"No hay decisiones buenas y malas, solo hay decisiones y somos esclavos de ellas." (Ntros.Ant.)

domingo, 25 de marzo de 2012

MITOS HEBREOS -ISMAEL-


MITOS HEBREOS
ISMAEL

POR ROBERT GRAVES y RAPHAEL PATAI


Al cabo de diez años de matrimonio Sarai, la esposa de Abram, creyéndose estéril, le ofreció a su esclava egipcia Agar como concubina. Abram, que tenía ochenta y cinco años de edad, aceptó el regalo. Cuando Agar concibió y Sarai se quejó a Abram de que ella la despreciaba, él respondió: "Mira, en tus manos está tu esclava; haz con ella como bien te parezca". Sarai le tomó la palabra
y atormentó a Agar tan cruelmente que huyó. Dios, disfrazado de ángel, la encontró junto a la fuente del desierto entre Cades y Berid, en el camino que sale de Sur, y le preguntó: "Agar, esclava de Sarai, ¿de dónde vienes y adonde vas?" Y le respondió ella: "Voy huyendo de Sarai, mi señora". Dios le dijo que volviera y sufriera en silencio, prometiéndole que sería madre de una raza de guerreros. Y continuó: "Has concebido y parirás un hijo, y le llamarás Ismael, porque ha
escuchado Yahvéh tu aflicción. Será un onagro de hombre; su mano contra todos, y las manos de todos contra é l , y habitará al oriente de todos sus hermanos".
Agar se d i j o : "¿No he visto también aquí al que me ve?" y le dio el nombre de Atta-El-Roi. Luego volvió a su señora y dio a Abram un hijo, al que llamó Ismael.
Muchos años después, cuando Sarai dio a luz a Isaac, el hijo de su ancianidad, vio que el hijo de Agar se burlaba de su hijo Isaac y dijo a Abram:
"Echa a esa esclava y a su hijo, pues el hijo de una esclava no ha de heredar con mi hijo, con Isaac".
Muy duro se le hacía eso a Abram por causa de su hijo, pero le dijo Dios:
"No te dé pena por el niño y la esclava; haz lo que te dice Sarai, que es por Isaac por quien será llamada tu descendencia.
También al hijo de la esclava le haré un pueblo, por ser descendencia tuya".
Abram se levantó temprano, dio a Agar un pan y un odre de agua y la envió, con Ismael en brazos, al desierto de Berseba.
Cuando se acabó el agua del odre, Agar puso a Ismael bajo un arbusto y fue a sentarse a la distancia de un tiro de arco, diciéndose: "No quiero ver morir a mi hijo". Mientras ella lloraba, un ángel oyó que Ismael invocaba el nombre de Dios y dijo: "No llores más, Agar. No temas, que ha escuchado Yahvéh la voz del niño que aquí está. Levántate, toma el niño y cógele de la mano, pues he de hacerle un gran pueblo". Y abrió Dios los ojos de Agar, haciéndola ver un pozo, adonde fue y llenó el odre de agua, dando de beber al niño. Dios cuidó a Ismael, quien vivió en
adelante en el desierto de Farán. Agar lo casó con una egipcia llamada Meribá, porque era aficionada a la pendencia; aunque otros la llaman Isa, una moabita.
Algunos dicen que, irritada por la presunción de Agar, Sarai la sacó del lecho de Abram, le arrojó los zapatos a la cara y la aojó, de modo que el primogénito de Agar, una niña, murió al nacer. También hacía que Agar la siguiera, con baldes y toallas, a la casa de baños. Luego aojó a Ismael, quien creció tan débil y mustio que ya no podía caminar. Por eso, cuando Abram despidió a Agar, ésta tuvo que llevar a Ismael a la espalda, aunque ya tenía diecisiete años, o tal vez veinticinco; y sufriendo una sed tan ardiente que el odre de agua quedó pronto vacío.
Algunos absuelven de toda culpa a Sarai, alegando que Ismael, cuando era niño, disparó una flecha contra Isaac, pero le erró; y más tarde erigió un altar a un dios falso, adoraba a ídolos, cazaba langostas, se acostaba con rameras y violaba vírgenes.
Además Ismael se burlaba de los que le decían que Isaac recibiría la doble parte del primogénito después de la muerte de Abram y preguntaba: "¿No soy yo el primogénito?".
Otros dicen que cuando Dios dejó que fluyera una fuente en el desierto para salvar la vida de Ismael, sus ángeles ayudantes protestaron: "Señor del Universo, ¿por qué salvas a quien dejará que Tus hijos elegidos mueran de sed?"
Dios preguntó: "¿No me honra ahora?" Ellos replicaron: "Todavía vive honradamente".
Dios dijo: "Yo juzgo a cada hombre como es al presente, no como será".
Otros niegan la idolatría y la mala vida de Ismael. Dicen que Abram, muchos años después de la expulsión de Agar, dijo a Sarai: "Anhelo visitar a mi hijo Ismael". Sarai exclamó: "¡No vayas, mi señor, te lo suplico!" Sin embargo, viendo que Abram estaba decidido a hacer el viaje, le hizo jurar que no desmontaría del camello cuando llegara a la tienda de Ismael, para que su corazón
no se volviera contra Isaac.
Abram se dirigió al desierto de Paran y alrededor del mediodía encontró la tienda de Ismael, pero ni él ni Agar estaban en ella, sino solamente Meribá, su esposa, y algunos hijos pequeños.
Abram preguntó: "¿Dónde está Ismael?" y Meribá le contestó: "Ha ido de caza". Abram, manteniendo su promesa a Sarai, no desmontó del camello. "Dame algo de comer, hija —le dijo a Meribá—, pues el viaje me ha debilitado." Meribá le contestó: "No tenemos agua ni pan". No quiso dejar la tienda, ni mirar a Abram, ni preguntar su nombre, pero en cambio pegó a sus hijos pequeños y denigró al ausente Ismael. Abram, muy disgustado, ordenó a Meribá que se le acercara, y luego, todavía montado en su camello, le dijo: "Cuando vuelva tu marido, dile: Un
anciano de tal y cual aspecto ha venido desde la Tierra de los Filisteos en tu busca.
No le he preguntado su nombre, pero le he informado de tu ausencia. Entonces ha dicho: Aconseja a tu marido que deseche esta clavija de la tienda y haga otra ".
Dicho eso, Abram se fue. Cuando volvió Ismael, Meribá le comunicó el mensaje y él comprendió que ella había negado a su padre la hospitalidad.
Obedeció a Abram divorciándose de Meribá y casándose con otra esposa, Patuma, parienta de su madre.
Tres años después Abram volvió a visitar la tienda de Ismael.
Patuma corrió a su encuentro y le dijo: "Lamento que mi señor Ismael haya salido de caza. Entra, come algo y espera su regreso, pues tienes que estar cansado del viaje". Abram respondió: "No puedo desmontar, pero te ruego que me des agua para aplacar mi sed". Patuma le dio el agua y le instó a que comiera pan, lo que él hizo de buena gana, bendiciendo a Ismael y también a Dios.
Abram le dijo a Patuma: "Cuando vuelva Ismael, díle: 'Un anciano de tal y cual aspecto ha venido desde la Tierra de los Filisteos en tu busca. Y ha dicho:
Asegura a tu marido que la nueva clavija de la tienda es excelente y no dejes que la deseche”.
Cuando recibió el mensaje Ismael comprendió que Patuma había tratado a su suegro con el respeto debido; y poco después llevó a ella, sus hijos, sus rebaños y camellos a visitar a Abram en la Tierra de los Filisteos, donde pasaron muchos días; y su casa prosperó".
Ismael se encontró con Isaac sólo una vez más: cuando enterraron juntos a Abram en la caverna de Macpela en Hebrón.
Antes de morir Ismael a la edad de ciento treinta y siete años tuvo doce hijos, que fueron Nebayot, Quedar, Abdel, Mabasam, Masema, Duma, Masa, Adad, Tema, Jetur, Nafir y Quedma.
Cada uno de ellos llegó a ser príncipe y cada uno tenía una aldea desde la que los suyos emprendían sus andanzas.

sábado, 24 de marzo de 2012

LOS DIOSES MAYAS -EK CHUAH-


LOS DIOSES MAYAS
Ek Chuah, Dios de la Guerra

Ek Chuah es la sexta deidad más comúnmente representada en los códices y se presenta en ellos 40 veces. Tiene un labio inferior grueso y colgante y aparece generalmente pintado de negro, el color de la guerra. El jeroglífico de su nombre es un ojo con un aro negro. Este dios parece haber tenido un carácter doble y un tanto contradictorio; como dios de la guerra era malévolo, pero como dios de los mercaderes ambulantes era propicio. En el carácter primeramente indicado aparece con una lanza en la mano, a veces combatiendo y aun vencido por otro dios de la guerra. Lo hemos visto ya con Ixchel, armado de jabalinas y de lanza, tomando parte en la destrucción del mundo por el agua. Como un dios favorable aparece con un fardo de mercancías sobre la espalda, semejante a un mercader ambulante, y en algún lugar se le muestra con la cabeza de Xamán Ek, dios de la estrella polar, "guía de las mercaderes". Ek Chuah era también el patrono del cacao, y los que poseían plantaciones de este fruto celebraban una ceremonia en su honor en el mes de Muán. En uno de sus aspectos parece haber sido hostil al hombre, y en el otro su amigo, una deidad de dos caras, parecida al dios Jano de la antigua Roma.

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Texto tomado de: Morley, Sylvanus G. La Civilización Maya (Revisada por George W. Brainerd. Fondo de Cultura Económica,
© Universidad Autónoma de Yucatán

LA NARRACION DEL DILUVIO SEGUN BEROSO


LA NARRACION DEL DILUVIO SEGÚN BEROSO

por Jean Bottero y Samuel Noah Kramer


Erudito babilonio que, hacia el año 300 antes de nuestra era, puso por escrito en griego las tradiciones de su país. Su obra, perdida desde la antigüedad, solo la conocemos gracias a los resúmenes citados por otros autores. Las noticias que transmitía acerca del Diluvio han llegado hasta nosotros gracias a dos resúmenes realizados por dos autores distintos y que presentan ciertas variantes secundarias.

a) – El primero nos lo ofrece Alejandro Polyhistor, un “gramático” que vivió, aproximadamente, un siglo antes de nuestra era.

(Beroso) cuenta que Kronos se le apareció en sueños a Xisouthros –de este modo transcribe Ziusudra- para revelarle que, el día 15 del mes de Daisios (equivalente macedonio al mes de Ayyar en Mesopotamia: abril-mayo), los hombres serian exterminados por un Diluvio. Entonces, le ordena que, después de haber excavado un hoyo, entierre en el todas las escrituras en la ciudad del dios del Sol, en Sippar, que después construya un barco y embarque en el, junto con sus parientes y allegados. Debía abastecerlos con comida y bebida; cargarlo con aves y cuadrúpedos, y, una vez dispuesto todo, hacerse a la mar. Si alguien le preguntaba adónde iba, él tenía que responder: “¡Voy a reunirme con los dioses para rogarles que todo les vaya bien a los hombres!”. Así pues, obedeciendo estas órdenes, construyo un barco de 15 estadios (¡un poco mas de 3 km!) de largo y 2 (¡alrededor de 400m!) de ancho. Después, reúne todo lo que se le había indicado y embarca a su mujer, a sus hijos y a sus allegados. Se inicia el Diluvio y, tan pronto como este terminó, Xisouthros libera varios pájaros que, al no encontrar alimento y lugar en que posarse, vuelven al barco. Pasados unos cuantos días, los vuelve a liberar y vuelven al navío con las patas enfangadas. Liberados por tercera vez, no regresan, y Xisouthros llega a la conclusión de que la tierra había vuelto a aparecer. El, entonces, levanta una parte del casco y, constatando que éste había atracado en una montaña, desciende a tierra con su esposa, su hija y su piloto. Tras haber levantado un altar, ofrece un sacrificio a los dioses y después desapareció y, con él, aquellos que, en su compañía, habían abandonado el barco. Al no regresar ninguno de ellos, los que habían quedado en el barco los buscaron, llamándolos por sus nombres. Xisouthros nunca más volvió a aparecer en persona, pero se escuchó una voz, procedente de lo alto, que les exhortaba a ser piadosos, pues éste, gracias a su devoción, había marchado vivir con los dioses, y su mujer, su hija y su piloto también tenían derecho a disfrutar de este mismo privilegio. Después, la voz les dijo que regresasen a Babilonia y, dado que ese era su destino, que marcasen a Sippar, para recoger las escrituras y transmitirlas a los hombres. Añadió, además, que el país en que se encontraban era Armenia. Tras escuchar estas palabras, ellos hicieron sacrificios a los dioses y marcharon a pie hacia Babilonia. En Armenia quedó un resto del barco y todavía se encuentra allí, en los montes Cordienos: de él se toman raspaduras de betún que se utilizan como amuletos. De vuelta a Babilonia, los compañeros de Xisouthros desenterraron las escrituras de Sippar, fundaron muchas ciudades, edificaron santuarios y (re)construyeron Babilonia.

b) – El otro resumen nos lo transmite Abideno, autor de una historia, perdida, de los asirios y de los babilonios y que, aproximadamente, debió de escribir dos siglos más tarde.

Después reinó Sisithros –otra transcripción de Ziusudra- al que Kronos revela, por anticipado, que el día 15 del mes de Daisios iban a tener lugar unas enormes lluvias torrenciales y le ordena que guarde en lugar seguro todas las escrituras que él tenía en la ciudad de Sippar. Tras cumplir con esta orden, Sisithros zarpa enseguida para Armenia y, sin demora, tiene lugar aquello que los dioses habían anunciado. El tercer día después de que hubiese parado de llover, libera unos pájaros para ver si estos descubrían tierra emergida de las aguas; pero, al no tener ante ellos más que un mar sin límites y al serles imposible posarse, vuelven junto a Sisithros, al igual que, después, hicieron otras aves. Tras un tercer intento tuvo éxito, al ver que los pájaros regresaban con las plumas enfangadas, y los dioses se lo llevaron de entre los hombres. Los restos del barco, que se encuentran en Armenia, sirven para que los habitantes del lugar se abastezcan de colgantes de madera que usan como amuletos.

domingo, 18 de marzo de 2012

LOS DIOSES MAYAS -XAMAN EK-


LOS DIOSES MAYAS
Xaman Ek , Dios de la Estrella Polar


La quinta deidad más común en los códices es Xaman Ek, el dios de la estrella polar, que aparece 61 veces en los tres manuscritos. Se le representa siempre con la cara de nariz roma y pintas negras peculiares en la cabeza. No tiene más que un jeroglífico de su nombre, su propia cabeza, que se ha comparado a la del mono. Esta cabeza, con un prefijo diferente al de su nombre, es también el jeroglífico del punto cardinal norte, lo cual tiende a confirmar su identificación como dios de la estrella polar. La naturaleza de su aparición en los manuscritos indica que ha de haber sido la personificación de algún cuerpo celeste, importante.
En algún lugar se habla de Xamán Ek como del "guía de los mercaderes", y bien puede haberlo sido, puesto que la estrella polar es la única estrella fija que se observa en las latitudes del Petén y Yucatán, que no cambia radicalmente de posición durante el año. Se dice también que los mercaderes le ofrecían copal (pom) en los altares que se ven a la orilla de los caminos. Era una deidad benévola; se la encuentra asociada con el dios de la lluvia y era probablemente el patrono del día Chuen.

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Texto tomado de: Morley, Sylvanus G. La Civilización Maya (Revisada por George W. Brainerd. Fondo de Cultura Económica,
© Universidad Autónoma de Yucatán

viernes, 16 de marzo de 2012

MITOS HEBREOS -EL NACIMIENTO DE ABRAHAM-


MITOS HEBREOS
NACIMIENTO DE ABRAHAM

POR ROBERT GRAVES y RAPHAEL PATAI



El príncipe Téraj mandaba los ejércitos reales, y una, noche todos los cortesanos, consejeros y astrólogos del rey Nimrod se reunieron en su casa para divertirse con é l . Esa misma noche nació el hijo de Téraj, Abram, y los reunidos volvieron a sus casas y contemplaron en el firmamento un enorme cometa que corría por el horizonte desde el este y se tragaba cuatro estrellas, cada una de ellas fija en una parte diferente del Cielo. Los astrólogos estaban pasmados, pues sabían que esa visión era un presagio, y se cuchicheaban unos a otros: "El hijo recién nacido de Téraj será un emperador poderoso. Sus descendientes se multiplicarán y
heredarán la tierra para toda la eternidad, destronarán a los reyes y poseerán sus tierras".
Cuando llegó la mañana volvieron a reunirse y dijeron: "Ese cometa no ha sido visto por nuestro señor Nimrod. Si ahora oye hablar de él nos preguntará:
'¿Por qué me habéis ocultado una maravilla tan grande?' y al momento nos matará.
Es mejor que nos libremos de toda culpa revelándoselo espontáneamente".
Así lo hicieron y le dijeron a Nimrod: "Paga a Téraj su precio y mata al niño antes que pueda engendrar hijos que destruyan la posteridad del rey y la nuestra".
Nimrod mandó llamar a Téraj y le ordenó: "¡Véndeme tu hijo!" Téraj respondió: "Todo lo que el Rey ordene a su sirviente será hecho. Pero solicito humildemente el consejo de mi señor en cierto asunto. Anoche tu consejero Aayun comió a mi mesa.
Y d i j o : 'Véndeme ese caballo semental alto y veloz que nuestro amo te concedió recientemente, y yo llenaré tu casa con oro, plata y forraje excelente'.
¿Cómo, mi señor, podía haber evitado la ofensa accediendo?" Nimrod exclamó airado: "¿Serías tan tonto como para ni siquiera considerar semejante venta?
¿Carece tu casa de plata y oro? ¿O para qué serviría su forraje si vendes mi regalo, el mejor caballo semental viviente?" Téraj replicó suavemente: "¿No me ordena el Rey que venda a mi hijo? ¿Y no es su propósito matarlo? ¿Y para qué me servirán la plata y el oro después de la muerte de mi heredero? ¿No deben volver todos mis tesoros al Rey si muero sin hijos?" Al oír eso Nimrod se enojó todavía más, pero Téraj dijo tranquilamente: "¡Todo lo que es mío se halla en las manos del Rey! Que obre con su servidor a su voluntad y tome mi hijo sin pago".
Nimrod d i j o : "No, pero seguramente te pagaré bien por el niño.
Téraj respondió: "¿Me permite mi señor que le pida un pequeño favor?" Y cuando obtuvo el permiso añadió: "Sólo pido que me concedas tres días para comunicarme con mi alma y con mis parientes, para que podamos hacer de buena gana lo que nuestro señor nos exige airado".
Nimrod le concedió ese favor y, en el tercer día, sus mensajeros fueron en busca del niño. Téraj, quien sabía que él y sus parientes serían atravesados con la espada si no obedecían, tomó el hijo de una esclava, nacido en la misma noche que Abram, lo entregó al rey y aceptó el precio en plata y oro.
Nimrod mató al niño y luego olvidó el asunto. Téraj ocultó a Abram en una cueva con una madre adoptiva y les llevaba alimentos un mes tras otro. Dios cuidó de Abram durante los diez años siguientes; aunque algunos dicen que pasaron trece años antes que Téraj dio por fin permiso a Abram para salir de la cueva, donde no había visto la luz del sol ni de la luna; y que cuando salió hablaba el idioma sagrado de los hebreos, despreciaba los bosques sagrados, aborrecía a los ídolos y confiaba en la fuerza de su Creador .
Abram fue en busca de sus antepasados Noé y Sem, en la residencia de los cuales estudió la Ley durante treinta y nueve años, pero ninguno de ellos sabía quiénes eran sus padres.
Según otro relato, el rey Nimrod mismo estaba versado en astrología y se enteró por los astros de que pronto nacería un niño que derrocaría a los dioses que él reverenciaba. Nimrod hizo llamar a sus principales príncipes y consejeros y les preguntó: "¿Qué puedo hacer contra ese hijo del hado?" Ellos le aconsejaron que erigiese un gran edificio y diese la orden de que todas las mujeres embarazadas diesen a luz allí; además debía apostar centinelas en las puertas y poner parteras para que vigilasen a las mujeres y matasen a todos los niños varones tan pronto
como nacieran. "Pero —añadieron— perdona la vida a todas las niñas, viste a sus madres con la púrpura regia y prodígales los regalos, diciendo: '¡Esto se debe hacer con las madres de hijas!'" Nimrod siguió ese consejo y los ángeles que veían esa matanza se la reprocharon a Dios, preguntando: "¿No has visto cómo el blasfemo Nimrod asesina a inocentes?" Dios contestó: "Yo nunca duermo ni desvío Mis ojos, sino que observo todo lo que sucede en la tierra, abiertamente o en secreto. No tardaré en castigarle".
Cuando Téraj vio que el vientre de Amitlai se hinchaba y su rostro palidecía, preguntó: "¿Qué te duele, esposa?" Ella contestó: "Esta dolencia, la qolsani, la tengo todos los años". Él le d i j o : "Descúbrete para que pueda ver si estás embarazada, pues si es así tenemos que obedecer la orden del Rey". Pero el niño no nacido aún subió al pecho de ella, por lo que Téraj tentó el vientre de Amitlai y no encontró nada. "Es ciertamente la qolsani", dijo.
Amitlai, quien sabía que le iba a llegar su hora, fue a través del desierto a una cueva situada junto al río Eufrates. Allí comenzó a sentir los dolores del parto y dio a luz a Abram, el resplandor de cuyo rostro iluminó la cueva de un extremo al otro.
Amitlai exclamó: "¡Ay, te he dado a luz en este mal momento! El rey Nimrod ha matado a setenta mil infantes varones y temo mucho por t i " . Se quitó parte de su vestido y envolvió en él a Abram mientras decía: "¡Quédate con Dios y que Él no te abandone!" Y luego se fue.
Abram se quedó solo en la cueva sin comida y comenzó a llorar, pero Dios envió al arcángel Gabriel para que le diera leche, que manaba del dedo meñique de su mano derecha, y así amamantó al niño.
Cuando se puso el sol el décimo día, Abram se levantó y bajó a la orilla del río. Vio que salían las estrellas y pensó: "Seguramente son dioses". Cuando amaneció y las estrellas desaparecieron, se d i j o : "Sin embargo, no las adoraré, porque los dioses no desaparecen". Luego salió el sol en todo su esplendor y Abram preguntó: "¿Es ese mi dios al que debo alabar?" Pero cuando se puso de nuevo al anochecer, exclamó: "¡No era dios! El Sol, la Luna y las estrellas son seguramente
movidos por Uno más grande que ellos". Apareció Gabriel y le dijo: "¡La paz sea contigo!" Abram contestó: "¡Y contigo sea la paz! ¿Cómo te llamas?" El ángel declaró: "Soy Gabriel, el mensajero de Dios". Inmediatamente Abram se lavó la cara, las manos y los pies en un manantial y se prosternó ante é l.
Algunos días después la afligida Am i tía i, pálida por falta de sueño, volvió a la cueva donde había dejado a su hijo, pero no encontró señal alguna de é l , y sus lágrimas fluyeron de nuevo creyendo que lo habían devorado las fieras. En la orilla del río vio a un muchacho ya crecido y le dijo "¡La paz sea contigo!" Luego se entabló entre ellos el siguiente diálogo: Abram— ¡Y contigo sea la paz! ¿Qué haces?
Amitlai — Vengo en busca de mi hijo infante.
Abram — ¿Y quién lo trajo aquí? Amitlai — Yo estaba embarazada y temía que nuestro Rey matara a mi hijo como ha matado a otros setenta m i l .
En consecuencia vine aquí, lo di a luz en esa cueva, volví a casa sola y ahora no se lo ve en ninguna parte.
Abram— ¿Cuándo nació tu hijo? Amitlai—Hace veinte días.
Abram — ¿Puede alguna mujer abandonar a su hijo en una cueva del desierto y esperar que lo encontrará vivo al cabo de veinte días? Amitlai — Sólo si Dios muestra misericordia.
Abram— ¡Madre, yo soy tu hijo! Amitlai—¡No puede ser! ¿Cómo has crecido tanto y aprendido a andar y hablar en veinte días? Abram — Dios ha hecho esas cosas por mí para mostrarte cuan grande, terrible y eterno es.
Amitlai — Hijo mío, ¿puede haber alguien más grande que el rey Nimrod?
Abram — Así es, madre. ¡Dios ve, pero no puede ser visto! ¡Vive en el Cielo, pero Su gloria llena la tierra! ¡Vete a ver a Nimrod y repítele mis palabras! Amitlai volvió y cuando Téraj oyó su relato se inclinó profundamente ante el Rey y le pidió permiso para hablarle, Nimrod dijo: "¡Levanta la cabeza y di lo que deseas que oiga!" Téraj le relató todo y repitió el mensaje de Abram, y Nimrod palideció.
Preguntó a sus principales príncipes y consejeros: "¿Qué se debe hacer?"
Ellos contestaron: "Rey divino, ¿temes a un niñito? ¿No cuenta tu reino con príncipes por millares, además de innumerables nobles menores e inspectores?
Envía al ínfimo de tus nobles para que se apodere del niño y enciérralo en tu prisión regia".
Pero Nimrod preguntó: "¿Qué infante se hizo alguna vez muchacho en el término de veinte días o me envió un mensaje con su madre diciendo que hay un Dios en el Cielo que ve pero no puede ser visto y cuya gloria llena el mundo?" Entonces Satán, vestido con seda negra de cuervo, se postró ante el Rey, y cuando éste le dio permiso para levantar la cabeza, d i j o : "¿Por qué te perturba el balbuceo de un niño? Permíteme que te dé un buen consejo". Nimrod preguntó: "¿Qué consejo es ese?" Satán contestó: "Abre tus armerías y entrega armas a todos los príncipes,
nobles y guerreros de tu país, para que puedan apoderarse del niño y traerlo aquí para que te sirva".
Nimrod hizo eso, pero cuando Abram vio que se acercaba un ejército rogó a Dios que lo librara y Dios interpuso una nube de oscuridad entre él y sus enemigos. Estos corrieron aterrados a ver al Rey y le dijeron: "¡ Sería mejor que nos marchásemos de Ur!" Nimrod les dio permiso para que se ausentasen, les pagó el viaje y él mismo huyó a la tierra de Babel.

sábado, 10 de marzo de 2012

LA INSCRIPCION DE DARIO EN BEHISTUN (TEXTO)


LA “ROCA TRILINGUE” DE BEHISTUN


En el lugar de Behistun, clave en la ruta Susa-Ecbatana (antigua Persia), el rey Darío I (522-486) ordenó grabar en una pared rocosa de 120 metros de altura su famosa inscripción, complementada con bajorrelieves, en la que narraba en tres idiomas (elamita, antiguo persa y babilonio) la serie de rebeliones que tuvo que dominar para acceder al trono aqueménida. Documento histórico de grandioso valor, clave para el desciframiento del cuneiforme, fue también copiado en tablillas (versión babilonia) y vertido al arameo sobre pergamino para ser conocido en todo el imperio. (Federico Lara Peinado)

Inscripción de Dario en Behistun
(Texto)
Por Paola Raffetta

Columna 1:
1. (1.1-3) Yo soy Darío, el Gran Rey, Rey de Reyes, Rey en Persia, Rey de los países, hijo de Hystaspes, nieto de Arsames, Aqueménida.
2. (1.3-6) Darío el Rey dice: Mi padre fue Hystaspes; el padre de Hystaspes fue Arsames; el padre de Arsames fue Ariamnes; el padre de Ariarmnes fue Teispes; el padre de Teispes fue Aquémenes.
3. (1. 6-8) Darío el Rey dice: Por esta razón somos llamados Aqueménidas: Desde tiempos lejanos hemos sido nobles. Desde tiempos lejanos nuestra familia ha sido de reyes.
4. (1. 8-11) Darío el Rey dice: 8 hombres de nuestra familia han sido reyes antes que yo: Yo soy el noveno en la sucesión de nuestros reyes.
5. (1. 11-2) Darío el Rey dice: Por la gracia de Ahura Mazda yo soy Rey. Ahura Mazda me entregó el Reino.
6. (1. 12-7) Darío el Rey dice: Estos son los países que fueron puestos bajo mis órdenes; por la gracia de Ahura Mazda yo fui su Rey: Persia, Elam, Babilonia, Asiria, Arabia, Egipto, aquellos sobre el mar, Sardes, Jonia, Media, Armenia, Capadocia, Partia, Dranguiana, Aria, Jorasmia, Bactriana, Sogdiana, Gandara, Escitia, Satagidia, Aracosia y Maka: entre todas, 23 provincias.
7. (1. 17-20) Darío el Rey dice: Estos son los países que fueron puestos bajo mis órdenes; por la gracia de Ahura Mazda fueron mis súbditos; me ofrecieron su tributo; lo que yo decía, día o noche, era cumplido.
8. (1. 20-4) Darío el Rey dice: En estos países, al hombre leal lo recompensé bien, al malvado lo castigué bien; por el favor de Ahura Mazda estos países mostraron respeto por mi ley, y lo que yo les ordenaba era hecho.
9. (1. 24-26) Darío el Rey dice: Ahura Mazda me entregó el Reino. Ahura Mazda me prestó su ayuda hasta que logré poseer este reino; por la gracia de Ahura Mazda yo mando en este reino.
10. (1. 26-35) Darío el rey dice: Esto es lo que se hizo una vez que fui rey: El hijo de Ciro, de nombre Cambises, de nuestra familia – reinaba entonces Cambises y éste tenía un hermano de nombre Smerdis, de la misma madre y el mismo padre que Cambises. Luego Cambises asesinó a Smerdis, pero el pueblo no fue enterado del asesinato de Smerdis. Luego Cambises fue a Egipto. Cuando Cambises ya hubo partido, el pueblo se volvió traidor; la Traición se expandió por el país, tanto en Persia como en Media, como en las otras provincias.
(11. 1.35-43) Darío el Rey dice: Hubo un hombre, un Mago, de nombre Gaumata; él vino de Paishiyauvada. Una montaña llamada Arakadri – desde entonces pasaron 14 días del mes de Viyakhna cuando él se rebeló. Él mintió a la gente diciendo: ‘Yo soy Smerdis, el hijo de Ciro, hermano de Cambises’. Seguido de eso, los pueblos se rebelaron contra Cambises. Él se apoderó del reino: 9 días pasaron del mes de Garmapada, luegó se apoderó del reino. Luego, Cambises murió por su propia mano.
12. (1.43-8) Darío el Rey dice: Este reino, el cual Gaumata el Mago arrebató a Cambises, este reino ha pertenecido desde hace tiempo a nuestra familia. Luego de eso, Gaumata el Mago lo arrebató de Cambises; el tomó Persia y Media e hizo de su posesión las otras provincias, se convirtió en rey.
13. (1.48-61) Darío el Rey dice: No había un solo hombre, ni Persa ni Medo, ni ninguno de nuestra familia, que pudiera tomar el reino de las manos de Gaumata el Mago. Los hombres le temían mucho, (creyendo que) asesinaría a un gran número de personas que previamente habían conocido a Smerdis; por esta razón él asesinaría a la gente, ‘Por temor a saber quién soy, que no soy Smerdis el hijo de Ciro’. Nadie se atrevía a decir nada acerca de Gaumata el Mago hasta que yo llegué. Luego de eso acudí en la ayuda de Ahura Mazda. Ahura Mazda me prestó su ayuda; diez días pasaron del mes de Bagayadi, luego yo con unos pocos hombres asesiné a Gaumata el Mago, y a aquellos, sus más cercanos seguidores. Una fortaleza llamada Sikayauvati, un distrito llamado Nisaya, en Media – aquí lo asesiné. Tomé el reino de él. Por la gracia de Ahura Mazda me volví rey. Ahura Mazda me entregó el reino.
14. (1. 61-71) Darío el Rey dice: El Reino, que había sido tomado de nuestra familia, yo lo restablecí en su Lugar. Lo restablecí en sus cimientos. Restauré los santuarios que Gaumata el Mago había destruido. Devolví al pueblo sus rebaños y sus pasturas, y las propiedades y esclavos que Gaumata el Mago les había arrebatado. Yo restablecí al pueblo desde sus cimientos, tanto Persia como Media y las demás provincias. Yo recuperé lo que había sido arrebatado. Por la gracia de Ahura Mazda lo hice: luché hasta que restablecí nuestra casa real desde sus cimientos, como (estaba) antes. Yo luché, por la gracia de Ahura Mazda, para que Gaumata el Mago no nos despojara de nuestra casa real.
15. (1. 71-2) Darío el Rey dice: Esto es lo que hice al convertirme en rey.
16. (1. 72-81) Darío el Rey dice: Una vez que hube asesinado a Gaumata el Mago, un hombre llamads Asina, hijo de Upadarma – se levantó en Elam. Dijo al pueblo: ‘Yo soy el rey de Elam’. Entonces los Elamitas se rebelaron, (y) apoyaron a Asina; se convirtió en rey en Elam. Y un hombre, un babilonio, llamado Nidintu-Bel, hijo de Ainaira – él se levantó en Babilonia; pero engañó a su pueblo: ‘Yo soy Nabucodonosor el hijo de Nabodio’. Entonces los babilonios apoyaron a Nidintu-Bel; Babilonia se rebeló, y él tomó posesión del reino de Babilonia.
17. (1. 81-3) Darío el Rey dice: Después de eso yo envié (un mensaje) a Elam. Asina me fue traído prisionero; lo asesiné.
18. (1. 83-90) Darío el Rey dice: Luego de eso partí rumbo a Babilonia, a combatir a Nidintu-Bel, que se hacía llamar Nabucodonosor. El ejército de Nidintu-Bel tomó el Tigris; allí se posicionaron, y gracias a las aguas (del Tigris)su posición fue infranqueable. Entonces (algunos de) mi ejército en quienes confiaba (inflaron) pieles, otros los hice vestir en piel de camello, y a otros les hice traer caballos. Ahura Mazda me prestó su ayuda; por la gracia de Ahura Mazda cruzamos el Tigris. Allí ataqué al ejército de Nidintu-Bel con severidad; 26 días pasaron del mes de Asiyadiya, cuando comenzamos la batalla.
19. (1. 90 -6) Darío el Rey dice: Luego partí hacia Babilonia. No había llegado a Babilonia aún cuando un pueblo llamado Zazana, a orillas del Éufrates --- allí Ninindu-bel, quien se hacía llamar Nabucodonosor, me atacó con un ejército. Allí entablamos batalla; Ahura Mazda me prestó su ayuda, por la gracia de Ahura Mazda ataqué al ejército de Ninintu-Bel con severidad. Los restos fueron arrojador a las aguas, (y) las aguas se los llevaron. 2 días habían pasado del mes de Anamaka cuando entablamos batalla.

Columna 2:
20. (2.1-5) Darío el Rey dice: Luego de eso, Nidintu-Bel y unos pocos jinetes huyeron: partió hacia Babilonia. Entonces yo partí hacia babilonia. Por la gracia de Ahura Mazda tomé Babilonia e hice de Nidintu-Bel mi prisionero. Luego de eso asesiné a Nidintu-Bel en Babilonia.
21. (2.5-8) Darío el Rey dice: Mientras estaba en Babilonia, las siguientes provincias se rebelaron en mi contra: Persia, Elam, Media, Asiria, Egipto, Partia, Margiana, Satagidia , Escitia.
22. (2.8-11) Darío el Rey dice: Uno de los hombres, llamado Martiya, hijo de Cincikhri – un pueblo llamado Kuganaka, en Persia – allí me esperó. Se levantó el Elam, y a la gente dijo: ‘Yo soy Imanish, rey de Elam’.
23. (2.11-3) Darío el Rey dice: En ese tiempo estaba yo cerca de Elam. Entonces los elamitas me temían, y tomaron a su jefe Martiya y lo asesinaron.
24. (2.13-7) Darío el Rey dice: Uno de los hombres, llamado Phraortes, un medo – se levantó en Media; al pueblo dijo, ‘Yo soy Castrita, de la familia de Cyaxares.’ Entonces el ejército Medo, que estaba en el palacio, se rebeló contra mí y brindó su apoyo a Phrairtem. Él se convirtió en rey de Media.
25. (2.18-29) Darío el Rey dice: los ejércitos Persa y Medo, que estaban conmigo, eran una fuerza pequeña. Por lo tanto, mandé buscar otro ejército. Un persa llamado Hydarnes, mi súbdito – lo hice jefe de ellos; les dije: ‘¡Vayan, destruyan ese ejército Medo que reniega de mis órdenes!’ Así fue que Hydarnes y el ejército macharon. Al llegar a Media, a un pueblo llamado Maru en Media – allí entabló batalla con los Medos. El que era jefe entre los Medos, no estaba allí en ese momento. Ahura Mazda me prestó su ayuda; por la gracia de Ahura Mazda mi ejército apabulló al ejército rebelde completamente. 27 días habían pasado del mes de Anamaka, cuando la batalla se peleó. Después de ella, mi ejército aguardó por mí en un pueblo llamado Kampanda, en Media, hasta que yo llegué a Media.
26. (2. 29-37) Darío el Rey dice: Un Armenio llamado Dadarshi, mi súbdito. Envié a por él a Armenia. Le dije: ‘¡Vé y destroza a ese ejército rebelde, pues no se considera mío!’ Entonces Dardashi marchó hacia ellos. Al llegar a Armenia, los rebeldes se reunieron (y) salieron al encuentro de Dardashi a entablar batalla. En un lugar llamado Zuzahya, en Armenia – allí se unieron en batalla. Ahura Mazda me prestó su ayuda; por la gracia de Ahura Mazda mi ejército apabulló al ejército rebelde completamente; habían pasado 8 días del mes de Thuravahara cuando se dio la batalla.
27. (2. 37-42) Darío el Rey dice: Nuevamente, una segunda vez se reunieron los rebeldes (y) salieron al encuentro de Dardashi a entablar batalla. En un fuerte llamado Tigra, en Armenia - allí fue donde se dio la batalla. Ahura Mazda me prestó su ayuda; por la gracia de Ahura Mazda mi ejército apabulló al ejército rebelde completamente; 18 días habían pasado del mes de Thuravahara cuando se dio la batalla.
28. (2. 42-9) Darío el Rey dice: Nuevamente, una tercera vez se reunieron los rebeldes (y) salieron al encuentro de Dardashi a entablar batalla. En un fuerte llamado Uyama, en Armenia --- allí fue donde se dio la batalla. Ahura Mazda me prestó su ayuda; por la gracia de Ahura Mazda mi ejército apabulló al ejército rebelde completamente; 9 días habían pasado del mes de Thaigarci cuando se dio la batalla. Luego Dardashi me aguardó allí hasta que llegué a Media.
29. (2. 49-57) Darío el Rey dice: Luego a un Persa llamado Vaumisa, mi súbdito, le mandé a Armenia. Entonces le dije: ‘¡Ve y destroza a aquel ejército, pues no se consideran bajo mis órdenes!’ Entonces Vaumisa marchó. Cuando llegó a Armenia, entonces los rebeldes se reunieron (y) salieron a su encuentro para entablar batalla. Un distrito llamado Izala, en Asiria – allí se entabló la batalla. Ahura Mazda me prestó su ayuda. Por la gracia de Ahura Mazda mi ejército apabulló al ejército rebelde completamente; 15 días habían pasado del mes de Anamaka cuando la batalla fue peleada.
30. (2. 57 -63) Darío el Rey dice: Nuevamente una segunda vez los rebeldes se reunieron (y) salieron al encuentro de Vaumisa a entablar batalla. Un distrito llamado Autiyara, en Armenia – allí se entabló la batalla. Ahura Mazda me prestó su ayuda. Por la gracia de Ahura Mazda mi ejército apabulló al ejército rebelde completamente; la batalla fue peleada el último día del mes de Thuravaharâthen. Después de eso, Vaumisa esperó por mí en Armenia hasta que yo llegué a Media.
31. (2. 64-70) Darío el Rey dice: Entonces partí a Babilonia (y) llegué a Media. Cuando llegué a Media, un pueblo llamado Kunduru, en Media – allí Phraortes, quien se llamaba a sí mismo rey de Media, salió a mi encuentro con un ejército para entablar batalla. Entonces comenzó la batalla. Ahura Mazda me prestó su ayuda. Por la gracia de Ahura Mazda mi ejército apabulló al ejército de Phraortes completamente; 25 días habían pasado del mes de Adukanaisha cuando se dio la batalla.
32. (2. 70-8) Darío el Rey dice: Entonces Phraortes, con unos pocos jinetes, huyó. Un distrito llamado Raga, en Media – allí es adonde huyó. Entonces envié a mi ejército en su búsqueda; Phraortes fue capturado y guiado a mí. Corté su nariz, sus orejas y lengua, y le saqué un ojo; fue encadenado a la entrada de mi palacio, todo el pueblo lo vio. Luego lo empalé en Ecbatana; y los hombres que eran sus más cercanos seguidores, esos en Ecbatana y su fortaleza, yo (los deshollé), quité (sus entrañas, los rellené con paja)
33. (2. 78-91) Darío el Rey dice: Un hombre llamado Cisantakhma, un Sagartiano, se rebeló contra mí; él dijo a su pueblo: ‘Yo soy el rey de Sagartia, de la familia de Cyaxares’. Entonces envié un ejército Persa y Medo; a un medo llamado Takhmaspada, mi súbdito – lo hice su jefe. Le dije: ‘¡Ve, destruye al ejército hostil que no reconoce mi liderazgo!’ Entonces Takhmaspada partió con el ejército; se unió a la batalla con Cisantakhma. Ahura Mazda me prestó su ayuda; por la gracia de Ahura Mazda mi ejército destruyó al ejército rebelde y tomaron a Cisantakhma prisionero, (y) lo guiaron a mí. Corté su nariz, sus orejas y lengua, y le saqué un ojo; fue encadenado a la entrada de mi palacio, todo el pueblo lo vio. Luego lo empalé en Arbela.
34. (2. 91 2.) Darío el Rey dice: Esto hice en Media.
35. (2. 92-8) Darío el Rey dice: Partia e Hircania se rebelaron contra mí, llamándose (leales) a Phraortes. Hystapes, mi padre – él estaba en Partia; a él lo abandonó el pueblo, que se volvió rebelde. Entonces Hystapes avanzó con el ejército que le era fiel. Un pueblo llamado Vishpauzati, en Partia -- allí se entabló la batalla. Ahura Mazda me prestó su ayuda; por la gracia de Ahura Mazda Hystapes destruyó al ejército rebelde; habían pasado 22 días del mes de Viyakhna cuando la batalla tomó lugar.

Columna 3:
36. (3. 1-9.) Darío el Rey dice: Luego de eso mandé un ejército Persa a por Hystaspes, desde Raga. Cuando este ejército llegó a Hystaspes, Hystaspes tomó el mando del ejército y marchó. Un pueblo llamado Patigrabana, en Partia – allí se entabló la batalla con los rebeldes. Ahura Mazda me prestó ayuda, por la gracia de Ahura Mazda Hystaspes destruyó al ejército rebelde. Un día había pasado del mes de Garmapada cuando la batalla tomó lugar.
37. (3. 9-10.) Darío el Rey dice: Luego de eso la provincia fue mía. Esto hice yo en Partia.
38. (3. 10-9) Darío el Rey dice: Una provincia llamada Margiana – se rebeló contra mí. Un hombre llamado Frada, un Margiano, a él lo hicieron jefe. Entonces envié contra él a un persa llamado Dadarshi, mi súbdito, sátrapa en Bactria. Le dije: ‘¡Ve, destruye al ejército hostil que no reconoce mi liderazgo!’ Entonces Dardashi partió con el ejército; se unió a la batalla con los margianos. Ahura Mazda me prestó su ayuda; por la gracia de Ahura Mazda mi ejército destruyó al ejército rebelde. 23 días habían pasado del mes de Asiyadiya cuando la batalla tomó lugar.
39. (3. 19-21) Darío el Rey dice:Después de eso, la provicnia fue mía. Eso hice en Bactria.
40. (3. 21-8) Darío el Rey dice: Un hombre llamado Vahyazdata – un pueblo llamado Taraya, un distrito llamado Yautiya, en Persia – allí me esperaba. Él llevó a cabo el segundo levantamiento en Persia. A la gente dijo: ‘Yo soy Smerdis, hijo de Ciro’. Entonces el ejército persa que (estaba) en el palacio, (habiendo venido) de Anshan previamente – se rebeló contra mí, le brindó su apoyo a Vahyazdata. Se volvió rey en Persia.
41. (3. 28-40) Darío el Rey dice: Entonces envié a los ejércitos persa y medo que me respetaban. A un persa llamado Artayardiya, mi súbdito – lo hice su jefe. El resto del ejército persa me siguió a Media. Entonces Artayardiya avanzó a Persia con su ejército. Cuando llegó a Persia, un pueblo llamado Rakha, en Persia – allí Vahyazdata, quien se hacía llamar Smerdis, se enfrentó al ejército de Artayardiya en batalla. Entonces comenzó la batalla. Ahura Mazda me prestó su ayuda; por la gracia de Ahura Mazda mi ejército destruyó al ejército de Vahyazdata; 12 días habían pasado del mes de Thuravahara – cuando la batalla tomó lugar.
42. (3. 40-9) Darío el Rey dice: Después de eso, Vahyazdata, con algunos jinetes, huyó. Huyó hacia Paishiyauvada. Allí consiguió un ejército; luego se enfrentó a Artavardiya en batalla. Una montaña llamada Parga – allí se enfrentaron en batalla. Ahura Mazda me prestó su ayuda. Por la gracia de Ahura Mazda mi ejército destruyó al ejército de Vahyasdata; 5 días habían pasado del mes de Garmapada – entonces la batalla tomó lugar, y tomaron prisionero a Vahyazdata y capturaron a sus más cercanos seguidores.
43. (3. 49-52) Darío el Rey dice: Después de eso tomé a Vahyazdata y a sus más cercanos seguidores – un pueblo llamado Uyadaizaya, en Persia – allí los empalé.
44. (3. 52-3) Darío el Rey dice: Esto es lo que hice en Persia.
45. (3. 54.64) El Rey dice: Este Vahyazdata, quien se hacía llamar Smerdis, había enviado un ejército a Aracosia contra él – un persa llamado Vivana, mi súbdito, sátrapa en Aracosia –; y había hecho a uno de sus hombres su jefe. Entonces les dijo: ‘¡Vayan, aplasten a Vivana y a ese ejército que se hace llamar del Rey Darío!’ Entonces este ejército marchó, el que Vahyazdata había enviado contra Vivana a entablar batalla. Una fortaleza llamada Kapishakani – allí ocurrió la batalla. Ahura Mazda me prestó ayuda: por la gracia de Ahura Mazda mi ejército destruyó a aquel ejército rebelde; del mes de Anamaka 13 días habían pasado -- cuando se peleó la batalla.
46. (3. 64-9) Darío el Rey dice: Entonces, luego, nuevamente los rebeldes se reunieron (y) se enfrentaron a Vivana en batalla. Un distrito llamado Gandutava – allí fue la batalla. Ahura Mazda me prestó ayuda: por la gracia de Ahura Mazda mi ejército destruyó al ejército rebelde; 7 días habían pasado del mes de Viyakhna – entonces la batalla tuvo lugar.
47. (3. 69-75) Darío el Rey dice: Después de esto, este hombre que era jefe del ejército que Vahyazdata había enviado contra Vivana – huyó con unos pocos jinetes y escapó. Una fortaleza llamada Arshada, en Aracosia – más lejos fue él. Luego Vivana y su ejército salieron en su búsqueda; allí lo tomaron prisionero y a los hombres que eran sus más cercanos seguidores, (y) los asesinó (a ellos).
48. (3. 7-6.) Darío el Rey dice: Después de eso la provincial fue mía. Esto es lo que hice en Aracosia.
49. (3. 76-83) Darío el Rey dice: Mientras estuve en Persia y Media, nuevamente una segunda vez los babilonios se rebelaron contra mí. Un hombre llamado Arkha, un armenio, hijo de Haldita – él se levantó en Babilonia. Un distrito llamado Dubala – desde allí engañó a su gente: ‘Yo soy Nebuchafrezzar, hijo de Nabodio’. Allí el pueblo de Babilonia se rebeló contra mí (y) apoyaron a Arkha. Él tomó Babilonia, se convirtió en rey de Babilonia.
50. (3. 83-92) Darío el Rey dice: Entonces envié mi ejército a Babilonia. Un persa llamado Intaphernes mi súbdito – a él hice su jefe. Entonces les dije: ‘¡Vayan destruyan a ese ejército babilonio, que no reconoce mi liderazgo!’ Entonces Intaphernes y el ejército marcharon a Babilonia. Ahura Mazda me brindó ayuda. Por la gracia de Ahura Mazda, Intaphernes destruyó a los babilonios y los condujo encadenados: 22 días habían pasado del mes de Varkazana – entonces Arkha, a quien falsamente llamaban Nabucodonosor y sus más cercanos seguidores fueron tomados prisioneros. Entonces ordené: que Arkha y sus más cercanos seguidores siguieran a mi ejército.

Columna 4:
51. (4. 1-2) Darío el Rey dice: Esto es lo que hice en Babilonia.
52. (4. 2-31) Darío el Rey dice: Esto es lo que hice por la gracia de Ahura Mazda en el mismo año en que me convertí en rey. 19 batallas peleé; por la gracia de Ahura Mazda las gané todas y tomé 9 reyes prisioneros. Uno de ellos llamado Gaumata, un Mago, mintió y dijo: ‘Yo soy Smerdis, el hijo de Ciro’, e hizo que Persia se rebelara. Otro, llamado Asina, mintió y dijo: ‘Yo soy rey en Elam’, e hizo que los elamitas se rebelaran contra mí. Uno, llamado Nidintu-Bel, un babilonio, mintió y dijo: ‘Yo soy Nabucodonosor, el hijo de Nabonido’, e hizo que Babilonia se rebelara. Uno llamado Martiya, un persa, mintió y dijo: ‘Yo soy Imanish, rey en Elam’; e hizo que se rebelase Elam. Uno, llamado Phraortes, un medo, mintió y dijo: ‘Yo soy Khshathrita, de la familia de Cyaxares’; él hizo que Media se rebelara. Uno llamado Cisantakhma, un sagartiano, mintió y dijo: ‘Yo soy rey en Sagartia, de la familia de Cyaxares’; e hizo que Sagartia se rebelase. Otro, llamado Frada, un Margiano, mintió y dijo: ‘Yo soy rey en Margiana’; e hizo que Margiana se rebelara. Otro, llamado Vahuazdata, un persa; mintió y dijo, ‘Yo soy Smerdis, el hijo de Ciro’; él hizo que Persia se rebelara. Uno llamado Arkha, un armenio; mintió y dijo: ‘Yo soy Nabucodonosor, el hijo de Nabonido’; él hizo que Babilonia se rebelara.
53. (4. 31-2) Darío el Rey dice: A estos 9 reyes tomé prisioneros en estas batallas.
54. (4. 31-2) Darío el Rey dice: Estas son las provincias que se rebelaron. La Mentira/Traición (druj) los hizo rebelarse, porque estos hombres engañaron a sus pueblos. Luego Ahura Mazda los puso en mi poder, como era mi deseo, y yo fui su soberano.
55. (4. 36-40) Darío el Rey dice: Tú, que serás rey de ahora en más, protégete de la Mentira: el hombre seguidor de la Mentira, a él lo castigarás como corresponde, porque pensarás: ‘¡Que mi país sea seguro!/esté protegido!’
56. (4. 40-3) Darío el Rey dice: Esto es lo que hice, por la gracia de Ahura Mazda, en uno y en el mismo año (lo) hice. Ustedes que de ahora en más leerán esta inscripción, convénzanse de lo que he ha sido hecho, no crean que es una mentira.
57. (4. 13-5) Darío el Rey dice: Me vuelvo hacia Ahura Mazda que esto (es) verdadero, no falso, (lo que) hice en uno y mismo año.
58. (4. 45-50) Darío el Rey dice: Por la gracia de Ahura Mazda y por mí mucho fue hecho; que no fue inscripto en esta inscripción: por esta razón no ha sido inscripto, por temor de que quien lea esta inscripción considere que lo que ha sido hecho es excesivo (y) no se convenza, (pero) lo crea falso.
59. (4. 50-2) Darío el Rey dice: Aquellos que fueron reyes, mientras vivieron, no hicieron lo que yo hice en uno y en el mismo año por la gracia de Ahura Mazda.
60. (4. 52-6) Darío el Rey dice: Ahora dejen que lo que ha sido hecho por mí los convenza; y a la gente impártanlo, no lo oculten: estos documentos oficiales no ocultarán, (pero) lo dirán a la gente, ¡entonces que Ahura Mazda sea un amigo para ustedes, y que sus familias vivan en abundancia, y que ustedes vivan una larga vida!
61. (4. 57-9) Darío el Rey dice: Si estos documentos escondieran, (y) no los revelaran al pueblo, ¡que Ahura Mazda sea su enemigo, y que sus familias ya no sean familia para ustedes!
62. (4. 59-61) Darío el Rey dice: Esto que hice, en uno y en el mismo año, por la gracia de Ahura Mazda lo hice: Ahura Mazda me prestó ayuda, y los otros dioses que existen.
63. (4. 61-7) Darío el Rey dice: por esta razón, Ahura Mazda me prestó ayuda, y los otros dioses que existen, porque yo no fui hostil, no fui un seguidor de la Mentira/Traición, no hice el mal, ni tampoco mi familia. De acuerdo a la honradez me conduje. Ni a los débiles ni a los poderosos hice mal. El hombre que cooperó con mi casa, a él lo recompensé bien; a aquel que hizo el mal, a él castigué como corresponde.
64. (4. 67-9) Darío el Rey dice: Tú, que serás rey de ahora en más, del hombre que sea seguidor de la Mentira/Tración, o que haga el mal – no seas su amigo, (sino) castígalo como corresponde.
65. (4.69-72.) Darío el Rey dice: Tú que de ahora en adelante guardarás esta inscripción que yo he inscripto, o estas esculturas, no las destruyas, (sino que) protégelas de ahora en adelante, mientras tengas fuerzas!
66. (4.72-6) Darío el Rey dice: Si tú has de admirar esta inscripción (y) no has de destrozarla y has de protegerla por cuanto tengas fuerzas,¡ que Ahura Mazda sea tu amigo, que tú y tu familia vivan en abundancia, y que lo que hagas, que Ahura Mazda lo convierta en un éxito para ti!
67. (4.76-80) Darío el Rey dice: Si tú ves esta inscripción o estas esculturas, (y) las destruyes, y no las proteges por cuanto tienes fuerzas, ¡que Ahura Mazda sea tu enemigo, que no tengas familia, y que lo que hagas, Ahura Mazda lo destruya completamente!
68. (4. 80-6) Darío el Rey dice: Estos son los hombres que me acompañaban cuando asesiné Gaumata el Mago, aquel que se hacía llamar Smerdis; en ese momento, estos eran los hombres que cooperaban como mis seguidores: Intaphernes de nombre, hijo de Vayaspara, un Persa; Otanes de nombre, hijo de Thukhra, un Persa; Gobryas de nombre, hijo de Mardonio, un Persa; Hydarnes de nombre, hijo de Bagabigna, un Persa; Megabyzus de nombre, hijo de Datuvahya, un Persa, Ardumanish de nombre, hijo de Vahauka, un Persa.
69. (4. 86-8) Darío el Rey dice: Tú que serás rey de ahora en más, protege bien a las familias de estos hombres.
70. (4. 88-92) Darío el Rey dice: Por la gracia de Ahura Mazda esta es la inscripción que he hecho. Además está en Ario, y fue compuesta en tablillas de arcilla y en pergamino. Además, una escultura a mi imagen he hecho. Además, he hecho mi linaje. Y fue inscripto y fue leído ante mí. Luego, envié esta inscripción a todos lados en las provincias. La gente trabajó unidamente en ella.

Columna 5:
71. (5. 1-14) Darío el Rey dice: Esto es lo que hice en tanto el segundo como el tercer año de mi reinado. Una provincia llamada Elam se rebeló. Un hombre llamado Atamaita, un elamita – a él nombraron su jefe. Entonces mandé un ejército. Un hombre llamado Gobrias, un persa, mi súbdito – a él hice su jefe. Luego, Gobrias se encaminó a Elam con su ejército; enfrentó a los elamitas en batalla. Entonces Gobrias destruyó y aplastó a los elamitas, y capturó a su jefe: lo condujo a mí, y yo lo maté- Luego de eso, la provincia fue mía.
72. (5.14-7) Darío el Rey dice: Aquellos elamitas no tenían fe, y no adoraban a Ahura Mazda. Yo adoré a Ahura Mazda, por la gracia de Ahura Mazda, lo que yo he deseado ellos hicieron.
73. (5. 18-20) Darío el Rey dice: A aquel que adore a Ahura Mazda, la divina bendición le será dada, tanto vivo como muerto.
74. (5. 20-30) Darío el Rey dice: Luego partí con un ejército a Escitia, tras los Escitas que usaban la gorra en punta. Estos escitios huyeron de mí. Cuando llegué al mar, lo crucé con mi ejército. Luego, destruí a los escitas; otro (líder) capturé; este fue llevado a mí encadenado, y yo lo asesiné- Su jefe, Skunkha – a él capturaron y me lo trajeron. Entonces nombré otro jefe, como era mi deseo, y entonces la provincia fue mía.
75. (5. 30-3) Darío el Rey dice: Aquellos escitas … (= DB 5. 15-7)
76. (5.33-6.) . . . (= DB 5.18-20).



viernes, 9 de marzo de 2012

LOS DIOSES MAYAS -CHAAK-


LOS DIOSES MAYAS
Chaak, Dios de la Lluvia

El dios de la lluvia, Chaac está representado en los códices con una larga nariz y dos colmillos enrollados que le salen de la boca hacia abajo. El adorno que lleva en la cabeza es generalmente una faja anudada y el jeroglífico de su nombre tiene un ojo que, en el Códice Tro-Cortesiano, toma la forma de una T. Se ha sugerido que este elemento representa lágrimas que brotan del ojo, pudiendo simbolizar la lluvia y, por consiguiente la fertilidad. Este signo es también el jeroglífico del día Ik, cuya deidad patrona era quizá el dios de la lluvia.
Chaac era una divinidad universal de primera categoría, sin embargo no era considerado como una deidad única, sino como los cuatro dioses de los puntos cardinales, teniendo cada uno su propio color:

Chac Xib Chaac (El hombre rojo) Chaac del Este
Sac Xib Chaac (El hombre blanco) Chaac del Norte
Ek Xib Chaac (El hombre negro) Chaac del Oeste
Kan Xib Chaac (El hombre amarillo) Chaac del Sur

Esta concepción es semejante a la creencia católica de la Santísima Trinidad, compuesta de tres dioses en uno. En el mes de Chen o Yax se celebraba un gran festival en honor a los Chaces, que llamaban el ocná "entrar a la casa". Con anticipación se consultaba a los cuatro dioses conocidos como Bacabes, que estaban íntimamente asociados con los Chaces, a fin de que indicaran un día propicio para la ceremonia, la cual estaba consagrada a la renovación del Templo de los Chaces. Durante esta ceremonia, que se celebraba una vez al año, se renovaban los ídolos y los incensarios y, si era necesario, se reconstruía el templo y se colocaba en la pared una tablilla conmemorando el suceso. De igual manera que Itzamná estaba asociado con el dios sol, Chaac parece haber estado asociado con el dios del viento. En realidad, el dios del viento puede ser únicamente una manifestación del dios de la lluvia, y es posible que no haya tenido existencia separada.
El dios de la lluvia era, como Itzamná, una deidad benévola, asociado con la creación y la vida. Para el cultivador ordinario de maíz, cuyo mayor interés era su sementera, Chaac era la más importante de las deidades, y su intervención amistosa era requerida más a menudo que la de todos los demás dioses combinados. Los mascarones murales de narices largas y encorvadas que se encuentran en todo el territorio maya, especialmente en la arquitectura Puuc, no son probablemente otra cosa que representaciones de la cabeza de este dios.

***
Texto tomado de: Morley, Sylvanus G. La Civilización Maya (Revisada por George W. Brainerd. Fondo de Cultura Económica,
© Universidad Autónoma de Yucatán


domingo, 4 de marzo de 2012

SEGUNDO APOCALIPSIS DE BARUC


SEGUNDO APOCALIPSIS DE BARUC
(Griego)
(fragmento)(1)

Por Antonio Piñero


El autor del texto original fue sin duda un judío de la Diáspora, abierto a las ideas del mundo helenístico-romano. Es difícil precisar la fecha de composición de este apocalipsis, pero los paralelos con el Libro de los secretos de Henoc, o Henoc eslavo, hacen improbable un origen del libro anterior al siglo II d. de C. En la siguiente centuria paso a manos cristianas y fue revisado y adaptado a las nuevas doctrinas. Hoy día hay un consenso entre los especialistas en que el presunto original de este apocalipsis fue una obra judía que intentó minimizar la importancia de la destrucción de Jerusalén y el Templo.
Da la impresión de la que la obra fue compuesta directamente en griego, pues no parece una traducción de una lengua semítica, ya que no muestra “semitismos”. Esto no quiere decir que nos haya llegado la obra original, ya que la que ahora se presenta ha sido retocada por los cristianos.

(1) Lamentablemente por el momento me es imposible publicar el texto completo como siempre fue mi proceder, pero dado la importancia de esta obra, juzgue conveniente hacerlo así.
Espero que el lector sepa comprender y valorizar el texto ofrecido. – Sergio (Nuestros Antepasados)


Lamentación de Baruc y epifanía del ángel
Lloraba yo, Baruc, por aquel entonces en mi espíritu y me preocupaba por el pueblo porque Dios había permitido al rey Nabucodonosor saquear su ciudad. Decía:
-Señor, ¿Por qué has prendido fuego y has asolado tu viña? ¿Por qué has hecho esto? ¿Por qué, Señor, no nos has entregado a otro tipo de escarmiento, sino que nos pusiste en manos de pueblos de tal calaña que se burlan diciéndonos: “Donde está vuestro Dios?”.
Y mira, mientras estaba llorando y profiriendo tales quejas, veo a un ángel del Señor que viene y me dice:
-Entra en razón, hombre, varón de deseos, y no te preocupes tanto por la salvación de Jerusalén, puesto que esto dice el Señor, Dios Todopoderoso, que me ha enviado ante ti para que te anuncie y muestre todos los secretos de Dios, ya que tú súplica ha sido escuchada en su presencia y ha penetrado en los oídos del Señor Dios.
Cuando me habló de esta forma me tranquilicé. Y prosiguió el ángel:
-Deja de molestar a Dios y te mostraré otros secretos mayores que estos […]

El primer cielo
Me tomó y me condujo hasta el lugar donde está cimentado el cielo, en el que había un rio que nadie puede atravesar, ni siquiera un soplo desconocido de todos los que puso Dios. Me tomó y me condujo sobre el primer cielo y me mostro una enorme puerta a la vez que me decía:
-Entremos por ella.
Penetramos como con alas, una marcha como de treinta días de camino. Y dentro del cielo me mostró una llanura habitada por hombres. Sus rostros eran de buey, los cuernos de ciervo, los pies de cabra y los lomos de cordero. Yo, Baruc, pregunté al ángel:
-Declárame, por favor, cual es el grosor del cielo por el que caminamos o cual es su distancia o que significa la llanura, para que también yo se lo comunique a los hijos de los hombres.
Y me contestó el ángel, cuyo nombre era Famael:
-La puerta que acabas de ver es la puerta del cielo y su grosor es como la distancia que hay desde la tierra al cielo, e igual es la extensión de la llanura que viste.
Y añadió el ángel de las potestades:
-Ven y te mostraré secretos mayores.
Pero yo insistí:
-Explícame que clase de hombres son estos.
Y me respondió:
-Estos son los que construyeron la torre de la lucha contra Dios (la torre de Babel). El Señor los ha trasladado de sitio […].

Segundo cielo
Hicimos con el ángel desde aquel lugar una marcha como de ciento ochenta y cinco días. Me enseño una llanura y una serpiente que tenía el aspecto de una roca. Me enseño el Hades: su apariencia era tenebrosa y abominable. Y pregunté:
-¿Quién es esta serpiente y quien es el monstruo que la rodea?
El ángel me contestó:
-La serpiente es la que traga los cuerpos de los que han llevado mala vida; de ellos se alimenta. Y este es el Hades, que se asemeja a aquella en que bebe también del mar como un codo y no mengua nada de él.
Baruc intervino:
-¿Cómo es eso?
-Y el ángel prosiguió:
-Escucha. El Señor Dios trescientos sesenta ríos; los primeros de todos son el Alfias, Abirós y Guericós. A ellos se debe el que no disminuya el mar.
Yo repliqué:
-Muéstrame, por favor, cuál es el árbol que sedujo a Adán.
Dijo el ángel:
-Es la vid que plantó el ángel Samael por la que se irritó el Señor Dios. Por eso lo maldijo a él y a su planta. Puesto que no permitió que Adán la tocara, el diablo, envidioso, lo sedujo por medio de la vid. Y yo, Baruc, repliqué:
-Si la vid es la causa de tamaña calamidad, reo de maldición por parte de Dios y que condujo a la perdición al primer creado, ¿Cómo es ahora de tanta utilidad?
Y contesto el ángel:
-¡Buena pregunta! Cuando Dios desencadenó el cataclismo sobre la tierra e hizo perecer a todos los hombres y a los cuatrocientos nueve mil gigantes, y el agua subió quince codos por encima de las cumbres, penetró el agua en el Paraíso y arrasó todos los brotes. Pero el sarmiento de la vid brotó a pesar de todo y salió a flote. Cuando la tierra emergió del agua y salió Noé del Arca, comenzó a plantar las plantas que iba encontrando. Topó con el sarmiento y tomándolo se preguntaba que sería aquello. Yo me presente y le dije lo que había pasado con él. Y preguntó: “¿Pero he de plantarlo o qué? Puesto que por su culpa pereció Adán, no vaya yo también a incurrir por él en la ira de Dios”. Dicho esto se puso a suplicar para que Dios le revelara que debería hacer con él. Prolongó la suplica durante cuarenta días, con intensas peticiones y exclamó entre lamentos: “Por favor, Señor, revélame que debo hacer con esta planta”. Dios despacho al ángel Sarasael, quien le dijo: “Levántate, Noé, planta el sarmiento, porque esto dice el Señor: La amargura de este se transformará en dulzura y su maldición se convertirá en bendición y su fruto se convertirá en sangre de Dios, y así como por el género humano obtuvo la condena, de nuevo por Jesucristo, el Emmanuel, va a obtener la restauración y el acceso al Paraíso”. Sábete , pues, Baruc, que así como Adán obtuvo la condena por ese árbol y fue privado de la gloria de Dios, de igual modo los hombres de ahora, al beber sin mesura el vino por él producido, cometen una transgresión peor que la de Adán, se colocan lejos de la gloria de Dios y se hacen partícipes del fuego eterno […]

Segundo y tercer cielos: El ángel revela los misterios del sol
Me tomó y condujo al lugar donde sale el sol. Y me mostró un carro de cuatro tiros con llamas por debajo. Y sobre el carro había un hombre sentado que llevaba una corona de fuego. El carro iba tirado por cuatro ángeles. Y he aquí que un pájaro revoloteaba delante del sol, como nueve montañas de grande. Y pregunté al ángel:
-¿Qué significa este pájaro?
Y me contestó:
-Este es el guardián de la tierra habitada.
Y repliqué:
-Señor, ¿Cómo puede ser el guardián de la tierra habitada? Muéstramelo.
Y me dijo el ángel:
-Este pájaro va planeando junto al sol y al desplegar sus alas amortigua sus rayos ígneos. Pues si no lo amortiguara no se salvaría la raza humana ni ningún otro viviente. Pero Dios ha puesto ahí este pájaro.
Desplego sus alas y vi en su ala derecha letras descomunales como la superficie de una era que mide cuatro mil modios. Las letras eran de oro.
Y el ángel me dijo:
-Lee esto.
Y lo leí. Y decía así: “Ni me engendra la tierra ni me engendra el cielo, sino que me engendran una alas de fuego”.
Y pregunté:
-Señor, ¿Qué significa esta ave y cuál es su nombre?
Me respondió el ángel:
-Su nombre es Fénix.
-Y ¿Qué come?
Y me contestó:
-El maná del cielo y el rocío de la tierra […]
Mientras estaba hablando con él vi al pájaro que apareció delante y crecía poco a poco y alcanzaba su plenitud. Y detrás de este, al sol destellando y a los ángeles con él, llevando la corona sobre su cabeza, cuya figura no pudimos contemplar de frente ni ver. Y al mismo tiempo que comenzó a brillar el sol, desplegó también sus alas el Fénix. Yo, al contemplar semejante esplendor, me sobrecogí atemorizado, eché a correr y me oculté en las alas del ángel. Este me dijo:
-No temas, Baruc, sino espera y verás la puesta de ambos.
Me tomó y condujo hacia el poniente. Y cuando llegó el momento de ponerse, de nuevo vi delante al pájaro que venía y al sol que se acercaba con los ángeles. Y mientras se acercaba vi a los ángeles que quitaban la corona de su cabeza. El pájaro se detuvo exhausto y replegó sus alas. Al contemplar este espectáculo, dije:
-Señor, ¿Por qué quitaron la corona de la cabeza del sol y por qué está el pájaro tan agotado?
Y el ángel me contestó:
-La corona del sol, cuando este termina de recorrer el día, la toman cuatro ángeles, la trasladan al cielo y la renuevan por haberse manchado ella y sus rayos sobre la tierra. Así que de esta forma se renueva cada día.
Yo, Baruc, repuse:
-Señor, ¿y por qué se manchan sus rayos sobre la tierra?
Y el ángel me contesto:
-Por contemplar las trasgresiones y las injusticias de los hombre, como son las prostituciones, adulterios, robos, saqueos, idolatrías, borracheras, asesinatos, disputas, envidias, difamaciones, murmuraciones, cuchicheos, adivinaciones y cosas como estas que no son agradable a Dios […].

El cuarto cielo
Después de haber aprendido todo esto del arcángel, me tomó y me condujo al cuarto cielo. Y vi una llanura sencilla y en ella un estanque de agua. Había allí multitud de pájaro de todas las especies, pero no los de aquí, sino que vi a las grullas como bueyes grandes. Y todos eran gigantescos, mayores que los del mundo. Pregunté al ángel:
-¿Qué es la llanura, qué es el estanque y qué es la multitud de pájaros en torno a él?
Y el ángel me contesto:
-Escucha, Baruc. La llanura que rodea el estanque y en la que hay otras maravillas es el lugar adonde vienen las almas de los justos cuando se congregan y viven juntas por coros. El agua es la que toman las nubes para llover sobre la tierra y para que crezcan los frutos.
Y volví a preguntar al ángel del Señor:
-¿Y los pájaros?
Me contestó:
-Estos son los que de continuo entonan himnos al Señor […].

El quinto cielo
Desde aquí me tomó el ángel y me condujo al quinto cielo. Pero la puerta estaba cerrada. Y pregunté:
-Señor, ¿no se abre esta puerta para que pueda entrar?
Y me contestó el ángel:
-No podemos entrar hasta que llegue Miguel, el clavero del reino de los cielos. Pero aguarda y verás la gloria de Dios.
Se produjo un potente ruido como un trueno y dije:
-Señor, ¿Qué ruido es este?
Me respondió:
-Ahora viene el general en jefe, Miguel, a recibir las suplicas de los hombres […].
Y vi al general en jefe, Miguel, que agarraba un cuenco gigantesco.
Su profundidad era como desde el cielo hasta la tierra y su anchura como desde el norte hasta el sur. Y pregunté:
-Señor, ¿Qué es lo que agarra el arcángel Miguel?
Me contesto:
-Aquí es donde se concentran los méritos de los justos; todas las cosas buenas que hacen son transportadas por medio de él ante el Dios celeste.
Y mientras estaba conversando con ellos, he aquí que se presentaron unos ángeles que llevaban canastillas llenas de flores. Y se las entregaron a Miguel. E interrogué al ángel:
-Señor, ¿Quiénes son estos y qué es lo que transportan?
Y me respondió:
-Estos son los ángeles que están frente a los justos.
Tomo el arcángel las canastillas y las puso en el cuenco. Y añadió el ángel:
-Estas flores son los méritos de los justos.
Y vi a otros ángeles llevando canastillas vacías, que no llenas. Venían entristecidos y no se atrevían a acercarse porque no tenían los premios completos. Y Miguel gritó estas palabras:
-Venid también vosotros, ángeles, traed lo que habéis transportado.
Tanto Miguel como el ángel que estaba conmigo se entristecieron mucho porque no habían llenado el cuenco. Asimismo, se acercaron a continuación también otros ángeles llorando y transido de dolor mientras decían temerosos:
-Míranos ennegrecidos, Señor, porque hemos sido entregados a hombres malvados y queremos separarnos de ellos.
Y dijo Miguel:
-No podéis retiraros de ellos para que no domine hasta el final el Enemigo. Pero decidme que pedís.
Y contestaron:
-Te suplicamos, Miguel, nuestro general en jefe, que nos separes de ellos porque no podemos resistir junto a hombres malvados y necios, puesto que no hay en ellos nada bueno, sino toda clase de injusticia y ambición […].
Y dijo Miguel:
-Esperad hasta que sepa del Señor qué se va a hacer.
En ese preciso momento se marchó Miguel y se cerraron las puertas. Se produjo un ruido como un tueno. Pregunté al ángel:
-¿Qué ruido es ese?
Y me contestó:
-Ahora presenta Miguel a Dios los méritos de los hombres.
En ese mismo instante descendió Miguel y se abrió la puerta. Traía aceite. Y a los ángeles que traían las canastillas llenas se las llenó de aceite con estas palabras:
-Llevadlo. Dad como premio cien veces más a nuestros amigos y a los que han realizado con trabajo las buenas obras. Pues los que bien siembran, bien recogen.
Y dijo a los que llevaban las canastillas llenas y a los que la llevaban vacías:
-Marchaos, bendecid a nuestros amigos y decidles: “Esto dice el Señor: en lo poco sois fieles, sobre mucho os constituirá. Entrad en la alegría de nuestro Señor”.
Y volviéndose dijo a los que no llevaban nada:
-Esto dice el Señor: No estéis cabizbajos no lloréis ni abandonéis a los hijos de los hombres. Al contrario, puesto que me irritaron con sus obras, id, castigadlos, exasperadlos y provocadlos contra una nación que no es nación, contra una nación insensata. Más aún, despachad junto con ello vendaval e inundación, gorgojo y langosta, granizo con relámpagos y furia. Divididlos con espada y muerte; y a sus hijos, con demonios. Porque no escucharon mi voz ni guardaron mis mandamientos […].
Con estas palabras se cerró la puerta y nos retiramos. El ángel me tomó y me devolvió al lugar del principio. Cuando volví en mí, di gloria a Dios por haberme considerado digno de semejante dignidad. Y vosotros, hermanos, que participáis de una revelación como esta, dad gloria también a Dios para que el os glorifique ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.

Traducción del griego de Natalio Fernández Marcos

viernes, 2 de marzo de 2012

LOS DIOSES MAYAS -PAWAHTÚN-


LOS DIOSES MAYAS
Pawahtún. Cargador del cosmos (dios N)


Se creía que eran uno y cuatro a la vez, cada uno sosteniendo una esquina del cosmos, razón por la que frecuentemente se muestran con los brazos en alto, en actitud de cargar. Sus rasgos son las de un viejo desdentado con el rostro arrugado y el cabello envuelto en una red. En ocasiones sostiene una planta de lirio acuático o la flor de ésta puede aparecer como parte de su tocado. También se le representó con un caparazón de tortuga en la espalda, y su nombre en los códices, además del número 4, incluye un signo que representa a esa concha.
Puede emerger de una flor o, lo que es más común, de una concha de caracol. Reside en el cielo, la tierra y el inframundo, es decir, sostiene tanto la bóveda celeste como la superficie de la tierra. Es de naturaleza pétrea, por eso en muchas imágenes del Clásico porta en el cuerpo elementos del glifo tun (piedra). Este signo es un reforzador fonético, que junto con el prefijo en forma de red (pa) y el afijo (wah, “tamal”), que en los códices aparece como parte de su tocado, forman la palabra Pawahtún.
Su cabeza se utilizó para representar el número 5 (jo) y se cree que era la deidad que presidía los cinco días nefastos o sin nombre (wayeb’) del calendario solar. Se le ha identificado con el dios Mam (Abuelo) de las tierras altas de Guatemala y con los cuatro B’acab’ (El Primero de la Tierra) de los yucatecos. Era además patrono de escribas y pintores.

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Texto tomado de: Morley, Sylvanus G. La Civilización Maya (Revisada por George W. Brainerd. Fondo de Cultura Económica,
© Universidad Autónoma de Yucatán

LOS DIOSES MAYAS -EL DIOS L-


LOS DIOSES MAYAS
Dios L


Aunque desconocemos el nombre de esta deidad, podemos decir que se trata de un ser vinculado con la noche, el inframundo, Venus cuando no es visible, la muerte, el comercio, la destrucción, así como con el instante de la creación del cosmos. Sus rasgos son los de un anciano con ojos de deidad (vírgula por pupila) u ojos humanos, orejas de jaguar y, en ocasiones, presenta parte del cuerpo pintado de negro.
Ostenta varios atuendos, pero el elemento más distintivo es el sombrero decorado con plumas de búho cornudo (ave muwaan) o la misma ave mítica posada sobre éste. En la espalda puede portar una capa de textil o una piel de jaguar. Pero también puede aparecer desnudo mostrando la flaccidez de su vientre.
Se le representó realizando varias actividades rituales, ya sea presidiendo desde un trono a dioses del inframundo, rodeado de mujeres jóvenes que lo atienden, cortejando o abrazando a la joven diosa lunar, fumando un gran cigarro o apoyado en una sonaja tipo bastón, instrumento musical asociado con las ceremonias de petición de lluvias.

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Texto tomado de: Morley, Sylvanus G. La Civilización Maya (Revisada por George W. Brainerd. Fondo de Cultura Económica,
© Universidad Autónoma de Yucatán