"No hay decisiones buenas y malas, solo hay decisiones y somos esclavos de ellas." (Ntros.Ant.)

jueves, 31 de diciembre de 2009

LOS CONCILIOS ECUMENICOS - VATICANO I -

LOS CONCILIOS ECUMENICOS
Vaticano I (1869-1870 d.c.)


Se celebró en la Basílica de San Pedro en el Vaticano, por lo que se denominó Concilio Vaticano I. Papa Pío IX. Contra el racionalismo y el galicanismo, es una tendencia que concedía al Papa, la parte más importante de las decisiones en materia de fe, pero sostenían que estas se hacían infalibles sólo si las aceptaba la Iglesia, es decir, el Concilio. Tuvo que definir solemnemente la infalibilidad Pontificia como dogma de fe, cuando habla "Ex Cathedra". Esto es cuando en calidad de pastor y maestro de todos los cristianos, y haciendo uso de su suprema autoridad apostólica define una doctrina sobre la fe y las costumbres.

Esto sucede cuando:
a) enseña una cosa referente al dogma o moral cristianos;
b) que se dirige a la Iglesia Universal;
c) que habla en su calidad de Maestro supremo de la cristiandad;

Si falta una de estas condiciones, el Papa no es infalible.
El concilio enseña que únicamente a Pedro se prometio y confirió de modo directo el primado de jurisdicción sobre toda la Iglesia y su autoridad no deriva precisamente de la Iglesia. El Concilio añade "La Iglesia Romana posee por derecho divino, la primacía de potestad ordinaria sobre todas las demás iglesias. La jurisdicción del pontífice es verdaderamente episcopal e inmediata. La Iglesia es, pues, monarquía de derecho divino, y el Papa recibe plena potestad directamente de Dios." El Papa Pío IX definió también el dogma de la Inmaculada Concepción (1854)
Definiciones sobre Dios creador, sobre la Revelación divina, sobre la Fe en relación con la razón, sobre la Iglesia y sobre el Primado e infalibilidad del Romano Pontífice.
En el siglo pasado la Iglesia tuvo que afrontar gravísimos males de diferente índole, problemas: políticos, territoriales, ateísmo pujante y el incremento de las sociedades secretas que actuaban con un sectarismo agresivo. Y, dentro, la Iglesia tuvo que mediar buscando elementos de concordia para atraer las dos tendencias opuestas, la liberal y la conservadora.
Pío IX a pesar de estar reducido y confinado en el Vaticano, desplegó una gran actividad apostólica en su largo pontificado. Se definieron los dogmas de la Inmaculada Concepción y el de la Infalibilidad del Romano Pontífice.
Se convocó al vigésimo Concilio Ecuménico en el Vaticano. Se establecieron, una vez más, los principios básicos sobre la Fe; sobre Dios creador del universo y de todo lo que él contiene; sobre la Revelación divina, ya fuere la escrita (Biblia), ya la oral (Tradición); sobre la Iglesia y su magisterio, como también puntualizar y aclarar las relaciones entre la fe y la razón, que de un siglo a esa parte habían adquirido una gran preponderancia.
El tema más controvertido fue sobre la infalibilidad del Romano Pontífice.

De la doble potestad en la tierra
[De la Encíclica Etsi multa luctuosa, de 21 de noviembre de 1873]
... La fe, sin embargo, enseña y la razón humana demuestra que existe un doble orden de cosas, y, a par de ellas, que deben distinguirse dos potestades sobre la tierra: la una natural que mira por la tranquilidad de la sociedad humana y por los asuntos seculares, y la otra, cuyo origen está por encima de la naturaleza, y que preside a la ciudad de Dios, es decir, a la Iglesia de Cristo, instituída divinamente para la paz de las almas y su salud eterna. Ahora bien, estos oficios (de esta doble potestad, están sapientísimamente ordenados, a fin, de dar a Dios lo que es de Dios, y al César, y por Dios, lo que es del César [Mt. 22, 21]; "el cual justamente es grande, porque es menor que el cielo; pues él mismo es también de Aquel de quien es el cielo y toda criatura. A la verdad, de este mandamiento divino no se desvió jamás la Iglesia, que siempre y en todas partes se esfuerza en inculcar en el alma de sus fieles la obediencia que inviolablemente deben guardar para con los príncipes supremos y sus derechos en cuanto a las cosas seculares, y enseña con el Apóstol que los príncipes no son de temer para el bien obrar, sino para el mal obrar, mandando a sus fieles que estén sujetos no sólo por motivo de la ira, puesto que el príncipe lleva la espada para vengar su ira contra el que obra mal, sino también por motivo de conciencia, pues en su oficio es ministro de Dios [Rom. 13, 3 ss]. Mas este temor a los príncipes, ella misma lo limitó a las malas obras, excluyéndolo totalmente de la observancia de la divina ley, como quien recuerda lo que el bienaventurado Pedro enseñó a los fieles: Que ninguno de vosotros tenga que sufrir como homicida o como ladrón o como maldiciente o codiciador de lo ajeno; pero si sufre como cristiano, no se avergüence por ello, sino glorifique a Dios en este nombre [1 Petr. 4, 15 s].

De la libertad de la Iglesia
[De la Encíclica Quod nunquam, a los obispos de Prusia, de 5 de febrero de 1875]
... Nos proponemos cumplir los deberes de nuestro cargo al denunciar por estas Letras con pública protesta a todos los que el asunto atañe y al orbe católico entero, que esas leyes son nulas, por oponerse totalmente a la constitución divina de la Iglesia. Porque no son los poderosos de este mundo los que Dios puso al frente de los obispos en aquello que toca al santo ministerio, sino el bienaventurado Pedro, a quien encomendó apacentar no sólo los corderos, sino también las ovejas [cf. Ioh. 21, 16-17]; y por tanto por ninguna potestad secular, por elevada que sea, pueden ser privados de su oficio episcopal aquellos a quienes el Espíritu Santo puso por obispos para regir la Iglesia de Dios [Act. 20, 28] .. Pero sepan los que os son hostiles que al negaros vosotros a dar al César lo que es de Dios, no habéis de inferir injuria alguna a la autoridad regia y en nada la habéis de negar, pues está escrito que es menester obedecer a Dios antes que a los hombres [Act. 5, 29]; y juntamente sepan que cada uno de vosotros está dispuesto a dar al César tributo y obediencia, no por motivo de ira, sino por conciencia [Rom. 13, 5 s] en aquellas cosas que están sometidas al imperio y potestad civil.

De la explicación de la transustanciación
[Del Decreto del Santo Oficio de 7 de julio de 1875]
A la duda: "Si puede tolerarse la explicación de la transustanciación en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía que se comprende en las proposiciones siguientes:
1. Como la razón formal de la hipóstasis es ser por sí o sea subsistir por sí, así la razón formal de la sustancia es ser en sí y no ser actualmente sustentada en otro como primer sujeto; porque deben distinguirse bien estas dos cosas: ser por sí (que es la razón formal de la hipóstasis) y ser en sí (que es la razón formal de la sustancia).
2. Por eso, así como la naturaleza humana en Cristo no es hipóstasis, porque no subsiste por sí, sino que es asumida por la hipóstasis divina superior; así, una sustancia finita, por ejemplo la sustancia del pan, deja de ser sustancia por el solo hecho y sin otra mutación de sí, de que se sustenta en otro sobrenaturalmente, de modo que ya no está en sí, sino en otro como en sujeto primero.
3. De ahí que la transustanciación o conversión de toda la sustancia del pan en la sustancia del cuerpo de nuestro Señor Jesucristo puede explicarse de la siguiente manera: El cuerpo de Cristo al hacerse sustancialmente presente en la Eucaristía, sustenta la naturaleza del pan, que deja de ser sustancia por el mero hecho, y sin otra mutación de sí, de que ya no está en sí, sino en otro sustentante; y por tanto, permanece, efectivamente, la naturaleza de pan, pero en ella cesa la razón formal de sustancia; y, consiguientemente, no son dos sustancias, sino una sola, a saber, la del cuerpo de Cristo.
4. Así, pues, en la Eucaristía permanecen la materia y forma de los elementos del pan; pero existiendo ya en otro sobrenaturalmente, no tienen razón de sustancia, sino que tienen razón de accidente sobrenatural, no como si afectaran al cuerpo de Cristo a la manera de los accidentes naturales, sino sólo en cuanto son sustentados por el cuerpo de Cristo del modo que se ha dicho".
Se respondió: "Que la doctrina de la transustanciación, tal como aquí se expone, no puede ser tolerada".

Del placet regio
[De la Alocución Luctuosis exagitati, de 12 de marzo de 1877]
... Nos recientemente nos vimos forzados a declarar que puede tolerarse que las actas de la institución canónica de los mismos obispos sean presentadas a la potestad laica, [lo cual declaramos] con el fin de remediar, en cuanto de Nos dependa, funestísimas circunstancias, en que ya no se trataba de la posesión de bienes temporales, sino que se ponían en evidente peligro las conciencias de los fieles, su paz y el cuidado y salvación de las almas, que es para Nos la suprema ley. Pero en eso que hicimos para evitar gravísimos peligros, queremos que pública y reiteradamente se reconozca que Nos absolutamente reprobamos y detestamos aquella injusta ley que se llama placet regio, declarando abiertamente que por ella se hiere la autoridad divina de la Iglesia y se viola su libertad [v. 1829].

***

INFALIBILIDAD DEL PAPA
Infalible: Seguro, cierto, indefectible.
Infalibilidad: El carisma por el que la "Sede de San Pedro (El Papa) siempre permanece libre de error alguno, según la divina promesa de nuestro Señor y Salvador al príncipe de sus discípulos: «Yo he rogado por ti para que tu fe no falle; y cuando hayas regresado fortalece a tus hermanos» (Pastor Aeternus).

El carisma Papal de la infalibilidad es el grado supremo de la participación en la autoridad de Cristo. También los obispos participan de la infalibilidad con ciertas condiciones
La fuente de infalibilidad: la asistencia sobrenatural del Espíritu Santo.
El propósito de la infalibilidad: mantener y guiar a la Iglesia en la verdad y sin errores en lo que se refiere a la fe y la moral.

La infalibilidad se fundamenta en las Palabras de Jesucristo:
"Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos". -Mateo 16:18-19
"He rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos". -Lucas 22:32
Por medio de la infalibilidad, Jesús garantiza que su Iglesia se mantenga indefectible por todos los tiempos.
La fe católica se fundamenta en la revelación divina la cual llegó a su plenitud en Jesucristo. Esta revelación es inmutable pero necesita ser rectamente interpretada en todos los siglos al enfrentarse nuevas circunstancias y retos. Jesucristo por eso instituyó una Iglesia con un Sumo Pontífice a quién le ha encomendado la misión de proclamar la verdad guiado por el Espíritu Santo con el carisma de la infalibilidad. La infalibilidad es un don para el bien de todos los creyentes, para que tengan siempre un faro seguro de verdad y lleguen a la salvación.

La Iglesia es apostólica: Está edificada sobre sólidos cimientos: "los doce apóstoles del Cordero" (Ap 21, 14); es indestructible; se mantiene infaliblemente en la verdad: Cristo la gobierna por medio de Pedro y los demás apóstoles, presentes en sus sucesores, el Papa y el colegio de los obispos. -Cat. 869.
889 Para mantener a la Iglesia en la pureza de la fe transmitida por los apóstoles, Cristo, que es la Verdad, quiso conferir a su Iglesia una participación en su propia infalibilidad. Por medio del "sentido sobrenatural de la fe", el Pueblo de Dios "se une indefectiblemente a la fe", bajo la guía del Magisterio vivo de la Iglesia.
890 La misión del Magisterio está ligada al carácter definitivo de la Alianza instaurada por Dios en Cristo con su Pueblo; debe protegerlo de las desviaciones y de los fallos, y garantizarle la posibilidad objetiva de profesar sin error la fe auténtica. El oficio pastoral del Magisterio está dirigido, así, a velar para que el Pueblo de Dios permanezca en la verdad que libera. Para cumplir este servicio, Cristo ha dotado a los pastores con el carisma de infalibilidad en materia de fe y de costumbres.

El ejercicio de este carisma puede revestir varias modalidades:
El Papa:
"El Romano Pontífice, Cabeza del Colegio Episcopal, goza de esta infalibilidad en virtud de su ministerio cuando, como Pastor y Maestro supremo de todos los fieles que confirma en la fe a sus hermanos, proclama por un acto definitivo la doctrina en cuestiones de fe y moral... Catecismo 891
El Cuerpo episcopal:
"La infalibilidad prometida a la Iglesia reside también en el Cuerpo episcopal cuando ejerce el magisterio supremo con el sucesor de Pedro, sobre todo en un concilio ecuménico. Cuando la Iglesia propone por medio de su Magisterio supremo que algo se debe aceptar "como revelado por Dios para ser creído" y como enseñanza de Cristo, "hay que aceptar sus definiciones con la obediencia de la fe". Esta infalibilidad abarca todo el depósito de la Revelación divina." Catecismo 891

¿Hasta dónde se extiende la infalibilidad?
Esta se extiende a todo el depósito de la revelación divina; se extiende también a todos los elementos de doctrina, comprendida la moral, sin los cuales las verdades salvíficas de la fe no pueden ser salvaguardadas, expuestas u observadas. -Cat. 2035

Proclamación del Dogma de la Infalibilidad
En el siglo XV ocurre el cisma del Protestantismo y se cuestiona la autoridad Papal, no solo en lo temporal sino también en lo doctrinal. En 1870 el Concilio Vaticano I define dogmáticamente la infalibilidad Papal en la Constitución Dogmática sobre la Iglesia, Pastor Aeternus.

Contenido del dogma de la infalibilidad:
1) La infalibilidad es asistencia divina para la Iglesia que protege al Papa de todo error en materias de fe y moral.
2) El Magisterio Pontificio no depende ni puede ser sometido al juicio de los concilios.
3) La infalibilidad sólo la ejerce el Soberano Pontífice, como sucesor de Pedro y Príncipe de los Apóstoles. Sólo el Papa es infalible y no otros a quien el delegue parte de su autoridad magisterial, como, por ejemplo, las Congregaciones de la Curia Romana.
4) La infalibilidad solo aplica a los actos en que el Papa hace uso plenamente de su deber apostólico; Cuando define un dogma en virtud de su suprema autoridad y en su calidad de pastor de la Iglesia universal. En esos casos habla Ex Cathedra.
5) La doctrina así definida debe ser aceptada por todos los fieles.
6) El Concilio Vaticano I no proclamó una nueva revelación sino que confirmó dogmáticamente la fe que la Iglesia ha creído desde el principio del cristianismo y está fundamentada en las Sagradas Escrituras y la Tradición. En la Iglesia primitiva el sucesor de Pedro tenía ya autoridad sobre los obispos. Lo vemos, por ejemplo en el siglo III en las controversias sobre la Santísima Trinidad y la readmisión a la Iglesia de los que habían apostatado.

Condiciones que deben reunirse para que una definición pontificia sea ex cathedra y por lo tanto infalible:
1) El Papa debe tener la intención de declarar una doctrina concerniente a la fe o a la moral como verdad que no se puede cambiar.
2) El Papa debe hablar como pastor y doctor de todos los cristianos con todo el peso de su autoridad apostólica (no meramente como un teólogo o solamente al pueblo de Roma).
Ejemplos de definiciones ex cathedra pronunciadas infaliblemente por el Sumo Pontífice. La carta de San León I sobre la Encarnación, el texto de Benedicto XII referente a la visión beatifica, el dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen y el dogma de la Asunción de la Virgen en cuerpo y alma al cielo.
Los decretos de doctrina, los avisos de las congregaciones romanas, aun siendo aprobados por el Papa, no se benefician del privilegio de la infalibilidad.

La Autoridad del Sumo Pontífice no se limita a los pronunciamientos infalibles
Algunos teólogos, especialmente después del Concilio Vaticano II, argumentan erróneamente que es permisible disentir de toda enseñanza de la Iglesia mientras no sea proclamada infalible.
La auténtica enseñanza de la Iglesia no se limita a lo infaliblemente proclamado. El Espíritu Santo guía a todo el Magisterio de la Iglesia aunque en diferente grado. La obediencia al Sumo Pontífice no debe limitarse a cuando habla ex cathedra. Tampoco se pueden rechazar los decretos disciplinares del Papa con el pretexto que no han sido promulgados ex cathedra.
892
La asistencia divina es también concedida a los sucesores de los apóstoles, cuando enseñan en comunión con el sucesor de Pedro (y, de una manera particular, al obispo de Roma, Pastor de toda la Iglesia), aunque, sin llegar a una definición infalible y sin pronunciarse de una "manera definitiva", proponen, en el ejercicio del magisterio ordinario, una enseñanza que conduce a una mejor inteligencia de la Revelación en materia de fe y de costumbres. A esta enseñanza ordinaria, los fieles deben "adherirse... con espíritu de obediencia religiosa" que, aunque distinto del asentimiento de la fe, es una prolongación de él.

Infalibilidad Episcopal
Los obispos están preservados de error por el don de la infalibilidad cuando todos ellos se reúnen en concilio general o cuando, dispersos por el mundo, proponen una enseñanza de fe o de moral que debe ser sostenida por todos los creyentes.

Condición esencial para la Infalibilidad Episcopal
Para que las enseñanzas de los obispos sean infalibles se requiere que estén en unión con el Obispo de Roma (el Papa) y que la enseñanza esté sujeta a la autoridad del Papa. El ámbito de esta infalibilidad, como la del Papa, incluye no solo las verdades reveladas sino también cualquier enseñanza vinculada a la revelación divina (Ej.Datos históricos, principios de filosofía, normas de la ley natural).

GALICANISMO
(s. XVI) – con este nombre se conoce al conjunto de tendencias de orden cultural, social-organizativo y litúrgico promovidas por el clero francés y con el inexorable apoyo de la monarquía. Si bien no pueden considerarselas heréticas en el sentido estricto de la palabra, si puede afirmarse que tales nociones tuvieron por finalidad, restringir el poder y las prerrogativas de la Santa Sede frente al poder Estatal. Su origen remoto o ‘mediato’ puede ser ubicado en las diversas disputas surgidas entre el Papa Bonifacio VIII (1294-1303) y el rey de Francia, Felipe el Hermoso (1286-1314) motivadas por los excesivos impuestos exigidos por dicho rey al clero, sin contar con el debido permiso pontificio. Tal actitud le valió al rey francés una bula de excomunión en su contra denominada ‘Unam Sanctam’ en la que se reafirmaba la supremacía del poder espiritual por sobre el temporal. Otro jalón de esta historia, fue la rápida profusión de aquellas ideas que tendieron a conceder preeminencia a las decisiones del Concilio en desmedro del Pontífice, como así también las que consideraban que, en materia jurisdiccional, los Obispos y el clero en general tenían dicha facultad por haber sido otorgada directamente de Dios, sin necesidad de mediación o intervención alguna del Papado. En cuanto a las motivaciones ‘inmediatas’ del galicanismo, sin duda sobresale la promulgación de la ‘Declaracion del Clero Galicano’ (Paris, 1682), cuyos principios pueden ser así sintetizados:
1) en las cuestiones temporales, los reyes y príncipes son independientes de toda autoridad eclesiástica;
2) en las cuestiones espirituales, el Papa debe subordinarse a los Concilios Generales, encontrándose, además, su autoridad limitada por los sagrados cánones;
3) las reglas y costumbres propias de la Iglesia de Francia no pueden ser modificadas por la Santa Sede;
4) el juicio del Papa tiene valor en materias de Fe, pero para su promulgación requieren siempre de la necesaria aceptación de la Iglesia entera.
Las autoridades eclesiásticas no tardaron en reaccionar contra el contenido de aquella Declaración, siendo condenada sucesivamente por los papas Inocencio X (1682) y Alejandro VIII (1690). Finalmente, durante las sesiones llevadas a cabo en el Concilio Ecuménico Vaticano I (1869-1870), el galicanismo recibió un duro golpe al ser definida dogmáticamente la doctrina de la ‘Infalibilidad del Romano Pontífice’, siendo nuevamente censuradas sus doctrinas. Contemporáneamente, el espíritu galicano aflora, de tanto en tanto, en algunos sectores disidentes de la Iglesia Católica.

RACIONALISMO
(s. XVII) – escuela filosófica que consideró como intrínsecamente racional toda la estructura de la realidad, esto es, que la misma puede ser plenamente comprendida por la razón humana, incluido Dios. Allí es cuando esta escuela entra en conflicto con la Iglesia. El racionalismo no admitía las verdades de la fe que, según ellos, pudieran contradecir a la razón, tildándolas –en su caso- de supersticiosas u obscurantistas. Uno de sus principales intentos en materia religiosa fue la de reducir todas las tradiciones a unos pocos principios racionales supuestamente comunes, dejando de lado las discusiones teológicas y/o dogmáticas que pudieran existir entre ellas. Esta postura mereció el rechazo por parte de las autoridades eclesiásticas, entendiéndola como una insoportable intromisión en asuntos que se encuentran fuera del ámbito filosófico, mereciendo por ello su condena en el Concilio ecuménico Vaticano I (1869-70), llevado a cabo durante el pontificado del papa Pio IX (1846-1878).

sábado, 26 de diciembre de 2009

MITOLOGIA CANANEA -LEYENDA DEL REY KERET-

MITOLOGIA CANANEA
Leyenda del rey Keret o Kirta


Como el poema de Aqhat, la leyenda de Keret pertenece al género épico. Se trata de un mito heroico, comparable en algun sentido a los poemas homéricos. Son muy diversas las interpretaciones que se han dado sobre la historia de un rey sin mujer ni hijos, de su viaje y posterior matrimonio con una princesa extranjera, de su enfermedad y recuperación gracias a la intervención de Ilu. Junto a interpretaciones históricas (origen en el sur fenicio, por ejemplo) o sociales (el matrimonio de Keret reflejo de una simbiosis semítico-hurrita en el Norte de Siria), se ofrecen otras más probables. La interpretación mítico‑cultual ve en la historia una variante referida a un rey del drama que opone la vida a la muerte (el mito de Baal sería la versión divina de este mismo drama). La elección por Ilu de la mansión de Keret parece dar al mito un cierto carácter de mito dinástico. Por lo que toca a paralelos bíblicos posibles, cfr. Job 1,13-19 (infortunio); Gen 28,10-17 (sueño de Jacob); 1 Re 3,4-15 (sueño de Salomón); 2 Sam 15,1-6 (revuelta de Absalom).

Traducción de G. Del Olmo Lete, Mitos y leyendas de Canaán según la tradición de Ugarit, Madrid 1981.

(Comienza la narración con una serie de catástrofes que ha privado a Keret de su mujer y de sus hijos):

El infortunio de Kirta

La familia [de Kirta] quedó destruida, / la casa del rey pereció, del que tenía siete hermanos, / ocho hijos de una (misma) madre. Kirta en su estirpe quedó arruinado / Kirta quedó minado en su solar. Esposa legítima es cierto que adquirió, / una consorte legal, / mujer desposó, pero se (le) fue. Parentela materna tuvo, / (pero) un tercio murió en la lozanía, un cuarto de enfermedad / un quinto se lo cosechó Paspu un sexto del Prócer Yammu / y su séptima parte, ya ves, por Salhu fue abatida. Contempló que en su estirpre Kirta, / contempló que en su estirpe quedó arruinado, / completamente minado en su mansión. En su totalidad la familia sí pereció / y en su integridad la sucesión.

El sueño sagrado

Entró en su cámara a llorar, / repitiendo sus quejas, (y) derramó lágrimas. Corrían sus lágrimas / como siclos al suelo / como pesas de a cinco sobre el lecho. En su llanto quedó adormecido, / en su lloro tuvo un desvanecimiento; el sueño le venció y se acostó, / el desvanecimiento, y se acurrucó.

Teofanía y diálogo

Y en su sueño Ilu descendió, / en su visión el Padre del hombre. Y se acercó preguntando a Kirta: / "¿Qué (tiene) Kirta, que llora, / que gime el Apuesto servidor de Ilu?
¿Es que desea la realeza del Toro, su padre, / o un poder como el del Padre del hombre? ....... [Coge plata y oro amarillo], / [una parte de su suelo con siervos a perpetuidad], [aurigas de carro] / [de la reserva de esclavos"]. [[Y respondió Kirta, el Magnífico], / el Apuesto, servidor de Ilu] ["¿Para qué quiero yo plata y oro amarillo[. / una parte de su suelo [con siervos] a perpetuidad, aurigas de carros / de la reserva de esclavos? [Concédeme] que consiga procrear hijos, / [dame] que pueda multiplicar [la parentela".

El oráculo - plan de acción

Ilu da instrucciones a Kirta: deberá cumplir una serie de ritos religiosos, atender a su avituallamiento y preparar un poderoso ejército, con el que alcanzará la ciudad de Udumu tras siete días de marcha; deberá intimidar al rey Pabilu y rechazar de éste todo don de oro y plata con tal de obtener por esposa a su hija, de la que tendrá la tan deseada descendencia. Kirta lleva a cabo la empresa según las instrucciones recibidas. Llegan los emisarios de Pabilu, ofreciéndole regalos preciosos.

"Mensaje [del rey Pabilu]:
Coge plata y oro [amarillo], / [una parte de su suelo] con siervos a perpetuidad,
[aurigas de carros] / de la reserva [de esclavos]. Coge, Kirta, víctimas pacíficas en abundancia; no [asedies] a Udumu, la Grande, / a [Udumu], la Potente, pues Udumu es un don de Ilu, / un presente del Padre del hombre. Aléjate, Rey, de mi casa / márchate, Kirta, de mi mansión". Respondió Kirta, el Magnífico:
"¿Para qué quiero yo plata y oro amarillo, / una parte de su suelo con siervos a perpetuidad, aurigas de carros / de la reserva de esclavos? Más bien, lo que hay en mi casa me darás: dame a la joven Hurrayu, / la más graciosa de la estirpe de tu primogénito, cuya gracia es como la de `Anatu, / como la belleza de `Attartu su belleza; cuyas niñas de los ojos son gemas de lapislázuli, / sus pupilas panteras de alabastro; la que en mi sueño Ilu me otorgó, / en mi visión el Padre del hombre; y engendre ella progenie a Kirta, / un príncipe al siervo de Ilu." Los mensajeros partieron sin detenerse, / dirigieron entonces el rostro / hacia el rey Pabilu. Alzaron su voz y gritaron: / Mensaje de Kirta, el Magnífico,/ palabra del Apuesto, servidor de Ilu

Hurray le es entregada por esposa y, con la bendición de los dioses, la profecía se cumple: da a luz a sus hijos. Pero, posiblemente a consecuencia del incumplimiento de un voto anterior por parte de Keret o de Hurray, el rey cae gravemente enfermo; la sequía reina y los campesinos suspiran por la lluvia

"¡Vertiendo óleo (de paz en) los surcos (?), / recorred [con la vista (?)] la tierra y los cielos! ¡Volveos hacia los extremos de la tierra, / hacia los confines de las praderas mirad!
¡(Venga) a la tierra la lluvia de Ba`lu, / y al campo la lluvia del Altísimo!
¡Una delicia es para la tierra la lluvia de Ba`lu, / y para el campo la lluvia del Altísimo! ¡Una delicia es para el trino en el surco, / en la arada (es) como un perfume, sobre el otero es como una diadema (?)! Alzaron sus cabezas los labriegos, / hacia arriba los que cuidan el trigo,
(pues) el grano se había acabado en sus depósitos, se había acabado el vino en sus odres, / se había acabado el aceite en sus tinajas.

Los dioses no son capaces de curar a Kirta e Ilu decide intervenir dando poderes para ello a la diosa Sa`tiqatu

"¡Môtu, seas derrotado; / tú, Sa`tiqatu, venga, vence!". Y se fue Sa`tiqatu, / en la casa de Kirta hizo su ingreso; llorando se dirigió y entró, / sollozando penetró dentro. De la ciudad espantó a Môtu (?), / de la villa auyentó al Enemigo; Con una vara golpeó abriendo brecha / y exterminando/desapareció la enfermedad de su cabeza; y repetidamente le lavó del sudor, / le abrió el apetito de comer / la gana de alimentarse. Môtu, así, fue derrotado, / Sa`tiqatu, pues, venció. Y ordenó Kirta el Magnífico, / alzó su voz y exclamó: "Escucha, ¡oh joven Hurrayu!, / sacrifica un cordero, que voy a comer, / una res sacrificial que voy a alimentarme". Escuchó la joven Hurraryu, / sacrificó un cordero y comió, / una res sacrificial y se alimentó. Pasó un día y otro, / se sentó Kirta en su trono, se sentó en su trono real, / en el diván, el solio de su poder.
El poema acaba con la insurrección de Yassibu, hijo de Kirta, que intenta destronar a su padre, y con la maldición de éste por Kirta

Respondió Kirta, el Magnífico: "¡Que rompa Hôranu, ¡oh hijo!, / que rompa Hôranu tu cabeza; / `Attartu, Nombre de Ba`lu, tu cráneo! ¡Ojalá corras veloz al término de tus años, / por tu codicia, sí, seas humillado!.

El escriba fue Ilimilku, Inspector.

***

Job 1,13-19 (infortunio)
13 Y un día aconteció que sus hijos e hijas comían y bebían vino en casa de su hermano el primogénito,
14 y vino un mensajero a Job, y le dijo: Estaban arando los bueyes, y las asnas paciendo cerca de ellos,
15 y acometieron los sabeos y los tomaron, y mataron a los criados a filo de espada; solamente escapé yo para darte la noticia.
16 Aún estaba éste hablando, cuando vino otro que dijo: Fuego de Dios cayó del cielo, que quemó las ovejas y a los pastores, y los consumió; solamente escapé yo para darte la noticia.
17 Todavía estaba éste hablando, y vino otro que dijo: Los caldeos hicieron tres escuadrones, y arremetieron contra los camellos y se los llevaron, y mataron a los criados a filo de espada; y solamente escapé yo para darte la noticia.
18 Entre tanto que éste hablaba, vino otro que dijo: Tus hijos y tus hijas estaban comiendo y bebiendo vino en casa de su hermano el primogénito;
19 y un gran viento vino del lado del desierto y azotó las cuatro esquinas de la casa, la cual cayó sobre los jóvenes, y murieron; y solamente escapé yo para darte la noticia.

Gen 28,10-17 (sueño de Jacob)
10 Salió, pues, Jacob de Beerseba, y fue a Harán.
11 Y llegó a un cierto lugar, y durmió allí, porque ya el sol se había puesto; y tomó de las piedras de aquel paraje y puso a su cabecera, y se acostó en aquel lugar.
12 Y soñó: y he aquí una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella.
13 Y he aquí, Jehová estaba en lo alto de ella, el cual dijo: Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia.
14 Será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente.
15 He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho.
16 Y despertó Jacob de su sueño, y dijo: Ciertamente Jehová está en este lugar, y yo no lo sabía.
17 Y tuvo miedo, y dijo: ¡Cuán terrible es este lugar! No es otra cosa que casa de Dios, y puerta del cielo.
1 Re 3,4-15 (sueño de Salomón)
4 E iba el rey a Gabaón, porque aquél era el lugar alto principal, y sacrificaba allí; mil holocaustos sacrificaba Salomón sobre aquel altar.
5 Y se le apareció Jehová a Salomón en Gabaón una noche en sueños, y le dijo Dios: Pide lo que quieras que yo te dé.
6 Y Salomón dijo: Tú hiciste gran misericordia a tu siervo David mi padre, porque él anduvo delante de ti en verdad, en justicia, y con rectitud de corazón para contigo; y tú le has reservado esta tu gran misericordia, en que le diste hijo que se sentase en su trono, como sucede en este día.
7 Ahora pues, Jehová Dios mío, tú me has puesto a mí tu siervo por rey en lugar de David mi padre; y yo soy joven, y no sé cómo entrar ni salir.
8 Y tu siervo está en medio de tu pueblo al cual tú escogiste; un pueblo grande, que no se puede contar ni numerar por su multitud.
9 Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande?
10 Y agradó delante del Señor que Salomón pidiese esto.
11 Y le dijo Dios: Porque has demandado esto, y no pediste para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste la vida de tus enemigos, sino que demandaste para ti inteligencia para oir juicio,
12 he aquí lo he hecho conforme a tus palabras; he aquí que te he dado corazón sabio y entendido, tanto que no ha habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú.
13 Y aun también te he dado las cosas que no pediste, riquezas y gloria, de tal manera que entre los reyes ninguno haya como tú en todos tus días.
14 Y si anduvieres en mis caminos, guardando mis estatutos y mis mandamientos, como anduvo David tu padre, yo alargaré tus días.
15 Cuando Salomón despertó, vio que era sueño; y vino a Jerusalén, y se presentó delante del arca del pacto de Jehová, y sacrificó holocaustos y ofreció sacrificios de paz, e hizo también banquete a todos sus siervos.

2 Sam 15,1-6 (revuelta de Absalom).
1 Aconteció después de esto, que Absalón se hizo de carros y caballos, y cincuenta hombres que corriesen delante de él.
2 Y se levantaba Absalón de mañana, y se ponía a un lado del camino junto a la puerta; y a cualquiera que tenía pleito y venía al rey a juicio, Absalón le llamaba y le decía: ¿De qué ciudad eres? Y él respondía: Tu siervo es de una de las tribus de Israel.
3 Entonces Absalón le decía: Mira, tus palabras son buenas y justas; mas no tienes quien te oiga de parte del rey.
4 Y decía Absalón: ¡Quién me pusiera por juez en la tierra, para que viniesen a mí todos los que tienen pleito o negocio, que yo les haría justicia!
5 Y acontecía que cuando alguno se acercaba para inclinarse a él, él extendía la mano y lo tomaba, y lo besaba.
6 De esta manera hacía con todos los israelitas que venían al rey a juicio; y así robaba Absalón el corazón de los de Israel.

viernes, 25 de diciembre de 2009

MITOLOGIA -ALCESTE Y HERCULES-

MITOLOGIA
Alceste retorna del mundo de las sombras


Hércules no oyó los gritos del viejo Caronte que le pedían detenerse. Fue fácil arrancar el remo de las manos del barquero y luego golpearlo en la cabeza. Estaba en juego una vida: el héroe debía atravesar el rio Aqueronte, buscar a la princesa Alceste y traerla de nuevo a la Tierra.
El pasado de la joven estaba signado por un acontecimiento trágico. Actuando con sed de venganza, la hechicera Medea había asegurado a las hermanas de Alceste que, para devolver a su viejo padre el vigor de la juventud, bastaría con despedazarlo y cocinarlo en un enorme caldero. Engañadas, las muchachas siguieron el consejo de Medea, pero el viejo Pelías no se recupero ni de la vejez ni de la muerte.
Alceste no participó del involuntario parricidio. Pero su hermano Acasto no creyó en su inocencia incansablemente proclamada. La persiguió, la amenazó, la maltrató. Finalmente, como no conseguía nada, aprisionó a Admeto, amado esposo de Alceste, para obligarla a confesar la culpa inexistente.
La desgracia de ser tomada por asesina de su propio padre, la incomprensión de su hermano, la ausencia y prisión de su marido, eran grandes dolores que se superponían pesadamente en el corazón de la pobre Alceste.
Y fueron esos dolores los que la llevaron a los pies de Acasto, suplicándole que tuviera confianza y clemencia.
El hermano insistía en el castigo. Llegó incluso a anunciarle que mataría a su cuñado, para vengar en él la muerte de Pelías.
El amor, sin embargo, fue más fuerte que el odio. Alceste ofreció la propia vida para que su marido viviese.
Silenciosamente caminó entre paisajes desconocidos, rumbo a Yolcos, donde fue inmolada. Mientras ella recorría el último camino de su vida. Admeto, liberado, fue a pedir socorro a Hércules. El héroe descendió al fondo de la Tierra para reparar los errores de Acasto, que había desencadenado una muerte en nombre de la justicia.
Atravesó el Aqueronte, después de vencer en breve lucha al andrajoso barquero, arrebató de las sombras a la princesa Alceste, más joven y más bella que antes, y la devolvió a los amorosos brazos de Admeto.

LOS CONCILIOS ECUMENICOS - DE TRENTO -

LOS CONCILIOS ECUMENICOS
De Trento (1545-1563 d.c.)


Papa Paulo III. Julio III. Pío IV. Contra los errores del protestantismo y por la disciplina eclesiástica. Fue transferido durante dos años a Bolonia. En veintidós reuniones logró oponer una verdadera y sabia reforma de la Iglesia a los excesos y a los innumerables errores de la reforma protestante.
El Concilio de Trento señala un cambio en la historia del mundo cristiano, pues muestra el dogma católico no sólo en su esplendor de verdad revelada, sino con su valor de vida sobrenatural. Comenzó en 1547 siendo papa Pablo III, y terminó en el año 1563, después de varias interrupciones. Conviene distinguir en el tres partes: el concilio de Paulo III, de 1545 a 1547; el concilio de Julio III, de 1549 a 1551; y, finalmente, el concilio de Pío IV, de 1561 a 1563. La obra doctrinal del Concilio de Trento fortificó la disciplina eclesiástica frente al protestantismo; renovó la disciplina eclesiástica y estrechó los lazos entre el Papa y los miembros de la Iglesia.
El concilio de Trento, el más largo de todos, dieciocho años, fue suspendido en varias ocasiones y se reanudó hasta su conclusión en l563.
La causa principal fue la revolución protestante de Martín Lutero, que socavó profundamente los cimientos de la fe cristiana.
El concilio hizo una revisión general de toda la doctrina, ya fuere sobre la Biblia, sobre cada uno de los Sacramentos, como la legítima autoridad que le asiste a la Iglesia y la misión que debe cumplir en el mundo.
La Iglesia, como madre y maestra de la fe, tuvo que aclarar conceptos dudosos, afianzar verdades, promulgar nuevas leyes y anunciar sanciones disciplinarias a los infractores.
Defensa de la Sagrada Escritura. Doctrina sobre el pecado original, la santificación y la gracia, sobre los Sacramentos, especialmente sobre la Eucaristía y la Misa, sobre el culto de las imágenes y las indulgencias.- Condenación de los errores de Lutero.

***

Magisterio del C.E. de Trento SACROSANTO, ECUMÉNICO Y GENERAL CONCILIO DE TRENTO Esta es la fe del bienaventurado san Pedro, y de los Apóstoles; esta es la fe de los Padres; esta es la fe de los Católicos

DECRETO SOBRE EL SÍMBOLO DE LA FE
En el nombre de la santa e indivisible Trinidad, Padre, Hijo, y Espíritu Santo. Considerando este sacrosanto, ecuménico y general Concilio de Trento, congregado legítimamente en el Espíritu Santo, y presidido de los mismos tres Legados de la Sede Apostólica, la grandeza de los asuntos que tiene que tratar, en especial de los contenidos en los dos capítulos, el uno de la extirpación de las herejías, y el otro de la reforma de costumbres, por cuya causa principalmente se ha congregado; y comprendiendo además con el Apóstol, que no tiene que pelear contra la carne y sangre, sino contra los malignos espíritus en cosas pertenecientes a la vida eterna; exhorta primeramente con el mismo Apóstol a todos, y a cada uno, a que se conforten en el Señor, y en el poder de su virtud, tomando en todo el escudo de la fe, con el que puedan rechazar todos los tiros del infernal enemigo, cubriéndose con el morrión de la esperanza de la salvación, y armándose con la espada del espíritu, que es la palabra de Dios. Y para que este su piadoso deseo tenga en consecuencia, con la gracia divina, principio y adelantamiento, establece y decreta, que ante todas cosas, debe principiar por el símbolo, o confesión de fe, siguiendo en esto los ejemplos de los Padres, quienes en los más sagrados concilios acostumbraron agregar, en el principio de sus sesiones, este escudo contra todas las herejías, y con él solo atrajeron algunas veces los infieles a la fe, vencieron los herejes, y confirmaron a los fieles. Por esta causa ha determinado deber expresar con las mismas palabras con que se lee en todas las iglesias, el símbolo de fe que usa la santa Iglesia Romana, como que es aquel principio en que necesariamente convienen los que profesan la fe de Jesucristo, y el fundamento seguro y único contra que jamás prevalecerán las puertas del infierno. El mencionado símbolo dice así: Creo en un solo Dios, Padre omnipotente, criador del cielo y de la tierra, y de todo lo visible e invisible: y en un solo Señor Jesucristo, Hijo unigénito de Dios, y nacido del Padre ante todos los siglos, Dios de Dios, luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero; engendrado, no hecho; consustancial al Padre, y por quien fueron criadas todas las cosas; el mismo que por nosotros los hombres, y por nuestra salvación descendió de los cielos, y tomó carne de la virgen María por obra del Espíritu Santo, y se hizo hombre: fue también crucificado por nosotros, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, y fue sepultado; y resucitó al tercero día, según estaba anunciado por las divinas Escrituras; y subió al cielo, y está sentado a la diestra del Padre; y segunda vez ha de venir glorioso a juzgar los vivos y los muertos; y su reino será eterno. Creo también en el Espíritu Santo, Señor y vivificador, que procede del Padre y del Hijo; quien igualmente es adorado, y goza juntamente gloria con el Padre, y con el Hijo, y es el que habló por los Profetas; y creo ser una la santa, católica y apostólica Iglesia. Confieso un bautismo para la remisión de los pecados: y aguardo la resurrección de la carne y la vida perdurable. Amen.

DECRETO SOBRE EL PECADO ORIGINAL
Para que nuestra santa fe católica, sin la cual es imposible agradar a Dios, purgada de todo error, se conserve entera y pura en su sinceridad, y para que no fluctúe el pueblo cristiano a todos vientos de nuevas doctrinas; constando que la antigua serpiente, enemigo perpetuo del humano linaje, entre muchísimos males que en nuestros días perturban a la Iglesia de Dios, aun ha suscitado no sólo nuevas herejías, sino también las antiguas sobre el pecado original, y su remedio; el sacrosanto, ecuménico y general Concilio de Trento, congregado legítimamente en el Espíritu Santo, y presidido de los mismos tres Legados de la Sede Apostólica, resuelto ya a emprender la reducción de los que van errados y a confirmar los que titubean; siguiendo los testimonios de la sagrada Escritura, de los santos Padres y de los concilios mas bien recibidos, y el dictamen y consentimiento de la misma Iglesia, establece, confiesa y declara estos dogmas acerca del pecado original.

I. Si alguno no confiesa que Adan, el primer hombre, cuando quebrantó el precepto de Dios en el paraíso, perdió inmediatamente la santidad y justicia en que fue constituido, e incurrió por la culpa de su prevaricación en la ira e indignación de Dios, y consiguientemente en la muerte con que Dios le habla antes amenazado, y con la muerte en el cautiverio bajo el poder del mismo que después tuvo el imperio de la muerte, es a saber del demonio, y no confiesa que todo Adán pasó por el pecado de su prevaricación a peor estado en el cuerpo y en el alma; sea excomulgado.
II. Si alguno afirma que el pecado de Adán le dañó a él solo, y no a su descendencia; y que la santidad que recibió de Dios, y la justicia que perdió, la perdió para sí solo, y no también para nosotros; o que inficionado él mismo con la culpa de su inobediencia, solo traspasó la muerte y penas corporales a todo el género humano, pero no el pecado, que es la muerte del alma; sea excomulgado: pues contradice al Apóstol que afirma: Por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte; y de este modo pasó la muerte a todos los hombres por aquel en quien todos pecaron.
III. Si alguno afirma que este pecado de Adán, que es uno en su origen, y transfundido en todos por la propagación, no por imitación, se hace propio de cada uno; se puede quitar por las fuerzas de la naturaleza humana, o por otro remedio que no sea el mérito de Jesucristo, Señor nuestro, único mediador, que nos reconcilió con Dios por medio de su pasión, hecho para nosotros justicia, santificación y redención; o niega que el mismo mérito de Jesucristo se aplica así a los adultos, como a los párvulos por medio del sacramento del bautismo, exactamente conferido según la forma de la Iglesia; sea excomulgado: porque no hay otro nombre dado a los hombres en la tierra, en que se pueda lograr la salvación. De aquí es aquella voz: Este es el cordero de Dios; este es el que quita los pecados del mundo. Y también aquellas: Todos los que fuisteis bautizados, os revestísteis de Jesucristo.
IV. Si alguno niega que los niños recién nacidos se hayan de bautizar, aunque sean hijos de padres bautizados; o dice que se bautizan para que se les perdonen los pecados, pero que nada participan del pecado original de Adán, de que necesiten purificarse con el baño de la regeneración para conseguir la vida eterna; de donde es consiguiente que la forma del bautismo se entienda respecto de ellos no verdadera, sino falsa en orden a la remisión de los pecados; sea excomulgado: pues estas palabras del Apóstol: Por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte; y de este modo pasó la muerte a todos los hombres por aquel en quien todos pecaron; no deben entenderse en otro sentido sino en el que siempre las ha entendido la Iglesia católica difundida por todo el mundo. Y así por esta regla de fe, conforme a la tradición de los Apóstoles, aun los párvulos que todavía no han podido cometer pecado alguno personal, reciben con toda verdad el bautismo en remisión de sus pecados; para que purifique la regeneración en ellos lo que contrajeron por la generación: Pues no puede entrar en el reino de Dios, sino el que haya renacido del agua, y del Espíritu Santo.
V. Si alguno niega que se perdona el reato del pecado original por la gracia de nuestro Señor Jesucristo que se confiere en el bautismo; o afirma que no se quita todo lo que es propia y verdaderamente pecado; sino dice, que este solamente se rae, o deja de imputarse; sea excomulgado. Dios por cierto nada aborrece en los que han renacido; pues cesa absolutamente la condenación respecto de aquellos, que sepultados en realidad por el bautismo con Jesucristo en la muerte, no viven según la carne, sino que despojados del hombre viejo, y vestidos del nuevo, que está creado según Dios, pasan a ser inocentes, sin mancha, puros, sin culpa, y amigos de Dios, sus herederos y partícipes con Jesucristo de la herencia de Dios; de manera que nada puede retardarles su entrada en el cielo. Confiesa no obstante, y cree este santo Concilio, que queda en los bautizados, la concupiscencia, o fomes, que como dejada para ejercicio, no puede dañar a los que no consienten, y la resisten varonilmente con la gracia de Jesucristo: por el contrario, aquel será coronado que legítimamente peleare. La santa Sínodo declara, que la Iglesia católica jamás ha entendido que esta concupiscencia, llamada alguna vez pecado por el Apóstol san Pablo, tenga este nombre, porque sea verdadera y propiamente pecado en los renacidos por el bautismo; sino porque dimana del pecado, e inclina a él. Si alguno sintiese lo contrario; sea excomulgado. Declara no obstante el mismo santo Concilio, que no es su intención comprender en este decreto, en que se trata del pecado original, a la bienaventurada, e inmaculada virgen María, madre de Dios; sino que se observen las constituciones del Papa Sixto IV de feliz memoria, las mismas que renueva; bajo las penas contenidas en las mismas constituciones.

DECRETO SOBRE EL PURGATORIO
Habiendo la Iglesia católica, instruida por el Espíritu Santo, según la doctrina de la sagrada Escritura y de la antigua tradición de los Padres, enseñado en los sagrados concilios, y últimamente en este general de Trento, que hay Purgatorio; y que las almas detenidas en él reciben alivio con los sufragios de los fieles, y en especial con el aceptable sacrificio de la misa; manda el santo Concilio a los Obispos que cuiden con suma diligencia que la sana doctrina del Purgatorio, recibida de los santos Padres y sagrados concilios, se enseñe y predique en todas partes, y se crea y conserve por los fieles cristianos. Exclúyanse empero de los sermones, predicados en lengua vulgar a la ruda plebe, las cuestiones muy difíciles y sutiles que nada conducen a la edificación, y con las que rara vez se aumenta la piedad. Tampoco permitan que se divulguen, y traten cosas inciertas, o que tienen vislumbres o indicios de falsedad. Prohiban como escandalosas y que sirven de tropiezo a los fieles las que tocan en cierta curiosidad, o superstición, o tienen resabios de interés o sórdida ganancia. Mas cuiden los Obispos que los sufragios de los fieles, es a saber, los sacrificios de las misas, las oraciones, las limosnas y otras obras de piedad, que se acostumbran hacer por otros fieles difuntos, se ejecuten piadosa y devotamente según lo establecido por la Iglesia; y que se satisfaga con diligencia y exactitud cuanto se debe hacer por los difuntos, según exijan las fundaciones de los testadores, u otras razones, no superficialmente, sino por sacerdotes y ministros de la Iglesia y otros que tienen esta obligación.

LA INVOCACIÓN, VENERACIÓN Y RELIQUIAS DE LOS SANTOS,Y DE LAS SAGRADAS IMÁGENES
Manda el santo Concilio a todos los Obispos, y demás personas que tienen el cargo y obligación de enseñar, que instruyan con exactitud a los fieles ante todas cosas, sobre la intercesión e invocación de los santos, honor de las reliquias, y uso legítimo de las imágenes, según la costumbre de la Iglesia Católica y Apostólica, recibida desde los tiempos primitivos de la religión cristiana, y según el consentimiento de los santos Padres, y los decretos de los sagrados concilios; enseñándoles que los santos que reinan juntamente con Cristo, ruegan a Dios por los hombres; que es bueno y útil invocarlos humildemente, y recurrir a sus oraciones, intercesión, y auxilio para alcanzar de Dios los beneficios por Jesucristo su hijo, nuestro Señor, que es sólo nuestro redentor y salvador; y que piensan impíamente los que niegan que se deben invocar los santos que gozan en el cielo de eterna felicidad; o los que afirman que los santos no ruegan por los hombres; o que es idolatría invocarlos, para que rueguen por nosotros, aun por cada uno en particular; o que repugna a la palabra de Dios, y se opone al honor de Jesucristo, único mediador entre Dios y los hombres; o que es necedad suplicar verbal o mentalmente a los que reinan en el cielo.
Instruyan también a los fieles en que deben venerar los santos cuerpos de los santos mártires, y de otros que viven con Cristo, que fueron miembros vivos del mismo Cristo, y templos del Espíritu Santo, por quien han de resucitar a la vida eterna para ser glorificados, y por los cuales concede Dios muchos beneficios a los hombres; de suerte que deben ser absolutamente condenados, como antiquísimamente los condenó, y ahora también los condena la Iglesia, los que afirman que no se deben honrar, ni venerar las reliquias de los santos; o que es en vano la adoración que estas y otros monumentos sagrados reciben de los fieles; y que son inútiles las frecuentes visitas a las capillas dedicadas a los santos con el fin de alcanzar su socorro. Además de esto, declara que se deben tener y conservar, principalmente en los templos, las imágenes de Cristo, de la Virgen madre de Dios, y de otros santos, y que se les debe dar el correspondiente honor y veneración: no porque se crea que hay en ellas divinidad, o virtud alguna por la que merezcan el culto, o que se les deba pedir alguna cosa, o que se haya de poner la confianza en las imágenes, como hacían en otros tiempos los gentiles, que colocaban su esperanza en los ídolos; sino porque el honor que se da a las imágenes, se refiere a los originales representados en ellas; de suerte, que adoremos a Cristo por medio de las imágenes que besamos, y en cuya presencia nos descubrimos y arrodillamos; y veneremos a los santos, cuya semejanza tienen: todo lo cual es lo que se halla establecido en los decretos de los concilios, y en especial en los del segundo Niceno contra los impugnadores de las imágenes.
Enseñen con esmero los Obispos que por medio de las historias de nuestra redención, expresadas en pinturas y otras copias, se instruye y confirma el pueblo recordándole los artículos de la fe, y recapacitándole continuamente en ellos: además que se saca mucho fruto de todas las sagradas imágenes, no sólo porque recuerdan al pueblo los beneficios y dones que Cristo les ha concedido, sino también porque se exponen a los ojos de los fieles los saludables ejemplos de los santos, y los milagros que Dios ha obrado por ellos, con el fin de que den gracias a Dios por ellos, y arreglen su vida y costumbres a los ejemplos de los mismos santos; así como para que se exciten a adorar, y amar a Dios, y practicar la piedad. Y si alguno enseñare, o sintiere lo contrario a estos decretos, sea excomulgado. Mas si se hubieren introducido algunos abusos en estas santas y saludables prácticas, desea ardientemente el santo Concilio que se exterminen de todo punto; de suerte que no se coloquen imágenes algunas de falsos dogmas, ni que den ocasión a los rudos de peligrosos errores. Y si aconteciere que se expresen y figuren en alguna ocasión historias y narraciones de la sagrada Escritura, por ser estas convenientes a la instrucción de la ignorante plebe; enséñese al pueblo que esto no es copiar la divinidad, como si fuera posible que se viese esta con ojos corporales, o pudiese expresarse con colores o figuras. Destiérrese absolutamente toda superstición en la invocación de los santos, en la veneración de las reliquias, y en el sagrado uso de las imágenes; ahuyéntese toda ganancia sórdida; evítese en fin toda torpeza; de manera que no se pinten ni adornen las imágenes con hermosura escandaloa; ni abusen tampoco los hombres de las fiestas de los santos, ni de la visita de las reliquias, para tener convitonas, ni embriagueces: como si el lujo y lascivia fuese el culto con que deban celebrar los días de fiesta en honor de los santos. Finalmente pongan los Obispos tanto cuidado y diligencia en este punto, que nada se vea desordenado, o puesto fuera de su lugar, y tumultuariamente, nada profano y nada deshonesto; pues es tan propia de la casa de Dios la santidad. Y para que se cumplan con mayor exactitud estas determinaciones, establece el santo Concilio que a nadie sea lícito poner, ni procurar se ponga ninguna imagen desusada y nueva en lugar ninguno, ni iglesia, aunque sea de cualquier modo exenta, a no tener la aprobación del Obispo. Tampoco se han de admitir nuevos milagros, ni adoptar nuevas reliquias, a no reconocerlas y aprobarlas el mismo Obispo. Y este luego que se certifique en algún punto perteneciente a ellas, consulte algunos teólogos y otras personas piadosas, y haga lo que juzgare convenir a la verdad y piedad. En caso de deberse extirpar algún abuso, que sea dudoso o de difícil resolución, o absolutamente ocurra alguna grave dificultad sobre estas materias, aguarde el Obispo antes de resolver la controversia, la sentencia del Metropolitano y de los Obispos comprovinciales en concilio provincial; de suerte no obstante que no se decrete ninguna cosa nueva o no usada en la Iglesia hasta el presente, sin consultar al Romano Pontífice.

domingo, 20 de diciembre de 2009

MITOLOGIA CANANEA -EPOPEYA DE AQHAT--

MITOLOGIA CANANEA
Epopeya de Aqhat


Rito de incubatio

[De Aqhat]
(Laguna de unas 10 líneas)
Entonces Daniel, el Refaí, a continuación el Prócer Harnamí, revestido a los dioses alimentó, revestido dio de beber a los santos. Se quitó su atuendo, se echó encima y se acostó, se quitó su veste y pernoctó He aquí un día y otro revestido a los dioses Daniel, revestido a los dioses alimentó, revestido dio de beber a los santos. Un tercer y cuarto día revestido a los dioses Daniel, revestido a los dioses alimentó, revestido dio de beber a los santos. Un quinto y sexto día revestido a los dioses Daniel, revestido a los dioses alimentó, revestido dio de beber a los santos. Se quitó su atuendo Daniel, se quitó su atuendo, se echó encima y se acostó, se quitó su veste y pernoctó.

Teofanía de Baal

Y, ¡mira!, al séptimo día se acostó, sí, Baal compadecido de la miseria de Daniel, el Refaí, del quejido del Prócer Harnamí, el que no tenía hijo como sus hermanos, no descendencia como sus parientes:
- ¡Que pueda tener un hijo como sus hermanos y descendencia como sus parientes, el que revestido a los dioses alimenta, revestido da de beber a los santos! Bendícelo, ¡oh Toro EL!, padre mío, confórtalo, ¡oh Creador de las creaturas! Y haya un hijo suyo en su casa, descendencia en su palacio:

El hijo ideal: pedido

que erija la estela de su dios familiar, en el santuario, el cipo votivo de su gente; que de la `tierra' libere su `espíritu', del `polvo' proteja sus restos; que cierra las mandíbulas de sus detractores, expulse al que le haga algo; que le tome por la mano en su embriaguez, cargue con él cuando esté harto de vino; que consuma su ración en el templo de Baal, y su porción en el santuario de El; que revoque su tejado cuando se forme barro, lave sus vestidos cuando se ensucien.

Bendición divina

Una copa tomó El en su mano, un cáliz en su diestra. Bendijo, sí, a su siervo, bendijo a Daniel, el Refaí, confortó al Prócer Harnamí: - En su vigor reviva Daniel, el Refaí, en su apetito, el Prócer Harnamí; en su espíritu sienta él lozanía, a su lecho suba y se eche. Al besar a su esposa, haya concepción, al abrazarla, preñez, pariéndole su concepción, su preñez a Daniel, el Refaí.

El hijo ideal: concedido

Haya así un hijo suyo en su casa, descendencia en su palacio que erija la estela de su dios familiar, en el santuario el cipo votivo de tu gente; que de la `tierra' libere su espíritu, del `polvo' proteja sus restos, que cierre las mandíbulas de sus detractores, expulse al que le haga algo; que le tome por la mano en su embriaguez, cargue con él cuando esté harto de vino; que consuma su ración en el templo de Baal, y su porción en el santuario de El; que revoque su tejado cuando se forme barro, lave sus vestidos cuando se ensucien.

Transición de la bendición

Envió Baal a decir a Daniel, el Refaí, sus mensajeros al Prócer Harnamí: - En tu vigor revivirás, Daniel, el Refaí, en tu apetito, Prócer Harnamí; en tu espíritu sentirás lozanía, a tu lecho subirás y te echarás. Al besar a su esposa, habrá concepción, al abrazarla, preñez, pariéndote su concepción, su preñez a Daniel, el Refaí. Habrá así un hijo tuyo en tu casa, descendencia en tu palacio,

El hijo ideal: comunicado

que erija la estela de tu dios familiar, en el santuario el cipo votivo de tu gente; que de la `tierra' libere tu espíritu, del `polvo' proteja tus restos, que cierre las mandíbulas de tus detractores, expulse al que te haga algo; que te tome por la mano en tu embriaguez, cargue contigo cuando estés harto de vino; que consuma tu ración en el templo de Baal, y tu porción en el santuario de El; que revoque tu tejado cuando se forme barro, lave tus vestidos cuando se ensucien.

Reacción de Daniel

A Daniel el rostro se le iluminó y las cejas le resplandecieron por encima; desfrunció el ceño y se echó a reír, sus pies en el escabel apoyó. Alzó su voz y exclamó: - Yo me sentaré y descansaré, y reposará en mi interior mi alma, porque un hijo me va a nacer como a mis hermanos, descendencia como a mis parientes.

El hijo ideal: conseguido

que erija la estela de mi dios familiar, en el santuario el cipo votivo de mi gente; que de la `tierra' libere mi espíritu, del `polvo' proteja mis restos, que cierre las mandíbulas de mis detractores, expulse al que me haga algo; que me tome por la mano en mi embriaguez, cargue conmigo cuando esté harto de vino; que consuma mi ración en el templo de Baal, mi porción en el santuario de El; que revoque mi tejado cuando se forme barro, lave mis vestidos cuando se ensucien.

Escena de banquete

Se dirigió Daniel a su casa, marchó Daniel a su palacio. Entraron en su casa las Kotharot, las hijas del `Lucero', las Golondrinas. A continuación, Daniel, el Refaí, inmediatamente el Prócer harnamí, un buey sacrificó para las Kotharot, dio de comer y de beber a las Kotharot, a las hijas del `Lucero', las Golondrinas. He aquí, un día y otro dio de comer y de beber a las Kotharot, a las hijas del `Lucero', las Golondrinas. Un tercer y cuarto día dio de comer y de beber a las Kotharot, a las hijas del `Lucero', las Golondrinas. Un quinto y sexto día dio de comer y de beber a las Kotharot, a las hijas del `Lucero', las Golondrinas. dio de comer y de beber a las Kotharot, a las hijas del `Lucero', las Golondrinas. Y, ¡mira!, al séptimo día se marcharon de su casa las Kotharot, las hijas del `Lucero', las Golondrinas, dispensadoras de la delicia del lecho fecundo, de la belleza del lecho de procreación. Se sentó Daniel a contar sus meses: un mes y otro dejó transcurrir, un tercer y cuarto mes pasar. El décimo mes llegó y el seno de su mujer se abrió (?).
(Laguna de unas 10 líneas)

(Laguna de unas 12 líneas)

Teofanía cumplida

- Yo mismo llevaré un arco..., multiplicaré por cuatro las flechas. Y he aquí que al séptimo día, entonces Daniel, el Refaí, a continuación el Prócer Harnamí se alzó y se sentó a la entrada de la puerta, entre los nobles que en la era estaban a juzgar la causa de la viuda, dictaminar el caso del huérfano. Al alzar sus ojos, entonces lo vio, a través de mil acres, diez mil fanegas; la marcha de Kothar sí que vio, contempló el ligero paso de Hasis. He aquí que traía un arco, que había multiplicado por cuatro las flechas.

Banquete y regalo del arco

Al instante Daniel, el Refaí, acto seguido el Prócer Harnamí, en voz al ta a su mujer así gritó: - Escucha, Dueña Danatay, prepara un cordero de entre los añojo, para el apetito de Kothar-Hasis, para la gana de Hayán, el artesano ambidiestro. Da de comer, de beber, a los dioeses, reconforta y agasájales, a los Señores de Menfis, que de un dios es todo él. Escuchó la Dueña Danatay. Preparó un cordero de entre los añojos para el apetito de Kothar-Hasis, para la gana de Hayán, el artesano ambidiestro. Cuando llegó Kothar-Hasis, en las manos de Daniel puso el arco, en sus rodillas dejó las flechas. A continuación, Dueña Danatay dio de comer y beber a los dioses, les reconfortó y agasajó, al Señor de Menfis, que de un dios es todo él. Marchó Kothar a su tienda, Hayán a su mansión.

Entrega del arco al hijo

A continuación Daniel, el Refaí, acto seguido el Prócer Harnamí, el arco bautizó y bendijo, por cuenta de Aqhat sin dudar lo bautizó: - ¡Las primicias de tu caza, ¡oh hijo!, tráeme las primicias de tu caza, las primicias de la caza, sí, a mi palacio!
(Laguna de unas 11 líneas)

(Laguna de unas 9 líneas)

Escena de banquete

- Comed de toda clase de pan, bebed de toda clase de vino. Mientras comían y bebían los dioses se proporcionaron reses lechales, con un cuchillo `a la sal' filetes de cebón. Bebieron en cáliz de plata vino, en copa de oro sangre de cepas, escanciaron copa tras copa. De nuevo sirvieron los escanciadores, hicieron subir mosto... hasta que se agotó el vino elaborado. Del cinto/carcaj Aqhat tomó una flecha, quedó montado el arco, creación de Kothar.

La tentación de Anat, la seducida seductora

Al alzar sus ojos ella lo vio: resplandecía como un relámpago, su nervio como un rayo brillaba, como cuando conmueve el abismo un rayo. Apateció Anat disponer de sus flechas, montar el arco, creación de Kothar-Hasis, cuyos cuernos/ramas se curvaban como una serpiente. El cáliz tiró a tierra, su copa derramó en el suelo. Alzó su voz y exclamó: - Escucha, por favor, ¡oh, Prócer Aqhat!. Pide plata y te la daré, oro y te lo otorgaré; pero da tu arco a la Virgen Anat, tus flechas a la `Pretendida de los pueblos'. Y respondió el Prócer Aqhat: - Los más estupendos fresnos del Líbano, los más vigorosos nervios de los toros salvajes, los más estupendos cuernos de las cabras monteses, los más vigorosos tendones de los jarretes de toro, las más espléndidas cañas de los vastos cañaverales entrégalos a Kothar-Hasis y que haga un arco para Anat, flechas para la `Pretendida de los pueblos'. Respondió la Virgen Anat: - Pide vida, ¡oh, Prócer Aqhat!, pide vida y te la daré, inmortalidad y te la otorgaré. Te haré contar años como Baal, como el/los hijo(s) de El contarás meses. Como Baal de cierto da la vida y convida, al revivido convida y le ofrece de beber, mientras entona y canta en su presencia el aedo. yo misma también le corresponderé, daré la vida al Prócer Aqhat.

La tentación rechazada

Respondió el Prócer Aqhat: - No me embrolles, ¡oh, Virgen!, pues para un Prócer tus embrollos son un lodazal.
¿Qué es lo que un hombre consigue como destino último, qué alcanza un hombre como resultado final?
Esmalte se verterá sobre mi cabeza, `lechada' sobre mi cráneo; yo también moriré la muerte de todos, y como un mortal también pereceré. Además, te voy a decir otra cosa: Los arcos son propios de guerreros. ¿Acasó ahora se dedican a cazar con ellos las mujeres?

Amenaza de Anat

A carcajadas rió Anat, pero en su corazón tramó un plan y dijo: - Hazme caso, ¡oh, Prócer Aqhat!, hazme caso y a ti te haré caso yo. Si de seguro te salgo al paso en la senda de la rebeldía, te topo en el camino de la arrogancia, a mis pies te derribaré yo misma, al más apuesto y tenaz de los hombres.

Marcha de Anat

Alzó los pies y saltó a tierra. Puso entonces cara hacia El, que mora en la fuente de los dos ríos, en el seno del venero de los dos océanos. Se dirigió a la gruta de El y entró, en la morada del Rey, Padre de años. A los pies de El se inclinó y cayó, se postró y le rindió honores. Calumnió al Prócer Aqhat, denigró al hijo de Daniel, el Refaí. Y dijo la Virgen Anat, alzó su voz y exclamó: - Palabras insolentes pronunció Aqhat, se regodeó/escuchó...
(Laguna de unas 10 líneas)

Borde. El escriba fue Ilimilku, shubaní, discípulo de Attán, el Arúspice.

Amenaza de Anat

Entonces destruiré sus flechas, yo misma romperé su arco. Y respondió El, su padre: - Estás lívida de ira, Virgen Anat. Respondió la Virgen Anat: - En la estructura de tu casa, ¡oh, El!, en la estructura de tu casa no te complazcas, no te alegres en la excelsitud de tu palacio. De seguro yo puedo alcanzarlos con mi diestra, deshacerlos con la potencia de mi brazo. Puedo machacarte a ti la mollera, hacer correr por tu canicie sangre, por la canicie de tu barba, humores. ¡Y que venga Aqhat a salvarte, el hijo de Daniel venga a liberarte de las manos de la Virgen Anat!

Consentimiento de Ilu

Y respondió el Benigno, El, el Entrañable: - Ya sé, hija, que te pones lívida de ira y que no hay entre las diosas oposición como la tuya. Ve, hija, la iniquidad de tu corazón ejecuta, coge lo que tienes en tu interior, pon por obra lo que tiene tu pecho. De seguro tu contrincante será aplastado.

Invitación de Anat

La Virgen Anat partió, puso entonces cara hacia el Prócer Aqhat, a través de mil acres, diez mil fanegas. Y se echó a reír la Virgen Anat, alzó su voz y exclamó: - Escucha, por favor, ¡oh, Prócer Aqhat!. ¡Tú eres mi hermano y yo soy tu hermana!, mejor para ti que siete de tus `vengadores',
......
De la casa de mi padre me he escapado yo, vente tú de caza conmigo, yo te haré un hombre dichoso,
......
Yo te enseñaré a cazar... en la ciudad de Abiluma. Abiluma, la ciudad del príncipe Yarhu, cuya torre mil acres ocupa, diez mil fanegas su ciudad.
...... Yo me maquillaré... las pupilas...
(Laguna de unas 20 líneas)

Comunicación del plan

(Laguna de unas 20 líneas)
... romperá... a palmos, a trozos de dos codos. Partió la Virgen Anat, puso entonces cara hacia Yatipán, el guerrero devastador. Alzó su voz y exclamó: - Se ha instalado, ¡Yatipán!, el Prócer Aqhat en la ciudad de Abiluma, en Abiluma, la ciudad del Príncipe Yarhu.
¿No es cierto que se rehace ahora Yarhu en su cuerno izquierdo, en su cuerno derecho, de la debilidad los cuernos de su cabeza?
Y respondió Yatipán, el guerrero asolador: - Escucha, ¡oh, Virgen Anat! Por su arco tú le quieres herir, por sus flechas quitarle la vida. El Prócer Apuesto ha preparado toros y carneos cebones. Quédate tú en las grutas y nosotros nos camuflaremos al acecho.

Descripción del plan

Y respondió la Virgen Anat: - Hazme caso, Yatipán, y yo te haré caso a ti: te pondré como un águila en mi cinto, como un halcón en mi carcaj. Cuando se siente Aqhat a comer, el hijo de Daniel a nutrirse sobre él las águilas revolotearán, le acechará una bandada de halcones. Entre las águilas revolotearé yo misma, sobre Aqhat te colocaré. Golpéale dos veces en la mollera, tres por encima de la oreja. Derrama como un asesino su sangre, como un matarife por sus rodillas. ¡Que salga como un soplo su alma, como flema su aliento, como humo de las narices! Y así yo no dejaré vivo su vigor guerrero.

Ejecución del plan

Cogió a Yatipán, el guerrero asolador, le puso como un águila en su cinto, como un halcón en su carcaj. Cuando se sentó Aqhat a comer, el hijo de Daniel a nutrirse, sobre él las águilas revolotearon, le acechó una bandada de halcones. Entre las águilas revoloteó Anat, sobre Aqhat le colocó. Le golpeó dos veces en la mollera, tres por encima de la oreja. Derramó como un asesino su sangre, como un matarife por sus rodillas. Salió como un soplo su alma, como flema su espíritu, como humo de las narices.

Reacción de Anat

Contempló Anat el destrozo de su vigor guerrero, el exterminio de Aqhat y lloró: - ¡Hijo de Daniel!, no te puedo yo recrear, por tu arco, sí, te herí, por tus flechas te dejé sin vida. ¡Que mueran y que perezcan las aves, tus verdugos sean aniquilados!.

Lamento por un ataque frustrado

De Aqhat.
Se puso triste la Virgen Anat, de en medio de los cielos se dejó caer, Anat con el corazón afligido. Se había roto el arco y como una lira se había quebrado. Allí mismo se inclinó la Virgen Anat, se sentó y su voz en alto alzó: - Las armas como un diestro manejó: sus manos como un tañedor de lira, sus dedos como un tallador de piedra. Entonces hicieron presa sus dientes y como mocida en las entrañas le metieron, desgarrado por deseo divino. Y los adversarios decidieron la suerte, sus dos adversarios al Príncipe Aqhat abatieron, al prohombre de los prohombres. Como a una divina víbora en una cerca, como a un perro atado a su estaca le hice herir. Así pues, sólo por su arco le herí, por sus flechas no le dejó con vida, pero su arco no me fue entregado. Y por su muerte se marchitará el brote tierno, las primicias de la fruta de estío se agostarán, las espigas en su vaina.

Llegada de Pughat

Entonces Daniel, el Refaí, acto seguido el Prócer Harnamí se alzó y se sentó a la entrada de la puerta, entre los nobles que en la era estaban a juzgar la causa de la vida, dictaminar el caso del huérfano. Al alzar sus ojos la vio a través de mil acres, diez mil fanegas, la marcha de Pughat de veras vio.

Escena de mal augurio

Alzando sus ojos también ella lo había visto: la cebada en la era estaba agotada, en el campo el trigo marchito, ajados los brotes de las vides. Sobre la casa de su padre águilas revoloteaban, acechaba una bandada de halcones. Lloró Pughat en su corazón, derramó lágrimas en su interior.

Reacción y conjuro de Daniel

Se rasgó la veste de Daniel, el Refaí, la ropa del Prócer Harnamí. Luego Daniel, el Refaí, conjuró a las nubes, en la terrible sequía a la lluvia temprana: - ¡Que las nubes lluevan sobre la fruta de estío, el rocío se destile sobre las uvas! Pero durante siete años falló Baal, durante ocho el Auriga de las nubes; no hubo rocío ni orvallo, ni flujo de los dos océanos, ni dulzura de la voz de Baal. De veras se rasgó la veste de Daniel, el Refaí, la ropa del Prócer Harnamí.

Encargo y ejecución

En voz alta a su hija Daniel gritó: - Escucha Pughat, la que a hombros lleva el agua, la que recoge el rocío del vellocino, la que conoce el curso de las estrellas. Enjaeza el jumento, apareja el macho, pon mis riendas, las de plata, mis gualdrapas, las de oro amarillo. Escuchó Pughat, la que a hombros lleva el agua, la que recoge el rocío del vellocino, la que conoce el curso de las estrellas. Acto seguido enjaezó el jumento, a continuación aparejó el macho. Acto seguido aupó a su padre, le puso a losmos del jumento, en lo mejor de la grupa del macho.

Escena de conjuto

Arreóle Daniel, recorrió sus barbechos. Un tallo vio en el barbecho, un tallo atisbó en el erial. El tallo abrazó y besó exclamando: - ¡Ojalá, doquiera un tallo brote en el barbecho, un tallo crezca en el erial ardiente, te pueda recoger la mano del Prócer Aqhat y ponerte dentro del granero! Arreóle Daniel, recorrió rastrojos. Vio una espiga en el rastrojo, una espiga atisbó en el secano. Abrazó y basó la espiga exclamando: - ¡Ojalá, doquiera un tallo brote en el barbecho, un tallo crezca en el secano ardiente, te pueda recoger la mano del Prócer Aqhat y ponerte dentro del granero!

Revelación de la situación

No había aún salido de su boca la palabra, de sus labios el dicho, cuando alzando sus ojos ella lo vio. No había buen augurio en la marcha de los dos mensajeros. Inconexamente quería salir el mensaje, pro no les salía. - Fue golpeado dos veces en la cabeza, sobre los bubles habían liado un..., afeitadas, en cambio, estaban las trenzas. Y derramaban de veras lágrimas como cuartos de siclo........
- Con la ayuda de Safón, si obtenemos el triunfo, con la ayuda de Safón, si logramos la victoria, el enemigo será.....
Pero ahora, ¿qué es lo que puedo/podemos anunciaros, Daniel?
- Que golpeáronle la cabeza, sus sienes, que cayó a los pies de Anat, que ella no le dejó levantar. Hizo salir como un soplo su alma, como flema su espíritu, como humo de sus narices. A presencia de Daniel llegaron, alzaron su voz y exclamaron: - Escucha, ¡oh Daniel, el Refaí!, el Prócer Aqhat ha muerto.
Hizo salir la Virgen Anat como un soplo su alma, como flema su espíritu, como humo de sus narices.

Reacción de Daniel

A él los pies le temblaron, por encima su rostro sudó, por detrás los lomos se le doblaron, las junturas de su lomo se contrajeron, los músculos de su espalda. Alzó su voz y exclamó: - Voy a buscar al que mató a mi hijo, acabar con el que acabó con mi descenciencia.
................

Primera actuación de magia

Alzando sus ojos lo vio, observó en las nubes a las águilas. Alzó su voz y exclamó: - ¡Que rompa Baal las alas de las águilas, que les rompa Baal los remos!
Caigan a mis pies, que yo abriré sus entrañas para mirar, si hay sebo o si hay hueso. Lloraré y le enterraré, le pondré en la caberna de los dioses de la tierra. Apenas salió de su boca la palabra, de sus labios el dicho, las alas de las águilas Baal rompió, Baal les rompió los remos. A sus pies cayeron, abrió sus entrañas y miró: no había sebo ni había hueso. Alzó su voz y exclamó: - ¡Que recomponga Baal las alas de las águilas, que les recomponga Baal los remos! ¡Que se echen las águilas a volar!

Segunda actuación de magia

Al alzar los ojos lo vio, observó a Hirgab, el padre de las águilas. Alzó su voz y exclamó: - ¡Que rompa Baal las alas de Hirgab, que le rompa Baal los remos!
Caiga a mis pies, que yo abriré sus entrañas para mirar si hay sebo o si hay hueso. Lloraré y le enterraré, le pondré en la caverna de los dioses de la tierra. Apenas salió de su boca la palabra, de sus labios el dicho, las alas de Hurgab Baal rompió, Baal le rompió los remos. A sus pies cayó, abrió sus entrañas y miró: no había sebo ni había hueso. Alzó su voz y exclamó:
- ¡Que recomponga Baal las alas de Hirgab, que le recomponga Baal los remos! ¡Que se eche Hirgab a volar!

Tercera actuación de magia

Al alzar los ojos lo vio, observó a Samal, la madre de las águilas. Alzó su voz y exclamó: - (Que rompa Baal las alas de Samarl, que le rompa Baal los remos! Caiga a mis pies, que yo abriré sus entrañas para mirar si hay sebo o si hay hueso. Lloraré y le enterraré, le pondré en la caverna de los dioses de la tierra. Apenas salió de su boca la palabra, de sus labios el dicho, las alas de Samal Baal rompió, Baal le rompió los remos. A sus pies cayó, abrió sus entrañas y miró: había sebo, había hueso.

Entierro de los restos de Aqhat

Recogió de entre ellos a Aqhat, sollozó, le veló lloró y le enterró, le enterró en una tumba, en un féretro sellado. Alzó la voz y exclamó: - ¡Que rompa Baal las alas de las águilas, que les rompra Baal los remos, si vuelan sobre el sepulcro de mi hijo, extraviándole en su sueño!

Triple maldición del lugar del crimen

A Qor-Mayim el Rey maldijo: - ¡Ay de ti, Qor-Mayim, sobre quien pesa la muerte del Prócer Aqhat!
Huésped seas siempre de santuario, desde ahora y por siempre seas un fugitivo, desde ahora y por todas las generaciones, cuyo báculo sea colocado el último. Llegó a Mirart-taghallil-binur, alzó su voz y exclamó:
- ¡Ay de ti, Mirart-taghallil-binur, sobre quien pesa la muerte del Prócer Aqhat! No brote tu raíz de la tierra, tu copa caiga a manos de los que de desarraiguen; desde ahora y por siempre seas un fugitivo, desde ahora y por todas las generaciones, cuyo báculo sea colocado el último. Llegó a la ciudad de Abiluma, Abiluma la ciudad del Príncipe Yarhu. Alzó su voz y exclamó: - ¡Ay de ti, ciudad de Abiluma, sobre quien pesa la muerte del Prócer Aqhat! Ciega te deje Baal, desde ahora y por siempre, desde ahora y por todas las generaciones, cuyo báculo sea colocado el último.

Escena de duelo

Se dirigió Daniel a su casa, marchó Daniel a su palacio. Entraron en su casa plañideras, en su palacio lamentadoras, en su mansión los que se laceran la piel. Lloraron al Prócer Aqhat, derramaron lágrimas por el hijo de Daniel, el Refaí. Durante días y meses, meses y años, hasta el séptimo año, lloraron al Prócer Aqhat, derramaron lágrimas por el hijo de Daniel, el Refaí. Y entonces, a los siete años, dijo Daniel, el Refaí, replicó el Prócer Harnamí, alzó su voz y exclamó: - Marchad de mi casa, plañideras, de mi palacio, lamentadoras, de mi mansión los que se laceran la piel. Y ofreció un sacrificio a los dioses, hizo subir su ofrenda de virilidad a los cielos, la ofrenda de los Harnamíes a las estrellas. Sobre ella echó Daniel la inculpación, sobre ella echó el compromiso juramentado. A su palacio volvieron las panderetas, las castañuelas de marfil a su casa.

Escena de bendición

Respondió Pughat, la que a hombros lleva el agua: - Ofreció mi padre un sacrificio a los dioses, hizo subir su ofrenda de virilidad a los cielos, la ofrenda de los Harnamíes a las estrellas. Bendíceme ahora para que vaya bendecida, confórtame para que me marche confortada, que voy a matar al que mató a mi hermano, acabar con el que acabó con mi congénere. Respondió Daniel, el Refaí: - En su vigor reviva Pughat, la que a hombros lleva el agua, la que recoge el rocío del vellocino, la que conoce el curso de las estrellas. Se esponje, sí, su ánimo, para matar al que mató a su hermano, acabar con el que acabó con su congénere.

Ejecución del plan

Entonces se sumergió en el mar, se lavó y se pintó de rojo, se pintó de rojo con caracoles de mar cuya exhalación se nota a veinte acres de él. Debajo se vistió ropas el Prócer, colocó la daga en su funda, la espada puso en su vaina y encima se vistió ropas de mujer. A la puesta de Shapash, la Lámpara de los dioses, entró Pughat en el campamento abierto; al ocaso de Shapash, la Lámpara de los dioses, llegó Pughat a las tiendas.

Escena de recibimiento y agasajo

Noticia fue dada a Yatipán: - Nuestra contratista entró en tus grutas, Anat/la Doncella vino a tus tiendas. Respondió Yatipán, el guerrero devastador: - Tómala y bebe vino, toma la copa de mi mano, el cáliz de mi diestra. La tomó Pughat y se la bebió, tomó la copa de su mano, el cáliz de su diestra.

El desenlace

Y resopndió Yatipán, el guerrero devastador: - Por el vino que bebe nuestro El, el dios del cielo, el dios que creó las grutas, la mano que hirió al Prócer Aqhat hiera a mil enemigos devastadores. Echó ella embrujos en las tiendas, y se retorció su ánimo como un cuerno de carnero, su corazón como una serpiente. Por dos veces le hinchó de vino, le dio a beber vino mezclado, ella le dio a beber.

Borde. Y esto se repite al hacer el relato.