"No hay decisiones buenas y malas, solo hay decisiones y somos esclavos de ellas." (Ntros.Ant.)

domingo, 29 de marzo de 2009

AGRADECIMIENTO

AGRADECIMIENTO

Es hora de agradecer a los amigos que visitaron este Blog, no se cuales habrán sido los pasos que te guiaron hasta este sitio, ni tampoco se si tus expectativas fueron colmadas. Tal vez esperabas encontrar otra temática, pero, bueno, este es el producto que te ofrezco, humilde por cierto, pero con las mejores intenciones.

Para saber lo que piensas, y si “Nuestros Antepasados” te ha sido útil, me gustaría que dejaras tu comentario o participaras de las encuestas, el propósito es el mejorar cada día un poquito más y que a vos te sea placentero el “navegar por el misterioso mar de la historia humana”


Aquí está la lista de los paises y de las ciudades que me visitaron...estas en ella?

lunes, 23 de marzo de 2009

APUNTES: 19 - NUESTRA HISTORIA -ENIGMAS Y MISTERIOS- MISTERIOS EGIPCIOS CAPITULO V

NUESTRA HISTORIA
ENIGMAS Y MISTERIOS


NISTERIOS EGIPCIOS
CAPITULO V
LAS PIRAMIDES DE LOS DIOSES Y LAS PIRAMIDES EGIPCIAS

Manuel José Delgado y José Álvarez López

Nota Introductoria: En este artículo hablaremos sobre 2 pirámides de Egipto, una de la III y otra de V Dinastía. Así, podremos darnos cuenta del problema que supone ubicar –como lo hace la historia oficial– a las Pirámides de Giza en la IV Dinastía. Como así también de la diferencia entre la perfección milimétrica del complejo de Giza y las demás pirámides, a las cuales, luego de la lectura del siguiente informe, se podrían considerar como simples imitaciones de los egipcios... que, como otras grandes civilizaciones antiguas, codiciaron imitar a aquellos longevos “dioses” de antaño que –según el Papiro de Turín, por dar un ejemplo– gobernaron al Antiguo y misterioso Egipto predinástico.
El tiempo ha pasado factura de tal forma a la pirámide del faraón Sekhemjet que hoy es casi imposible adivinar su antigua fisonomía. Sin embargo, son muchos los que sostienen que esta construcción muestra aún la clara diferencia que existe entre las pirámides que hicieron los dioses y aquellas que intentaron emular los hombres. Dicen que nunca llegó a concluirse, aunque es probable que se desmantelara, sirviendo sus piedras para alzar otras construcciones. Hoy es una masa informe de rocas sueltas y arena, perdida en la soledad abrasadora de la necrópolis de Sakkara.
Pocos se acercan a sus alrededores. Los guías y guardianes avisan al turista despistado que se adentra en sus dominios de la existencia de peligrosas serpientes que abundan en el área. Los más osados llegan hasta un punto en el que, mientras se preguntan dónde se encuentra la pirámide, descubren que la están pisando.
En los libros, esta pirámide aparece como la gran olvidada; como si se quisiera correr un tupido velo sobre lo que oculta en su interior. Porque el extraordinario valor de lo allí descubierto no fue lo que contenía, sino, curiosamente, lo que nunca llegó a encontrarse, poniendo de manifiesto uno de los mayores enigmas del Antiguo Egipto.
UNA TUMBA INVIOLADA QUE NO CONTENÍA NADA
Allá por el año 2600 a.C. el faraón Sekhemjet, de la III Dinastía, decidió construir –sobre la base de una cámara subterránea ya existente– la pirámide que contendría sus objetos personales de culto de vida y muerte. Con el paso del tiempo las piedras fueron desmembradas y lo que quedó del edificio se derrumbó. Sólo su interior permanecería intacto hasta que, en 1951, el arqueólogo Zakaria Goneim descubrió la entrada original.
Excavada en la roca de la base de la pirámide, encontró una cavidad que conducía a un pasadizo. Aunque despejarlo de escombros costó varios años, por fin pudieron llegar hasta la puerta de acceso a las salas subterráneas. Los sellos, que encontraron intactos, señalaban que la tumba no había sido violada, por lo que los investigadores pensaban que en su interior encontrarían todo aquello que, 4.600 años atrás, había sido depositado allí por sus constructores.
El doctor Goneim cedió el honor de dar el último martillazo al entonces ministro de Cultura egipcio, penetrando en el sepulcro el 8 de Marzo de 1954. El centro de la sala estaba presidido por un fabuloso sarcófago de alabastro pulido, alrededor del cual se hallaron restos de ajuar funerario y algunas joyas. Lo más emotivo fue que sobre el féretro había un ramo de flores marchitas, depositadas probablemente por algún miembro de la familia del faraón como último gesto de cariño en la despedida al ser querido. El entusiasmo se apoderó de los arqueólogos, ya que ¡por fin! –pensaban– se habían descubierto los restos intactos de un faraón del Imperio Antiguo.
El 26 de Julio del mismo año todo se encontraba preparado para abrir el sarcófago, que estaba realizado de una sola pieza y poseía una puerta vertical corredera en un lado. En el recinto se dieron cita autoridades y estudiosos, así como numerosos periodistas. Los focos iluminaron la estancia y los fotógrafos se dispusieron a inmortalizar el evento. Se introdujeron cinceles y cuñas por las ranuras, mientras que con cuerdas se procedió a izar la tapa. Los arqueólogos tenían preparados diversos compuestos químicos para administrar rápidamente a los restos que hubiera dentro, con el fin de preservarlos de la degeneración producida por el ambiente. Zakaria Goneim fue el primero que introdujo su cabeza por la abertura para descubrir, finalmente, que el interior estaba lleno de... ¡aire! Ningún objeto, ningún rastro de materia, ni una sola muestra de polvo... Los exámenes que se realizaron posteriormente demostraron que allí nunca había habido elemento orgánico alguno.
SOBRE LA AUTÉNTICA FUNCIÓN DE LAS PIRÁMIDES
La de Sekhemjet no ha sido la única pirámide inviolada que se ha encontrado en Egipto. Y, en el resto de las halladas en similares condiciones –hay más de 100 censadas–, tampoco se ha encontrado resto de faraón alguno. Un hecho que suele explicarse aludiendo a que, por temor a que se profanaran sus cadáveres, los soberanos gastaron gran parte de sus vidas y de sus bienes en construirse estos mausoleos para luego hacerse enterrar, en secreto, en otro humilde lugar. Otra explicación hace referencia a noveladas historias de saqueos y supersticiones que, sin embargo, adolecen de rigor histórico. Pese a todo, y basándose en tan débiles –y a veces inventados– argumentos, los egiptólogos e historiadores se han apresurado a difundir, como dogma de fe, que las pirámides son tumbas. Así podemos leerlo, al menos, en la mayor parte de las enciclopedias y libros de texto.
El problema estriba en que pretendemos dar explicaciones a las iniciativas constructoras de nuestros antepasados en base a los restos pétreos que se han conservado, ya que ni los relieves ni los papiros egipcios aclaran nada al respecto, mientras que los jeroglíficos guardan aún para nosotros muchos secretos. Por tanto, las interpretaciones están sujetas a error y, así, podría ser que las pirámides no fueran concebidas originariamente como tumbas.
Es cierto que en estas construcciones se desarrollaron actos relacionados con la muerte y la resurrección, pero nunca física, sino espiritual o psíquica. De hecho, todas ellas tienen un templo adosado de mayores o menores proporciones donde se celebraban los ritos que dieron la razón de ser a las pirámides, ya que todas ellas fueron concebidas con el propósito de complementar las ceremonias. Los templos de los edificios más modestos son hoy irreconocibles y existen muy pocos complejos que se hayan conservado más o menos intactos con el paso de los años.
CEREMONIAS MÁGICAS PARA PROLONGAR LA VIDA DEL REY
Uno de ellos es la famosa pirámide escalonada del rey Zoser, que, dominando toda el área de Sakkara, se encuentra situada cerca del mausoleo de Sekhemjet. Es muy probable que su impresionante patio de ceremonias anejo sirviera no sólo a Zoser, sino también a otros faraones que le siguieron en reinado. En este lugar se celebraba el ritual de Heb-Sed, la “Fiesta del Jubileo” del faraón.
De la interpretación de algunos jeroglíficos y representaciones se deduce que la Fiesta del Sed servía para prolongar la vida y el reinado del monarca por medio de ceremonias mágicas cuya práctica nos es desconocida. Según el profesor Edwards, jefe del Departamento de Antigüedades Egipcias del British Museum, el origen del Heb-Sed se remonta a épocas muy lejanas en las que los egipcios creían que la prosperidad del reino sólo podía ser asegurada por un rey que mantuviera intacto su vigor físico. La ceremonia tendría la finalidad de que el monarca pudiera recuperar su vigor de juventud, de forma que no hiciera falta reemplazarlo por un faraón más joven. Como la festividad podía durar meses, existía un pabellón, adosado al templo, habilitado como residencia del rey. Más difíciles de interpretar han sido el inmenso conjunto de corredores, cámaras, escaleras, etc. del atrio del Heb-Sed, aunque se puede afirmar que todos los explorados son idénticos, variando exclusivamente en función de su monumentalidad.
Aunque abundan los egiptólogos que siguen pensando que las pirámides son tumbas, hay otros muchos partidarios de la idea del cenotafio. Es decir, que estas construcciones habrían sido concebidas en realidad como monumentos funerarios para albergar las ceremonias de rejuvenecimiento del faraón, pero no su cadáver. Aceptada esta segunda posibilidad, la cuestión consiste ahora en valorar la naturaleza de ese “rejuvenecimiento” y su relación con la magia y la hechicería, prácticas en las que creían los egipcios, pero cuya eficacia hoy se pone en duda.
La primera fase del Heb-Sed consistía en la muerte ritual del faraón, quien era introducido en su sarcófago y colocado después en el interior de la pirámide, acompañado de las ceremonias de duelo que duraban varios días, como si de una muerte real se tratase. No se sabe cómo, pero el monarca soportaba esta larga permanencia dentro del féretro; es probable que para ello hubiera que administrarle alguna droga o someterle a algún estado de hipnosis, catalepsia o hibernación. Transcurrido el tiempo necesario, le aplicaban sustancias químicas desconocidas que, junto a las ceremonias mágicas, le hacían “resucitar”, “nacer de nuevo” para coronarse como rey.
En caso de que el sortilegio en cuestión no funcionara, se procedía a realizar los llamados “exámenes de juventud”. Así, existen representaciones del faraón corriendo con una trilla en una mano alrededor de un circuito a gran velocidad. Aunque no podemos adivinar en qué consistía la prueba, el hecho de que una de las salas del Heb-Sed estuviera dedicada al dios Min –divinidad de la fertilidad representada como un toro blanco con el falo erecto– indica que estaba relacionada con la virilidad.
Otro de los templos que contiene referencias a estas ceremonias es el de Dendera, donde se dice que estas celebraciones se remontan al tiempo de “los servidores de Horus”, es decir, a la época de los reyes predinásticos. Por su parte, la piedra de Palermo indica, asimismo, que Udimu, rey de la I Dinastía, protagonizó ceremonias parecidas de entronización y de vigor físico. En la citada roca hay seis signos jeroglíficos que significan “correr”. No cabe duda de que los rituales se desarrollaban ya en el Egipto predinástico.
EL AGUA Y LA GRAN PIRÁMIDE
Admitir la efectividad de estas ceremonias para rejuvenecer al monarca parece cosa de ciencia ficción; sin embargo, estudios recientes avalados por eminentes científicos arrojan algo de luz sobre este enigma.
Así, el profesor ruso Karl Sigmundovich Trincher, basándose en sus investigaciones sobre las propiedades –hasta ahora ignoradas– del agua, explica que este líquido es la sustancia con mayor poder dieléctrico conocida. La capacidad común es 10, pero el agua tiene 80. Esta cualidad origina múltiples anomalías que desafían las leyes de la Física y la Química. Si se tratase de un elemento normal, debería hervir a 230 grados bajo cero o contraer volumen tras su enfriamiento. Pero sus cambios de líquido a sólido o a gaseoso no tienen parangón en ningún otro elemento. Por otro lado, se sabe que el ángulo de las valencias del oxígeno es, en el agua, de 104 grados y, que, según demostró el Premio Nobel Limus Pauling, la molécula de agua no es H2O, sino un polímero constituido por cinco H2O colocados en los cinco ángulos de una pirámide de base cuadrada cuyo ángulo es de 52 grados. Es decir, idénticas proporciones a las de la Gran Pirámide, lo que convierte a esta construcción en el mayor monumento dedicado al agua en la historia.
LOS INCREÍBLES EXPERIMENTOS DE PICCARDI
El agua posee dos tipos de cristales: sólidos –los comunes, como los de la nieve– y líquidos. Pauling descubrió que estos últimos se ordenan cuando el agua se coloca en el interior de una pirámide. El comportamiento de estos cristales líquidos provoca fenómenos que fueron observados por el químico y físico florentino Giorgio Piccardi, cuyos resultados determinan los llamados Tests de Piccardi. El procedimiento es simple. En una probeta se coloca un precipitado lechoso, consecuencia de mezclar cloruro de bismuto con agua. Más tarde se observa cómo la sustancia más pesada comienza a separarse de la más liviana. Piccardi demostró que el tiempo que tardaba en tener lugar este fenómeno de precipitación variaba con las horas del día, con los meses del año e, incluso, con los ciclos solares de 11 años. Una de las pruebas realizadas por este experto consistió en comparar dos precipitados iguales, uno situado en el medio ambiente del laboratorio y otro protegido por un blindaje metálico hermético. El último decantó mucho más rápido debido a que el blindaje impedía que las ondas electromagnéticas del ambiente entraran en el tubo de ensayo. Por el contrario, en el caso del primero, las ondas mantuvieron la flotación de los coloides.
Aplicado a las pirámides, este experimento tiene, como veremos, resultados sorprendentes. Realizamos la prueba anterior con una solución de cloruro de bismuto en tres tubos de ensayo diferentes: el primero, sometido al medio ambiente normal; el segundo, protegido por una caja de metal blindada; y el tercero, situado bajo una pirámide de plástico. Añadimos agua a los tres tubos, con lo que se produce la hidrólisis (oxicloruro de bismuto), dando como resultado, de forma casi inmediata, una solución lechosa. Sin embargo, la decantación tendrá lugar en tiempos diferentes: tres minutos para el tubo sometido al medio ambiente, uno en el caso de la probeta blindada y ¡quince! cuando se trata del tubo colocado en el interior de la pirámide. Es decir, la solución “protegida” por la pirámide comienza a precipitarse cinco veces más tarde que aquella “abandonada” a las circunstancias del medio ambiente. Piccardi explica el fenómeno de la siguiente forma: en contacto con la energía electromagnética que llega desde el espacio, los coloides se mantienen en suspensión, mientras que en cualquier sustancia que se aisle de estas radiaciones los coloides se precipitan rápidamente.
Además, según Piccardi, las moléculas de agua funcionan como antenas que captan las radiaciones del Cosmos. Así se explica –dice– que la velocidad de decantación sea mayor en el mes de Abril que en Septiembre, ya que el movimiento de la Tierra en la galaxia es máximo en Abril y mínimo en Septiembre.
Como hemos visto, una pirámide retarda enormemente la floculación coloidal. En nuestra tecnología actual hay muy pocos medios capaces de provocar la liofilización de un coloide; entre ellos se encuentra la denominada goma arábiga, que prolonga el tiempo de suspensión de una solución coloidal. Fuera de estos métodos, sólo las pirámides funcionan como suspensores coloidales.
¿SON LAS PIRÁMIDES INSTRUMENTOS DE REJUVENECIMIENTO?
Pero hay más. Según la medicina, el envejecimiento está conectado a un proceso de floculación coloidal, es decir, que existe un espesamiento citoplásmico concomitante con el proceso de la vejez. Si, como hemos visto, una pirámide puede prolongar la vida útil de un coloide, también podría hacer lo mismo con la vida humana, constituyendo un medio idóneo para “alargar” la juventud.
Una teoría que está avalada por los estudios del biólogo ruso Trincher, quien ha logrado medir la neguentropía del agua intersticial de los glóbulos rojos. El envejecimiento es un aumento de entropía, un proceso que puede quedar anulado –o contrarrestado– por la acción de la antientropía o negentropía. La teoría de Trincher conecta con la investigación piramidal porque, según el profesor, la negentropía reside “en estados cristalinos metas tablees del agua”. Si ese proceso del agua se produce en el interior de una pirámide y si una creación de negentropía es siempre un aumento de juventud, la pirámide, indudablemente, rejuvenece.
Muchos han sido los experimentos realizados en torno a la estructura piramidal de ángulo 51 grados 50 minutos (Gran Pirámide de Keops) y su influencia en los comportamientos de enzimas y hormonas. Los mejores de ellos se han llevado a cabo por parte del Instituto de Estudios Avanzados de Córdoba (I.E.A.), en Argentina, entidad pionera en las investigaciones físicas y biológicas relacionadas con el llamado “poder piramidal”.
Esta “energía piramidal”, que se manifiesta en múltiples aplicaciones, asoma de forma indiscutible –para escarnio de los escépticos– en el comportamiento de las enzimas, según se desprende de los experimentos realizados en el I.E.A. Los científicos del instituto pusieron un sustrato y una enzima en diversas probetas, unas arropadas por una forma piramidal, otras situadas en el medio ambiente. La enzima tiene la propiedad de acelerar diversos procesos de transformación química, ya que actúa como un catalizador. La pirámide, por su parte, actúa como “modificador” de esa capacidad. Así, por ejemplo, se pudo comprobar que la ureasa transformaba la urea en amoníaco con un 150 por ciento más de rendimiento si ambas sustancias eran colocadas bajo una pirámide de plástico de medidas proporcionales a las de la Gran Pirámide. Otros ensayos enzimáticos dieron como resultado rendimientos del 70 por ciento para la lipasa, que desdobla las grasas en ácidos grasos y glicerina; el 50 por ciento para la invertasa, que transforma la sacarosa en glucosa; el 42 por ciento –es decir, una disminución o bloqueo– en el caso de la amilasa, que desdobla el almidón en glucosa, y diversas alteraciones en otras enzimas como la catalasa, que demostró resultados irregulares.
No cabe duda de que si, por un lado, estamos llegando a ver algo de luz en los misterios del Antiguo Egipto, por otro surgen cada día mayores interrogantes. ¿Quién enseñó a los primitivos habitantes del Nilo ciencias tan desarrolladas? ¿Es posible que estemos ante lo que algunos investigadores llaman “ciencia biológica extraterrestre”?
Egipto está salpicado de antecedentes sobre datos concretos y logros a los que nuestra moderna tecnología aún no ha llegado. Astronomía, Arquitectura, Bioquímica, geometría espacial y un largo etcétera de materias que aparecieron de forma anacrónica y que, incomprensiblemente, se fueron olvidando con el tiempo. Los más desarrollados logros de aquella cultura se produjeron en sus comienzos, cuando el hombre, en plena Edad del Cobre, apenas acababa de abandonar el Paleolítico. Durante el Imperio Antiguo se elaboraron técnicas de todo tipo que sólo 200 años más tarde resultaron prácticas desconocidas, como si hubiesen muerto, o vuelto a sus orígenes, los seres que manejaron un saber todavía inexplicado.
Y después... la nada. El crecimiento cultural de Egipto sufrió las consecuencias de la pérdida de esos conocimientos superiores. Muchas de aquellas grandes experiencias fueron convirtiéndose, con el paso del tiempo, en meras supercherías y costumbres al uso que, simplemente, trataban de rememorar, sin conseguirlo, aquel pasado glorioso que –como todo parece indicar– vino de la mano de los dioses del espacio..
Las pirámides de Abusir se ven desde todos los lugares. Los millones de turistas que visitan Giza o Sakkara pueden divisarlas a lo lejos. Pero, aunque todos saben dónde se encuentra esta zona arqueológica, lo cierto es que sólo unos pocos han estado allí. Recortada en el horizonte, perdida en mitad de todos los sitios, sus piedras duermen el letargo del abandono. Es posible que fuera esa soledad lo que llevó a los faraones de la V Dinastía a elegir este lugar para elevar en él sus santuarios. Si fue así, consiguieron su propósito, ya que durante milenios sólo los chacales perturbaron el silencio de Abusir, pues los saqueadores prefirieron profanar otras necrópolis más ricas y el viento fue amontonando arena sobre tan enigmáticas construcciones.
Son muchos los misterios que quedan por resolver en Abusir. El primero de ellos es evidente: veinte años después de haber erigido las de Keops, Kefrén y Micerinos, a los egipcios se les “olvidó” cómo edificar pirámides. La arqueología oficial explica este enigma de forma, cuando menos, poco convincente. Durante el reinado de estos monarcas de la IV Dinastía –dice–, el pueblo vivió oprimido por sus gobernantes, obligado a dedicar todo su esfuerzo en amontonar bloques en su honor. Posteriormente, con la siguiente dinastía, los trabajadores volvieron a sus quehaceres habituales, por lo que los nuevos reyes no contaron ni con la mano de obra ni con los fondos necesarios, que sus predecesores se ocuparon en derrochar. Una teoría que, como vemos, no termina de explicar lo sucedido hace más de 4.500 años.
¿INVOLUCIÓN ARQUITECTÓNICA?
La perfección de las pirámides de Giza es de tal envergadura que, para acometer esta empresa, sólo puede pensarse en obreros especializados y no en cientos de miles de labradores privados de su forma de vida cotidiana. Veamos por qué. Los estudios realizados en los pocos bloques de revestimiento que quedan de la Gran Pirámide indican que sus seis caras, con más de 16 metros cuadrados de superficie, fueron terminadas con un error óptico de 0,05 milímetros por metro, lo que supone una perfección mayor que la conseguida en la lente principal del telescopio de Monte Palomar. Este ajuste óptico de caras y perfiles se realizó en los 27.000 bloques de revestimiento que conforman la obra. Es decir, en Egipto se consiguió a escala industrial lo que nosotros no podemos realizar ni siquiera a nivel artesanal.
Por tanto, más que en labradores debemos pensar en una industria lítica imposible para unas gentes que sólo poseían herramientas de cobre y desconocían la rueda o la polea. Pero si algo contradice la teoría oficial es, sobre todo, la técnica aplicada en estas construcciones, que aún hoy resulta desconocida para la arqueología.
Si hacemos caso de las tesis oficialistas, por lógica deberemos pensar que es muy probable que los canteros de Abusir fueran los mismos –o sus alumnos– que los que erigieron las construcciones de Giza. Entonces, ¿cómo es posible que en tan breve período de tiempo perdiesen los conocimientos propios de su oficio?
Bien es cierto que, en lo que a los fondos y el tiempo necesario se refiere, no es lo mismo alzar una pirámide de 15 metros de altura que hacer una de 150 metros. Sin embargo, resulta lógico pensar que la pericia de unir dos bloques debería ser técnicamente la misma en ambos casos. Podríamos creer –como hace la arqueología oficial– que, efectivamente, los faraones de la V Dinastía no dispusieron de la mano de obra multitudinaria y los fondos con que se contó para los proyectos de Giza. Pero lo que resulta ingenuo es pensar que tampoco pudieron contar con los especialistas –y las técnicas utilizadas por éstos– encargados de erigir aquellas magníficas construcciones. Entonces, ¿cómo se explica que entre los bloques de Giza no quepa ni una cuchilla de afeitar, mientras que en los de Abusir (supuestamente inmediatamente posteriores) se puede introducir tranquilamente un dedo, cuando no la mano entera? No parece, cuando menos, lógico.
LA EXTRAÑA RELACIÓN ENTRE EL TEMPLO DE SAHURE Y LA GRAN PIRÁMIDE
Userkaf, el primer faraón de la V Dinastía, inmediatamente posterior a los grandes reyes de la IV, se hizo construir su pirámide en Sakkara. Ninguno de los bloques de esta construcción –que carece de revestimiento alguno– supera la media tonelada y su altura debió resultar irrisoria para un pueblo que, supuestamente, había visto levantar las obras de Giza. A menos que el orgullo del faraón no se sintiera resentido por saber que, en realidad, las grandes pirámides no fueron alzadas por los egipcios.
Lo más significativo de las pirámides egipcias es el hecho de que, mientras en el interior de las construidas durante la III, V y VI Dinastía se han encontrado restos de ceremonias e inscripciones jeroglíficas que las sitúan en el contexto histórico del Antiguo Egipto, en las de la IV Dinastía no existe el más mínimo dato que resuelva su origen. Pero, además, dado su elevado nivel tecnológico, estas construcciones resultan absolutamente anacrónicas si hacemos caso de la arqueología oficial cuando asegura que fueron erigidas durante la IV Dinastía.
Hace varios años que el Ministerio de Antigüedades Egipcias está efectuando trabajos de desescombro y restauración en Abusir. Todas las construcciones de la zona, realizadas durante la V Dinastía, no son hoy más que informes masas donde se mezclan la piedra y la arena y cuyos perfiles originales hay que “intuir”. Todas menos el templo del faraón Sahure, adosado a su pirámide, que alberga otro de los grandes misterios de Egipto, pues presenta en su construcción elementos que resultan, una vez más, anacrónicos para la época en que supuestamente se erigió, elementos que, además, le relacionan con la Gran Pirámide.
En la Gran Pirámide los arqueólogos no han encontrado restos de templo alguno adosado a ella. Algo que resulta inexplicable, pues el resto de las pirámides similares a ella –las de Snefru, Kefrén y Micerinos– sí los poseen. Es lógico suponer, por tanto, que Keops –supuesto artífice de la Gran Pirámide– siguiera la tradición de su padre. Por tanto, debió erigir, o apropiarse, de construcciones anejas a la pirámide destinadas a ser recinto de su propio templo. Pero de ello no queda rastro alguno. Pues bien, lo más probable es que parte de este templo se encuentre diseminado por otras construcciones del Antiguo Imperio y, en especial, en el templo de Sahure. Hay datos que así lo apuntan.
EL ARTE DEL EXPOLIO
Sahure debió expoliar el templo de Keops en beneficio propio. Y lo peor es que con ello instauró la costumbre de destruir construcciones antiguas para que sus piedras sirvieran a los futuros edificios, pasatiempo muy popular entre los faraones del Imperio Nuevo. Éstos, no contentos con tales tropelías, llegaron incluso a tachar el cartucho del rey constructor para poner encima su propio nombre y, con ello, reclamar la autoría de la magna obra.
A Sahure también se le debe el origen del gremio de los “chapuzas”, críptica orden que se ha mantenido hasta nuestros días y que tiró por el camino de en medio a la hora de ensamblar las piedras. Los arqueólogos egipcios han sacado a la luz lo que fue la entrada del templo de este rey, cuyos pasillos y principales salas se nos muestran tan sólo en sus primeras hiladas de bloques, ya que –justo castigo– el monumento sirvió de cantera a otros faraones que siguieron el ejemplo de Sahure con indudable sentido del humor.
Sus expolios consiguieron almacenar bloques de diferentes tipos de roca que fueron colocados siguiendo las instrucciones de un arquitecto seguramente ebrio. Algunos muros compaginan piedras de granito negro con caliza, adornados con incrustaciones de granito rojo. Los bloques, de distinto tamaño, configuran unas paredes precursoras del arte abstracto. Gran parte de los sillares se hallan labrados con muestras de su anterior utilidad, sirviendo sin embargo como dintel o para alojar una bisagra o cierre. Salvando estos pequeños detalles, el templo quedó concluido con unas cámaras ofrecidas a su nombre, Sahu-Orión, y una sala hipóstila realmente bella dedicada a su apellido, Ra-Sol.
LA TECNOLOGÍA QUE VINO DEL ESPACIO
La importancia del santuario de Sahure radica en que incorpora bloques procedentes de la Gran Pirámide, el monumento atribuido a Keops que posee una tecnología no superada por ningún otro. En dos rocas de granito rojo que se encuentran una en la entrada original y otra en el pozo de la Cámara del Caos, hemos hallado unas perforaciones o trépanos, de unos 15 centímetros de diámetro, de imposible manufactura. Fueron estudiadas por Petrie, quien llevó unas muestras a Inglaterra para ser analizadas por el eminente petrógrafo Benjamin Baker, el ingeniero de la antigua presa de Assuán.
Realmente no son perforaciones, ya que el objeto que las produjo era un cilindro hueco que, tras introducirse en la roca, dejaba un tarugo en su interior que luego era roto por medio de un golpe. Lo singular es que podía apreciarse la capacidad de perforación y que ésta arrojó un resultado desconcertante. En cada vuelta, el taladro se introducía 2,5 milímetros; sin embargo, la dureza extraordinaria del granito rojo hace que, en la actualidad, con nuestra más moderna tecnología, las puntas de diamante sintético sólo penetren 0,05 milímetros por vuelta, 50 veces menos que lo logrado en la Gran Pirámide. El diamante posee una dureza 10, mientras que la widia (carburo de tungsteno) o diamante sintético tiene una dureza 11. No existe dureza superior de forma natural en todo el sistema solar. Sir Benjamin Baker calculó que la broca utilizada no podía tener una dureza inferior a 500. Un gran enigma estaba servido, un misterio para el que la Ciencia no tiene explicación posible, ya que no admite la existencia de herramientas procedentes de otro lugar ajeno a la Tierra.
En el templo de Sahure, una de las brocas tenía 15 centímetros de diámetro, igual que algunas de las muestras encontradas en la Gran Pirámide. Otros trépanos de este templo poseen 2, 3 y 7 centímetros de diámetro. En el tanque de granito de la Cámara del Rey de la Gran Pirámide podemos ver otras perforaciones realizadas con brocas de 1 centímetro de diámetro, que penetran en el granito con la misma facilidad que las grandes.
Es evidente que la increíble tecnología y conocimientos que poseía el pueblo egipcio en relación con la Astronomía, la Medicina, la Biología o la Geometría no pudieron ser adquiridos por su experiencia cultural. ¿Llegaron éstos del espacio?
ABLANDAMIENTO DE ROCAS
Pero los misterios del templo de Sahure no cesan con los trépanos. También se han encontrado en él muestras de ablandamiento de rocas, lo que constituye una prueba de que las piedras empleadas por Sahure fueron extraídas de la pirámide atribuida a Keops, pues esta técnica tan especial de manufacturación fue sólo detentada por el arquitecto de la Gran Pirámide.
En la foto conseguida por mi colaborador Antonio Alvarado podemos ver –aunque no tan claramente como al natural– la huella dejada por un pie que correspondía al número 37 en roca de granito de enorme dureza. Es imposible que Sahure conociera estas técnicas, pues de ser así habría construido su templo de otra forma.
Sólo el estudio multidisciplinar de todas las ciencias podrá dar con las soluciones a los problemas planteados en el Antiguo Egipto. En el caso del templo de Sahure será la Geología quien tendrá la última palabra sobre lo que encierra el complejo. Afortunadamente son muchos los científicos que se están sumando al estudio de nuestro pasado con la mente libre de prejuicios y, con toda probabilidad –y a pesar del gran miedo que sigue existiendo a la hora de internarse en este mundo de lo desconocido, derribar barreras o pensar siquiera en la posibilidad de que otros seres del universo se hayan asomado a nuestro planeta–, serán ellos quienes vayan aportando los datos capaces de echar por tierra las teorías preestablecidas.
En el templo de Sahure hemos encontrado una roca muy singular. Constituida de una sola pieza, la mitad de ella es de granito rojo, la otra mitad de granito negro. Se trata de una piedra cuya existencia es imposible, pero que está ahí. Es lo suficientemente grande para ser observada por todo el mundo, pero lo bastante pequeña como para seguir siendo ignorada por los que creen que en Egipto ya está todo descubierto.imitación?

sábado, 21 de marzo de 2009

APUNTES: 18 - NUESTRA HISTORIA -ENIGMAS Y MISTERIOS- MISTERIOS EGIPCIOS CAPITULO IV

NUESTRA HISTORIA
ENIG
MAS Y MISTERIOS

MISTERIOS EGIPCIOS
CAPITULO IV
HOY SERIA DIFICIL REALIZARLO!!!

El Dr J. Alvarez Lopez es Doctor en Ciencias Fisicas y fue uno de los pioneros en el mas completo y avanzado estudio que se realizo a las Piramides de Eguipto, Su libro el Mensage de la Gran Piramide, ha sido la inspiracion para otros investigadores.

El 3 de abril de 2007 fallecio en Cordoba, como tantos cientificos desperdiciados en nuestro pais, sus conocimientos se fueron con el.

El ilustre científico argentino JOSÉ ÁLVAREZ LÓPEZ concedió al ingeniero Osvaldo J. Casero una entrevista exclusiva en su casa de campo cercana al pueblo de Tala Huasi, en la serranía de Córdoba, provincia homónima, de la República Argentina.
-Osvaldo J. Casero: VAMOS A HABLAR SOBRE UN TEMA TABÚ PARA LOS CIENTÍFICOS, YA QUE EL PROFESOR ÁLVAREZ HA ENCONTRADO VESTIGIOS DE UNA AVANZADA CIVILIZACIÓN EXTRATERRESTRE TRAS SUS INVESTIGACIONES Y VIAJES A EGIPTO.
¿POR QUÉ EXISTE ESE MISTERIO EN TORNO A LA TECNO
LOGÍA DE CONSTRUCCIÓN EXTRATERRESTRE DE LAS PIRÁMIDES EGIPCIAS?
-Profesor Álvarez: Bueno, la definición que se acaba de dar sobre el tema es correcta. Hay como una especie de tabú de los científicos. Es incongruente, pero hay que calificarlo así.
Por ejemplo, en un libro publicado en España por editorial Aura titulado “El mensaje de la gran pirámide”, en la página 100 aparece la fotocopia de una plancha nº 40 del libro de Petrie “Pyramids and temples of Gizah” (“Pirámides y templos de Gizah”): al pie de la página aparece la frase “un tabú que dura 100 años”.
Fíjese que barbaridad decir eso, que haya un tabú qu
e dure 100 años y que los científicos decidan que no se remueva. El tabú tiene que seguir por imperio de los científicos. Esto es un contrasentido total.
¿Cómo puede haber un tabú en ciencia? Hay tienen ustedes la prueba, la
plancha nº 40 de un libro de Petrie, publicado en 1901 es impublicable por los científicos por un tabú; yo la publiqué, convirtiéndola en una herejía científica, por eso la publiqué.
Ustedes me preguntarán ¿por qué motivo se hace ese tabú con esa plancha de Petrie? Se trata de una serie de fotografías de piedras trabajadas con máquinas-herramientas especiales de la antigüedad, de las cuales hay toneladas en Egipto. Voy a aclarar que Petrie está considerado el arqueólogo más grande del mundo y el creador de la denominada “arqueología científica”; no obstante, le aplican el tabú a Petrie.
El profesor Lopez, censurado por sus colegas, publicó y fotog
rafió en su libro piedras que fueron trabajadas con máquinas-herramientas de 4000 años de antigüedad, y demuestran que tenían una capacidad de trabajo que no tienen las herramientas modernas.
En el libro de Petrie (1901) -que no se ha vuelto a publicar- ya que en la ciencia hay un “index” de libros prohibidos, y el libro de Petrie está en dicho “index”. Este libro puede consultarse en la biblioteca del British Museum, Londres, en la Biblioteca Nacional de París y en el Museo de El Cairo, los únicos 3 sitios del mundo en donde se puede consultar.

Petrie envió desde Londres allá por 1900 a un equipo de ingenieros especialistas en máquinas-herramientas comandado por Benjamin Baker, que habían inventado la máquina-herramienta de más calidad por aquel entonces. El torno fue inventado por dicho ingeniero, al que debemos respetar como un gran técnico.
Baker analizó una veintena de piedras en las que se veían las huellas de las herramientas que las trabajaron (sobre el 3000 A. C.) Dichas piedras estaban tiradas en los basureros egipcios con los restos de las construcciones de templos, pirámides, etc.
Baker hizo un informe que ocupa 5 páginas del libro d
e Petrie; empieza así: “Si un ingeniero moderno fuera capaz de reproducir la herramienta antigua, no sólo se haría millonario, sino que revolucionaría la industria moderna.
Seguía el informe: “…se trataba de un taladro para piedra que penetraba y horadaba la piedra…” como los que tenemos actualmente en canteras, pozos petrolíferos, etc. Pero el taladro egipcio era muy particular: al analizar las piedras egipcias, las huellas se veían, ya que bajaban 1 centímetro, mientras que en las modernas la huella baja 0.10 cm. Trataron de descubrir como funcionaba el trépano egipcio: por movimiento rotatorio inverso, o sea, por contragolpe, la herramienta entra por un lado y de
spués por el otro. No se puede; una herramienta que entra por dentro de otra: no se puede, máquina por polvo abrasivo, por ablandamiento químico…
descartan todos los procedimientos que se le pueden ocurrir a un ingeniero y llegan a una siguiente conclusión… Un taladro moderno de acero al cromo-va
nadio y punta de diamante, aguanta 50 kilos máximos, pero el egipcio aguantaba sin lugar a dudas ¡MÁS DE 2000 KILOS!
¡Fíjense que herejía científica e histórica es decir esto, dicho por Benjamin Baker, uno de los técnicos más grandes de todos los tiempos!

-O. J. Casero: ¿QUÉ PODRÍA CONTARNOS SOBRE SU ÚLTIMO VIAJE A EGIPTO Y LO QUE INVESTIGÓ ALLÍ?

-Prof. Álvarez: Fui a Egipto hace unos 30 años viendo diversas cosas, luego volví hace 10 años, y hace 6 meses estuve casi 1 mes. Ésta última vez estuve buscando información sobre los trépanos egipcios. Mi primera sorpresa fue que en el Museo de El Cairo, recuerdo que la penúltima vez que fui había una sala en la que estaban trozos de piedras trabajadas con dichas herramientas, pero la última vez descubrí que habían sido extirpadas, eliminadas del museo. Los conservadores del museo se habían tomado la molestia de eliminar todo lo concerniente a dichas piedras trabajadas por herramientas antiguas.
¿Qué les parece? ¿No es casualidad que las hayan tirado?
Andando un día por Egipto, hay basureros de pi
edras en donde tiran los restos de las grandes obras, tuve la suerte de encontrar 4 ó 5 piedras taladradas por dichas máquinas. Una de ellas, cerca de Sakkara, tenía una perforación de 5 centímetros (2 pulgadas) aproximadamente, pero no se veía mucho el interior. Metí el dedo índice, y comprobé una cosa que ya sabía: que el perfil de la perforación en vez de ser rectilíneo era ondulado, una onda sinusoidal perfecta. La separación de cada onda era de medio centímetro, y además me llamó la atención la suavidad que tenía el corte. Si hubiera sido trabajado por fuerza de ruptura técnica, como nuestros trépanos, arrasando y rompiendo la piedra, habría quedado basto, pero la "egipcia" había dejado una huella completamente lisa, pulida y suave. Evidentemente, según mi opinión como técnico, aquello no fue producido por un procedimiento de abrasión sino por algún otro procedimiento de alta tecnología, tipo láser, que perfora, se mete en la piedra y la deja suave.
Esa es la impresión que me ha dado la perforación dejada por la máquina antigua que, como dije, fue fotografiada por Petrie.

-O. J. Casero: EN BASE A ESAS OBSERVACIONES HECHAS EN EGIPTO, ¿QUÉ MÉTODO DE TRABAJO PODRÍA USARSE PARA INVESTIGAR LA FORMA EN
- QUE SE CONSTRUYERON LAS PIRÁMIDES Y CÓMO HA INFLUIDO EL USO DEL TALADRO EN DICHAS OBRAS?
-Prof. Álvarez: Esa investigación es imposible de hacer, ya que desde el mismo momento que existe un tabú de los investigadores y científicos, el problema es ver cómo superar el tabú de los arqueólogos en torno a las máquinas-herramientas egipcias.
Ésa es mi versión, cómo puede hacerse. Yo soy pesimista: han pasado 100 años y no se ha podido levantar el tabú. No sé cuántos años han de pasar; alguna vez se levantará, pero no sé cuando será. Yo no me tomaría el trabajo de levantarlo, ya que yo sé que cualquier cosa que yo publique o hable es impublicable en los tratados científicos.
-O. J. Casero: ¿NO CREE QUE LO QUE USTED HA PUBLICADO YA SOBRE EL TEMA ES UNA BUENA BASE PARA SUSTENTAR NUEVAS INVESTIGACIONES?
-Prof. Álvarez: Yo ya me he tomado el trabajo de publicar en cientos de miles de publicaciones mías y libros míos “bestseller”, y no he podido doblegar a ni uno solo de los arqueólogos acerca de la existencia de estas herramientas. Están fotografiadas y yo he tocado las piedras. De manera que existen, pero los arqueólogos no pueden aceptar la existencia de estas herramientas porque se les derrumbaría su teoría de la arqueología. La arqueología tiene una teoría que se derrumbaría si se demostrara la existencia de estas herramientas, y como ellos no están dispuestos a que se derrumbe, porque viven de ella, es su “modus vivendi”, viven de la arqueología, no están dispuestos a investigarlo nunca.
Es muy grave lo que acabo de decir, pero es una denuncia.
-O. J. Casero: DESDE EL PUNTO DE VISTA DE LA TECNOLOGÍA DEL FUTURO, ¿CUÁLES SERÍAN LAS POSIBILIDADES QUE ENCONTRARÍAMOS AL PROFUNDIZAR SOBRE ESTAS TÉCNICAS EGIPCIAS?
-Prof. Álvarez: Bueno, el informe Baker del libro de Petrie dice que: “Si un ingeniero moderno contara con estas herramientas no sólo se haría millonario, revolucionaría la industria moderna…”El estudio de estos temas es de una importancia capital, ya que reportarán grandes avances para el futuro, ya que ahora estamos detenidos por este tabú, que nos inhabilitan para investigar estos temas, nos prohiben comentarlos y sobre los cuales no pueden tratarse en los libros y publicaciones científicas.
Porque un tabú es una cosa tremenda; ahora lo pienso y es realmente sorprendente que no se haya podido investigar, que yo no lo haya podido investigar, que Baker, Petrie y los señores más importantes de los arqueólogos no pudieron, no les hayan dejado investigarlo. Esto es una cosa gravísima. Es una monstruosidad en el campo científico que está pegada a las críticas que hacíamos a los procesos de la Inquisición, por ejemplo, las barbaridades de la Edad Media, las monstruosidades del mundo antiguo.
Este caso que estoy comentando son las monstruosidades del mundo moderno. Claro, a ustedes, a nosotros no nos afectan; pero a la gente que contemplaba desde la otra acera a la gente que quemaban viva en las plazas públicas tampoco les afectaba.
¿Y qué diferencia hay entre nosotros que estamos viendo el auto de fe científico y aquellos que veían aquel otro auto de fe? Estamos todos inmersos en un estado de barbarie porque decir que esto sucede es estar en la barbarie.

sábado, 14 de marzo de 2009

APUNTES: 17 - NUESTRA HISTORIA -ENIGMAS Y MISTERIOS- MISTERIOS EGIPCIOS CAPITULO III

NUESTRA HISTORIA
ENIGMAS Y MISTERIOS

MISTERIOS EGIPCIOS
CAPITULO III
HARACHE-CHEPERE-RA-ATON, DIOS DEL ZEP-TEPI

UN POCO DE HISTORIA
Al igual que las pirámides que se encuentran en el mismo emplazamiento que La Esfinge de Giza, ésta tampoco tiene ninguna inscripción que la identifique con su constructor.
Entre los años 1.816 y 1.818 el Capitán Giovanni Battista Caviglia se encargó de desenterrar La Esfinge y los templos que la rodean. Su proximidad a la Pirámide de Kefren fue inmediatamente razón más que suficiente para asociar su construcción a la figura de este faraón, defendiéndose incluso la idea de que el rostro de La Esfinge es la del propio Kefren (2.520-2.494 a.C.). Desde entonces esta teoría ha permanecido inamovible hasta nuestros tiempos, y es una de las piezas fundamentales de la cronología establecida de la historia de Egipto por parte de la egiptología oficial.
Con sus 57 metros de longitud y casi 20 metros de altura, construida en un sólo bloque de roca natural, ha permanecido gran parte de su historia enterrada por las arenas del desierto. Así la vieron los ejércitos de Napoleón a finales del Siglo XVIII, y en el 1.400 a.C. el Faraón Tutmosis IV, quien según cuenta la leyenda, un día, cuando aún era príncipe, se tumbó cansado a la sombra de la cabeza de La Esfinge que sobresalía de la arena y se durmió. De repente La Esfinge abrió la boca y le habló, diciéndole que era el Dios Harachte-Chepere-Ra-Atón, y que a cambio de desenterrarla le prometía entregarle la corona de Egipto, y hacerle poseedor de riquezas inimaginables.
En la estela se encuentra unos grabados por demas interesantes. En ella se ha representado una escena duplicada, en donde aparece el faraón Tutmosis IV realizando una serie de ofrendas ante una esfinge. La estatua del león se presenta con todos los aditamentos decorativos que debió de tener en la antigüedad y, lo más curioso de todo, reposa sobre una construcción arquitectónica.
La interpretación habitual que afirma que el palacio grabado en la estela no es más que el templo que tiene ante si la Esfinge, es del todo evasiva desde nuestro punto de vista si nos atenemos a las reglas de perspectiva utilizadas por los artistas egipcios. Dejando de lado el hecho de que la forma del edificio representado sobre la estela y la del que podemos ver en Gizeh es totalmente diferente, los egipcios habrían colocado el templo, según sus reglas, delante de la Esfinge y no bajo ella, ya que la ubicación de este edificio en la meseta se encuentra más adelantada que la de la propia Esfinge. La única supuesta solucion que quedaes que ese edificio, palacete o lo que sea, se encuentre debajo del cuerpo de la estatua, hecho que todavía nadie ha podido confirmar aunque los indicios sobre su existencia son cada vez más abundantes y espectaculares.
Sin embargo personajes de la talla de Herodoto, que visitaron Giza y nos dejaron testimonio de la grandeza de sus pirámides, no hicieron referencia a la presencia de ninguna esfinge.

LA ESTELA INVENTARIO
La estela mandada erigir por el Faraón Keops y descubierta por Auguste Mariette, en la que se relataba que tanto la Gran Pirámide como La Esfinge, ya existían mucho antes de la aparición de los gobernantes de la IV Dinastía. Esta estela conocida con el nombre de la Estela Inventario, jamás fue tomada en serio por los egiptólogos, pues suponía el admitir que todos sus conocimientos y medallas académicas mantenidas durante un siglo, quedarian desehechadas, teniendo que rescribir de nuevo toda la historia de Egipto desde el principio. Era más cómodo hacer oídos sordos e ignorar tan molesto y peligroso elemento.

Y ESTO?
A comienzos de los años noventa distintos investigadores con el norteamericano John Anthony West a la cabeza cuestionaron la datación de La Esfinge basándose en las huellas de erosión que sobre el cuerpo del monumento se pueden apreciar, y que retrasaban su construcción como mínimo en 13.000 años.
Una vez más y al igual que con las cronologías recogidas por distintos autores como Manetón, La Esfinge también señalaba que la historia de Egipto se remontaba mucho tiempo atrás a la que se nos querían hacer creer. J.A.West en colaboración con el geofísico Thomas Dobecki y el geólogo Robert Schoch de la Universidad de Boston, llevaron a cabo un análisis minucioso de la roca caliza de La Esfinge, en el que se concluía que la erosión era producto de la lluvia. . Este era el punto crucial, pues ésta misma lluvia existió antes del cambio climático que asoló al Desierto del Sahara al finalizar la Ultima Era Glacial.
Pero todos estos datos hubiesen quedado en el olvido sino hubiesen contado con el apoyo de cientos de geólogos, tras la presentación de un informe muy detallado por parte de J.A.West a la Sociedad de Geología Norteamericana, la cual prometió fondos económicos y ayuda técnica para la continuación de los estudios en Giza. ¿Cuál fue entonces la reacción de la egiptología oficial?. Muy sencillo teniendo en cuenta lo que se jugaban, presionaron al Gobierno egipcio para que prohibiese la realización de pruebas geológicas cerca de La Esfinge, y trataron de desprestigiar este tipo de estudios geológicos.
Nuevos datos e informes siguieron apareciendo, incluso a través de medios tan prestigiosos como el "New York Times", donde se cuestionaba a través de un informe forense otro de los axiomas de la egiptología clásica, que mantenía que la cara de La Esfinge era la del Faraón Kefren.
Los resultados demostraban que en poco o nada se parecían. Del mismo modo también conmocionó a la opinión pública otro informe de R. Schoch y T. Dobecki en el que se denunciaba la presencia en el subsuelo de La Esfinge, de numerosas cámaras y galerías secretas, incluso algunas conectadas con las pirámides.

GOLPE A LA RAZON
La ira de la comunidad arqueológica oficialista terminó por hacer ceder al Gobierno de Egipto, que a partir del año 1.993 prohibió todo tipo de investigaciones a extranjeros que no constasen con la aprobación y el beneplácito del Sr. Zahi Hawass y sus colegas académicos.
Posteriormente nuevos detalles han aparecido para tener en cuenta, como el propuesto por Robert Baubal y Graham Hancock, que hacen especial hincapié en la gran desproporción existente entre la cabeza y el resto del cuerpo de La Esfinge, con el detalle de que la cabeza apenas sufre de la misma erosión que se puede apreciar a simple vista en el cuerpo, además de ser diferente, dado que no parece que sea producto de la lluvia. Esta situación les ha hecho pensar que con casi total seguridad la cabeza original de La Esfinge se perdiese después de alguna remodelación sufrida con posteridad, ya en tiempos climatológicos más semejantes a los actuales.
Son muchos los textos antiguos y leyendas que apoyan que el rostro de La Esfinge representaba a un dios, como así cuenta en la estela que mandó erigir el propio Tutmosis IV entre las garras de La Esfinge, después de su experiencia personal a través del sueño en el que le habló La Esfinge y le prometió el trono de Egipto, a cambio de que la desenterrara. Tal vez un dios de los que dominó Egipto en el "Zep-Tepi" o Tiempo Primero, como lo denominan los antiguos textos egipcios y que, procedentes de las estrellas gobernaron durante miles de años a las orillas del Rio Nilo.
La respuesta, como tantas otras, permanece perdida y en parte oculta por la intransigencia de aquellos que se creen en poder de la verdad absoluta.

BUSCANDO EN LAS ENTRAÑAS
Desde el 1.500 A.C., según algunos registros, se hablaba de Cámaras Secretas debajo de la Esfinge y en la Gran Pirámide. Los egiptólogos del siglo XIX habiendo estudiado varias tablas y libros nos hablaban de Cámaras Secretas y de la "Sala de los Archivos", remontándonos a una edad mucho más antigua de lo que se cree.
Se ha podido descubrir que, para asombro de muchos y espanto de otros, tanto la meseta de Gizeh como la propia Esfinge son un auténtico queso de agujeros.
Tengamos muy en cuenta que con los estudios realizados sobre la configuración geológica de la planicie, por encima de la cual se asientan las tres pirámides más importantes de Egipto, se ha llegado a la conclusión de que hace miles de años el agua debió correr a su gusto bajo la meseta, por lo que los egipcios pudieron haber utilizado estos túneles creados de forma natural, para comunicar subterráneamente unos monumentos con otros.
En el año 1979, el estado de conservación de la Esfinge de Gizeh iba de mal en peor se necesitaba realizar con urgencia una campaña de salvación del monumento para que, literalmente, el león no perdiera la cabeza. Una precaria restauración realizada por los egipcios, y en la que no tuvieron otra ocurrencia que usar cemento para reconstruir la Esfinge, empeoró en pocos años el estado de la cabeza de la estatua.
Para salvar a la Esfinge, un grupo egipcio-americano de arqueólogos diseñó el llamado Sphinx Project. Durante los años 1979 y 1983 el Proyecto de la Esfinge, evaluó los daños sufridos sobre el león y esbozó una especie de invernadero que algún día, esperemos que pronto, cubrirá la estatua en su totalidad, alejándola de los peligros de la contaminación de la zona.
Tras las primeras campañas de la misión egipcio-americana, un viejo obrero fellah llamado Mohamed Abd al-Mawgud Fayed, que había trabajado cuando era niño en el último desenterramiento de la Esfinge en 1926 llevado a cabo por el ingeniero francés Emile Barazi, comunicó a los directores del equipo de restauración la existencia de una pequeña abertura junto a la cola del león, que había sido olvidada hasta hoy. Según este anciano, el agujero daba acceso al interior del cuerpo de la estatua. Ante tan extraordinario descubrimiento, los miembros del ARCE (American Research Center in EGYPT) encabezados por los egiptólogos Zahi Hawass y Mark Lehner, no dudaron un instante en coger sus lámparas, olvidarse por unos días de la cabeza de la Esfinge e introducirse en su interior. Lo que descubrieron los arqueólogos no se parecía en nada a las legendarias galerías descritas por los cronistas árabes antiguos y modernos; galerías y pasillos que se introducían en el interior de la tierra hasta profundidades insospechadas, encontrando a su paso toda clase de tesoros maravillosos. Todo lo contrario.
Descubrieron un túnel-pozo formado por dos grutas muy estrechas con poco más de 1 metro de anchura, cuya longitud total no superaba los 9 metros. Uno de los pozos asciende hacia el interior del cuerpo del león siguiendo la curva de sus cuartos traseros, mientras que el otro desciende introduciéndose en vertical en la roca de la meseta de Gizeh. Ambas grutas forman un ángulo de 90 grados. Las paredes no han sido pulidas, por lo que su aspecto es muy tosco. Si se hace un seguimiento exhaustivo de las huellas de las herramientas utilizadas para su construcción, éstas parecen indicar que la labor en el labrado del túnel-pozo se realizó de arriba a abajo.
A lo largo del mismo aparecen en la parte superior una especie de peldaños, a modo de agujerillos en la pared, excavados para ayudarse en la ascensión por el túnel. . Recientemente han colocado una pequeña escalera metálica que facilita de alguna manera el acceso al interior de la Esfinge. En lo más profundo del pozo se amontonan los desechos, improvisado basurero de los guías locales que "vigilan" el recinto de Gizeh.
La estructura del túnel-pozo se haya dividida en cuatro partes. La primera puede ser considerada como la sala más grande de todas. Su altura es de 1,80 metros, pudiendo estar una persona de estatura media de pie, y su anchura de 1 metro.
Uno de los aspectos que más llamaron la atención fue el hallazgo de varios objetos en la cámara número 4.
En ella se encontraron dos zapatos viejos, una pequeña chapa metálica y restos de cemento convencional. Todos estos objetos, probablemente, fueran el fruto de la apertura del túnel en 1926 o quizás en una restauración moderna más antigua.
El significado de este túnel-pozo, como reconocen Hawass y Lehner, se nos escapa de las manos. Las evidencias descubiertas por los arqueólogos, indican claramente que su realización se llevó a cabo durante una época faraónica, ignorada desde el punto de vista cronológico. La existencia de los peldaños antes mencionados, ha hecho pensar a los investigadores del Sphinx Project en la posibilidad de que los túneles pudieran tratarse de una tumba privada, ya que son varios los ejemplos que conservamos en donde aparece esta estructura arquitectónica. Por otra parte, que duda cabe que una hipótesis mucha más sugestiva, es que pudo tratarse del intento desesperado de buscar en el interior de la Esfinge las legendarias riquezas de las que la tradición la hacía poseedora. Finalmente, también puede tratarse del comienzo de una galería mucho más extensa que, quizás, diera lugar a una enrevesada red de galerías que pudieran transcurrir bajo la meseta de Gizeh, conectando las pirámide entre si.
En el año 1991, el sismógrafo Dr. Thomas Dobecki descubre realizando pruebas acústicas alrededor de la Esfinge una gran anomalía de forma rectangular bajo la pata derecha de la Esfinge. Sus dimensiones bastante grandes, de 9 metros por 12 y de unos 5 metros de profundidad.
Su forma rectangular, descartaba ser una cavidad natural sino "pareciera estar hecha por el hombre" en palabras del propio Dr. Dobecki, quien dejó en claro que estaba buscando allí evidencias de "una civilización perdida y una Cámara Secreta bajo las patas de la Esfinge".
Entre 1995 y febrero de 1997, usando un sofisticado escáner se confirma la existencia de una "cámara" bajo la pata derecha de la Esfinge.
Era el Dr. Thomas Dobecki junto al Dr. Schor quienes descubrían no sólo esta cámara sino también un túnel que iba directo hacia la segunda Pirámide.
En febrero de 1997 Boris Said utilizando el escáner del Dr. Dobecki descubre un nuevo túnel detrás de la Esfinge. La tapa tenía unos 45 centímetros de grosor y unos 2.5 metros por debajo de ella había un espacio de 2.5 metros de ancho con un techo abovedado, con una inclinación descendente de 25 grados en dirección a la Esfinge.
Nuevamente el gobierno egipcio negaría los permisos para excavar...
Diversas investigaciones sostienen que debajo de la pata derecha de la Esfinge existen una o más Cámaras y túneles de conexión. Aún el Gobierno Egipcio no autoriza a abrir las mismas.
Desde el redescubrimiento en los años ochenta de una galerías que discurrían bajo el cuerpo de la Esfinge de Gizeh parece dar la razón a los cronistas antiguos y modernos que defendieron su existencia. Ahora la Egiptología debe evaluar hasta qué punto son ciertas las leyendas que atribuyen al subsuelo de la meseta de Gizeh la posesión de un entramado de galerías.

sábado, 7 de marzo de 2009

APUNTES: 16 -NUESTRA HISTORIA -ENIGMAS Y MISTERIOS- MISTERIOS EGIPCIOS CAPITULO II

NUESTRA HISTORIA
ENIGMAS Y MISTERIOS

MISTERIOS EGIPCIOS
CAPITULO II
PASILLOS, CAMARAS Y PUERTAS OCULTAS

LA PIRAMIDE DE KHEOPS
También conocida como la Gran Pirámide, mide 147 metros de altura y tiene unos 230 metros de ancho de base. Tiene un peso de aproximadamente 6 millones de toneladas.
Es la más grande construcción piramidal del mundo entero, pero le falta el piramidón. Su construcción es perfecta y alineada a los cuatro puntos cardinales.
Su interior está armado con un complejo sistema de cámaras, túneles, pasillos y galerías.
Existen en ésta 3 cámaras, una subterránea y dos en la superestructura, la "Cámara del Rey" (cuyo supuesto sarcófago se encontró vacío cuando los árabes la abrieron por primera vez en el 820 D.C.) y la "Cámara de la Reina".
El sarcófago es mucho más grande que la entrada a la cámara, por tal motivo se supone que se colocó allí antes de que se cerrara el techo. La unión de los bloques y vigas es tan perfecto, están tan unidos que no se puede pasar una hoja de afeitar entre ellos.
De las paredes Sur y Norte de estas cámaras salen dos canales estrechos de 20 x 20 cmts.
Los de la Cámara del Rey van directo al exterior, mientras que la de la Cámara de la Reina termina en su interior.
Se pensó en un momento que eran canales de ventilación, pero se especula que se utilizarían con fines rituales y fueron alineados con los sistemas estelares.
Junto a ésta Pirámide existen otras 3 pequeñas pertenecientes a las esposas del Faraón y 5 fosos de barcos.
Las Cámaras Secretas
Diversos estudios llevados a cabo por arqueólogos, ingenieros y científicos han comprobado la existencia de pasadizos y perfectas cámaras secretas en la Gran Pirámide y otras, como así también debajo de las patas de la Esfinge, el Guardián de las Pirámides de Gizeh.
El 22 de marzo de 1993, el equipo de científicos del Dr. Rudolf Gantenbrick logra penetrar por primera vez con su robot, especialmente preparado para tal fin, a uno de los conductos de la Cámara de la Reina de tan sólo 20 x 20 cmts.
A las 11.05 hrs de aquel 22 de marzo y luego de recorrer 65 metros el robot UPUAUT I I se detiene y gracias a su cámara se observaría una puerta que sellaba el paso.
Pasados nueve años de aquellos acontecimientos el 17 de septiembre de 2002 otro equipo de científicos bajo la coordinación del Dr. Zahi Hawas, Director del Consejo Supremo de Antigüedades del Gobierno de Egipto y con el auspicio del National Geographic Society, acompañarían al equipo del arqueólogo estadounidense Mark Lehner en la realización del "descubrimiento más importante producido en Egipto".
Son las 3 horas y 47 minutos de la madrugada del martes 17 de septiembre de 2002. El robot llamado Pyramid Rover se detendría frente a la famosa puerta de Gantenbrick y con su cámara de fibra óptica penetraba por un minúsculo agujero que se había efectuado el lunes 16 de septiembre en la puerta a golpe de taladro. La puerta tenía un grosor de 7 centímetros lo que demuestra que no se trataba de un bloque más de la Pirámide, sino que detrás habría algo. Pero la sorpresa fue mayor cuando se observó que había allí un pequeño espacio vacío de 45 centímetros de profundidad y 20 centímetros de altura, y al fondo ¡otra puerta!
Más sorpresas en los actuales descubrimientos
Mark Lehner acerca de los sucesos de septiembre de 2002 comentaría que: "Lo que encontramos no es una cámara sino una continuación del conducto" y añadió que "el hecho de que haya dos puertas en mitad de un pasadizo, con un espacio entre ellas, no tiene precedente en otras pirámides: Esta inusual estructura no es algo accidental ya que está cuidadosamente construída e integrada en el cuerpo de la Pirámide y que la segunda puerta muestra, además, unas marcas grabadas que no pueden ser casuales".
Todo esto "debe tener un significado porque no es posible que se hiciera sin alguna intención aunque cuál es ese significado se nos escapa".
Pocos días después, entre el 20 y 21 de septiembre de 2002 el robot Pyramid Rover descubriría una "nueva puerta" cuando fue introducido en el conducto Norte encontrando una "pared de piedra y una puerta" a unos 65 metros de la cámara, informó el Dr. Hawas. Otra puerta igual a la descubierta en 1993 por Gantenbrick.
Ambas puertas son similares y están ubicadas a 65 metros de la cámara, sin embargo los 2 canales no son del todo simétricos dado que el canal sur sube empinado, mientras que el norte tiene algunas esquinas y curvas.
"Ahora sabemos que los canales fueron planeados de forma suplementaria, porque el canal norte fue construido con varias curvas de manera que no tocara la gran galería que lleva a la cámara funeraria", explicó Hawas.
Más tarde afirmaría que "ambos descubrimientos constituyen la primera gran novedad relativa a la Gran Pirámide desde hace más de un siglo".
¿Qué habrá detrás de esta puerta?, ¿nuevas Cámaras Secretas?
Para el arqueólogo Mark Lehner habría escrituras sagradas, estatuas, entre otros elementos.
Hoy nadie niega la existencia de la pasadizos, túneles, cámaras y galerías, estas están comprobadas científicamente y se encuentran ubicadas en diferentes lugares, tanto en las piramides como en otros sitios arqueológicos de Egipto.
¿Cómo construyeron estos conductos de tan sólo 20 x 20 cmts?. Hawas nos dice: "Eso no lo sabemos, posiblemente se realizó un acceso especial para esas dos que más adelante se volvió a cerrar".
Pero nos seguimos preguntando: ¿cómo pusieron las puertas que sellan estos conductos?, ¿con qué fin? y fundamentalmente ¿qué hay detrás?
Mark Lehner considera que quizá existe una "tercera puerta", porque tres eran las puertas que permitían el acceso a la Cámara del Rey y si hay allí una cámara oculta, posiblemente le anteceden tres puertas.

NO HAY DOS SIN TRES
Los diarios de la epoca reflejaban el importante hallazgo

Hallan una tercera puerta sellada en la pirámide de Keops
La cámara del robot de la National Geographic que recorre la milenaria construcción egipcia mostró un nuevo portal, similar al encontrado la última semana
Lunes 23 de setiembre de 2002 (Diario La Nación)
EL CAIRO.- El hallazgo de una nueva puerta sellada, similar a la atravesada hace una semana por el ojo electrónico de un robot, profundizó hoy el laberíntico misterio que oculta en sus entrañas la Gran Pirámide de Keops.
Como si de una novela de misterio por entregas se tratase, Egipto y la sociedad norteamericana National Geographic han desgranado dos descubrimientos estelares en la última semana, que han servido para ahondar el ya de por sí enorme enigma que rodea a la construcción de piedra más grande y antigua de la Humanidad.
El ministro egipcio de Cultura, Faruk Hosni, informó hoy en El Cairo que la gran Pirámide de Keops esconde una nuevo sello secreto: una puerta que obstaculiza el paso en el conducto norte de la Cámara mortuoria de la Reina.
"El nuevo sello se sitúa a la misma distancia que el hallado la última semana, gracias a la introducción de un robot, en el canal sur de la cripta de la Reina", explicó el ministro.
Fuentes del Consejo Superior de Antigüedades egipcias destacaron que la importancia del descubrimiento reside precisamente en esa coincidencia, "lo que realza aún más la relevancia que ya tenía la puerta encontrada días atrás".
Según su director, el arqueólogo Zahi Hawass, este "tercer sello" es similar al que fue atravesado hace una semana por el ojo del robot, se encuentra también a 65 metros del inicio del corredor y está igualmente adornado con dos argollas metálicas.
Esta última revelación fue posible gracias a la introducción en el canal norte del mismo robot que trabajosamente caminó la madrugada del martes último por el corredor sur ante la atenta mirada de millones de televidentes.
"Creo que detrás de la puerta norte podría haber otra. Pediremos ayuda a National Geographic para continuar con las investigaciones", explicó Hawass a los periodistas.
Al contrario que durante el espectáculo televisivo que envolvió el hallazgo de la segunda puerta en el conducto sur, el arqueólogo no ofreció mayores detalles sobre la naturaleza de este "tercer sello".
En un alarde de agudeza visual, Hawass fue capaz de describir la puerta descubierta por el robot ante las cámaras de televisión como una pared aparentemente más frágil, plagada de grietas y con huellas dactilares de los antiguos egipcios.
Más mesurado, su colega en la investigación, el arqueólogo norteamericano Mark Lenher, dijo que era demasiado temprano para establecer un juicio de valor.
Ambos coinciden, sin embargo, en que la aparición de los sellos es una "prueba inequívoca de que los canales esconden un gran misterio" porque si no "los constructores de las pirámides no se habrían preocupado tanto de dificultar el acceso".
Hawass va más allá y afirma que los misteriosos conductos son en realidad corredores-guía que conducían el alma del faraón Keops a su lugar entre los inmortales en la constelación de Orión.
"Estamos casi seguros de que los sellos ocultan algo de auténtico valor. Una estatua, papiros o incluso una cámara que nos permita desentrañar los arcanos de la pirámide", puntualizó el egiptólogo.
Entre esos misterios que tan celosamente retiene la pirámide se encuentra el destino de su mecenas y dueño, el faraón Keops, cuya momia aún no ha sido hallada.
"Es muy posible que esclarecer el significado de los conductos nos proporcione una de las claves para conocer más sobre como fueron construidas las pirámides", dijo Lenher.
A agudizar el enigma entorno a Keops y sus pirámide contribuyó recientemente un grupo de arqueólogos egipcios que en una excavación abierta en el oasis de Dajla, en el sur del país, encontraron pruebas de que el reinado del faraón habría sido más largo de los 30 años que hasta ahora se le atribuyen.
Según la egiptología clásica, el faraón Keops fue el segundo soberano de la IV dinastía, que inauguró el denominado Imperio Antiguo (2575-2150 antes de Cristo).
Fuente: EFE

LA PIRAMIDE ESNOFRU - MEIDUM
Nuevas cámaras
La región de Meidum se encuentra a casi 90 kilómetros al sur de El Cairo. Al ser un lugar relativamente alejado, es difícil que un circuito turístico convencional incluya su visita, sin embargo, el paso por este lugar no desencantará al viajero ávido de nuevas sensaciones. A simple vista, la pirámide que allí se levanta parece un zigurat mesopotámico. Su construcción probablemente fue comenzada por el faraón Huni, el último gobernante de la III dinastía, aunque todo parece indicar, gracias a los grafitos encontrados en las cercanías, que las obras fueron continuadas por Esnofru.
Desde hace poco tiempo, la pirámide de Meidum se ha convertido en uno de los lugares calientes de la investigación egiptológica debido a los hallazgos que allí se han realizado. En efecto, el año 2000 era la fecha prevista para que se abriera de una vez por todas, la cámara descubierta en la Gran Pirámide por un equipo alemán en el año 1993. No fue así, pero los medios de comunicación se hicieron eco de otro hallazgo quizás igual de impactante. Hasta entonces se creía que la pirámide de Meidum contaba únicamente con una sola habitación cuya techumbre, al igual que las habitaciones de la Pirámide Roja de Dashur, estaba cubierta por una bóveda falsa. Sin embargo, un equipo francoegipcio descubrió gracias al empleo de endoscopios de fibra óptica que también existen dos pequeñas habitaciones cubiertas de igual modo con bóveda falsa. Al parecer corriendo paralelo y por encima del pasillo descendente que se emplea para llegar hasta la cámara funeraria existe otro pasillo que hasta ahora había permanecido ignorado. La presencia de unos extraños bloques al pie de la entrada a la cámara funeraria dio la primera pista a los investigadores franceses. Introduciendo un pequeño endoscopio flexible del grosor de un dedo, advirtieron la presencia de un pasillo muy corto de apenas 3 metros de longitud que iba a dar a dos habitaciones consecutivas. La primera, llamada cámara sur, tiene 2,6 metros de ancho, 3,5 de largo y 2,1 de alto. Perforando el antiguo canal descendente los investigadores franceses descubrieron la presencia de una cámara más, llamada cámara norte, similar a la anterior y que conectaba con un canal o pasillo nuevo descendente de más de 15 metros que, como ya se ha dicho, corría paralelo al de entrada a la pirámide.
Lo más sorprendente de todo es que se ha podido comprobar que las cámaras poseen inscripciones. Ello podría suponer la presencia de los Textos de las Pirámides más antiguos conocidos hasta ahora, tres siglos más antiguos que los de la pirámide de Unas en Sakkara.
Los interrogantes que suscitan estos monumentos siguen martilleando la cabeza de numerosos investigadores. Si realmente Esnofru es el artífice de la construcción de estas tres pirámides, ¿cómo se explica que un solo faraón poseyera tres de estas gigantescas construcciones? ¿Acaso se levantaron tres tumbas para él? Las dos pirámides de Esnofru “que sobran”, son explicadas como cenotafios. Pero, ¿cuáles fueron cenotafio y cuál la tumba? Quizás el interior de las nuevas cámaras descubiertas recientemente en Meidum ofrezca un halo de luz sobre este misterio.

LA PIRAMIDE DE ZOSER
Más sorprendentes son los resultados de las obras de consolidación que un equipo de arqueólogos australianos y egipcios está llevando a cabo en la conocida pirámide escalonada de Sakkara, levantada por el faraón Zoser en el año 2350 a.C. Los trabajos de limpieza de las zonas cubiertas por escombros se están efectuando con sumo cuidado y casi en secreto desde hace décadas. El monumento se encuentra cerrado al público debido al riesgo que encierra transitar por el pequeño espacio que queda libre en las galerías y los pasadizos que discurren por el subsuelo de la pirámide. Lo inaudito es que los arqueólogos han encontrado en este edificio nuevas habitaciones, un hallazgo que complica aún más el trazado laberíntico de sus cámaras subterráneas.

LA OTRA CÁMARA DE SETI
Lo mismo sucede con el famoso pozo que parte de la cámara funeraria de la tumba de Seti I, ubicada en el Valle de los Reyes de Luxor. La KV17, tal y como se la conoce en el listado de hipogeos de la citada necrópolis, fue descubierta en 1817 en la vertiente sur del valle por el italiano Giovanni Battista Belzoni. Seti I reinó entre los años 1306 y 1290 a.C. y fue el padre del glorioso Ramsés II. Lo espectacular de sus pinturas, las más bellas de todo el valle, la convirtieron en centro de visitas durante años, lo que deterioró el monumento hasta tal extremo que porciones enteras del techo se desprendían al paso de los turistas. Por este motivo se encuentra cerrada a las visitas desde hace décadas. Una de las características de este sepulcro es la extraordinaria longitud de su recorrido, lo que ha tenido en ascuas a toda la comunidad de egiptólogos hasta hace pocos meses. De los casi 245 m que ocupa el hipogeo, excavados en pleno corazón de la montaña de Gurna, las salas decoradas se extienden solamente por 94 m; los otros 150 pertenecen a un misterioso túnel, la “habitación K”, cuyo final acaba de ser encontrado.
En el muro meridional de la cámara mortuoria de Seti se abre un profundo agujero que se pierde en la insondable oscuridad de la montaña. Desde que Belzoni se internara por primera vez en el misterioso pasadizo, pocos son los investigadores que se han atrevido a imitarle. John Gardner Wilkinson en 1843 y Howard Carter en 1903, el que casi 20 años después descubriría la tumba de Tutankamón, lograron avanzar apenas unos metros más que Belzoni. Habría que esperar hasta la decada de 1950, cuando un acaudalado egipcio, seikh Ali Abd el-Rassul, prosiguió el trabajo, aunque sin éxito. El pasadizo, que cuenta con dos escalinatas al principio del trazado, posee varias marcas de puertas sobre las paredes cada pocos metros, en un suelo que tiene una pendiente de entre 32 y 47 grados.
Pues bien, la respuesta al enigma parece haberse encontrado. A más de 100 m por debajo del nivel de la entrada a la tumba los arqueólogos han descubierto una nueva cámara de apenas 2 m de altura repleta de textos religiosos y colmada de escombros y fango que ahora han de retirar. Este cenotafio de Seti I, como ya es conocido, es la última cámara de su tumba en el Valle de los Reyes y, por ahora, la última cámara secreta descubierta en Egipto.