"No hay decisiones buenas y malas, solo hay decisiones y somos esclavos de ellas." (Ntros.Ant.)

domingo, 30 de agosto de 2009

MITOLOGIA: - VENUS Y ADONIS -

MITOLOGIA
VENUS Y ADONIS

Adonis, el cazador amado por Venus


La joven Mirra despreciaba el culto de Venus, y la diosa resolvió castigarla por la afrenta, despertando en su corazón un loco amor por su propio padre, el rey de Chipre.
Al descubrir la verdadera naturaleza de su sentimiento, la muchacha intento ahorcarse. Pero una vieja ama se lo impidió y, compadecida, resolvió ayudarla a seducir al rey.
Se realizaban en esa época las fiestas en homenaje a Ceres, diosa de la agricultura, y durante nueve noches las esposas no podían compartir el lecho conyugal. Valiéndose de la ausencia de la madre, y ayudada por el ama, Mirra se introdujo en el cuarto del padre, quien, ignorando que la mujer allí presente no era su esposa, correspondió intensamente a sus ardores. Pero, cuando descubrió haber poseído a su propia hija, Ciniras (tal el nombre del rey) quiso matarla.
Mirra consiguió huir, pero en todo lugar adonde iba era perseguida incansablemente por el padre. Cuando llegó la hora de dar a luz el fruto de la relación incestuosa, Mirra abrió los brazos al cielo y solicitó la protección de los dioses. Apiadándose por sus largos tormentos, los inmortales la transformaron en un árbol, la mirra, y de su corteza hicieron nacer a Adonis.
Admirada por la belleza del niño, Venus lo recogió y lo confió a las Musas.

(Otra leyenda cuenta, en cambio, que Venus lo confió a Proserpina, reina del mundo inferior, y que ella también se encanto con Adonis queriéndolo como a un hijo, y no quiso devolverlo.
Indignada, la diosa del amor recurrió entonces al gran Júpiter, quien, no queriendo arbitrar personalmente la cuestión, transfirió el encargo a la musa Calíope. Por ella quedo establecido que Adonis pasaría cuatro meses por año con Proserpina, cuatro con Venus y cuatro como bien entendiese. Este mito, de origen oriental, daba lugar anualmente, en Fenicia, a celebraciones en las que Adonis no sólo moría y era llorado en ceremonias fúnebres, sino que, como dios de la renovación natural, resucitaba en la primavera.)

Adonis era todavía un bello adolescente cuando aprendió con Venus las delicias del amor. La propia diosa parecía no haber experimentado nunca afecto tan fuerte. Para dedicar a Adonis todas las horas posibles, dejó de frecuentar el Olimpo y los lugares donde se levantaban sus templos.
Celoso, Marte, amante de Venus, resolvió buscar el camino de la venganza. E inspiró en el joven ardiente pasión por la caza.
Adonis pasaba, desde entonces, la mayor parte del tiempo enfrentado peligros, escalando montañas y penetrando en densos bosques, en seguimiento de las huellas de las fieras. Venus lo acompañaba a todas partes, pero vivía previniéndolo contra los animales peligrosos: “Se valiente con los tímidos; el valor contra los valientes no es seguro. Ten cuidado, no te expongas a peligros que amenacen mi felicidad. No ataques ningún animal a quien la naturaleza ya armó. No doy tanto valor a tu gloria al punto de consentir en que para conseguirla, te expongas de esa manera. Tu juventud y belleza, que tanto encanto me causan, no conmoverán el corazón de los leones o los jabalíes. ¡Piensa en las crueles mandíbulas de esos animales y en su prodigiosa fuerza! Los detesto a todos”.
Un día, mientras Venus descansaba a la sombra de un árbol, Adonis salió de caza. En el camino encontró un jabalí, y lo alcanzo con una de sus saetas; aunque herido, el animal tuvo fuerzas para avanzar contra el cazador y abatirlo mortalmente.
Al oír los gritos del amado, la diosa corrió, con la esperanza de salvarlo. Pero lo halló ya sin vida. “El recuerdo de mi aflicción perdurará, y el espectáculo de su muerte, Adonis mío, y de mi lamentación, se renovara anualmente en flores: ese consuelo nadie me lo quitará.”
Consternada, Venus recogió algunas gotas de la sangre de Adonis y con ellas regó el suelo. Nació entonces una flor, la anémona, que surge en la primavera y cada año renace, recordando para siempre un amor infeliz.
La tristeza de Venus fue grande: se cubrió de luto durante el otoño y el invierno, y solamente al llegar la primavera y al abrirse la anémona se vistió y adornó. A esta pequeña alegría la Tierra se unió también, haciendo brotar sus bellas flores coloridas.

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