"No hay decisiones buenas y malas, solo hay decisiones y somos esclavos de ellas." (Ntros.Ant.)

lunes, 5 de septiembre de 2016

APUNTES 27 - LOS LIBROS DE LA BIBLIA QUE NO ESTAN EN ELLA -PARTE II-


LOS LIBROS DE LA BIBLIA QUE NO ESTAN EN ELLA
-PARTE II-
Por el P. Ariel Álvarez Valdés*
* Sacerdote, Doctor en Teología Bíblica, Profesor de Teología en la Universidad Católica de Santiago del Estero (Argentina)
 
De vez en cuando se oye hablar de los famosos “libros perdidos” de la Biblia. Son un conjunto de escritos que, al parecer, existían antes de que ésta se compusiera, y en los que se basaron los autores bíblicos para redactar sus obras.
 Sabemos de la existencia de estos libros porque la misma Biblia los menciona. Pero hoy lamentablemente han desaparecido, y resulta imposible saber qué es lo que decían.¿Existieron estos “libros perdidos”? Probablemente sí. El Antiguo Testamento menciona 19 de ellos, en un total de 50 citas bíblicas.
Las Guerras de Yahvé
El primero de los mencionados, y más antiguo de todos, es el llamado Las Guerras de Yahvé (Nm 21,14). Es el único que figura en el Pentateuco. Dice la Biblia que cuando los israelitas marchaban por el desierto hacia la Tierra Prometida, mientras recorrían el territorio al este del mar Muerto, cruzaron el río Arnón. Éste señalaba el límite internacional del país de Moab, enemigo de Israel, de modo que los hebreos atravesaban el vado preocupados y con miedo. Y añade el texto: “Por eso se cuenta en el libro de Las Guerras de Yahvé: «El Protector (es decir, Yahvé) se presentó en la tormenta. Sí, Él ha venido al valle del Arnón. Él desfiló, él se puso al lado de la región de Ar, se instaló en la frontera de Moab»”.
Al contar el cruce del río, el autor bíblico se acordó de este antiguo poema y lo citó, para enseñar cómo Dios está siempre al lado de su pueblo cuando éste debe enfrentar situaciones de riesgo o de peligro.
 El “libro” de Las Guerras de Yahvé sería, pues, una antigua colección de poemas, sobre diversas batallas de los israelitas contra sus enemigos, que proclamaban cómo Yahvé había luchado al lado de ellos. También sería la fuente de otros poemas que aparecen en la Biblia, como la Canción del Mar (en Ex 15,1-18), la Canción de Miriam (en Ex 15,21), la Canción de Moisés (en Dt 32) y la Canción de Débora (en Jue 5).
El Libro de Yashar (o el Libro del Justo)
En las obras que siguen al Pentateuco, conocidas como la Historia Deuteronomista (Josué, Jueces, 1º y 2º Samuel, 1º y 2º Reyes), se citan otros cuatro libros perdidos.
 El primero es El Libro de Yashar (o Libro del Justo, porque yashar en hebreo significa “justo”). Se lo menciona tres veces.
 La primera, en el famoso relato de la batalla de Gabaón, cuando el general Josué, luchando contra una coalición de cinco ejércitos amorreos, logró detener el sol en medio del cielo con la ayuda divina, y así pudo derrotar a sus enemigos a plena luz del día. Dice la Biblia: “Y esto está esto escrito en el Libro de Yashar” (Jos 10,12-13).
 La segunda mención, es el conmovedor lamento de David sobre la muerte del rey Saúl y su hijo Jonatán (en 2 Sm 1,19-27). Según la Biblia, el joven David era íntimo amigo de Jonatán, y su muerte, ocurrida durante la batalla de Gelboé, lo llevó a componer un largo y emotivo poema, que el autor bíblico dice haberlo tomado del Libro de Yashar.
 La tercera y última cita, en realidad no aparece en la Biblia hebrea sino en su antigua traducción griega, llamada la versión de La Setenta. Se trata de un poema atribuido al rey Salomón. Cuando este monarca inauguró el Templo de Jerusalén, pronunció una breve oración: “Tú, Yahve, has dicho que vives en la oscuridad; pero yo te he construido un Templo para que vivas, un lugar donde habites para siempre” (1 Re 8,12-13). La Setenta asegura que este poema está tomado del Libro de Yashar.
 Vemos, pues, que el Libro de Yashar, a diferencia de Las Guerras de Yahvé, no se relacionaba con batallas israelitas sino con personajes de su historia. De hecho, los tres poemas antes citados hacen alusión a tres grandes héroes (Josué, David y Salomón). Por eso se llamaba el Libro de Yashar (o del Justo): porque contenía poemas vinculados a personajes considerados justos o virtuosos en Israel.
El libro de Los Hechos de Salomón
El segundo libro perdido que aparece en la Historia Deuteronomista es el de Los Hechos de Salomón. Después de relatar los acontecimientos más importantes que tuvieron lugar durante su reinado, el autor bíblico termina diciendo: “El resto de los hechos de Salomón, todo lo que hizo y su sabiduría, ¿no está escrito en el libro de Los Hechos de Salomón?” (1 Re 11,41). El historiador bíblico da a entender que se trata de un libro que guardaba los registros oficiales del rey, y que se hallaba en los archivos del palacio de Jerusalén. Supuestamente en ella se basó para componer su relato sobre Salomón, que aparece en 1 Re 3-11.
El libro de Las Crónicas de los Reyes de Israel
 El tercer libro mencionado es el de Las Crónicas de los Reyes de Israel. Es el texto perdido más nombrado de todos. La Biblia lo cita 18 veces. La primera vez que aparece es al final de la vida del rey Jeroboam. Al contar su muerte y sepultura, dice el autor sagrado: “El resto de los hechos de Jeroboam, cómo guerreó y cómo reinó, están escritos en el libro de Las Crónicas de los Reyes de Israel” (1 Re 14,19). Y a partir de aquí, lo mencionará 17 veces más cada vez que termine de contar la historia de un rey de Israel, empleando la misma fórmula. O sea que esas Crónicas fueron la fuente que él empleó para escribir la historia de la monarquía del norte.
El libro de Las Crónicas de los Reyes de Judá
 El cuarto y último libro perdido, que aparece en esta colección histórica, es el de Las Crónicas de los Reyes de Judá. Figura mencionado 15 veces. La primera es al final de la vida del rey Roboam: “El resto de los hechos de Roboam, todo cuanto hizo, ¿no está escrito en el libro de Las Crónicas de los Reyes de Judá?” (1 Re 14,29). Y a partir de aquí, el autor la usará cada vez que termine la historia de algún monarca del reino del sur.
También se mencionan libros perdidos en la llamada Historia Cronista (formada por las Crónicas, Esdras y Nehemías).
 Para componer esta Historia Cronista, los autores tuvieron que recurrir a numerosos textos escritos anteriormente, que les sirvieron de fuente. Algunos de ellos los conocemos, porque terminaron dentro de la Biblia, como el Libro de los Reyes (2 Cro 20,34), o el Libro de Isaías (2 Cro 32,32). Pero hay otros que se han perdido. Estos escritos desaparecidos, mencionados en la Historia Cronista, son 12:
 1) Los Hechos del vidente Samuel (1 Cro 29,29). De aquí se tomaron los datos para escribir la historia del rey David;
 2) Los Hechos del profeta Natán (1 Cro 29,29; 2 Cro 9,29). Proporcionó nueva información sobre el rey David, y también sobre su hijo Salomón, el rey más sabio de Israel;
 3) Los Hechos del vidente Gad (1 Cro 29,29). Sirvió como tercera fuente para escribir los detalles sobre el rey David;
 4) Las Profecías de Ajías de Silo (2 Cro 9,29). Contenía más noticias y referencias acerca del rey Salomón;
 5) Las Visiones del vidente Idó (2 Cro 9,29; 2 Cro 12,15). Aportó nuevos detalles de la vida de Salomón, y también de los reyes Jeroboam (de Samaria) y Roboam (de Jerusalén).
6) Los Hechos del profeta Shemaías (2 Cro 12,15). De él, los autores bíblicos sacaron información para completar la historia del rey Roboam;
 7) Comentario del profeta Idó (2 Cro 13,22). Incluía datos y referencias al rey Abías, famoso por sus dotes de orador, y por haber tenido 14 esposas y 38 hijos;
 8) Comentario del libro de los Reyes (2 Cro 24,27). Aunque tiene el mismo nombre, no es nuestro actual “Libro de los Reyes”, sino un Comentario sobre él, que circulaba. En este libro, el autor habría encontrado información sobre el rey Joás, quien subió al trono a los 7 años, gracias a una revuelta de los sacerdotes de Jerusalén;
 9) La Historia de Ozías, escrita por Isaías (2 Cro 26,22). Era una crónica, atribuida a Isaías, sobre la vida del rey leproso Ozías, a quien tuvieron que llevarlo a vivir en una casa aislada, fuera del palacio real, para que no contagiara al resto de la corte;
 10) Los Hechos de Jozay (2 Cro 33,19). Jozay es un profeta desconocido, nunca mencionado en la Biblia, y a quien se le atribuía una pequeña obrita que contaba episodios del malvado rey Manasés de Jerusalén, quien durante su gobierno introdujo en Judá el culto a los astros, fomentó el horóscopo, construyó altares paganos, y hasta mandó a matar a su hijo para honrar al dios extranjero Molok;
 11) Las Lamentaciones (2 Cro 35,25). No es el actual libro de “Las Lamentaciones”. Aquél otro contenía una serie de elegías compuestas por diversas circunstancias luctuosas, entre ellas, por la muerte de Josías, uno de los reyes más venerados de Jerusalén.
 12) El Libro de las Crónicas (Neh 12,23). No se trata de nuestro actual libro de las Crónicas. Más bien era una lista de nombres, y no una obra narrativa, porque la Biblia se refiere a él diciendo: “Los jefes de familia fueron anotados en el libro de las Crónicas”.
El libro de Las Memorias de Nehemías
Finalmente, en los libros de Los Macabeos se mencionan los dos últimos libros perdidos de la Biblia.
 El primero es Las Memorias de Nehemías (2 Mac 2,13). Allí se contaba cómo, cuando los babilonios destruyeron el Templo de Jerusalén, el profeta Jeremías logró salvar el arca de la Alianza y esconderla en una cueva de las montañas de Transjordania. También contaba que Nehemías había fundado en Jerusalén una biblioteca con textos importantes del judaísmo.
 
El Libro de Las Cartas de los Reyes sobre las Ofrendas
 El segundo es Las Cartas de los Reyes sobre las Ofrendas (2 Mac 2,13), una antigua colección de cartas de los reyes persas a los judíos de Jerusalén, con directivas sobre cómo debían celebrar sus prácticas religiosas en el Templo.
 
Resulta difícil saber si eran “libros” en el sentido moderno de la palabra, o simplemente colecciones orales, y transmitidas de generación en generación por los mismos israelitas.
 Pero aún cuando hubieran sido verdaderos libros, el hecho de que la Biblia los mencione o cite parte de ellos, no significa que automáticamente hayan estado inspirados por Dios, y que debían formar parte de la Biblia.
 Eso lo vemos, por ejemplo, en Las Cartas de los Reyes sobre las Ofrendas. Éste contenía la correspondencia enviada a Jerusalén por los reyes de Persia, cuando los israelitas dependían de ellos. Era, pues, una obra de autores paganos, y mal puede decirse que constituía un libro para incluir en la Biblia.
 Lo mismo ocurre en el Nuevo Testamento. San Pablo, en el discurso que pronunció en el areópago de Atenas (Hch 17,28), cita el libro Fenómenos, del poeta griego Arato (del siglo III a.C.). También en su carta a los Corintios (1 Cor 15,33) menciona la famosa comedia Tais, del escritor ateniense Menandro (siglo IV a.C.). Y la carta a Tito (Tt 1,12) hace referencia a los Oráculos, del poeta cretense Epiménides (siglo VI a.C.). Y eso no significa que la filosofía estoica, o la comedia griega, o la poesía cretense, deban ser incluidas en la Biblia.
Asimismo, si san Lucas menciona que el gobernador Festo escribió una carta al emperador romano acusando a san Pablo de criminal (Hch 25,26), no por eso hay que ir a buscar esa carta para incluirla entre las epístolas del Nuevo Testamento.
 Cuando la Biblia cita un libro antiguo, no es para canonizarlo, ni porque reconozca en él una inspiración divina, sino simplemente para referir una idea que en él había, nada más. Otras veces lo hace para contarnos de dónde tomó el autor el material de su obra. Así, quien compuso el 2º Libro de Los Macabeos nos cuenta que hizo un resumen de una obra mucho más amplia, en cinco volúmenes, escrita por Jasón de Cirene (2 Mac 2,23). Los cinco libros de Jasón se perdieron, pero su resumen ha quedado en la Biblia, y ese resumen se considera inspirado.
 Si los autores bíblicos hubiesen pensado que los libros que mencionaban, así como estaban, eran sagrados, se habrían ocupado en conservarlos completos. Pero el hecho de que tomaran sólo algunas frases o párrafos de ellos, muestra que únicamente consideraron importantes esas secciones, y no todo el libro. Pero una vez que esas frases o párrafos pasaron a la Biblia, ya se consideran inspirados por Dios, porque pasaron a formar parte de un nuevo contexto que sí está inspirado.
Quien estableció qué libros del Antiguo Testamento pertenecen a la Biblia es la Iglesia, inspirada por el Espíritu Santo. Y para tomar tal decisión, la Iglesia se basó en ciertos criterios, como ser: a) el empleo de esos libros por la comunidad hebrea; b) el uso posterior de esos libros por los apóstoles y los primeros cristianos; c) el empleo de esos libros en la Iglesia primitiva.
 Ahora bien, si analizamos estos criterios, veremos que ninguno se aplica a los 19 libros “perdidos”. Porque: a) éstos desaparecieron pronto, y la comunidad hebrea antigua no los consideró parte de sus escrituras sagradas; b) en la época de Jesús ya no existían, y por lo tanto los apóstoles no parecen haberlos conocido, ni haberlos usado; c) la Iglesia primitiva posterior tampoco alcanzó a leerlos ni los empleó como expresión de su fe.
 En consecuencia, ninguno de los 19 libros perdidos ha sido nunca un libro “bíblico”. Y el hecho de que se hayan perdido, no significa que dejaron incompleta a la Biblia.
La Biblia, así como la tenemos hoy, está completa. No solamente contiene todos los libros sagrados heredados del pueblo de Israel, sino que también incluye en su segunda parte la Buena Noticia de Jesucristo, el Hijo de Dios.

sábado, 3 de septiembre de 2016

QUMRAN -LITERATURA PARA BIBLICA- GENESIS APOCRIFO - (Traducción mejorada y definitiva)


QUMRAN
LITERATURA PARA-BIBLICA

GENESIS APOCRIFO
1QGénesis Apócrifo (1QapGn)
Texto completo
(traducción mejorada y definitiva)

Por Florentino García Martínez

La “Literatura para-bíblica” vuelve a redactar a su manera el texto bíblico, entremezclándolo y ampliándolo con otras tradiciones muy diversas. Cada una de estas composiciones tiene su punto de partida en determinados textos de la Ley o de los Profetas, pero, a diferencia de la literatura exegética, más que interpretar el texto bíblico lo que hace es expandirlo, ampliarlo con otros materiales.
El origen de cada obra concreta es difícil de precisar. Ciertas composiciones conservan claras muestras de su origen qumrámico; de otras puede afirmarse sin ninguna duda que nacieron fuera de la comunidad qumrámica. De la gran mayoría de obras representadas, sin embargo, es imposible precisar el medio ambiente en el que surgieron o el tipo de lectores al que iban destinadas.

GENESIS APOCRIFO
1QGénesis Apócrifo (1QapGn)

Texto completo
(traducción mejorada y definitiva)
 
Col. I
1 […] … y con la siembra 2 […] … ni siquiera el misterio del mal que 3[…] … el misterio que

Col. II
1 He aquí que entonces pensé en mi corazón que la concepción era obra de los Vigilantes, y la preñez de los Santos, y pertenecía a los Gigan[tes, …] 2 y mi corazón se trastornó en mi interior por causa de este niño. Vacat, […] 3 Entonces yo, Lamec, me asusté y acudí a Bitenós, mi mujer, [y dije: …] 4 [Júrame] por el Altísimo, por el Gran Señor, por el Rey del Uni[verso, …] 5 […] los hijos del cielo, que de veras me harás saber todo, si […] 6 Me harás saber [de veras] y sin mentiras si esto [… Júrame] 7 por el Rey de todo el Universo que me estás hablando sinceramente y sin mentiras […] 8 Entonces Bitenós, mi esposa, me habló muy reciamente, llo[ró …] 9 y dijo: ¡Oh mi hermano y señor! Recuerda mi placer […] 10 […] el tiempo del amor, el jadear de mi aliento en mi pecho. Yo [te contaré] todo fielmente […] 11 […] y se turbó mucho entonces mi corazón dentro de mí. Vacat. […] 12 Cuando percibió Bitenós, mi mujer, que se había demudado mi semblante […] 13 entonces ella reprimió su ira, hablándome y diciéndome: ¡Oh mi señor y [hermano! Recuerda] 14 mi placer. Yo te juro por el Gran Santo, por el Rey de los cie[los …] 15 que de ti viene esta semilla, de ti viene este embarazo, de ti viene la siembra de este fruto, 16 y no de ningún extranjero, ni vigilante, ni hijo del cielo. [¿Por qué está la expresión] 17 de tu rostro tan alterada y deformada, y tu espíritu tan deprimido? […] 18 Yo te hablo sinceramente. Vacat. […] 19 Entonces yo, Lamec, /corrí/ a Matusalén, mi padre, y le [conté] todo, [a fin de que él fuera a preguntar a Henoc,] 20 su padre, y supiera por él todo con certeza, ya que él [Henoc], es amado y bienquisto [… y con los santos] 21 se encuentra su heredad, y ellos le manifiestan todo. Cuando Matusalén oyó [estas cosas] 22 [corrió] a Henoc, su padre, para saber todo fielmente […] 23 su voluntad. Y partió al nivel superior, a Parvaín, y allí encontró [a Henoc, su padre …]24 Dijo a Henoc, su padre: ¡Oh mi padre y mi señor, a quien yo […] 25 […] te digo: no estés enojado conmigo, porque he venido aquí, a [ti … ] 26 miedo (?) ante ti […]

Col. III
1 Porque en los días de Jared, mi padre […]

Col. V
3 Yo, Henoc […] 4 [no de los hijos del] cielo, sino de Lamec, [tu hijo, …] 9 Ahora yo te digo … yo te hago saber […] 10 Ve, di a Lamec, tu hijo […] 24 Cundo oyó Matusalén […] 25 y con Lamec, su hijo … habló […] 26 Cuando yo, Lamec […] 27 que él hizo salir de mí […]

Col. VI
2 y toda mi vida me conduje honestamente […] 6 […] yo, Noé, un hombre […]

Col. VII
1 [dominarás sobre] la tierra y todo lo que hay en ella, sobre los mares […] 7 […] y me alegré con las palabras del Señor de los cielos […]

Col. X
12 […] el arca se posó [en] uno de los montes de Ararat […] 13 […] yo expié por toda la tierra entera […] 15 […] quemé incienso sobre el altar […]

Col. XI
17 […] No comeréis ningún tipo de sangre […]

Col. XII
10 [y engendró a] Arfaxad, dos años después del Diluvio […] todos los hijos de Sem, todos ellos […] 11 […] Put y Canaán […] 13 Comencé yo y todos mis hijos a labrar la tierra y planté una gran viña en el monte Lubar, y a los cuatro años me produjo vino. 14 […] Vacat. Y cuando llegó el primer festival, en el primer día del primer festival del mes, 15 […] mi viña; abrí la jarra y comencé a beberlo en el primer día del quinto año, 16 […] En ese día llamé a mis hijos y a los hijos de mis hijos, y a todas nuestras mujeres y  a sus hijas, y nos juntamos y fuimos. 17 […] Y bendije al Señor de los Cielos, al Dios Altísimo, al Gran Santo, que nos salvó de la destrucción.

Col. XVI
11 […] toda la tierra del Norte, hasta que llegó a […] 12 […] esta frontera, las aguas del Gran Mar […] 16 […] el rio Tina […]

Col. XVII
8 […] hacia el Oeste, hacia Asur, hasta que llegó al Tigris […] 9 a Aram, la tierra que […] hasta que llegó a la parte superior de […] 10 […] este monte del Toro, y cruzó esta porción hacia el Oeste, hasta que llegó a […] 11 […] y por encima de la parte superior de las tres porciones […] A Arfaxad […] 16 […] a Gomer dio la parte Este en el Norte, hasta que llegó al río Tina y su corona; a Magog […]

Col. XIX
7 [… Construí allí un altar, e invoqué] allí [el nombre de Dios y dije: Tú eres 8 para [mí el Dios eterno] … Hasta ahora no he alcanzado la montaña santa. Salí, pues, 9 hacia […] y continué marchando hacia el Sur […] hasta que llegué a Hebrón. [En aquel tiempo] Hebrón había sido construida, y yo habité 10 [allí dos] años. Vacat. Pero sobrevino una carestía en todo ese país, Oí que había grano en Egipto y partí 11 para [entrar] en la tierra de Egipto […] Llegué al río Carmón, uno de los 12 brazos del río […], ahora nosotros […] nuestra tierra. Y yo crucé los siete brazos de este río que [..] 13 […] Entonces nosotros cruzamos nuestra tierra y entramos en la tierra de los hijos de Ham, en la tierra de Egipto. 14 Vacat. Soñé yo, Abrahán, un sueño, en la noche de mi entrada en Egipto. Y en mi sueño un cedro y una palmera. 15 […] Llegaron unos hombres intentando cortar y desarraigar el cedro, dejando la palmera sola. 16 Mas la palmera gritó y dijo: No taléis el cedro, porque los dos somos de la misma familia. Y el cedro se salvó gracias a la palmera, 17 y no fue talado. Vacat. Me desperté de mi sopor durante la noche y dije a Sara mi mujer: He tenido 18 una pesadilla [… y] estoy asustado por ese sueño. Ella me dijo: Cuéntame tu sueño para que yo lo conozca. Y comencé a contarle el sueño. 19 [Y le hice conocer la interpretación] del mismo. Dije: […] querrán matarme a mí, y dejarte a ti. Solamente este favor 20  [tienes que hacer conmigo]: cada vez que [lleguemos a un lugar, di] de mí: él es mi hermano. Y yo viviré bajo tu protección y mi vida será perdonada por tu causa. 21 […] ellos intentarán apartarte de mí y matarme. Lloró Sara a causa de mis palabras aquella noche. 22 […] el Faraón [Zoán … de modo que] Sara [no quería ir hacia Zoán 23 [conmigo, porque temía mucho] en su interior que cualquiera pudiera verla. Después de estos cinco años 24 [vinieron] tres hombres de los príncipes de Egipto [… del Faraón Zoán, a propósito de mis [palabras] y de mi esposa. Ellos me dieron 25 [muchos regalos, esperando de mi] Bondad, sabiduría y verdad. Yo leí delante de ellos el [libro] de las palabras de Henoc, 26 […] acerca del hambre que […] y no […] 27 […] con mucho comer y beber [..] vino […]

Col. XX
1 […]…[…] 2 […]¡Qué resplandeciente y hermosa es la forma de su rostro, y qué […] 3 […] qué suave el cabello de su cabeza! ¡Qué preciosos son sus ojos; cómo es agradable su nariz y toda la lozanía 4 de rostro […] ¡Qué gracioso es su pecho, y qué hermosa es toda su blancura! ¡Cómo son bellos sus brazos! Y sus manos, ¡qué 5 perfectas! ¡Qué atractivo es todo el aspecto de sus manos! ¡Qué preciosas son las palmas de sus manos, y cómo son largos y sutiles todos los dedos de sus manos! Sus pies, 6 ¡qué hermosos! ¡Qué perfectas sus piernas! Ninguna virgen o esposa que entra en la cámara nupcial es más bella que ella. Por encima de todas 7 las mujeres resalta su belleza; su hermosura está muy por encima de todas ellas. Y con toda su belleza, hay en ella una gran sabiduría. Y todo lo que hace con sus manos 8 es perfecto. Cuando oyó el rey las palabras de HRKNWS y las palabras de sus dos compañeros, ya que los tres hablaron al unísono, la deseó grandemente, y mandó 9 a toda prisa que la trajeran. La vio y se maravilló de toda su belleza y la tomó para sí como mujer. Intentó matarme, pero Sara dijo 10 al rey: Es mi hermano, para que yo pudiera beneficiarme a cuenta suya. Yo, Abrahán, fui perdonado por su causa. Lloré yo, 11 Abrahán, amargamente aquella noche, y conmigo Lot mi sobrino, porque Sara me había sido quitada por la fuerza. Vacat. 12 Esa noche recé, supliqué, imploré y dije en mi aflicción, mientras corrían mis lágrimas: Bendito seas, oh Dios Altísimo, mi Señor, por todo 13 el universo. Porque tú eres Señor y Dueño de todo y dominas a todos los reyes de la tierra, para juzgarlos a todos. Ahora 14 yo presento querella ante ti, mi Señor, contra el Faraón Zoán, rey de Egipto, porque mi mujer me ha sido quitada por la fuerza. Hazme justicia en contra de él y muestra tu brazo poderoso 15 contra él y contra toda su casa. Que no pueda en esta noche mancillar a mi mujer, apartada de mí; y te conozcan así. Mi Señor. Porque tú eres el Señor de todos los reyes 16 de la tierra. Y lloré y callé. Esa noche, le envió Dios Altísimo un espíritu castigador, para afligirlo a él y a todos los miembros de su casa; un espíritu 17 maligno que le afligía a él y a todos los miembros de su casa. Y no pudo acercársele, ni menos aún tener relaciones sexuales con ella, a pesar de estar con ella 18 dos años. Al final de dos años se agravaron e intensificaron los castigos y las plagas contra él y contra todos los miembros de su casa. Y mandó 19 llamar a todos [los sabios] de Egipto, por ver si podían sanarlo de aquella plaga, [a él] y a los miembros 20 de su casa. Pero todos los curanderos y magos, y todos los sabios, no pudieron alzarse a curarlo. Porque el espíritu los atacó a todos 21 y  huyeron. Vacat. Entonces HRKNWS vino a mí y me pidió que fuese y rezase  por 22 el rey, e impusiese mis manos sobre él para que viviese Porque [me había visto] en su sueño. Pero Lot le dijo: Abrahán, mi tío, no puede rezar por 23 el rey mientras Sara, su mujer, está con él. Ve ahora di al rey que reenvíe a su mujer a su propio marido, y él rezará por él y vivirá. 24 Vacat. Cuando oyó HRKNWS las palabras de Lot, fue y dijo al rey: Todas estas plagas y castigos 25 con que el rey mi señor es afligido y castigado son por causa de Sara, la mujer de Abrahán. Que devuelvan, pues, te ruego, Sara a Abrahán, su marido 26 y esta plaga y el espíritu de males purulentos dejarán de afligirte. Me llamó a si [el Faraón] y me dijo: ¿Qué me has hecho, a propósito de Sara? Me dijiste: 27 es mi hermana, cuando es tu mujer; de modo que yo la tomé para mí como esposa. ¡He ahí tu mujer; llévatela! ¡Vete. Sal de 28 todas las ciudades de Egipto!  Pero ahora reza por mí y por mi casa, para que sea expulsado de nosotros este espíritu maligno. Yo recé por […] 29 e impuse mis manos  sobre su cabeza. La plaga fue removida de él; fue expulsado [de él el espíritu] maligno y vivió. Se levantó 30 el rey y me hizo saber […] El rey me aseguró con juramento que no […] Entonces me [trajeron] 31 a Sara. El rey le dio mucho oro y plata] y muchos vestidos de fino lino y púrpura […] 32 delante de ella, y también a Hagar. El me la entregó y designó hombres para escoltarme fuera [de Egipto]. 33 Marché yo, Abrahán, con muchísimos ganados, y también con plata y oro Salí de [Egipto … Lot,] 34 el hijo de mi hermano, [estaba] conmigo. También Lot había adquirido muchos rebaños y había tomado para sí una mujer de entre las hijas [de Egipto. Acampé con él]

Col. XXI
1 en todos los sitios de mis [antiguos] campamentos, hasta que llegué a Betel, al lugar donde había construido el altar, y lo construí de nuevo. 2 Sobre el ofrecí holocaustos y una ofrenda a Dios Altísimo e invoqué allí el nombre del Señor del Universo; ensalcé el nombre de Dios y bendije 3 a Dios. Di gracias allí en presencia de Dios por todos los rebaños y bienes que me había dado, porque había obrado el bien conmigo, y porque me había devuelto 4 en paz a esta tierra. Vacat. 5 Después de aquel día se separó Lot de mí por causa de la conducta de nuestros pastores. Marchó y se instaló en el valle del Jordán [llevando] todos sus rebaños 6 consigo. E incluso yo le añadí mucho a lo suyo. El apacentó sus rebaños y llegó hasta Sodoma, y se compró una casa en Sodoma 7 y habitó allí, mientras que yo habitaba en la montaña de Betel. Me dolió que Lot, el hijo de mi hermano, se hubiese apartado de mí. 8 Vacat. Se me apareció Dios en una visión de noche y me dijo: Sube a Ramat Hazor, que está al norte de 9 Betel el lugar en que habitas; alza tus ojos y mira al Este, al Oeste, al Sur y al Norte. Mira toda 10 esta tierra que yo te doy a ti y a tus descendientes para siempre. La mañana siguiente subí a Ramat Hazor y miré la tierra desde 11 aquella altura, desde el Rio de Egipto hasta el Líbano y Senir, y desde el Gran Mar hasta Huarán, y toda la tierra de Gebal hasta Cadés, y todo el 12 Gran Desierto que hay al Este de Huarán y Senir, hasta el Éufrates. Y me dijo: Daré a tus descendientes toda esta tierra y la heredarán para siempre. 13 Multiplicaré tus descendientes como el polvo de la tierra que nadie puede contar. De igual modo serán incontables tus descendientes. Álzate, marcha a lo largo y a lo ancho 14 y mira qué grande es su longitud y que grande su anchura. Porque te la daré, a ti y a tus descendientes después de ti, por todos los siglos. Vacat. 15 Yo, Abrahán, salí a recorrer y ver la tierra. Comencé el recorrido por el río Guijón. Fui por el borde del mar hasta que 16 llegué al monte del Toro. Caminé desde [el borde] de este Gran Mar de la Sal, bordeando hacia el Este el monte del Toro, a lo ancho de la tierra, 17 hasta que llegué al río Éufrates. Seguí hacia el Este por la ribera de Éufrates, hasta llegar al Mar Rojo. Continué caminando a la orilla 18 del Mar Rojo, hasta alcanzar el brazo del Mar de los Juncos que sale del Mar Rojo, y seguí hacia el Sur hasta llegué al 19 río Guijón. Entonces me volví  y llegué a mi casa en paz, y encontré a todos bien. Fui y me establecí junto a las encinas de Mamré, en Hebrón, 20 al Nordeste de Hebrón. Construí allí un altar y ofrecí sobre el un holocausto y una ofrenda al Dios Altísimo. Y comí y bebí allí, 21 yo y todas las personas de mi casa. Invité a Mamré, Arnem y Escol, tres hermanos amoritas, mis amigos, y comieron junto 22 conmigo y bebieron conmigo. Vacat. 23 Antes de aquellos días vino Codorlahomer, rey de Elam, Amrafel, rey de Babilonia, Arioc, rey de Capadocia, Tidal, rey de Pueblos, que 24 es Mesopotamia, y declararon la guerra a Bera, rey de Sodoma, Birsa, rey de Gomorra, Sinab, rey de Adama, 25 Semiabad, rey de Seboín, y al rey de Bela. Todos ellos se aliaron para combatir en el valle de Sidín. Pero prevaleció el rey de 26 Elam y los reyes aliados con él sobre el rey de Sodoma y todos sus aliados, y les impusieron tributo. Durante doce años siguieron 27 pagando su tributo al rey de Elam, pero al decimotercero se rebelaron contra él. En el año decimocuarto el rey de Elam se colocó al frente de todos 28 sus aliados, subieron por el camino del desierto y fueron destruyendo y arrasando desde el río Éufrates. Derrotaron a los refaítas de Astarot de 29 Carmín, a los zumzumitas  de Amón, a los emeos de Sabeha-Keriot, y a los hurritas de los monte de Gebal, hasta que llegaron a El- 30 Paran, en el desierto. Volvieron […] en Hazazon Tamar. Vacat. 31 El re de Sodoma salió a su encuentro junto con el rey [de Gomorra], el rey de Adama, el rey de Seboín y el rey de Bela. [Presentaron] batalla 32 en el valle [de Sidín] contra Codorlahomer [y los aliados] que había con él. Pero el rey de Sodoma fue derrotado y huyó; el rey de Gomorra 33 cayó en los pozos […] El rey de Elam  saqueó todas las posesiones de Sodoma y de 34 [Gomorra …] y se llevaron preso a Lot, el hijo del hermano

Col. XXII
1 de Abrahán, que habitaba en Sodoma, junto con ellos y todos sus ganados. Uno de los pastores del rebaño 2 que Abrahán había dado a Lot, que se había escapado al arresto, vino a Abrahán –en aquel tiempo Abrahán 3 habitaba en Hebrón- y le informó que había sido capturado Lot, el hijo de su hermano, y todos sus rebaños, pero que él no había muerto, y que 4 los reyes se habían ido por el camino del Gran Valle hacia la ciudad, haciendo cautivos, destruyendo, matando, y marchando 5 hacia la ciudad de Damasco. Lloró Abrahán por Lot, el hijo de su hermano. Se animó Abrahán, se alzó, 6 y escogió de entre sus siervos a los más preparados para la guerra: trescientos dieciocho. Arnem, 7 Escol y Mamré fueron con él. Los fue persiguiendo  hasta que llegó a Dan y los encontró 8 acampados en el valle de Dan. Cayó sobre ellos de noche, por los cuatro costados. Mató 9 a algunos durante la noche. Los destrozó y los persiguió, y todos ellos fueron huyendo delante de él 10 hasta que llegaron a Helbón, que está al Norte de Damasco. Rescató de ellos todo lo que habían capturado, 11 todo lo que habían saqueado y todos sus propios bienes. También salvó a Lot, el hijo de su hermano, y a todos sus rebaños 12 e hizo volver a todos los presos que habían capturado. Oyó el rey de Sodoma que Abrahán había hecho volver a todos los cautivos 13 y todo el botín, y subió a encontrarlo. Fue a Salén que es Jerusalén. Abrahán acampaba en el valle de 14 Save, que es el valle del Rey, el valle de Bet-ha-Karen. Melquisedec, rey de Salén, sacó 15 comida y bebida para Abrahán y para todos los hombres que había con él. Él era sacerdote del Dios Altísimo. Bendijo 16 a Abrahán y dijo: Bendito sea Abrahán por el Dios Altísimo, Señor del cielo y la tierra, y Bendito sea el Dios altísimo 17 que ha entregado tus enemigos en tus manos. Y (Abrahán) le dio un diezmo de todos los ganados del rey de Elam y sus aliados. 18 Vacat. Entonces se acercó el rey de Sodoma y dijo a Abrahán: Mi Señor Abrahán, 19 dame la gente que es mía, que está cautiva contigo, que tú rescataste del rey de Elam. Todos los bienes 20 guárdalos para ti. Vacat. Entonces replicó Abrahán al rey de Sodoma: 21 Juro en este día por el Dios Altísimo, Señor de cielos y tierra, que no aceptaré ni un hilo, ni una correa de sandalia, 22 ni nada de lo que te pertenece, para que no digas: De mis bienes (proviene) la riqueza de 23 Abrahán; excepto lo que ya han comido mis muchachos, que me acompañan, y excepto la parte de los tres hombres que 24 vinieron conmigo; ellos son dueños de su parte para dártela. Devolvió Abrahán todos los bienes y todos  25 los cautivos y (los) dio al rey de Sodoma. Y a todos los presos que había con él de aquella región los libró 26 y los soltó a todos. Vacat. 27 Después de estos sucesos se apareció Dios a Abrahán en una visión y le dijo: He aquí que han pasado 28 diez años desde el día en que tú saliste de Harán; has pasado dos años aquí, siete en Egipto y uno 29 desde que volviste de Egipto. Ahora examina y cuenta todo lo que tienes, y mira cuantas veces se ha multiplicado 30  todo lo que salió contigo en el día de tu marcha de Harán. Ahora no temas, yo estoy contigo y seré para ti 31 soporte y fuerza. Yo seré tu escudo y tu broquel contra uno más fuerte que tú. Tu riqueza y tus rebaños 32 se multiplicarán inmensamente. Vacat. Abrahán contestó: Mi Señor Dios, grandes son mis riquezas y mis rebaños, pero ¿de qué me sirve 33 todo eso? Cuando yo muera, me iré desnudo y sin hijos. Uno de mis siervos me heredará, 34 Eliezer […] … Pero le replicó: No te heredará ése, sino uno salido