"No hay decisiones buenas y malas, solo hay decisiones y somos esclavos de ellas." (Ntros.Ant.)

lunes, 30 de mayo de 2016

TEXTOS SUMERIOS -HIMNO DE AMOR A SHUSIN-

TEXTOS SUMERIOS
HIMNO DE AMOR A SHUSIN
Samuel  Noah  Kramer
 

Ella ha dado a luz a aquel que es puro,
ella ha dado a luz a aquel que es puro,
la reina ha dado a luz a aquel que es puro,
Abisimti ha dado a luz a aquel que es puro
la reina ha dado a luz a aquel que es puro.

 
¡Oh, reina mía, adornada de hermosos miembros!
¡Oh, reina mía, que eres […] de cabeza, mi reina Kubatum!
¡Oh, señor mío que eres […] de cabellos, oh, señor mío Shu-Sin!
¡Oh, señor mío, que eres […] de palabras, oh, hijo mío de Shulgi!

 
Porque yo le he cantado, porque yo le he cantado,
el señor me ha hecho un regalo.
Porque he cantado el allan, el señor me ha hecho un regalo:
un broche de oro, un sello de lapislázuli,
el señor me los ha hecho como regalo:
un anillo de oro, un anillo de plata.
Señor, tu regalo es desbordante de […],
alza tu rostro hacia mí,
Señor, tu regalo es desbordante de […],
alza tu rostro hacia mí.

 
[…] señor […] señor […],
[…] como un arma […],
La ciudad levanta su mano como un dragón, mi señor Shu-Sin,
y se extiende a tus pies como un leoncillo, hijo se Shulgi.

 
Dios mío, de la doncella que escancia el vino, dulce es el brebaje.
como su brebaje, dulce es su vulva, dulce es su brebaje,
como sus labios, dulce es su vulva, dulce es su brebaje,
dulce es su brebaje mezclado, su brebaje.


Mi Shu-Sin, que has concedido tus favores,
¡Oh, mi Shu-Sin, que me has concedido tus favores, que me has mimado.
Mi Shu-Sin, que me has concedido tus favores,
mi bienamado de Enlil, mi Shu-Sin,
mi rey, el dios de su tierra!


 

jueves, 26 de mayo de 2016

PROVERBIOS SUMERIOS


PROVERBIOS SUMERIOS

 Ángel  María  Garibay  K.

1. No hables de lo que has hallado, habla de lo que has perdido.
2. Las riquezas son gorriones en vuelo, que no hallan donde posarse.
3. No maltrates ahora lo que ha de dar fruto mañana.
4. Esto no es una ciudad, porque aquí el perro y la zorra son los inspectores.
5. Un pastor no intente ser labriego.
6. No engendra odio el corazón: engendra odio la lengua.
7. A un varón rebelde, deja que se reconcilie: a una mujer rebelde, ahógala en el lodo.
8. Casar con muchas mujeres está en la mano del hombre: Tener muchos hijos está en la mano de
los dioses.
9. Puse la vista en el agua y vi correr mi destino.
10. Un escribano sin mano es un cantor sin garganta.
11. Si te ven de arriba eres un escriba; si te ven de abajo, no llegas a hombre.
12. La zorra orinó en el mar y dijo: «Todo es mi orina».
13. Aún no cazan la zorra y ya le hacen su cadena.
14. El burro no es para correr; es para rebuznar.
15. El buey dura mucho, porque siempre está echado.
16. ¿Lo hallé?, me alegro. ¿Lo perdí?, no me aflijo.
17. Agrega una mano a otra mano y se edifica una casa. Agrega estómago a otro estómago y la casa se destruye.
18. La casa que edificó el recto la destruye el pervertido.

 

 

 

lunes, 16 de mayo de 2016

TEXTOS SUMERIOS -DISPUTA ENTRE EL VERANO Y EL INVIERNO-


TEXTOS SUMERIOS
DISPUTA ENTRE EL VERANO Y EL INVIERNO

 Samuel  Noah  Kramer

(Enlil,  dios  del  aire,  ha  decidido
que crezcan y se desarrollen todo
tipo  de  árboles  y  plantas,  para
que  la  abundancia  reine  en  toda
Sumeria. Con este designio crea a
dos  héroes  civilizadores,  dos
hermanos:  Emesh  (el  verano)  y
Enten  (el  invierno).Después  le
asigna  a  cada  uno  de  ellos  sus
funciones propias.)

 

Enten hace que la oveja dé a luz el cordero, que la cabra dé a luz al cabrito;
que la vaca y el ternero se multipliquen,
que la natilla y la leche abunden;
en la llanura, hace que se regocije
el corazón de la cabra salvaje, del carnero y del asno;
a las aves del cielo, sobre la vasta tierra
les hace construir los nidos;
a los peces del mar, en los juncales,
les hace desovar;
en los palmerales y en los viñedos
hace que abunden la miel y el vino;
los árboles, doquier que estén plantados,
hacen que produzcan frutos;
los jardines, los adorna de verdor,
da a sus plantas lozanía;
hace crecer el grano en los surcos:
como Ashnan, la virgen benévola,
hace que crezca tupido y abundante.
Emesh trae a la existencia los árboles y los campos,
engrandece establos y granjas;
en las granjas multiplica los productos,
cubre la tierra de […];
hace entrar en la casa cosechas abundantes,
llenar los graneros;
hace erigir ciudades y mansiones,
construir casas en todo el país
y elevar los Templos a la altura de las montañas.

 
(Cumplida  su  misión,  ambos
hermanos  deciden  ir  a  Nippur  y
presentar  ofrendas  a  su  padre
Enlil.  Emesh  ofrece  animales,
aves  y  plantas,  mientras  Enten
piedras  preciosas,  metales  raros,
árboles y peces. Al llegar al Ekur,
templo  de  Enlil  en  Nippur,
ambos  discuten  y  se  disputan  el
título de “granjero de los dioses”.
Una  vez  ante  el  dios  del  viento
los dos exponen sus argumentos.)

 

Oh, padre Enlil, tú me has dado a guardar los canales,
yo he traído agua en abundancia.
Yo he hecho que la granja toque a la granja,
he llenado hasta reventar los graneros.
He multiplicado el grano en los surcos,
igual que Ashnan, la virgen benévola
he hecho que creciera tupido.
Ahora bien, Emesh, el […], que no entiende nada del campo,
me ha maltratado el brazo […] y el hombro […],
en el palacio del rey […]

 
(Los  argumentos  que  presenta
Emesh  están  muy  fragmentados
y  casi  incomprensibles;  mas
parece  que  usa  palabras
aduladoras  para  ganarse  la
simpatía  de  Enlil.  Luego  de  oír
sus  alegatos,  el  dios  responde  a
Emesh y a Enten: )

 

Las aguas que dan vida a todos los países,
Enten está encargado de guardarlas;
granjero de los dioses, él lo produce todo.
Emesh, hijo mío, ¿cómo puedes compararte
a tu hermano Enten?



(Tras  escuchar  la  sentencia  de
Enlil,  los  dos  hermanos,
respetuosos  de  la  decisión,  se
reconcilian.)

 

Las palabras sagradas de Enlil, de profundo sentido,
de decisión inconmovible, ¿quién se atrevería a infringirlas?
Emesh se inca de rodillas ante Enten, le ofrece una plegaria.
En casa le llevan néctar, vino y cerveza.
Ambos beben hasta la saciedad el néctar que alegra el corazón,
el vino y la cerveza.
Emesh regala a su hermano oro, plata y lapislázuli. Como hermanos y como amigos,
se vierten alegres libaciones.
En la disputa entre Emesh y Enten,
Enten, el fiel granjero de los dioses,
habiendo salido victorioso de Emesh,
¡[…] Padre Enlil, que seas glorificado!

 

 

viernes, 13 de mayo de 2016

TEXTOS SUMERIOS - INANNA Y SHUKALLETUDA -


TEXTOS SUMERIOS
INANNA Y SHUKALLETUDA

Samuel  Noah  Kramer

 
Shukalletuda […],
cuando vertía el agua en los surcos,
cuando cavaba regueros a lo largo de los cuadros de la tierra […],
tropezaba con las raíces, era arañado por ellas.
Los vientos furiosos con todo lo que traen,
con el polvo de las montañas, le azotaban el rostro:
a su rostro […] y sus manos […],
la dispersaban, y él ya no reconocía a sus […]

 
 Entonces él alzó los ojos hacia las tierras bajas,
miró las estrellas al este,
alzó los ojos hacia las tierras altas,
miró las estrellas al oeste;1
 contempló el firmamento donde se escriben los signos.
En este cielo inscrito, aprendió los presagios;
vio cómo había que aplicar las leyes divinas,
estudió las decisiones de los dioses.
En el jardín, en cinco, en diez sitios inaccesibles,
en cada uno de estos lugares plantó un árbol como sombra protectora.

 
 La sombra protectora de este árbol
–el sarbatu de opulento follaje–
la sombra que da al despuntar el día,
al mediodía y al anochecer, nunca desaparece.

 
 Ahora bien, un día, mi reina, después de haber atravesado el cielo,
atravesado la tierra,
Inanna, después de haber atravesado el cielo, atravesado la tierra,
después de haber atravesado Elam y Shubur,                                   
después de haber atravesado […],
la hieródula,2 vencida por el cansancio,
se acercó al jardín y se adormeció.
Shukalletuda la vio desde el extremo de su jardín.
Abusó de ella, la tomó en sus brazos,
y después volvió al extremo de su jardín.

 
 Despuntó el alba, salió el sol:
la mujer miró a su alrededor, espantada;
Inanna miró a su alrededor, espantada.
Entonces, la mujer, a causa de su vagina, ¡cuánto mal hizo!
Inanna, a causa de su vagina, ¡lo que hizo!
Todos los pozos del país los llenó de sangre;
 todos los bosquecillos y los jardines del país,
ella los saturó de sangre.
Los siervos que habían ido a buscar leña no bebieron más que sangre,
las sirvientas que fueron a llenar el balde de agua
no lo llenaron más que de sangre.
– «Quiero descubrir a aquel que ha abusado de mí,
por todos los países», dijo ella.

 
 Pero al que había abusado de ella, no lo encontró.
Porque el joven entró en la casa de su padre;
Shukalletuda dijo a su padre:
– «Padre: cuando yo vertía el agua en los surcos,
cuando cavaba regueros a lo largo de los cuadros de tierra […],
tropezaba con las raíces, era arañado por ellas.
Los vientos furiosos, con todo lo que traen,
con el polvo de las montañas, me azotaban el rostro,
a mi rostro […] y a mis manos […],
la dispersaban y yo ya no reconocía sus […]
Entonces alcé los ojos hacia las tierras bajas,
miré las estrellas al este,                                     
alcé los ojos hacia las tierras altas,
miré las estrellas al oeste;
contemplé el cielo donde se inscribían los signos.
En el cielo inscrito aprendí los presagios;
vi cómo había que aplicar las leyes divinas,
estudié las decisiones de los dioses.
En el jardín, en cinco, en diez sitios inaccesibles,
En cada uno de estos sitios planté un árbol
como una sombra protectora.

 
 La sombra protectora de ese árbol
–el sarbatu, de opulento follaje–
la sombra que da al despuntar el día,
a mediodía y al anochecer, nunca desaparece.

 
 Ahora bien, un día, mi reina, después de haber atravesado el cielo,
atravesado la tierra,
Inanna, después de haber atravesado el cielo, atravesado la tierra,
después de haber atravesado Elam y Shubur,
después de haber atravesado […],
la hieródula, vencida por el cansancio,
se acercó al jardín y se adormeció.
Yo la vi desde el extremo de mi jardín.
Abusé de ella, la tomé en mis brazos,
y después volví al extremo de mi jardín».

 
 Despuntó el alba, salió el sol:
la mujer miró a su alrededor, espantada.
Inanna miró a su alrededor, espantada.
Entonces, la mujer, a causa de su vagina, ¡cuánto mal hizo!
Inanna, a causa de su vagina, ¡lo que hizo!
Todos los pozos del país los llenó de sangre.
Todos los bosquecillos y jardines del país,
ella los saturó de sangre.
Los siervos que habían ido a buscar leña no bebieron más que sangre,
Las sirvientas que fueron a llenar el balde de agua
no lo llenaron más que de sangre.
– «Quiero descubrir a aquel que ha abusado de mí,
por todos los países», dijo ella.

 
 Pero al que había abusado de ella no lo encontró,
porque el padre respondió al joven,
el padre respondió a Shukalletuda:
– «Hijo mío: quédate cerca de las ciudades de tus hermanos.
Dirige tus pasos y ve hacia tus hermanos,
los de la cabeza negra,3
 y la mujer jamás te encontrará en medio de esos países».
 Shukalletuda se quedó, pues, cerca de las ciudades de sus hermanos.
Dirigió sus pasos hacia sus hermanos, los de la cabeza negra,
y la mujer jamás lo encontró en medio de esos países.

 
 Entonces, la mujer, a causa de su vagina, ¡cuánto mal hizo!
Inanna, a causa de su vagina, ¡lo que hizo!
 
-----------------------------------------
1 Tomando en cuenta el curso de los ríos Tigris y Éufrates, las tierras altas hacen referencia al norte y las tierras bajas al sur. De esta forma Shukalletuda mira a los cuatro puntos cardinales.
2 hieródula viene del griego ιεροσ (ieros) «sagrado» y δουλοσ (doulos) «siervo» por lo que su sentido etimológico es «sierva sagrada». Es un epíteto dado a la diosa Inanna.
3 Los sumerios se llamaban a sí mismos sag-giga «el pueblo de cabezas negras».