"No hay decisiones buenas y malas, solo hay decisiones y somos esclavos de ellas." (Ntros.Ant.)

miércoles, 2 de diciembre de 2009

LOS CONCILIOS ECUMENICOS - II DE LYON -

LOS CONCILIO ECUMENICOS
II De Lyon (1274 d.c.)


Papa San Gregorio X. Por la unión de las iglesias. Restableció, a petición de Miguel Paleólogo, la unión con los griegos y tomó nuevas medidas para una posible Cruzada.
El Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo como de un solo principio - Suerte de las almas después de la muerte.- Sobre los siete Sacramentos.- y sobre el Primado del Romano Pontífice.
Los Caballeros Templarios nacieron y crecieron en los siglos once, doce y trece; el ambiente que los propiciaron fue el de las Cruzadas para la reconquista de los Santos Lugares en poder de los árabes.
Las llamadas Ordenes Militares, que proliferaron en esos siglos, consistían en combinar la vida monacal en tiempo de paz y la militar cuando las circunstancias lo requerían. Mitad monjes y mitad guerreros.
También ejercían la caridad en centros de beneficencia como el gran hospital de Jerusalén, que era tendido por los Caballeros Hospitalarios de San Juan.
Tenían casas en Europa para reclutar voluntarios y mandarlos al Oriente a fin de que protegieran a los cristianos que peregrinaban a la Tierra Santa, ya que eran objeto de agresión de parte de los musulmanes.
La envidia y la codicia de los poderosos les declararon la guerra y consiguieron, al fin, que fuera extinguida oficialmente, la Orden de los Templarios.
Los Begardos y Beguinas eran asociaciones de ambos sexos que se dedicaban a la oración y a toda la gama que encierra la palabra "caridad"; pasado algún tiempo muchos de ellos cayeron en varios errores y por esa razón tuvieron que ser condenados.

Magisterio del C.E II de Lyon

XIV ecuménico (de la unión de los griegos) Constitución sobre la procesión del Espíritu Santo [De summa Trinitate et fide catholica]

Confesamos con fiel y devota profesión que el Espíritu Santo procede eternamente del Padre y del Hijo, no como de dos principios, sino como de un solo principio; no por dos aspiraciones, sino por única aspiración; esto hasta ahora ha profesado, predicado y enseñado, esto firmemente mantiene, predica, profesa y enseña la sacrosanta Iglesia Romana, madre y maestra de todos los fieles; esto mantiene la sentencia verdadera de los Padres y doctores ortodoxos, lo mismo latinos que griegos. Mas, como algunos, por ignorancia de la anterior irrefragable verdad, han caído en errores varios, nosotros, queriendo cerrar el camino a tales errores, con aprobación del sagrado Concilio, condenamos y reprobamos a los que osaren negar que el Espíritu Santo procede eternamente del Padre y del Hijo, o también con temerario atrevimiento afirmar que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo como de dos principios y no como de uno.
Profesión de fe de Miguel Paleólogo
Creemos que la Santa Trinidad, Padre e Hijo y Espíritu Santo es un solo Dios omnipotente y que toda la divinidad en la Trinidad es coesencial y consustancial, coeterna y coomnipotente, de una sola voluntad, potestad y majestad, creador de todas las creaturas, de quien todo, en quien todo y por quien todo, lo que hay en el cielo y en la tierra, lo visible y lo invisible, lo corporal y lo espiritual. Creemos que cada persona en la Trinidad es un solo Dios verdadero, pleno y perfecto.
Creemos que el mismo Hijo de Dios, Verbo de Dios, eternamente nacido del Padre, consustancial, coomnipotente e igual en todo al Padre en la divinidad, nació temporalmente del Espíritu Santo y de María siempre Virgen con alma racional; que tiene dos nacimientos, un nacimiento eterno del Padre y otro temporal de la madre: Dios verdadero y hombre verdadero, propio y perfecto en una y otra naturaleza, no adoptivo ni fantástico, sino uno y único Hijo de Dios en dos y de dos naturalezas, es decir, divina y humana, en la singularidad de una sola persona, impasible e inmortal por la divinidad, pero que en la humanidad padeció por nosotros y por nuestra salvación con verdadero sufrimiento de su carne, murió y fue sepultado, y descendió a los infiernos, y al tercer día resucitó de entre los muertos con verdadera resurrección de su carne, que al día cuadragésimo de su resurrección subió al cielo con la carne en que resucitó y con el alma, y está sentado a la derecha de Dios Padre, que de allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos, y que ha de dar a cada uno según sus obras, fueren buenas o malas.
Creemos también que el Espíritu Santo es Dios pleno, perfecto y verdadero que procede del Padre y del Hijo, consustancial, coomnipotente y coeterno en todo con el Padre y el Hijo. Creemos que esta santa Trinidad no son tres dioses, sino un Dios único,omnipotente, eterno, invisible e inmutable.
Creemos que hay una sola verdadera Iglesia Santa, Católica y Apostólica, en la que se da un solo santo bautismo y verdadero perdón de todos los pecados. Creemos también la verdadera resurrección de la carne que ahora llevamos, y la vida eterna. Creemos también que el Dios y Señor omnipotente es el único autor del Nuevo y del Antiguo Testamento, de la Ley, los Profetas y los Apóstoles. Ésta es la verdadera fe católica y ésta mantiene y predica en los antedichos artículos la sacrosanta Iglesia Romana. Mas, por causa de los diversos errores que unos por ignorancia y otros por malicia han introducido, dice y predica que aquellos que después del bautismo caen en pecado, no han de ser rebautizados, sino que obtienen por la verdadera penitencia el perdón de los pecados. Y si verdaderamente arrepentidos murieren en caridad antes de haber satisfecho con frutos dignos de penitencia por sus comisiones y omisiones, sus almas son purificadas después de la muerte con penas purgatorias o catarterias, como nos lo ha explicado Fray Juan; y para alivio de esas penas les aprovechan los sufragios de los fieles vivos, a saber, los sacrificios de las misas, las oraciones y limosnas, y otros oficios de piedad, que, según las instituciones de la Iglesia, unos fieles acostumbran hacer en favor de otros. Mas aquellas almas que, después de recibido el sacro bautismo, no incurrieron en mancha alguna de pecado, y también aquellas que después de contraída, se han purgado, o mientras permanecían en sus cuerpos o después de desnudarse de ellos, como arriba se ha dicho, son recibidas inmediatamente en el cielo.
Las almas, empero, de aquellos que mueren en pecado mortal o con solo el original, descienden inmediatamente al infierno, para ser castigadas, aunque con penas desiguales. La misma sacrosanta Iglesia Romana firmemente cree y firmemente afirma que, asimismo, comparecerán todos los hombres con sus cuerpos el día del juicio ante el tribunal de Cristo para dar cuenta de sus propios hechos [Rom. 14, 10 s].
Sostiene también y enseña la misma Santa Iglesia Romana que hay siete sacramentos eclesiásticos, a saber: uno el bautismo del que arriba se ha hablado; otro es el sacramento de la confirmación que confieren los obispos por medio de la imposición de las manos, crismando a los renacidos, otro es la penitencia, otro la eucaristía, otro el sacramento del orden, otro el matrimonio, otro la extremaunción, que se administra a los enfermos según la doctrina del bienaventurado Santiago.
El sacramento de la Eucaristía lo consagra de pan ázimo la misma Iglesia Romana, manteniendo y enseñando que en dicho sacramento el pan se transustancia verdaderamente en el cuerpo y el vino en la sangre de Nuestro Señor Jesucristo. Acerca del matrimonio mantiene que ni a un varón se le permite tener a la vez muchas mujeres ni a una mujer muchos varones. Mas, disuelto el legítimo matrimonio por muerte de uno de los cónyuges, dice ser lícitas las segundas y sucesivamente terceras nupcias, si no se opone otro impedimento canónico por alguna causa.
La misma Iglesia Romana tiene el sumo y pleno primado y principado sobre toda la Iglesia Católica que verdadera y humildemente reconoce haber recibido con la plenitud de potestad, de manos del mismo Señor en la persona del bienaventurado Pedro, príncipe o cabeza de los Apóstoles, cuyo sucesor es el Romano Pontífice. Y como está obligada más que las demás a defender la verdad de la fe, así también, por su juicio deben ser definidas las cuestiones que acerca de la fe surgieren. A ella puede apelar cualquiera, que hubiere sido agraviado en asuntos que pertenecen al foro eclesiástico y en todas las causas que tocan al examen eclesiástico, puede recurrirse a su juicio. Y a ella están sujetas todas las Iglesias, y los prelados de ellas le rinden obediencia y reverencia. Pero de tal modo está en ella la plenitud de la potestad, que también admite a las otras Iglesias a una parte de la solicitud y, a muchas de ellas, principalmente a las patriarcales, la misma Iglesia Romana las honró con diversos privilegios, si bien quedando siempre a salvo en su prerrogativa, tanto en los Concilios generales como en todo lo demás.

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MIGUEL PALEOLOGO
(?, 1244-Pacomio, 1282) Emperador bizantino de Nicea (1258-1261) y de Constantinopla (1261-1282). General de los Láscaris de Nicea, fue proclamado coemperador de Juan IV Ducas Láscaris. Conquistó Constantinopla (1261) y restauró el Imperio bizantino. Para defenderse de las aspiraciones de Carlos de Anjou al trono bizantino, hizo la paz con el papado en el Concilio de Lyon (1274).

LAS CRUZADAS
La I Cruzada fue predicada por el Papa Urbano II en el Concilio de Clermont (1095), tras la conquista de Jerusalén por los turcos seljúcidas (1076) y las peticiones de ayuda del emperador bizantino Alejo I Comneno. Aparte de la recuperación de los Santos Lugares, con su clara connotación religiosa, los Papas vieron las Cruzadas como un instrumento de ensamblaje espiritual que superase las tensiones entre Roma y Constantinopla, que además elevaría su prestigio en la lucha contra los emperadores germanos, afianzando su poder sobre los poderes laicos. También como un medio de desviar la guerra endémica entre los señores cristianos hacia una causa justa que pudiera ser común a todos ellos, la lucha contra el infiel.
El éxito de esta iniciativa y su conversión en un fenómeno histórico que se extenderá durante dos siglos, se deberá tanto a aspectos de la vida económica y social de los siglos XI al XIII, como a cuestiones políticas y religiosas, en las que intervendrán una gran variedad de agentes: como la difícil situación de las masas populares de Europa occidental; el ambiente escatológico, que hacía de la peregrinación a Jerusalén el cumplimiento del supremo destino religioso de los fieles; o los intereses comerciales de las ciudades del norte de Italia que participaban en estas expediciones y que encontraron en las cruzadas su oportunidad de intensificar sus relaciones comerciales con el mediterráneo oriental, convirtiéndose en las grandes beneficiarias del proceso. Los comerciantes italianos reabrieron el Mediterráneo oriental al comercio occidental, monopolizaron el tráfico y se convirtieron en intermediarios y distribuidores en Europa de las especies y otros productos traídos de China e India.
También tuvo su papel la necesidad de expansión de la sociedad feudal, en la que el marco de la organización señorial se vio desbordado por el crecimiento, obligando a emigrar a muchos segundones de la pequeña nobleza en busca de nuevas posibilidades de lucro. De esta procedencia eran la mayoría de los caballeros franconormandos que formaron la mayor parte de los contingentes de la primera cruzada.
Espiritualmente dos corrientes coinciden en las Cruzadas. Por un lado, la idea de un itinerario espiritual que enlaza la cruzada con la vieja costumbre penitencial de la peregrinación. Así se intenta alcanzar la Jerusalén celestial por vía de la Jerusalén terrestre. Ambas a ojos del cristiano del siglo XI resultaban prácticamente inseparables. Y más que para los caballeros para las masas populares imbuidas de unas ideas mesiánicas y en extremo anarquizantes, que chocaron repetidamente con el orden social establecido. Son las llamadas cruzadas populares, como la de Pedro el Ermitaño, que precedió a la expedición de los caballeros, la de los Niños (1212) y la los Pastoreaux (1250). Por otro lado, está la idea de una "guerra santa" contra los infieles, en la que Jerusalén no constituye el único objetivo, se lucha contra el Islam.
TEMPLARIOS
La Orden de los Pobres Caballeros de Cristo (latín: Pauperes commilitones Christi Templique Solomonici), comúnmente conocida como los Caballeros Templarios o la Orden del Temple (francés: Ordre du Temple o Templiers) fue una de las más famosas órdenes militares cristianas. Esta organización se mantuvo activa durante poco menos de dos siglos. Fue fundada en 1118 o 1119 por nueve caballeros franceses liderados por Hugo de Payens tras la Primera Cruzada. Su propósito original era proteger las vidas de los cristianos que peregrinaron a Jerusalén tras su conquista. Fueron reconocidos por el Patriarca Latino de Jerusalén, Gormond de Picquigny, el cual les dio como regla la de los canónigos agustinos del Santo Sepulcro.
Aprobada de manera oficial por la Iglesia Católica en 1129, la Orden del Templo creció rápidamente en tamaño y poder. Los Caballeros Templarios empleaban como distintivo un manto blanco con una cruz roja dibujada. Los miembros de la Orden del Templo se encontraban entre las unidades militares mejor entrenadas que participaron en las Cruzadas. Los miembros no combatientes de la orden gestionaron una compleja estructura económica a lo largo del mundo cristiano, creando nuevas técnicas financieras que constituyen una forma primitiva del moderno banco, y edificando una serie de fortificaciones por todo el Mediterráneo y Tierra Santa.
El éxito de los templarios se encuentra estrechamente vinculado a las Cruzadas; la pérdida de Tierra Santa derivó en la desaparición de los apoyos de la Orden. Además, los rumores generados en torno a la secreta ceremonia de iniciación de los templarios creó una gran desconfianza. Felipe IV de Francia, considerablemente endeudado con la Orden, comenzó a presionar al Papa Clemente V con el objeto de que éste tomara medidas contra sus integrantes. En 1307, un gran número de templarios fueron arrestados, inducidos a confesar bajo tortura y posteriormente quemados en la hoguera. En 1312, Clemente V cedió a las presiones de Felipe y disolvió la Orden. La brusca desaparición de su estructura social dio lugar a numerosas especulaciones y leyendas, que han mantenido vivo el nombre de los Caballeros Templarios hasta nuestros días.
BEGARDOS Y BEGUINAS
Son miembros de diversos movimientos religiosos que tuvieron su origen en los s. xii y XIII. El más importante de ellos es el de las beguinas. El término begardos es la forma masculina, inventada en los países germánicos, para designar a los hombres de este movimiento. El término beguinas designaba a algunos miembros que decían ser espirituales, o místicos extravagantes, sobre todo franciscanos, de los países del sur.
Movimientos ortodoxos. Las beguinas son mujeres solteras o viudas que, sin hacer votos eclesiásticos propiamente dichos, llevan una vida más o menos monástica en el mundo. Desde mediados del s. XIII se las ve generalmente domiciliadas en beguinagios. Éstos son verdaderas ciudades religiosas o parroquias de b., constituidas por una multitud de casas pequeñas (a veces llegan hasta 100), cada una,de las cuales está habitada por una o varias beguinas. Tienen calles y plazas, una enfermería, uno o varios conventos destinados a las novicias y a las beguinas que deseaban una vida más comunitaria, y una iglesia particular. Todo ello estaba rodeado de una valla.
Estas mujeres, que eran perfectamente ortodoxas y partidarias de la reforma eclesiástica, se parecían mucho a las beatas de España y a las humiliatas de Lombardía (s. XII y XIII). Los conventos de mujeres en Bélgica estaban superpoblados. Las mujeres piadosas que no podían entrar en ellos, comenzaron a vivir la vida monástica fuera de los conventos o bien solas, o bien en el hogar paterno, o reunidas en pequeños grupos, con frecuencia en torno a una capilla, a un hospital o a una leprosería, o incluso alrededor de un monasterio masculino. Vivían a la manera de las reclusas (inclusae) impropiamente dichas. Las aglomeraciones de sus pequeñas casas alrededor de un santuario anuncian ya los beguinagios del s. XIII. Así fue como nació ca. 1170 la institución de las beguinas. Su nacimiento tuvo lugar en la parte oriental del territorio actual belga, en la parte romana (valona) de la entonces amplísima' diócesis de Lieja. Para todas estas mulieres religiosae que vivían monásticamente en el mundo, el futuro card. Jacobo de Vitry, su gran protector, obtuvo en 1216 del papa Honorio III la aprobación así como la autorización para extender su proyecto a los países vecinos. Desde entonces, las beguinas se propagaron prodigiosamente en casi toda la Europa septentrional y central, hasta los mismos confines de España. Han sido excesivamente numerosas en Alemania y en los Países Bajos, y relativamente también en Francia. Según algunos cálculos prudentes, en Bélgica y en Renania constituían en los s. xili y xiv aproximadamente el 5% de la población femenina urbana. Uno de los tres beguinagios de Gante (Bélgica) albergaba entonces alrededor de 800 beguinas. Se ha comparado justamente el movimiento de las beguinas, en lo que a su importancia se refiere, al de los franciscanos (v.). Las beguinas se dedicaban a las obras de misericordia, y también al trabajo manual, especialmente al apresto de telas. La literatura mística en lengua flamenca empezó a desarrollarse en sus medios, ya a mediados del s. XIII, debido sobre todo a la rica producción literaria de Hadewijch, una beguina. Respecto a las causas que han favorecido la enorme expansión de este instituto, hay que señalar, además de la gran corriente mística medieval, las condiciones económicas y sociales y sobre todo el factor demográfico: un excedente anormal del sexo femenino en las clases de la nobleza y de la alta burguesía. Desde los inicios del s. xvll, las beguinas de Bélgica conocieron todavía un florecimiento incomparable. Pero la Revolución francesa, así como las muy diferentes condiciones de la vida moderna, han sido fatales para ellas. Todavía hoy día existen varios beguinagios en los Países Bajos, pero las beguinas están en vías de una completa desaparición.
Begardos ortodoxos (Alexiani, Boni Pueri, Cellitae, Lollardi, Matemans). A ejemplo de las beguinas, surgieron a principios del s. XIII en los Países Bajos y en Renania, pero fueron mucho menos numerosos. Un gran número de ellos se dedicaba al cuidado de los enfermos, de los apestados y de los dementes; también enterraban a los muertos. Eran religiosos laicos y habitaban frecuentemente en conventos en los que existían dos comunidades estrictamente separadas: una reservada a los hermanos y la otra reservada a las hermanas. Otros, sobre todo en Bélgica, en el sur de Holanda y en Colonia, se dedicaban exclusivamente a la manufactura de telas en conventos solamente para hombres. Eran los begardostejedores, hermanos gemelos de los humiliatos lombardos. Se les llamaba Bogardos. Éstos desaparecieron a finales del s. XV, debido en parte a la crisis de la industria lanera.
Movimientos heterodoxos. Los diversos grupos heréticos de begardosbeguinas que desde el s. XIII recorrieron como vagabundos las provincias alemanas sobre todo, no pueden ser considerados, como se enseña habitualmente, como una desviación sectaria del movimiento homónimo ortodoxo. Más bien se relacionan de una manera más o menos vaga con los cátaros , llamados «apostólicos», que vagaban ya en el siglo precedente por el norte de Francia, por Bélgica y por las regiones renanas; probablemente se les llamaba beggini en estas regiones. La primera mención que se hace de los beggini en 1209-11, en una crónica de Colonia, demuestra que esta denominación englobaba a los cátaros y a los amalricanos o discípulos panteístas y quietistas de Amaury de Bine en el norte de Francia (1209 ss.).
Los begardosbeguinas heréticos estaban inficionados por el error de los Hermanos del Libre Espíritu. A partir del s. XIV se les encuentra como tales bajo diversas denominaciones: turlupipinos, adamitas, picardos, hombres de la Inteligencia (Bélgica), etc. Exaltaban la pobreza voluntaria y vivían de limosnas. Eran panteístas quietistas y enseñaban la vuelta a la inocencia paradisiaca y la deificación formal. El alma, hecha Dios, ya no puede pecar; se hace enteramente libre y, como Dios, se eleva por encima de toda ley tanto divina como humana. Predicaban la libertad del espíritu y practicaban la libertad de la carne, profesando igualmente el amor libre. Los begardos fueron expresamente condenados en el conc. de Vienne en 1311. Después de violentas represiones por parte de la Inquisición, sobre todo en Alemania, desaparecieron a finales de la Edad Media.
Beguinos del Sur. El término se aplica aquí a los partidarios, tanto ortodoxos como heterodoxos, de los Espirituales y después de que éstos fueron condenados (1317-18), de sus sucesores, los Fraticelos ; pero más especialmente se aplica a los religiosos que estaban en el mundo y que les estaban afiliados. Eran numerosos en Italia, en Provenza y en el norte de España, sobre todo en Cataluña. La fracción occidental cayó en la herejía. Los beguinos tenían un culto exagerado de la pobreza evangélica. Eran místicos y visionarios y enseñaban, bajo la influencia de Joaquín de Fiore , que la Iglesia romana, carnal y empecatada, había cedido su puesto a la Iglesia del Espíritu Santo. Excepto el panteísmo, encontramos en ellos algunas concepciones análogas a las de los begardos heréticos. Un sinónimo era bizocchi (de bigio, bizo, gris) y en Francia bisets o hermanos grises, según su hábito de lana no teñida.

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