Las Lamentaciones de Jajeperraseneb
(Texto sapiencial)
por ÁNGEL SÁNCHEZ RODRÍGUEZ
Este documento, fechado por A.H. GARDINER en la Dinastía XVIII, se encuentra actualmente custodiado en el Museo Británico con el número 5.645.
Las Lamentaciones de Jajeperraseneb
(texto)
[1 recto] Recopilación de palabras, colección de proverbios, búsqueda de las frases como quien busca con intención, que realizó el sacerdote purificador de Iunu [Heliópolis], el hijo de Seny, Jajeperraseneb, a quien se llama Aneju.
[2] Dice:
‘Ojalá tuviera frases desconocidas, proverbios extraños con palabras nuevas que no hubieran existido, que carecieran de repeticiones, sin dichos de los que son transmitidos y [3] que los ancestros dijeron.
He exprimido mi cuerpo de lo que estaba en él, liberándolo de todo mi lenguaje porque lo que ha sido dicho se repite.
Se dice solamente lo que ha sido dicho y no serán exageradas las palabras de los antepasados [4] cuando las generaciones venideras las encuentren.
[5]No habló el orador, habla aquel que hablará si alguien puede encontrar aquello que él pudo decir.
No hay un narrador de cuentos después que ellos, pues se han creado para ellos antes.
Cuando no hay palabras que, entonces, ellos puedan relatar, [6] es buscar en vano, son mentiras.
No habrá nadie que recuerde su nombre a otros.
He dicho esto de acuerdo a lo que he visto:
‘Desde la primera generación hasta [7] aquellos que vinieron después de ellos, imitaron las cosas que han pasado.
Ojalá hubiera conocido lo que otros ignoraron, lo que no se ha relatado; lo diría, mi corazón me respondería; [8] le daría una explicación por mi sufrimiento, le transferiría la carga que está sobre mi espalda y las frases que causan aflicción y que me pertenecen, le expresaría mi sufrimiento por ello [9] y le diría ¡ah! con genio.
[10] Esto significa que estoy meditando sobre lo que ocurre y los acontecimientos que suceden a lo largo y ancho de la tierra:
se producen transformaciones que no son las de antaño.
Un año es más duro que el siguiente.
La tierra convertida en algo baldío está confundida desde mi punto de vista.
Se ha actuado como . . . . .
[11] La justicia es despreciada y el mal está en el interior de la cámara conciliar.
Se han violado los planes de los dioses y sus provisiones son descuidadas.
En un tumulto está la tierra:
la pena aparece9 en todos los rincones; las ciudades [12] y los distritos están en llanto.
Todos, los semejantes, están sujetos al mal; la dignidad ha sido anulada.
Los señores del silencio son molestados, pero los amaneceres ocurren cada día y la cara se aparta de lo que ocurre.
Pondría mi discurso en ellos, [13] pero mi cuerpo está pesado y me ahogo a causa de mi corazón.
Guardar silencio por ello es padecerlo, pero el corazón de otro es el que debe inclinarse.
Un corazón fuerte en un mal pleito, es el compañero de su señor.
Desearía tener un corazón [14] con capacidad de sufrimiento, entonces podría hacer un descanso en él, lo cargaría con palabras de duelo y le evitaría mi dolor.
[I verso] Habla a su corazón:
‘Ven, corazón, voy a hablarte; debes responderme a mis palabras y explicarme lo que pasa a través de la tierra, y cómo aquellos que brillaban son abatidos.
Ocurre que estoy meditando sobre las cosas que suceden:
la miseria se ha presentado [2] en el día de hoy; mañana, los extranjeros no dejarán de venir; todos callaron con respecto a ello; la tierra entera está en una gran agitación; no hay ningún cuerpo que carezca de maldad; todos se agradan haciéndolo; los corazones son codiciosos; aquel que da órdenes es [3] aquel a quien se daba órdenes; el corazón de ambos está feliz.
Uno se levanta temprano por ello cada día y los corazones no lo rechazan; la situación de ayer allí es como la del día de hoy; la cara que sobrepasa [?] por ello a la abundancia es la cara que permanece imperturbable [?].
No hay sabio que comprenda, [4] ni colérico que dé un grito, pero uno se levanta temprano para sufrir cada día.
Mi sufrimiento es largo y pesado; la fuerza física de la miseria no es capaz de rescatarlo de la acción de alguien más poderoso que él.
Es una pena guardar silencio en relación con lo que se ha escuchado y vano responder al [5] ignorante.
El rechazar un asunto genera enemistad; el corazón no acepta la verdad.
Se soportan las noticias corrientes, y cualquiera desea sus propias frases; todos ponen confianza en la perversidad y la precisión del lenguaje es abandonada.
Te hablo, [6] oh corazón y debes responderme; un corazón requerido no calla.
Mira los asuntos de un sirviente son como los de un señor y es grande la carga sobre ti.
Excelente aporte para DESBESTIALISARNOS DE NUESTROS MAESTROS ANTIGUOS
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