estrella ‘shed’ cuya llama siembra con fuego cuando deja el rescoldo.
[16] He venido para hacer que pisotees la tierra occidental; Keftiu [Creta] e Isy están respetándote y para hacer que vean a tu majestad como un toro joven de firme corazón y afilados cuernos que nunca es embestido.
[17] He venido para hacer que pisotees a los que están en sus islas, - por tu temor están temblando las tierras de Mitanni - y para hacer que vean a tu majestad como un cocodrilo, el señor del terror en las aguas que nunca es atacado.
[18] He venido para hacer que pisotees a los que están en las islas del Mediterráneo; bajo tu grito de guerra está todo el mar y para hacer que vean a tu majestad como un protector que aparece sobre las espaldas de sus toros.
[19] He venido para hacer que pisotees a Chechenu [Libia] - las islas de los uchentiu pertenecen a la potencia de tu poder - y para hacer que vean a tu majestad como un león que los hace postrarse como cadáveres a lo largo de sus valles.
[20] He venido para hacer que pisotees a los confines de la tierra, - el circuito del océano queda encerrado en tu puño - y para hacer que vean a tu majestad como el señor del ala, un halcón, que atrapa lo que ve según desea.
[21] He venido para hacer que pisotees a los que están en el principio de la tierra y ates a los beduinos del desierto como cautivos, y para hacer que vean a tu majestad como un chacal del Alto Egipto, señor de lo que es traído y corredor que atraviesa las Dos Tierras. [22] He venido para hacer que pisotees a las tribus de Nubia; Nubia desde tan lejos como Shat está en tu puño, y para hacer que vean a tu majestad como tus dos hermanos cuyas manos reuní para ti mediante la victoria.
[23] A tus dos hermanas, las he colocado protegiendo tu nuca y las manos de mi majestad están alzadas derribando a los malvados.
Te doy la protección, oh mi hijo, a quien amo, el Horus ‘toro poderoso que se eleva en Uaset’, a quien he creado de mi cuerpo, [24] Thutmose ¡que viva eternamente!, quien hace para mí todo lo que desea mi ka.
Como una obra eterna, erigiste mi santuario, más largo y ancho que lo que había existido antes, y una gran puerta . . . . . [25] ‘cuya belleza festeja Amón-Ra’.
Es más grande tu monumento que el de cualquier otro rey que haya existido antes.
Te ordené hacer esto y estoy satisfecho por ello.
Así que te establezco en el trono de Horus de los millones de años y guiarás a los vivientes eternamente.

sábado, 10 de noviembre de 2012

HIMNOS A SENUSERE III


Himnos a Senuseret III en Illahun
(Himno)

por ÁNGEL SÁNCHEZ RODRÍGUEZ


Este conjunto de himnos fueron encontrados en la parte anterior de una lámina de papiro que mide 114 x 30 cm, fechada en el Reino Medio.

Himnos a Senuseret III en Illahun
(texto)

[1] El Horus ‘el de divinas transformaciones’; las Dos Señoras ‘el de linaje divino’; Horus de oro ‘quien ha venido a la existencia’, rey del Alto y Bajo Egipto Jakaura, el hijo de Ra, Senuseret [Sesostris]- tomó posesión de las Dos Tierras con legitimidad.

I
[2] Te saludo, oh Jakaura, nuestro Horus, el de divinas transformaciones,
el protector de la tierra, quien ensancha sus fronteras,
[3] quien somete a los países extranjeros con su corona blanca,
quien mantiene unidas las Dos Tierras por las acción de sus manos,
[4] . . . . . los países extranjeros mediante sus brazos,
quien mata a los extranjeros [5] sin batir una estaca,
quien arroja la flecha sin tensar la cuerda,
cuyo terror ha golpeado a las tribus en sus tierras,
[6] cuyo temor ha destruido los nueve arcos,
cuya masacre ha provocado la muerte de miles de extranjeros,
. . . . . que alcanzaron sus fronteras,
[7] quien arroja la flecha del mismo modo que hace Sejmet y derriba a miles de aquellos que ignoraron su poder.
Es la lengua de su majestad [8] la que reprimió Nubia y sus palabras las que hicieron huir a los asiáticos.
Es el único joven [9] que combate en sus fronteras,
que no permite que sus siervos desfallezcan,
quien permite que [10] los patricios duerman al amanecer y que sus tropas repongan sus sueños porque su corazón está protegiéndolos,
cuyas órdenes han creado sus fronteras y sus palabras han dignificado los dos bancos de arena.

II
[1] ¡Que alegres están los dioses después que has perpetuado sus ofrendas!.
[2] ¡Que alegres están . . . . . después que has creado sus fronteras!.
[3] ¡Que alegres están tus antepasados que vivieron antes, después que has incrementado sus divisiones!.
[4] ¡Que alegres están los egipcios por tu poderoso brazo después que has protegido las viejas tradiciones!.
[5] ¡Que alegres están los patricios con tu gobierno después que tus poderes han tomado posesión de las riquezas!.
[6] ¡Que alegres están los dos bancos de arena con tus terrores después que has aumentado sus pertenencias!.
[7] ¡Que alegres están tus jóvenes batallones de tropas después que has hecho que prosperen!.
[8] ¡Que alegres están tus venerables después que has hecho que rejuvenezcan!.
[9] ¡Que alegres están las Dos Tierras con tus fuerzas físicas después que has protegido sus muros!.
[10] Su estribillo: ‘¡oh Horus, tú que ensanchas su frontera, que puedas repetir la eternidad!.

III
[11] ¡Que grande es el señor de su ciudad! Vale por un millón, mientras que otros miles de personas valen poco.
[12] ¡Que grande es el señor de su ciudad! Es un dique que retiene el río contra sus inundaciones de agua.
[13] ¡Que grande es el señor de su ciudad! Es un lugar fresco que permite que todos duerman hasta el amanecer.
[14] ¡Que grande es el señor de su ciudad! Es un baluarte de los muros de cobre de Shesem.
[15] ¡Que grande es el señor de su ciudad! Es un refugio cuya ayuda no se desdeña.
[16] ¡Que grande es el señor de su ciudad! Es un cobijo que salva al temeroso de la mano de su enemigo.
[17] ¡Que grande es el señor de su ciudad! Es una sombra en la estación de ‘ajet’ y el frescor en la estación de ‘shemu’.
[18] ¡Que grande es el señor de su ciudad! Es una esquina seca y sombreada en la estación de ‘peret’.
[19] ¡Que grande es el señor de su ciudad! Es una montaña que impide el paso del vendaval en las épocas de cielo tormentoso.
[20] ¡Que grande es el señor de su ciudad! Es Sejmet contra los enemigos que pisan su frontera.

IV
[1] Es a nosotros que ha venido después de conquistar la tierra del Alto Egipto y de reunir la doble corona en su cabeza.
[2] Es a nosotros que ha venido después de reunir las Dos Tierras y entremezclar el junco y la abeja.
[3] Es a nosotros que ha venido después de gobernar a los habitantes de la Tierra negra [Egipto] y colocar la Tierra roja [Desierto] de su parte.
[4] Es a nosotros que ha venido después de proteger las Dos Tierras y pacificar los dos bancales de arena.
[5] Es a nosotros que ha venido después de alimentar a los egipcios y disipar sus necesidades.
[6] Es a nosotros que ha venido después de alimentar a los patricios y hacer respirar las gargantas de los rejit.
[7] Es a nosotros que ha venido después de aplastar a los países extranjeros y golpear a las tribus que desconocían su temor.
[8] Es a nosotros que ha venido después de combatir en su frontera y rescatar a aquel que había sido robado.
[9] Es a nosotros que ha venido después de mostrar el poder de su brazo glorificado por aquello que su poder ha traído.
[10] Es a nosotros que ha venido después de hacer que rescatáramos a nuestros jóvenes y enterráramos a nuestros ancianos por su deseo.

domingo, 4 de noviembre de 2012

MITOS HEBREOS -JUDA Y TAMAR-


MITOS HEBREOS
JUDÁ Y TAMAR

POR ROBERT GRAVES y RAPHAEL PATAI



Judá se separó de sus once hermanos y se dirigió hacia el sur para residir con el adulamita Jira. Allí conoció y se casó con la cananea Sué, que le dio tres hijos en la ciudad de Quizib: Er, Onán y Sela. Tomó Judá para Er, su primogénito, una mujer, también cananea, llamada Tamar, pero Er fue malo a los ojos de Yahvéh y Yahvéh lo mató. Entonces dijo Judá a Onán: "Entra a la mujer de tu hermano y tómala, como cuñado que eres, para suscitar prole a tu hermano"- Pero Onán, sabiendo que la prole no sería suya, cuando se acostaba con la mujer de su hermano se derramaba en tierra para no darle prole, pecado que Dios castigó con la muerte de Onán. Entonces Judá le dijo a Tamar: "Quédate como viuda en casa de tu padre hasta que sea grande mi hijo Sela". Pero temiendo que Sela pudiera morir de pronto, como sus hermanos, Judá aplazó la boda un año tras otro.
Cuando murió la hija de Sué, Judá, para ahogar su pena, fue con su amigo Jira, el adulamita, al esquileo de su ganado en Tamna. Y Tamar, que ya se daba cuenta de que la habían engañado, y enterada del viaje de Judá, se despojó de sus vestidos de viuda, se cubrió con un velo y se sentó a la entrada de Enaím.
Judá, al verla, la tomó por una meretriz, pues tenía tapada la cara, y le d i j o:
"Déjame entrar a t i " . Ella le respondió: "¿Qué vas a darme por entrar a mí?" y él contestó: "Te mandaré un cabrito del rebaño". Ella le dijo: "Si me das una prenda hasta que lo mandes. - . " "¿Qué prenda quieres que te dé?", le preguntó é l . Ella contestó: "Tu sello, el cordón de que cuelga y el báculo que llevas en la mano". Él se los dio y se acostó con ella.
Luego Tamar se levantó, se fue, se quitó el velo y volvió a vestirse sus ropas de viuda.
A pedido de Judá, su amigo Jira llevó a Enaím el cabrito prometido, pero no halló a Tamar. Preguntó a las gentes del lugar: "¿Dónde está la meretriz que se sienta en Enaím a la vera del camino?" Y ellos le respondieron: "No ha habido ahí nunca ninguna meretriz".
Tres meses después Judá se enteró de que Tamar había infringido claramente su contrato matrimonial, pues estaba encinta por algún hombre que no era Sela. Obedeciendo a la costumbre de esa época, la condenó a la hoguera.
Cuando se la llevaban mandó ella decir a su suegro: "Del hombre cuyas son estas cosas estoy yo encinta. Mira a ver de quién son ese anillo, ese cordón y ese báculo".
Judá reconoció sus prendas y d i j o : "Mejor que yo es ella, pues no se la he dado a Sela, mi hijo". En consecuencia, no la castigó, y Tamar quedó en libertad, pero Judá no volvió a tocarla ni ella se pudo casar con Sela.
Cuando llegó el tiempo del parto, Tamar tenía en el seno dos mellizos. Al darlos a luz sacó uno de ellos una mano y la partera la tomó y ató a ella un hilo rojo y dijo: "Este ha sido el primero en salir", pero él retiró la mano y salió su hermano.
"¡Vaya rotura que has hecho!", exclamó ella y le llamó Fares.
Luego salió su hermano, que tenía el hilo atado a la mano, y le llamó Zaraj.
Como todas las madres nobles de Israel, Tamar poseía el don de la profecía. Preveía que el Mesías descendería de ella, y fue esta presciencia la que la impulsó a obedecer la antigua ley amorrea según la cual toda muchacha, antes de casarse, debe pasar siete días fuera de las puertas de la ciudad vendiéndose a los forasteros.
Algunos dicen que Judá, a causa de su virtud, se abstuvo de tomar a Tamar al principio y siguió adelante. Pero rogó a Dios, por orden de quien el Ángel del Deseo Carnal descendió y dijo a Judá: "¡Vuélvete, Judá! Si desprecias a esta mujer, ¿cómo nacerán los reyes y los salvadores de Israel?" Judá volvió y se acostó con Tamar, pero no sin asegurarse antes de que era soltera, huérfana, físicamente pura y servidora del Dios Vivo. Luego Tamar, más bien que decir a los mensajeros quién era el que le había dado las prendas, prefirió que hiciera la revelación el mismo Judá. Y algunos dicen que a causa de su prudencia en este asunto —pues una persona honrada se quemará antes que avergonzar públicamente a un pariente— Judá no sólo reconoció a los mellizos como suyos, sino que siguió consolando a Tamar en su viudez.

EL DIALOGO DE UN DESESPERADO CON SU ALMA


El Diálodo de un Desesperado con su Alma
(Texto poético)

por ÁNGEL SÁNCHEZ RODRÍGUEZ


La expresión literaria de los pobladores del Nilo no fue exclusiva del ámbito de la prosa, sino que realizaron incursiones poéticas en todos los campos, desde las canciones de los arpistas del Reino Medio hasta himnos reales pasando por composiciones poéticas en textos prosaicos. 

El diálogo de un desesperado con su alma
El texto1 se encuentra en un manuscrito, el papiro de Berlín 3.024, que ha sido fechado en la dinastía XII. La primera parte del documento ha desaparecido y el texto que ha llegado a nosotros está escrito en 155 columnas verticales inscritas de derecha a izquierda.

El diálogo de un desesperado con su alma
(texto)

[1] . . . . . para decir . . . . . [2] sus lenguas no pueden preguntar . .
. . . [3] sus pagos, sus lenguas no pueden preguntar.
Abrí [4] mi boca a mi alma y respondí a lo que dijo:
[5] ‘Esto es demasiado duro para mí hoy.
Mi alma no quiera hablarme.
[6] Es, incluso, mayor que una exageración.
Es como ignorarme.
[7] Que mi alma no se vaya
y me preste atención con respecto a ello.
[8] . . . . . esto . . . . .
[9] . . . . . en mi cuerpo como una red de cuerdas.
No [10] será capaz de huir el día de los problemas.
[11] Mirad, mi alma me extravía , - no la escucho [12] -,
arrastrándome a la muerte antes de que yo vaya a ella
y [13] arrojándome al fuego para consumirme.
[14] . . . . .
[15] debe estar cerca de mí el día de los problemas
y [16] situarse a ese lado como hace alguien que es suplicado.
[17] Quien escapa es ella
después que él la ha atraído.
Oh mi alma [18] ignorante, para aliviar la miseria en la vida
[19] empújame a la muerte antes de que tenga que ir a ella
y [20] hazme agradable el occidente.
¿Es esto es un problema?.
La vida es [21] un estado transitorio; los árboles caen.
Pisotea [22] sobre el mal; sofoca mi miseria.
[23] Que me juzgue Dyehuty [Thot], el pacificador [24] de los dioses.
Que me defienda Jonsu, [25] el escriba de la justicia.
Que escuche mis palabras Ra, [26] el comandante de la barca sagrada.
Que me defienda [27] Isdes en la cámara sagrada,
[28] puesto que el necesitado está cargado de . . . . .
[29] Ella me ha agobiado
y es agradable que [30] los dioses rechacen los secretos de mi cuerpo.
Lo que me respondió [31] mi alma:
‘Que tú no eres un hombre, eres, en verdad, [32] un viviente.
¿Cuál es tu provecho: que estés preocupado por la vida [33]
como un rico?.
Digo que no me voy a marchar [34] mientras ésta permanezca en la tierra. Seguramente si escapas no [35] se temerá por ti.
Cualquier criminal dice: [36] Voy a capturarte, pero tú estás muerto aunque tu nombre [37] está vivo. Ella es un lugar atractivo de reposo [38] del corazón . El occidente es una morada de remar . . . . . [39] . . . . . cara’.
Si mi alma, que no es maliciosa, me escucha [40] y su pensamiento está de acuerdo conmigo, [41] será afortunada. Haré que alcance el occidente como [42] aquel que está en su pirámide y [43] a cuyo entierro atendió un superviviente.
Voy a hacer un cobijo sobre [44] tus restos para que otra alma te envidie [45] el estado inerte. Voy a hacer un cobijo, entonces [46] no tendrás frío y causarás envidia a otra alma [47] lo que está caliente. Beberé agua en los remolinos de la orilla [48] y haré mi sombra, así que [49] hagas
envidiar a cualquier otra alma que esté hambrienta.
Si me empujas [50] a la muerte en esta forma no [51] encontrarás sobre lo que posarte en el occidente. Se paciente [52] alma mía, mi hermano, hasta que exista mi heredero [53] quien hará ofrendas y las colocará en la tumba [54] el día del entierro y él preparará el féretro [55] de la necrópolis.
Me abrió mi alma su boca y [56] respondió a lo que había dicho:
‘Si piensas en el entierro, [57] es una tristeza, es lo que trae el llanto [58] haciendo miserable a un hombre, es lo que aparta a un hombre de su casa siendo arrojado sobre [59] la colina. No ascenderás a las alturas ni podrás ver [60] a Ra. ¡Oh aquellos que edifican en piedra [61] de granito y construyen capillas en las bellas pirámides mediante [62] hermosos trabajos, cuando los
constructores se convierten en [63] dioses, sus piedras de ofrendas son destruidas del mismo modo que los débiles [64] que mueren en la orilla por carecer de sucesor; [65] la inundación capturó sus restos al igual que el sol y sólo [66] los peces de los márgenes del agua les hablan. [67] Escúchame, mira, es bueno escuchar para la gente. [68] Sigue el día felizmente, olvida la preocupación’.

[El alma cuenta una primera historia]
Mira, un ciudadano [69] labra su parcela, carga su recolección [70] hacia el interior del barco y arrastra el remolque; [71] habiéndose aproximado su día de fiesta, ha visto salir la oscuridad [72] del viento del norte despierto en el barco [73] cuando el sol se pone, habiendo escapado con su mujer [74] y sus hijos zozobrando en el lago infestado [75] por la noche con cocodrilos.
Al final terminó sentado [76] e irrumpió en el silencio diciendo:
No he llorado [77] por esta mujer para quien no es más difícil escapar del horizonte [78] que para otra que está sobre la tierra. Es por sus hijos [79] que fueron destrozados  de el huevo y quienes vieron la cara del dios cocodrilo [80] antes de que vivieran, que estoy preocupado.

[El alma cuenta una segunda historia]
Un ciudadano pide la comida de la noche temprano [81] y su mujer le dice. ‘Es para la cena’. Sale [82] al exterior [. . . . .] un momento. [83] cuando vuelve a su casa es como otra persona.
Su mujer [84] conversa con él, pero no le escucha [. . . . .] [85] ha descuidado el deseo de los mensajeros.
Abrí [86] mi boca a mi alma y respondí a lo que había dicho:

[Primer poema]
Mira, [87] mi nombre apesta,
mira, más que el olor de los buitres calvos
[88] en los días de la estación de ‘shemu’ cuando el cielo está caliente.
Mira, [89] mi nombre apesta,
mira, [más que el olor] de quien recoge peces
[90] un día de pesca cuando el cielo está caliente.
[91] Mira, mi nombre apesta,
más que el olor [92] de los patos,
más que un refugio de cañas [93] que contiene aves acuáticas.
Mira, mi nombre apesta,
[94] mira, más que el olor de los pescadores,
más que las ensenadas [95] de los pantanos después que han pescado.
Mira, [96] mi nombre apesta,
mira, más que el olor de los cocodrilos,
[97] más que sentarse bajo los márgenes de un cultivo que tiene
cocodrilos.
Mira, [98] mi nombre apesta,
mira, más que el de una mujer esclava
contra quien se dicen mentiras [99] al marido.
Mira, mi nombre apesta,
[100] mira, más que el del niño robusto contra quien se dice
[101] que pertenece al rival.
Mira, mi nombre apesta,
[102] mira, más que una ciudad del soberano
que desencadena una rebelión [103] cuando se ha marchado.

[Segundo poema]
¿A quién hablaré hoy?
Los hermanos se han vuelto malvados
y [104] los amigos de hoy no aman.
¿A quién hablaré [105] hoy?
Los corazones son avaros
y cualquiera toma posesión de [106] los bienes de su prójimo.
¿[A quién hablaré hoy]?
[107] la clemencia desapareció
y la violencia se transmite a todos.
[108] ¿ A quién hablaré hoy?
Se encuentra satisfacción en el mal
y [109] se abandona lo bueno en cualquier lugar.
¿A quién hablaré [110] hoy?
Quien hacía encolerizar a un hombre por sus malas acciones,
ahora [111] hace reír a todos cuando su maldad es perniciosa.
¿A quien hablaré [112] hoy?
Se desvalija
y cualquiera toma posesión de lo de su prójimo.
[113] ¿A quién hablaré hoy?
El malhechor es [114] un íntimo
y el hermano con quien se actuaba se ha convertido [115] en un
enemigo.
¿A quien hablaré hoy?
Nadie quiere recordar el pasado
[116] y nadie quiere ayudar a quien actúa ahora.
¿A quien hablaré hoy?
[117] Los hermanos se han vuelto malvados
y se recurre a los extranjeros [118] para el afecto.
¿A quién hablaré hoy?
Los rostros [119] se ocultaron
y todos están más abatidos que su [120] su prójimo.
¿A quién hablaré hoy?
Los corazones se han vuelto avariciosos
[121] y no existe corazón humano en el se pueda confiar.
¿A quién hablaré [122] hoy?
No hay hombres justos
y la tierra quedó abandonada a [123] los que hicieron el mal.
¿A quién hablaré hoy?
Se carece [124] de amigo íntimo
y se recurre a quien se desconoce [125] para lamentarse.
¿A quién hablaré hoy?
No hay quien [126] esté satisfecho
y ese con quien se iba, no existe.
[127] ¿A quién hablaré hoy?
Estoy agobiado [128] cargando penurias
por carecer de un íntimo amigo.
[129] ¿A quién hablaré hoy?
La maldad vagó por la tierra
[130] y no tiene fin.

[Tercer poema]
La muerte está ante mí hoy
igual que de la curación, [131] un enfermo,
del mismo modo que salir al exterior después de una reclusión.
[132] La muerte está ante mí hoy
como del aroma, la mirra,
[133] del mismo modo que sentarse bajo un toldo [134] un día de
viento.
La muerte está ante mí hoy
[135] como de la fragancia, los lotos,
del mismo modo que sentarse en los bancos de arena [136] de la
tierra de la embriaguez.
La muerte está ante mí hoy
como [137] un camino trillado [?],
del mismo modo que la vuelta de un hombre desde una expedición
[138] a su casa.
La muerte está ante mí hoy
como [139] de la claridad, el cielo,
del mismo modo que un descubridor [140] quien está a la entrada
de lo que había ignorado.
Esta la muerte ante mí hoy
[141] del mismo modo que un hombre desea ver su casa
después que pasó numerosos años capturado [142] en reclusión.

[Cuarto poema]
Será, ciertamente, quien está allí un dios vivo
[143] castigando el crimen del malhechor.
Será, ciertamente, [144] quien está allí colocado en la barca sagrada
permitiendo que se den alimentos escogidos [145] de allí a los templos.
Será, ciertamente, quien esté allí un sabio
[146] y no es rechazado en la apelación [147] a Ra cuando hable.
Lo que me respondió [148] mi alma:
‘Coloca las lamentaciones en un colgador, oh mi camarada,
[149] mi hermano. Debes ofrecer sobre el incensario, [150] así
que rompas con la vida y del mismo modo digas -Deséame
[151] aquí- después de haber rechazado el occidente. Cuando
se desee, en verdad, [152] que alcances el occidente, que tus
miembros alcancen la tierra, [153] me posaré después que te
hayas cansado y [154] entonces haremos una morada juntos.

Esto es que llegó [el final]. [155] Desde su comienzo hasta su final es como fue encontrado en el libro.